Nota
Los de la tierra: verdurazo frente a la Sociedad Rural
Trabajadoras y trabajadores de la agricultura familiar repartieron 5 mil kilos de fruta frente a la inauguración de la ExpoRural en la Sociedad Rural Argentina. Además del impacto de los tarifazos, el elevado incremento de costos por los insumos atados al dólar y la fuerte devaluación, los pequeños productores denuncian que el Ministerio de Agroindustria cortó el monotributo social agropecuario y dejó sin obra social a miles de agricultores mientras continúa rebajando las retenciones a los sojeros: “Aquí adentro se están vendiendo caballos de 20 mil dólares mientras a nosotros, como dijo Carrió, nos quieren llevar a pedir limosna”. El 26 de julio convocan a un tractorazo a la cartera junto con trabajadores estatales despedidos. Nuestra crónica y fotos.
Charly tiene 28 años y es el primero de una fila que recorre la entrada de la Sociedad Rural Argentina (SRA) a la espera de 5 mil kilos de verduras que en una hora repartirán trabajadoras y trabajadores de la agricultura familia en el marco de la inauguración de la ExpoRural 2018. “No soy kirchnerista ni choriplanero, como dice el Presidente”, se apresura en avisar. “Vengo porque la plata no alcanza. Por suerte tengo trabajo, vengo gorros en la villa 20, en Lugano 1 y 2, y te puedo decir que la gente se está cagando de hambre. Aumenta el dólar, el subte, todo, y por eso después no te alcanza para la leche ni para el pan ni para nada”.
A metros suyos, la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) comienza a bajar de camiones los cajones de lechuga, cebolla de verdeo, remolacha, batata y otras cosechas propias para hacer visible el impacto en los costos de los insumos y de las semillas que conllevó el combo tarifazo más devaluación, sumado a una preocupación reciente: el Ministerio de Agroindustria, conducido por Miguel Etchevere, ex presidente de la SRA, anunció por los medios de comunicación que en diciembre anularía el monotributo social agropecuario, gracias al cual más de 100 mil pequeños productores y productoras pueden tener obra social.
A la espera de su bolsa de verdura, Charly mira la larga fila y concluye:
-El hambre es mucha.

Foto: Nacho Yuchark
La verdad del pepino
El coordinador de la UTT, Nahuel Levaggi, explica a lavaca que la decisión de cancelar el monotributo -mientras se sigue discutiendo la rebaja a las retenciones de la soja- deja desamparados a miles de productores. “Se suma al aumento de todos los costos de producción. Nosotros producimos en dólar y se vende en pesos, por lo que cada centavo que se devalúa es un centavo más pobre para el pequeño productor. Por eso, en medio de este evento, decimos que no hay un solo campo, y el Estado tiene que atender a todos, sobre todo a quienes producimos los alimentos que comemos los argentinos día a día”.
Lucas Tedesco, también de la UTT, subraya que la caída del monotributo social agropecuario impacta a 100 mil productores que utilizaban la obra social. “Era el único beneficio que le quedaba al pequeño productor”, suma Rosalía Pellegrini, de la misma organización. “Es un derecho importante porque al productor lo reconoce como trabajador y le otorga derechos básicos como aportes y obra social. Nos enteramos por los medios. Nosotros habíamos presentado un amparo contra el Ministerio porque el monotributo existía pero no te podías inscribir por un año. La respuesta fue eliminar el programa: eran 267 pesos por agricultor”.
Vicente Martín Marca, 50 años, es un productor de La Plata. “Andamos haciendo protestas porque no hay forma que el Gobierno nos escuche. Nos cortaron la obra social, los insumos están muy caros, y nosotros tampoco podemos vender de repente la verdura cara. Los intermediarios son los que más ganan. Nosotros tenemos que mantener el arriendo, la luz y tener que seguir plantando. La lata de semillas de pepino, de 200 gramos, son 2500 pesos. Estaba 1200. También aumentaron los abonos químicos: de 600 pesos pasaron a 1000”.
Eulalia Vargas, otra productora, vino de Esteban Echeverría. “Esto es un reclamo: no queremos que el Estado nos regale nada, sólo queremos tierras para nosotros. Porque, hoy, todo sube. Y a valor dólar, vio: una bolsa de un kilo de semillas de espinaca pasó de 900 pesos a 1800. Nosotros, sabe, también pagamos 9 mil de luz, de gas. No se puede, ya. No se puede”.

Foto: Nacho Yuchark
Economía freezer
Durante el #Verdurazo se reparten volantes en los que la Junta Interna del Ministerio de Agroindustria (hace tres meses despidieron a 330 trabajadores) y organizaciones de la agricultura familiar convocan el 26 de julio a un tractorazo desde Parque Lezama hasta el Ministerio, a las 10 de la mañana. Dos de las que lo reciben son Laura y Mariela.
Ambas están sin trabajo.
Laura: “Hace dos meses que no consigo nada. Hay cada vez menos trabajo. Nos despiden, y cuando vamos a hacer algo para vender en la calle, nos quitan la mercadería y nos corren con la policía. No sabés qué vas a hacer. Yo me tuve que mudar con mi hermano, acá cerquita”.
Mariela: “A mi marido no le dan trabajo porque tiene 55 años y a mí, porque tengo una discapacidad. Es indignante. No tenemos ni para comer: el kilo de pan está casi 100 pesos”.
Por atrás pasa Cristina con un changuito lleno de verduras. “Es la única manera que tienen de protestar: ¡hay que estar en la tierra agachados y cosechando! Les pagan dos mangos”. ¿De qué barrio porteño vino? “¡Vine de Moreno!”, responde, desde el oeste del conurbano. “Tren a Once y, después, el 68. Vine para ayudarlos a ellos y a mí también, porque soy jubilada y no nos regalan nada: nos quitan. Entonces vengo, me dan y frizo: por lo menos tiro 15 días”.

Foto: Nacho Yuchark
De caballos & rúculas
Graciela está a punto de recibir su bolsa y, mientras espera, dice que tiene 81 años para hace un buen diagnóstico de lo que está pasando: “Nunca vi esto, que cierren tantos negocios, que todo se dispare, que cuando el dólar sube no baja, ¿o a vos te reintegran la nafta, querido? La cosa sigue y está todo mal. ¿Qué te puedo decir? Es triste”.
De fondo, las organizaciones explican por micrófono porqué están frente a la Sociedad Rural. Tienen una bandera que dice: “Somos el otro campo. La estamos pasando mal”.
Uno de los que habla es Ever García Lizarraga, que vino desde La Plata con la rama rural del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).
-Este Gobierno agudizó la situación de los pequeños productores. Ahorita mismo, aquí adentro, se están vendiendo caballos de 20 mil dólares mientras nosotros estamos aquí, en la calle, con nuestra acelga de 60 pesos y nuestra rúcula de 40. Son realidades que la sociedad no sabe. Con el 1 por ciento de lo que no le retienen a los sojeros podrían no habernos dado de baja el monotributo social. Debería ser una reparación histórica. Nos ponen trabas para empadronarnos, nos piden facturas de luz cuando ni siquiera somos dueños del terreno. Quieren llevarnos a un borde y a que pidamos limosna, como dijo Carrió. Pero no lo vamos a hacer. Porque venimos de la tierra. El día que nos quiten todos los derechos vamos a hacer huelga en la gobernación, en Congreso, para poder seguir produciendo. Porque es nuestra vida. Y nuestro derecho.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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