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Confluencia Arabia Saudí-Israel: la mano que mece el puñal

La ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza no sucedería sin el apoyo de algunos gobiernos aliados. Washington sostiene con firmeza cualquier iniciativa israelí, así como algunos países europeos. Por Raúl Zibechi.

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La ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza no sucedería sin el apoyo de algunos gobiernos aliados. Washington sostiene con firmeza cualquier iniciativa israelí, así como algunos países europeos. En esta ocasión, sin embargo, el Tsahal contó con el fervoroso concurso de la Casa Saud, empeñada en derribar los gobiernos sirio e iraní. Por Raúl Zibechi.

Confluencia Arabia Saudí-Israel: la mano que mece el puñal
Yo te puedo dar una garantía para proteger los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi. Los grupos chechenos que amenazan la seguridad de los juegos son controlados por nosotros”, le espetó el príncipe al presidente. Siguió alardeando sobre la posibilidad de “armar una estrategia ruso-saudí sobre el precio del petróleo”, para mantener la estabilidad de los mercados mundiales. Vladimir Putin apenas pudo contener la ira hasta el final de la reunión, celebrada en Moscú en agosto de 2013, escribe el periodista estadounidense Robert Parry (consortiumnews.com, 31 de diciembre de 2013).
El estilo patotero, pero frontal y sincero del príncipe saudí Bandar bin Sultan, jefe de la inteligencia y secretario general del Consejo de Seguridad Nacional de Arabia Saudí, fracasó en su intento de que Putin soltara la mano del presidente sirio Bashar al-Assad. En aquel momento, la guerra civil siria comenzaba a dar un giro a favor del régimen gracias al potente apoyo ruso, y toda la estrategia saudí amenazaba con venirse abajo.
Peor aún. Se estaban dando los primeros pasos para el acercamiento entre Estados Unidos e Irán, consolidado en noviembre de 2013, llamado a trastocar el tablero geopolítico de Medio Oriente, dejando toda la estrategia saudí flotando en el aire. Para Riad, el enemigo número son Irán y las masas árabes movilizadas, y cualquier cambio en la posición de Washington significa un tembladeral. Fueron momentos difíciles para la Casa Saud, que la llevó a tomar distancias (relativas) de su más firme aliado, pero sobre todo a buscar nuevas alianzas, hasta encontrar en Israel a su socio más firme para lidiar con una región que, desde el comienzo de la Primavera Árabe, amenaza con dejar a las monarquías en fuera de juego.

REPOSICIONAMIENTO SAUDÍ

La tercera semana de febrero de 2014, una nutrida delegación saudí del área de Defensa viajó a Pakistán. Según el periodista brasileño Roberto Lopes, graduado en el Colegio de Estudios para la Defensa Hemisférica de la Universidad de Defensa Nacional de Washington (Fuerte Leslie McNair), asegura que los saudíes se decepcionaron con los anuncios del gobierno de Barack Obama de retirar tropas de Irak y Afganistán, y sobre todo “con la negativa de Washington a atacar las instalaciones nucleares de Irán y derribar al gobierno de al-Assad mediante bombardeos, como sucedió en Libia” (Defesanet, 2 de febrero de 2014).
Riad negocia la compra a Pakistán de misiles chinos Dong Feng capaces de alcanzar Teherán y Bagdad, de submarinos convencionales que compra a Alemania y quizá de cazas multifunción chinos, para depender menos de los estadounidenses F-15. Las fuerzas armadas saudíes cuentan con 250 mil soldados y 300 aeronaves, siendo uno de los diez mayores compradores de armas del mundo.
Tres meses después Riad realizó un gigantesco operativo de defensa, que involucró a 130 mil militares en todo el país, que culminó el 29 de abril con un enorme desfile militar al que fueron invitadas autoridades de los países del Golfo y Pakistán. Los ejercicios coincidieron con el noveno aniversario de la llegada al trono de Abdullah y en ellos se mostraron, por primera vez, misiles de largo alcance Dong Feng-3, probablemente con ojivas nucleares múltiples, comprados a China en 1987, que tienen un alcance de hasta cinco mil kilómetros.
El director de Defesanet, Nelson Düring, destacó que el desfile sucedió pocos días después de la visita del presidente Barack Obama a Riad, lo que fue interpretado como “un claro mensaje a Washington, al régimen de los ayatolás iraníes y a los rusos, de que Arabia Saudita entró en un proceso de independiente en la defensa de sus intereses contra la continua expansión de armamentos nucleares de Irán”. Finaliza su análisis con lo que ya era un hecho consumado, “una creciente aproximación estratégica con Tel Aviv, que sería impensable hace unos años” (Defesanet, 4 de mayo de 2014).
Aunque no hay datos precisos, se sabe que Arabia Saudí contribuyó en su momento a financiar el programa nuclear de Pakistán con 1.500 millones de dólares, país que ahora podría estar suministrando ojivas nucleares a Riad.

