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La Barby trans

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Barby Guamán, actriz, dramaturga y directora de teatro. Es la primera directora trans contratada por el Teatro Nacional Cervantes, pero a ella no le gusta alardear de eso: “Debieran ser muchas más”. Allí dirigió una obra de la serie Teoría King Kong, travistiendo el mítico texto de Virgine Despentes, interpretado por Susy Shock. El resultado, a sala llena todas las funciones. Secretos tucumanos de una india negra, pobre y sudaka que encarna otro anti-modelo sobre cómo cumplir los sueños más inesperados. Por María del Carmen Varela.

La Barby trans
Foto: Martina Perosa

«Ya me vuelvo a Tucumán, allá me espera mi mamá, tiene 78 años, ha sido mucama toda su vida, me ha abrazado y ha hecho de mí esto que ven ahora. Yo estoy inmensamente agradecida porque soy una trava de la orilla, de la villa, soy pobre, pero he podido lograr mis sueños. Siento que ser negra, india y sudaka, no te puede impedir nada. Porque somos travas y dios es una travesti”.

Eufórica y radiante, Barby Guamán se despidió en la Biblioteca Nacional de la ciudad de Buenos Aires de un público que agotó la demanda de sillas para presenciar Chica King Kong, obra en la que dirigió a la artista Susy Shock. Con producción del Teatro Nacional Cervantes, Teoría King Kong, el clásico escrito por Virginie Despentes, publicado en 2006, fue el lienzo para cortar retazos de textos e hilvanar un ramillete de obras de teatro, cada una con la interpretación de una actriz diferente que elegía su directora. “La Susy me dio la oportunidad de que yo la dirija”, cuenta la actriz, bailarina, dramaturga y directora Barby Guamán, que conoció a Susy hace más de diez años en un festival organizado por la Biblioteca Crisálida de Tucumán. Ahí, en la misma provincia donde vivía la abuela de Susy, germinó la amistad. Y ambas recuerdan a esa abuela Rosa, la ideóloga de la frase que ya es un mini-manifiesto, poesía y tatuaje: “Buena vida y poca vergüenza”.  Un sello que es la respuesta a la intriga de Susy acerca del secreto para lucir, como Barby, siempre guapa.

A otra cosa, mariposa

-Susy, es un montón. ¿No te conviene hacerlo con otra directora?

-No.

-Bueno, vamos entonces.

Así fue que Barby apretó el acelerador para dar forma al texto parido por Despentes, interpretado por Susy, de una forma que no podía ser otra: lo travistieron. 

Comenzaron reuniéndose en sala virtual para resaltar y tachar, analizar y resignificar y el resultado de ponerle por encima la lupa de la vivencia trava es exultante y conmovedor. Luego, hubo cinco ensayos y seis funciones agotadas al poco tiempo de publicarse el link de este evento teatral que hace historia. ¿Qué sucede cuando una artista travesti es dirigida por una artista travesti? La respuesta es un huracán, un vendaval, porque todo cambio rotundo en la atmósfera produce un fenómeno. En algunos pasajes del monólogo, se escuchan gotas que caen, incuestionables, persistentes. Más adelante, una tormenta se desata. No nos moja, pero arrasa con todo lo que ya es tiempo de dejar atrás y cada espectador decidirá si permanece sin salpicarse o se deja llevar por ese caudal incontenible. 

El agua significa mucho para Barby. Su abuela, Doña Máxima, lavaba la modesta casa de piso de tierra y dejaba la mugre a un costado hasta que su hogar quedaba reluciente. En un fuentón que ponía al fuego, colocaba los trapos sucios con dos cucharadas de ceniza y al cabo de unos minutos salían blancos y brillantes para el asombro de un par de ojitos curiosos. También se encargaba de detener los ríos de agua salada que corrían por esas mejillas. El conjuro de Doña Máxima constaba de cuatro palabras: “A otra cosa, mariposa”. Hoy, Barby entiende que no era la repetición de una frase hecha, sino que la abuela presentía el misterio de su esencia.

Travajando

Ya de chiquita iba más rápido que los demás: recuerda cuando en el jardín de infantes tomó una tiza y escribió en el pizarrón “Hoy es un día nublado”. Poco más tarde, después de tomarle un examen, decidieron que pasara directamente a primer grado porque ya sabía leer, escribir, sumar y restar. Conserva una foto: “Todos mis compañeros de primer grado con delantal blanco y yo de delantal cuadrillé, como la diferente. Empecé siendo distinta de muy pequeña”. 

Pasó un tiempo hasta que su madre —“la Lolita”— pudo comprarle el guardapolvo blanco. “Su hijo se viste de mujer en la Plaza Independencia”, le avisó con malicia una vecina. “Mi madre se sintió culpable de muchas cosas, era muy dificil para ella y después se fue aggiornando a esa realidad. Ahora hasta tiene el pañuelo verde atado en la cama”, nos dice Barby.

