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La tierra del nunca jamás

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Villa 31, el territorio más fecundo de la ciudad. Sobrevivió a la dictadura y a las amenazas de desalojo de Menem y Macri. Es el barrio más democrático de la Capital, con delegados por manzana que se votaron en elecciones transparentes y fiscalizadas por el juez Gallardo. Organizó una Mesa de Urbanización que logró imponer un proyecto que prepararon los vecinos junto a la Facultad de Arquitectura. Tiene equipos de fútbol femenino y de rugby que ganan torneos, grupos de hiphop, canales de tevé y cooperativas para recibir y dar trabajo a los que salen de prisión. Éstas son las lecciones de política, resistencia y organización de la verdadera cultura villera. Por Sergio Ciancaglini.

La tierra del nunca jamás“La vida que llevaba no era como un cuento de hadas” dice la rima de Ruli, cuyo nombre artístico es R 2, 19 años, rapero de la Villa 31 y 31 bis, o el Barrio Mugica, que es la única villa de la mitad norte de la ciudad de Buenos Aires, y es además:
El lugar más cosmopolita del norte porteño, por la variedad de nacionalidades que conviven allí. Recoleta o Belgrano no le llegan a las pantorrillas.
El más deseado por los partidos y los funcionarios, en la feria de compraventa de votos y planes sociales.
El más buscado por las oenegés, universitarios e investigadores locales o visitantes, que a veces hacen cosas útiles para el barrio, y a veces negocios brillantes con sedes en otros lados.
El barrio de mejores modales: la mayoría de las personas se saludan, se miran, conversan. Incluso con el desconocido. La cordialidad y el intercambio son aquí un estilo de preservación de la vida.
El más duro, porque logró resistir a los militares que casi lograron exterminarlo con desapariciones y topadoras.
El que logró sobrevivir también al menemismo, que se masticó al Estado, los partidos, los gremios, entre otras cosas, pero no pudo con la Villa 31.
Lo mismo con el macrismo, que asumió anunciando la erradicación de la villa. Con astucia para evitar nuevos fracasos, ahora descubre el sabor de la vieja política punteril mientras hace pintar la villa mejor que La Boca para convertirla en destino de turistas, en producto de mercado.
Es también el más carismático del norte porteño, rareza enclavada en la riqueza que asombra desde la autopista. Su emblema es un cura valeroso, con pinta de actor de Hollywood, historia trágica, y peronismo puro y duro, tanto en su vida como en su asesinato.
El único donde la calle es un espacio público en el que los chicos pueden andar y jugar con libertad (una utopía moderna).
El de más futuro, con un promedio de edad de 24 años (6 menos que el global), a condición de que los dejen vivir.
El que nutre de trabajadores –con las villas del sur porteño y del conurbano– a una urbe que funciona en buena parte gracias a ellos.
El más creativo, porque sobrevivir a las circunstancias de estos barrios es una obra de arte.
El más resistente: si las condiciones de vida, servicios, etcétera, de la villa se trasladaran a los barrios de Belgrano, Palermo Chico, etcétera, es posible que los habitantes de estos últimos huirían, estallarían, etcétera.
El más inclasificable, porque el barrio aprendió a sobrevivir en base a una cultura que combina ciertas lealtades internas y silencios prudentes. Reciprocidad hacia adentro, y una astucia cada vez más fina para tomar del mundo externo lo poco que parece capaz de darles. Cultura de sobrevivientes, que nos enseña que todos lo somos.
El más organizado. Cada manzana tiene de uno a cuatro delegados elegidos democráticamente por sus vecinos. Forman un cuerpo de más de 100 delegados, que a su vez eligen 10 consejeros, uno por cada sector, que se renuevan cada seis meses. Todos los cargos son revocables, en lo más parecido a una democracia participativa que hay en estas costas.
Es también un barrio trágico. El único periodista asesinado en estos tiempos democráticos (y el caso más grave tras el crimen de José Luis Cabezas), fue Adams Ledezma. Cualquier otro colega (en cualquier circunstancia) hubiera tenido a los medios convencionales (opositores, oficialistas, progres, reaccionarios & afines) en llamas. Salvo que se trate de un villero.
Por lo tanto, como dice R 2, no hay aquí cuentos de hadas. La “R” de su nombre rapero es por Ruli, y el “2” por sus dos mejores amigos, muertos en un enfrentamiento entre bandas de este Barrio Mugica, el más castigado, discriminado y abusado de la zona norte de la ciudad, como ocurre con las otras villas desparramadas al sur. La mayor fortaleza, y la debilidad. Nada es tibio, nada es quieto: todo es palpitación, energía, movimiento.
Don Teófilo Tapia es un histórico de los tiempos del propio Carlos Mugica, y de El Club del Clan (algunos aún le dicen Johnny, como émulo de Johnny Tedesco). Lo de Tapia es la marca registrada del Comedor Carlos Mugica, que obliga a este hombre de 67 años a un horario inhóspito: se despierta todos los días a la 1.30 de la madrugada, para empezar a preparar ollas, platos, y generosidad, para dar el desayuno desde las 4.30 a seres que en otros barrios serían denunciados a la policía, y aquí recuperan la entidad de personas. Los almuerzos empiezan a las 7.30. Si Dios existe, y está despierto a esas horas, debería brindar ayuda a los que tanto madrugan. Tapia es uno de los que conocen la tecnología para repeler militares y demás fenómenos peligrosos, y sobrevivir a todo sin nunca dejar de ser lo que es. Trae mate, unos bizcochos, su cordialidad y paciencia. Y comparte una certeza: “Aquí en la villa siempre está pasando algo”.

