CABA
Cómo convertir el dolor en acción
La anécdota ocurrió el Día del Animal, y fue narrada por Rosa Bru, la madre de Miguel Bru, primer desaparecido en democracia, durante el conmovedor encuentro Juntos contra la impunidad, en Mu. Punto de Encuentro, del que también participaron conversando con el público Vanesa Orietta (hermana de Luciano Arruga, desaparecido en enero de 2009), Rosa Riffo (madre de Luis “Titi”Almonacid, asesinado en San Carlos de Bariloche en el año 2000) y Julieta Vinaya, cuyo hijo Atahualpa Martínez apareció muerto de un balazo por la espalda en las afueras de Viedma en junio de 2008.
El relato de Rosa: “El 29 de abril del año pasado hubo un acto en Congreso reclamando por la desaparición de Luciano Arruga. Yo llegué tarde, como siempre, pero cuando me iba acercando vi que había móviles de los canales de noticias Crónica TV y TN (Todo Noticias). Me puso contenta, pensé que cubrirían el acto. Cuando me acerco al palco veo que Nora Cortiñas (de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) hablaba roja de la rabia. ¿Qué había pasado? Al ver a los móviles de televisión, se acercó para avisarles que se iba a hacer el acto denunciando la desaparición de Luciano, reclamando por su vida. Pero los periodistas le contestaron que ellos estaban allí por otra marcha, en defensa de los derechos del animal. El 29 de abril es el Día del Animal, y ellos no tenían indicaciones de cubrir ninguna otra cuestión. Nora les explicó a los periodistas que estaba hablando de un chico de 16 años, desaparecido, pero los tipos ni se tomaron la molestia de grabar el acto”.
La historia revela el tamaño de los obstáculos que han debido enfrentar los familiares de desaparecidos y asesinados en democracia por las fuerzas policiales. Tienen en contra a:
- La policía, que en todos los casos es la que generó la muerte o la desaparición, convirtiéndose además en algunos casos en un peligro para los testigos cuya identidad debe protegerse para evitar fallecimientos y suicidios dudosos.
- El Poder Judicial, que en muchos de estos casos –aunque hay excepciones- cajonea y alarga las causas, o simplemente las envuelve con el moño de la impunidad.
- Los funcionarios ejecutivos y legislativos, o “clase política”, según cierta jerga aún vigente, para la que estos temas suelen ser inexistentes (salvo en aquellos casos en los que toman partido contra las víctimas).
- Las empresas periodísticas, que en general avivan el fuego de la criminalización de los jóvenes, aunque otra de sus líneas de trabajo tiende a invisibilizar estos casos.
- Y una actitud social a veces sordomuda, que más de una vez se escuda en un clásico de la época militar: “Algo habrán hecho”.
Sin embargo, estas mujeres no se resignaron, y lograron en algunos casos condenas, en otros romper esa sordera y esa mudez, en algunos más crearon grupos que no sólo difunden información sobre estos crímenes, sino que tratan de revertir otras situaciones de desamparo, de injusticia o de marginación desde la defensa de los derechos humanos o desde la cultura, todo lo cual fue sintetizado por Julieta Vinaya con estas palabras: “Convertir en dolor en acción”.
Los negros y los educados
El encuentro Juntos contra la Impunidad se produjo el 22 de marzo en Hipólito Yrigoyen 1440 en el marco de una instalación a partir de la foto de Julio López tomada por Helen Zout poco antes de que el testigo clave en la causa Etchecolatz fuese desaparecido (septiembre de 2006). La imagen de López sin camisa, con los ojos cerrados, acompañó así los relatos sobre lo que está representando una nueva generación de violaciones a los derechos humanos, focalizada en jóvenes humildes, perseguidos y reprimidos por la policía.
Rosa Bru, Vanesa, Julieta y Rosa Riffo se encontraron allí, las cuatro juntas por primera vez, llegadas desde La Plata, Lomas del Mirador, Viedma y Bariloche. Faltó por un inconveniente el padre de Rubén Carrasco, el joven muerto tras el recital rockero de Viejas Locas en Vélez, a fines de 2009.
La charla previa entre las mujeres, café con leche y mate mediante, confirmó algo que suele sorprender al observador desprevenido: la vitalidad con la que atienden al otro, conversan y hacen, con una especie de fuerza visiblemente contagiosa.
