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La mala vida

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La capital del modelo extractivo revela sin pudor las consecuencias del saqueo. Salarios de 35.000 pesos promedio que sólo alcanza el 35% de la población conviven con personas que duermen en ranchos con piso de tierra. Las autoridades calculan que son mil las mujeres explotadas sexualmente, la mayoría dominicanas y paraguayas. Es la ciudad que más plasmas vende en el país y también más droga. ¿Esa violenta postal es la causa o la consecuencia de vivir en una ciudad donde las operadoras petroleras son las que imponen la ley y el orden?

La mala vidaMaldición. La ciudad de los vientos tiene un cerro que la protege. Se llama Chenque, que en idioma originario señala el lugar sagrado para el reposo de los muertos. La leyenda dice que aquel que cava y saquea un chenque tiene castigo. Él y toda su familia será maldecido por haber profanado el más valioso de los tesoros de la tierra: la paz de las almas.
Este Chenque está ahora mismo surcado por las excavadoras de Cristóbal, que en este siglo y en esta ciudad se apellida López. Las obras se apuraron después del azote de una tormenta de verano que en febrero de 2011 enfureció al Chenque: vomitó sobre la ciudad una catarata de barro. El municipio destinó 150 millones de pesos a las obras de aterrazamiento “que cambiará para siempre la fisonomía de un ícono de la ciudad” anunciaron. Cristóbal cobra esa cifra por trasladar un millón de metros cúbicos de tierra para rellenar el predio donde este mismo Cristóbal construirá un exclusivo complejo con shopping, casino, hipermercado, estadio y hotel 4 estrellas.
La zona del nuevo destino de las tierras del Chenque, me dicen, se llama El Infiernillo.
Comodoro Rivadavia no tiene metáforas.
Un suicidio con dos armas
Rojo. Miguelina Torres Peña tenía 23 años y tres hijos de 9, 3 y 2. Nació en el miserable barrio La Canela de Santiago, capital de la República Dominicana y había llegado dos años atrás a Comodoro, donde ya estaba instalada su hermana Altagracia. Vino a prostituirse, como todas, y como algunas terminó transformándose en la concubina de un trabajador petrolero, dueño de un vip, que en idioma originario señala a un prostíbulo clandestino. Con él tuvo a su hija más pequeña y también la obligación de regentearle la casita celeste donde le saqueaban el cuerpo a ella y a otras 4 compatriotas. Fue encontrada muerta el lunes 18 de junio, con un disparo en el pecho, en el piso de la cocina de su casa de la calle Ameghino. Se sabe que antes de morir hizo 3 llamados. El primero a su hermana, que no pudo atenderla. El segundo, a un prostituyente camionero que alertó a la policía porque, dijo, la mujer estaba a punto de suicidarse. Un patrullero se acercó a la casa, de persianas eternamente cerradas, y se fue “porque no encontró nada anormal”. El tercer llamado fue a otro “cliente”. Recién entonces la policía entró. Ya estaba muerta.
El fiscal subrogante que lleva adelante la investigación tiene que buscar entre la pila de expedientes para encontrar el de Miguelina. No puede darme información, me dice, pero pasa las páginas para recordar detalles y tranquilizarme: “Es un claro caso de suicidio. Esto no es trata”. Le extraigo algunos datos: hubo dos disparos, dos armas diferentes. ¿Por qué? “El primero habrá sido de prueba”, razona el fiscal. Otros datos que arroja para regar su teoría: el dermo test dio positivo, así que Miguelina disparó; hacía tiempo que le decía a sus amigas que quería volver a su casa.
Se la veía muy triste, me confirma una vecina del prostíbulo. Wendy, su prima, dice que sí, que extrañaba mucho su tierra, pero que el día anterior habían festejado juntas el día del padre y se la veía muy bien. Que el mismo lunes que murió había llevado a su hija mayor a la escuela N° 133 y que si bien había un lío de celos con su pareja, porque él la engañaba, no creía que la cosa fuera para más de lo que ellas están acostumbradas. “Somos muy dramáticas, gritonas, caprichosas, pero de matarnos nada”.