GOLPEAR A HAMAS

Apenas 48 horas antes del desfile militar saudí, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu declaró que la amenaza de las armas iraníes es similar a la que representó el nazismo para los judíos. No dijo una palabra de las armas de Riad. En los hechos, israelíes y saudíes comparten las mismas posiciones en el mundo, lo que Parry denomina como “comunidad de intereses”, que se hizo cada vez más evidente con la Primavera Árabe.
Ambos ven a Irán como su principal adversario, los dos apoyaron el golpe de Estado en Egipto contra los Hermanos Musulmanes, rechazan las reformas democráticas en el mundo árabe y abogan por la caída de Al Assad. La Casa de Saud jugó un papel destacado en la caída del régimen de Muammar al Gaddafi y, de hecho, en buena parte de las acciones ilegales encaradas por Washington. Bandar bin Sultan, el “príncipe favorito de la CIA” según el diario israelí Haaretz, fue una pieza clave en el apoyo a la contra nicaragüense y en la financiación de los muyahidines afganos contra los soviéticos (Haaretz, 25 de julio de 2012).
El ataque a la Franja de Gaza es, de hecho, la primera operación de envergadura conjunta entre saudíes e israelíes. “El ataque a Gaza ocurre por designación de Arabia Saudí”, escribe David Hearst, editor jefe de Middle Easte Eye. Diversas autoridades de Tel Aviv hablan de ello en público, asegurando que “los fondos saudíes y de los Emiratos se utilizarían para reconstruir Gaza una vez que se hubiera neutralizado a Hamas” (Middle East Eye, 20 de julio de 2014).
En su opinión, la alianza entre Israel y Arabia Saudí se debe a que comparten los mismos temores. Tienen los mismos enemigos e idénticos aliados. Comparten, además, métodos muy similares, como lo muestra la carrera de Bandar. “Los saudíes están financiando la muy cara campaña de Israel contra Irán”, señala Middle East Eye, para rematar que “por primera vez en la historia de ambos países hay una cooperación abierta entre dos potencias militares”.
Pese a la nueva alianza, los cálculos de Netanyahu están fallando. Consideró que era el momento de golpear a Hamas porque la consideraba debilitada por la reducción de los flujos financieros iraníes y por el giro derechista en Egipto, porque creyó que los habitantes de Gaza se volverían contra Hamas y que el apoyo de Egipto y Arabia Saudita no tendría fisuras.
Ninguna de las tres suposiciones funcionó. Hearst escribe: “Los habitantes de Gaza, cuando comenzaron los bombardeos, se dijeron a sí mismos que tenían básicamente dos opciones: morir ahora, o una muerte lenta después. Eligieron la primera. La resistencia tuvo una segunda oportunidad, sin importar qué organización la encabeza. Hamas se ha visto impulsada porque es el movimiento mayor y más activo, pero incluso en un lugar tan controlado como Cisjordania, donde las lealtades hacia Fatah son profundas, la resistencia ha vuelto a ser la corriente principal” (Middle East Eye, 5 de agosto de 2014).
Los regímenes de Egipto y Arabia Saudí sufren un fuerte desprestigio luego que Tel Aviv ventilara el apoyo a los bombardeos contra Gaza. Más que rechazo, ambos regímenes siente “humillación” según Hearst. Pero da un paso más, al asegurar que los palestinos fuera de Gaza están reaccionando en una corriente de simpatía con la población de la franja que, como se sabe, tiene un comportamiento político bien distinto a la de Cisjordania y a los palestinos que viven en Israel. “La guerra en Gaza podría estar sentando las bases para otra intifada”, es su conclusión.

PUTIN EN LA MIRA

Pese al griterío inicial, las investigaciones sobre el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines va tomando un rumbo contrario al que esperaba Washington. Un periodista bien relacionado con los servicios de inteligencia estadounidenses como Parry, quien reveló el escándalo Irán-Contras en 1985, para financiar a los contrarevolucionarios nicaragüenses a derribar al gobierno sandinista, reveló que quienes dispararon al avión de pasajeros el 17 de julio fueron militares ucranianos, que en realidad tenían en la mira al avión presidencial de Putin, que volaba cerca de esa zona.

Fue un intento fallido por parte de extremistas del gobierno de Ucrania para asesinar al presidente ruso”, escribe Parry citando “analistas de inteligencia” (https://consortiumnews.com/, 8 de agosto de 2014). Los servicios llegaron a esa conclusión al no encontrar evidencia de que Rusia o las milicias pro-rusas de Ucrania estuvieran envueltas en el episodio. Por el contrario, el ejército de Kiev dispone de baterías Buk en el recorrido del vuelo. Pero la evidencia mayor es que en los restos del avión de Malaysia se pueden ver con total nitidez huellas de disparos, lo que indica que el avión fue derribado por un ataque aire-aire, probablemente por parte de los dos SU-25 que fueron detectados a pocos kilómetros de la aeronave.

La inteligencia rusa y la estadounidense estarían apuntando a sectores neonazis a los que el nuevo gobierno cedió varios ministerios o al oligarca Ihor Kolomoisky, nombrado gobernador de la región de Dniepropetrovsk, conocido por su odio a Putin. Incluso la ex primera ministra Yulia Tmoshenko hizo un llamado a “ir a matar a esos malditos rusos junto a su líder” (https://consortiumnews.com/, 8 de agosto de 2014). La pregunta sobre si el saudí Bandar, quien decidió renunciar a su cargo como jefe de la inteligencia pero continúa al frente del Consejo de Seguridad Nacional, estaría relacionado con el derribo del vuelo de Malaysia, inquieta a muchos analistas.

Según Parry, la acción descontrolada de elementos ucranianos abre la “posibilidad de una crisis en cascada fuera del control de los políticos racionales”, que se gestó a partir de la caída del gobierno legal el 22 de febrero. De alguna manera, dice, los políticos occidentales deberían reflexionar sobre las consecuencias que hubiera tenido un atentado contra la vida del presidente de Rusia.

Sin embargo, los estrategas del Pentágono parecen estar viendo el mundo de otro modo. El 31 de julio se conoció un documento elaborado por el Comité de Defensa Nacional titulado “Asegurar una fuerte Defensa de los Estados Unidos para el futuro”, en el que se sostiene la necesidad de hacer frente a cinco o seis guerras simultáneamente, incluyendo a naciones que poseen armas nucleares.

La comisión que lo redactó está presidida por William Perry, secretario de Defensa durante el gobierno de Bill Clinton y John Abizaid, ex jefe del Comando Central , además de miembros de ambos partidos y varios generales retirados además de influyentes civiles. El texto de 84 páginas advierte que los principales peligros que enfrenta el país son “el creciente poder de China y Rusia, seguido de Corea del Norte, Irán, Irak, Siria” (https://www.wsws.org/, 6 de agosto de 2014).

