Sigamos en contacto

Nota

Diario del aborto en el Senado (17-7-2018)

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Por Pablo Marchetti

La Cámara de Senadores sigue debatiendo el proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. Ayer, martes 17 de julio, durante ocho horas expusieron 18 personas sus argumentos a favor y en contra de la ley. Se suponía que cada una tenía siete minutos, pero la mayoría habló mucho más. Además, contestaron las preguntas que les hacían las senadoras y los senadores presentes. Y los tiempos se extendieron. Mucho. Hubo momentos brillantes, otros delirantes. Hubo debates políticos apasionados y argumentos científicos, económicos y filosóficos. Y algunos que seguramente, en algunos años, nos causen mucha, muchísima gracia, aunque lo que se dice sea terrible. Estos son algunos momentos que dejó esta discusión histórica en la Argentina.

Cuestión de números

Un powerpoint con cifras, gráficos de barras, tortas. Impecable. Planteo, desarrollo y la conclusión: con la legalización del aborto el sistema de salud se ahorraría dos veces y media lo que se gasta hoy en prácticas derivadas del aborto ilegal. Eso sin contar los daños psicológicos. Y ni hablar de lo que pasaría si el Estado decidiera producir el misoprostol en un laboratorio público, tal como se está experimentando en la provincia de Santa Fe.
La exposición de la economista Sonia Tarragona fue prolija, pulcra, contundente. “Este es un estudio con base científica, no deben mezclarse aquí los términos personales”, detalló la integrante de la Asociación de la Economía de la Salud, fundada en 1991. Una senadora le preguntó si eso lo ahorrarían las provincias y Tarragona contestó que sí, pero que si el Estado nacional se hiciera cargo, el ahorro de las provincias sería mayor. “En economía, lo que se quita de un lado se pone de otro, es suma cero”, explicó, porque a veces hasta en el Senado hay que explicar lo obvio.

Decime quién te banca

La pregunta parece haberse transformado en un nuevo caballito de batalla de los militantes anti derecho: “¿Y a vos quién te banca?” Sí, una pregunta que parecía potestad de la izquierda, ahora forma parte del repertorio de quienes se oponen al aborto legal. O sea, de quiénes bancan el aborto clandestino.
“A usted la financian fundaciones que están vinculadas al negocio del aborto y a la venta de órganos de niños abortados”, acusó una senadora a Paola Bergallo. Y Bergallo respondió: “Desde 2006, cuando se aprobó la Ley de Educación Sexual, este Senado nunca interpeló a un Ministro de Salud para que expliqué por qué no financió la ley”. Esta vez la respuesta fue el silencio.
La senadora Beatriz Mirkin tomó la palabra y sacudió un poco la hipocresía de algunos colegas: “Veo que hay mucho interés por parte de algunos senadores de saber cómo se financia la actividad de algunos especialistas. Pero debemos decir que muchos de estos senadores realizan viajes por el Mundo, financiados por fundaciones extranjeras. Me gustaría que nos centráramos en el debate, no en la financiación”.
Bergallo agradeció pero aclaró que, como investigadora del Conicet, estaba acostumbrada a dar cuenta de todo lo que hacía y a explicar detalladamente quién iba a financiar sus proyectos, pues a ella le paga el Estado argentino. “Así que creo que es lo que tenemos que hacer”, remató.
Se ve que Mirkin se quedó con las ganas y remató: “Sí, pero quiero seguir con la discusión. Además, yo no les pregunté a los representantes de la Iglesia Católica si están financiados por el Estado. Básicamente porque sé que están financiados por el Estado”. Amén.