¿Quién mató a un periodista?

Sonó el teléfono. Eran las 4 de la mañana. Lo llamaban para ir a solucionar un problema de electricidad. A las 4 y media estaba desangrándose, agredido a cuchilladas. Ruth Torrico, su mujer, llegó alertada por un vecino. Encontró a la policía junto al cuerpo, pero no a la ambulancia que tardó tres (3) horas en llegar. Fue el 4 de septiembre de 2010.
Adams Ledezma, boliviano, 33 años, era delegado de su manzana y se había sumado al proyecto Mundo Villa, motorizado por la oenegé SOS Discriminación. Mundo Villa edita un periódico mensual, y Adams gestaba el lanzamiento de una señal de televisión a través de una distribuidora de cable de la Villa 31. En ese rol venía denunciando diversas situaciones tanto sobre la toma de tierras dentro de la villa, como relacionadas con la compra-venta de drogas prohibidas en el barrio (llegó a anunciar en alguna entrevista que usaría las cámaras de Mundo Villa TV para mostrar a los que llegan al barrio en sus 4×4 y BMW para comprar droga). Todas actividades generalmente adjuntas a zonas del poder, la política, y las fuerzas de seguridad, pero (o por eso) nadie sabe quién mató a Adams. Una línea de investigación busca a un paraguayo prófugo que habría acuchillado a Ledezma por una reyerta personal y callejera.
En el barrio, donde la información boca a boca es el medio de comunicación más preciso desde hace décadas, nadie cree eso. Se habla más bien de un crimen organizado, en el que el paraguayo, siendo o no autor material del hecho, tal vez logre cumplir el célebre papel de perejil. Si continúa prófugo después de tantos meses, no sería por una habilidad escapatoria mágicamente adquirida, sino por cierta protección estructural, que puede venir, según el boca a boca:
De sectores políticos y comunitarios en conflicto por tomas de tierras y manejo de otros negocios internos.
De grupos (no necesariamente ajenos a los anteriores) relacionados con la venta de sustancias ilegales, que suelen estar organizados como una pirámide que empieza en ciertas esquinas de la villa, y nunca se sabe hasta dónde sube.

