Nota
Cómo convertir el dolor en acción
La anécdota ocurrió el Día del Animal, y fue narrada por Rosa Bru, la madre de Miguel Bru, primer desaparecido en democracia, durante el conmovedor encuentro Juntos contra la impunidad, en Mu. Punto de Encuentro, del que también participaron conversando con el público Vanesa Orietta (hermana de Luciano Arruga, desaparecido en enero de 2009), Rosa Riffo (madre de Luis “Titi”Almonacid, asesinado en San Carlos de Bariloche en el año 2000) y Julieta Vinaya, cuyo hijo Atahualpa Martínez apareció muerto de un balazo por la espalda en las afueras de Viedma en junio de 2008.El relato de Rosa: “El 29 de abril del año pasado hubo un acto en Congreso reclamando por la desaparición de Luciano Arruga. Yo llegué tarde, como siempre, pero cuando me iba acercando vi que había móviles de los canales de noticias Crónica TV y TN (Todo Noticias). Me puso contenta, pensé que cubrirían el acto. Cuando me acerco al palco veo que Nora Cortiñas (de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) hablaba roja de la rabia. ¿Qué había pasado? Al ver a los móviles de televisión, se acercó para avisarles que se iba a hacer el acto denunciando la desaparición de Luciano, reclamando por su vida. Pero los periodistas le contestaron que ellos estaban allí por otra marcha, en defensa de los derechos del animal. El 29 de abril es el Día del Animal, y ellos no tenían indicaciones de cubrir ninguna otra cuestión. Nora les explicó a los periodistas que estaba hablando de un chico de 16 años, desaparecido, pero los tipos ni se tomaron la molestia de grabar el acto”.
La historia revela el tamaño de los obstáculos que han debido enfrentar los familiares de desaparecidos y asesinados en democracia por las fuerzas policiales. Tienen en contra a:
- La policía, que en todos los casos es la que generó la muerte o la desaparición, convirtiéndose además en algunos casos en un peligro para los testigos cuya identidad debe protegerse para evitar fallecimientos y suicidios dudosos.
- El Poder Judicial, que en muchos de estos casos –aunque hay excepciones- cajonea y alarga las causas, o simplemente las envuelve con el moño de la impunidad.
- Los funcionarios ejecutivos y legislativos, o “clase política”, según cierta jerga aún vigente, para la que estos temas suelen ser inexistentes (salvo en aquellos casos en los que toman partido contra las víctimas).
- Las empresas periodísticas, que en general avivan el fuego de la criminalización de los jóvenes, aunque otra de sus líneas de trabajo tiende a invisibilizar estos casos.
- Y una actitud social a veces sordomuda, que más de una vez se escuda en un clásico de la época militar: “Algo habrán hecho”.
Sin embargo, estas mujeres no se resignaron, y lograron en algunos casos condenas, en otros romper esa sordera y esa mudez, en algunos más crearon grupos que no sólo difunden información sobre estos crímenes, sino que tratan de revertir otras situaciones de desamparo, de injusticia o de marginación desde la defensa de los derechos humanos o desde la cultura, todo lo cual fue sintetizado por Julieta Vinaya con estas palabras: “Convertir en dolor en acción”.
Los negros y los educadosEl encuentro Juntos contra la Impunidad se produjo el 22 de marzo en Hipólito Yrigoyen 1440 en el marco de una instalación a partir de la foto de Julio López tomada por Helen Zout poco antes de que el testigo clave en la causa Etchecolatz fuese desaparecido (septiembre de 2006). La imagen de López sin camisa, con los ojos cerrados, acompañó así los relatos sobre lo que está representando una nueva generación de violaciones a los derechos humanos, focalizada en jóvenes humildes, perseguidos y reprimidos por la policía.
Rosa Bru, Vanesa, Julieta y Rosa Riffo se encontraron allí, las cuatro juntas por primera vez, llegadas desde La Plata, Lomas del Mirador, Viedma y Bariloche. Faltó por un inconveniente el padre de Rubén Carrasco, el joven muerto tras el recital rockero de Viejas Locas en Vélez, a fines de 2009.
La charla previa entre las mujeres, café con leche y mate mediante, confirmó algo que suele sorprender al observador desprevenido: la vitalidad con la que atienden al otro, conversan y hacen, con una especie de fuerza visiblemente contagiosa.
Ya con el micrófono encendido, las invitadas hicieron un pormenorizado relato de cada caso, pero no se quedaron hundidas la crónica de las víctimas.
Rosa Riffo, por ejemplo, comentó la realidad de muchas reacciones: “Cuando muere un chico de un barrio pobre te dicen que son negros. Seremos negros, pero más educados que los que dicen esas cosas, y que los policías. Nadie nunca vio a mi hijo robando ni en la droga. Trabajaba para ayudarnos a sostenernos a mi y a mi hija. Entonces yo me pregunto: ¿Cuál es la justicia? Hay justicia para los abogados, los jueces y los políticos. Para nosotros, no”. Rosa fue fundadora del grupo “Familia, Mantel y Mate” que reúne también a familiares de otros chicos víctimas del estado de las cosas, y de las cosas del Estado. A diez años de la muerte de Titi, dice algo que ya es parte de la historia práctica argentina: “Si bajamos los brazos, estamos sonados”.
Reclutando chicos para robar
Vanesa detalló el cúmulo de irregularidades en la causa, y la impunidad de los policías del destacamento de Lomas del Mirador, pero reveló algo todavía más grave: “Nosotros denunciamos que la policía recluta a menores para robar, y usan la condición de ser chicos y pobres para tenerlos como rehenes”. En el caso de Luciano (ver en lavaca la nota Algo habrá hecho), el ofrecimiento fue rechazado, y eso mismo lo puso en la mira policial. Los efectivos involucrados ofrecen a los menores “zonas liberadas” y les marcan los objetivos, garantizándoles que no tendrán mayores problemas judiciales posteriores. Alguien tan insospechable de encono hacia la policía como el ministro de seguridad bonaerense Carlos Stornelli terminó haciéndose eco meses más tarde de denuncias de este tenor, aunque con respecto al caso Arruga no se visualizó acción alguna al respecto.
