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Barañao y la continuidad de la ciencia tecnológica. Por primera vez los científicos argentinos salieron a la calle para manifestar su apoyo a un candidato. Días después, triunfó el otro. El ministro Barañao aceptó continuar en su puesto. Hubo aumentos. Y silencios. ¿Qué sigue? Darío Aranda lo cuenta en esta nota.

“El glifosato es como agua con sal”.
Lino Barañao,
ministro de Ciencia y Tecnología.

Científicos lavando platos. En la década del 90 y en 2015.

Primero fue el ministro de Economía Domingo Cavallo, quien despreció el sistema científico, recortó fondos y recomendó esa higiénica tarea doméstica a investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). En noviembre de 2015 fue una puesta en escena de cientos de científicos (incluido el ministro de Ciencia, Lino Barañao) en días previos al balotaje, alertando sobre el futuro en caso de la llegada de Mauricio Macri a la presidencia.

Como nunca antes, científicos de todas las carreras llamaron a votar a Daniel Scioli, firmaron solicitadas, enviaron cadenas de correos electrónicos y “militaban” en las redes sociales. La imagen más utilizada: el rechazo a lavar platos.

“Científicos aseguran que la ciencia está amenazada con Macri”, tituló la agencia oficial Telam el 31 de octubre. Daba cuenta de una solicitada que llamaba a votar por Daniel Scioli, se pronunciaba en defensa de las «políticas de Estado destinadas a formar a los futuros científicos” y advertía que no estaban dispuestos a que se «ningunee el necesario progreso nacional enviando nuevamente a los investigadores a lavar los platos».

La ciencia, a la calle

En un hecho inédito, el 12 de noviembre se manifestaron investigadores y docentes universitarios en quince ciudades del país. El objetivo: alertar a la población de lo nocivo que podría ser Cambiemos. La consigna: “Ciencia sí, Macri no”. Uno de los grupos promotores se autodenominó Científicos y Universitarios Autoconvocados y su propuesta proclamaba: “La ciencia sale a la calle”.

Uno de los lugares elegidos para manifestarse fue la populosa estación de Constitución. Nunca antes en la historia reciente, y por ningún otro tema, los científicos se habían manifestado en la estación ferroviaria, por donde pasan los sectores populares del sur del Gran Buenos Aires. Los académicos se mostraron así “consternados” ante la posibilidad de que Cambiemos llegue al poder.

Distribuyeron allí copias de la solicitada, en la que alertaban que la población debía tomar “la decisión más importante de las últimas décadas”. Acusaban a Macri de “despreciar la tarea de nuestros/as investigadores”. Afirmaban que estaba suscripta por más de 6.000 investigadores y llamaban a “defender un modelo de país en donde la generación de conocimiento es una piedra angular de su proceso de desarrollo”.

Entre los logros de los últimos años destacaban “la construcción de centrales nucleares y el desarrollo de semillas (transgénicas) resistentes a la sequía”.

El ministro de Ciencia, Lino Barañao, había hecho público su deseo de seguir en el cargo, pero Scioli ya había anunciado a Daniel Filmus como su funcionario para la cartera. Barañao también participó de la campaña electoral, cuestionó duramente la falta de presupuesto en la Ciudad de Buenos Aires y resaltó la “preocupación manifiesta de la comunidad científica respecto del futuro del sistema de ciencia y técnica” ante un eventual triunfo de Cambiemos.

Recalculando

Macri ganó y tres días después anunció que el ministro de Ciencia, Lino Barañao, había aceptado continuar en el cargo. La noticia generó ruidos dentro del kirchnerismo más fiel. Entre los primeros en saludar la continuidad se destacó el saliente vicepresidente de Monsanto Argentina y aún consultor de la multinacional, Pablo Vaquero: “Excelente noticia que Lino Barañao siga como ministro de Ciencia y Tecnología. Tener políticas de Estado es muy importante”.

Barañao comenzó un maratón mediático durante el cual remarcó que aceptó el cargo porque tuvo el visto bueno de la Presidenta, alegó que “estaba en riesgo todo lo conseguido” y afirmó que Macri le había prometido contar con presupuesto necesario para mantener la política científica.