El documento supone un cambio radical en la doctrina de guerra, que desde la caída de la Unión Soviética en 1991 se había propuesto luchar dos conflictos importantes en forma simultánea. El texto destaca que las amenazas que enfrenta el país son mayores, lo que lleva a sus autores a considerar que “la capacidad de combate a escala mundial es la condición sine qua non de una superpotencia y esencial para la estrategia de seguridad nacional”. Entre los lugares donde visualizan posibles combates en el futuro, destaca la península de Corea, los mares del Este y Sur de China, Asia del Sur, Oriente Medio y “probablemente Europa”.

El informe elaborado por las diversas alas de los dos partidos, destaca la prioridad del gasto militar por encima de los gastos sociales, como forma de sostener la potencia militar del país. Una apuesta compleja en un país donde hay más personas dependiendo de las ayudas estatales que las que tienen empleo formal sin restricciones y cuyo sistema de pensiones muestra señales de colapso (Geab N° 86, junio 2014).

EL RETORNO DE LOS HIJOS PRÓDIGOS

El rompecabezas del Medio Oriente se va recomponiendo con rapidez sorprendente. A comienzos de agosto Rusia e Irán alcanzaron un importante acuerdo para reducir las sanciones occidentales a Teherán. Empresas rusas participarán en el sector eléctrico iraní, venderán maquinaria, equipos y bienes de consumo a cambio de petróleo cuya venta actualmente está embargada por Occidente (Russia Today, 5 de agosto de 2014).

Rusia prohibió la importación de productos occidentales en represalia por las sanciones que sufre de Estados Unidos y la Unión Europea y, a la vez, Washington comenzó el ataque aéreo de regiones controladas por el Estado Islámico, iniciando un proceso que Barack Obama vaticinó como de largo aliento.

Arabia Saudí vuelve a jugar un papel central en este complejo escenario. Al igual que a Estados Unidos, los inventos para solucionar un problema se le vuelven en contra al cabo del tiempo: el nuevo vástago de Al Qaida, el Estado Islámico, amenaza a la Casa de Saud. Riad movilizó 30 mil soldados a la frontera con Irak luego que los yihadistas anunciaran que su próximo objetivo es Arabia Saudí.

Después de la campaña del Estado Islámico en Irak se hizo evidente que ni la ciencia militar extranjera, ni los modernos medios de combate, son capaces de frenar los procesos iniciados hace muchos años, incluso por fuerzas influyentes del reino de Arabia Saudí”, reflexiona un periodista ruso (Ria Novosti, 9 de agosto de 2014). Se refiere a la opción saudí de reducir las tensiones internas (insoportables en un país gobernado por una tiranía feudal), exportando a sus portadores. En esa “exportación”, encontraron un apoyo inestimable en la CIA, que contribuyó a mantenerlos ocupados, primero en Afganistán, luego en el resto del mundo.

En mayo pasado Riad reveló una conspiración terrorista ligada al Estado Islámico. Una organización creada para abatir enemigos, amenaza volverse contra el inventor, algo que no es novedoso en ninguna esfera de la sociedad. Para eso es necesario hacer un ejercicio de memoria: en 1979 en el marco del clima creada por la revolución iraní que derribó al sha, 500 extremistas religiosos tomaron la Gran Mezquita en La Meca, exigiendo el fin de la monarquía saudí y la expulsión de los “infieles” del país, entre los que figuraban las grandes empresas occidentales.

En los combates para desalojarla la mezquita fue destruida y 63 terroristas fueron decapitados en público. Uno de los sospechosos, “un tal Mahrous bin Laden”, fue liberado. El príncipe Turki bin Faisal Al Saud, director de la inteligencia hasta diez días antes de los atentados del 11 de setiembre de 2001, le indicó a Bin Laden que se dirigiera a Afganistán para apoyar a los muyahidines. El resto de la historia es más conocido. En 2002, el nombre del príncipe Turki apareció en la multimillonaria demanda de las familias de las víctimas del 11 de septiembre, alegando que pudo haber financiado a los terroristas involucrados en el ataque. El príncipe Turki fue nombrado embajador en Estados Unidos, en el lugar de Bandar bin Sultan, quien había ocupado el cargo durante nada menos que 22 años, incluso durante los atentados a las Torres Gemelas, siendo antes, durante y después, un protegido de la familia Bush y de la CIA.

El último capítulo, por ahora, son los bombardeos al Estado Islámico en el norte de Irak. Con razón, Robert Fisk denuncia la “suprema hipocresía” de la Casa Blanca que no se inmutó mientras los yihadistas asesinaban sirios y chiítas iraquíes, pero ahora se dispone a “salvar” a los refugiados cristianos (La Jornada, 9 de agosto de 2014). Sin embargo, a la vista de la necesidad de Obama de seguir apegado a la Casa de Saud: ¿sería descabellado pensar que los ataques aéreos al Estado Islámico son el modo de salvar, una vez más, a la monarquía feudal de la cual depende desde hace siete décadas, para mantener a raya a los pueblos árabes?

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Memoria, verdad, justicia y Norita

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Partidaria de los besos y los abrazos, reivindica la sonrisa como principal bandera de lucha. Cumplió 94 años este 22 de marzo y hace siempre que puede la ronda de Madres de Plaza de Mayo, hoy ya en silla de ruedas. Vida, obra y endorfinas de una mujer que ha acompañado a fábricas recuperadas, pueblos originarios, comunidades afectadas por el extractivismo, jóvenes y mujeres en situaciones de violencia, todo como una continuidad en la defensa de los derechos humanos. El clítoris, el cannabis y las autodefiniciones. Esperando el 24 de marzo, compartimos esta nota y retrato, publicada originalmente en la revista MU 138 (2019, todavía tiempos macristas). El movimiento, la calle, y lo que ella piensa (y hace) frente a la historia y los futuros posibles.