Vanesa: “Los medios grandes tampoco hicieron nada. mandamos gacetillas e informes, pero no los publican. Pero además por ejemplo TN (del Grupo Clarín) siempre se encargó de hablar de drogas en el caso de Luciano, lo cual es una falsedad absoluta. Mandamos cartas documento para que se retacten y no lo hicieron”. Quedó confirmada una hipótesis del libro El fin del periodismo y otras buenas noticias: la libertad de expresión que peligra es la de la sociedad, y los que ejercen la censura versión siglo XXI son las empresas periodísticas.
Otro caso, relatado por Vanesa: “Iban a hacer una nota para Clarín. Pero como otro diario sacó la nota antes, me llamó la mujer que iba a hacer la nota para avisarme que lo de Luciano ya no era una primicia, y que no lo iban a hacer. Le expliqué que mi hermano no era una primicia, le pedí que entendiera nuestra desesperación, que fuera humana, pero no publicaron nada”.
Julieta Vinaya aportó en esa línea: “Te dicen que el tema no vende, que la gente no está interesada, como si informar sobre una desaparición fuese una cuestión de ventas”.
Julieta agregó que no hay hipótesis sobre el asesinato de su hijo Atahualpa, que pensaba estudiar medicina. Le tocó vivir esa situación paradójica: además de denunciar la muerte de su hijo, aclarar que el chico no era culpable de las acusaciones vertidas por la prensa y la policía para criminalizarlo: “Cuando empezaron a decir que era un asunto de polleras o de drogas, por suerte cantidad de personas salió a decir quién era en realidad Atahualpa. También me di cuenta de que teníamos uqe salir de Viedma, y de la provincia, lograr que se ifundiera el caso en todas partes. Empezamos a esperar a la Presidenta en los actos y finalmente pude verla y explicarle la situación. Como estaba el gobernador adelante, no le dije qu para mi fue la policía, pero le dije que sospecho de todo el mundo. Mandaron a Gendarmería para que investigue. Ya hay 2.000 fojas en la causa. Pero todavía no se sabe nada. Lo que yo creo es que vio algo muy grave, vio a policías o supo de algo que estaban haciendo, que le costó la vida”.
+ Mano dura = + inseguridadLos amigos de Ata idearon una organización, Crece desde el pie, que se dedica a dar talleres de música, escritura, teatro: “Se juntan, se reúnen, estudian y además difunden todo lo que pasó”.
Julieta logró hacer imprimir 15.000 volantes y llegar a cada lugar posible demostrando que estas mujeres, estos familiares, son ellos mismos medios de comunicación.
Vanesa: “Hacemos actividades, muestras, nos apropiamos de la plaza 12 de octubre del barrio y eso fue bien recibido por los vecinos. Además de hablar y denunciar empezamos a hacer. Para cambiar esta realida violenta hayque comprometerse y entender que hay jóvenes que necesitan nuestro afecto. Cuando una va por la vereda correcta, la de la verdad, la gente lo percibe”. Un ejemplo: se dividió el grupo de apoyo a la policía dirigido por Gabriel Lombardo, embajador en Lomas del Mirador del político Francisco De Narváez, “y ni siquiera pudo hacer lo que pensaba, presentarse a concejal”. En un debate televisivo con Vanesa Lombardo quedó expuesto ante las cámaras: “Quedó como un hombre violento, racista”. Muchos Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador entendieron otro argumento: cuanta más mano dura se pide, tantos más policías puede haber no combatiendo sin reclutando a los delincuentes, con lo cual la ecuación resulta: a más mano dura, más inseguridad.
Superando el miedo
Ante una pregunta del público Rosa Riffo dijo que para ella el miedo no existe. Rosa Bru en cambio reconoció que tuvo temor pensando en sus otros hijos. Todas coincidieron en que, en todo caso, el miedo es un enemigo a vencer para no caer en la parálisis. Por lo tanto, hay que moverse. En el caso Bru el movimiento permanente de Rosa logró además que un caso de desaparición fuese condenado como homicidio, por primera vez en la historia, con prisión para los responsables. Miguel Bru estudiaba periodismo en La Plata, lo que hizo que sus compañeros y amigos se sumaran a ese constante moverse para mantener viva no sólo la memoria sino para construir nuevas posibilidades. Hoy la Asociación Miguel Bru asesora y acompaña las luchas judiciales de otros chicos y han realizado todo un trabajo con jóvenes en la Isla Maciel, que ya es la muestra “Ojos y voces de la isla” y busca convertirse en un libro.
La reunión no terminó. Las dos Rosas, Vanesa y Julieta se quedaron charlando y comiendo juntas, antes de emprender sus respectivos regresos. La reunión tal vez haya sido un primer paso para seguir en movimiento, juntas. Dicen que es una gran receta para no asfixiarse con ese gas paralizante llamado miedo.
Los casos