Segunda muerte

La segunda muerte de Adams Ledezma ocurrió en los propios medios e instituciones que ignoraron masivamente su función periodística, excepción hecha del Foro Argentino de Periodismo (FOPEA), la página Diario sobre Diarios, el diario Perfil, la Relatoría sobre Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos y Reporteros sin Fronteras, entre otros.
La embajadora boliviana Leonor Arauco intervino en el caso a pedido del presidente Evo Morales. La embajadora declaró: “Creo que lo consideraron un boliviano, villero, un hombre pobre, y eso no les interesa a los grandes medios”. Para Guillermo Mamani, director del periódico Renacer de la comunidad boliviana, se trató de un caso de “racismo mediático”, mientras Ingrid Beck, de la revista periodística Barcelona agregó: “Casi nadie publicó nada sobre su muerte porque no estaba con Clarín, ni con el gobierno, sino trabajando por los vecinos”.
El diario La Nación terminó publicando una autocrítica editorial que tituló “El asesinato del periodista boliviano”, y donde se lee: “Su asesinato permanece impune y el lamentable poco espacio que le hemos dedicado los medios contribuye, en parte, a la impunidad”. Continúa: la impunidad argentina es un producto sin fecha de vencimiento.

Ruth y los zapatos de la Presidenta

«Cuando fue la muerte de mi marido estuve con la Presidenta, que me dijo: no quisiera estar en tus zapatos. Unas semanas después murió Néstor Kirchner. La fui a ver. Nos abrazamos y me dijo: ahora estoy en tus zapatos”.
Ruth Torrico, 38 años, 6 hijos, nacida en Potosí, Bolivia, fue elegida delegada de su manzana tras la muerte su marido. Repartió volantes que la propia Cristina Kirchner hizo imprimir para ella y le llevaron a la villa unos señores de traje en un auto negro. Se puede suponer un obvio kirchnerismo de Ruth, pero en la villa nada es tan obvio: “Yo me pongo en un lugar neutro. Ni Cristina, ni Macri. Porque mañana no va a estar Cristina, ¿y si entra Macri? Tendré que hablar con él. Quiero a la Presidenta, la admiro, he llorado abrazada con ella. Pero nosotros seguimos queriendo urbanizar, que haya cloacas, agua potable, alcantarillado, pavimento, que los niños estén seguros. Hasta el último día de mi vida le voy a reclamar eso a quien sea. Y como no sé quién va a estar mañana, yo no puedo estar con nadie”. Gustavo, otro referente de Mundo Villa, agrega algo que no se sabe si es dato o deseo: “Mucha gente del macrismo se está dando vuelta porque se dan cuenta de que él va a salir, y acá quedan Rodríguez Larreta o Michetti, que no se sabe si van a ganar. No es muy clara la cosa”.
Ruth vive en la casa que compraron por 3.000 pesos con Adams en tiempos de De la Rúa. “La ofrezco como salón de fiestas los fines de semana, a 500 pesos o lo que sea. Y en Mundo Villa me pagan 900. Con eso vivo”. Asegura que recibió amenazas tras el asesinato de su marido: “Me dijeron: ‘gordita te vamos a cortar las orejas si sigues molestando’. Para mí es un tema político el que perjudicó a mi marido. Pero ahora mi vida dio un vuelco. Soy directora de Mundo Villa TV, soy delegada, y hay que poner el pecho”.
Está previsto que el canal comience a emitir en mayo, con programas de entrevistas políticas, de noticias, de música: “Pero yo quiero además hacer un programa de chismes del barrio. El otro día me contaron de un hombre que entró a robar a una casa, pero estaba tan tomado que no se dio cuenta de que iba a robar su propia casa”. El canal tendrá visitas de periodistas televisivos (una señora llamada Santillán, y un señor llamado Panizza). ¿Canal de villa con figuras de los mismos medios que la discriminan? Ruth frunce la nariz: “Es para llamar la atención y que nos miren, pero vamos a poner una escuela y enseñarles a los jóvenes de la villa a hacer sus programas”. Cree que el principal medio de comunicación es otro: “La boca, porque puedes expresarte, decir lo que piensas y sientes. No hay mejor medio que el hablar”.

