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Desaparecide: ¿dónde está Tehuel de la Torre?

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La madre de Tehuel habla por primera vez con los medios sobre la desaparición del joven trans. Denuncia que la investigación es lenta, que hay personas que saben qué ocurrió pero callan, y las insta a que se animen a hablar. Retrato de una familia pobre en el conurbano bonaerense, y de la vida de Tehuel en ese contexto. Lo que dicen los grupos autoconvocadxs que sostienen la consigna de aparición con vida. El hermetismo de la fiscal. Y la lupa sobre dos sospechosos que mantienen un pacto de silencio. 

Por Inés Hayes y Melissa Zenobi.

Desaparecide: ¿dónde está Tehuel de la Torre?
Norma, mamá de Tehuel, en su casa custodiada por un patrullero. Foto: Lina M. Etchesuri

Son las 10 de la mañana y pese a las restricciones por la pandemia, la autopista que va de la ciudad de Buenos Aires a Ezeiza está poblada de camiones y autos. La avenida principal para entrar a San Vicente está llena de árboles frondosos y hay un cartel que presenta al Museo Histórico 17 de Octubre, prueba de que Perón y Evita vivieron un tiempo en esta localidad de 20 mil habitantes que queda a 56 kilómetros de la Capital Federal. Rodolfo Walsh y el filósofo Alejandro Korn también vivieron aquí. Si bien fue una localidad pujante a mediados del siglo XX, hoy la mayoría de su población vive bajo la línea de pobreza.

Para llegar a la casa de Tehuel hay que atravesar el centro local y hacer seis cuadras por calles de tierra. En la entrada, un móvil policial custodia a la familia: “Está desde que nos amenazaron cuando comenzamos a buscar a Tehuel”, dice Norma, su mamá, sentada en la cocina de su casa. “Es la primera vez que hablo con un medio”, cuenta mientras mueve los pies sobre el piso de tierra. 

En la habitación de adelante duerme su hijo más chico (16 años) y en la cocina, sobre un aparador, está el cartel con la foto de Tehuel pegada a un cartón que dice “Buscamos a Tehuel: cualquier dato comunicate con la fiscalía”. En el baño, un espejo de puerta de ropero se apoya contra una pared; y al lado del baño hay otra habitación con una ventana que da al patio. La casa es de madera y el techo, de chapa. 

“Me cuesta dormir y a la mañana cuando me levanto no puedo creer que no esté Tehuel, que no podamos tomar mate en el patio y hablar de nuestras cosas”, sigue Norma con los ojos llorosos. En el patio crecen los zapallos y una planta de ají: “Esta la puso Tehuel pero se la están comiendo los caracoles”, sigue Norma mientras mira una rosa roja que ha crecido tanto que es más alta que el techo de la casa. 

El jueves 11 de marzo, cuando Tehuel desapareció, Norma había ido a la casa de su hija Verónica a cuidar a sus nietas porque su hija estaba con bronquitis. El trayecto de San Vicente a Alejandro Korn no supera los once minutos en auto, pero Norma debe tomar un colectivo que la deja en la ruta y desde ahí caminar un largo trecho por calle de tierra. Cuando llueve como hoy la zona se vuelve intransitable; por eso cuando va a lo de Verónica se queda unos cuantos días. Como aquella vez. “Les encargué a mis hijos que cuidaran las gallinas y regaran las plantas”. 

Cuando volvió, Tehuel ya no estaba.

Teoría de la conspiración 

En el patio cae un rayo y empieza a llover. Ella sigue recordando un llamado: “Tehuel se fue el jueves y no volvió, se fue a trabajar de mozo y no volvió –me dijo Michelle, su pareja, por teléfono– y yo me quedé paralizada”, cuenta Norma sobre la forma y el momento en que se enteró de que su hijo no había vuelto. 

El sábado 13 de marzo Michelle fue a hacer la denuncia a la comisaría local pero no se la tomaron porque era menor; faltaban unos días para que cumpliera los 18 años. Entonces Verónica se levantó de la cama, con fiebre y bronquitis, y acompañó a Norma hacer la denuncia por la desaparición. 