Bombita Durand

La presentación de Luis Durand pareció salida de los archivos de aquello que no se anima a poner al aire Peter Capusotto. Durand es parte de una asociación que se llama Médicos Por La Vida. Para su presentación presentó un power point donde todo, pero todo, era trágicamente maravilloso.
Primero, el logo de Médicos Por La Vida: la silueta de un feto al que le sale un cordón umbilical, que es el cable de un estetoscopio. Como si la combinación feto-estetoscopio no fuera suficiente, la silueta del feto una bandera argentina, con sol y todo. El power point parecía hecho con la primera versión del paint, copiado en un diskette (de los grandes), y usando todas las tipografías existentes.
En el medio de tantos gráficos y flechas aparecían dos videos que se veían bastante borrosos, como si fueran sacados de viejos VHS con la cinta un poco estirada. En él se veían testimonios de dos supuestos abortistas arrepentidos: el estadounidense Bernard Nathanson y la ecuatoriana Amparo Medina.
Nathanson era presentado como el hombre que más abortos había hecho en la historia. Y luego se había arrepentido. Como si Rocco Sifredi se pusiera a predicar la castidad. Medina contaba en ese video que un día acompañó a abortar a una amiga suya, izquierdista y atea como ella, porque estaba a favor del aborto. Hasta que vio “caer los bracitos y las piernitas del bebé” que le sacaban a su amiga. Y allí recapacitó y se hizo anti abortista.
“La madre y el hijo en el vientre son dos seres vivos en distinta etapa de la vida”, dijo Durand, el Bombita Rodríguez antiderecho. Y explicó que las mujeres que fueron madres tienen un 50% más de atención que las que no lo fueron. “Por ejemplo, al tener cuidado de no dejar una hornalla prendida”, aseguró.
En la sala se escuchaban ya varias risas ante los comentarios de Bombita Durán, que insistía en los suyo: “El aborto es un genocidio”. Hasta que la senadora Nancy González tomó la palabra y dijo: “Doctor, usted nos dice genocidas a nosotros, pero usted es especialista en esófago”. Entonces sí, la carcajada fue general.

Organitos para todes

La doctora Paola Bergallo hizo un recorrido por la historia de la legalidad del aborto y comparó a la Argentina con distintos países centrales, donde es legal hace años. También habló del avance en los países de la región, con Uruguay como principal exponente. Enseguida vino el contraargumento de un senador: “Esos mismos países civilizados de los que usted habla son los mismos que tienen armas nucleares y de destrucción masivas”, argumentó, o algo así.
Sin embargo, el argumento preferido de los antiderecho hoy es la denuncia de un supuesto tráfico de órganos que, dicen, existe en los países donde el aborto es legal. Más que órganos, organitos. Como El último organito, el tango con letra de Homero Manzi.
Nadie supo explicar bien qué es lo que se hace con esos órganos de fetos. ¿Se trasplantan a adultos? ¿No les quedan un poco chicos? ¿O es que hacen hamburguesas? ¿O paté? Ningún antiderecho explicó muy buen cómo funcionaría este tráfico, a pesar de que muchos se dedicaron a denunciarlo de modo natural. No es una hipótesis: es una realidad. Para Obarrio, por ejemplo, es algo que existe.
¿Y por qué no iba a existir el tráfico de órganos de fetos? Si comemos chinchulín, molleja, riñón o tripa gorda, ¿por qué privarnos de tan microscópico pero accesible manjar? Hay que esperar a que salga la ley. Total, estamos en la Argentina. Un país donde la parrilla siempre está lista para tirar lo que venga.

The Obarrio Horror Show

“Por desgracia, a mí no me financia nadie”, arrancó su testimonio el periodista del diario La Nación Mariano Obarrio. Obarrio es uno de los principales referentes mediáticos de los anti derecho. Y uno de sus ideólogos, además de un provocador y un tipo al que le encanta estar en el centro de la escena. Hay que reconocerle talento en eso: Obarrio es un Chilavert de los antiabortistas.
Grandote, de traje impecable y corbata celeste, empezó provocador y así siguió: “Algo ilegal que se legaliza pasa a ser algo incentivado y esta ley lo que pretende es incentivar los abortos y penalizar y perseguir a los médicos que se oponen. Además, abre las puertas al aborto irrestricto”.
“Acá hemos escuchado a expertas en derechos humanos que se olvidan de los derechos humanos del embrión”, continuó. “Además, la ley no tiene en cuenta el derecho de los hombres, que pueden querer ser padres aunque la mujer quiera abortar. Tanto se habla de igualdad de género y acá vemos cómo el hombre queda en inferioridad de condiciones”.
Varias senadoras protestaron por los dichos del periodista de La Nación, que interrumpía a quienes preguntaban, se peleaba, protestaba y seguía adelante: “Perón estaba en contra del aborto porque quería poblar la Argentina. Detrás de esta ley lo que hay es un proyecto de control de natalidad disfrazado de cuestión de género. Hoy es cool estar a favor del aborto, pero no podemos legislar de acuerdo a las modas”.
La senadora Mirkin cuestionó varias veces a Obarrio, a quien le pidió que no la llamara “genocida”. Después de pelearse, la senadora le preguntó al periodista de La Nación si estaba a favor de la educación sexual. “Por supuesto”, respondió Obarrio. “Los niños tienen que saber a qué se exponen con el sexo. Tiene que haber educación sexual, aunque después hay que discutir desde que ideología o cuestión de género se da esa educación”.
El periodista de La Nación puso énfasis también en otro de los caballitos de batalla antiderecho: la objeción de conciencia. “Debería ser por la positiva. Así como hay médicos especialistas que son ginecólogos, traumatólogos o cardiólogos, debería haber también abortistas. O aborteros”, concluyó el rey de los antiabortistas. O antiaborteros. O antiderechos.