Hubo silencio de los científicos que habían salido a las calles y denunciado los males del macrismo.

El 1° de diciembre, el Conicet informó un aumento salarial que tendrá vigencia a partir del 1° de enero de 2016. Bajo el eufemismo de “jerarquización”, el comunicado señala que “la medida reconoce el papel protagónico de la ciencia y tecnología como impulsoras del desarrollo nacional”.  Los aumentos van desde 1.369 pesos (para investigador asistente) hasta 3.251 (investigador superior).

A los 50 minutos, el correo del Conicet llegó con una “fe de erratas”. Informaba que el aumento se cobraría ya en diciembre mismo.

Los Científicos y Universitarios Autoconvocados celebraron en su página de Facebook la “jerarquización salarial”. Aún no se expidieron sobre la voltereta de Barañao. Tampoco volvieron a las calles.

El duelo con Carrasco

Lino Barañao es un reconocido impulsor del modelo de agronegocios. Asiduo concurrente a los congresos de Asociación de Productores de Siembra Directa (AaPreSiD), que nuclea a empresarios del agronegocio y los transgénicos, y tienen un excelente diálogo con las grandes multinacionales del agro.

Cuando Andrés Carrasco, jefe del laboratorio de Embriología Molecular de la UBA y ex presidente del CONICET, confirmó los efectos nocivos del glifosato (2009), Barañao formó parte de una campaña destinada a desprestigiarlo: no sólo al estudio, sino al propio Carrasco. Junto al editor jefe de Clarín Rural, Héctor Huergo, Barañao descalificó la investigación de Carrasco alegando que no había sido publicada en una revista científica. Hizo lo propio ante los empresarios de AaPreSiD.

Hizo algo más: “El glifosato es cómo agua con sal”, afirmó en una entrevista que se emitió en la AM 530, la radio de las Madres de Plaza de Mayo. Y, en consonancia con la presidenta del Comité de Ética del ministerio de Ciencia, Otilia Vainstok, solicitó el juzgamiento de Carrasco.

El 28 de noviembre pasado, Barañao dio otro grosero paso en defensa del agronegocio. En una entrevista publicada en el diario Clarín, consultado por los agroquímicos, señaló: “De acuerdo con el prospecto de los plaguicidas, no hay peligro.(…) Con los antibióticos también hay mal uso y muertes, y nadie se queja”.

En Argentina hay más de cien investigaciones científicas de universidades públicas que confirman los efectos del glifosato y otros agroquímicos, pero el ministro de Ciencia confía más en los “prospectos” de los plaguicidas que realizan los fabricantes.

Ministerio transgénico

«Durante la gestión del ministro Barañao no se ha atendido a los distintos y múltiples conocimientos en ciencia y técnica que requiere el país. La misma estuvo totalmente sesgada hacia la biotecnología, y más recientemente, hacia la nanotecnología”, afirmó Norma Sánchez, doctora en Ciencias Naturales, docente de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora del Conicet. Destacó que, no casualmente, se han dejado de lado políticas para dar respuesta a las necesidades socioambientales del país y que tienen como trasfondo la “profundización de modelos de desarrollo neoliberales”.

Evaluó que el Ministerio de Ciencia y el CONICET, han tenido un enfoque “reduccionista, de corto plazo, y que responde a intereses de las transnacionales”. Concluyó: “Lejos de buscar soluciones, el ministro continua promoviendo el desarrollo de organismos transgénicos”.

Leda Giannuzzi es doctora en Ciencias Químicas de la UBA, profesora de toxicología en la UNLP e investigador principal del CONICET. No da vueltas al referirse a la confirmación de Barañao en el gobierno de Macri: “Es una continuación del gobierno anterior, que apoya la utilización masiva de agrotóxicos, en forma cómplice con el discurso de las empresas multinacionales”. Y alertó que están impulsando la intervención genética en mamíferos y la clonación de animales. “Es de esperar que este ministerio continúe con la defensa de los intereses del modelo sojero”, afirmó.