El fiscal, casi al despedirme, me cuenta que la comunidad hizo una colecta para que el cuerpo de Miguelina fuera enterrado en La Canela. Sonríe: “El día que se juntaron para reunir la plata se armó un tiroteo bárbaro”.
Sucedió en un pub con nombre de destino: Rojo.
La inseguridad
Troya. Ese domingo de colecta en el pub Rojo hubo 4 heridos. El autor de los disparos fue Pedro Cárdenas, señalado como el proveedor de la red de prostíbulos clandestinos cuando su casa y su distribuidora fueron allanadas, como parte de una investigación que involucró a varios funcionarios policiales y municipales y que incluyó 200 horas de escuchas telefónicas reveladoras. La causa quedó atrapada en un laberinto de anulaciones y apelaciones que dejaron libre a la mayoría de los involucrados, entre ellos el entonces subsecretario de gobierno, Carlos Marso, quien según la acusación fiscal, en las escuchas se había probado que daba aviso de los operativos a los prostíbulos.
El comisario Rubén Cifuentes fue el encargado de realizar los allanamientos y denunció ante la fiscalía “aprietes” para impedirlos. En marzo de este año fue trasladado a Rawson para que cumpla tareas administrativas. Él fue quien bautizó la investigación de los vip como “Operación Troya”. La llamó así porque el obstáculo más grande que tenían que sortear, confiesa, estaba alojado en las propias entrañas de la investigación.
La defensa de los imputados logró anular la principal prueba: las escuchas. Y así liberar a seis de los principales sospechosos. Entre ellos, Carlos Marso, quien ahora fue convocado por el intendente para ocupar un puesto clave. Es el actual secretario de Seguridad de Comodoro.
La ciudad explotada
Modelo. El intendente Néstor Di Pierro habla tan rápido que pierde todas las eses en el borbotón de datos que tira sobre la mesa. Nos recibe y nos despide sin gentileza ni sonrisas. ¿Está furioso o está apurado? La respuesta es más simple: es el tono del varón originario. Lo entiendo después, cuando una dominicana me alecciona: hay que escucharlos sin interrumpir ni pestañear. Cada pregunta de esta entrevista, entonces, debe ser leída como una impertinencia, que desató un final abrupto, un desalojo que nos dejó despidiendo al aire porque el intendente ya estaba sentando en la misma mesa a unos uniformados: reunión por el tema seguridad, informó luego la tele.
Di Pierro tendrá ese mismo día otra reunión clave con 6 de las principales operadoras petroleras. Les reclamará la integración de un fondo de “cooperación empresaria” por 30 millones de pesos. Ese es el tema, entonces, que tiene en la cabeza cuando comienza a hablar. Lo importante, sin embargo, son los datos que revela durante la conversación:
Del 12% que aportan las operadoras petroleras en concepto de regalías por extraer los recursos naturales de Chubut, la provincia se queda con el 84% y el 16% restante lo reparte entre todos los municipios. En los hechos, esto significa que de las regalías producidas cada 100 barriles, Comodoro se queda con menos de uno.
Hay más de 5.000 lotes entregados por el municipio para viviendas sociales que no cuentan con cloacas, ni luz ni agua. Y otros 4.800 que fueron usurpados “por personas extranjeras que, en su gran mayoría, entraron de forma irregular, para trabajar en negro en empresas que, una vez que terminaron las obras, las dejaron tiradas”.
“El principal problema de la ciudad es el desequilibrio social que genera la actividad petrolera. El 35% de la población trabaja en el petróleo, con sueldos de 35 mil pesos promedio, pero el resto gana entre 5 y 6 mil pesos”.
“La ciudad generó el año pasado, en todo concepto, 35 mil millones de pesos, pero acá quedaron sólo 26 millones”.
“Para ordenarla necesitamos 3.300 millones y el presupuesto que tiene el municipio para obras públicas es de 70 millones. Y esta ciudad no puede esperar un día más porque ya está colapsada. El nivel de violencia que hay es una expresión de eso”.
¿A quién atribuye la responsabilidad de este cuadro?