Texto: Sergio Ciancaglini

Nora revisa su cartera en la que lleva el pañuelo blanco, el verde, crema de cannabis medicinal, una lata de sardinas y la agenda en la que anota sus hiperactividades cotidianas, entre otros secretos. Está también su DNI: 0.019.538. Ríe: “Fui de las primeras en la cola para sacarlo. El otro día, por un trámite, los empleados de un banco me dijeron que la máquina no podía interpretar un número tan bajo”.
Estamos en la sede de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Envolvemos las masitas que no alcanzamos a engullir y que se incorporan a la cartera de Nora para llevárselas a una amiga. Luego guarda un par de carpetas, limpia la mesa de papelitos y me pide que cierre las persianas y puertas del balcón que da sobre Piedras al 100, Buenos Aires. Ya tiene el llavero en la mano esta señora que no puede ser interpretada por las máquinas. Chequea que esté todo ordenado. Empieza a apagar las luces que iluminan salones, oficinas y paredes atiborradas de recuerdos de las Madres, homenajes, reconocimientos, diplomas y tres imágenes: Azucena De Vincenti, Mary Bianco y Esther Careaga: sus apellidos de casadas pero sobre todo, el de sus hijos e hijas. Fueron las madres secuestradas en diciembre de 1977 en un operativo organizado por la ESMA, que culminó con 12 desapariciones incluyendo a dos religiosas francesas.

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El saludo de Nora en una de las marchas actuales, con la foto de su hijo, la bandera de los 30.000 detenidos-desaparecidos, y el acompañamiento de una nueva generación.


Nora se pone el ponchito de barracán, agarra la cartera, el bastón, y cumple con el rito según el cual el último –la última- apaga la luz. Y cierra la puerta con llave.
La escena podría parecer un tanto melancólica, pero es al revés.
Al cerrar esa puerta, da media vuelta y abre un mundo.
Nora se transforma en Norita, que en lugar de ser un diminutivo resulta un aumentativo, una clave, un código de acción.
Sale Nora de Madres y entra Norita a la calle, las plazas, las ciudades, los pueblos, las rutas, las fábricas, la naturaleza, los conflictos.
Entra a sus verdaderos lugares de acción: lo público, los espacios donde ocurren las cosas, o donde las cosas se manifiestan escapando de los encierros y del silencio.
Lo mismo sucede cada vez que sale de su casa en Castelar, llena de muñecas, libros, plantas y recuerdos, se toma un micro hasta la estación (evita los taxis y es ajena a las aplicaciones uberísticas), luego el tren Sarmiento, luego el subte A o lo que haya que abordar para ir a donde quiere ir.
Su estrategia consiste en intentar estar donde haya injusticias, violencias, crímenes, abusos, discriminaciones, psicopatías estatales o privadas y otras desventuras nacionales que son del orden de lo clásico: nunca pasan de moda.
Logra materializar ese acompañamiento con una eficiencia casi incomprensible. Ana María Careaga (desaparecida a los 16 años estando embarazada e hija de aquella madre secuestrada en la iglesia) cuenta que una vez le dijeron al sacerdote pasionista Carlos Sarracini que Nora parece Dios, porque está en todas partes. El cura no se mosqueó con la comparación y subió la apuesta: “Sí, pero a Nora se la ve”.
“Cuando dicen esas cosas me estremecen –corcovea Nora–, me da un poco de vergüenza. Siento que son como abrazos para darme fuerza, pero no me generan soberbia ni nada. Lo que digo es sencillo. Si no es para pelear contra la injusticia, los organismos de derechos humanos, ¿para qué estamos?”.

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Sobre la magia y el clítoris

Plaza de Mayo, jueves, 15.30.
Las Madres están partidas desde 1986, pero allí están. Girando siempre en sentido inverso al de las agujas del reloj, como para recuperar el tiempo perdido por tanta muerte, cada uno de los dos grupos (Asociación y Línea Fundadora) en el extremo opuesto de ese círculo alrededor de la Pirámide de Mayo que culmina con una estatua que representa a la Libertad. La libertad está inmóvil, mientras la memoria, la verdad y la justicia rondan alrededor.
Bajo una placa descansan las cenizas de Azucena Villaflor de De Vincenti, quien junto a las otras dos madres desaparecidas fue arrojada viva por los militares desde un avión al mar. La marea luego devolvió los cuerpos a la costa de Santa Teresita en enero de 1978.
En Línea Fundadora la única madre que ronda hoy -y sin bastón- es Nora, acompañada por unas 80 personas. El grupo crece de golpe porque se agregan como un borbotón unos 40 guardapolvos blancos de chicas y chicos de una primaria de Lugano que la rodean y marchan junto a ella con la bandera en la que se lee “30.000 detenidos desaparecidos. ¡Presentes!”.
Llora y ríe Norita porque al ver a los chicos se le agitaron la emoción y la alegría, lloran también las maestras y varios que disimulan. Los chicos la miran asombrados. Tres vueltas más tarde, ella se acerca a un micrófono con parlante. Este jueves habla de:
La impunidad estatal y judicial alrededor del atentado a la AMIA.
El proyecto de “servicio cívico voluntario” de Gendarmería para niños (editorializa diciendo: “Qué bestias”).
Recuerda junto a Beverly Keene, de Diálogo 2000, que la solitaria Madre de Ledesma (Jujuy) Olga Arédez, denunció en 2001 la creación de una policía infantil (niños uniformados que eran instruidos con armas de juguete). Y que en 2012 el gobierno de Cristina Kirchner ordenó cerrar 74 cuerpos de Gendarmes Infantiles en 17 provincias, que reunían a más de 6.879 niños.
De paso mencionan que Olga –que reclamó toda la vida por las desapariciones ocurridas durante el apagón en Libertador General San Martín- murió en 2005 por la contaminación de bagazo producida por Ingenio Ledesma. “Para abaratar costos no ponían los filtros en las chimeneas, y eso la intoxicó”, explica Nora.

