Nota
Síndrome sojero: China empezó a cuestionar los transgénicos
“Garantizar la seguridad absoluta del suministro de alimentos es una política firme de Estado. Sobre la cuestión masiva de la salud humana y la vida, no tenemos espacio para el ensayo y error” plantea el artículo.
“Garantizar la seguridad absoluta del suministro de alimentos es una política firme de Estado. Sobre la cuestión masiva de la salud humana y la vida, no tenemos espacio para el ensayo y error” plantea el artículo Debemos enfrentar los daños causados por la soja transgénica importada a 1.300 millones de chinos, escrito por el teniente general chino Mi Zhen-Yu, ex vicepresidente de la Academia de Ciencias y representante ante el Congreso Nacional del Pueblo. Los alcances del artículo son difíciles de predecir, incluso para las economías volcadas a un modelo de monocultivo de soja transgénica destinada a ese mercado que parece empezar a preguntarse por sus efectos.

El artículo con las declaraciones del militar chino Mi Zhen-Yu
Una secuencia de hechos es la siguiente:
- El artículo fue publicado el 25 de abril en Science & Technology Abstracts Newspaper, como se conoce en inglés a la publicación del Ministerio de Ciencia y Tecnología de China.
- A mediados de mayo se supo que el Ejército es ese país empezó a prohibir el suministro de alimentos transgénicos a sus soldados.
- En julio el propio Mi Zhen-Yu y otros militares, científicos y académicos chinos, participaron en un Foro internacional organizado por la Universidad de Yunnan en la ciudad de Beijing, junto a invitados de diversos países entre quienes se encontraban personalidades como Vandana Shiva (India), Irina Ermakova (bióloga, de la Academia de Ciencias de Rusia), Don Huber (Estados Unidos), Monika Krueger (Alemania), Stephanie Seneff (del MIT-Massachusett Institute of Technology) entre otros 30 invitados.
Entre los argentinos participó el médico Medardo Ávila Vázquez, de la Red Universitaria de Ambiente y Salud, quien explicó a lavaca: “Se nota un ambiente de preocupación porque están consumiendo masivamente alimentos provenientes de la soja con residuo de glifosato, y empezaron a aparecer casos de cáncer y malformaciones entre otras enfermedades”.