A la actividad petrolera, que trae mucha gente de afuera, mucha droga, mucha prostitución. A ver… Te voy a dar unos datos para que lo veas más claro. ¿Cuánto decís que facturan por año las 4 casas de electrodomésticos y los 4 hipermercados más grandes de la ciudad?
No tengo idea…
Dos mil millones de pesos. ¿Y cuánto dejan en esta ciudad? Nada. ¿Y los bancos? Los bancos se llevan 14 mil millones por año y sólo prestan localmente 4 mil, en créditos para consumo, con tasas el 50%. No son propietarios ni de las sucursales que tienen acá: alquilan.
¿Y las operadoras petroleras?
Pagan buenos salarios y punto. Y a las 6 de la tarde nos meten en la ciudad miles de empleados con plata en el bolsillo a los que nosotros tenemos que darles seguridad, salud, educación. Ninguna operadora hace una escuela, un hospital, un centro recreativo, nada. Y hay que tener en cuenta que la rentabilidad que hoy tienen las operadoras petroleras es en dólares…
Los trabajadores dicen que acá son las que mandan…
Y sí, es así.
¿Usted opina que las empresas hacen lo que quieren?
Si, la mayoría sí. ¿Hoy las operadoras petroleras qué están haciendo? Llevándose todo. Pero nosotros sabemos muy bien que cuando haya problemas con el precio del barril, se van y nosotros nos quedamos con la ciudad explotada y con la gente en la calle. Todo el mundo habla del pasivo ambiental. ¿Y quién habla del pasivo social que genera esta actividad? Porque los salarios petroleros son los que marcan el ritmo de los precios de la ciudad, por ejemplo. Anoche estábamos reunidos con dirigentes petroleros y poníamos un caso: hoy un alquiler es de 4 mil pesos, mínimo. Para el salario del petrolero le significa un 20%, pero para el salario del empleado docente o un policía, le significa más del 60%. Pero lo más importante, ¿quién le hace las casas a las 5.000 madres solteras que tenemos en Comodoro y viven en un rancho con piso de tierra que hace que la Villa 31 parezca Recoleta?
¿Cuánta gente emplea la actividad petrolera?
35.000
¿Cuántos de esos 35.000 emplea, por ejemplo, Pan American Energy en forma directa?
Pan American tiene el 53% de la explotación de esta cuenca. Trabajan 20 mil, pero los que emplea directamente son 1.000. Y en total, todas las operadoras emplean directo solo a 3.000.
¿Esto es un índice de la falta de compromiso o voluntad de hacerse cargo?
Sí.
¿Y usted cree que van a comprometerse con la ciudad a partir del fondo solidario?
Tienen un problema: o se comprometen o nosotros las vamos a denunciar en todos los lugares donde podamos denunciarlas. Y vamos a avanzar muy fuertemente en el control del daño ambiental… El Estado tiene herramientas.
Otro tema que usted relaciona con la actividad petrolera es la prostitución…
Y sí: es parte de lo que nos trae esa actividad: más de 180 vip clandestinos. Estamos trabajando en eso.
Usted dice que se propone terminar con los vips, pero…
…pero nos cuesta mucho conseguir órdenes de allanamiento para poder controlarlos. A nivel municipal sólo podemos entrar por control de bebidas alcohólicas. Le puedo mostrar lo que encontramos. (Abre una carpeta) Mire: son todos lugares alquilados como casas de familia, es decir no habilitados, ilegales, sin control sanitario. Por eso hablamos con la Cámara Inmobiliaria para advertirles que vamos a ir contra los propietarios. Sacamos hace 10 días una ordenanza que nos habilita a poner multas y hasta rematar la propiedad. Porque el propietario sabe que el alquiler de su casa vale 4 mil pesos, pero que a un vip se lo puede alquilar al doble y por eso facilita que pasen cosas como estas. Mire (muestra un expediente). Esto es lo que encontramos cuando entramos (señala las fotos: dos mujeres tiradas en el piso, de espaldas, esposadas por la policía; los cuartos mínimos con una cama; una chica tirada sobre un colchón, otra en el suelo). Esta es la lista de los 5 allanamientos que hicimos en los últimos 30 días Mirala vos: ¿qué dice? Nacionalidad: paraguaya; situación migratoria: irregular. Sigamos; otro: paraguaya, irregular, irregular, paraguaya, paraguaya, irregular, irregular. Atrás de esto hay cafiolos, robo, droga, de todo. Hay una red organizada. Mirá esta foto: cajas enteras de profilácticos con el sello de la provincia de San Luis. ¿Ves? Esto es lo que nos deja la actividad petrolera a nosotros.
