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Biocombustibles: ¿el tanque o la comida?

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Hasta hace muy poco sonaba como un tema de laboratorio hasta que se transformó en el común denominador de las relaciones geopolíticas Norte-Sur. Las meditadas jugadas de ajedrez de la diplomacia mundial colocaron a los biocombustibles en el centro de la escena. Ahora, Greenpace, el titular del INTI y el Movimiento Campesino Indígena advierten sobre los riesgos de dedicar el cultivo intensivo de maíz, soja y caña de azúcar a producir otra cosa que no sea comida. Un ejemplo palpable: la relación que se tiene este tema con el precio de la carne.

 

El mes pasado, Néstor Kirchner se reunió con su par brasileño, Luis Inácio Lula Da Silva para impulsar con este énfasis las relaciones bilaterales. George Bush ya había visitado Brasilia con la misma intención. Y hace dos semanas, Al Gore -el ex vicepresidente demócrata de los Estados Unidos- se estrechó en un abrazo con el vice vernáculo, Daniel Scioli, en una fugaz visita que hizo a Buenos Aires con el fin de promocionar su idea de combatir el calentamiento global. Todas estas demostraciones de preocupación por el medio ambiente tuvieron una misma intención: estrechar lazos con los posibles países productores de maíz, soja o caña de azúcar, materia prima indispensable para el ahora llamado “biocombustible”.

A pesar del énfasis que Gore puso en su exposición, admitió que el riesgo de la bioenergía –que reduciría las emanaciones de gases que provocan el efecto invernadero- es que el precio de los alimentos suba exponencialmente y que bosques extremadamente valiosos para el ecosistema sean destruidos innecesariamente. Lo mismos peligros plantea la filial argentina de la organización ambientalista Greenpeace en el informe que acaba de publicar.

“Es necesario –sugiere el trabajo- prestar atención en el potencial riesgo que los biocombustibles empujen los precios de los insumos alimenticios, una tendencia que puede ser atractiva para los agricultores pero desastrosa para la mayoría de la población y los sectores más empobrecidos”.

 

Las lecciones de México

Greenpeace acompaña la recomendación con una descripción de lo que sucedió en México, un país con 107 millones de pobres cuya alimentación está basada en el maíz. Allí, el valor de la harina empleada para elaborar las famosas tortillas se duplicó a fines de 2006 debido a que Estados Unidos -segundo productor mundial de etanol y exportador del 80 por ciento del maíz que reciben los mexicanos-aumentó de 2,80 a 4,20 dólares la fanega. El principal motivo del aumento habría sido la especulación y la acaparamiento que generó en el mercado de granos el anuncio formulado por George Bush de que su país destinará el 50 por ciento de las plantaciones de maíz para producir etanol.

En México, el fenómeno ocasionó rápidas repercusiones políticas y culturales . El presidente Felipe Calderón debió intervenir y fijar topes a los precios de los productos elaborados a base de maíz, mientras que los periodistas especializados acuñaron un neologismo para referirse al tema: etanoinflación.

“Buena parte del sector productivo agrícola ha puesto gran interés en el desarrollo de los biocombustibles al considerarlos una oportunidad para mejorar la cotización de su producción. Es claro que la demanda por biocombustibles hará que los cultivos energéticos se valoricen, tendiendo a precios mucho más altos que los que originalmente se pagaban por esos mismos cultivos cuando su destino era la industria alimenticia”, explica el trabajo ambientalista.

 

Hipótesis argentina

En el informe, Greenpeace proyecta las consecuencias que podría traer a la Argentina un acelerado proceso de inversiones en biocombustible como consecuencia a la presión externa para que el país se convierta en proveedor de biodisel o bioetanol. Además del potencial aumento de precios en alimentos, señala que el incentivo a la expansión de las actividades agrícolas sobre ecosistemas naturales traería aparejado una masiva destrucción de bosques nativos tanto en el noroeste como en el noreste. Además, las mayores extensiones de siembras de maíz y soja intensificarían la falta de diversificación de los cultivos y los actores involucrados serán cada vez más concentrados. “Se generará una nueva etapa de un perfil agropecuario de gran escala y expulsor de población rural”, subraya el trabajo.  El estudio pone en duda, también, que con los biocombustibles se cumpla con el objetivo de asegurar un suministro energético autónomo:  “Estaremos exportando combustibles (los utilizados en la producción de biocombustibles) cuando nuestra disponibilidad de reservas fósiles comenzará a ser crítica poco después del 2010. Argentina va camino a ser un país importador de crudo y gas. Además estaremos exportando un combustible limpio (el etanol) que generará  reducciones en los países importadores habiendo consumido energía local para producirlos y habiendo realizado emisiones de gases que producen efecto invernadero localmente.”