Hacerse notar

Tapia también es delegado. El sistema es uno de los grandes logros de la Mesa de Urbanización (MU número 26), formada por vecinos, clubes y organizaciones del barrio y motor del plan de urbanización de la Facultad de Arquitectura, dirigido por el arquitecto Javier Fernández Castro.
“Una cosa lleva a la otra” dice Tapia, y de la urbanización pasaron a comprender los líos que representaba la falta de renovación de delegados (trámite electoral que depende de la Ciudad, y venían omitiendo Ibarra, Telerman y Macri en beneficio del punterismo barrial). La demanda de los vecinos se convirtió en corte de la autopista Illia, y provocó la intervención del juez Roberto Gallardo, quien designó al propio Fernández Castro al frente del proceso de normalización. Así el Barrio Mugica pudo elegir a sus actuales representantes, y unificar a las Villas 31 y 31 bis. Se logró también que el proyecto de urbanización se convierta en ley (presentado por el diputado del ARI Facundo Di Filippo) y que la Comisión de Vivienda de la Legislatura porteña tenga un grupo de discusión sobre cómo concretarla.
La Mesa de Urbanización también se llama Mugica. “Lo que impactaba del cura -recuerda Tapia- era lo sencillo, la humildad. Caminaba el barrio, casa por casa, pedía permiso en las reuniones vecinales para estar. Iba sin sotana, en vaqueros, y escuchaba. No sobresalía”, empieza a reírse Tapia: “Y puteaba un montón. Yo era joven, y acompañaba, pero no tanto, en la Juventud Peronista, Ezeiza cuando vino Perón, todo eso. Ahora aparecen cada vez más monaguillos de Mugica”, se asombra Tapia, que no quiere enclaustrarse en el pasado: “Queremos la urbanización. Y la tierra. Cuando vino la Presidenta el año pasado le dimos un ramo de flores y una carta pidiendo que la tierra no se transfiera a la Ciudad, sino directamente a los vecinos. Eso nos junta a todos. Yo trabajo con la Corriente Peronista Germán Abdala, otros están con La Cámpora, otros con la Tupac, otros con la Carrió o con Pino, pero nos juntamos en ese reclamo”.
Tapia les da de comer cada día a unas 700 personas, aunque para eso tiene que estirar las 480 raciones que recibe de la Ciudad. “Me dicen que tengo que echar a los que sobran, pero eso no se hace. No se niega un plato de comida. El día de mañana me ocurre una desgracia y justo está el que le negué algo, y me va a decir: morite, no me diste ni un plato de agua caliente”.
¿Y el macrismo? “Usan el poder para dividir con los punteros. A vos te doy, a aquél no. Es una soberbia absurda. Ahora pintan las casas. Está bien, no digo que no, pero las cloacas rebalsan. Y seguimos sin tener la tierra”. Otro razonamiento obvio, e inusual: “Macri maneja plata que no es de él, es de todos los ciudadanos. Pero los pibes tienen que salir a robar para tener un kilo de azúcar. Si el gobierno pone más para la gente, no va a haber tanta inseguridad. Pero eso es de fondo, y nadie lo arregla”. Tampoco Tapia se conforma con el oficialismo nacional, al que apoya con más resignación que entusiasmo: “No te reciben, no llegás. Algunos se cuelgan de los cargos, otros se acomodan con los funcionarios, viven de eso, y trabajan más para un beneficio personal que para una solución real para todos, ¿se entiende?”.