El panorama es el de una ciudad explotada…
Mirá: a nosotros nos parece bárbaro que los muchachos de Esquel quieran pasar la vida mirando un lago y fumándose un porro, cuando tiene la mayor mina de oro de Sudamérica debajo de sus pies. Bárbaro. Pero nosotros, que generamos la plata para toda la provincia, queremos tener más participación.
Como intendente, ¿no le gustaría tener la participación ciudadana que tuvo Esquel para discutir qué tipo de ciudad y qué vida quieren?
Yo también puedo llamar a una consulta popular…
¿No cree que en Comodoro hay menos participación?
Sí, porque la gente tiene mentalidad minera: acá todos vienen pensando en quedarse 2 ó 3 años y en ese tiempo llevarse todo lo que puedan. Y se terminan quedando décadas, sin cambiar esa mentalidad. Ahora nosotros estamos planteándoles a todos lo que la ciudad necesita. Y esto no es una discusión porque no hay opinión en contra: la realidad está a la vista. Los números también. Nadie puede negar la crisis que hoy tenemos.

Los caminos de la trata

Deseo. Carolina Araujo Reyes tiene 32 años y dos hijos adolescentes que ahora viven con ella en Comodoro y con su nueva pareja, un camionero que conoció en un vip de Comodoro. Lo llama “mi marido” y le agradece haberla “rescatado de la noche”. Mi percepción es que si algún día logra romper cadenas es gracias al cariño de La Negra, la vecina que se transformó en su amiga incondicional.
En la cocina de La Negra, justamente, Carolina me cuenta su historia: nació en otro miserable barrio de la capital dominicana, donde dice haber sido feliz hasta que mataron a su padre, cuando ella tenía 10 años, y sus tíos golpearon la puerta de su casa para decirle a su mamá que a partir de ese momento “tenía que trabajar para ellos”, prostituirse. Dice que su madre se negó, pero lo cierto es que abandonó la casa familiar y Carolina fue criada por su abuela. Estudió un sinfín de oficios hasta que quedó embarazada, a los 15 y a los 17. Se convirtió así en una de las tantas mujeres solas que en Dominicana tiene que hacerse cargo de todo. Fue su hermano quien, por la oferta de un pariente, iba a viajar a Argentina, pero terminó usando ella el pasaje. De Ezeiza la llevaron directo a Mar del Plata y ahí le explicaron su situación: no iba a ser moza. En los prostíbulos del puerto conoció a la mítica Rita, la pistolera, que se enamoró de ella, al igual que el fiolo del cabaret. Ya lo sé: Carolina usa el término “enamoró” en el mismo sentido que dice “marido”. Es la lengua en la que le enseñaron a hablar con la intención de confundir a quien escucha, desorientarlo o tranquilizarlo, o todo junto a la vez. La gramática prostibularia está en función de su objetivo: pretende complacer al otro maquillando la verdad.
La máquina prostibularia es una fábrica de mentiras.
En Mar del Plata recibió la primera paliza, el primer estrangulamiento y la primera puñalada. Se escapó a Bahía Blanca primero y a Río Gallegos, después. “Duré una hora en Las Casitas: eso es tremendo. El infierno. Sólo podés aguantarlo drogándote y como yo no soy de esas cosas, me fui. Pude hacerlo porque siempre tuve la viveza de pagarme yo el pasaje, entonces no le debía nada a nadie”. Pasó por Comodoro y luego por Ameghino, a donde una noche fue a buscarla el camionero, desesperado: tenía escondida debajo del asiento a una chica que se había escapado de Las Casitas. “En la ruta lo había parado la patota de los fiolos y lo apretaron feo. Cuando vino a verme todavía estaba aterrado: se había hecho pis del miedo y todavía tenía mojado el pantalón”. Carolina le dijo que siguiera sin parar hasta Comodoro, que fuera directo a la Comisaría Primera y que viera a un policía que ella conocía y sabía que era el único que no lo iba a delatar. No me dice el nombre del oficial.