El foro de Seguridad Alimentaria y Agricultura Sustentable
¿Qué se está comiendo?
Mi Zhen-Yu participó en ese foro llamado Food Safety & Sustainable Agriculture (Seguridad Alimentaria y Agricultura Sustentable) realizado el 25 y 26 de julio en Beijing, junto al General de División Peng Guang-Qian, autor de Ocho cuestionamientos a los Alimentos Básicos modificados genéticamente.
El artículo escrito por Mi Zhen-Yu, editado también por la publicación del Foro, plantea el pasaje de China de exportadora a importadora de soja, a partir de 1994, con un volumen que en 2010 llegó a 50 millones de toneladas impoertadas y en 2012 a 63,38 millones. “Las semillas de soja GM (genéticamente modificadas, o transgénicas) importadas por China son principalmente las Roundup Ready (RR) de soja tolerantes al glifosato desarrolladas por la empresa transnacional Monsanto. Roundup es un herbcida patentado introducido por Monsanto en los años 70, que tiene especial afinidad con el Agente Naranja utilizado por el ejército estadounidense durante la guerra de Vietnam. La principal composición activa del Roundup es el glifosato, mezclado con surfactantes tóxicos, como el POEA”.
Explica luego que la fumigación con glifosato “no sólo causa una disminución grave de la composición de la nutrición en la soja RR debido a la falta de aminoácidos aromáticos, sino también hace que el glifosato penetre y se acumular dentro de las raíces, los tallos y las hojas de los cultivos, que no se pueden lavar y quitar. Los residuos de glifosato son difíciles de limpiar del cuerpo humano después de ser ingeridos con los alimentos con ingredientes transgénicos”.
Toma en cuenta un parámetro argentino: “En abril de 2013, Testbiotech, una institución alemana independiente, tomó muestras de soja RR cultivadas en Argentina para llevar a cabo la medición de los análisis de sus niveles de residuos de glifosato y encontró que el nivel de residuos de glifosato de 7 muestras, dentro de las 11 recogidas, superó 20 mg / kg , las más altas alcanzando 97,36 mg / kg”. O sea: sobre un piso ya alto de 20 miligramos, se encontró casi 5 veces más.
Mi Zhen Yu luego menciona trabajos de Anthony Samsel y Stephanie Seneff que “explican la relación causal entre la contaminación por glifosato y la diabetes , infertilidad, cáncer, desarrollo embrionario anormal, autismo, TDAH , enfermedad del hígado graso, enfermedades cardiovasculares, depresión , enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, trombosis cerebral y hemorragia cerebral”.
Como las normas nacionales de China no se aplican a restricciones a los residuos de glifosato de la soja, el autor plantea que “hasta la fecha no hemos visto los informes oficiales de la medición en el nivel de residuos de glifosato de la soja GM importada”.
El artículo enumera más adelante datos sobre el deterioro del nivel de salud de la población china (malformaciones de recién nacidos, cáncer infantil en aumento, entre muchas otras menciones). “La salud nacional se ha deteriorado considerablemente en los últimos años . Aunque el clima, la contaminación del agua y otros factores también existen, el daño de la soja genéticamente modificada no se puede descartar. Garantizar la seguridad absoluta del suministro de alimentos es una política firme del Estado. Sobre la cuestión masiva de la salud humana y la vida, no tenemos espacio para el ensayo y error”.
Concluye: “Ahora es el momento de desmantelar la barrera de la información sobre los alimentos transgénicos Departamentos interesados deben seriamente llevar a cabo investigaciones epidemiológicas, enfrentarse a la realidad, al control de los riesgos, llevar a cabo el principio de prioridad de la prevención, y adoptar medidas eficaces para garantizar la vida y la seguridad de la salud de las personas”.
“Buscan información”
El foro chino sobre Seguridad Alimentaria y Agricultura Sustentable contó con la presencia de más de 300 miembros de diversas áreas gubernamentales e instituciones académicas de China. “Buscaban tener información directa de los actores sociales y científicos del tema para que les contáramos qué era lo que nosotros pudimos detectar y cuál es la evidencia que tenemos”, explica Medardo Ávila Vázquez a lavaca. La invitación les llegó a través de la Cancillería Argentina. El médico asegura que las autoridades chinas habían hecho traducir trabajos de la página web de la bían subido a la página web de la Red Universitaria de Ambiente y Salud.
“Es que en el área médica, los que más experiencia tenemos en impacto de agrotóxicos en humanos, somos nosotros en Argentina”, subraya. “Tenemos datos y un seguimiento de muchos años a través de la Red de Pueblos Fumigados con médicos que están en todas las provincias. Tenemos información clínica, que se suma a las investigaciones en laboratorios”.
Internas chinas
Ávila Vázquez precisa que la preocupación de los chinos se debe a que la soja forma parte de la dieta habitual de la población. Los porotos importados son industrializados y, con ellos, realizan concentrado de proteínas y aceite de soja, que es usado en la mayoría de las casas chinas debido a su bajo costo. “Y tienen residuos de glifosato”, dice. “Entonces están teniendo una epidemia de cáncer, y empiezan a aparecer las malformaciones. Ellos usan mucho los porotos para consumo humano. En Europa, la soja que vendemos se usa principalmente para forraje, pero en China termina yendo a la mesa de las familias”.
El teniente coronel Mi Zhen-yu menciona esto en su artículo. “El residuo de glifosato contenido en aceite de soja y en el polvo de proteína de soja procesada es incluido en las tres comidas diarias de la dieta china, penetrando continuamente en los cuerpos de la mayoría de los chinos, incluidos los niños de jardín de infantes, de primaria y de secundaria, universitarios y profesores, miembros del personal y los soldados del ejército chino, miembros del personal del Gobierno y otros consumidores”, escribe.
Ávila Vázquez expresa que hay un gran debate que se está dando en la sociedad china. “Hay encuestas de opinión donde el 75 por ciento está en contra de los transgénicos”, observa. “Tienen un problema muy grande porque ellos viven básicamente de arroz, y el arroz transgénico está prohibido. Pero, en junio, detectaron que había este tipo de arroz en dos provincias. Eso generó mucho debate, porque se está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de lo que ellos mismos producen”.
Los cuestionamientos sociales, como pudo apreciarse en el Foro organizado por la Universidad de Yunnan, treparon hasta los despachos gubernamentales. “Hay algunas grietas dentro del Gobierno”, señala Ávila Vázquez. “El Ejército ya emitió una resolución ordenando a todas sus unidades proveerse de alimentos no transgénicos, pero a la vez el área de comercio exterior del Estado chino está muy vinculada a las empresas que comercializan los granos, y muy influenciada por Monsanto. Entonces aparecieron estos generales alertando sobre las consecuencias de estos productos para la salud humana”.