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Denuncia cómo le prohibieron a su compañera de Madres LF, Vera Jarach, quien además es sobreviviente del Holocausto, dar una charla en el Colegio Nacional de San Isidro (“a lo mejor prefieren que vayan los de Gendarmería a dar clases de derechos humanos”).
Habla sobre una de sus obsesiones, el Hospital Posadas y la situación de sus trabajadores y pacientes (“el Estado achica y achica, es lo único que hace: hay que ir a acompañarlos”).
Informa que trabajadores de la textil Sport Tech, que estuvieron en la ronda y ocuparon durante dos años la fábrica quebrada en defensa de sus puestos de trabajo fueron autorizados como cooperativa, por el juez Horacio Robledo, a hacerse cargo de la empresa.
Presenta a gremialistas de Fabricaciones Militares (“no les tengan miedo, nada que ver con los milicos, son divinos”) movilizados contra los despidos y el achicamiento.
Recibe a Sergio Martínez, uno de los fundadores de El Algarrobo, asamblea de Andalgalá que con su movilización logró frenar la instalación del proyecto megaminero a cielo abierto Agua Rica. Sergio cuenta: “Hace poco cumplimos 500 marchas, cada sábado, reivindicando los derechos humanos, territoriales, a la salud y a la vida”.
Anticipa Norita el lanzamiento de una campaña para denunciar la deuda externa (y eterna) “porque hay gente que se queja en la verdulería, pero no entiende que lo que le pasa es consecuencia de que se están llevando los dólares y las riquezas, y cada dólar se paga con hambre en nuestro país”.

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Repudia por enésima vez la ilegal detención de Milagro Sala desde enero de 2016 (“no le encuentran nada y la someten a tortura psicológica las 24 horas del día”).
El tono de Nora es tan serio como lo sugieren los temas de los que está hablando; dice que el gobierno es “negacionista, inmoral y ladrón”, y oscila entre esas definiciones y el relato de lo que está sintiendo. “Hoy no hay buenas noticias para dar”, le dice a la gente que la escucha. “La buena noticia fueron esos chiquitos que vinieron de Lugano”.
Agrega: “No nos volvamos locos. Cada día me acuesto pensando ¿qué mal van a hacernos mañana? Es como que con cada acción, con cada decisión, quieren humillar. No lo logran, porque nos tienen que resbalar las cosas que dicen y hacen”.
La mujer y la gente se miran. “Siento que esta Plaza es mágica. Me siento feliz aquí. Me da pudor decirlo, con tantos desastres que pasan, pero es lo que siento viendo que tantas personas vienen, se encuentran, se abrazan, se reconocen”.
En ese momento repite tres veces: “30.000 detenidos desaparecidos y desaparecidas” y todos contestan “¡Presente!”. Y luego: “Ahora y siempre”. Nora, separando bien las sílabas, pronuncia tres veces la siguiente palabra: “Ven-ce-re-mos”.
Caminando hacia su bar favorito sobre Avenida de Mayo, para tomar un café que es parte del ritual de los jueves, quiere decirme algo sobre la magia, pero la detiene un grupo de chicas para saludarla y un joven, uniendo las palmas de las manos, pronuncia: “Gracias por existir”. Dice ella que jamás la cuestionaron ni la increparon por la calle. “Una sola vez, en una marcha por Cromañón, había un tipo muy borracho que me dijo de todo. Pero me había confundido con Estela de Carlotto. Que nos confundiera ya te muestra lo borracho que estaba”.
Otro grupo la reconoce, la saluda y le pide fotos. En los últimos tiempos cuando está en confianza Nora propone sonreír a la cámara diciendo “clítoris” en lugar de “whisky”.
Sigue la caminata y ella no pierde el hilo de lo que quería contar: “La magia no nace porque sí. La tenés que crear con tu espíritu. El espíritu de ver el lado bueno de la vida. Si no hacés magia con lo que te pasa, es imposible sentir que lo que hacés está bien, que te genera alegría. Sentir que no estás entre los mafiosos”.