La chica era una menor que habían “comprado en el Norte” y fue la punta del ovillo de una investigación que llevó al allanamiento de uno de los 33 prostíbulos del barrio Las Casitas. ¿Su nombre? El Deseo.

Análisis de orina

Flora mixta. Judith Jozami es médica, fue concejal, directora de salud municipal, donde estuvo a cargo de un programa de prevención de adicciones que le permitió contar con cifras, datos y casos clasificados por especialistas de diversas disciplinas (antropólogos, psicólogos, médicos) y atender la oficina que entrega los carnets sanitarios a las “damas de sala”, que en términos originarios designa a las mujeres explotadas sexualmente. Así pudo contarlas: actualmente hay 400 mujeres en situación de prostitución legal y más del doble en situación clandestina. Calcula, entonces, que en Comodoro hay más de 1.000 putas.
Pero fue su proyecto de regulación de la prostitución el que le otorgó los 5 minutos de mala fama que soporta hasta hoy. Es interesante escucharla porque se nota que conoce el tema en teoría y en práctica. Confirma que estudió mucho y que mucho más atendió a mujeres en situación de prostitución. Más interesante, aun, es comprobar qué hizo con todo ese conocimiento, a partir de qué paradigmas lo procesó. El resultado es una ensalada de discursos que por separado pueden sonar razonables, pero todos juntos marean. Y ya se sabe: es más fácil salir del error que de la confusión. Es Lina, la fotógrafa, la que me rescata: “Acá todos los funcionarios hablan como si las consecuencias fueran las causas”.
Decidí, entonces, hablar con la doctora a partir de mi propio diagnóstico: por lo general se asocia el tema de la violencia urbana a los jóvenes marginados, pero en Comodoro se ve más claro que el núcleo duro está en otro lugar. Su respuesta me sorprende: ”Así es. Esta ciudad es violenta porque no acepta límites. Y el modelo de esa intolerancia es de la dirigencia gremial, religiosa, política y del jefe de hogar. Tiene que ver mucho con la hipocresía”.
¿Por qué?
Acá hay una ordenanza del año 79 que crea figura de dama de sala, que es la copera. Se supone entonces que se refiere a la mujer que toma tragos con los hombres en una wiskería. Pero la misma ordenanza dice que cada 2 meses hay que hacerle un exudado vaginal para controlar las enfermedades venéreas y que no pueden trabajar sino tienen carnet sanitario que acredite que se hicieron ese control. ¿Entonces? ¿Toman tragos o tienen sexo? En el año 2006 hubo una serie de investigaciones que determinaron que en las wiskerías había prostíbulos. Perfecto: no se lo permiten. Y aparecen los vips. Y toda esa población migra a la clandestinidad.
¿Usted propone legalizarlos?
Propongo crear una zona roja, con locales manejados como cooperativas por las propias personas que ofrecen sexo retribuido. El Código Penal permite la oferta de sexo. Nuestro Código Contravencional no permite la prostitución en la calle. ¿Entonces? ¿Qué hacemos? No se puede poner la tierra debajo de la alfombra. Mi propuesta es crear una zona con control sanitario, seguridad policial, aportes jubilatorios, y una red de trabajo psicológico y social para darle opciones a las mujeres. Pero seamos realistas: la opción de darle un plan de 1.200 pesos a mujeres que están levantando 2 mil o 3 mil pesos por noche no es real. Si legalizás, a esos lugares que hoy son clandestinos, entra un inspector municipal, entra la policía, entra un médico y podés controlar la situación.
¿Usted cree que hoy no entran?
Solo pueden entrar por control de alcohol…
No me refiero a eso…
Entiendo, pero no hay peor forma de luchar contra eso que tapando todo. Abrir significa ver que una persona en una determina situación necesita algo que no es legal.
