CABA
Retiro, de villa a barrio
Desde hace siete años, la Facultad de Arquitectura de la uba impulsa un proyecto de urbanización para las villas de Retiro. Vecinos y organizaciones del barrio lo tomaron como propio y se organizaron para defenderlo. Una propuesta que deja en claro que esta urbanización es posible, rentable y de probada eficacia.Frente a los departamentos Sory que están sobre avenida Libertador y entre la estación de ómnibus de Retiro, el puerto y las líneas del ferrocarril, está ubicada la villa más antigua y más resistida de la ciudad. Tiene más de 70 años de historia y un sinfín de idas y vueltas con amenazas de urbanización desde las diversas representaciones del Estado. Como era de esperar, la respuesta más razonable surgió del propio barrio.
Desde el año 2002, el arquitecto Javier Fernández Castro, de la Facultad de Arquitectura de la uba, trabaja –junto a estudiantes, pasantes y otros investigadores– en un proyecto de urbanización para el barrio. ¿Qué reconocieron los vecinos de la villa de diferente en este proyecto? El concepto: por primera vez dejaron de hablarles de sus viviendas y se centraron en los espacios públicos, los únicos que son responsabilidad del Estado y que, por supuesto, ellos autogestionan como pueden y con lo que tienen. Así, después de haber golpeado innumerables puertas y recorrido dependencias de sucesivas gestiones, la propuesta ya tiene forma de anteproyecto, ya pasó por la Comisión de Vivienda de la Legislatura de la Ciudad, donde fue aprobado, y está a la espera de ser tratado en la Comisión de Planeamiento Urbano.
“El proyecto no se plantea como la única solución posible sino como un primer escenario a discutir. Si hay que darlo vuelta todo, hay que darlo vuelta todo. Lo único que sí el proyecto ha demostrado es que pueden estar ahí. Y que esto no es contradictorio con ninguna gran obra de infraestructura de la ciudad, ni que impide ningún desarrollo ni del sector norte, ni del centro, ni del puerto, ni nada por el estilo”, adelanta Fernández Castro.
“El mérito que tiene el proyecto es haber instalado la posibilidad de urbanización. Después podrá concretarse con ese dibujo o con otro. O las viviendas nuevas van acá o un poco más allá o con tal forma o tal otra. Eso no es lo grave. Es haber puesto un escenario donde esa hipótesis es de posible desarrollo”.
En el barrio, vecinos, instituciones y organizaciones sociales hicieron bandera de la propuesta y se juntaron para conformar la Mesa de Trabajo por la Urbanización Padre Carlos Mugica. Desde allí acompañan y discuten el proyecto, realizan actividades para difundirlo y presionan para hacer efectivos sus derechos.
La desgracia de existir
Aunque ni las topadoras de las sucesivas dictaduras lograron erradicarlo, el mapa de situación para el barrio continúa siendo bastante conflictivo. Como explica Fernández Castro, “el resto de las villas del sur tienen la suerte y la desgracia de casi no existir para los medios de comunicación”. Las villas 31 y 31 bis, en cambio, con sus 25.987 habitantes –según el último censo realizado en mayo por el Gobierno de la Ciudad– es una de las más mediáticas y aparece como mucho más visible por estar dentro del circuito turístico. El sentido común porteño, con sus comentarios dignos de ser plagiados por los ficcionales oyentes radiales de Diego Capusotto, logra el resto.
Así las cosas, innumerables promesas han llegado a oídos de los residentes del barrio desde las distintas gestiones, pero también incontable cantidad de amenazas sobres sus destinos. Al parecer nadie quiere hacerse cargo de algo que es como una papa caliente. La mayor parte de los terrenos sobre los cuales está asentada la villa pertenecen al Estado Nacional, pero es el gobierno de la Ciudad quien dicta el código de urbanización por ser la autoridad local. Por este conflicto de juridiscciones los vecinos y vecinas de este barrio –que nació allá por la década del 30 al calor del trabajo en el puerto y el ferrocarril– soportan una situación de alerta indefinida sin encontrar más soluciones que los parches habituales de chapas, caños y punterismo.
