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Lo original de lo originario

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Libros que revisan la historia para entender el presente, películas que muestran realidades ocultas dirigidas por una comunidad. Son apenas dos ejemplos de una expresión de estos tiempos de una cultura originaria con voz propia.

Furilofche. Puelmapu. Patagonia. Estas son las coordenadas de la editorial Alum Mapu Ediciones que se presenta a sí misma con una definición clara: “revisionismo indígena”. Desde allí, desde ese territorio rebautizado Bariloche, provincia de Neuquén, comienzan a dar sus primeros pasos con libros que recorren la Historia con otros ojos y otras memorias. La idea de fundar una editorial fue de la música Anahí Mariluan a la que se sumó el escritor Adrián Moyano. En enero de 2008 publicaron Crónicas de la resistencia mapuche, de Moyano, y el año pasado comenzó a distribuirse Instrumentos de barro, tierra que canta, de Moyano y Anahí. Cuentan así la experiencia: “El primero de los libros se reimprimió tres veces, la última bajo el sello de Editorial Caleuche, una de las pocas de Patagonia. Es gente amiga y, de hecho, continúa con la distribución de nuestros libros, pero quisimos avanzar hacia una coherencia temática. Cuando arribamos a esa conclusión, Moyano finalizaba la escritura de Komütuam descolonizar la historia mapuche en Patagonia y, entonces, decidimos que fuera el primer libro de Alum Mapu Ediciones, que tiene otros tres proyectos en proceso de escritura. Nosotros formamos parte de diversas instancias de movilización del pueblo mapuche y es de su problemática que entendemos mejor, pero no recibiríamos con malos ojos propuestas que tuvieran que ver con reescrituras históricas de los günuna kuna, los selknam y otros pueblos originarios de la región”.
¿Se consideran una nueva generación que busca construir una voz propia?
Nuestro planteo no es generacional. Dentro de la cultura mapuche se considera a los abuelos depositarios de sabiduría en materia de lengua y cosmovisión. Más bien consideramos que tenemos mucho que aprender de ellos. Desde ya, no perdemos de vista que la realidad de la globalización, la llegada de las trasnacionales al territorio ancestral, las metodologías educativas y los retos políticos del siglo 21, entre otras cuestiones, plantean nuevos desafíos que ellos no tienen por qué afrontar. Por otro lado, el mapuche es un pueblo y desde ese punto de vista, son muchas las voces que felizmente se levantan. La nuestra es una más que sobre todo, busca discutir algunas aseveraciones de la historia que se construyó desde el Estado, que inclusive hoy son notablemente perjudiciales para que se hagan efectivos los derechos de las comunidades y de la gente mapuche que vive en las ciudades.
¿Por qué es importante que un mapuche narre la historia de su pueblo? ¿Qué cambia concretamente?
En la última década, y sobre todo en Gulumapu (territorio mapuche del oeste, es decir, Chile), irrumpió en escena un conjunto considerable de investigadores mapuche, jóvenes graduados en Historia, Geografía, Antropología y otras ciencias sociales. Algunos de ellos son mapuche parlantes o, al menos, conocen el idioma con una suficiencia mayor al promedio de los historiadores argentinos o chilenos. Entonces, a la hora de volver a leer las crónicas de soldados, sacerdotes, funcionarios coloniales o republicanos y viajeros que contienen expresiones en mapuzungun (idioma mapuche), los resultados pueden ser diametralmente opuestos a las conclusiones que consagró la “academia”. En Argentina, hasta hace muy poco se sostenía que los mapuche venían de Chile. Esa supuesta extranjería justificó, entre otros argumentos, la Campaña al Desierto. El diario La Nación o cierto columnista veterano aún insiste con esa hipótesis, que fue acuñada por los etnólogos e historiadores de fines del siglo 19 que reconstruyeron el pasado desde la lógica de construcción del Estado. La mapuche es otra lógica. Por otro lado, en los últimos años no son pocos los historiadores o antropólogos argentinos que formularon contribuciones a una “revisión” de la historia mapuche, entre ellos, los que se agrupan en la Red de Investigadores sobre Genocidio y Política Indígena. Nuestra idea es dialogar con todas esas contribuciones desde una triple vía: la lectura crítica de las fuentes “clásicas” desde una lógica no estatal, tener siempre como referencia la cosmovisión mapuche y además, la valorización de las narraciones orales que podamos recoger.