Caso Arruga: Luciano tenía 16 años cuando desapareció el 31 de enero de 2009. Aquel día estuvo con su mamá Mónica, fue a jugar al Sega con amigos, buscó a su hermana para pedirle dinero para salir con amigos, y fue visto cuando la policía de Lomas del Mirador lo interceptaba. Las sospechas sobre la policía, no sólo por su desaparición sino por el “reclutamiento” de chicos para delinquir, ocurren mientras las voces de siempre piden más “mano dura” y criminalizan a los chicos pobres con la versión actualizada del “algo habrán hecho”. Después de mucho tiempo sin respuestas ni culpables, la causa acaba de moverse. Se obtuvieron resultados de las pericias de las comisarías involucradas, incluyendo la de Lomas del Mirador que funcionó como centro clandestino durante la dictadura (la llamaban “Sheraton”, como si fuese un hotel). Durante 2009 no sólo no se había avanzado sino que los policías sospechosos continuaron trabajando como si no hubiese ocurrido nada, y se los consideró simplemente “testigos”. Las nuevas pericias permiten al abogado de la causa Juan Manuel Combi asegurar que es gravísima la adulteración de los documentos según los cuales la entrada de Luciano no está registrada (esa es otra desaparición en este caso, la del registro). Combi está a punto de presentar un nuevo pedido de indagatoria sobre ese grupo de al menos ocho uniformados. “No planteamos sólo por la desaparición de Luciano. La idea de la causa es también denunciar el delito de coacción agravada por amenazas, la supresión de documentos públicos y el incumplimiento de deberes de los funcionarios públicos”.
Caso Atahualpa: Atahualpa Martínez Vinaya tenía 19 años, cuando el 15 de junio de 2008 fue baleado por la espalda y arrojado en las afueras de Viedma, Río Negro. Estaba en 5° año y con intenciones de estudiar medicina. De origen mapuche-aymara, participaba con su comunidad –y con su madre Julieta- en diversas luchas que ya parecen eternas, en busca de la recuperación de territorios y en defensa de la identidad y la dignidad indígenas, derechos escritos en las leyes y las constituciones, pero muchas veces inexistentes en la práctica. Las 2.000 fojas del caso sólo parecen una acumulación de relleno judicial. La actuación policial en el lugar generó más sospechas (o certezas) que respuestas, ya que se destruyeron y distorsionaron pruebas. A más de un año y medio de la desaparición de su hijo Julieta Vinaya se lamenta: “No hay siquiera una hipótesis”. Por eso mismo, sólo queda la del encubrimiento: “Nadie dice nada. Nadie vio nada” explica la mujer. La recompensa de 100 mil pesos no tuvo efectos, ni las casillas de mail habilitadas y los contactos telefónicos. Julieta interpreta el silencio: “Hay mucho miedo”.Las esperanzas estaban hasta hace poco depositadas en un informe de la Gendarmería, investigando a la policía, pero el resultado fue una simple transcripción de la causa sin datos novedosos, según la propia Julieta. Este 18 de marzo la familia de Atahualpa se reúne con funcionarios de la jefatura de gabinete, para pedir soluciones y apoyo concreto a la investigación.
Caso Bru: El 17 de Agosto de 1993 desaparece Miguel Bru, que tenía 23 años y estudiaba periodismo en la Universidad de La Plata. Miguel vivía en una casa tomada, con varios integrantes de la banda de música y allí ensayaban, hacían reuniones. Allí mismo había sido víctima de dos allanamientos ilegales muy violentos y a punta de pistola, por personal de la Comisaría 9º de La Plata. Los policías tenían a su favor un hecho clave: la complicidad judicial. El juez de la causa, Amílcar Vara, se negaba a vincular la desaparición de Miguel con la actividad del personal policial. Finalmente, los familiares y amigos de Miguel consiguieron que fuera sometido a un jury de enjuiciamiento, para ser destituido al comprobársele irregularidades en 26 causas distintas en las cuales estaba involucrado personal policial. En 1995, luego de la declaración de los testigos, la justicia dicta la prisión preventiva a uno de los policías, el sargento Justo López , que ya tenía numerosas denuncias por abusos y violaciones de todo tipo en la dependencia de asuntos internos de la fuerza. Finalmente , en 1996, se ordena la detención del subcomisario Walter Abrigo, del comisario Juan Domingo Ojeda y de los efectivos Jorge Gorosito y Ramón Cerecetto. En mayo de 1999 comienza el juicio oral y público. En él fueron condenados a prisión perpetua los policías Justo José López y Walter Abrigo, acusados de tortura seguida de muerte, privación ilegal de la libertad y falta a los deberes de funcionario publico. En 2003, la Suprema Corte Bonaerense dejó firme la condena a ambos ex funcionarios policiales. El entonces comisario de la 9°, Juan Domingo Ojeda, que fue condenado a dos años de cumplimiento efectivo de la pena, recuperó su libertad con sólo ocho meses de prisión, al igual que el oficial Ramón Cerecetto. “Fue el primer juicio donde se condenó sin haber cuerpo”, comenta Rosa, que en el año 2002 creó la Asociación Miguel Bru con el objetivo de patrocinar casos que tuvieran como victimario a las instituciones del Estado.
Caso Carballo: Rubén fue brutalmente golpeado el 15 de noviembre de 2009 y falleció el 8 de diciembre, tras 23 días de agonía. Pero recién ahora se le pudo garantizar la identidad reservada a un testigo clave (para evitar represalias policiales). Contó que vio cómo Rubén –inconsciente- fue subido por policías a un patrullero, lo cual desarma el argumento policial según el cual el chico cayó desde una autopista a un rincón de un club aledaño a Vélez Sarsfield. Rubén sólo había ido a ver el recital de Viejas Locas, con su entrada. La familia Carballo y el abogado Eduardo Azcuy pidieron que se investiguen las conversaciones de radio y celulares del personal policial que cumplía funciones esa noche. La defensa cuenta con testigos que narran la visible y permanente comunicación por handy entre los policías de la Comisaría 44. “Con la tecnología que hay, no debería ser un problema. Pero la policía no está facilitando la investigación” dice Rubén Carballo padre, en una paradoja típica de estas situaciones donde quienes tendrían que investigar son en realidad los posibles acusados. “siguen intentando encubrir todo esto” dice el hombre. A 100 días de la muerte de Rubén, la novedad del testigo protegido puede permitir que lo que busca la familia Carballo: cambiar la carátula de “muerte dudosa” que mantiene la causa.
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Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

