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Nietes organizades: derechos humanos 3.0

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Se organizaron hace un año y pese a la cuarentena activaron la tecnología para consolidarse como grupo con nombre propio: Nietes. Las consignas de sus abueles y las actuales. La reivindicación de más de 400 personas desaparecidas por su orientación sexual o identidad de género. De los pañuelos blancos a los de colores. La diversidad y una propuesta que a la consigna Memoria, Verdad y Justicia le agrega una palabra: alegría. Por María del Carmen Varela.

Nietes organizades: derechos humanos 3.0

Indiana Golçalves Boscarol, Emilia Pasternak, Joaquín Medina y Malena Moreno tienen mucho en común. Son jóvenes con historias marcadas por los estragos de una dictadura atroz que hace más de cuatro décadas les arrancó la vida a otres jóvenes: sus abuelas y abuelos desaparecidos en los años 70. Algunes de estes nietas y nietos ya se conocían por la militancia de sus madres y padres en H.I.J.O.S., donde compartieron viajes, asados y marchas, a veces  sin saberlo. Ahora, Joaquín tiene 16 años e Indiana, 30; entre esas edades oscilan las de sus compañeres de Nietes, la agrupación que se fue gestando a partir de 2013 cuando formaron un grupo de Facebook y luego concretaron una reunión presencial. 

La mayoría eran adolescentes y, cuentan, costó sostener el espacio del encuentro. Los años posteriores, de acercamiento a la militancia en distintas agrupaciones sociales y políticas, hicieron finalmente que pudieran darle nombre y consistencia a un movimiento que reúne la sincronía generacional, la memoria familiar que late y respira, y las ganas de poner cuerpo y esencia a una época.

El nombre propio

La primera reunión formal de Nietes fue en agosto del año pasado en un centro cultural de La Plata gestionado por artistas, en el que trabaja la mamá de Emilia. Eran veinte, en su mayoría de La Plata y alrededores. La primera actividad de la que participaron fue la marcha del 16 de septiembre. Frente al Ministerio de Educación platense colgaron pañuelos en los que escribieron consignas que pensaron en grupo y los nombres de sus abuelas y abuelos desaparecides. En marzo de este año comenzaron a organizar un festival como evento fundacional, con el objetivo de que más nietes pudieran acercarse y sumarse a la agrupación. Pero el aislamiento preventivo les obligó a suspenderlo. Tampoco pudieron concretar el deseo de participar –con la bandera y remeras que ya tenían listas– de su primera marcha como Nietes el 24 de marzo. De todos modos, apelaron a las redes para darse a conocer y ya son casi 70 las nietas y nietos que están en contacto de manera virtual. Realizaron dos asambleas por la plataforma Zoom, mantienen el trato cotidiano a través de un grupo de Whatsapp y armaron comisiones de trabajo por áreas. También hubo una propuesta de conectar colectivamente a través del arte: recurrieron a Los Detectives Salvajes, una colección de poesías recopilada por Julián Axat y Juan Aiub (padrastro de Emilia). Ambos son hijos de desaparecidos y la iniciativa surgió a partir de que Juan encontró en 2007 un cuaderno Éxito con poesías de su padre y decidió publicarlas. Luego les llegaron más poesías y textos pertenecientes a otres desaparecides, y así armaron la colección.  En Nietes tomaron algunos fragmentos y junto a otros dos libros de escritores desaparecides platenses desaparecidos los enviaron al grupo. Realizaron un video con la propuesta y en base al material cada une eligió un poema o un texto para armar una nueva obra con una impronta personal desde las propias habilidades o gustos. Apuntan a conocerse más y poder interactuar de este modo en el contexto de encierro.

¿Hubo que ponerse de acuerdo en el nombre Nietes, con e, o surgió naturalmente? Cuenta Malena, de 22 años: “Hubo que charlarlo pero surgió en la primera reunión, una de las cosas que acordamos fue esto de que somos nietes tercera generación, nietes de los 70 e hijes de los 90, una tercera generación de lucha que contempla los derechos humanos con una mirada más amplia. Levantamos  las luchas por los derechos de las mujeres y las identidades, acompañamos la lucha feminista, retomamos el verde del aborto. Son nuestras propias luchas. Sabemos que ni nuestros padres y abueles lucharon por eso, porque en ese momento no aparecían esos temas. Son discusiones que seguimos dando, como reivindicar a las disidencias que fueron desaparecidas. No todes quienes forman parte de la organización las tienen ya dadas, no son discusiones cerradas, se van construyendo; pero sí hubo ahí un ponernos de acuerdo en que esas luchas se levanten, y también es necesario que haya una inclusión en el nombre. Por eso la e”.

