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Detenciones sin orden judicial y provocadores plantados: detalles de una cacería
Dos de las detenidas tras la movilización por el Paro de Mujeres denunciaron en una conferencia de prensa la cacería desatada por la Policía de la Ciudad que dejó una veintena de personas detenidas distribuidas en tres comisarías. Otras cuatro resultaron heridas con balas de goma. Ahora están libres, pero les armaron causas por lesiones, daños y resistencia a la autoridad. Los testimonios y videos contradicen la versión oficial. Laura Arnés, periodista: “Nos tiraron al piso de los pelos y me empezaron a gritar que era una negra de mierda y por eso iba a ir a la cárcel”.
“Todavía estoy muy afectada por lo que pasó anoche. Tengo el cuerpo muy dolorido. Voy a tratar de contar lo que pasó, cómo lo viví”, dijo Laura Arnés, periodista del suplemento Soy del diario Página/12 e investigadora del CONICET, una de las 19 personas detenidas por efectivos de la Policía de la Ciudad y policías de civil, luego de la masiva movilización por el Paro de Mujeres. Fue en una conferencia de prensa realizada en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que contó con el acompañamiento de integrantes del colectivo Ni Una Menos y legisladoras porteñas. Entre ellas estaba María Rachid (FpV), que aportó algunos datos respecto a las detenciones, luego de recorrer las comisarías durante la madrugada:
- Hubo 8 mujeres detenidas en la Comisaría 1° que luego fueron trasladas a la Alcaidía de la Comuna 4. Entre ellas estaba Laura Arnés.
- Otras 7 personas fueron detenidas en la Comisaría 30°: 5 mujeres y 2 hombres.
- 2 varones fueron detenidos en la Comisaría 4°.
- 4 jóvenes heridas (algunas con bala de goma) terminaron internadas en el Hospital Argerich. La legisladora Laura Marrone (FIT) mostró una foto de María Cardozo, estudiante de un instituto de Haedo, una de las heridas. “Estaba en las cercanías de la Catedral mirando qué ocurría y fue disparada con tres balas de goma desde el interior de la Catedral. No es casual que ellas no fueran detenidas, sino llevadas al Argerich”.
El contexto fue la histórica movilización en Argentina por el Paro Internacional de Mujeres. “Ni siquiera pudimos llegar a Plaza de Mayo, lo más cerca que pude llegar es a cuatro cuadras de la Plaza por la cantidad de gente que había y me quedé ahí, en Avenida de Mayo. Después, fuimos a cenar a una pizzería en la callé Perú, cuando se largó la lluvia: ya serían como las 10 ó 10:30 de la noche. Nos levantamos para irnos a casa y una de nuestras compañeras decide ir al baño. De repente llega un grupo de policías y hombres vestidos de civil, corriendo. Nos empujan, nos dicen que despejemos. Decimos que estamos esperando a una compañera que está en el baño. Otra compañera, Natalia, le pide a un hombre de una remera a rayas que nos estaba empujando que se identifique y en vez de contestarle, la agarran del pelo y la tiran al piso. Yo me agacho para ayudarla y empujan a mí también. Entre dos me ponen los brazos atrás en la espalda y me empiezan a gritar que soy una negra de mierda y que por eso voy a ir a la cárcel. Que si me resisto me van a romper los brazos”.
Laura contó que los policías les tiraron los celulares al suelo y que las hicieron caminar tres cuadras hasta donde estaban los camiones celulares, en la Plaza. “Ninguno de los policías estuvo identificado afuera ni en ninguna de las dos comisarías que estuve. Todo el tiempo me decían que estaba presa por negra. Nadie nos explicaba qué hacíamos ahí y dónde estábamos”. Laura y otras siete detenidas fueron trasladadas en un primer momento a la Comisaría 1°. “En esa comisaría nos requisaron a todas. A algunas les hicieron sacar la ropa, a otras las tocaron”. Luego fueron llevadas a la Alcaldía de la Comuna 4. “Se repitió todo el procedimiento, pero ahí estábamos en celdas aisladas. No nos dejaron leer ninguno de los documentos que nos hicieron firmar. Cada vez que preguntábamos por qué estábamos detenidas nos decían que no sabían”.