Desde entonces la vida familiar cambió para siempre: “Hasta el primer mes fue muy duro, no hablaba con los medios. Recién ahora me estoy reponiendo y activando. Fui una vez a hablar con la fiscal (Karina Guyot, de la UFIJ-San Vicente) y ahora tengo que volver a ir”, dice Norma mientras las gotas caen ahora también adentro, a través del techo de chapa. Se acomoda el pelo castaño detrás de las orejas y sigue: “Yo me pongo a hacer cosas para no pensar, pero es muy difícil: es todo muy raro”.

Lo que se sí se sabe: Tehuel salió de su casa el jueves 11 de marzo a las 7 de la tarde para encontrarse con Luis Alberto Ramos quien, presuntamente, le había propuesto un trabajo de mozo para un evento. Desde que comenzaron a buscarlo se allanaron diferentes viviendas y terrenos, así como la casilla donde vivía Ramos. Allí se encontró el celular de Tehuel destruido y su campera quemada. Ninguna de estas pistas sirvió hasta ahora para encontrarlo a él; tampoco los rastrillajes que se hicieron con les vecines y la policía.

“La línea de investigación más fuerte es que Ramos lo asesinó y hubo una conspiración entre Montes y Ramos, los dos detenidos que hay hasta el momento. Además hay dos personas más que pueden estar involucradas”, dice el abogado de la familia, Alejandro Valle. “Hasta ahora solo se encontró la campera de Tehuel quemada y el teléfono roto y su carcasa”.

El primer detenido fue Ramos. “A Ramos lo detuvieron en Dock Sud”, sigue el abogado Valle. “Había cambiado su fisonomía, se había cortado el pelo, teñido de rubio. Estuvo 9 años en prisión en General Las Heras por un homicidio cometido en Lomas de Zamora y salió en libertad condicional. Está caracterizado por los vecinos como una persona violenta, que vendía drogas y oficiaba de puntero en un barrio marginal”, detalla.

El segundo detenido es Oscar Alfredo Montes, imputado por falso testimonio y encubrimiento ya que, a pesar de declaró no conocer a Tehuel, la DDI de La Plata obtuvo una foto de celular en la que están Tehuel, Ramos y Montes compartiendo una cerveza en una casa que no fue reconocida.

Al cierre de esta edición tanto Ramos como Montes se habían negado a declarar.

Que los detenidos hablen es uno de los reclamos de la familia de Tehuel. Yo creo los detenidos no quieren seguir embarrándose más de lo que están: por eso no hablan”, dice a MU Michelle, pareja de Tehuel.

Roscas para el barrio

Norma trabajaba cuidando a personas mayores. A veces de noche, a veces de día, a veces en el hospital. “Pero con el Covid se cortó todo. Cobré el IFE dos veces, y cobraba la Asignación Universal por Hijo por mi nene más chico, pero cuando comencé los trámites de la prensión, me sacaron la Asignación”.

Tras la desaparición de su hijo, agradece la ayuda del Ministerio de las Mujeres de la provincia de Buenos Aires, desde donde recibió apoyo económico: “Lo necesitaba porque en este momento no tengo nada. Hace poco que falleció mi esposo”. 

Recuerdos de la cotidianeidad y de su hijo: “Tehuel se levantaba y nos sentábamos afuera a tomar mates, conversábamos. Era una persona sin maldad, muy buena. No me decía mamá, me decía vieja. Si necesitaba algo o un mandado, iba a comprar, estaba siempre sonriendo, haciendo chistes, era muy alegre y teníamos una relación muy compañera: siempre me avisaba cuando salía”. 

Aquel 11 de marzo también Tehuel salió de su casa en la calle Buenos Aires al 500 de San Vicente; fue visto por última vez entre las 19.30 y las 21 de ese día por las calles Mansilla al 1200 o Frías al 800. Norma no tiene una hipótesis formada de qué pasó, y mientras espera poder reunirse con la fiscal del caso, Karina Guyot, dice sobre la investigación: “Ella a veces me dice que hay cosas que no puede decirme y otras que sí, porque debe reservar algunos datos. Pero yo creo que la causa va más lenta de lo que debería. Los dos detenidos están con preventiva, pero siguen sin declarar. La justicia siempre es lenta”. 

En la mesa de la cocina vuelan mosquitas sobre una bolsa de pan y en el secador hay platos, vasos y cubiertos limpios. Vuelve el recuerdo: “Con Tehuel hacíamos rosquitas o bolas de fraile y él salía a vender por el barrio, o los fines de semana iba a la laguna. Ahora estamos haciendo el contrapiso de la pieza, pero yo quiero que vuelva Tehuel”. 

