CABA
Ministro & modelo
Barañao y la continuidad de la ciencia tecnológica. Por primera vez los científicos argentinos salieron a la calle para manifestar su apoyo a un candidato. Días después, triunfó el otro. El ministro Barañao aceptó continuar en su puesto. Hubo aumentos. Y silencios. ¿Qué sigue? Darío Aranda lo cuenta en esta nota.
“El glifosato es como agua con sal”.
Lino Barañao,
ministro de Ciencia y Tecnología.
Científicos lavando platos. En la década del 90 y en 2015.
Primero fue el ministro de Economía Domingo Cavallo, quien despreció el sistema científico, recortó fondos y recomendó esa higiénica tarea doméstica a investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En noviembre de 2015 fue una puesta en escena de cientos de científicos (incluido el ministro de Ciencia, Lino Barañao) en días previos al balotaje, alertando sobre el futuro en caso de la llegada de Mauricio Macri a la presidencia.
Como nunca antes, científicos de todas las carreras llamaron a votar a Daniel Scioli, firmaron solicitadas, enviaron cadenas de correos electrónicos y “militaban” en las redes sociales. La imagen más utilizada: el rechazo a lavar platos.
“Científicos aseguran que la ciencia está amenazada con Macri”, tituló la agencia oficial Telam el 31 de octubre. Daba cuenta de una solicitada que llamaba a votar por Daniel Scioli, se pronunciaba en defensa de las «políticas de Estado destinadas a formar a los futuros científicos” y advertía que no estaban dispuestos a que se «ningunee el necesario progreso nacional enviando nuevamente a los investigadores a lavar los platos».
La ciencia, a la calle
En un hecho inédito, el 12 de noviembre se manifestaron investigadores y docentes universitarios en quince ciudades del país. El objetivo: alertar a la población de lo nocivo que podría ser Cambiemos. La consigna: “Ciencia sí, Macri no”. Uno de los grupos promotores se autodenominó Científicos y Universitarios Autoconvocados y su propuesta proclamaba: “La ciencia sale a la calle”.
Uno de los lugares elegidos para manifestarse fue la populosa estación de Constitución. Nunca antes en la historia reciente, y por ningún otro tema, los científicos se habían manifestado en la estación ferroviaria, por donde pasan los sectores populares del sur del Gran Buenos Aires. Los académicos se mostraron así “consternados” ante la posibilidad de que Cambiemos llegue al poder.
Distribuyeron allí copias de la solicitada, en la que alertaban que la población debía tomar “la decisión más importante de las últimas décadas”. Acusaban a Macri de “despreciar la tarea de nuestros/as investigadores”. Afirmaban que estaba suscripta por más de 6.000 investigadores y llamaban a “defender un modelo de país en donde la generación de conocimiento es una piedra angular de su proceso de desarrollo”.
Entre los logros de los últimos años destacaban “la construcción de centrales nucleares y el desarrollo de semillas (transgénicas) resistentes a la sequía”.
El ministro de Ciencia, Lino Barañao, había hecho público su deseo de seguir en el cargo, pero Scioli ya había anunciado a Daniel Filmus como su funcionario para la cartera. Barañao también participó de la campaña electoral, cuestionó duramente la falta de presupuesto en la Ciudad de Buenos Aires y resaltó la “preocupación manifiesta de la comunidad científica respecto del futuro del sistema de ciencia y técnica” ante un eventual triunfo de Cambiemos.
Recalculando
Macri ganó y tres días después anunció que el ministro de Ciencia, Lino Barañao, había aceptado continuar en el cargo. La noticia generó ruidos dentro del kirchnerismo más fiel. Entre los primeros en saludar la continuidad se destacó el saliente vicepresidente de Monsanto Argentina y aún consultor de la multinacional, Pablo Vaquero: “Excelente noticia que Lino Barañao siga como ministro de Ciencia y Tecnología. Tener políticas de Estado es muy importante”.