La joven Barby había decidido ser doctora. “Era la única trava en la Facultad de Medicina. Estuve un año y medio, no me hablaban. Me iba a fumar y me dejaban papelitos diciéndome: sos hermosa, te espero en el cambio de hora en el baño y yo siempre pensé: ¿qué iba a pasar si yo iba? Porque lo que menos esperaba es que haya un tipo que quisiera curtir conmigo, yo esperaba llegar y que me maten a golpes”. Cuando hizo el ingreso a Medicina conoció a Walter Viltre, un artista plástico que se enamoró de Barby al verla hacer una performance en un boliche donde trabajaba como bailarina. “Él, varón heterosexual, nunca había estado con una trava”. Vivieron un corto romance y él la alentó a inscribirse en la carrera de danza contemporánea en la Universidad Nacional de Tucumán. Pero al poco tiempo los profesores la expulsaron por considerarla “un elemento discordante para la danza”. Se fue a estudiar teatro. 

“Ahí me trataron mejor, los docentes entendieron que mi nombre era Barby, ‘la Barby’. Me empezó a salir mucho laburo y me fui a trabajar porque necesitaba plata; no me pude recibir y en el medio me han pasado cosas que tienen que ver con la pobreza, con no tener plata para comprar los apuntes, iba al ciber para poder estudiar. Una amiga, ‘La Lolita’, que trabajaba de mucama en cinco lugares, era la que me arengaba para que estudie”.

Barby es maquilladora profesional, diseñadora de indumentaria —le dieron una beca en el Instituto Piazza luego de quedar deslumbrades al ver su obra Imperfecciones mortíferas de deseos obscenos— y también diseñó y confeccionó vestidos de novia con una máquina de coser que compró gracias a un subsidio sumado a un dinero que tenía ahorrado. Hizo cursos de diseño de luces para fotografía en pasarela, montaje de espectáculos, escenografía y conoce los oficios de sonidista e iluminadora a fuerza de voluntad y práctica.

“Cuando terminó Chica King Kong dije que era pobre pero no porque quiera hacerme la víctima, tampoco creo que la meritocracia sea algo real. Esto es algo que no sucede tan cotidianamente para nosotras, entonces está bueno saber que te valoran no por pobre o trava, sino por tu arte”, se emociona Barby. “Para mí es un sueño hacer teatro”.

Cambiarse en el taxi

Barby vive con su madre en un Jacal, una construcción precaria, en San Miguel de Tucumán. Allí arma y desarma el taller de costura que montó gracias a ahorros propios, maternos y la tarjeta de un amigo. 

Hace casi un año y gracias a (lucha por)  la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans trabaja en la Región NOA del Instituto Nacional del Teatro como asistente técnica administrativa. “Nunca había tenido un trabajo estable. Cuando cobré mi primer sueldo pensé: va a ser la primera vez que no estoy corriendo porque me falta plata para algo. Y cuando me pagaron el aguinaldo no podía creer que estuviera sucediendo realmente. ¡Y cuando me dieron la canasta navideña!”. 

Barby continúa con su trabajo como depiladora masculina los sábados en el gabinete que le presta un amigo peluquero, oficio que le enseñó su amiga “la Mary”, y que le dio de comer durante la pandemia. Sigue diseñando y cosiendo ropa: “Cuando termine la entrevista me voy a Once a ver telas”, avisa. 

También es conductora de eventos: el último que realizó fue para el Poder Judicial de Santiago del Estero y en Tucumán condujo un festival de Ballroom. “Una competencia de maricas, una movida impresionante. Me llamaron como jurado y después me ofrecieron la conducción. Para los shows me cambiaba en los taxis, me maquillaba y me iba a otro lugar para conducir otro evento”. Y por supuesto que Barby continúa su derrotero teatral: “Tengo una amiga, ‘la Diega’, que dice que me tengo que desacostumbrar a ser pobre y para mí es muy dificil. Yo sigo trabajando todo lo que hacÍa antes más este laburo. ‘La Lola’ no quiere que trabaje tanto: quiere que disfrute”.

Permanecer o transcurrir

Las obras de Barby tienen la particularidad de ser itinerantes; utiliza casas como escenarios y combina el teatro y la danza. 

Imperfectas estuvo cuatro años en cartelera y es la obra que la hizo conocida. También en la casa de una vecina sucedió Imperfecciones mortíferas de deseos obscenos, en la que un pescador se enamora de una sirena y cuando su pareja se entera, la va a pescar y la mantiene cautiva en una bañera. “Generaba mucho suspenso el montaje del espectáculo —recuerda Barby— y era raro en Tucumán que se vea danza, que te causara miedo, que haya todo un recorrido itinerante por una casa que era maravillosa. Lo primero que se veía en la puesta era la muerte de la sirena, cómo entra a la casa, la mata y después desglosaba porque había pasado todo eso. Tenía el tenor de la composición de ese cine antiguo donde se ve el asesinato. A sala llena todo el tiempo, fueron muchos años de trabajo”. 