La ONG ecologista también cuestiona que la elaboración de este tipo de combustibles sea una solución a los problemas de cambio climático en los países productores: “Debemos tener en cuenta que, por ejemplo, cada hectárea desmontada en Brasil equivale a una emisión de 500 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Las reducciones de emisiones que pueden generar los biocombustibles producidos en tierras desmontadas demandarán decenas o cientos de años para compensar las emisiones generadas en los desmontes. La desaparición de montes y selvas para generar tierras cultivables no sólo genera problemas en materia de biodiversidad y para las comunidades locales, también contribuye en agravar el problema del cambio climático”, sostiene el informe.

 

El costo social

“La producción y el uso de la bioenergía –advierte el trabajo- no deberían ampliar las desigualdades sociales, especialmente entre países desarrollados y en desarrollo. Las necesidades locales deberían tener prioridad por sobre el comercio global. El comercio en materia de bioenergía no debe resultar en impactos negativos en materia ambiental ni social ni debilitar la seguridad alimentaria y la soberanía.”

A pesar de todos estos cuestionamientos, Greenpeace considera que la bioenergía es parte de la solución para combatir el cambio climático. Pero propone utilizar otra materia prima para elaborarlos: residuos de aceite de cocina, restos de caña de azúcar o de la actividad forestal. “Esta forma no presenta grandes problemas”, asegura el informe.

 

La solución es el problema

A principios de año, el titular del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, Enrique Martínez, también había elaborado un informe cuestionando a los biocombustible como remedio al mal del cambio climático. La primera objeción que Martínez planteaba sobre la producción de etanol también tenía que ver con la cuestión alimenticia. Sostenía que para conseguir un reemplazo significativo de combustibles fósiles por etanol se necesitaría afectar a una superficie tan  extensa  que deberían dejarse de utilizar tierras cultivadas para producir alimentos en favor de la fabricación de energía, en un momento donde la población mundial se expande de manera vertiginosa. El prestigioso ambientalista estadounidense Lester Brown, presidente del  Earth Policy Institute, sacó una cuenta que no deja de sorprender: para producir el etanol suficiente para llenar un tanque de combustible de cien litros se necesita la cantidad de granos que una persona come a lo largo de un año. “Como la tierra es finita, estaríamos generando un problema en vez de una solución: dejaríamos a millones de personas sin comer”, opina Martínez.

“Este planteo no es teoría pura. –explica- En la Argentina prácticamente no se produce etanol, sólo hay proyectos. Sin embargo ya tenemos instalado el problema por el contagio de las subas de precios del maíz por la expansión de los biocombustibles en los Estados Unidos: en los últimos dos años aumentó un cien por ciento. Hoy el Estado argentino está subsidiando a los productores de pollo, cerdos y ganado lechero porque el maíz subió por la gran cantidad de hectáreas que Estados Unidos dedica al cultivo del cereal para producir etanol. La estampida de la carne se debe, en parte, al aumento del alimento balanceado, que sube el precio porque se disparó el maíz”.

 

Subsidios sin fin

Este aumento geométrico de precios que Martínez caracteriza como un problema, los productores del campo y el gobierno lo ve ven como una ventaja competitiva. De hecho, hoy una de las principales fuentes de recaudación que tiene el Estado son las retenciones a los exportadores y cuanto más cueste el maíz, más dólares recibirán la Argentina. “Pero el Estado ya empezó a devolver ese dinero en subsidios a productores ganaderos para que engorden a sus animales –argumenta el presidente del INTI- . Después deberá subsidiar a los pobres y también tendrá que comprarles comida. Cuando se haga el análisis del ciclo de vida, que implica estudiar un tema desde que empieza hasta que termina, la Argentina se dará cuenta que con el etanol pierde plata.  Pero mientras tanto, unos van a ganar mucho y otros todo lo contrario. Estas cuestiones deben analizarse a escala de toda la comunidad. Hoy todos los diarios hablan de la gran oportunidad que vive el país porque sube el maíz. Es una oportunidad para hacer mal las cosas, para que aumente la brecha hacia el interior de la sociedad.”