Durante el verano les Nietes se pusieron en contacto con Madres y Abuelas, luego llegó la pandemia. “Todavía no tuvimos un encuentro más formal con el resto de los organismos de derechos humanos”, dice Malena. “Quizás el organismo con el que más nos relacionamos es H.I.J.O.S. La mayoría son nuestros padres. Recibimos apoyo, estamos todavía formándonos, queremos aprovechar a las Abuelas todo lo que podamos porque están grandes”, suma Emilia. Explica Indiana: “Hubo un boom, con la cuarentena, de gente que se acercó y cada semana se van sumando dos o tres personas nuevas. La idea es, una vez conformados ciertos consensos, acercarnos a los organismos, presentarnos y poder trabajar levantando las banderas de Memoria, Verdad y Justicia, llevando como norte a las Madres, a las Abuelas, a H.I.J.O.S. y a Familiares, que nos facilita mucho porque ya tienen muchas discusiones saldadas. Nosotres podemos construir con más diversidad desde esos espacios. Nos une que somos todes nietes de una misma historia, esa pertenencia ya es una base que está buenísima para empezar a trabajar”. 

Historias extraordinarias

La historia familiar de cada une revela la raíz de este joven entramado. 

Cecilia Eguía y Santiago Sánchez Viamonte, abueles maternes de Emilia Pasternak, militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista. A mediados de los 70 se fueron a Mar del Plata junto a otros dos militantes, Pablo Balut y Otilio Pascua. Cecilia se contactó con Erenia Martínez Cámara, su suegra, para pedirle que fuera a buscar a sus dos hijas porque ella estaba enferma. Se encontraron en la terminal de micros. Erenia sabía que su nuera no estaba enferma y que probablemente ese fuera el último café que tomaban juntas. Se despidieron y partió con  sus nietas. Quince días más tarde el portero del edificio marplatense donde vivían Cecilia y Santiago los delató. Era octubre del 77, y tenían 23 y 25 años. 

Verónica –madre de Emilia– y su hermana se criaron con sus abueles maternos y paternos. De chica, Verónica formó un “club de investigación” con su amiga Lucía –también hija de desaparecides– para averiguar dónde estaban sus padres. Verónica no sabía, sus abueles no le hablaban del tema y la familia de Lucía le había dicho que sus padres estaban de viaje en África. “La historia la descubren solas –cuenta Emilia–, mi vieja siempre me lo contó a modo de cuento. Se hablaba mucho en mi casa, justamente porque mi mamá con sus abuelas no hablaba y eso es algo que se muestra generacionalmente en Nietes. Se empieza a dar más importancia a la palabra, a decir lo que pasó y no darlo por obvio”. La bisabuela paterna de Emilia, Erenia, es parte de Madres de Plaza de Mayo y su madre, Verónica, es arquitecta, docente y militó en HIJOS. Escribió un libro, Magdalufi, desde la perspectiva de esa niña que intentaba reconstruir la historia de sus padres con fotos y relatos y combatir con retazos vitales la desolación de la ausencia. Santiago, el abuelo de Emilia, jugaba al rugby y ella tiene una conexión especial con el deporte. Forma parte del proyecto Brujas en las canchas, en el campo de deportes de la Universidad Nacional de La Plata, que organiza talleres con perspectiva feminista. Tiene 21 años, dos hermanes por parte de su madre, hijes de Juan Aiub, estudia Diseño y Comunicación Visual, juega al vóley y le gusta pintar. 

Les abueles paternes de Joaquín Medina se conocieron en La Plata. Elizabeth Kennel era oriunda de Ensenada, militaba en la JTP (Juventud Trabajadora Peronista). Daniel Medina había nacido en Orense, un pueblo cercano a Tres Arroyos, y  militaba en Montoneros. Se recibió de abogado y trabajó en el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires. Se fueron a vivir a Tandil a mediados de los 70 y allí nació el papá de Joaquín. Daniel trabajaba como abogado laboralista y estaba defendiendo en un juicio a obreros de una metalúrgica tandilense cuando se produjo el golpe de Estado del 76. En octubre de ese mismo año fue desaparecido; aún no se sabe nada de él. Tenía 30 años. En la vereda de la casa donde fue secuestrado hay una baldosa con su nombre y en Orense, su ciudad natal, una calle también lo recuerda.

Elizabeth y su hijo vivieron escondides hasta que en el 78 se fueron a vivir a Mar del Plata. Allí una compañera delata a Elizabeth. Al enterarse, lleva a su hijo a casa de familiares, intenta ir a Tandil y es secuestrada durante el viaje. Fue encerrada y atada con varies compañeres más en una casilla en un balneario de  Mar del Plata, donde sucedió lo que se conoce como la Masacre de Luna Roja. Pusieron una bomba con elles adentro e hicieron circular la versión de que estaban intentando fabricar un explosivo casero para usar en un atentado que estalló accidentalmente. Elizabeth tenía 28 años. En 2013 se hizo en ese lugar un monumento luego de que en 2011 el Equipo de Antropología Forense identificara los restos de cuatro de las cinco víctimas. Ese monumento fue destruido el año pasado: lo arrasó una topadora autorizada por el responsable de la concesión del balneario. 