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Comerse un pasaje

La primera vez de las Madres en Plaza de Mayo fue el sábado 30 de abril de 1977. El 15 había desaparecido Gustavo Cortiñas, el hijo mayor de Nora, secuestrado en la estación Castelar cuando iba a tomar el tren a las 8.45 rumbo a su trabajo en la Comisión de Valores. Militaba en la Juventud Peronista. Flaco, sonriente, bigote setentista, pelo largo.
En la casa de Nora hay una foto en la que se lo ve mirando a los chicos de la Villa 31, en la que militó con el padre Carlos Mugica. “Tiene un gesto que me parece dolorido y comprometido con lo que está viendo. Pero fijate los chiquitos, son iguales a los que ves hoy en las villas”. Se queda pensando: “Nuestros hijos luchaban por la justicia social. Pero hoy la brecha entre ricos y pobres es todavía mayor que cuando se tomó esta foto”.
Para esa mujer que había tenido que amoldarse al rol de ama de casa y profesora de alta costura, la desaparición del hijo representó el fin de muchas cosas. “Fue dejar la casa y salir a buscarlo. Y fue para todas igual. Mujeres comunes que no éramos de la academia, ni de los grupos de pensamiento. Pero hoy entiendo que ahí ya fuimos feministas. Ahí empezamos a romper”.
Aquel sábado inicial había pocos paseantes en Plaza de Mayo. Y 14 mujeres. Azucena propuso entonces ir los viernes. Nora, mientras tanto, buscaba en comisarías, en juzgados, hasta que empezó a ver a otras mujeres haciendo lo mismo, marcadas por la misma desesperación, que le contaron de las reuniones en la Plaza. Nora se sumó a la tercera. “Una madre muy católica y muy supersticiosa dijo que el viernes era mala suerte, día de brujas. Otra dijo que los lunes era día de lavar y limpiar. Quedó el jueves”. Acordaron las 15.30, salida de los bancos, el mayor tránsito de público en la zona. Las Madres nacieron para no ser parte de otros organismos ni partidos políticos. No tenían oficina: la crearon en la Plaza, sin techo ni puertas ni ventanas, para verse, intercambiar información, y hacerse ver. La policía dijo “circulen”, y jamás dejaron de hacerlo. En octubre de ese 1977 nacerían los pañuelos blancos, como modo de reconocerse entre la multitud durante una marcha a Luján: en realidad eran los pañales de tela (no existían los descartables) que guardaban para sus nietos, convertidos en un símbolo histórico de los derechos humanos.
Relata Nora que los varones y esposos no intervenían porque el horario era de trabajo. “Pasaba otra cosa. Al ver a los milicos algunos padres decían ‘yo le dije a mi hijo que no se metiera’ y cosas así. Entonces eso no servía. Las madres no hacíamos esas cosas”. Confrontaban. El lugar común indica que el dolor enceguece, pero Nora es de las que piensan distinto: “El dolor nos hizo ver. Nos fortaleció, y nos ayudó a ser claras”.
Empezó a entender algunas charlas que había tenido con su hijo: “Una vez me dijo: ‘¿Sabés que te pasa, mamá? Te falta calle’. Aprendí, ahora me pasé de calle” reconoce. “Más que en los libros, la concientización está en la calle. Esto significa moverse siempre. Y no pensar dos veces”.
Recuerda que fue varias veces presa con las Madres. “Una vez, los policías pararon un micro, bajaron a toda la gente y nos llevaron. En la comisaría teníamos dos variantes: pagar 30 centavos, o pasar 5 días de cárcel por escándalo en la vía pública. Había madres que decían “métanme presa, así me llevan con mi hijo”. Pero los tipos querían que pagásemos. Cuando me tocó, le di 60 centavos. ‘No señora, le dije 30’ me dijo, y le contesté: cóbrese lo de la semana que viene”.
Otra de esas detenciones ocurrió un día antes de un viaje que Nora debía hacer a Brasil con la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chicha Mariani. “Esa vez nos llevaban en patrulleros. Abrí la puerta y me quise tirar, pero el policía me agarró. Si no, me mataba; era la desesperación por escaparme. De golpe me di cuenta de que tenía el pasaje a Brasil. Yo creía que era algo clandestino, que si descubrían eso no sé qué iba a pasar y entonces lo agarré, lo fui rompiendo en pedacitos, y me lo comí”. El viaje finalmente se hizo, en plena digestión del pasaje, con Nora y Chicha intentando denunciar lo que se vivía y se moría en el país.
Moverse, salir, romper, confrontar, escandalizar, chocaba con la noción de familia tradicional y hogareña, y con su marido Carlos. “Los viajes, las marchas, las búsquedas. Y él tenía una cosa de celos. Hubo algunas veces que pensamos separarnos. Murió en 1994. Creo que no hubiera soportado todo lo que hago ahora. Pero bueno: la desaparición de Gustavo había sido un cambio total. Me largué a hacer lo que tenía que hacer. Y eso fue no volver atrás nunca más”.

Del Mundial al cannabis

Nora recuerda que usaban la parte del Café Tortoni que da a Rivadavia, durante el Mundial 78, para encontrarse con jugadores (“creo que eran holandeses, no recuerdo los nombres”) y periodistas extranjeros. O lo que vivió su querida Mirta Baravalle: “El marido estaba muy mal con la desaparición de la hija (Ana) y no podía creer que parecía que no pasaba nada mientras en el país había desaparecidos. El día de la final que ganó Argentina, después del partido se puso peor y se murió de un infarto mientras todo el mundo seguía festejando”.
Las Madres son un símbolo de muchas cosas, empezando por la valentía. Resulta casi de ficción imaginarlas plantadas en la Plaza frente a la Casa Rosada tomada por Videla & afines, infiltradas por Astiz y la ESMA, ignoradas y silenciadas, o en el mejor de los casos tratadas como “madres locas” por los diarios que se atrevían a mencionarlas. Nora agregó algo a su currículum disruptivo: en 1978 fue hasta la Mansión Seré, centro clandestino de detención y torturas, simulando ser una interesada en comprar el lugar para instalar un hogar de ancianos.
“No era que buscaba a mi hijo ahí, pero sabía que había gente. Entré al predio y hablaba en voz alta. No sé qué quería: hacer ruido. Que si había alguien supiera que había gente afuera. Un milico dijo ‘despachen a la señora’ pero yo seguía diciendo que me mandaban de la Municipalidad o cualquier cosa, y vi una canilla con manguera al lado de una ventanita que se ve que daba a un sótano, donde estaban los desaparecidos. Cuando se recuperó como Centro de Memoria, contaron que me habían escuchado, sin saber quién era”.
El alegre caos que es cada conversación con Nora, ahora en su casa, cambia de rumbo porque va a preparar café. Desde que cumplió 82 años le divierte decir que es mínima, vital y móvil.
Mínima: nunca escondió la edad, pero se niega a revelar cuánto mide. “Ni a mis nietos se los digo”. En el jardín hay una pequeña piscina de dos metros de largo y uno de profundidad. Nora guiña un ojo: “Me meto con salvavidas”.
Vital: parece inagotable, aunque no lo es. Sufrió hace dos años un ínfimo ACV. “Hablé dos horas después de eso en un acto, y parada. Ni yo lo puedo creer. Pero es un compromiso con nuestros hijos y nuestras hijas. No es un sacrificio para nada. Cada día es estar donde hay una injusticia”.
Móvil: sus idas y vueltas a Castelar en micros, trenes y subtes son una especie de gesta cotidiana en la cual la casi nonagenaria dama va a veces arrastrada por la multitud. “El otro día bajaba del tren. En el medio del gentío un chico que iba a subir me vio, tenía un chocolate, me dijo ‘gracias por todo lo que hacés’, me lo dio y subió. Me quedé en el andén con el chocolate llorando de emoción. Ni sé el nombre. Solo sé que era un chico del oeste”.
Hace dos años un golpe en el empeine le repercutió en un fuerte dolor de rodilla, y los médicos le dijeron algo fantasmal: tenía que dejar de marchar. Problema de meniscos. “Te imaginás, yo lo que tengo son menisquitos”. Por eso fue al debate en el Senado sobre el aborto seguro legal y gratuito en silla de ruedas. La actual vicepresidenta Gabriela Michetti la saludó educadamente al verla, y más tarde ordenó que le prohibieran el ingreso al recinto, por lo que Nora vio el debate por televisión en el despacho de Pino Solanas.
“El año pasado me regalaron la crema de cannabis y me la empecé a poner en la pierna. De a poquito, te diría que en un mes o dos, dejó de dolerme totalmente, y pude volver a caminar con bastón primero, y cada vez mejor”. Del pronóstico de inmovilidad Nora pasó a abandonar la silla de ruedas, el bastón parece cada vez más un adorno, y no deja de estar en todas partes. “Ahora en vez de bombones me regalan cannabis”. En el jardín, además de la santa rita, las azaleas y los potus, crecen dos robustas plantas de marihuana.