Las autoridades de la que dependen las policías de la ciudad y de Nación y algunos medios intentaron relacionar las detenciones con los incidentes en la Catedral. Laura: “Yo nunca llegué a la Catedral porque nunca llegué a Plaza de Mayo. No estuve ahí en ningún momento. Estaba a cuatro cuadras y lejos de lo que pudo haber sucedido, que no sé qué fue porque no estaba viendo televisión”.
La cacería se produjo un día después de que seis chicas activistas fueran detenidas por hacer pintadas como acción de convocatoria al Paro (https://www.lavaca.org/notas/detenidas-por-parar-arman-causas-a-integrantes-de-ni-una-menos/). También fueron liberadas luego de que 200 personas tomaran la fiscalía. También recuperaron la libertad con causas armadas.
La detención ilegal
“Es un endurecimiento muy importante de respuesta estatal en la protesta social”, dijo Paula Litvachky, directora del Área de Seguridad y Justicia del CELS. “Las detenciones que se vieron fueron sin orden judicial. Esas son prácticas policiales que están prohibidas. La CIDH condenó a la Argentina por detenciones masivas sin orden, conocidas como razzias (caso Bulacio). En un contexto de marcha esas detenciones son conocidas como cacerías. Eso es lo que se vio. Aquí hubo una situación de absoluto descontrol policial, a lo que se agregaron las declaraciones de Ocampo (Martín, ministro de Seguridad porteño) y Bullrich (ministra nacional) de protección política a ese descontrol”. Litvachky señaló que ninguna de las detenciones contaron con la correspondiente orden judicial.
¿Qué dijo el ministro de Seguridad porteño Martín Ocampo?: «A las detenidas se les imputan daños en el mobiliario público. El operativo policial fue hecho de acuerdo a los estándares que se tienen para estos casos. Cuando una persona se niega a la detención es resistencia a la autoridad». También declaró en una entrevista radial que las detenciones se produjeron horas después de los incidentes de la Catedral “para evitar reacciones mayores” y que “debe ser la justicia la que determine si las personas detenidas no están relacionadas con los hechos que se le imputan”.
¿Qué dijo la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich?: «Fue todo tranquilo hasta que un grupo se separó y fue a destruir la Catedral Metropolitana con actitudes violentas, tirando botellas y bombas Molotov. En ese momento se decidió un accionar en conjunto de las policías Federal y de la Ciudad, que actuaron disuasivamente. Se tomó esta decisión, que fue una respuesta disuasiva clara, ya que el Estado no puede permitir la destrucción de los monumentos históricos». También mencionó la agresión que sufrió “una persona que llevaba una bandera del Vaticano”.
En la conferencia, el presidente del CELS Horacio Verbitsky sostuvo que el hombre con la bandera del Vaticano que mencionó la ministra es empleado de ella. “Trabaja para Patricia Bullrich”, precisó. Su nombre es Ignacio Montagut, miembro del partido nazi Bandera Vecinal, que regentea Alejandro Biondini. Vertibsky puntualizó que Montagut ya participó de otras provocaciones y señaló que el en el tetazo “estuvo haciendo identificación de personas”. Otro dato que aportó: “Trabaja en el equipo de Yamil Santoro (funcionario del gobierno de la Ciudad) haciendo monitoreo de redes” sociales. La conclusión de Vertibisky: “Esto fue organizado. No ocurrió por casualidad. Desde el Gobierno nacional se organizó deliberadamente frente a la enorme manifestación de mujeres que ocurrió el día de ayer”.
Causas armadas
Litvacky subrayó que la actuación policial aprovechó el momento de la desarticulación de la marcha. Además de las requisas vejatorias, puntualizó en el procedimiento irregular de detención. “Es una práctica bastante común: el armado de causa posterior. Justifican la detención con armado de causas por resistencias o lesiones o daños. Le agrega un componente muy grave a la criminalización de la protesta: las chicas no sólo pasaron por la detención ilegal sino que ahora se las tienen que ver en causas judiciales concretas”.