Barañao comenzó un maratón mediático durante el cual remarcó que aceptó el cargo porque tuvo el visto bueno de la Presidenta, alegó que “estaba en riesgo todo lo conseguido” y afirmó que Macri le había prometido contar con presupuesto necesario para mantener la política científica.
Hubo silencio de los científicos que habían salido a las calles y denunciado los males del macrismo.
El 1° de diciembre, el Conicet informó un aumento salarial que tendrá vigencia a partir del 1° de enero de 2016. Bajo el eufemismo de “jerarquización”, el comunicado señala que “la medida reconoce el papel protagónico de la ciencia y tecnología como impulsoras del desarrollo nacional”. Los aumentos van desde 1.369 pesos (para investigador asistente) hasta 3.251 (investigador superior).
A los 50 minutos, el correo del Conicet llegó con una “fe de erratas”. Informaba que el aumento se cobraría ya en diciembre mismo.
Los Científicos y Universitarios Autoconvocados celebraron en su página de Facebook la “jerarquización salarial”. Aún no se expidieron sobre la voltereta de Barañao. Tampoco volvieron a las calles.
El duelo con Carrasco
Lino Barañao es un reconocido impulsor del modelo de agronegocios. Asiduo concurrente a los congresos de Asociación de Productores de Siembra Directa (AaPreSiD), que nuclea a empresarios del agronegocio y los transgénicos, y tienen un excelente diálogo con las grandes multinacionales del agro.
Cuando Andrés Carrasco, jefe del laboratorio de Embriología Molecular de la UBA y ex presidente del CONICET, confirmó los efectos nocivos del glifosato (2009), Barañao formó parte de una campaña destinada a desprestigiarlo: no sólo al estudio, sino al propio Carrasco. Junto al editor jefe de Clarín Rural, Héctor Huergo, Barañao descalificó la investigación de Carrasco alegando que no había sido publicada en una revista científica. Hizo lo propio ante los empresarios de AaPreSiD.
Hizo algo más: “El glifosato es cómo agua con sal”, afirmó en una entrevista que se emitió en la AM 530, la radio de las Madres de Plaza de Mayo. Y, en consonancia con la presidenta del Comité de Ética del ministerio de Ciencia, Otilia Vainstok, solicitó el juzgamiento de Carrasco.
El 28 de noviembre pasado, Barañao dio otro grosero paso en defensa del agronegocio. En una entrevista publicada en el diario Clarín, consultado por los agroquímicos, señaló: “De acuerdo con el prospecto de los plaguicidas, no hay peligro.(…) Con los antibióticos también hay mal uso y muertes, y nadie se queja”.
En Argentina hay más de cien investigaciones científicas de universidades públicas que confirman los efectos del glifosato y otros agroquímicos, pero el ministro de Ciencia confía más en los “prospectos” de los plaguicidas que realizan los fabricantes.
Ministerio transgénico
«Durante la gestión del ministro Barañao no se ha atendido a los distintos y múltiples conocimientos en ciencia y técnica que requiere el país. La misma estuvo totalmente sesgada hacia la biotecnología, y más recientemente, hacia la nanotecnología”, afirmó Norma Sánchez, doctora en Ciencias Naturales, docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora del Conicet. Destacó que, no casualmente, se han dejado de lado políticas para dar respuesta a las necesidades socioambientales del país y que tienen como trasfondo la “profundización de modelos de desarrollo neoliberales”.
Evaluó que el Ministerio de Ciencia y el CONICET, han tenido un enfoque “reduccionista, de corto plazo, y que responde a intereses de las transnacionales”. Concluyó: “Lejos de buscar soluciones, el ministro continua promoviendo el desarrollo de organismos transgénicos”.
Leda Giannuzzi es doctora en Ciencias Químicas de la UBA, profesora de toxicología en la UNLP e investigador principal del CONICET. No da vueltas al referirse a la confirmación de Barañao en el gobierno de Macri: “Es una continuación del gobierno anterior, que apoya la utilización masiva de agrotóxicos, en forma cómplice con el discurso de las empresas multinacionales”. Y alertó que están impulsando la intervención genética en mamíferos y la clonación de animales. “Es de esperar que este ministerio continúe con la defensa de los intereses del modelo sojero”, afirmó.