Prevenir el delito

Víctor Castillo estuvo preso cuatro años por robo. En la cárcel empezó a estudiar Derecho. Cuando salió no lo tomaron como repositor en Coto, por portación de domicilio. Se empezó a entusiasmar con una idea extraña: cooperativismo. Logró seguir adelante, y hoy el doctor Víctor Castillo es uno de los abogados que tiene el barrio, e inspirador de la Cooperativa El Salvador. Habla con voz ronca y un gesto duro, hijo de la calle y la cárcel. “Buscamos darles una oportunidad a los pibes para que trabajen, y no les pase lo que nos pasó a muchos. Eso es prevenir el delito. El pibe que tiene 400 mangos porque trabaja no sale más a afanar. Lo comprobamos”. El lema en la camiseta de la Cooperativa:
Trabajo + Educación = Seguridad.
“Hasta para trabajar tuvimos que salir a hacer cortes de calle. Conseguimos algunas obras y ahora tenemos puestos para unos 30. Hacemos una canchita de fútbol y estamos con lo de la pintura. Al principio no estaba muy de acuerdo, pero veo que a mucha gente le genera conciencia. Piensa que ahora no nos van a sacar, y que si el lugar es más lindo, también vale la pena hacer otras cosas. Y pudimos meter la idea de empezar a hacer arreglos de cloacas, que ya pusimos en marcha”.
El trabajo es con la Ciudad, pero Víctor aclara: “Yo apoyo al proyecto nacional y popular del gobierno de Cristina. Pero creo que muchas organizaciones sociales y políticas que están con el proyecto, son los punteros políticos de hoy porque no nos dejan acceder a los recursos. El filtro ahora son las organizaciones sociales. Si no arreglás con ellos, no hay caso. Entonces, ¿qué cambio hay? Igual yo estoy con el proyecto, pero dejame de joder con el clientelismo. Ojalá siga la Presidente, pero que las cosas cambien para que haya cooperativismo en serio, y autonomía: que no tengas que estar pegado a un político para que te den recursos, sino mostrar tu trabajo”. En la villa se aprende el sutil uso de la palabra “pero”.
Llega Agustín (21 años), uno de los jóvenes que estuvieron viviendo en la calle hasta hace un mes y ahora tiene trabajo en la Cooperativa. Quiere ser actor, cuenta. Ve el grabador, y arma el show ante sus compañeros. Imita a los personajes de Hijitus, de Los Simpson, y a Néstor Kirchner preguntando: ¿Qué te pasa Clarín?

Cristina + Macri

Chacho Mendoza trae puesto un chaleco que dice “Haciendo Buenos Aires”. Es delegado de manzana, hace 25 años funciona como referente barrial, y cuando le señalo el chaleco amarillo, mira al cielo y responde: “La vestimenta no hace al santo”. Otros amigos y vecinos del barrio lo definen con código de diplomacia villera: “Todo bien con él, aunque no estoy muy de acuerdo”. Chacho es de los que reciben a Mauricio Macri en el barrio. “Pero yo no arreo ganado ni personas. Trato de dar soluciones. Mi camiseta es la de Mugica, soy de la rama justicialista. Pero no soy hipócrita: si alguien me ofrece algo, y además me lo da realmente, yo confío. Con el hambre y el trabajo no se juega. Y si ayuda a mejorar la calidad de vida del barrio con pintura, cancha de fútbol, cuatro polideportivos, trabajando contra el dengue, las ratas, las cucarachas, poniendo transformadores eléctricos, y ese mismo tipo era el cuco que nos venía a echar, yo tengo que pensar bien qué hacer”.
Chacho percibe mi confusión: “Usted dirá: cómo se contradice. Pero al que te da de comer hay que respetarlo. No interesa que me llamen no sé qué. Hay gente como (Diego) Santilli que ha dado trabajo a cientos de personas. Si me das, yo te respondo. Los que estaban antes no hicieron nada. Alberto Cortez: Castillos en el aire. Promesa de futuro, de cambio, progreso, ideología, bla bla”. Ciencias políticas según Chacho: “Cobos traicionó a los radicales, traicionó al kirchnerismo, y vuelve a traicionar a los radicales. Muchos hacen lo mismo. Es como el cura: si él peca, los fieles pecan tres veces más. Si los grandes políticos pecan, imagínese nosotros”.
¿Qué va a hacer en las elecciones? “Hay un cuento de un borracho, que para no hacer el voto cantado, cuando metía el sobre en la urna decía: ‘entre mi General’. Yo para Argentina digo: ‘entre Cristina’. Y en la ciudad elijo al macrismo. El kirchnerismo no tiene un candidato acá, y el macrismo no lo tiene para presidente. Yo soy honesto, me la juego por el PRO. No muerdo la mano del que me da comida”. ¿Y si pierde? “No, no pierde, y la que va es (Gabriela) Michetti”, dice mientras lo llaman por el celular, saluda a todos y se va silbando Castillos en el aire.