El teniente general chino Mi Zhen-Yu, ex vicepresidente de la Academia de Ciencias
Contramarcha militar
El médico Ávila Vázquez señala otro antecedente asiático, ocurrido en Taiwan, que en 2013 comenzó a revisar los niveles de glifosato en la soja transgénica importada de Argentina, Brasil y otros países del mundo. Según consignó la agencia EFE, la decisión fue tomada por el subdirector de la Administración de Alimentos y Medicamenos, Tsai Shu-jen, tras la denuncia de un legislador que remarcó que los niveles de glifosato eran superiores a lo permitido en la normativa taiwanesa.
“Y la República Popular va por el mismo camino”, dice el médico argentino. “Los chinos no estaban midiendo los residuos. Uno de los reclamos que surge de este Foro es que van a empezar a medir la cantidad de pesticidas y, lo más probable, es que, cuando lo hagan, empiecen a cuestionar y quizás a devolver los embarques de soja que están excedidos en tóxicos. Y esto, obviamente, va a tener consecuencias porque nosotros estamos dentro de un sistema que, cada año, aplica más glifosato. Cuando empezaron con este sistema en 1996, acá se aplicaban tres litros de glifosato por hectárea. El año pasado aplicaron 12 litros”.
En mayo de este año, la página web de la oficina de granos de la ciudad de Xiangyang, en la provincia china de Hubei, anunció: “En años recientes, al desarrollarse continuamente el mercado de granos y aceite de China, ciertos granos y aceites productos de transgénesis han entrado al mercado chino. En vista de que no se han podido aclarar de manera satisfactoria las dudas sobre el efecto de los transgénicos para la salud, y de acuerdo con la petición del Departamento de Logística del Comando Militar de Guangzhou y el Centro de Suministros militares en granos y aceite, a partir de esta fecha sólo se permite a las estaciones militares de suministros comprar aceites y alimentos no-transgénicos a las empresas procesadoras designadas. Esto con el fin de asegurar la salud de los cuerpos militares de nuestra ciudad, por medio de garantizar la seguridad absoluta de sus alimentos y bebidas. Queda terminantemente prohibido suplir productos o aceite transgénicos a las unidades militares en sus áreas de administración”.
Mercado tóxico
Medardo Ávila Vázquez cuenta que, en su disertación durante el Foro de Beijing, explicó la lucha y el acampe que la localidad de Malvinas Argentinas, en Córdoba, mantiene contra la instalación de la planta que Monsanto, y la lucha de las Madres del Barrio Ituzaingó-Anexo, que se organizaron para reclamar por el impacto de los agroquímicos en la salud de las vecinas y los vecinos, que lograron llevar a juicio y a condena por homicidio a un productor y a un fumigador. Vandana Shiva se quedó con una de las camisetas del acampe.
“Hay formas de producir de otra manera. De hecho, en Europa están disminuyendo las tasas de uso de agrotóxicos porque los estados desalientan su uso”, apunta Ávila. “Pero, de repente, en Estados Unidos, Brasil y Argentina se promueve el uso y se oculta la peligrosidad de estos productos. Yo pienso que si los chinos empiezan a cuestionar este modelo, se van a poner de manifiesto los problemas que genera este mercado de agricultura tóxica. En muchas regiones se repiten estas luchas, que a su vez están convergiendo, y eso da la noción de que puede haber modificaciones. Desgraciadamente, lo más probable es que esas modificaciones en Argentina lleguen más rápido por problemas comerciales que por temas sanitarios o ecológicos, que son los que verdaderamente nos están impactando”.
Además del médico cordobés participaron en el Foro, por Argentina, Ana Broccoli, de la cátedra de Agricultura Familiar de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, y Miguel Ángel Fernández y Liliana Maldonado, de la Federación de Organizaciones de la Agricultura Familiar, junto a la doctora Judy Carman (de Australia, especialista en bioquímica nutricional y regulación metabólica, demostró en ratas la toxicidad de los trangénicos), la alemana Monika Krueger (denunció la presencia de glifosato en ciudadanos europeos, por la ingesta de alimentos con residuos del pesticida), o la norteamericana Stephanie Seneff (investigadora senior del MIT, que estudia el vínculo del Alzheimer y el autismo con la exposición a pesticidas).