Feminismo, grieta y hambre

Tiene docenas de muñecas que le han regalado, varias son Noritas con pañuelo blanco y hay una con pañuelo verde. Muestra una remera con una frase que ha hecho célebre: “Ser feminista es una cosa bárbara”. El lema forma parte del Norita Fútbol Club (Las Noritas) equipo femenino que participa en la Liga Nosotras Jugamos. En la delantera de Las Noritas juega su nieta Lucía. “Y yo pedí que me den la 10”, explica la abuela, que además está asombrada porque ha sido llamada a dar una charla por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
¿Qué es lo peor que vivió, además de la desaparición de Gustavo? “La desaparición de las tres madres. Veías que los militares no se saciaban ni con los miles que se habían llevado”.
¿Lo mejor? “La resistencia de la gente, de los pueblos. Si no fuera por la resistencia pacífica y prudente que tiene este pueblo ya estaríamos con las patas de los norteamericanos acá adentro. Hay espacios que parecen pequeños pero que van frenando, sin saberlo, los avances de la derecha”.
Reconoce que fue un dolor también la separación de Madres, en 1986. “Algunas nunca dejamos de sentir que no tendría que haber ocurrido. Pero había mucha diferencia sobre las metodologías y nosotras, en Línea Fundadora, queríamos ser horizontales e independientes”. No quiere hablar demasiado sobre las diferencias en la propia Línea Fundadora. “Lo que reivindico es esa independencia, la mirada crítica. En el anterior gobierno creían que la crítica era mala leche, y eso no es cierto. Yo reconozco que lo que se hizo con el tema de derechos humanos fue histórico. No pensábamos que íbamos a ver a los genocidas juzgados. Pero eso no quiere decir que una se calle cuando hay cosas como el apoyo al modelo extractivo, o poner a (César) Milani al frente del Ejército”, explica, críticas que hizo extensivas a la Ley Antiterrorista, el pago de deuda externa, la tragedia de Once, el INDEC, el Proyecto X, y toda área atacada por políticas oficiales, el modelo científico con Lino Barañao al frente, el modelo sojero, la minería a cielo abierto, la violencia institucional, la discriminación a los pueblos originarios, entre muchos etcéteras que hicieron que no fuera ella de las participantes en los actos emitidos por cadena nacional. “Nuestra función es otra desde siempre: es ser independientes de los partidos y del Estado”.
Cuenta que su nieto Damián, el hijo de Gustavo, fue siempre partidario de la gestión kirchnerista. “Pero yo decidí que no voy a perder amigos, familiares ni ideales por la política partidista. Entonces hablábamos de cualquier otra cosa. Pero desde que está este gobierno sí que volvimos a hablar de política”, dice riéndose.
Sobre lo electoral: “Estoy mirando. No decidí qué hacer”. Una pista: en una de las últimas elecciones Nora fue con un marcador. Tomó una boleta y escribió: 30.000 detenidos desaparecidos. No al extractivismo. No a la persecución a las comunidades indígenas. No a la deuda externa impagable, inmoral y odiosa. “Lo puse en el sobre y voté. Me lo habrán anulado. No importa, saben que estuve ahí”, cuenta. “Y digo sí a la justicia, a la verdad, a la memoria, a la resistencia, a los juicios hasta que se condene al último genocida y a la recuperación de la identidad de todos los jóvenes que fueron niños apropiados por el terrorismo de Estado”.
En el área de derechos humanos cree que la gran cuenta pendiente es que se conozcan los archivos militares. “Es una burla que no los entreguen. Registraban todo, hay pruebas, y eso permitiría saber qué ocurrió con cada persona desaparecida. Pero es una decisión política que ningún gobierno quiso tomar”.
¿Cuál es su principal preocupación hoy? “El hambre. Estamos cada vez peor. Más hambre, pobreza, desocupación. Es una época de destrucción. Pero no tenemos que dejar que nos llegue el odio. Hay que resistir, pero no tenemos que perder la sonrisa, que nos hace fuertes: es lo mejor que podemos tener”.
Está perpleja Norita porque su biznieta Camila, 9 años, le dijo que los besos y los abrazos contagian gérmenes. “Pero el abrazo y las caricias estimulan las endorfinas que son lo que dan ganas de vivir. Cuando alguien está enfermo, lo acariciás, le das la mano y eso es terapéutico por las endorfinas. Así que en eso sí que tengo partido: soy partidaria de los besos y los abrazos”.