Ya con el micrófono encendido, las invitadas hicieron un pormenorizado relato de cada caso, pero no se quedaron hundidas la crónica de las víctimas.
Rosa Riffo, por ejemplo, comentó la realidad de muchas reacciones: “Cuando muere un chico de un barrio pobre te dicen que son negros. Seremos negros, pero más educados que los que dicen esas cosas, y que los policías. Nadie nunca vio a mi hijo robando ni en la droga. Trabajaba para ayudarnos a sostenernos a mi y a mi hija. Entonces yo me pregunto: ¿Cuál es la justicia? Hay justicia para los abogados, los jueces y los políticos. Para nosotros, no”. Rosa fue fundadora del grupo “Familia, Mantel y Mate” que reúne también a familiares de otros chicos víctimas del estado de las cosas, y de las cosas del Estado. A diez años de la muerte de Titi, dice algo que ya es parte de la historia práctica argentina: “Si bajamos los brazos, estamos sonados”.
Reclutando chicos para robar
Vanesa detalló el cúmulo de irregularidades en la causa, y la impunidad de los policías del destacamento de Lomas del Mirador, pero reveló algo todavía más grave: “Nosotros denunciamos que la policía recluta a menores para robar, y usan la condición de ser chicos y pobres para tenerlos como rehenes”. En el caso de Luciano (ver en lavaca la nota Algo habrá hecho), el ofrecimiento fue rechazado, y eso mismo lo puso en la mira policial. Los efectivos involucrados ofrecen a los menores “zonas liberadas” y les marcan los objetivos, garantizándoles que no tendrán mayores problemas judiciales posteriores. Alguien tan insospechable de encono hacia la policía como el ministro de seguridad bonaerense Carlos Stornelli terminó haciéndose eco meses más tarde de denuncias de este tenor, aunque con respecto al caso Arruga no se visualizó acción alguna al respecto.
Vanesa: “Los medios grandes tampoco hicieron nada. mandamos gacetillas e informes, pero no los publican. Pero además por ejemplo TN (del Grupo Clarín) siempre se encargó de hablar de drogas en el caso de Luciano, lo cual es una falsedad absoluta. Mandamos cartas documento para que se retacten y no lo hicieron”. Quedó confirmada una hipótesis del libro El fin del periodismo y otras buenas noticias: la libertad de expresión que peligra es la de la sociedad, y los que ejercen la censura versión siglo XXI son las empresas periodísticas.
Otro caso, relatado por Vanesa: “Iban a hacer una nota para Clarín. Pero como otro diario sacó la nota antes, me llamó la mujer que iba a hacer la nota para avisarme que lo de Luciano ya no era una primicia, y que no lo iban a hacer. Le expliqué que mi hermano no era una primicia, le pedí que entendiera nuestra desesperación, que fuera humana, pero no publicaron nada”.
Julieta Vinaya aportó en esa línea: “Te dicen que el tema no vende, que la gente no está interesada, como si informar sobre una desaparición fuese una cuestión de ventas”.
Julieta agregó que no hay hipótesis sobre el asesinato de su hijo Atahualpa, que pensaba estudiar medicina. Le tocó vivir esa situación paradójica: además de denunciar la muerte de su hijo, aclarar que el chico no era culpable de las acusaciones vertidas por la prensa y la policía para criminalizarlo: “Cuando empezaron a decir que era un asunto de polleras o de drogas, por suerte cantidad de personas salió a decir quién era en realidad Atahualpa. También me di cuenta de que teníamos uqe salir de Viedma, y de la provincia, lograr que se ifundiera el caso en todas partes. Empezamos a esperar a la Presidenta en los actos y finalmente pude verla y explicarle la situación. Como estaba el gobernador adelante, no le dije qu para mi fue la policía, pero le dije que sospecho de todo el mundo. Mandaron a Gendarmería para que investigue. Ya hay 2.000 fojas en la causa. Pero todavía no se sabe nada. Lo que yo creo es que vio algo muy grave, vio a policías o supo de algo que estaban haciendo, que le costó la vida”.
+ Mano dura = + inseguridad
Los amigos de Ata idearon una organización, Crece desde el pie, que se dedica a dar talleres de música, escritura, teatro: “Se juntan, se reúnen, estudian y además difunden todo lo que pasó”.
Julieta logró hacer imprimir 15.000 volantes y llegar a cada lugar posible demostrando que estas mujeres, estos familiares, son ellos mismos medios de comunicación.