Culo, teta y diputados

Zulma Moretti no hace rap, pero podría ser uno. Alguna vez pensó en casarse con Dios y ser monja. Pero terminó casada con Jesús, y se mudó a la villa: “Me tiraba lo religioso, pero también ir a bailar, divertirme. Y una vez aquí, por 1990, descubrí la política. La política no es los partidos, es la relación que yo armo con el exterior. Vos y yo estamos haciendo política al hablar ahora. Si no conversás, fracasás”. Zulma y Jesús tuvieron dos hijos. “Me seguía tirando la iglesia, me hice catequista, y los curas villeros me mandaron a recorrer todo el barrio. Se me abrieron todas las puertas. Como hablo mucho, contaba que mi problema era el pozo ciego. Hacíamos pis en un tacho. Y para lo otro, íbamos a la estación de ómnibus. ¿Cómo se hace un pozo ciego? No hay una escuela que te enseñe. Nos enseñaron los vecinos. Eso era la política”.
Zulma se separó de Jesús, vive con sus dos hijos, y es delegada: “Me metí más con los vecinos. Me pidieron que hablara por ellos, con otros. Tengo una cosa con Perón y Evita, pero además, ¿quién me va a dar bola si digo ‘viva Sarmiento’? El peronismo federal es de lo peor. Y del kirchnerismo me enamora ver a una mujer con carácter fuerte y votada por nosotros. Hizo cosas como la asignación para embarazadas, o la ley para trabajadoras domésticas que son buenísimas. No me gusta cuando se ponen patoteros y mienten. Sobre todo con la inflación”.
Zulma hace dos preguntas tremendas: “¿Hay diputados villeros? ¿Hay periodistas villeros en algún canal, en algún diario? No, y eso es porque creen que somos cabecitas negras que queremos planes sociales, vagos, en contacto con los narcotraficantes, y que la cabeza no nos da para más. En los partidos y organizaciones, hasta las de izquierda y las oficialistas, ¿quién va adelante? Nunca el villero. Siempre el político o el universitario. El villero hace número”. Zulma reivindica la acción de la Facultad de Arquitectura. “Pero otros universitarios, intelectuales, fundaciones, oenegés, vienen, ¿y quién manda? Hay un militante villero y otro universitario. ¿Quién da las órdenes, quién lleva la bandera? Y yo digo: ¿por qué?”. Una cosa lleva a la otra, y Zulma razona: “Los que mandan siempre te quieren hacer creer cosas. Yo no sé si la Presidenta nos quiere en serio. ¿Nos va a traspasar las tierras a los vecinos, o todo es una excusa para pelear con Macri?”. Otra lección cultural: “Algo más que aprendí de mis vecinos y compañeros es a contar cosas, pero guardarme lo importante. No podemos decirles todo a todos, porque cuando nos conocen en demasía, nos perjudican como villa”.
Zulma se formó con las monjas como empleada doméstica de alto rango. “Trabajé en casas importantes, me han llevado a Punta del Este en avión. Pero te digo: si me regalan un departamento en Recoleta, yo no me voy a vivir ahí. Amo esta tierra villera, la gente, todo lo que tenemos para hacer. La cuestión es que siempre logran dividirnos. Como el programa de Tinelli, que me perdone, pero bestializa a la gente, culo-teta, culo-teta, para distraerte, y hacen pelear a todos para que suba el rating, y uno elimine al otro. Así es la política. Nosotros tenemos que hacer al revés, no bestializarnos, aprender, que no nos dividan. Ese día, no nos para nadie”.