Cuestionó la aprobación de una nueva soja resistente al glifosato y una papa transgénica, destinada al consumo humano directo. “No se realizaron las pruebas toxicológicas a largo plazo exigidas internacionalmente. Estos eventos transgénicos fueron propiciados y financiados por el CONICET”, destacó.

Sánchez también cuestionó la ciencia pública al servicio del sector privado. Citó ejemplos: los convenios del CONICET, la Universidad Nacional del Litoral, el INTA y la empresa Bioceres (donde está presente Gustavo Grobocopatel, uno de los mayores pooles de siembra del continente, integrante de AaPreSiD) para desarrollar semillas transgénicas. “Tienen propiedad intelectual compartida, pero Bioceres tiene los derechos exclusivos de comercialización”, detalló. También denunció que investigadores del sistema público son “integrados” al sector privado, como un irónico logro del sistema estatal.

Tres hipótesis

Enrique Martínez fue presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) durante la administración kirchnerista y coordina el Instituto para la Producción Popular del Movimiento Evita. Luego de la confirmación de Barañao escribió un artículo titulado El amigo judío y las políticas de Estado. Sostiene allí que el ministro puede ser una pantalla de Cambiemos para mostrar que no ajustará en ciencia. “Si un gobierno liberal nombra como ministro de Ciencia a la misma persona que condujo el sector ocho años en un gobierno de raíz peronista, y además señala que lo hace porque las políticas en ciencia y tecnología son ‘de Estado’, algo no cierra”, advierte.

Ensayó tres hipótesis:

Macri no conoce los aspectos ideológicos de la gestión de Barañao.

Por el contrario, conoce esos aspectos y concluye que se encuadran en su pensamiento liberal.

El protagonista de la continuidad (Barañao) está dispuesto a adaptar el perfil a un nuevo contexto.

Martínez dejó abierto el interrogante. Afirmó, sí, que “nadie en el campo popular puede estar contento con imaginar que tener grandes laboratorios llenos de científicos sea suficiente para cumplir con una misión, si es que su trabajo no se encuadra con la atención de las diversas necesidades comunitarias”.

Al mismo tiempo, celebró la alianza entre YPF y el CONICET para avanzar en la formación de recursos humanos para la industria petrolera.

El dogma

Damián Verzeñassi, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario e integrante de la Unión de Científicos Comprometidos, evaluó que en los últimos doce años “se quiso presentar al desarrollo en ciencia y técnica como una avanzada de soberanía, cuando en realidad esa ‘avanzada’ era de las empresas de la biotecnología que, con los dineros del Estado, generaban en nuestro sistema los conocimientos que necesitaban para maximizar sus ganancias y penetrar aún mas en la conciencia y la cultura”. Lamentó la continuidad de “políticas de enajenación del territorio”.

También cuestionó el paradigma impuesto en las últimas décadas, que promete que una ciencia proveedora de soluciones y bienestar per se. “Se consolidó el mensaje de la ciencia todopoderosa… siempre y cuando no ponga en peligro el status quo financiero. En la ciencia hay un pensamiento tan oscurantista como el del dogma religioso del Medioevo”, afirmó Verzeñassi.

Como ejemplo contrario reivindicó la figura de  Andrés Carrasco, “ejemplo de ciencia digna, perseguido y maltratado por el ministro Barañao”.

Por último, el doctor Verzeñassi hizo una aclaración para marcar la confusión actual: “Lo que hoy llaman ‘cooperación’ entre las universidades, el sistema científico y el sector privado, en realidad implica transferir dinero del Estado al sector privado, con claro énfasis en las empresas de biotecnología”.

Subsidios

Rafael Lajmanovich es profesor titular de la Cátedra de Ecotoxicología de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) e investigador independiente del Conicet. Rescató de los últimos años las políticas de subsidios y desarrollo para la investigación, las calificó como “muy buenas y han permitido un notable avance en el desarrollo de diversas disciplinas científicas” y sostuvo que “es un deseo de toda la comunidad académica que continúen en ese mismo sentido”.