La Ronda de Madres de cada jueves como lugar de encuentro, denuncia y reflexión, desde los 12 hasta los 93 años. Elia Espen y lo que vienen pidiendo hace más de 40 años. Por Lucas Pedulla
Tiene 12 años, se llama Catalina y es la primera vez que viene. «Es hermoso», dice, con brillo en los ojos, después de tomarse un tren y un subte desde Lomas de Zamora, sur del conurbano, con su tía Daniela, para venir a la ronda de las Madres en Plaza de Mayo, segunda después del triunfo de Javier Milei en el balotaje presidencial.
La caminata la encabezan Nora Cortiñas y Elia Espen, Madres de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora. Hay menos personas que la semana pasada, pero el movimiento sigue siendo vital para pensar esta época.
Catalina, por ejemplo, cuenta que en su colegio se discutió mucho durante las elecciones, y si bien fueron pocos los compañeros que apoyaban a Milei, lo hacían con argumentos que le parecían extraños: «Hablaban de la dolarización y pedían que vuelvan los militares».

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Zurda vas a correr
Daniela –31 años, preceptora– abre los ojos: «¿Por qué será que siendo tan jóvenes crean eso? Soy docente y he tenido problemas por tratar de frenar esos discursos. Tenía estudiantes que me chicaneaban, y aun si lo hacían para hacerme enojar, eran chicanas violentas: ‘Se te acaba la joda’, ‘viene el Falcon verde’. Mi otro sobrino, el hermano de ella, me dijo: ‘Zurda vas a correr’. Tiene 10 años».
¿Dónde vio eso? «En Tik Tok», dice. Catalina suma su visión: “Hay mucho Tik Tok y mucha violencia. Las redes sociales no ayudan para nada”. Daniela piensa que son necesarias nuevas formas de comunicar: “Trato de dar información, hablar con mi mejor tono, y enfatizar los ejemplos: los militares secuestraban personas y las tiraban vivas de los aviones. Pero no cala. En algo estamos fallando. Ahora todo son 10 segundos efímeros”.
De fondo, mientras caminamos, una voz lee nombres:
Lopez Ceferino.
López Bravo José María.
Lópes Calvo María Eugenia.
Son personas que siguen desaparecidas.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
El lugar donde se mira al mundo
Otro de los camina en ronda es Sergio Maldonado, hermano de Santiago, el joven de 28 años que desapareció el 1º de agosto de 2017 en medio de una brutal represión de Gendarmería a una comunidad mapuche en Esquel, provincia de Chubut. Su cadáver, sospechosamente aparecido meses después, fue señalado como efecto de un “accidente”. Eran tiempos de Mauricio Macri como presidente y Patricia Bullrich como ministra de Seguridad. Tiempos en que también fue asesinado por la espalda Rafael Nahuel en la Patagonia. Maldonado está en Buenos Aires porque el 11 de diciembre iba a tener la audiencia de apelación por el intento del juez Gustavo Lleral de cerrar la causa, pero se la postergaron hasta el 28 de febrero.
Percibe, en general, un sentimiento de retroceso: “Todas las instituciones se rompen, como un desmoronamiento general. Ya no es un negacionismo, sino desidia. Hubo una disconformidad que se manifestó, pero también es irresponsabilidad: es triste ver cómo la tercera fuerza se mete ahora a manejar el gobierno, con el discurso de rebeldía, pero el ministro de Economía va a ser el mismo que nos endeudó por 100 años (Nicolás Caputo). Hay un grupo de gente que no votó con el bolsillo, sino de manera irracional”.
No sintió miedo, pero sí preocupación: “Bullrich está coqueteando con el Ministerio de Seguridad, aunque hoy también sonó para Trabajo. Representa dos épocas nefastas, porque como ministra de Trabajo en 2001 ya le recortó el 13% a los jubilados. Y ni que hablar que ahora, si asume en Seguridad, tiene como vicepresidenta a alguien que reivindica el genocidio”.
¿Por qué, entonces, venir a la Plaza? “Quedan poquitas Madres y esto tiene que seguir. Nos encontramos con seres queridos en una misma línea. Capaz no sabés la fecha de cumpleaños, pero es un lugar de reencuentro. Desde acá se mira el mundo y también se interpela a la Casa Rosada. No hay que perder el vínculo con las Madres”.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Pensar todo otra vez
Lua tiene 16 años y Paloma 17. Son estudiantes de cuarto año del colegio porteño Carlos Pellegrini. Paloma viene por primera vez: “Estamos en una situación complicada y ahora, que se está reivindicando la dictadura, es súper importante cuidar la memoria”.
Lua ya vino varias veces: “Se cuestiona algo tan básico que siempre me pareció incuestionable. Y es importante venir para que en las casas se vuelva a hablar”. Percibió que Milei entró en el Pellegrini más silenciosamente, a diferencia de otros colegios donde el apoyo fue más colectivo, precisa: “La mayoría son por las familias; o lo toman como chiste, un meme, algo nuevo; o por la desconfianza en la política. Muchos descreen de lo político, entonces tampoco hablan, por lo general, con alguien que no piensa como ellos”.
¿Qué pudieron hablar post balotaje en el Pellegrini? “Siento que es un momento donde deberíamos hablar más que nunca, pero en mi colegio la juventud no se está pudiendo organizar lo suficiente para pensar estos cuatro años. Recién pasaron dos semanas, pero tuvimos una instancia para hablar y éramos nada más que 20 personas. Siendo un colegio tan politizado, es poco, y hay que replantearnos cosas básicas y volver a esquematizar todo”.
–¿A qué te referís con esquematizar?
–Pensar cómo vamos a salir, cómo van a ser nuestras marchas, cómo nos vamos a cuidar. Probablemente a mucha gente no la dejen ir a las marchas, porque somos pibes de 16, 17, 18 años, incluso menos. Tenemos que ser un gran volumen.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Me tienen podrida
Elia Espen tiene 93 años. El 18 de febrero de 1977, su hijo Hugo Orlando Miedan Espen fue secuestrado y llevado al centro clandestino de detención y tortura El Atlético. Sigue desaparecido.
«Están diciendo pobrecitos los generales, que tienen que liberarlos, mientras nuestros hijos siguen desaparecidos, fueron tirados al mar –habla, micrófono en mano, una vez terminada la ronda–. Estamos como empezamos: me tienen podrida. ¿Qué más podemos decir? Seguimos pidiendo lo mismo que pedimos hace más de 40 años: verdad y justicia. Estoy escuchando cada cosa por la radio y televisión que me espanta. Todavía no sabemos nada de lo que pasó con nuestros familiares. Ojalá se unan, ustedes, todos. Lo único que tenemos que seguir haciendo es estar juntos».
Luego, le pasó el micrófono a Nora Cortiñas, 93 marzos. Su hijo Gustavo está desaparecido desde el 15 de abril de 1977. Nora habló y dejó frases para tomar apuntes:
- “Todavía este pueblo no llegó a captar los horrores que vivimos durante el terrorismo de Estado porque, si no, las elecciones hubieran sido diferentes”.
- “Vamos a tener que seguir hablando”.
- “Como vienen días muy difíciles tratemos de estar juntas, juntos, y pensar que no queremos que se repita más lo que vivimos”.
- “Tenemos que estar en la calle todo lo que podamos”.
- «En vez de absorber el veneno que tienen les contestaremos con el amor que tenemos».
- “Hay que salir y reivindicar lo que lucharon nuestros 30 mil”.
- “Vengan acá, vengan a acompañarnos porque así vamos a demostrar que exigimos memoria y verdad hasta el final”.
- “A seguir luchando. Vamos a vencer”.
- “No pasarán”.
Voto cansancio
Rocío, 23 años, de Lomas de Zamora, estudiante de Periodismo en la Universidad Nacional de Avellaneda (UnDAV), militante del Movimiento Evita, la escucha con atención. También, es la primera vez que viene. “Me movilizó mucho venir ahora que Milei es gobierno, ver todo el sufrimiento de las Madres, pero que siguen acá. Vine por eso. Y seguro vuelva”.
Rocío es de las que piensa que no fue un voto negacionista sino un voto cansancio: “Venimos haciendo las cosas muy mal y hay reconocerlo: en los últimos cuatro años no hubo grandes políticas que le cambiaran la vida a la gente, que es por lo que el peronismo se identifica. Hay un cansancio: no creo que el 55% sea negacionista. Espero que no”.
Le cuento que recién, en otra entrevista, una docente hablaba de la necesidad de nuevas formas de comunicar. ¿Qué piensa una estudiante de periodismo? “Las empresas de medios siguen siendo funcionales al sistema. Yo me tiro del lado de los medios autogestivos, ahí se cuenta la realidad de los hechos. Soy mamá de una nena de cuatro años y no quiero que se malinforme por Tik Tok. Deberíamos volver a lo que hicieron las Madres y contar desde ahí. Por no querer confrontar, la juventud peronista fue tibia. Tenemos que perder el miedo y dejar de ser sumisos. El Nunca Más es Nunca Más en muchas cosas”.
-¿Qué destacás en las Madres como comunicación?
-La sensibilidad. Las Madres son un gran ejemplo de cómo enfrentaron la dictadura. Hubo estrategia ahí. Cuentan un hecho terrible que vivieron en carne propia, pero desde la sensibilidad con el otro, de entender al otro, de comunicar hacia el otro. Es por ahí y es lo que nos está faltando.
Repite: “Es por ahí”.
El jueves que viene, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org
Nota
Crimen de Rafael Nahuel: condenan a los prefectos a 4 y 5 años de prisión; la familia apelará