“Lo que en verdad intenta Estados Unidos no es reemplazar el petróleo por etanol, sino  controlar el valor del crudo. Nunca podría reemplazar más del 10 ó el 15 por ciento, pero eso alcanzaría para presionar sobre el precio del barril, que había superado todos los récords. Lo que permite el etanol, también, es no modificar las estructuras de poder.  Si se produce nafta o etanol, se necesitan los mismos caños y las mismas estaciones de servicio para distribuirlo. Si, en cambio, se incentiva la energía eólica, solar o la generada por pequeñas centrales hidráulicas permitiría una producción descentralizada que podría distribuirse  de manera local, prescindiendo de las grandes destilerías.”

Además de las objeciones políticas a la producción de etanol con maíz, Martínez realiza también cuestionamientos técnicos. Señala que existen especialistas de la Universidad de Cornell que aseguran que la producción de este biocombustible arroja un balance de energía negativo. Esto quiere decir que se gastaría más energía en cultivar, cosechar y transformar el cereal en combustible que lo que devolvería después el etanol dentro de un motor. «El nivel de conversión de energía del maíz es muy bajo. Aún los defensores de la idea a ultranza, que aseguran que la ecuación es positiva, dicen que apenas llega a obtenerse un 50 por ciento más de lo que se gasta. Además, el etanol sería un pésimo negocio para Argentina: gastar energía para producir otra que se utilizará fuera del país”.

 

Nuevo impulso

Hoy en  Argentina se producen 160.000 toneladas de etanol, una cifra muy marginal para lo que representa el consumo total de combustibles. Para producirlo, se utiliza como materia prima el bagazo de la caña de azúcar, un desecho que no tiene valor calórico alguno. Estos tipos de emprendimientos surgieron durante el gobierno de Raúl Alfonsín, que se había propuesto impulsar esta tecnología. Pero hasta hoy, la industria del biocombustible en la Argentina no prosperó.

El nuevo impulso dado por los efusivos gestos diplomáticos parece indicar un peligroso cambio. Para alertar sobre sus consecuencias el Movimiento Campensino Indígena –integrado por 15.000 familias agrupadas en organizaciones campesinas de siete provincias argentinas- también elaboró un documento donde plantea su posición sobre un tema que los afecta en forma directa. Allí plantean:

  • “La expansión de los cultivos afectará a los alimentos, que serán más caros; a los suelos, que se degradarán por el uso de agroquímicos; e impulsará aún más el monocultivo para alimentar las plantas de etanol.”
  •  “Es falso que el etanol beneficie en materia ambiental. Si no cambia el modelo de derroche energético, seguirá la producción de gases de invernadero, principal responsable del cambio climático.”
  • “El papel de la región será suministrar energía barata a los países ricos, a través de políticas de como las de la colonización: apropiación de territorio, de bienes naturales y de trabajo, lo que representa mayor concentración de tierra, agua, renta y poder.”
  • “La producción de agrocombustibles pondrá en peligro la soberanía alimentaría y agravará el problema del hambre en el mundo. En México, por la exportación del maíz para etanol, hubo un aumento del 400 % en el precio del maíz.”
  • “Con los cereales que se necesitan para llenar el tanque de una camioneta se puede alimentar una familia por mucho tiempo. La mayor parte de la energía producida se consume en el cultivo y el procesado -en petróleo, riego, maquinaria, transporte-.  Hasta se puede dar saldo negativo de energía.  Y más negativo aún, si se suma la destrucción de los bienes naturales y la contaminación que las refinerías causan en las comunidades cercanas.”
  • “Las industrias y gobiernos del Norte necesitan que la producción sea en el Sur, porque no disponen de tierra o no quieren usarla para esto, y porque asumen que en esos países los problemas ambientales son obviados por gobiernos ávidos de «inversión» extranjera y de promover la agricultura intensiva de exportación.”
  • “Es un proyecto de Estados Unidos para disminuir su dependencia de las naciones petroleras, pero además, un interés propio de sus empresas de agronegocios, petroleras y automotrices, para hacer nuevos y grandes negociados.”
  • “Usar los alimentos para llenar millones de autos o para millones de estómagos. ¿Usted que elige? “

 

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
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  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
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Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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