Ser rugbier, ser villero

La Villa 31 tiene un equipo de rugby que salió campeón 2010 de la zona clasificación del Torneo Empresario de la Unión de Rugby de Buenos Aires, relegando nada menos que a los equipos de Gobierno de la Ciudad, Policía Metropolitana, el HSBC, Danone, el Banco Central, el CEAMSE, y con gran triunfo en la final contra Comahue Seguridad Privada. “El clima en general fue muy bueno, el rugby tiene eso de que te la das adentro, pero afuera todo bien” dice Julián Wald. El Campito V-31, es un club social y deportivo de la villa inspirado por este profesor de educación física, militante social de la Juventud Peronista de los años 80, que volvió a mediados de los 90 y acompañó la resistencia de los vecinos y la huelga de hambre de los curas villeros frente a los desalojos menemistas, hasta que decidió quedarse en 1999: ser villero. Construyó su propia casa con ayuda de amigos y vecinos, así como se levantó El Campito. Julián se casó con una chica del barrio, Nieves. Tienen tres hijos. Fue elegido delegado de manzana por los vecinos, el año pasado. “Hasta los progresistas decían que había que sacar a las villas y poner a la gente en monoblocks. Yo siempre pensé otra cosa, aquí hay algo de los pueblos del interior, la vecindad, las familias que funcionan apoyándose. Lo negativo es obvio: el sistema capitalista explota y margina a la gente. Los explotados y marginados están acá, con todo lo que eso significa”.
Julián cree que hay cambios casi culturales: “En la época menemista se perdieron códigos. Por ejemplo decir: ‘acá no se roba’. Eso se está recuperando. Nuestro trabajo es decir: no se roba ni acá ni en ningún lado. Pero al menos es un principio de un laburo social de integrar a los jóvenes, como hacen también los chicos de El Salvador. Son avances absolutamente importantes”.
El Campito participa en la Mesa de Urbanización, y además es una cooperativa que vende empanadas, pastelería, pastafrolas, miel, y lleva a domicilio compras de más de 40 pesos a cualquier lugar de la ciudad. También armaron una cooperativa para la construcción. Brinda ayuda escolar, legal (con estudiantes de Derecho), de salud (médicos pediatras y clínicos voluntarios se necesitan), psicológica, educación popular con sentido recreativo, tiene un merendero para unos 40 chicos por día y reúne a 60 rugbiers chicos y grandes, 50 chicas y chicos en fútbol infantil, 50 chicas en hockey. Tienen huerta propia familiar y educativa, una canchita de fútbol, y un grupo que se completa con María, Pocho, Marcia, Fátima y tantos más: “Dicen que hacemos muchas cosas, que somos muy diversos. Eso es muy bueno”.
Sobre el barrio Julián advierte: “Los tipos del macrismo, que supuestamente eran enemigos están haciendo más que Ibarra, que Telerman, que el gobierno nacional. Ahora tienen gente propia, cosa que hace poco era impensable. Sin chequera no podrían hacer nada, los apoyan por necesidad o conveniencia”. Julián es de los que creen que pintar coloridamente una casa a la que no le llega agua o donde 8 personas se amontonan en una habitación sin baño pagando alquileres que van de 300 a 800 pesos, no sirve. “Lo central es que nos den la tierra. Ése va a seguir siendo el problema, por más que pinten. Pero bueno, así son las discusiones dentro del barrio”. Agrega que el gran tema es salir del lugar de culpa o de víctima en el que se suele instalar a los villeros. “¿Cómo hacerlo? Aprendiendo a organizarnos, actuar en grupo, respetarnos, estudiar y sobre todo la acción. No sólo hablar: hacer cosas”.
Aclaración rugbier, más allá del celebrado campeonato: “Lo hemos tomado como un asunto de igualdad de derechos. Se juega al fútbol porque no se conoce otra cosa. Empezamos rugby, al año ya había 30 jugando. Ahora queremos construir cancha propia y jugar de locales acá, en la villa”.
Favi, otro de los raperos de la villa que armó grupo con R 2 y Negro C, me cantó una estrofa que toma la vieja frase sobre la pobreza (“estar con una mano adelante y otra atrás”) y la trocó en hip hop y desafío:
No somos criatura ni basura
vos sos el fracaso
olvidado en la cultura
yo sigo dando un paso adelante
con una mano atrás.
El mapa del barrio va mostrando todo lo oscuro y denso: la muerte, la manipulación, la violencia. Pero también organización barrial, vivienda, huerta, comunicación, derechos, cordialidad, merienda, tierra, piquetes, cooperativismo, conversaciones, acción, proyectos, pasos adelante con una mano atrás. Más allá del rugby, tal vez estén naciendo aquí unos nuevos paradigmas de la política: jugar de locales, en cancha propia.

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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