La condena por el asesinato de Rafael Nahuel llegó tarde y mal: el prefecto Sergio Guillermo Cavia, responsable del delito de homicidio agravado, fue condenado a 5 años de prisión. Sus cuatro compañeros, cómplices, a 4 años y 6 meses. Y hasta tanto no quede firme la condena, seguirán libres. La familia anunció que apelará el fallo, a las puertas de una nueva presunta asunción de Patricia Bullrich, la responsable política del asesinato. Crónica de la audiencia de un veredicto anunciado, en cobertura colaborativa con Perycia.
Por Ludmila Cabana Crozza. Fotos de Jaime Carriqueo
desde fiske menuco
El fiscal llegó antes que nadie. Al habilitarse la sala de audiencias era la única persona sentada en la sala, en su lugar. Por momentos cerraba los ojos, por momentos revisaba su teléfono celular. Cuando ingresó al Juzgado saludó a una de las decenas de policías federales que custodiaban el edificio del Tribunal Federal de la ciudad de General Roca adentro y afuera. Antes de iniciar la subida por la escalera recibió un buen deseo. Va a estar todo bien, doctor, le dijo un policía.
Desde las 7:25 am hasta que se habilitó el ingreso a la prensa, el fiscal Rafael Vehils Ruiz estuvo solo en la sala. Entraron la prensa y la familia de Nahuel. Se llamó a un breve cuarto intermedio y todos regresaron, junto al Tribunal, cerca de las 11 para presenciar la lectura de la decisión final.