Cuestionó la aprobación de una nueva soja resistente al glifosato y una papa transgénica, destinada al consumo humano directo. “No se realizaron las pruebas toxicológicas a largo plazo exigidas internacionalmente. Estos eventos transgénicos fueron propiciados y financiados por el CONICET”, destacó.
Sánchez también cuestionó la ciencia pública al servicio del sector privado. Citó ejemplos: los convenios del CONICET, la Universidad Nacional del Litoral, el INTA y la empresa Bioceres (donde está presente Gustavo Grobocopatel, uno de los mayores pooles de siembra del continente, integrante de AaPreSiD) para desarrollar semillas transgénicas. “Tienen propiedad intelectual compartida, pero Bioceres tiene los derechos exclusivos de comercialización”, detalló. También denunció que investigadores del sistema público son “integrados” al sector privado, como un irónico logro del sistema estatal.
Tres hipótesis
Enrique Martínez fue presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) durante la administración kirchnerista y coordina el Instituto para la Producción Popular del Movimiento Evita. Luego de la confirmación de Barañao escribió un artículo titulado El amigo judío y las políticas de Estado. Sostiene allí que el ministro puede ser una pantalla de Cambiemos para mostrar que no ajustará en ciencia. “Si un gobierno liberal nombra como ministro de Ciencia a la misma persona que condujo el sector ocho años en un gobierno de raíz peronista, y además señala que lo hace porque las políticas en ciencia y tecnología son ‘de Estado’, algo no cierra”, advierte.
Ensayó tres hipótesis:
Macri no conoce los aspectos ideológicos de la gestión de Barañao.
Por el contrario, conoce esos aspectos y concluye que se encuadran en su pensamiento liberal.
El protagonista de la continuidad (Barañao) está dispuesto a adaptar el perfil a un nuevo contexto.
Martínez dejó abierto el interrogante. Afirmó, sí, que “nadie en el campo popular puede estar contento con imaginar que tener grandes laboratorios llenos de científicos sea suficiente para cumplir con una misión, si es que su trabajo no se encuadra con la atención de las diversas necesidades comunitarias”.
Al mismo tiempo, celebró la alianza entre YPF y el CONICET para avanzar en la formación de recursos humanos para la industria petrolera.
El dogma
Damián Verzeñassi, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario e integrante de la Unión de Científicos Comprometidos, evaluó que en los últimos doce años “se quiso presentar al desarrollo en ciencia y técnica como una avanzada de soberanía, cuando en realidad esa ‘avanzada’ era de las empresas de la biotecnología que, con los dineros del Estado, generaban en nuestro sistema los conocimientos que necesitaban para maximizar sus ganancias y penetrar aún mas en la conciencia y la cultura”. Lamentó la continuidad de “políticas de enajenación del territorio”.
También cuestionó el paradigma impuesto en las últimas décadas, que promete que una ciencia proveedora de soluciones y bienestar per se. “Se consolidó el mensaje de la ciencia todopoderosa… siempre y cuando no ponga en peligro el status quo financiero. En la ciencia hay un pensamiento tan oscurantista como el del dogma religioso del Medioevo”, afirmó Verzeñassi.
Como ejemplo contrario reivindicó la figura de Andrés Carrasco, “ejemplo de ciencia digna, perseguido y maltratado por el ministro Barañao”.
Por último, el doctor Verzeñassi hizo una aclaración para marcar la confusión actual: “Lo que hoy llaman ‘cooperación’ entre las universidades, el sistema científico y el sector privado, en realidad implica transferir dinero del Estado al sector privado, con claro énfasis en las empresas de biotecnología”.
Subsidios
Rafael Lajmanovich es profesor titular de la Cátedra de Ecotoxicología de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) e investigador independiente del Conicet. Rescató de los últimos años las políticas de subsidios y desarrollo para la investigación, las calificó como “muy buenas y han permitido un notable avance en el desarrollo de diversas disciplinas científicas” y sostuvo que “es un deseo de toda la comunidad académica que continúen en ese mismo sentido”.
