Nota
El aborto es materia de salud
Por primera vez una universidad nacional incorporó al aborto como materia de formación. Este hecho histórico tiene como escenario la Facultad de Medicina de Rosario. En qué consiste esta cátedra que ya completó los cupos disponibles para este cuatrimestre y tiene alumnos en lista de espera.
Estar con otras, en la calle, juntas, hermanadas, parece ser el escenario ideal para formar alianzas que fortifiquen e impulsen luchas históricas de las mujeres. Así, en el año 2003, en el Encuentro de Mujeres en Rosario, se creó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Doce años después, como parte de la Campaña, se creó la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. La Red es nacional y tienen distintas regionales que se encuentran en una jornada anual. Este año será en Neuquén. En el 2016 sucedió en Rosario y se debatió, entre otras cuestiones, la necesidad de capacitación profesional que garantice el acceso de las mujeres a la interrupción legal del embarazo. De ahí salió la propuesta que la regional de Rosario, conformada por casi 40 personas, hizo a la Universidad: crear la materia El aborto como un problema de salud.
El debate que llevó a aprobar la incorporación de la materia duró un poco más de un año y fue democrático, en cada una de las comisiones en las que se trató se escucharon diferentes voces y opiniones de estudiantes y docentes. El proyecto fue impulsado también por el Centro de Estudiantes con mucho entusiasmo, característica que la doctora Raquel Tizziani reconoce en todo el alumnado. En cambio, entre los profesionales las opiniones son más heterogéneas.
Finalmente el Consejo Directivo de la Facultad voto por unanimidad en el mes de mayo que la materia pase a formar parte de la currícula, como una de las materias electivas por las que pueden optar los estudiantes que para recibirse: deben cursar 300 horas de materias de este tipo.
Desde el próximo cuatrimestre, una materia que aborde el aborto como problema de salud estará disponible en la oferta académica por primera vez en una facultad de Medicina a pesar de que grupos que defienden el aborto clandestino, casi inmediatamente después del anuncio, salieron a hacer campaña en su contra.
La doctora Raquel Tizziani, titular de la nueva cátedra, analiza: “Son voces que pretenden sostener el tema de aborto en la oscuridad, como trasfondo quieren seguir intentando controlar la sexualidad y la salud sexual de las mujeres. De alguna manera, le hacen el caldo gordo al negocio clandestino porque sabemos que las mujeres que mueren o quedan con lesiones graves son las mujeres que no lo pueden pagar. Son dos voces en contra. Por un lado, la que sabemos que proviene de sectores eclesiásticos, voces milenarias que hace siglos sostienen el mismo discurso y en el fondo intentan controlarnos. Y por otro lado, si nosotros garantizamos intervenciones legales dentro del sistema de salud, estamos boicoteando un negocio que aparentemente es bastante rentable para algunas personas”
En oposición a quienes protestaban para que anulen la decisión de incorporar la materia están quienes festejan: “El terreno que ha ganado la lucha feminista se refleja en las y los estudiantes. La lucha feminista va calando en las nuevas generaciones y es una demanda por parte de ellos que esta cátedra exista. Hubo un claro apoyo desde primer momento”.
Qué pasa en la provincia
Desde que en el año 1922 entró en vigencia el aborto no punible en el derecho argentino, la interrupción legal del embarazo pasó a ser un derecho de las mujeres.
En marzo de 2012 la Corte Suprema de Justicia mediante el fallo F. A. L. ratificó el artículo N° 86 del Código Penal donde dice que el aborto es no punible cuando: “Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios; Si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el aborto”.
Santa Fe es una de las ocho jurisdicciones, según el informe “Acceso al aborto no punible en Argentina: Estado de situación” publicado en 2015 por la Asociación por los Derechos Civiles, que posee protocolo de atención que no obstaculiza el acceso a la interrupción legal del embarazo.