La idea
Fernández Castro cuenta que la idea de trabajar en el proyecto surgió de un contacto con otro colega que, tras el exilio se radicó en Brasil y comenzó a desarrollar el programa que dio en llamarse favela-barrio para resolver un problema habitacional que se hacía acuciante: en Río de Janeiro, por ejemplo, el 50 por ciento del tejido urbano es favela. “Es un programa que cambió el concepto de trabajo sobre el hábitat informal a partir de que el concepto de vivienda no es lo prioritario. Siempre se trabajaba desde las políticas clásicas partiendo de que el déficit es únicamente de vivienda y eso llevó a lo largo de los años a muchos fracasos”, explica Javier. Entonces, “lo que hacía el favela-barrio era intervenir sobre el espacio público, dotar de infraestructura, de equipamiento, de calidad, de prestigio, al mismo nivel que el del resto de la ciudad. Y luego la vivienda venía casi por contagio o consecuencia, después. Porque hay una inversión popular en la vivienda. De hecho, se han asentado en el lugar y han construido”.
Concluyeron que sería interesante intentar replicar la experiencia en Argentina haciendo un trabajo en conjunto y comenzaron a pensar en dónde. “La Villa 31 era el lugar más cuestionado en el cual poner a prueba este proyecto de urbanización con la metodología del favela-barrio. Era el mayor desafío”. Y hacia allí fueron ellos.
Del plano al debate
En 2003, al año de haber comenzado a transitar por la villa, presentaron a los vecinos y delegados el primer croquis del proyecto para recibir devoluciones y continuar enriqueciéndolo. Desde ahí, es dinámica de trabajo no cesó nunca hasta el día de hoy. “Íbamos viendo qué contradicciones generaba. Enseguida todo el mundo se busca en el plano: yo quedé, dónde estoy, a mí me corriste, pasaste una calle por donde yo estoy. Entonces se fue produciendo una discusión que fue larga, pero necesaria para ir generando esa conciencia”.
Mientras tanto, la villa continuó recibiendo gente y fue sufriendo un proceso de densificación, por lo cual se hacía necesario actualizar constantemente los dibujos y los planos. “Rápidamente los vecinos fueron comprendiendo de qué se trataba la cuestión. Porque muchas veces en el barrio también está el imaginario de que va a venir el Estado y va a entregar una vivienda llave en mano,” explica Javier.
La versión con la que están trabajando ahora es una apuesta de máxima. Es decir, “ya que vamos a poner todos los deseos sobre el papel, pongámoslos sin reparos. Por eso contempla la densificación que tuvo la villa en los últimos tiempos –advierte– donde ya empieza a haber condiciones de hacinamiento que no había en el inicio del proyecto. Y donde ya no alcanza con las tierras que ocupa hoy estrictamente la villa para solucionar el tema”.
Con el cambio de esta variable evaluaron que sería necesario construir viviendas nuevas para un sector de la población cuya situación habitacional es en exceso precaria y, dentro de esta hipótesis, la posibilidad de que el Estado pueda comprar parte de los terrenos que hoy son de la empresa Repsol ypf para edificar allí. “Evaluamos ahora que tendremos que hacer una mayor cantidad de viviendas nuevas que lo pensado originalmente sobre ese terreno, y urbanizar el resto con la consolidación de las viviendas existentes. Después habría ciertos equipamientos de prestigio y un parque urbano que pueda usar toda la ciudad. Porque uno de los conceptos es que todo equipamiento que se ponga en el barrio no sea sólo para el barrio sino que sea un equipamiento abierto y accesible para el resto de la ciudad. Son los puntos de integración o llamados articuladores urbanos”, detalla el impulsor del proyecto. “En vez de tratar de asemejar la villa a la ciudad, en realidad, pensamos rótulas o piezas de anclaje donde se dan relaciones. Es respetar esa otra identidad y establecer espacios de negociación. Y el espacio público, abierto y democrático es el espacio especial para esto”.
Promesas y realidades
El Jefe de Gobierno porteño, dentro de su plataforma de campaña, antes de ser electo, anunció que la Villa 31 y 31 bis sería erradicada y que sobre las demás se trabajaría con urbanización. Hasta el momento nadie ha visto ninguna propuesta concreta o alternativa para los habitantes de Retiro y ninguna de las otras villas ha sido urbanizadas. Con un caso cotidiano Fernández Castro explica algo sobre costos y políticas públicas. “El otro día estábamos en la villa y viene el camión a destapar una cloaca. Si hubiera una instalación de cloacas no haría falta que venga un camión todos los días a destapar. Hay unos sobrecostos enormes por ineficiencia y por no hacerse cargo de lo que hay que hacerse cargo. Los paños fríos que pone el Estado son siempre mucho más caros”.
¿Por qué no se soluciona definitivamente si así es más caro?