Respecto a qué tipo de desarrollo científico recibe más apoyo: “Sin duda son las industrias extractivistas relacionadas con el ingreso de divisas, como son las cerealeras, mineras a cielo abierto y más recientemente la industria del fracking, actividades que no tienen color político y obviamente no son muy cuestionadas desde los ámbitos oficiales, políticos o académicos, en cuanto a las consecuencias ambientales y sociales que producen”, destacó.
Lamentó que desde los ámbitos oficiales no se debata las políticas ambientales, el incremento exponencial en el uso de agroquímicos asociados a los cultivos transgénicos, “donde ya no hay margen de duda que están produciendo daños ambientales y a la salud”. También alertó sobre las consecuencias de la megaminería, pasteras, cultivos forestales, desmontes, el sector de los medicamentos y la producción industrial de carne.
“Del lado de los negocios”
Desde las ciencias sociales, Maristella Svampa, investigadora del Conicet y docente de la Universidad de La Plata, afirmó que la continuidad de Barañao tiene por objeto “tranquilizar a los sectores universitarios que se han manifestado públicamente, y en varias ocasiones haciendo indebido uso del aparato del Estado, contra la elección de Macri como presidente”. Al mismo tiempo, la vigencia del Ministro “refleja la continuidad de una ciencia ligada al mercado, muy especialmente en relación con el modelo de agronegocios”.
Y recordó el papel de Barañao en 2009 cuando Andrés Carrasco alertó sobre los efectos del glifosato. “Barañao eligió estar del lado de los negocios, y no del lado de la ciencia como concepción crítica y plural. Como alertaba Norma Giarraca (socióloga rural, fallecida este año), la promoción de una visión tecnocrática, que articula ciencia y negocios, tiende a reproducir un orden injusto y desigual», denunció.
“Aplaudidores seriales”
Mirta Varela es profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e investigadora independiente del Conicet. El 7 de noviembre, previo al balotaje, escribió una columna en Clarín, titulada “Cátedra de propaganda en la universidad”. Cuestionó el posicionamiento de funcionarios e investigadores, en nombre de universidades y del Conicet, con recursos públicos y con fines partidarios. Apoyó la creación del Ministerio de Ciencia y universidades, pero rechazó “la exhibición de la ciencia como espectáculo propagandístico”.
“El pronunciamiento partidario de estas instituciones (UBA y Conicet) es inaceptable porque no le pertenecen a ningún gobierno, aunque en algunos casos se les haya aplicado una lógica clientelar. El desprestigio de estos mecanismos es difícil de reparar y resulta penoso ver cómo quienes debieran salvaguardar el pensamiento crítico se han convertido en aplaudidores seriales”, cuestiona la investigadora del Instituto Gino Germani de la UBA.
En el mismo artículo, y como investigadora del Conicet, le preguntó a sus colegas si les preocupa cómo Macri incentivará el desarrollo de agroquímicos, la megaminería y la eliminación de estadísticas de pobreza. Respondió: “Si es así, me solidarizo con su preocupación. Aunque estén desinformados. La colaboración de la ciencia para tan aberrantes fines ya tuvo lugar”.
-¿Qué repercusiones tuvo de esa columna?
“Me llamaron y escribieron muchos colegas. Estaban de acuerdo pero paso seguido me decían ‘te inmolaste’. Es que son gestiones muy alineadas con el Gobierno y las represalias se notan al momento de las evaluaciones, aprobación de becarios o te crean estructuras paralelas. Se castiga la crítica a la ciencia hegemónica”.
Varela afirma que otro factor que hace escasear la autocrítica científica es la billetera. “Hubo un incremento del financiamiento, que nos ha parecido beneficioso pero también paralizó cualquier postura crítica. Se dio aval a una política científica a cambio de más recursos. Entonces no sorprende que el ministro Barañao justifique el uso de agroquímicos, los compara con los antibióticos y ningún científico le sale al cruce. Es la clara muestra de que estamos en problemas”.
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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