La ley

Las Madres son cada vez menos. “El año pasado murieron cuatro. Las sentimos mucho”. ¿Cómo imaginar las cosas cuando ya no queden Madres? “Yo no me imagino nada. Nunca digo que esto va a ser así o asá Lo que creo es que siempre hubo etapas con determinadas personas que vivieron y luego murieron. Es la ley de la historia, y de la vida. Ojalá nunca más tenga que haber Madres porque hay genocidios y represiones. Pero en nuestro caso, de algún modo estaremos en la Plaza. Y entonces habrá que ver qué es lo que nace” dice sin miedo y sin nostalgia, haciendo bailar esa sonrisa alimentada en la calle con abrazos y resistencia, besos y valentía, magia y endorfinas.

Memoria, verdad, justicia y Norita
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La Ronda, en la mirada de Nora Lezano

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Sexta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo. Esta cobertura, realizada por Nora Lezano, corresponde al ritual del jueves 14 de marzo.

La Ronda es una iniciativa autogestiva coordinada por la editora Claudia Acuña y la fotógrafa Alejandra López. Todas las semanas, unx fotografx registra el ritual que se sostiene hace más de 40 años.

Todo el material colaborativo será entregado a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos.

“Nunca había estado en una Ronda.

Le pedí a una amiga que me acompañara. Sentí que se jugaba por un lado algo emotivo inmenso y por el otro el miedo a lo incontrolable. Jamás hago fotos en la calle justamente porque adentro de un estudio puedo controlar todo. Antes de salir para la Plaza dejé en mi casa un llanto espeso. El día estaba nublado. Ese llanto tenía la exigencia de haberme comprometido a resolver algo desde un lugar del que no estoy acostumbrada pero también el nerviosismo de saber que iba a vivir una experiencia de la que iba a salir profundamente atravesada”.

“Y así fue que me hice parte de esa ceremonia, fluyendo en círculos con mi cámara, acompañando esa fuerza indestructible del sostener. Donde nada importaba más que SER esa RONDA”.

Sobre Nora Lezano

Fotógrafa y artista visual.

Comienza a desarrollar su trabajo en la década de los 90. Sus retratos de músicos constituyen una parte representativa de su obra.

De 1992 a 2008 trabajó como fotógrafa institucional del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En los años 2000 y 2001 la Secretaría de Cultura y Comunicación de la Nación le encargó las coberturas de los ciclos “Argentina en vivo 1 y 2”, el “Festival Internacional de Jazz”,  la “1era. Semana Argentina en Madrid”, “La historia en su lugar” y “Música clásica en los caminos del vino”.

Trabajó como fotógrafa, directora, iluminadora y videasta para proyectos performáticos, de artes visuales y cinematográficos.

Publicó en forma independiente el libro Sin sueño se duerme también y Communitas (Planeta) -en coautoría con E. García Wehbi-.

FAN, la retrospectiva de sus años en el rock, se presentó desde el 2015 a la actualidad, en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, el Museo de Arte Contemporáneo de Mar del Plata, el Museo Boggio de Chivilcoy, la Biblioteca del Congreso Nacional, la Casa de la Cultura de Entre Ríos; el Centro Cultural San José, de Olavarría,  el Museo de Bellas Artes de La Plata, el Espacio Contemporáneo de Arte Eliana Molinelli de Mendoza, la Planta Alta de la Estación Belgrano, en Santa Fe y en la Universidad Nacional de Quilmes.

Junto a las fotógrafas Andy Cherniavsky e Hilda Lizarazu, en el Palais de Glace, presentó la muestra LOS ÁNGELES DE CHARLY, una celebración a la obra de Charly García.

INVENTARIO, que incluyó una serie de objetos, fotografías y material fílmico y sonoro del archivo personal de la artista, además de una performance, se presentó en la Bienal de Performance 2019.

Desde 1996 sus fotos ilustran el suplemento RADAR del diario Página/12 y desde el año 2015 realiza las fotos de los calendarios de la Fundación Viva la Vida por el Bienestar Animal.

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Nota

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

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Quinta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que se propone transmitir el valor de la constancia, de los pies en el espacio público, de la gota a gota que horada la piedra, la no violencia contra la violencia, su valor social, su peso histórico, sus 40 años de coreográfico diseño: media hora, todos los jueves. Esta cobertura realizada fue por la fotógrafa y artista visual Martina Perosa.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

“Desde hace tiempo me interesa la relación entre fotografía y movimiento. Hay un trabajo que me parece muy interesante, que me inspiró en esta búsqueda, que es la serie fotográfica de Muybridge en el que logra documentar el rápido trote de un caballo en el aire. Mediante esta serie intentaba demostrar, frente a la teoría opuesta de algunos periodistas deportivos, en el que hay un momento de la carrera en el que los cuatro cascos del equino están en el aire. Esas series en movimiento abrieron una nueva discusión en la historia de la fotografía, que incluso dieron comienzo al cine”.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

“Siempre me interesaron estos cruces interdisciplinarios entre las diferentes ramas artísticas como el cine, la fotografía y la danza. Pensando la ronda de plaza de mayo, me punzaba mucho la idea de coreografía. Una repetición constante todos los jueves, durante cuarenta años, por media hora. Una serialidad. Una duración y tiempo concreta. En un espacio determinado. Unos cuerpos, y una relación entre ellos, con una calidad de movimiento que a lo largo de los años fue mutando según el contexto: explosivo, suave, sutil. Y una música que hilvana el movimiento, los sonidos de la calle y el grito popular”.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

Sobre Martina Perosa

Artista visual, nacida en la ciudad de Buenos aires. Su formación se centró en distintas disciplinas artísticas, que hoy confluyen en su obra. Estudió cine, indagó en el teatro, la performance y danza contemporánea y luego se especializó en talleres de fotografía y  clínicas de obra. Esta multiplicidad de intereses le permitió construir una mirada interdisciplinaria sobre la fotografía con un principal interés en el movimiento, y en la potencia de la imagen para construir ficción y contar historias. En 2019 editó su primer fotolibro “Shinsekai”, finalista del Premio Publicación Latinoamericano en el FELIFA 2021 y en diciembre 2023 editó su segundo fotolibro Proyecto Dallas.

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