Nota
Arrancó el Diplomado: un abrazo entre el feminismo de base y el académico

Desde el lunes y hasta el 11 de febrero se desarrolla este Diplomado en Pensamiento Feminista y luchas sociales, diseñado por Mujeres Creando y dirigido por María Galindo. Tal cual definen sus profesoras, “marca un antes y un después” en los estudios feministas ya que propone el encuentro entre la excelencia académica y el feminismo de base. Tal como definió Galindo en el acto de apertura: “Las luchas enseñan y el grupo produce conocimiento colectivo. Este es un Diplomado des-elitizador, democratizador y subvencionado: además de ser gratuito, el 30% de la matrícula está recibiendo alojamiento y alimentación. Luchamos por la educación pública y eso incluye que las maestrías no cuesten tres mil dólares y los doctorados, cinco mil. Eso significa que una elite está controlando el conocimiento y no para compartirlo, sino para tener poder. Es ese poder el que queremos destruir con este Diplomado”. Luego, Galindo aferró un ramo de ruda y a modo de bienvenida y protección, lo sacudió delante de las presentes.
Por Carolina Ayub desde La Paz. Al aeropuerto nos fue a buscar Alex, de Mujeres Creando, a las 4 de la mañana, con dulzura en forma de té de coca y cartelito. Entre la niebla llegamos al hostel donde treinta personas vamos a convivir durante los próximos 40 días. Habitaciones compartidas entre seis, una enorme cocina comunitaria con mates, papayas, hojas de coca etc., etc.
El Diplomado comenzó esa misma mañana con nuestras presentaciones. Un quilombo hermoso: de la enumeración de países Uruguay, Colombia, Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú, Chile son los que recuerdo. Diversidad, mucha y a la vista: todes diferentes y todes hermandes en los deseos de construir algo. Alguien se presenta así:
“Estoy aquí porque algo que me quita el sueño por las noches es cómo complotar, sabotear, y destruir esas estructuras de mierda que ya no solo buscan oprimirnos, sino destruirnos, impidiendo que tengamos una vida plena, y que a lo sumo solo podamos sobrevivir. Sé que esta lucha es colectiva y por eso estoy aquí: para tejer redes”.

Otro alguien:
“Soy una mujer transgénero, de ascendencia aymara, médica de profesión. Acabo de pasar tres años como autoridad de mi pueblo y eso me ha significado salir del núcleo de la comunidad trans y estar en contacto con todo tipo de personas, lo cual ha significado una lucha, pero también una terapia. Y he venido a este Diplomado para reforzar mi feminismo”.
Última:
“Soy trans masculino, trabajador sexual. Actualmente estoy participando del armado del archivo trans de la memoria chilena. Para mi esta Diplomatura es un sueño de alguien que se hizo realidad. Y mis expectativas ya han sido totalmente cumplidas con solo entrar a este salón y observar estos cuerpos tan diversos, tan diferentes a los que generalmente ocupan estos espacios académicos. Y eso solo, el reconocimiento corporal, ya es más de lo que esperaba cuando me anoté. Y lo hice para fortalecer redes. “
El aula es enorme y muy señorial, conservadora; brillantes las sillas plateadas. Casi que no pegan mucho esas sillas con las personas, quienes creo que esta Diplomatura les representa el único momento en que se sientan, por culo inquieto.

Jerarquías y dicotomías
El primer round lo condujo Adriana Burgos, docente de la Universidad Nacional de Jujuy, su cancha es la epistemología y ahí nos hizo entrenar peloteando la relación entre la verdad, la enunciación y el lenguaje. Un salto más y estábamos enunciando en voz alta dicotomías sexualizadas y que consagran jerarquías. Por ejemplo:
Trans / CIS
Blanca / Negra
Gorda / Flaca
Residente / Inmigrante
Normal / Anormal
Ser inteligente / ser bonita
Puta / santa
Femenina / Marimacha
Luego de pasar por los griegos, Newton, el progreso y otras supersticiones, terminamos analizando la película Rashomon (1950, pero escrita en 1915) donde se cuestiona la idea de verdad. Debatimos desde una perspectiva feminista la película.
Al terminar esa clase inaugural, le pregunto a Adriana cómo vivió el encuentro: “Con muchísima emoción, como todas, por estar en un espacio que históricamente nos había sido negado, por nuestro origen de clase y de raza y ahora lo estamos habitando, con una curricula propuesta por nosotras y compartiéndola con aquellas que siempre han tenido el acceso a este espacio y estos conocimientos sumamente restringidos. Y lo estamos habitando con amor y con mucho nivel epistemológico, pero sin que pretendamos quedarnos en una instancia puramente teórica, porque la necesidad urgente es la de organizarnos, establecer redes, trabajar colectivamente para nutrir las luchas y resistencias en cada uno de nuestros territorios. El desafío de esta Diplomatura es qué se construye después”.

Anatomía política del término “feminismo”
El segundo round estuvo a cargo de Carolina Meloni, argentina, residente desde hace años en España, profesora de la Universidad de Zaragoza y encargada de entrarle el diente al concepto “feminismo”, desde todos los ángulos posibles, para cuestionarlo, tironearlo, y amasarlo desde nuestras prácticas. A lo largo del encuentro fue hilvanando una larga lista de autoras que recomienda tener cerca, como el vaso de agua en la mesita de luz, ese que apaga las pesadillas. Algunas ya son leyendas y otras no tan conocidas. Va la lista de las autoras que desfilaron este primer día:
Sara Adler
Angela Davis
Almuneda Hernando
Gloria Anzaldua
Audre Lorde
Marie de Gaurnay
Olype de Gouges
Mary Wollstonecraft
John S. Mill
Flora Tristán
También le pregunto a Carolina sus sensaciones post clase: “Estoy acá por una posición política clara: generar otro tipo de academia. Mi formación es en una academia patriarcal, elitista, extractivista y eurocéntrica. Y este proyecto marca un antes y un después para todas aquellas que no nos reconocemos en un discurso hegemónico y de género. Y ese antes y después lo va a marcar sobre todo en la manera de enseñar el feminismo. Justamente esta mañana mientras las escuchaba a ustedes presentarse estaba temblando. Y todavía lo estoy. Y creo que está muy bien recuperar esa categoría del temblor como docente y como feminista. Y eso responde a la propuesta de esta Diplomado: no somos unas profesoras que venimos a dictar cátedra a unas alumnas que no saben nada. Lo que acá se cuece es el encuentro entre un feminismo de base y un feminismo académico, en grado de igualdad y de abrazo. Mi impresión de este primer día entonces es de enorme felicidad y agradecimiento”.
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De la idea al audio: taller de creación de podcast
Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]
Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!
De la idea al audio: taller de creación de podcast
Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.
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Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.
Docente:
Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.




Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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