Nota
Dos formas de gritar lo mismo: #AbortoLegalYa
La marea no se detiene: locutoras y actrices de doblaje se autoconvocaron en MU para firmar su Carta Abierta exigiendo a diputadas y diputados que voten por el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Horas antes lo habían hecho más de 300 cirqueras con sus narices de clown, clavas para malabares, aros y globos, bajo un canto que recorrió el ritmo de esta época: “Arriba el feminismo que va a vencer”. Nuestra crónica, reportaje fotográfico, video y el texto de la Carta Abierta que redactaron.
Primero una lectura de ensayo y después la real, propone una locutora. Otra le contesta que hay que transmitir en vivo. Otra propone cerrar con el puño bien en alto para que se vean los pañuelos verdes. Otra agrega que hay que sumarle el grito de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Todas se aclaran sus gargantas con la misma profesionalidad que, horas antes, lo hicieron las cirqueras, que desplegaron narices de clown, aros, globos y más de 300 firmas para gritar#AbortoLegalYa.
Acto 1: Poner la voz
Mientras se ata al cuello el pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la locutora Lidia Argibay aclara que tiene 72 años. “Doy mi edad por la historia que uno tiene sobre los abortos”, dice a lavaca esta histórica voz, una de las primeras firmantes de la Carta Abierta de locutoras y actrices de doblaje. ¿Cuál es esa historia? “Son abortos donde uno podía con otras y otros buscar la medicina adecuada, porque siempre hubo médicos que intervenían con cuidado y amor, y otros que no. A mí me tocó salir a encontrarme con criaturas en situaciones que habían abortado en una cocina, y esas cosas no se pueden repetir. Tiene que ver con la vida, y por eso hay que luchar. Por eso hoy, como hace años, llevo el pañuelo verde”.
A su lado está otra de las grandes voces de la radio, Celia Pagán: vinieron juntas. Formó parte de la producción general de Sin anestesia con Eduardo Aliverti en Radio Belgrano en los ´80, pero se presenta como una porteña que vive en San Cristóbal: “Es maravillosa la época que me toca vivir. Tengo 67 años y el lugar y el camino que hemos transitado las mujeres es el de poder decir lo que nos pasa, de poder hablar de nuestros cuerpos, de los varones y del trato que a veces nos hacen, porque muchos de los que hacen abortos clandestinos son varones e invaden los cuerpos de las mujeres. Pido a los gobiernos de todas las provincias que el hospital público, los médicos y las enfermeras se preparen. La ley se va a aprobar, pero este es un camino que recién comienza”.
Julia Perette es una de las profesionales que recibe las firmas, locutora egresada de ISER, agradece a sus maestras, que a su vez la abrazan y también le agradecen lo que está sucediendo. Ella trata de ponerlo en palabras: el desborde y la marea verde. “Estamos reorganizando nuestras mentes. Es alucinante. Las locutoras, en general, trabajamos solas: no hay otra locutora al lado. No hay un contacto cotidiano ni diario, salvo cuando estudiás. Esto excede el reclamo: es por la campaña, pero está bueno agruparse, que nos pensemos como locutoras, preguntarnos cómo nos queremos en la profesión. Y se están dando los primeros pasos. Lo bueno es que no sabemos dónde va a terminar”.
Son las 17:30 cuando las locutoras leen la Carta Abierta que finalizan con un grito único: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”.
Una de ellas es Marcela Godoy: “Esta discusión es algo que pensé desde hace muchos años y que traté de hablarlo con familiares y amigos y no me animaba por miedo a que me prejuzguen, que me digan que cómo iba a querer ´matar a alguien´. Pero el aborto está establecido, no legalmente, pero está y hay muchas mujeres que mueren. Asumamos que va a seguir existiendo y qué mejor que tener un soporte legal para poder hacerlo”.
Godoy está emocionada. ¿Cómo ponerle voz a ese sentimiento? “Estamos viviendo un momento histórico. Me emociona mucho todo esto porque yo tuve una situación. Y si bien fue algo muy parecido a lo que contó la actriz Muriel Santa Ana ante los Diputados, nunca lo dije. Y la verdad es que tengo una hija, de 14 años, que cuando empezamos a hablar me dijo: ´Mirá, mamá, es mi cuerpo y yo voy a decidir por él´. Me cimbroneó todo. Lo mínimo que puedo hacer es estar acá, porque esto es para ella”.
Acto 2: Las dueñas del circo
Silvina canta a viva voz junto a otras mujeres del circo mientras posan para la foto grupal. Celebra este encuentro con otras mujeres y destaca que dentro del ambiente de circo no había hasta hace un tiempo espacios feministas. Apunta que vienen surgiendo con fuerza: “En el circo tradicional la mujer siempre tuvo un lugar de asistente, o rareza o extravagancia, como la mujer lobo, por ejemplo, pero nunca un papel de coordinación, de organización. Es muy raro encontrar una directora de circo. El dueño del circo siempre es el hombre. Juntarnos para esto es un punto de encuentro que antes no teníamos y hoy en día se está dando entre mujeres”.
