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Desparecidos en México: así es el día de las madres que buscan a sus hijos
Desde hace 7 años, el día de las madres se conmemora en México con una manifestación por las más de 35 mil personas desaparecidas y las 250 mil asesinadas durante la llamada «guerra contra la drogas». De Ayotzinapa a los 3 estudiantes de cine desaparecidos en Jalisco este año, madres y estudiantes volvieron a marchar y a relatar el horror: «Nos va a llevar tiempo pacificar este país, pero tenemos que empezar ya». Qué dicen del Estado y cómo buscan a sus familiares. Crónica desde Ciudad de México por Eliana Gilet para lavaca.org. Fotos de Ernesto Álvarez.
Hace siete años las mujeres mexicanas convirtieron el día de la madre en un día de lucha: el de la “dignidad nacional de las madres buscando a sus hijos”. Esta vez, a la marcha de mujeres vestidas de blanco, esas que van acompañadas por los otros hijos y algún vecinos, por los tíos y los padres de sus hijos, se le sumaron decenas de estudiantes llegados desde Jalisco, uno de los estados mexicanos de la costa del Pacífico -que ocupa el segundo lugar en registrar la mayor cantidad de casos de desaparición forzada-, donde el 19 de Marzo pasado, tres estudiantes de cine fueron desaparecidos mientras regresaban de filmar un trabajo para su escuela.

Ciudad de México. Bebé frente una intervención con los rostros y nombres de cien desaparecidos durante la marcha por la Dignidad Nacional de las Madres Buscando a sus Hijos.
Foto: Ernesto Álvarez
Jalisco, el nuevo Ayotzinapa
La historia de Javier Aceves, Marcos García y Daniel Díaz -así se llamaban los estudiantes- sacudió México y, a un mes de su ausencia, ante la presión ciudadana que generó el caso la autoridad judicial jalisciense comunicó que habían detenido al supuesto perpetrador, quien había confesado que los estudiantes habían sido asesinados y sus cuerpos disueltos en ácido. El fiscal general de Jalisco, Raúl Sánchez Jiménez dijo estas y otras palabras más en conferencia de prensa, planteando que su investigación los había llevado hasta una casa dónde encontraron evidencias del crimen y restos genéticos de dos de los jóvenes, entre otros veinte perfiles genéticos.
La versión oficial despertó en todos el recuerdo de Ayotzinapa. En aquella ocasión el Estado intentó poner un punto final al caso fabricando una “verdad histórica” que resultó ser falsa: señalaba que los 43 habían sido quemados en el basurero de Cocula, una localidad vecina a Iguala, donde fueron secuestrados por policías municipales en actividad en la noche del 26 de setiembre de 2014 y desde entonces están desaparecidos.
Jesús Medina es presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de Guadalajara, ciudad capital de Jalisco, y viene en el contingente de los universitarios que se sumaron a la marcha de las madres. Dice que ninguno de ellos creyó en la versión oficial de lo sucedido con sus compañeros cineastas. “La terrible situación que padecieron nuestro compañeros hizo visible la cantidad de familias con desaparecidos que hay en nuestro estado (Jalisco): no son tres, que se cuentan por miles. La cifra oficial dice que son tres mil desaparecidos en este sexenio pero no es cierto, sabemos que la cifra es más alta aún. Hay carpetas de investigación de un hecho dónde desaparecieron tres o cuatro personas de manera simultánea y ellos lo cuentan como un solo caso, cuando las víctimas son más. Sabemos que la cifra de desaparecidos en Jalisco está por encima de las 4500 personas, del año 2012 para acá.”
«La cifra
oficial dice que son tres mil desaparecidos en este sexenio pero no es cierto, sabemos que la cifra es más
alta aún».
Medina señala que a partir del caso de los tres estudiantes se hizo evidente que la justicia no estaba buscando a nadie, pero dada la presión “ahora sí se encargaron de encontrar una hipótesis, pero sin tener pruebas científicas o peritajes concluyentes que sostengan que es verdad lo que plantean. La ley general de desaparición forzada es muy clara: en su artículo 5, fracción 12, dice que mientras la persona siga desaparecida, la autoridad está obligada a buscarla con vida. Ellos quieren cerrar esta tragedia por decreto y eso nos parece inadmisible”.
Cuenta que a pesar de tener contacto previo con dos colectivos de su estado, Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco y Por amor a ellos, fue la repercusión del caso la que los hizo tomar la calle. Entiende que las universidades del país, todas, las de mayor prestigio, “se han quedado muy cortas porque todo lo que han mostrado son comunicados, cuando ellos tienen una capacidad de investigadores, tecnológica, logística y operativa deberían estar metidos en este tema que es el principal del país”.
Asegura: “Nos va a tomar años pacificar este país, pero hay que empezar ya. Creo que las madres habían estado solas durante muchos años y hoy llegamos con la idea de decirles a ellas que no están solas. Pero en realidad, los que no estamos solos somos nosotros, porque ellas no se han cansado nunca de luchar por los jóvenes. Apenas lo hemos entendimos y eso hay que reconocerlo”.

