CABA
La versión criolla de Panamá Papers
La mayor filtración de documentos de la historia tuvo, en Argentina, una edición que también hará historia. Qué hay detrás de la manipulación informativa y cómo precipitó que se difunda globalmente toda la lista. Una respuesta: la creación del Consorcio de Periodismo de Investigación Autogestivo, coordinado por revista MU, Tiempo Argentino y Redcom, que nuclea a 26 carreras de comunicación de todo el país. ▶ CLAUDIA ACUÑA
Lo que llamamos Panamá Papers comenzó en 2015 cuando el periódico alemán Süddeutsche Zeitung fue contactado por John Doe, el nombre de fantasía de la persona que dio origen a esta investigación de película. Así obtuvieron:
4.804.618 correos electrónicos
3.047.306 archivos en formato de base de datos
2.154.264 archivos en formato PDF
1.117.026 fotos
329.166 documentos de textos
2.242 notas
Todas tenían el mismo origen: el estudio Mossack Fonseca, de Panamá.
Esta cantidad abrumadora de información contenía el secreto mejor guardado del mundo financiero global: la creación de sociedades en paraísos fiscales. Es decir, en territorios donde es posible ocultar qué hacen con el dinero los que tienen mucho dinero.
El diario alemán decidió compartir esa información con el ICIJ, un consorcio de periodistas con sede en Washington fundado con un objetivo: mantener con vida el periodismo de investigación, casi extinguido en la práctica de los medios comerciales. El consorcio realizó una primera clasificación del material, ordenando la enorme data recibida por país de origen de cada una de las 214.000 sociedades creadas por Mossack Fonseca, la mayor parte correspondiente a los últimos diez años. Fue la parte más dura y más sucia del trabajo. Luego, convocó a periodistas y medios de 80 países para chequearla. Esto es: constatar la veracidad y exactitud de esa información. El resultado fue sintetizado por el ICIJ: “La investigación permite ver cómo fluye el dinero negro a través del sistema financiero mundial”.
El Panamá argentino
En Argentina, los Panamá Papers fueron confiados a dos medios asociados en varios negocios: el diario La Nación y Canal 13, del Grupo Clarín. El 3 de abril de 2016, según lo acordado por el Consorcio, se publicaron en todo el mundo las primeras revelaciones. Argentina tuvo así el extraño protagonismo global de integrar la lista con su presidente, Mauricio Macri y su crack futbolístico, Lionel Messi.
Esta edición local de los Panamá Papers tuvo derivaciones asombrosas. Una de las periodistas encargadas de chequear la información fue contratada por la emisora estatal para conducir su noticiero; el jefe del equipo de La Nación almorzó con Mirtha Legrand; un foro de defensa de la libertad de expresión celebró la actuación del equipo criollo. Sin embargo, la edición argentina de los Panamá Papers ha tenido otra repercusión en el exterior: fue la única criticada por el diario alemán, uno de los que mejor conoce la diferencia entre lo que contienen esos documentos y lo que aquí se publicó. A estas críticas se sumó también el diario francés Le Monde. ¿Qué objetaban? El sesgo de la edición.
Con el correr del tiempo diferentes fuentes periodísticas ajenas a Panamá Papers aportaron pruebas que vinculaban a importantes funcionarios del gobierno con sociedades offshore. Son 8 los involucrados, pero solo en dos casos se iniciaron investigaciones judiciales: el Presidente y el intendente de Lanús, Néstor Grindetti.
Los otros involucrados son:
El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj fue descubierto con una sociedad registrada en Panamá a su nombre y el de su esposa. La justificó por su trabajo en la oenegé B’nai B’rith, que al ser consultada por el diario Página/12 advirtió que abrir ese tipo de sociedades es “contrario a los principios de esta asociación”. La existencia de esta sociedad no fue revelada por Clarín ni La Nación, los responsables locales de Panamá Papers.
Tampoco la del secretario de Cultura porteño, Darío Lopérfido, quien radicó en Panamá a Supernova Productions, una sociedad offshore presidida por Antonio de la Rúa, hijo del ex presidente. El descargo de Lopérfido: se trató de un fallido intento de operar en Estados Unidos de la mano de Shakira, por entonces pareja de Antonio.
Jorge Macri, intendente de Vicente López figura como secretario de una sociedad offshore.
El secretario general de la Presidencia, Fernando De Andrés, tiene a su mujer y su suegro integrando otra.
El secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Pablo Cusellas, trabajó como nexo local del estudio Mossack Fonseca.
El director de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, tiene su socio involucrado en una sociedad offshore que gestionó los pases de Carlos Tévez y Cristian Pavón, hoy delanteros en Boca Juniors.
Así comenzó a hacerse evidente la diferencia entre la información existente en los Panamá Papers y la aquí editada.
Medios y los buitres
Desde el primer día de la publicación, otros medios –entre ellos lavaca.org– advirtieron que tanto La Nación como Clarín tenían sociedades offshore en Panamá. Finalmente, el 11 de abril La Nación lo admitió. Clarín, en tanto, ya había sido confrontado con esta información durante una de las tantas interpelaciones que originó su entorpecimiento de la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Sin embargo, en plena agitación de los Panamá Papers guardó silencio. El que habló fue su mediático vocero, Jorge Lanata, quien aseguró que el gobierno supo que estaba involucrado diez días antes de que se publicase la información y que llamó a La Nación y a Clarín “para apretarlos para que no saliera en tapa. La Nación le dio bola”, aseguró en declaraciones radiales. Es cierto: Macri no aparece mencionado en el título.
Lanata, en cambio, fue mencionado por Ramón Fonseca Mora, socio del estudio protagonista de los Panamá Papers, en el reportaje que le hizo el diario Estrella de Panamá. Fonseca Mora señala al financista buitre Paul Singer como responsable de esta filtración y para probarlo cuenta que fue acosado para entregar información de una “sociedad involucrada, no sabemos de qué forma, en casos de un socio de Kirchner. Nos trajo a Julio (sic) Lanata aquí, que es un periodista internacional. Pagó y lo llevó a Nevada, creemos que ha pagado a otros medios que han venido a Panamá”.
Las consecuencias
El comportamiento de la prensa argentina precipitó la decisión del diario alemán y el ICIJ de hacer pública toda la lista de los Panamá Papers. Antes de hacerlos públicos, difundió una carta del John Doe de fantasía. Comienza diciendo: “La desigualdad de ingresos es uno de los principales problemas de nuestros tiempos”. ¿El origen? “Los Panamá Papers ofrecen una convincente respuesta: corrupción generalizada”.
Luego, sintetiza eso que califica de “triste verdad”: “Los medios de comunicación han fracasado. Muchas cadenas de noticias son parodias caricaturescas, los multimillonarios parecen haber tomado las riendas de los periódicos como pasatiempo, poniendo límites a la cobertura de temas serios. El impacto es real: además de Süddeutsche Zeitung y el ICIJ, varios medios de comunicación líderes tuvieron a personas revisando documentos de los Panamá Papers. Eligieron no darles cobertura”.
El final es esperanzador: “Vivimos en tiempos de almacenamiento digital gratis e ilimitado y conexiones rápidas a Internet que trascienden las fronteras nacionales. No se necesita mucho más para conectar los puntos: la próxima revolución será digitalizada”.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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