Este miércoles 29 de noviembre de 2023 en la sala de audiencias Alfredo C. Nielsen se leyó el veredicto que los jueces federales Alejandro Silva, Simón Bracco y Pablo Díaz Lacava entendieron como justicia por unanimidad: condenar a Sergio Guillermo Cavia por considerarlo autor material responsable del delito de homicidio agravado por haber sido cometido mediante la utilización de arma de fuego y con exceso de legítima defensa, a 5 años de prisión e inhabilitación especial por 8 años.
Eran cinco los prefectos procesados por la muerte de Rafael Nahuel en 2017 en Bariloche. Francisco Pinto, Juan Obregón, Carlos Sosa y Sergio García fueron condenados a 4 años y 6 meses de prisión e inhabilitación especial por 7 años por el tribunal oral criminal federal de General Roca ya que los consideraron partícipes necesarios del delito de homicidio agravado cometido por Cavia. Los 5 condenados no tendrán condena preventiva: serán detenidos cuando la sentencia quede firme. Hasta tanto no podrán abandonar el país ni retirarse de su domicilio por más de 24 horas salvo que avisen con anticipación.


Pero antes de los 6 minutos que tardó la lectura del veredicto hecha por el presidente del tribunal, Alejandro Silva, los cinco procesados tuvieron un momento para decir las palabras finales. Todos hicieron uso de ese derecho y dijeron casi lo mismo: que obraron en cumplimiento del deber, conforme a derecho, sin cometer excesos y con una orden judicial que los legitimaba.
Cavia agregó que tenía fe en que se iba a hacer justicia; Obregón dijo que respetó la vida propia y la de terceros en cuanto se pudo. García dijo que actuó en este “lamentable hecho conforme a derecho”. Todo fue escuchado y visto en una pantalla, porque ninguno de los acusados pisó el Tribunal Federal en ninguna de las audiencias: siguieron el juicio desde sus casas, conectados a internet. Recibieron el veredicto en las mismas circunstancias.
Durante el debate oral hubo dos querellas: una por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación con el abogado Mariano Przybylski como representante, y otra por parte de los padres de Rafael Nahuel con los abogados Rubén Marigo y Ezequiel Palavecino. En los alegatos ambas querellas pidieron prisión perpetua para los 5 prefectos por homicidio agravado.
El pedido de pena máxima se desprende de lo que el abogado Marigo entiende es un delito político, un delito de violencia institucional pero fundamentalmente una deuda de la democracia: no haber terminado con prácticas que vienen de la dictadura militar. Se refiere a usar el aparato estatal (en este caso las fuerzas de seguridad) en contra de ciudadanos comunes.

