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En clave de clan

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Paula Maffia y su conjunto La Cosa Mostra. Comparten música y vida en un caserón de La Boca que planean convertir en sala cultural. Están a punto de dar a luz su primer disco, inspirado en raíces pre 70.

En clave de clan

Advertencia: la información que aparece en la presente nota está infectada por la felicidad de quien acaba de dejar su trabajo. Sí, Paula hizo algo inusual: se dio el lujo de dejar su puesto en el Gobierno de la Ciudad y piensa dedicar ese tiempo vacío a su música. Días bisagra si los hay, el calendario me hizo una jugada para que crea que La Cosa Mostra puede aún mejorar con la dedicación y el empeño que, exactamente a partir de hoy, trabajará Paula desde su casa en La Boca.

¿Qué Cosa?

Hace ya un año y medio que esa casa es la Casa Mostra, especie de búnker donde tres de los cuatro integrantes de la banda –además de la novia de Paula– se sacan sus instrumentos y pelean por quién va a comprar la comida, o a quién le toca cocinar. “Es una casa muy grande y muy fea”, admite Paula, aunque sin dudas el primer adjetivo minoriza al segundo: tiene sala de ensayo incluida, además de un enorme galpón donde planean hacer un espacio cultural. Pero no todo es rosa en la Casa Mostra: ubicada en uno de los bordes de la Capital, Paula revela la dificultad que tienen para llevar a su público allí. “Con fiestas y mini-recitales intentamos ir trayendo gente como para mostrar que La Boca no muerde”, remata esta muchacha de cara simpaticona de unos veinticinco años de edad, oriunda de un barrio muy diferente geográfica y socialmente al del equipo de la rivera: Belgrano. “Al principio no me fue fácil, éramos como los gringos del barrio. ¡Imaginate! Se me cae la cara de tana y yo era la gringa”, se ríe Paula, aunque ahora admite que esa misma gente logró conquistarla y define a La Boca como “lo mejor”.

Define también así a la Cosa Mostra: “lo mejor”. ¿Cuánta felicidad esconde ese adjetivo? ¿Qué tan convencido puede estar uno al evocarlo? Paula no duda. “Lo mejor” es una descripción sensitiva vaga pero sentida, espontánea y para ella precisa. “Lo mejor”, me dice Paula, y no lo entiendo como soberbia: la Cosa Mostra es, por sobre el resto, un grupo de amigos. Por eso, cuando me dice “lo mejor”, Paula me informa que entiende a su banda como sus amigos, a su público como sus amigos, y a toda la movida Mostra que creó luego de años de lucharla, como el estado social y musical personal que siempre anheló.

Originalidad y origen

¿Swing? ¿Rockabilly? Precisar el estilo o género musical de la Cosa es tan complicado que ni Paula se la juega por uno. ¿Por qué debería tenerlo? No lo sé, tal vez sea un convencionalismo de la época, aunque lo que Paula me cuenta a continuación nada tiene de convencional y trasciende varias de las épocas: “Cosa Mostra reivindica los sonidos de los cincuenta y sesenta, los orígenes. Todo lo que vino después no logró superarlos. Personalmente, con la música de los 70 tengo un gran problema: las técnicas que se empezaron a usar en estudio no me gustan al oído, yo necesito ese sonido de guitarras más crudas. Les sacaría el enchufe a todos ésos y los quiero ver…”.

Cosa Mostra ha llegado a tocar sin micrófono para la voz –por propia elección–, para lograr ese sonido crudo y propio de las raíces de todos los géneros musicales que hoy andan dando vueltas. La guitarra Telecaster de Lucy Patané, elegida especialmente por Paula por su sonido antiguo y especial, forma parte también de la misma propuesta musical. La batería de Nicolás Reffray y el contrabajo de Santiago Mazzanti completan la escena y le suman aun más fuerza a esto que Paula llama “la Pequeña Orquesta Mostra”.

El primer disco de Cosa Mostra está terminado desde hace más de un año. Entre trabas burocráticas propias del under se entreveró su lanzamiento, estimado por Paula para este 2009. “Invertimos muchísimo dinero para hacerlo lo mejor posible. En principio iba a ser un demo, pero la banda creció y sentimos que ya teníamos que saltar esa etapa”.

Vaya que creció. Diego Frenkel, cantante de La Portuaria, los descubrió en un video casero y enseguida se puso en contacto. Todo derivó en algo inesperado para los Cosa: los invitó a ser teloneros del show que dieron en febrero de este año en la Costanera. “Para nosotros fueron los mejores veinte minutos de nuestra vida”, dice Paula como embobada por la evocación del show, recordándose frente a los miles y miles de personas a las que les mostraron qué es esto de Cosa Mostra. “Eso germinó un montón de cosas que no nos esperábamos… ¡Hasta me reconocieron en la calle y me pararon para felicitarme por lo de la Costanera!”.

Cosa nuestra

El apellido Maffia tiene un largo historial artístico, y sólo el destino sabe si Paula hubiese agarrado la guitarra si no fuera por el empuje de sus tres tías paternas. “No sé si puedo culparlas del todo a ellas. Sí sé que fueron un estímulo muy grande”. Una filósofa, una escultora y otra dramaturga forman la terna, ahora extendida por Paula, “la música”, según ella misma. Ah, y ampliando todavía más este espectro cultural de las Maffia, Paula estudia antropología en la uba y se dedica a la traducción, manejando el inglés y el italiano a tal perfección que hay letras de La Cosa Mostra en esos idiomas.

Sus primeros pasos en la música se remontan a sus seis años de estudios de piano en el Conservatorio Nacional. “Me pasó algo muy raro: en el Conservatorio era la rockera y en la sala de ensayo era la chica de Conservatorio”, cuenta Paula, aunque ahora de chica aplicada de conservatorio tiene poco, y con la polenta y la fuerza de Cosa nada le falta para etiquetarla como rockera. Autodidacta en la guitarra, Paula revela que llegó a su límite en ese aspecto. “Encontré un tope de mi autodidáctica musical con la guitarra y empecé con clases. Y ahora me está bullendo la cabeza de nuevo. Y con esto de que voy a tener más tiempo porque renuncié, me voy a sentar a producir nuevas cosas”. Paula promete y hay que creerle: la ecuación tiempo + ganas + talento, difícilmente pueda dar otro resultado que el que anuncia.

Hay un pero: Paula sólo escribe cuando está triste. “Hace un año que vengo muy bien y entonces casi no escribí”, se ríe. Las letras, por lógica, también son medio tristonas –admite– aunque aclara que intenta contrarrestar ese espíritu de bolero con la música. “La música no es triste, le pongo toda mi onda y mi fuerza. Para mí la pena o la reflexión sobre la tristeza a veces puede ser hasta irónica o graciosa”. En Por qué la voz de Paula acaricia el oído, mientras los otros mostros ambientan acústicamente esta ironía de la tristeza:

Te lo ruego,

Devolveme,

Devolveme mi corazón,

Y todos mis compacts.

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