¿Cómo hace entonces para que Comodoro no se transforme en una fábrica de putas?
Yo creo que esto no es un problema de Comodoro sino de todo el país. Todo lo que significa placer en una ciudad de producción va a estar siempre vinculado.
¿Por qué no intentar penalizar al prostituyente?
No se puede penalizar el consumo porque la prostitución es legal. Pero además creo que la sexualidad existe y es un sentir y le da fuerza al ser humano. Y que hecha con respeto y control sanitario, no es un arma. Hoy es una realidad que no todo ser humano está en pareja estable, y que en un momento de necesidad puede buscar placer. Ahora, cómo lo busca no es problema, mientras no se dañe ni dañe a otro. Es un proceso muy íntimo. ¿Por qué yo voy a decirle no se acueste con alguien porque esté pagando? Acá lo que no hay que confundir es la trata de personas, que haya violencia, que haya respeto de género, derecho de género. Hay un modelo anterior que te decía que lo sano era conseguirte la pareja de otra forma: el matrimonio. Realmente hoy no podemos seguir pensando tan retrógradamente. Creo que si un tipo está 30 días en el campo, baja y quiere tener una pareja sexual y le paga, no está mal.
Lo que está mal es convertir el cuerpo de una mujer en mercadería…
Como todo trabajo.
Como toda explotación. ¿No hay violencia en eso?
Yo creo que lo que llevó a toda la situación de violencia actual que hay detrás de la prostitución es justamente ocultarla, la mentira, la hipocresía. Negar la realidad. Nos pasa lo mismo con el tema del embarazo adolescente. Hoy el Estado da todos los recursos para que eso que no pase y, sin embargo, cada vez hay más. ¿Qué está pasando? ¿Qué está fallando? La prostitución es igual: todos nos desgarramos la ropa, pero nadie hace nada concreto. Yo no defiendo la prostitución: yo actúo de acuerdo a la realidad en la que tengo que actuar. El cáncer está, la prostitución está, la droga está. ¿Cómo nos ordenamos para que esas patologías sociales sean de menor impacto? Esa es la tarea. Tiré una idea, se puede acordar o no con ella, pero que hay que hacer algo creo que está fuera de toda discusión. Y para mí lo peor es ocultar la realidad.
Lo repitió muchas veces y no sé si logro entenderlo: ¿en qué sentido usa el término realidad?
En el sentido de que el capitalismo es una necesidad, porque sin capitalismo no hay producción, no hay empleo. Tiene que estar regulado para que no perjudique al trabajador, pero eso no habilita a que se reclamen derechos con violencia.
Me perdí: no sé cómo pasamos de la prostitución a Los Dragones….
Hay mucha confusión. ¿Viste? Es como cuando hacés un cultivo de orina: algunas veces te aparece claramente un bichito específico y podés recetar el remedio justo y adecuado, pero otras veces te aparece “flora mixta” que es como un jardín de bichos. Así es hoy la realidad de Comodoro.

Luchar para vipear

Dragones. Nacieron en el Cerro Dragón, encendidos por la hoguera de la interna gremial que padecen los trabajadores de la construcción. Para ellos la maldición tiene nombre: Gerardo Martínez, el secretario general de la UOCRA.
El mismo día que conversamos con el vocero de Los Dragones, Guido Dickanson, la presidenta Cristina Fernández utiliza la cadena nacional para anunciar un plan de construcción de viviendas y dice: “Acá, el compañero Gerardo Martínez….” Y Martinez, el sindicalista que figura como personal civil en las listas del Batallón 601 en tiempos de la dictadura, sonríe sentado a solo cinco butacas de Juan Cabandié, el diputado oficialista hijo de desaparecidos. Pienso en lo que esa imagen puede haber provocado en Los Dragones y en Dickanson, en particular, a quien durante una larga hora escuché sin interrumpir ni pestañear, para que desandara el brutal recorrido de su agrupación en busca de un solo objetivo: tener personería gremial. “No hay en todo el país una sola seccional de la UOCRA en la que los afiliados voten a sus dirigentes. Están todas intervenidas”, estalla Dickanson. Pelear contra esa burocracia en estas tierras no es solo una cuestión de justicia electoral: los sindicatos son la puerta de entrada a las operadoras petroleras. Nadie puede obtener empleo sin pasar por ese umbral. También son el lazo con la trenza política. Dickanson confiesa que apostaron mal: apostaron a Das Neves. ”Pensamos que si salía presidente nos iban a dar la personería”.