La defensa fue por la absolución, no reconoció ningún delito pese al resultado de una persona muerta y dos heridos de bala del mismo lado. El fiscal Vehils Ruiz, por su parte, pidió 5 años de prisión para los acusados. No consideró quitar el atenuante en la acusación original de homicidio en exceso de legítima defensa y fue por la idea de un enfrentamiento entre las partes. Esta posición, pese al pedido de las querellas, limitó la decisión del Tribunal en cuanto a la pena dictada: la más alta fue la que pidió el Ministerio Público Fiscal.
Rafael Nahuel fue alcanzado por un disparo por la espalda y murió el 25 de noviembre de 2017, tenía 22 años. Quienes lo acompañaban también fueron heridos y oficiaron de testigos en una de las jornadas del juicio que ayer terminó, no estaban armados.
El miércoles 29 de noviembre, día del veredicto, la mamá de Rafael Nahuel cumplió años. Se llama Graciela, es una mujer bajita, lleva zapatillas negras de caña alta, medias de color rosa, un pantalón animal print y una remera mangas largas con otra blanca encima con la cara de su hijo asesinado. La misma remera llevan Alejandro, el padre y Ezequiel, el hermano. Graciela tiene, en el día de su cumpleaños, que estar lejos de su casa en Bariloche, a 481 kilómetros, porque le falta un hijo y busca justicia.
Lleva dos hebillas con brillos en el pelo, tiene una bolsa de tela de Unelen que revisa buscando alguna cosa, hace un gesto como de revolver algo en la boca mientras escucha y mira lo que dicen los jueces sobre los acusados de la muerte de su hijo, que son culpables y están en sus casas -¿qué mastica Graciela? ¿bronca?-.
Afuera, al sol, dijo frente a un micrófono que no está conforme, que esperaba más, que está desilusionada. El abogado Marigo aseguró que apelarán, Horacio Pietragalla Corti, titular de la Secretaría de Derechos humanos de la Nación que acompañó la jornada dijo que, a pesar del cambio de gestión que se acerca, esa también es la intención de la Secretaría.


El 29 de Diciembre de 2023 a las 11 hs. es el día fijado para dar a conocer los motivos del hecho en el que se funda el veredicto conocido hoy. «Que tengan un excelente día, cuídense», fueron las palabras del juez antes de dejar el recinto.
En 2017, el año del hecho juzgado hoy, la poeta neuquina Silvia Mellado escribió:
Rafael Nahuel
han soltado los albatros
en el medio del bosque
donde dice tierra ancestral
leen coto de caza los perdigueros que olisquean
gustosos un pedazo de tu muerte
Nota
La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

(Desde Mar del Plata/lavaca.org) Guillermo Pérez se quedó mirando absorto unos pupitres escolares que había enviado el cura Héctor Díaz, muchísimo más conocido como Chobi. Los pupitres estaban siendo acomodados por toda la gente de la Campaña Somos Lucía en el patio de una casa ubicada en la calle Alvarado al 4500.

Las mujeres y luchas en el acto. Fotos: Lina Etchesuri.
En medio del vértigo de la inminente inauguración Guillermo (mecánico de automóviles) le habló a su esposa, la enfermera Marta Montero:
–Acá hay un mensaje. Acá empezó todo– dijo señalando los pupitres garabateados en algunos casos, un símbolo de la escuela pública a la que iba Lucía cuando fue captada como tantas otras adolescentes por narcos que vendían lo suyo a la salida de las clases. En el caso de Lucía, el negocio terminó en el femicidio de esa chica que iba a 4º año del secundario, en octubre de 2016, caso que provocó el primer Paro Nacional de Mujeres.

La ministra Mazzina, Marta, Guillermo, Raquel Vivanco, Yamila Rodríguez. Fotos: Lina Etchesuri.
Guillermo completó su idea:
–Y acá puede continuar todo ahora: a esto vamos con todo lo que estamos haciendo– dijo señalando los pupitres, porque el proyecto de la Casa de Lucía es que sea un lugar para capacitaciones, talleres, para compartir ideas, acciones y la contención de las familias víctimas. Un punto de encuentro crucial para el trazado de estrategias de vida frente a la violencia contra las mujeres en la ciudad, y la impunidad que suele acompañarla desde siempre.