La obra Preludio de una mariposa negra cuenta la historia de un hombre que se enamora de una travesti en la década del 80. “Empieza con una fiesta donde el público se divierte, come, chupa, van pasando por ciertos lugares donde se cuentan distintas historias”. Una conversación acerca del enamoramiento —que mantuvo con un amante que la visita desde hace más de diez años en la clandestinidad que requiere su condición de “hombre de familia”— está inserta en la obra: “Para mí el amor que te tengo es todo lo que sucede, llegar, darnos un beso, decirnos cosas, hablar, todo eso es amor; está muy ligado a mi cuerpo y a mi placer, me dijo. El amor para él no es eterno, es rotativo y son instantes. Creemos que el amor es permanecer y, en realidad, es transcurrir”. 

Revolución trava

Hace algunos años Barby atesora una joya: transcribe conversaciones que sostiene con chongos y amantes, describe situaciones desopilantes de su vida y promete que esa recopilación algún día será libro. Mientras, en Facebook, en Diario de una travesti se pueden leer textos que exhiben un “léxico tucumano básico y villero”, criticado por una académica que lo clasificó como un retroceso cultural y a quien Barby se dio el gusto de ubicar con exquisita altura. Va un pequeño ejemplo: “Querido diario: Todo lo año se juntamos con mi amiga la dori a resale al albolito de navida desde el 8 de diciembre al 24 mismo a la nochi. Se juntamos y tomamos 6 cerveza norte y pronunciamo un mantra sanador: albolito albolito traeme un chonguito”. Más adelante: “¿Te ha puesto a pensa diario si en la pesebre hubiera nacido una niñita diosa trava? ¿o si la primera en pisa la luna hubiera sido una trava? O si llegara el día que una trava sea presidenta de la nación? O si rosan la del titani hubiera sido una trava te aseguro que el jack no se moría!!”. 

Con Diario de una travesti, Barby expresa y realza la voz trava. “Yo apoyo al movimiento feminista, lo agradezco, despeja, dudas y abre caminos. También siento que en algún momento la revolución tiene que ser trava, tiene que pasar. Voy creando desde mi pequeño lugar esa mini revolución. Cuando se descubre la voz trava yo empiezo a asumir que mi cuerpo es político, mi ser es político, mi travestidad es politica. Yo me empodero de eso y sigo escribiendo Diario de una travesti porque considero que un cuerpo trava no es pensado ni culturalmente, folclóricamente menos, históricamente nada. Nunca se pensaría que una trava haga toda esta gestión política en su mente para poder construir una dramaturgia que tiene que ver con ella misma”. ¿Cómo imaginar el futuro trava? “Cuando veas travas trabajando de todo, de tacheras, colectiveras, vendedoras de panchos, lo que sea, entonces vamos a vivir en una realidad plural. Nosotras las travas hemos estado de putas en la calle y esa era nuestra única forma de sobrevivir, porque no había otra posibilidad. Nos sacan de nuestras familias, no tenemos educación, no nos abrazan. Yo he tenido suerte por mi vieja. Siento que por sobre cualquier situación deberían privilegiarnos. Las travas tenemos que ocupar esos espacios”.

Barby conserva en su documento de identidad el nombre de varón que le puso su madre. “¿De repente hay una varita mágina que me convierte en mujer? Si yo digo que soy una mujer, a la mierda la historia trava. No quiero negar a ese niño que fui. Si no hubiera sido ese niño no sería la trava que soy hoy. Para poder ser esto he tenido que atravesar todos estos momentos, entonces decidí sostener políticamente eso hasta que esté la posibilidad de que una diga: yo soy una trava. Poneme trava en el documento y si no sabés qué significa, buscalo en el diccionario”. 

A propósito de las palabras y sus representaciones, Barby relata que tenía un ex alumno que le enojaba que se lo calificara como “machirulo”. “Yo le dije: a nosotras nos han llamado trava, puta, rastrera, perra, negra, asquerosa, travesaño, trabuco, transformer, y a vos te molesta que te digan machirulo. ¡Pero bancatelá! Sí, esa construcción que tenés en tu mente es de machirulo. Estás saliendo con una trava y estás viviendo paralelamente tu vida heterosexual con tu mujer y tus hijos. ¿Por qué ella no sabe? Tiene derecho a saber pero tu machirulez lo único que aborda es tu propio placer corporal. Ellos asumen su masculinidad desde una posición política y toda la sistematización folclórica y cultural hace que sientan que es verdad todo eso y tengan la dicha de decirnos que somos feas, gordas, chuecas. Nosotras no estamos acostumbradas a decirles tu pene es chico, tenés mal aliento, tenés pelos en las orejas. Nosotras somos gauchitas: somos muy generosas. Yo he dejado de serlo, en algunos momentos”. 

Así, Barby va recolectando todo lo que puede ser útil a su patrimonio creativo. Está escribiendo su nueva obra, Selva negra la cual define como “una historia entre las travas y las tortas”. 

Y a otra cosa, mariposa. 

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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