Nota
Cómo funciona la atención al aborto en Río Negro, la provincia de la senadora que se dio vuelta
Cómo funciona en Río Negro el acompañamiento a las mujeres que deciden abortar según la Ley provincial 4.796 y el Protocolo de ILE. El registro parcial y los datos que derriban mitos, analizados por la jefa del Departamento de Actividades Programadas para el Área (DAPA) del Hospital Zonal de San Carlos de Bariloche.
Por Florencia Taylor/Colectivo Al Margen desde Bariloche. Foto de Eugenia Neme
Desde la sanción de la Ley provincial 4.796 en 2015 y el establecimiento del Protocolo de Interrupción Legal de Embarazos (ILE), en Río Negro las personas que deciden interrumpir un embarazo reciben un tratamiento acompañado en hospitales y salas de salud. Sara La Spina es lEl DAPA coordina el trabajo de todos los centros de salud de Bariloche. Conversamos con ella para contrastar datos versus declaraciones y demostrar que la discusión es aborto legal o aborto clandestino.
Los números del aborto en Río Negro
La legalización de las interrupciones voluntarias de embarazos permiten no sólo que las mujeres y personas gestantes decidan sobre sus cuerpos y sus vidas, sino también poder acercar información más concretas sobre lo que sucede en la realidad.
En el informe que realizó el Ministerio de Salud de la Provincia de Río Negro, y específicamente el área de Coordinación Provincial de Salud Materno Infanto Juvenil, se lee que en el 2017 hubo 130 interrupciones de embarazos en Río Negro. De ese total, el 75,3% de los casos fueron mujeres y/o personas gestantes mayores de 20 años. Sólo el 20,7% de las personas que solicitaron una ILE eran menores de 20 anos. Otro dato importante que arroja el informe es que 126 de las personas que solicitaron una ILE lo hicieron por motivos de salud, 3 por violaciones y 1 porque su vida corría peligro.
Estos datos permiten discutir algunos prejuicios que circulan en la sociedad, y entre los senadores. Por un lado, la idea de que las mujeres van a salir en estampida a realizarse abortos, o que si se legaliza la práctica se puede usar como método anticonceptivo. Por el momento hay 130 casos registrados. Es importante destacar que sólo el 36% de las áreas programas (para que se entienda: Bariloche es un área programa, el Bolsón es otra área programa, por ejemplo) enviaron los datos. Si bien es un comienzo, falta mucho para tener datos certeros de la provincia.
Otro de los mitos que estos datos echan por tierra es el de que las jóvenes son las que más abortan. En los datos oficiales del Ministerio de Salud de la Provincia de Río Negro podemos la mayoría de los casos son personas mayores de 20 años.
Para interpretar sobre estos datos conversamos con Sara La Spina, Jefa del DAPA de Bariloche. La Spina cuenta que los datos provinciales se construyen en base a la planilla mensual que envían todos los meses.
¿Las planillas se llenan por centro de salud?
Claro, los centros de salid somos parte del hospital. Todo se centra acá. Cada centro va elevando la planilla, la recolectamos y la elevamos al programa de salud. Estos 130 casos son los recolectados en toda la provincia. No todas las áreas dek programa están elevando los datos: sólo el 36% de las áreas programa enviaron las planillas mensuales. Se destaca que el DAPA de Bariloche envió todas las planillas mensuales. Así que gran parte de los datos que figuran en el informe son referidos a Bariloche.
¿Todos los centros de salud mandan los datos?
Sí, este año estamos un poco más lentos, pero sí. Además, si no llega la planilla cuando tenés que enviar el tratamiento se complica.
¿Qué incluye el tratamiento?
La escucha, el acompañamiento y las pastillas. Vos podés tener un ingreso por el centro de salud o por el hospital. Para que no tenga que venir la mujer a buscar la medicación, en el centro de salud los médicos que entrevistan y hacen las ecografías nos piden a nosotros la medicación para las personas que están en situación de ILE (esto es: que decidieron realizar una interrupción voluntaria de su embarazo). Nosotros se las enviamos y sigue siendo en el circuito donde la mujer se mueve y se siente en confianza. Entonces en el centro de salud nos mandan la receta por la Oxaprost para determinada paciente. Nosotras hacemos el paquetito y lo mandamos al centro de salud para que al otro día llegue. Se las mandamos para que todo se maneje en el ámbito que la mujer se está manejando. Mientras tanto hay un acompañamiento a la mujer. Lo hacemos con otras medicaciones también. Si el centro de salud necesita un Salbutamol porque no tiene también tratamos de que llegue. Es una medicación más. La gente va a la salita entonces estas cosas tienen que estar en la salita.
Además de estos 130 casos registrados, ¿cuál es la magnitud real del aborto?
No sabemos. También para nosotros es un aprendizaje, de empezar a buscar datos y tener el dato oficial. Porque también cuando se hablan, en diputados y senadores, usan números muy grandes. Pero nosotros nunca hablamos de números porque estaba en la clandestinidad, siempre. Entonces ¿Qué es lo que estamos pidiendo hoy? Yo no digo si el aborto es bueno o es malo: la discusión es si tiene que ser legal o ilegal. Después cada una decide. Sino lo dejamos ilegal y se siguen muriendo mujeres.
¿Qué es lo cambió en nuestra provincia con la Ley provincial y el protocolo ILE?
Darle un marco de seguridad a la mujer que por determinada situación terminó en esa decisión. Yo no creo que a ninguna mujer le sea fácil tomar esa decisión. Y terminar en un lugar clandestino donde el riesgo es mucho mayor no está bien. Esta es la discusión. Se trató de desdibujar en estos días. La discusión es si es legal o es clandestina. No estamos pidiendo aborto para todas, sino legalización.
En unas horas nomás, en Bariloche las organizaciones feministas y las personas que luchan por el derecho a decidir saldremos a la calle a hacer historia.
Que sea ley.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
Nota
Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


Revista MuHace 3 semanasMu 208: Lara Brenda Morena

#NiUnaMásHace 3 semanasUn mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Soberanía AlimentariaHace 3 semanasMiryam Gorban: hasta siempre, maestra

Derechos HumanosHace 3 semanasEstela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!

#NiUnaMásHace 4 semanasTransfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo




