Con detalles promiscuos cuenta las reuniones que mantuvieron con el poder político municipal, provincial y nacional. Cómo obtuvieron 100 terrenos y bolsones de comida (“a los actos solo llevamos a los compañeros que trabajaban en obras públicas”) por apoyar al entonces intendente y ahora gobernador, Martín Buzzi y cómo perdieron “por confiar en un panqueque”; cómo los acusaron de jugar para las empresas petroleras que utilizaron el conflicto para reclamar el subsidio que el Estado nacional les había retirado y lo lograron; cómo pagaron un alto precio por lo que llama “errores”: dos tiroteos y el destrozo de las oficinas de la petrolera Pan American Energy, por la que están siendo procesados penalmente 21 de sus integrantes. Y, finalmente, cómo ahora intentan hacerlos desaparecer “aplicándonos la política troyana”.
¿Por qué troyana?
¿Viste esa película que muestra como los tipos se meten adentro del caballo para joderlos? Bueno: eso nos hicieron a nosotros. Fue lo que más nos golpeó: ver a nuestros propios compañeros traicionándonos.
¿Estás arrepentido?
Fue necesario. Hasta el día de hoy estamos soportando que nos digan que lo mejor es no reclamar nada, pero si seguimos así en un par de años más vamos a estar laburando a latigazos. Dicen que sentir el gusto de la derrota te fortalece y bueno: eso nos toca probar a nosotros ahora. Después del último reclamo nos dejaron a 200 compañeros sin trabajo, estigmatizados. Pero no se trata sólo de esos 200: quieren con eso darle una lección a todos los petroleros: el que reclama, pierde el laburo para siempre. Y no podemos permitir eso. No podemos permitir que logren el objetivo de desarticular a Los Dragones y, al mismo tiempo, hacer callar a todos. En tiempos de los militares tenías que agachar la cabeza para que no te desaparezcan y ahora tenés que agacharla para que las empresas no te maten en vida. Yo tengo un chiquito de 8 y una gordita de 4 con Sindrome de Down. No puedo darme el lujo de no darles de comer. ¿Pero quién le va a dar laburo a un Dragón? No nos queda otra que ir al frente. A mi este conflicto me costó hasta el matrimonio.
¿Por qué?
Por el desgaste. Es alevoso. Una vez lo dije en una asamblea: “No estamos acá jugándonos la vida y la familia para ganar un mango más que después ustedes se lo gastan en vipear”.
¿Vipear?
Sí: los pibes, apenas levantábamos el piquete, se bañaban, perfumaban y se iban a gastar el aumento a los vips.
¿Por qué pensás que hacen eso?
Nosotros fallamos en algo: no tenemos actividad social. En esta ciudad no hay dónde ir a divertirse. Es una ciudad de accidente, de paso. Y el ser humano no está preparado ni físicamente ni mentalmente para laburar todo el día todos los días. Necesita relajar. Ganás bien, pero ¿con esa plata qué hacés? Gastar no es disfrutar.

Las Dragonas

Tajo. Los Dragones volvieron a la ruta una semana después de esta charla para bloquear el ingreso al yacimiento El Tordillo, que explota Pan American Energy. Exigen así la reincorporación de los 200 despedidos. Pero esta vez hicieron algo más: acamparon en la puerta de las oficinas que esa petrolera tiene en la ciudad de Comodoro. Allí están poniendo el cuerpo las mujeres originarias. ¿Quizás en Comodoro haya llegado, al fin, el tiempo de Las Dragonas?
No tengo la respuesta.
Sólo sé, como decían los sabios, que la verdad no se busca para comprender sino para hacer tajos. Escribo, entonces, con la esperanza de que esta nota rasgue algo.

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