Respecto a qué tipo de desarrollo científico recibe más apoyo: “Sin duda son las industrias extractivistas relacionadas con el ingreso de divisas, como son las cerealeras, mineras a cielo abierto y más recientemente la industria del fracking, actividades que no tienen color político y obviamente no son muy cuestionadas desde los ámbitos oficiales, políticos o académicos, en cuanto a las consecuencias ambientales y sociales que producen”, destacó.

Lamentó que desde los ámbitos oficiales no se debata las políticas ambientales, el incremento exponencial en el uso de agroquímicos asociados a los cultivos transgénicos, “donde ya no hay margen de duda que están produciendo daños ambientales y a la salud”. También alertó sobre las consecuencias de la megaminería, pasteras, cultivos forestales, desmontes, el sector de los medicamentos y la producción industrial de carne.

“Del lado de los negocios”

Desde las ciencias sociales, Maristella Svampa, investigadora del Conicet y docente de la Universidad de La Plata, afirmó que la continuidad de Barañao tiene por objeto “tranquilizar a los sectores universitarios que se han manifestado públicamente, y en varias ocasiones haciendo indebido uso del aparato del Estado, contra la elección de Macri como presidente”. Al mismo tiempo, la vigencia del Ministro “refleja la continuidad de una ciencia ligada al mercado, muy especialmente en relación con el modelo de agronegocios”.

Y recordó el papel de Barañao en 2009 cuando Andrés Carrasco alertó sobre los efectos del glifosato. “Barañao eligió estar del lado de los negocios, y no del lado de la ciencia como concepción crítica y plural. Como alertaba Norma Giarraca (socióloga rural, fallecida este año), la promoción de una visión tecnocrática, que articula ciencia y negocios, tiende a reproducir un orden injusto y desigual», denunció.

“Aplaudidores seriales”

Mirta Varela es profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e investigadora independiente del Conicet. El 7 de noviembre, previo al balotaje, escribió una columna en Clarín, titulada “Cátedra de propaganda en la universidad”. Cuestionó el posicionamiento de funcionarios e investigadores, en nombre de universidades y del Conicet, con recursos públicos y con fines partidarios. Apoyó la creación del Ministerio de Ciencia y universidades, pero rechazó “la exhibición de la ciencia como espectáculo propagandístico”.

“El pronunciamiento partidario de estas instituciones (UBA y Conicet) es inaceptable porque no le pertenecen a ningún gobierno, aunque en algunos casos se les haya aplicado una lógica clientelar. El desprestigio de estos mecanismos es difícil de reparar y resulta penoso ver cómo quienes debieran salvaguardar el pensamiento crítico se han convertido en aplaudidores seriales”, cuestiona la investigadora del Instituto Gino Germani de la UBA.

En el mismo artículo, y como investigadora del Conicet, le preguntó a sus colegas si les preocupa cómo Macri incentivará el desarrollo de agroquímicos, la megaminería y la eliminación de estadísticas de pobreza. Respondió: “Si es así, me solidarizo con su preocupación. Aunque estén desinformados. La colaboración de la ciencia para tan aberrantes fines ya tuvo lugar”.

-¿Qué repercusiones tuvo de esa columna?

“Me llamaron y escribieron muchos colegas. Estaban de acuerdo pero paso seguido me decían ‘te inmolaste’. Es que son gestiones muy alineadas con el Gobierno y las represalias se notan al momento de las evaluaciones, aprobación de becarios o te crean estructuras paralelas. Se castiga la crítica a la ciencia hegemónica”.

Varela afirma que otro factor que hace escasear la autocrítica científica es la billetera. “Hubo un incremento del financiamiento, que nos ha parecido beneficioso pero también paralizó cualquier postura crítica. Se dio aval a una política científica a cambio de más recursos. Entonces no sorprende que el ministro Barañao justifique el uso de agroquímicos, los compara con los antibióticos y ningún científico le sale al cruce. Es la clara muestra de que estamos en problemas”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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