La mamá de Candela, la mamá de Iaria. El sentido de tener un lugar de encuentro. Fotos: Lina Etchesuri.
Tres datos para sintetizar la historia
- –El femicidio de Lucía provocó un cimbronazo social que derivó en aquel primer Paro Nacional de Mujeres el 19 de octubre de 2016. La familia llevó el caso a un juicio (2018) que resultó vergonzoso, con jueces dedicados a sembrar sospechas sobre la víctima menor de edad y a exculpar a los narcos acusados, Matías Gabriel Farías (29) y Juan Pablo Offidani (48). El tercero, Alejandro Maciel, había fallecido en 2020.
- –Marta y Guillermo se propusieron entonces lo que parecía impensable: la anulación de esa vergüenza, y la realización de un nuevo juicio que se realizó finalmente en febrero de este año, en el que sí se pudo lograr la condena a perpetua por femicidio de Farías, y a 15 años a Offidani como “partícipe secundario”, tema que está apelado.
- –La familia además impulsó un jury aún pendiente, que juzgue a los jueces del primero de esos juicios, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas (el tercer juez, Alejandro Carnevale, eludió el proceso al jubilarse antes).
- –Ahora la Campaña Somos Lucía obtuvo algo más: recibió del Estado, a través de la AABE (Agencia de Administración de Bienes del Estado) una casa abandonada y derruida que en apenas dos meses lograron acondicionar a pulmón y corazón, y que fue inaugurada este martes 28 de noviembre junto a otras familias de víctimas de femicidios que se acercaron a compartir ese momento acaso histórico.
- Lugar de encuentro y aprendizaje
- Así contado todo parece veloz, pero en la práctica significó años, meses, días y cada segundo de energía, de lágrimas, de insomnios, de amenazas, que Guillermo y Marta, y también su otro hijo Matías Pérez, lograron superar.
No lo hicieron dedicados solo al caso de Lucía sino también buscando acompañar y reunir a otras familias que pasaron por infiernos similares. Así fue que inspiraron otra organización clave: Familias Victimas de Femicidios, Transfemicidios y Desparecidas.

Madres que no bajan los brazos, y el sacerdote Héctor Díaz, Chobi, siempre acompañando las luchas marplatenses. Fotos: Lina Etchesuri.
Entre los familiares estuvieron Gustavo Mellman, papá de Natalia (asesinada en febrero de 2001). Los policías condenados están presionando para obtener su libertad. Estaba también Mariela Quintanilla, la mamá de Iara Nardelli (sus huesos aparecieron este año, pero el caso sigue sin investigarse como femicidio), Carola Labrador, madre de Candela Rodríguez (asesinada por una banda narcopolicial en 2011, cuando ella tenía 11 años), Marisa, la madre de Luna Ortiz (asesinada en 2017 a los 19 años). Participaron también integrantes de la Asamblea por un mar libre de petroleras, y de la multisectorial Ni un hundimiento más, creada por familiares del barco pesquero El Repunte, hundido en 2017.
Estuvieron además las hijas de Evangelina Sánchez, asesinada el 20 de noviembre pasado. Por el lado oficial se hizo presente la ministra nacional de Mujeres, Igualdad y Género, Ayelén Mazzina. El presidente Alberto Fernández no pudo asistir, y fue representado en el acto por una de sus asesoras, Raquel Vivanco, así como Yamila Zavala Rodríguez representó a Estela Díaz, ministra provincial de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual.

Marta, Guillermo, y una idea: “No nos podemos quedar en el dolor, el sufrimiento y que todo termine así. Nuestras hijas son la semilla». Fotos: Lina Etchesuri.
“Lucía está acá” dijo Marta durante su intervención, junto a la gigantografía con los ojos de su hija. “La perversidad de la justicia fue de tal magnitud… pero no pudieron con nosotros, que somos gente de la calle, y eso muestra que nadie nunca debe bajar los brazos”. Marta nombró y presentó a quienes fueron a compartir la inauguración formal de la casa y destacó que en los casos de femicidios no alcanza con la condena: “Siguen las vidas de quienes quedan, pero el Estado tiene que estar presente como tiene que ser. Que las hijas de Evangelina, por ejemplo, puedan tener comida, educación, que puedan cubrir sus necesidades básicas porque quedaron solas, criaturas enfrenando un mundo perverso de adultos. No es una dádiva, es un derecho el que hay que darles. Y organizados vamos a hacerlo” dijo mirando a dos de las hijas de Evangelina Sánchez.
Dijo también: “Esto va a ser un lugar de encuentro, de aprendizaje. Acá no terminó nada. Acá seguimos sin bajar los brazos para que crezca una esperanza de vida, de respeto y de derechos. Esto hay que hacerlo porque en el fondo lo que se quiere es que estemos desunidos. Si estamos desunidos, ganan ellos”.

Familiares de un pesquero hundido, El Repunte. Fotos: Lina Etchesuri.
“No nos podemos quedar en el dolor, el sufrimiento y que todo termine así. Nuestras hijas son la semilla. Jamás nos van a convencer de que somos unos negros de mierda. Somos mujeres y hombres trabajadores, que no son egoístas, gente que piensa que no somos el ombligo del mundo, sino que necesitamos comunidad para trabajar”.
Después fue el tiempo de las fotos, los abrazos y las lágrimas de tantos familiares, que por esta vez no fueron de tristeza sino que simbolizaron una puerta al futuro.

Fotos: Lina Etchesuri.
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