“Soy Indiana Golçalves Boscarol y puedo decirlo porque sé quién soy. Me presento así hace muchos años” dice Indiana, de 30 años. Su abuelo, Gastón Golçalves, desapareció el 24 de marzo de 1976. Tenía 26 años. El día del golpe estaba en Capital. Militaba en la JP (Juventud Peronista) y en la columna norte de Montoneros, con  base en Garín. Su impulso fue ir hacia Garín.  A mitad de camino el colectivo en el que viajaba fue interceptado. Anotó el teléfono de su casa en un papelito, se lo dio a la persona que tenía sentada al lado y le pidió que si se lo llevaban, avisara a su familia.  Estuvo detenido en la comisaría de Escobar. Ya había tenido varios encontronazos con el entonces policía Luis Abelardo Patti, quien en 2011 fue condenado como su asesino en el  juicio que arrancó un año antes. Los restos fueron encontrados por el Equipo Argentino de Antropología Forense, gracias al testimonio de trabajadores del cementerio de Garín, donde había sido enterrado como NN. “Mi abuelo paterno estaba separado de mi abuela. Mi papá tenía 6 años cuando secuestraron a Gastón, su padre. Con su mamá –mi abuela- vivieron en la clandestinidad, se fueron a Villa Gesell, después a Brasil. Mi papá  hizo la primaria en once escuelas distintas”. 

El papá de Indiana es Gastón Golçalves, bajista de la banda Los Pericos, quien en 1995 conoció a  Manuel -su hermano- hijo de su padre Gastón y de Ana, su compañera. Manuel nació tres meses después de que secuestraran a su padre. En noviembre del 76, era un  bebé de cinco meses y estaba en una casa con su madre, Ana, otro matrimonio de apellido Amestoy y sus dos hijos. Acribillaron el frente de la casa y tiraron gases lacrimógenos por el techo. Los Amestoy escondieron a sus hijos en el baño y ambos murieron asfixiados por los gases. El matrimonio y Ana murieron acribillados. 

El único sobreviviente de lo que se conoce como la masacre de San Nicolás, es Manuel, a quien Ana había envuelto en frazadas y escondido en el ropero. Fue trasladado con graves problemas respiratorios al hospital de San Nicolás y durante esos tres meses de internación estuvo con custodia policial. El Juzgado de menores lo puso en el circuito de adopción y Manuel fue adoptado por una familia de Guernica que le puso el nombre Claudio. Siempre supo que lo habían adoptado. “Mi tío era fanático de Los Pericos. Cuando le contaron, él tenía un póster, lo señaló a mi papá y preguntó si era él y si era de Boca, que para los dos eso era re importante. Cuando eso sucede mi papá estaba en una gira en Estados Unidos, mi mamá lo llama y le dice che, lo encontraron y es de Boca, ese era el dato vital que los unía”. Indiana es productora de eventos y trabaja hace siete años en el Programa Jóvenes y Memoria Regional CABA, en el Espacio Memoria ex ESMA. 

Simón –hijo de Elizabeth y Daniel– fue trasladado con sus abueles a Ensenada. Elles mueren siendo Simón muy joven. Cuenta Joaquín: “Se las rebuscó como pudo, conoció a mi vieja que también fue militante en su momento. Mis abuelos por parte de ella también militaban, mi abuelo fue concejal  en Ensenada. Mi viejo no quería militar. Yo cada tanto preguntaba. A mis 10 años me contaron todo y quise arrancar a militar, lo empujé a mi viejo para que empiece, que le meta ganas, que luche, porque es su historia. Él ahora milita conmigo, fue uno de los que formaron H.I.J.O.S. en Ensenada y al día de hoy seguimos militando por la Memoria, la Verdad y la Justicia”. ¿Qué es la política y qué es la militancia? “Política hacemos todes, desde nuestro lugar y construyendo como cada une piense que es mejor. Todes somos seres políticos. La política tiene que ser la herramienta para la transformación. La militancia es ponerle el cuerpo a las ideas, llevarlas a cabo de manera organizada”.