El año pasado se formó Hablemos de violencia sin carpa, un espacio colectivo creado a raíz de episodios de violencia de parte de referentes masculinos del circo hacia sus compañeras o hacia otras mujeres. “Surgió esta necesidad de armar esta colectiva – cuenta Gisela Viera- para plantear jornadas y buscar herramientas para poder hablar sobre esto, que es algo muy silenciado en el ambiente circense. Están surgiendo un montón de escraches y eso nos da fuerza para juntarnos”.
Gisela hace circo callejero. “Allí el varón tiene mucho poder, y en ese territorio la mujer siempre es la partenaire o hace su número y vuelve atrás y el hombre sigue llevando adelante el espectáculo. En el circo de carpa también sucede esta subordinación, por lo que tenemos una lucha grande dentro de lo que es el ambiente. Como artistas, también somos comunicadoras, generadoras de pensamiento. Ahora nos estamos planteando qué queremos comunicar a través de nuestro arte”.
Ariadna Morales tiene una escuela: Elemento Aire Circo. Trabaja con su hija en una troupe que se llama Mala Madre y en otra denominada Mamá no cocina, donde el mensaje es que una familia es una comunidad y todos hacen todo. “El domingo en Parque Centenario elaboramos la Carta abierta. Hay mucho machista en este rubro también. Esto nos sirve para juntarnos y abrazarnos”
Mientras, Silvina y todas ellas siguen cantando.
¿Qué cantan?
“Arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer”.
Las cartas
- Aquí la carta de las locutoras y actrices de doblaje:
“Diputadas, diputados:
Les abajo firmantes somos Locutoras y Actrices de doblaje argentinas. Como amplio y diverso colectivo de Mujeres conformado por Lesbianas, Mujeres Cis y Trans, y desde nuestro rol de comunicadoras, queremos pedirles a ustedes -a quienes elegimos como representantes- que escuchen nuestras voces, hoy más claras, potentes y unidas que nunca frente a una misma necesidad y reclamo: les pedimos que voten a favor del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
El aborto es un hecho y una realidad en nuestro país. No se trata de desviar la discusión o fijar posición entre “aborto sí o no”. LAS MUJERES Y CUERPOS TRANS GESTANTE S ABORTAMOS, pero son aquellas que no tienen recursos quienes mueren o se enferman gravemente por la imposibilidad de acceder a una práctica segura y sanitaria. Y no solo eso: las que sobreviven, deben cargar además con el estigma de la criminalización impuesta por esa misma clandestinidad.
Consideramos la necesidad de legalizar el aborto como un asunto de salud pública, justicia social y derechos humanos de urgencia. Reclamamos la presencia del Estado en la implementación real de políticas de prevención de embarazos no deseados y planificación familiar, y presupuestos dignos para que la educación sexual y la anticoncepción estén al alcance de todos los estratos sociales. Porque la maternidad debe ser una elección, un proyecto deseado y NO un mandato patriarcal. Por eso, porque estamos a favor de la vida, de la igualdad y de los derechos humanos, exigimos que se apruebe el proyecto de legalización del aborto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Les pedimos que, así como hacemos nosotres a diario, USEN SU VOZ Y HAGAN HISTORIA, saldando esta deuda de la democracia con las mujeres. Pedimos: Educación Sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar y Aborto legal para no morir».
- Aquí el texto de la carta de las cirqueras:
“Diputadas, diputados
Las mujeres y personas con capacidad de gestar de la comunidad circense, nos pronunciamos a favor de la legalización y despenalización del aborto.
Apelamos a ser escuchadas y les pedimos que voten a favor del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo presentada por la Campaña Nacional.
Porque estamos a favor de la vida, de la igualdad y de los Derechos Humanos acompañamos la lucha que se está dando en el Congreso, en las calles y en la mutitudinaria marcha del 8M donde miles de mujeres y disidencias nos manifestamos en pos de nuestros derechos.
Porque comprendemos que estamos hablando de una cuestión de Salud Pública y no legalizar su práctica, manteniéndola en la clandestinidad, condena a la muerte, el silencio, la cárcel, la mutilación y el flagelo de miles de personas con capacidad de gestar. Afectando mayormente al sector más pobre y vulnerable de la población.
Nos pronunciamos por la separación inmediata de la iglesia y el estado, encargada de trabar cualquier reivindicación que permita que las mujeres e identidades disidentes logremos nuestra emancipación.
La maternidad debe ser una elección, un proyecto deseado y no un mandato patriarcal, por eso también creemos necesaria la urgente implementación de la Educación Sexual Integral con perspectiva de género y no biologicista.
Aborto legal ya!
Educación sexual integral para decidir, métodos anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro y gratuito para nomorir.
Separación inmediata de la Iglesia y el Estado.
No más muertas por aborto clandestino.
El Estado es responsable”.
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Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
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Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
Nota
5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
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