Porque si lo hago, consolido y doy derecho. No quieren dar ningún paso que lleve a pensar que se van a poder quedar ahí. Y así, en realidad, el Estado está gastando mucho en la villa, no es que no gasta. Hoy está haciendo una inversión muy fuerte en mantenimiento de algo obsoleto, que no tendría que hacerla si la infraestructura fuera normal. Pero por otro lado, supongamos que nos ponemos de acuerdo en que hay que erradicar: ¿a dónde, a qué terreno? Hay que pagar un terreno. ¿Quién lo paga? Además de pagar un terreno hay que hacer viviendas nuevas. ¿Quién las paga? Un proyecto de esa envergadura sale entre un 60 y un 70% más de lo que cuesta rehabilitar en el lugar, como lo propone el concepto favela-barrio. Entonces, es algo viable incluso para optimizar recursos del Estado. Y ni qué hablar del conflicto social.
Los objetivos
Por su parte, los integrantes de la Mesa de Trabajo por la Urbanización Padre Carlos Mugica, que cada viernes se reúnen para discutir y proyectar acciones de trabajo en el barrio en relación al proyecto, sintetizaron la explicación de esta solución para su barrio del siguiente modo: “Urbanizar significa integrar nuestro territorio a la ciudad como un barrio más, con sus espacios públicos de jerarquía (parques, plazas, calles), equipamiento social (escuelas, centros deportivos y culturales, hospital, áreas comerciales y sobre todo sitios para el trabajo y la producción de empleo) y la dotación de todas las infraestructuras de las que goza el resto de la ciudad: agua potable, cloacas, gas, electricidad, telefonía, Internet, televisión y transporte público”. La sola enumeración de lo que para otros es obvio resulta un inventario de lo que el Estado les negó durante todos estos años.
La Mesa trabaja también sobre el problema de la vivienda, según explica: “Consolidando y calificando la mayoría de las hoy existentes, dotándolas de todos los servicios y permitiendo su terminación; además de proyectar la construcción de otras nuevas en el mismo barrio y sus cercanías, para realojar el pequeño grupo que deba ser suplantado por necesarias aperturas de calles que contempal el proyecto”.
Lourdes tiene 20 años; tenía 12 cuando llegó con su familia desde Bolivia. Ella define la villa como una “pequeña Latinoamérica”. El porcentaje más alto de los habitantes de la villa lo constituyen inmigrantes bolivianos, paraguayos, peruanos y migrantes argentinos de distintas provincias del interior. Esto genera, explica ella, “una riqueza enorme por la convivencia de muchas culturas en un mismo espacio”. Mientras cursa el ingreso para la carrera de Economía en la uba se hace tiempo para participar de la Mesa de Trabajo: es la representante de sus vecinos desde abril último, cuando la eligieron en asamblea porque su manzana había quedado sin referente.
“Hay muchos vecinos que dicen que como nunca la sacaron, entonces nunca la van a sacar. Parece que siempre ésa es la respuesta. Pero yo les digo que si ya estuvo 70 años así y no se transformó, yo no me resigno a vivir diez años más en estas condiciones. Si es que no nos van a sacar, pongamos las manos, empecemos a luchar, pero para urbanizar el barrio. Porque hoy vivo así, con toda su infraestructura que no es muy buena, pero no puedo ponerme a pensar de vivir diez años más en estas mismas condiciones sin que cambie nada”.
Víctor, de 33 años, compañero de Lourdes de la Mesa, participa junto a otros vecinos en un club que habilita espacios deportivos para los jóvenes y en una cooperativa que armaron para la generación de trabajo. Él explica cómo es el funcionamiento de la Mesa: “Es abierta y pueden participar todos los vecinos para discutir todo lo que se refiere a la urbanización del barrio”. Pablo –de 31 años, trabaja en un Centro de Acción Familiar dentro de la villa desde 1999– completa: “Es un espacio que reúne una importante diversidad de perspectivas y sectores que sería difícil que coincidan en otras situaciones o con otros objetivos”.
La Mesa se reúne todos los viernes por la noche. Antes del plenario, funciona una Comisión de Comunicación y Prensa. Es la encargada de cosas muy concretas: volantes, declaraciones, comunicados, afichetas, etc. Pero también de pensar cómo mantener activa la participación y el debate dentro del barrio y el apoyo afuera. Entre otras herramientas están proyectando el blog de la Mesa; cuatro cuadernillos que recorran pasado, presente y futuro del barrio, una cartilla de actividades sobre la urbanización, con propuestas didácticas y videos para trabajar el tema en instituciones del barrio. “Creo que vamos a pasos lentos, pero firmes”, resume Víctor. Significa, entonces, que están avanzando.
CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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