Pasado y presente

¿Creen que una revisión de la historia mapuche permite entender de otro modo los conflictos territoriales de hoy en día?
Respecto de Argentina y Chile, el pueblo mapuche sufre una relación de sujeción colonial, entonces la descolonización, en su faceta política, no puede pasar por otro lado que no sea la recuperación de la autodeterminación y la autonomía. No sabemos si de manera progresiva o simultánea, pero la descolonización en materia política debería tener consecuencias en el territorio, en las instituciones, en el funcionamiento de la economía, en la educación y en la manera en que se construye el conocimiento. El modelo extractivo es la variante más reciente del orden colonial: la mayoría de los mega-emprendimientos mineros (sino todos) que se planean en Río Negro y Chubut, se encuentran en espacios territoriales de comunidades mapuche o mapuche–tehuelche. No fueron las instancias de decisión política mapuche las que eligieron relacionarse con las trasnacionales de la mega-minería o el petróleo, fueron las diversas jurisdicciones estatales o en su defecto el “mercado”, los que se tomaron la atribución de decidir sobre la suerte de las comunidades mapuche. Ese es un mecanismo de dominación colonial: la “potencia metropolitana” decide sobre la vida de la población colonizada… Por aquí (noroeste de la Patagonia) se suele decir que la conquista continúa, porque los efectos profundos de la Campaña al Desierto no se revirtieron. Más bien al contrario, como queda claro en el caso YPF SA, Chevron y el Lof Campo Maripe.
Además de una revisión de la historia que se ha construido desde la matriz colonial, ¿plantean una mirada autocrítica?
No de manera central. Todavía hay mucho por discutir en términos de opinión pública o sentido común contra el pensamiento que aún hoy naturaliza la colonización. Pero de hecho, a veces asoman autocríticas, como en el capítulo Furilofche mapuche, que aparece en Komütuam
¿Qué les gustaría lograr a través de la difusión de su propia visión de la historia mapuche?
El mejor reconocimiento que ya recibimos por Crónicas de la resistencia mapuche es que se considerara una contribución a la movilización, formación y discusión por parte de varias organizaciones mapuche. Hay gente mapuche que leyó el libro en una noche o que ya lo leyó cinco veces… Ojalá que con Komütuam y las próximas publicaciones suceda otro tanto. Y nos gustaría que a partir de Instrumentos de barro tierra que canta se construyan nuevos-viejos instrumentos que recuperen los sonidos de estos territorios, que podamos construir a partir de la propia convicción, del conocimiento de nuestros elementos: ¡autovalernos!