Vanesa: “Hacemos actividades, muestras, nos apropiamos de la plaza 12 de octubre del barrio y eso fue bien recibido por los vecinos. Además de hablar y denunciar empezamos a hacer. Para cambiar esta realida violenta hayque comprometerse y entender que hay jóvenes que necesitan nuestro afecto. Cuando una va por la vereda correcta, la de la verdad, la gente lo percibe”. Un ejemplo: se dividió el grupo de apoyo a la policía dirigido por Gabriel Lombardo, embajador en Lomas del Mirador del político Francisco De Narváez, “y ni siquiera pudo hacer lo que pensaba, presentarse a concejal”. En un debate televisivo con Vanesa Lombardo quedó expuesto ante las cámaras: “Quedó como un hombre violento, racista”. Muchos Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador entendieron otro argumento: cuanta más mano dura se pide, tantos más policías puede haber no combatiendo sin reclutando a los delincuentes, con lo cual la ecuación resulta: a más mano dura, más inseguridad.
Superando el miedo
Ante una pregunta del público Rosa Riffo dijo que para ella el miedo no existe. Rosa Bru en cambio reconoció que tuvo temor pensando en sus otros hijos. Todas coincidieron en que, en todo caso, el miedo es un enemigo a vencer para no caer en la parálisis. Por lo tanto, hay que moverse. En el caso Bru el movimiento permanente de Rosa logró además que un caso de desaparición fuese condenado como homicidio, por primera vez en la historia, con prisión para los responsables. Miguel Bru estudiaba periodismo en La Plata, lo que hizo que sus compañeros y amigos se sumaran a ese constante moverse para mantener viva no sólo la memoria sino para construir nuevas posibilidades. Hoy la Asociación Miguel Bru asesora y acompaña las luchas judiciales de otros chicos y han realizado todo un trabajo con jóvenes en la Isla Maciel, que ya es la muestra “Ojos y voces de la isla” y busca convertirse en un libro.
La reunión no terminó. Las dos Rosas, Vanesa y Julieta se quedaron charlando y comiendo juntas, antes de emprender sus respectivos regresos. La reunión tal vez haya sido un primer paso para seguir en movimiento, juntas. Dicen que es una gran receta para no asfixiarse con ese gas paralizante llamado miedo.
Los casos
Caso Arruga: Luciano tenía 16 años cuando desapareció el 31 de enero de 2009. Aquel día estuvo con su mamá Mónica, fue a jugar al Sega con amigos, buscó a su hermana para pedirle dinero para salir con amigos, y fue visto cuando la policía de Lomas del Mirador lo interceptaba. Las sospechas sobre la policía, no sólo por su desaparición sino por el “reclutamiento” de chicos para delinquir, ocurren mientras las voces de siempre piden más “mano dura” y criminalizan a los chicos pobres con la versión actualizada del “algo habrán hecho”. Después de mucho tiempo sin respuestas ni culpables, la causa acaba de moverse. Se obtuvieron resultados de las pericias de las comisarías involucradas, incluyendo la de Lomas del Mirador que funcionó como centro clandestino durante la dictadura (la llamaban “Sheraton”, como si fuese un hotel). Durante 2009 no sólo no se había avanzado sino que los policías sospechosos continuaron trabajando como si no hubiese ocurrido nada, y se los consideró simplemente “testigos”. Las nuevas pericias permiten al abogado de la causa Juan Manuel Combi asegurar que es gravísima la adulteración de los documentos según los cuales la entrada de Luciano no está registrada (esa es otra desaparición en este caso, la del registro). Combi está a punto de presentar un nuevo pedido de indagatoria sobre ese grupo de al menos ocho uniformados. “No planteamos sólo por la desaparición de Luciano. La idea de la causa es también denunciar el delito de coacción agravada por amenazas, la supresión de documentos públicos y el incumplimiento de deberes de los funcionarios públicos”.