Ciudad de México. Mujer en medio de mantas con los rostros de personas desaparecidas durante la marcha por la
Dignidad Nacional de las Madres Buscando a sus Hijos.
Foto: Ernesto Álvarez
No están solas
La marcha termina su recorrido y se instala en las escalinatas que son la base del Ángel de la Independencia, sobre la Avenida paseo de la Reforma en el corazón financiero de la ciudad de México, para leer una proclama conjunta y que luego todas las que lo deseen tomen el micrófono y hablen.
Yolanda Morán, fundadora de la organización Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (FUNDEM) es la encargada de ponerle voz al texto común, cuyo centro es denunciar que los últimos dos presidentes del país, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, son responsables de este genocidio, de este desastre nacional y de esta miseria planificada. A continuación detalló las cifras detrás de estas aseveraciones, en las que durante el sexenio de Calderón (2006-2012) se contaron un promedio de 55 ejecuciones por día y 12 casos de desaparición forzada (121603 asesinatos y 26121 desaparecidos) pero para cuando llegó Peña, en 2012, esa cifra explotó. El año pasado, 2017, fue catalogado como “el año más violento jamás registrado” en la historia de México, que se tradujo en casi 80 asesinatos por día.
El año pasado, 2017, fue catalogado como “el año más violento jamás registrado” en la
historia de México, que se tradujo en casi 80 asesinatos por día.
El discurso de las madres resume la contundencia del rol estatal en la máquina de desaparecer personas, así como de la resistencia que se teje en la calle: “Felipe Calderón eres responsable de haber declarado una guerra contra la delincuencia organizada que en verdad se convirtió en una guerra contra el pueblo. Nosotras decretamos esta sentencia histórica, ¡carga en tu conciencia con nuestro dolor! Peña Nieto eres responsable de no haber corregido el error de tu antecesor, a sabiendo de que era un error costoso en sangre y en sufrimiento. Te corrompiste a nivel no imaginables y te comportaste como un mentiroso frente a todas nosotras: no sólo ante los 43 desaparecidos de Iguala, a los de Tamaulipas, ante Jalisco. ¡Estás ante los 50 mil desaparecidos que la nación te reclama! Eres responsable político históricamente de las cifras de horror que superan a las de tu antecesor. Tendrás, como Calderón, la mancha eterna del escarnio, por haber sido un títere de la impunidad, de la estafa maestra, de los socavones físicos y morales, de la venta y remate de todos nuestros recursos naturales, de tus gobernadores corruptos, prófugos y encarcelados».
Las madres también defendieron la Ley General de Desaparición Forzada, que entró en vigencia en enero de 2018 y fue producto de su esfuerzo y pelea durante unos seis años. La ley que se acordó, creó un nuevo tipo penal que antes no existía y que es la “desaparición por particulares” dónde el Estado termina blindado, porque desaparece su responsabilidad de no haber garantizado la seguridad de los habitantes de su país. La otra parte crucial de la ley es la creación de un mecanismo nacional de búsqueda de personas
desaparecidas, para el que a fines de marzo, fue designado Roberto Cabrera Alfaro como el primer comisionado a cargo de estas nuevas estructuras.

Ciudad de México. Familiares de personas desaparecidas se manifiestan en el Ángel de la Independencia para
reclamar por la injusticia y responsabilidad del Estado en cada uno de sus casos.
Foto: Ernesto Álvarez
Cabrera cuenta con el beneplácito de una buena cantidad de madres y familiares pero, como apunta Juan Carlos Trujillo de Familiares en Búsqueda – María Herrera, no hay ley que no deba hacerse cumplir: “La ley ya debería estar aplicándose, pero sabemos que aunque sea muy bondadosa en contenido, una cosa es la parte escrita y otra la aplicación. Tenemos un desfase y estamos lejos de una aplicación que favorezca a las familias y sus búsquedas. Nuestros esfuerzos están puestos en acciones como esta (señala hacia la movilización) que son las que hemos estado haciendo siempre, con ley o sin ella, con Estado o sin él. Las familias tenemos claro que nos toca seguir buscando, haciendo las cosas solos”.
Sobre la designación de Cabrera como Comisionado Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas dice estar de acuerdo, ya que tiene trabajo previo realizado con los colectivos de familiares desde su antiguo puesto en la Comisión Nacional de Seguridad, pero señala que “los recursos son el principal defecto de la ley. El mecanismo de búsqueda no tiene presupuesto por sí mismo, depende de lo que le otorgue la secretaría de gobernación y hasta dónde tengo entendido, aún no ha sido asignado. Si le toca poco, sólo va a alcanzar para la estructura y salarios, pero no para el modelo de aplicación”.
Sin embargo y a pesar de su gravedad, este tema no se ha tocado prácticamente durante la campaña electoral en curso, por ninguno de los candidatos que el próximo 1 de julio pelearán en las urnas por un sillón en el gobierno mexicano.
Teresa está parada a unos metros de la concentración, dónde el centro de derechos humanos Fray Juan de Larios, del estado de Coahuila, montó una muestra de fotos sobre las madres en búsqueda. La primera foto muestra a Rosario Ibarra de Piedra, en 1982. Rosario es una de las mujeres históricas en la lucha contra la desaparición forzada, fundadora del comité Eureka y del Frente Nacional contra la Represión.

Ciudad de México. Joven pasa frente a las mantas con rostros de personas desaparecidas durante la marcha por la
Dignidad Nacional de las Madres Buscando a sus Hijos.
Foto: Ernesto Álvarez
Teresa abre la pancarta que muestra la foto de su hermana, Minerva Vera Alvarado, que desapareció el 29 de abril de 2006, a sus 62 años, en la localidad Matías Romero del estado de Oaxaca; y se toma una foto frente a la de Rosario. Cuando viene enrollando el cartel cuenta que su padre, Rafael Vera Crespo, era un sindicalista combativo que formó parte del consejo de la gran huelga ferroviaria de 1959 y las llevaba de niñas, a ella y su hermana, a los actos de Doña Rosario.
Dice: “Ella ya peleaba por entrar a los cuarteles, por una ley que contemplara a los desaparecidos. Cuánto tiempo hemos pedido que la sociedad nos acompañe, que proteste con nosotros, pero sigue habiendo gente que nos ignora. Cuántas veces la escuchamos nosotros a Doña Rosario sin pensar que nos fuese a suceder esto”.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
Nota
Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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