El abuelo paterno de Malena, Carlos Alberto Moreno, estudiaba Derecho en La Plata y en esa ciudad conoció a su compañera, Susana Lofeudo. Una vez que se recibió se fueron a vivir a Olavarría, ciudad natal de Carlos. Allí ejerció como abogado laboralista y defendió a los obreros de la empresa cementera Loma Negra. Luego de haber ganado los juicios iniciados por el sindicato, desapareció. Tenía 29 años, un hijo de un año y Susana estaba embarazada del papá de Malena. Como Carlos tardaba mucho en regresar de hacer un mandado, Susana salió a dar una vuelta a la manzana, preguntó y le dijeron que lo habían visto pasar por el kiosco. Llovía; en esa caminata desesperada, Susana encontró tirados en el piso un paquete de cigarrillos de la marca que fumaba Carlos y un chocolate que era el que a ella le gustaba. No le quedaron dudas de que lo habían secuestrado. Fue trasladado a un centro clandestino de detención en Tandil, la quinta de los hermanos Emilio y Julio Méndez, donde fue torturado y logró escapar. Fue recapturado y fusilado. 

Malena: “Todo esto lo sabemos porque mi abuela insistió un montón en visibilizarlo, recurrió a casas de militares a golpearles la puerta y a decirles que se lo habían llevado. Presentían que esto podía llegar a suceder, habían barajado la posibilidad de exiliarse y mi abuelo no quería. Al tiempo le dan el cuerpo, eso hizo que se pudiera hacer el juicio, tanto los genocidas como los cómplices civiles fueron condenados. Es el primer juicio donde hay cómplices civiles presos fue el juicio que permitió demostrar con pruebas que la dictadura sin la complicidad civil no hubiera sido posible. Fueron presos tres militares y los hermanos Méndez, dueños del centro clandestino. La idea era hacerle un juicio a Loma Negra. Ahora se frenaron las causas pero imagino que se van a retomar en algún momento”. 

La abuela de Malena volvió a vivir a La Plata, donde estaba su familia. Su papá y su tío militan en H.I.J.O.S. desde sus inicios. “Yo me entero de esta historia como un cuento, como dice Emilia. La que me lo cuenta es mi abuela y es una historia romántica y trágica en la que siempre se termina llorando. Con las familias intentamos levantar esto con la alegría de que se hizo justicia. En el momento en que se realizó el juicio en Tandil hicimos un festival y medio que tomamos la ciudad para visibilizar el suceso. Fue en febrero de 2012, en carnaval, se hizo un evento cultural muy lindo y a la consigna que llevamos –que era Memoria, Verdad y Justicia– agregamos la palabra Alegría”.

Banderas y pañuelos

¿Cómo se sigue construyendo política en esta época? 

Indiana: “Con las banderas que seguimos levantando. Nietes es un espacio de construcción política; la militancia tiene que ver con un compromiso y con poder hacerlo de forma colectiva y activa. Yo soy de les nietes más grandes porque tuve un abuelo muy joven y un padre también muy joven, entonces me encuentro con estas juventudes que no son tan lejanas a mí pero  ya hay un salto etario. Es hermoso que tres pilares como la Verdad, la Memoria y la Justicia puedan seguir atravesando y uniendo una generación para que nunca se caigan y sigamos diciendo Nunca Más.  30.000 es un número que nos suena natural a nosotres pero costó mucho que el Estado lo reconozca”. Agrega Malena: “Todes somos sujetes polítiques, que hacemos política en nuestro andar, hasta cuando  compramos determinado paquete de galletitas. La militancia está en esa conciencia y en ese compromiso con la modificación de la realidad, con un pensar que las cosas podrían ser mejores y hacerlo colectivo”.

¿Cuáles son los desafíos que plantea este momento? 

¿Cuáles son las discusiones que hay que dar en este contexto? 

Indiana: “Estamos muy centrades en poder trabajar con cosas que fueron invisibilizadas porque eran luchas no conquistadas hasta el momento. Estamos teniendo mucho acercamiento a las militancias y los activismos de la diversidad, trabajando sobre las 400 personas desaparecidas que fueron perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y es algo que hoy está muy presente. Son discusiones que por ahí no se dieron porque no estaban conquistados todos esos espacios. El pañuelo como bandera, tres generaciones después: ayer era un pañuelo blanco y hoy es el pañuelo verde, el violeta, el naranja, el pañuelo como símbolo que atraviesa tres generaciones y creo que va a seguir atravesando a más generaciones con los colores que vaya conquistando cada lucha. También nos sumamos a abrazar a Cristina Castro, la mamá de Facundo Astudillo Castro”.

Un movimiento político.

Un cuerpo que camina y sueña.

Un anhelo de muches.

Y la imagen del abrazo que fusiona a tres generaciones: atado al tronco de un árbol –el 16 de septiembre del año pasado en La Plata– un pañuelo blanco que dice Nietes en letras negras de imprenta mayúscula y debajo, en cursiva “tenían nuestra edad”. 

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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