Caso Atahualpa: Atahualpa Martínez Vinaya tenía 19 años, cuando el 15 de junio de 2008 fue baleado por la espalda y arrojado en las afueras de Viedma, Río Negro. Estaba en 5° año y con intenciones de estudiar medicina. De origen mapuche-aymara, participaba con su comunidad –y con su madre Julieta- en diversas luchas que ya parecen eternas, en busca de la recuperación de territorios y en defensa de la identidad y la dignidad indígenas, derechos escritos en las leyes y las constituciones, pero muchas veces inexistentes en la práctica. Las 2.000 fojas del caso sólo parecen una acumulación de relleno judicial. La actuación policial en el lugar generó más sospechas (o certezas) que respuestas, ya que se destruyeron y distorsionaron pruebas. A más de un año y medio de la desaparición de su hijo Julieta Vinaya se lamenta: “No hay siquiera una hipótesis”. Por eso mismo, sólo queda la del encubrimiento: “Nadie dice nada. Nadie vio nada” explica la mujer. La recompensa de 100 mil pesos no tuvo efectos, ni las casillas de mail habilitadas y los contactos telefónicos. Julieta interpreta el silencio: “Hay mucho miedo”.Las esperanzas estaban hasta hace poco depositadas en un informe de la Gendarmería, investigando a la policía, pero el resultado fue una simple transcripción de la causa sin datos novedosos, según la propia Julieta. Este 18 de marzo la familia de Atahualpa se reúne con funcionarios de la jefatura de gabinete, para pedir soluciones y apoyo concreto a la investigación.
Caso Bru: El 17 de Agosto de 1993 desaparece Miguel Bru, que tenía 23 años y estudiaba periodismo en la Universidad de La Plata. Miguel vivía en una casa tomada, con varios integrantes de la banda de música y allí ensayaban, hacían reuniones. Allí mismo había sido víctima de dos allanamientos ilegales muy violentos y a punta de pistola, por personal de la Comisaría 9º de La Plata. Los policías tenían a su favor un hecho clave: la complicidad judicial. El juez de la causa, Amílcar Vara, se negaba a vincular la desaparición de Miguel con la actividad del personal policial. Finalmente, los familiares y amigos de Miguel consiguieron que fuera sometido a un jury de enjuiciamiento, para ser destituido al comprobársele irregularidades en 26 causas distintas en las cuales estaba involucrado personal policial. En 1995, luego de la declaración de los testigos, la justicia dicta la prisión preventiva a uno de los policías, el sargento Justo López , que ya tenía numerosas denuncias por abusos y violaciones de todo tipo en la dependencia de asuntos internos de la fuerza. Finalmente , en 1996, se ordena la detención del subcomisario Walter Abrigo, del comisario Juan Domingo Ojeda y de los efectivos Jorge Gorosito y Ramón Cerecetto. En mayo de 1999 comienza el juicio oral y público. En él fueron condenados a prisión perpetua los policías Justo José López y Walter Abrigo, acusados de tortura seguida de muerte, privación ilegal de la libertad y falta a los deberes de funcionario publico. En 2003, la Suprema Corte Bonaerense dejó firme la condena a ambos ex funcionarios policiales. El entonces comisario de la 9°, Juan Domingo Ojeda, que fue condenado a dos años de cumplimiento efectivo de la pena, recuperó su libertad con sólo ocho meses de prisión, al igual que el oficial Ramón Cerecetto. “Fue el primer juicio donde se condenó sin haber cuerpo”, comenta Rosa, que en el año 2002 creó la Asociación Miguel Bru con el objetivo de patrocinar casos que tuvieran como victimario a las instituciones del Estado.
Caso Carballo: Rubén fue brutalmente golpeado el 15 de noviembre de 2009 y falleció el 8 de diciembre, tras 23 días de agonía. Pero recién ahora se le pudo garantizar la identidad reservada a un testigo clave (para evitar represalias policiales). Contó que vio cómo Rubén –inconsciente- fue subido por policías a un patrullero, lo cual desarma el argumento policial según el cual el chico cayó desde una autopista a un rincón de un club aledaño a Vélez Sarsfield. Rubén sólo había ido a ver el recital de Viejas Locas, con su entrada. La familia Carballo y el abogado Eduardo Azcuy pidieron que se investiguen las conversaciones de radio y celulares del personal policial que cumplía funciones esa noche. La defensa cuenta con testigos que narran la visible y permanente comunicación por handy entre los policías de la Comisaría 44. “Con la tecnología que hay, no debería ser un problema. Pero la policía no está facilitando la investigación” dice Rubén Carballo padre, en una paradoja típica de estas situaciones donde quienes tendrían que investigar son en realidad los posibles acusados. “siguen intentando encubrir todo esto” dice el hombre. A 100 días de la muerte de Rubén, la novedad del testigo protegido puede permitir que lo que busca la familia Carballo: cambiar la carátula de “muerte dudosa” que mantiene la causa.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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