Natalia, otra de las detenidas, ilustra las irregularidades: “El médico de la Comisaría 1° puso como lugar de detención Plaza de Mayo. Yo le dije que no habíamos estado ahí y me dijo que no le importaba, que era lo que le habían dicho”. Cuenta que las requisas la hicieron personal femenino, pero que el trato fue igualmente malo. “Era muy violento todo, con una impunidad que a mí, particularmente, me generó miedo. No daban explicación ni estaban identificados. Tenemos moretones, muchos dolores. Una chica estuvo sin comer y en la comisaría le dijeron que sólo le iban a dar agua. No nos daban información”.
Litvachky: “La Ciudad sancionó una ley de creación de la Policía donde aparecen normas que fueron discutidas justamente para proteger estos derechos. La ley obliga, entre otras cosas, a que los policías estén identificados en situaciones de protesta. Como esto y otras reglas se violaron e este procedimiento, es importante que la Legislatura intervenga. También el Congreso nacional y el Estado. Después de tres días de movilizaciones masivas que esto termine con detenciones arbitrarias es un claro mensaje a la protesta social”.
El rol de la justicia
En todo el procedimiento no está claro qué juez o fiscal intervinó. lavaca preguntó quiénes eran los funcionarios judiciales responsables. La respuesta de Litvachky: “Todavía no está claro y esa es una de las irregularidades más grandes”. Sólo se sabe que uno de los jueces que intervino fue Alejandro Cilleruello, del Juzgado de Menores 1°. Luego de la presentación del hábeas corpus, otra de las juezas fue Laura Bruniard, a quien criticaron por no constituirse en las comisarías a pesar de que se denunciaban golpizas.
Rachid: “No sólo hubo detenciones arbitrarias, sino que no hubo ningún resorte del Ejecutivo y de la Justicia que nos diera información clara sobre las detenidas”. Resaltó que las detenidas “entraron a las 11 de la noche y salieron 9 30 de la mañana” y que durante todo ese tiempo las abogadas no tuvieron información oficial sobre la situación. Los testimonios de las detenidas describen que las víctimas, tampoco.
La caza
Laura Salomé Canteros es periodista del portal Marcha y es la que filmó el video en que se ve a dos policías que detenían con una patada a una joven. Cuenta a lavaca lo que vio esa noche: “Eran casi las 11 de la noche. Estábamos con varias amigas que ocupamos una mesa grande en la calle Perú, cerca del monumento a Roca. Empezó a llover y dijimos: ´ Nos volvemos a casa´. Caminamos por Perú hacia Avenida de Mayo y a la altura de Diagonal vimos que había un operativo muy grande. Empezamos ya a escuchar algunos gritos. Seguimos caminando por la Diagonal Sur, hicimos 10 metros y vimos un cordón de policía con escudos, armas largas y el camión hidrante. Nos dio la sensación que estaba apuntando para tirar a un grupo muy chico, que estaba en una de las laterales. Nos fuimos entonces por Hipólito Yrigoyen. Veíamos que el operativo avanzaba de costado. Hago un video y registro la situación de las pibas gritando: “Qué van a hacer, ¿nos van a tirar?”. Después, fuimos por Avenida de Mayo y entramos por el Cabildo. Llovía mucho. Encontramos dos chicas que estaban llorando. Una tenía los ojos casi cerrados de tan hinchados, estaba en crisis, no paraba de llorar. Había mucho policía de civil dando vuelta. Estaban los periodistas de Telefé todavía. Nos quedamos con ellos. Luego, empezamos a caminar por Avenida de Mayo cuando un chico nos grita: ´Salgan ya´. Ahí vimos que detuvieron a otras cuatro pibas. Un cana se nos acercó armado, empezamos a caminar con él atrás. Ahí fue cuando vimos que se llevaban a dos pibas más. Yo intuyo que es la periodista de Página (Arnés) porque una era rubia, y las llevaban para la zona de la Plaza de Mayo, de la Catedral, donde estaba el camión celular. Hago la filmación. Dejé de filmar porque un cana se me venía encima. No es casual para mí. Entre la detención de las chicas que pintaban y las del Paro, hubo periodistas. Yo lo tomo también como un alerta hacia las trabajadoras y los trabajadores de prensa”.
La Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM) y la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN) tomaron intervención en el caso y están recibiendo denuncias. Los teléfonos: 4371-3407 / 43712658 / 4371-6218
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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