La propia imagen

Desde hace seis años en Chacho se lleva a cabo el Festival de Cine de los Pueblos Indígenas, que tiene una particularidad: llega, a través de cine móviles, a las comunidades. Este año se realizará del 21 al 23 de noviembre y la convocatoria está abierta para realizadores audiovisuales indígenas y no indígenas de toda Latinoamérica.
Desde el Chaco, Bashé Nuhem, comunicadora toba y organizadora del Festival, explica su significado: “Durante estos años pudimos notar que los comunicadores indígenas tienen mucho que aportar en esta construcción de comunicación propia. Aparte de las proyecciones, en el festival está siempre el marco de capacitación, donde nos acompañan colegas que ya vienen trabajando con las comunidades, como es el caso de los compañeros de Bolivia, quienes compartieron conocimientos con nosotros, lo cual es destacable porque no vinieron a “enseñarnos” sino a compartir. También el festival consiste en llevar cine a todas comunidades que están alejadas del casco urbano de manera itinerante. Cuando realizamos el primer festival, allá por año 2008, para las comunidades del interior era algo nuevo, y raro, porque imagínense un hermano que nunca tuvo posibilidad de ir a un cine. Fue algo muy especial. Por otra parte, dar los primeros pasos en lo audiovisual y comenzar a capacitarnos para nosotros es importante, porque vamos a poder usar las mismas armas que están usando contra nosotros”.
¿Cómo hacen para llevar el festival a las comunidades?
En las primeras instancias de los festivales hemos contado con cine móviles de Misiones, Formosa y Corrientes, pero ahora somos nosotros los que llevamos adelante el cine móvil, con mucho esfuerzo porque hay veces no contamos con presupuesto. Recorremos así más de 25 comunidades.
¿Qué se puede ver allí que no se ve en otro festival?
Se puede disfrutar de otras miradas, otros trabajos audiovisuales que no salen de la pantalla chica ni grande. Por ejemplo, documentales como El oro o la vida que visualiza lo que se padece con respecto a las minerías a cielo abierto, o Humillados y ofendidos, que cuenta el proceso de Bolivia y cómo el otro humilla al indígena por su condición de ser un originario. También con esta iniciativa de armar talleres y festivales se pudo logar filmar La nación oculta, la primera película realizada íntegramente por las comunidades indígenas.
¿Cómo fue el proceso de realización de esa película?
Organizamos talleres en San Bernardo, territorio Mqoit. También participaron un grupo de jóvenes qom y otro wichi. Lo dictaron los capacitadores bolivianos Milton Guzmán Gironda y Nicolás Ipamo. Luego se sumaron facilitadores que vinieron desde Paraguay, pertenecientes a la etnia Mbya Guaraní. Y dictó otra capacitación el realizador boliviano Iván Sanjinés. La historia narra, a través de un relato de ficción, la relación ancestral que mantienen los mqoit con los meteoritos de la zona.
¿Cuál es la importancia de este festival más allá del evento en sí?
Creemos que lo importante es haber logrado instalar el cine-debate en las comunidades, y mostrar al exterior que nosotros somos capaces de desarrollar nuestros proyectos y terminar con esa lógica o costumbre de que “otros hablen por nosotros”. En estos últimos años pudimos desarrollar un trabajo de mucho esfuerzo y ahora estamos cosechando sus frutos. Por ejemplo, los comunicadores estamos desarrollando nuestros propios proyectos, con o sin el acompañamiento de su referente, y creo que es trascendente. Pero también es importante decir que lo que pretendemos es tener voz propia.
¿Qué impulsó este proceso de hacer propia la comunicación?
Lo importante de tener jóvenes que sepan manejar las nuevas tecnologías y seguir creciendo como comunidad. Ahora lo que estamos batallando es para contar con herramientas propias para seguir construyendo la comunicación indígena. Queremos ser independientes y, así, poder trabajar con nuestros tiempos, a nuestra manera.
¿Cuál es la manera originaria de trabajar en cine?
No existe el director, sino que la realización es colectiva y a eso apuntamos: a romper con la estructura “normal “ del cine comercial.
¿Qué representa la comunicación en la cultura originaria?
La comunicación ha sido y es un eje transversal milenario para nuestros pueblos. Como comunicadores de los pueblos originarios asumimos la palabra como un valor y un principio sagrado. También como indígenas asumimos el compromiso de fortalecer nuestras formas de comunicaciones originarias y de transmisión de sabidurías. Pienso que lo que pretendemos ahora es que nos conozcan, que aquí estamos y seguimos, pese que algunos quisieron borrarnos del mapa. Y sobre todo que empiecen a conocer la riqueza de un pueblo que, a pesar de los golpes, sigue estando de pie.

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El lado mapu de la luna: Puel Kona estará con Roger Waters

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Puel Kona es una banda conformada por jóvenes mapuches que acaba de ser elegida por Roger Waters como telonera en sus conciertos del 6 y 10 de noviembre en el Estadio Único de La Plata. Conocé su historia en esta nota que les realizamos en MU: “Desde chicos participaron en recuperaciones y conflictos territoriales. Son voceros de las comunidades que enfrentan al fracking. Ska, rock y fiesta como medio de comunicación”. Por Sergio Ciancaglini.
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Territorio fracking

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Darío Aranda recorre con la comunidad mapuche la zona donde YPF comenzó a preparar la extracción con fracking. Cómo son las obras, qué reclaman y cómo. El almuerzo interrumpido por los funcionarios que presionan. Lo que se ve y se escucha en esas tierras que hoy son escenario de una batalla geopolítica clave: comunidades vs. corporaciones.
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La mapuradio

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FM Puelmapu. Recién llegada al dial, se apoya en una tradición ancestral para cambiarle el tono, pero no el contenido, a la causa mapuche. Los operadores son chicos de 10 años y la música mezcla ritmos con acento popular. Lecciones de comunicación y autogestión.
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