Derecho y humano

El abogado Alejandro Osio, de la Asociación de Pensamiento Penal, Universidad de La Pampa, fue muy claro: “Ni la Constitución Nacional ni los tratados internacionales dicen en ningún lado que la vida comienza con la gestación. El proyecto cumple con los cánones y mandatos internacionales, cosa que no pasa con la ley actual. Por eso les pido a los senadores que saquen al país de la ilegalidad”.
“Antes del nacimiento, el feto goza de derechos, pero no es sujeto de derecho”, continuó Osio. “Se puede y es válido definir cuándo comienza la vida desde el punto de vista médico, moral, filosófico o religioso. Pero vivimos en un estado de derecho, no en un estado médico, moral, filosófico o religioso”.
Un argumento hecho y derecho.

Volvieron los 90

Hubo dos expositores anti derecho que no derraparon nunca con argumentos ridículos: Gerardo Bozovich y Eduardo Menem. El primero hizo una defensa de su sector, las clínicas privadas. Sobria y con argumentos claros. El segundo hizo política a lo grande. Y nos hizo pensar realmente de qué hablamos cuando hablamos de volver a los 90.
Menem (Eduardo) hizo, básicamente, una defensa de la Constitución del 94. De la importancia del consenso y de la singularidad de la legislación argentina. O sea, todo bien con los pactos internacionales que la Constitución del 94 incorpora “en virtud de la defensa de los derechos humanos”. Pero si la Argentina tiene una legislación mejor, no debe fijarse en pactos internacionales. Y la Argentina tiene una legislación mejor porque incorpora los derechos del niño por nacer.
La ley argentina es tan buena que acompaña a las personas desde la gestación hasta después de su muerte. Eso dijo Menem (Eduardo). Por supuesto que tuvo derrapes. Como cuando dio a entender que no estaba bien eso del aborto en caso de violación porque una mujer podía ir a abortar y decir que había sido violada.
“¿Usted está diciendo que una mujer se expondría a mentir sobre una violación?”, le preguntó una senadora. “Nooooo, de ninguna manera, ¿cómo voy a pensar algo así?”, fue la respuesta de Menem (Eduardo). “Lo que digo es que eso se comentó después del caso FAL, pero yo no estoy de acuerdo”. La cintura política del senador e histórico operador político sigue intacta.
Menem (Eduardo) tiene 80 años pero parece diez menos. Está lúcido y picante en la política. Lo sabe todo y lo entiende todo. Con su intervención de rockstar (“Vuelvo a mi casa, fui senador durante 22 años”, dijo en su presentación) confirmó que sigue vigente. O que podría seguir vigente si se lo propusiera. Como para hacer realidad aquello de que vuelven los 90.