Aviso de una ONG francesa presentado en el Foro
Desde otra perspectiva
La misma preocupación sobre las mutaciones de los chinos frente a los transgénicos parece reflejarse en el artículo de David Talbot “La investigación de transgénicos en China va más rápido que las aprobaciones” publicado en el MIT Tecnology Review, en el que se menciona el debate surgido por el permiso a experimentar con plantaciones de arroz transgénico: “Haber dado luz verde a estas nuevas variedades de arroz parece haber tocado un punto sensible de la opinión pública. Se han extendido los rumores en los foros de internet sobre los supuestos peligros medioambientales y para la salud de los alimentos transgénicos cultivados en el país, además de las inmensas importaciones de cereales transgénicos (hasta el punto de que los responsables militares de una provincia china prohibieron el uso de aceite de cocina con origen transgénico en la dieta de las tropas). ‘Necesitamos los transgénicos, pero por ahora nos enfrentamos a una importante oposición de la opinión pública en China. Esto es un problema’, afirma el antiguo director del Instituto de Biotecnología dentro de la Academia China de Ciencias Agrícolas, Dafang Huang”.
Todo el artículo es una expresión de optimismo sobre el futuro de los transgénicos en China, lo cual muestra que la disputa está apenas comenzando y todavía es difícil determinar su alcance frente a una dinámica cotidiana y masiva centrada en productos transgénicos que empiezan a generar desconfianza. De allí la alarma de este tipo de medios por lo que perciben en la sociedad frente a los transgénicos: “Una reacción violenta, nacionalista y popular”.
Nota
5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
Nota
Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Jubilados y jubiladas se movilizaron desde el Congreso de la Nación hasta Plaza de Mayo en una nueva jornada de reclamos y denuncia por los ingresos de pobreza que perciben y el fin de la moratoria previsional, cuya prórroga sigue durmiendo en Diputados. Como siempre, los carteles manuscritos fueron una forma de expresión y creatividad. En uno se leía: «Francisco está feliz. Jubilados haciendo lío!!!»
La marcha comenzó nuevamente con un operativo desproporcionado con las cuatro fuerzas federales -PFA, Gendarmería, Prefectura y PSA- que reprimió la protesta pacífica: la Comisión Provincial por la Memoria contabilizó una persona detenida y 13 heridos por efectos de los gases lacrimógenos, entre ellos jubilados y trabajadores de prensa.
Frente a la Rosada, realizaron un acto donde distintas agrupaciones de jubilados se manifestaron contra el acuerdo con el FMI y cantaron por la salud de Pablo Grillo.
«Hasta el próximo miércoles», saludaron los jubilados y jubiladas.
La próxima semana, la marcha contará con la participación de los gremios de la CGT como previa al Día del Trabajador y la Trabajadora del 1 de mayo.

Foto: Juan Valeiro para lavaca

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.
Nota
Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

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