Pobreza trans

Activistas trans, travestis, no binaries, marikas, intersex, lesbianas, bisexuales, gays, organizaciones políticas, culturales, sociales, sindicales y educativas se organizaron en “Autoconvocadxs por Tehuel”. Desde que desapareció, las asambleas se realizan de manera virtual y reúnen a más de 200 personas de todo el país que siguen reclamando en las calles y en las redes su inmediata aparición con vida.

Florian, activista trans no binarie de distintas organizaciones, se sumó a Autoconvocadxs “con el objetivo de poder construir transversalmente una voz colectiva que nos permita decir lo que no parece estar instalado en la agenda de la sociedad como debería: hay un pibe trans desaparecido hace dos meses”. 

Lo que conecta el grupo autoconvocado es la situación de pobreza en la que vivía Tehuel junto a su familia, agudizada por su condición de varón trans, las dificultades para encontrar trabajo –Michelle, su pareja, contó que cada día “se levantaba con la esperanza de que lo llamen por algún trabajo”- y las facilidades para encontrar peligros. Florian: “Salió de su casa al encuentro de un trabajo precario y todavía lo estamos buscando”. 

La activista Marlene Wayar es una de las integrantes de Autoconvocadxs y señala los graves errores en los que incurrió la investigación en esos primeros días: “Se buscó el NN de una persona femenina, luego se corrigió y se buscó un NN masculino”. Explica el impacto: “Esto habilita o cancela hipótesis posibles que en los primeros momentos son muy importantes”. Insiste Marlene: “Tehuel es el primero de nosotres en calidad de desaparecido. Siempre nos enteramos cuando los cuerpos de nuestres compañeres aparecen sin vida. Somos apariciones sin vida de cuerpos asesinados, desmembrados, quemados, violados, torturados, abandonados. Queremos que Tehuel aparezca con vida, queremos que no se baje la intensidad de la búsqueda, y que se dejen de lado las lecturas estereotipadas sobre nuestros cuerpos”.

Coi Bressan es activista y milita en la organización “Transistemas”, que a su vez integra TodesporTehuel: “Estamos en constante movimiento para dar a conocer este caso, que no es un caso aislado”, dice Coi y explica que las masculinidades trans no están en la boca y en el imaginario de mucha gente. “Al principio no solo tuvimos que salir a buscarlo, sino también salimos a defender su identidad y sus pronombres”, recuerda.

“Esto es resultado de una total invisibilización de nuestras identidades”, asegura Coi, que se autopercibe travo –travesti masculino–. “¿Qué buscan cuando buscan una persona trans pero sobre todo una masculinidad trans? ¿Qué cuerpo? ¿Con qué pronombres? ¿Quién lo busca?”, se pregunta el joven de Baradero, provincia de Buenos Aires. 

Para les autoconvocades que Tehuel haya desaparecido tras estar desempleado y yendo a buscar un trabajo no es una casualidad sino la causa; por eso siguen impulsando y reclamando el tratamiento de la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero: “Necesitamos el cumplimiento del Cupo Laboral Travesti-Trans-No binaries. Es urgente que nos acompañen en este pedido para que dejemos  de tener miedo de ser el próximo Tehuel”.

Al cumplirse dos meses de la desaparición, el Equipo de Antropología Forense Argentino se incorpora a la investigación. El abogado Alejandro Del Valle suma las últimas novedades: “Se están recolectando muestras en el cinturón ecológico de Benavídez para que el Equipo busque rastros genéticos”. Otras de las novedades tiene que ver con la aparición de una nueva prueba: “Está a la espera de peritaje el celular de Priscila, la ex pareja de Ramos, que fue borrado el mismo día que el de Ramos”. “Tenemos esperanza de que ahí pueda aparecer algún indicio que pueda esclarecer algunas cuestiones, pero por ahora sigue en espera”.

“Les pido que no tengan miedo, que no les va a pasar nada”, dice Norma cruzada de brazos mientras en la cama su hijo menor se tapa hasta el cuello con una frazada oscura a cuadros. 

¿Por qué creés que no hablan?

Porque hay códigos o porque tienen miedo a las represalias. 

¿Qué le dirías a esa gente?

Que hablen. Que digan dónde está.

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