La única iglesia que ilumina

Desde la retrospectiva de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta no se veía en un lugar oficial una expresión tan encendido contra la Iglesia Católica como la intervención de María Eugenia Estenssoro.
La ex senadora Estenssoro arrancó tranca: “El papa Francisco dijo que quienes defendíamos el aborto legal éramos nazis de guante blanco. Pero si hablamos de nazis, creo que la Iglesia debería pedir por haber colaborado con Hitler. Una iglesia a la que le tomó 400 años pedir perdón por haber condenado a Galileo Galilei, padre de la ciencia moderna”.
“Voy a ser política porque es un momento de ser política”, aclaró, por si hiciera falta. “Veo que de un lado están las mujeres y del otro la Iglesia. Y quienes deciden en la Iglesia son hombres, por más que haya monjas o fieles mujeres. El aborto es el último candado que mantiene soldado al Estado argentino con la Iglesia Católica”.
“No entiendo la defensa del embrión que hace la Iglesia, mientras no dice nada de los casos de abuso sexual que involucran a tantos curas”, siguió Estenssoro. Y concluyó en primera persona: “No nos llamen genocidas. Yo fui madre soltera y aborté, las dos cosas. El cuerpo de la mujer sigue siendo un botín de guerra en todo el Mundo”.
Un testimonio que se escuchó en la Tierra, pero también en el Cielo.

Un aplauso para el senador

A diferencia de lo que sucede en Diputados, en el Senado no se puede aplaudir. Es parte del reglamento. Por supuesto, al comienzo, cada vez que alguna intervención generaba simpatía, se escuchaban algunos aplausos. Pero enseguida venía la reprimenda y la advertencia: si aplauden, se van.
Las chicas de pañuelo verde decidieron entonces cambiar de método. Cada vez que alguna intervención era digna de aplauso, agitaban las manos al aire. Un gesto silencioso, pero a la vista con mucho más desparpajo que un simple y convencional aplauso. Y si se lo veía en contraste con las columnas de mármol, las paredes de mármol, los muebles de madera antigua y los hornamentos, el estruendo silencioso era total.

A ciencia cierta

El doctor Alberto Kornblith es un tipo al que nadie querría tener de enemigo. El tipo es una eminencia en química y biología, un científico lleno de pergaminos, que parece saberlo absolutamente todo sobre el tema que lo ocupa. Da la sensación de ser algo soberbio, aunque quizá sólo sea producto de que el tipo es realmente un genio. Tan genio que sabe lo genial que es.
La intervención de Kornblith fue demoledora. Dijo que el concepto de vida humana era una cuestión de la ley y de la filosofía. Que la ciencia sólo podía decir qué era la vida. Pero eso sí, que el feto es algo muy distinto de un niño. Porque por su dependencia del cuerpo gestante, el feto es casi un órgano de la madre. Todo cotejado con mucha bibliografía.
Una senadora intentó cuestionar los dichos de Kornblith, acusándolo de algo que el doctor no había dicho. Terminó tan enredada que aseguró (la senadora, no el doctor) que el síndrome de down es una enfermedad, a lo que el científico le retrucó: “¿Usted se da cuenta de la barbaridad que está diciendo?” Todavía debe estar lamentando el momento en que intentó discutir con el científico.

Las muchachas antiabortistas

No tuvieron para aportar ni grandes pergaminos ni grandes discursos. Pero Paola Guía, de la Red de Familias, de Entre Ríos, y la socióloga Segolene du Closel, profesora en la UCA y la Universidad del Salvador, se destacaron por algo fundamental: fueron las dos únicas mujeres entre las personas que expusieron en contra del aborto legal.
“Hay que hacer una ley de desamparo del niño por nacer, porque es el más indefenso frente a la omnipotencia de la madre”, expresó Guía. Y luego se puso a describir un aborto, entre lágrimas, visiblemente ganada por la emoción. Una emoción generada, casi con seguridad, por estar en contra del aborto.
Du Closel es una francesa que vive en Buenos Aires desde hace un par de años. Gracias a ella nos enteramos que en Francia las cosas no estaba bien, 42 años después de la legalización del aborto. Y se confirmó que siempre es bueno tener a un orador con acento francés. Que eso es muy distinguido, más allá de que la expositora, en francés o en castellano, y frente a las preguntas de una senadora, admita que no domina mucho el tema para el cual fue convocada a hablar.

Nota

Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

Seguir leyendo

Nota

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

Seguir leyendo

Nota

Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.

Vistas el día de hoy: 37.089