Raquel Tizziani es especialista en clínica médica y sexóloga clínica. Trabaja en el Hospital Roque Sáenz Peña, un hospital que define como “de avanzada, sobre todo lo que respecta a salud sexual y reproductiva” y que la ayudó a formarse para dictar la cátedra: “Aprendí mucho de mis compañeros y compañeras del hospital que venían trabajando en el tema. Después uno empieza a asociarse, a estudiar e investigar. Hay mucha bibliografía, muchas organizaciones internacionales trabajando y produciendo material con información científica”
Desde esa experiencia analiza la situación de la provincia que, aunque reconoce que es mejor que muchas otras regiones del país, todavía depende de la suerte de a dónde llegue la mujer para ser atendida: “Tenemos determinados equipos que garantizan las interrupciones legales, pero es eso: equipos. No te va a tratar bien cualquier profesional que te atienda en una guardia. Depende de la suerte y eso es un gran problema”.
¿Por qué los profesionales no garantizan el derecho de las mujeres? La doctora Tizziani cree que es, principalmente, por falta de formación y reconoce que hay distintos niveles en los cuales esa formación profesional falla: en la carrera de grado y posgrado.
“Dentro de la Facultad de Medicina es un tema tabú el aborto. Se trabaja muy conceptualmente, desde los libros de Obstetricia en la materia de Tocoginecolgía y después, dentro de la Medicina Legal, pero simplemente se explica lo que para el Código Penal, nada más. No hay un tratamiento de lo que después va a ser la realidad profesional. También en el posgrado hay un gran problema. La formación de los que son tocoginecólogos: la especialidad donde se tendría que brindar esta formación, pero tampoco lo trabaja”
Los tocoginecólogos deben estar capacitados a derecho. Es primordial porque, resalta la doctora, es dentro de ese sector que “muchos profesionales se autodefinen como objetores de conciencia”.
Explica: la objeción de conciencia comprende solamente a los profesionales que están directamente vinculados con la práctica. Eso significa que no puede ser objetor de conciencia el que te hace la ecografía, ni quien te saca sangre; tampoco quien te da un turno, ni quien te realiza la primera consulta. Tampoco puede ser institucional: la objeción es siempre individual. “La ley solamente habilita la objeción al profesional que realiza la práctica”, resalta la doctora Tizziani, para señalar la importancia de trabajar con los servicios de tocoginecología, especialidad dedicada a la obstetricia y ginecología.
Esa falta de conocimiento en los profesionales que deben garantizar el derecho a la interrupción legal del embarazo produce principalmente miedo. La objeción de conciencia que la doctora Tizziani describe como “objeción de práctica porque la cuestión moral, personal, no puede estar por encima del derecho del otro”, muchas veces está dada “por la falta de conocimiento de los aspectos legales que resguardan al profesional y de los que lo responsabilizan por no garantizar interrupciones legales”.
Ese desconocimiento rompe el vínculo de la Medicina con la mujer. El grado más extremo de esa situación es la denuncia. “El profesional denuncia porque tiene miedo a estar involucrado en una situación ilícita, generalmente por mucha falta de información. Quiero pensar que actúan para protegerse erróneamente , porque se están incriminando y están violando el secreto profesional”.
Para que esto deje de pasar y no siga empujando a las mujeres a los peligros de la clandestinidad es que se deben replicar en todas las universidades esta materia.
La doctora Tizziani es clara: “Todo aborto es resultado de un embarazo no deseado y de esto también es responsable el Estado: esa mujer no ha tenido la posibilidad de decidir previamente a esa gestación porque no pudo acceder a los métodos anticonceptivos, no tuvo información, fue víctima de violencia sexual o violencia del micro machismo que interfiere en toda relación de pareja estable”. El ejemplo más claro de esto es el hombre que no quiere ponerse el preservativo.

Foto: Camila Villaruel
Radiografía de lo interesante
La radiografía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Rosario da una institución constituida mayoritariamente por mujeres. La relación es casi 8 a 1.
Otra característica: es la única del país que no tiene ingreso restringido.
Otra: recibe gran cantidad de estudiantes de diferentes puntos del país y muchos del exterior.
Toda esa diversidad da otro dato aportado por la lectura de la doctora Tizziani: “Es una facultad muy interesante”.
Desde una perspectiva interdisciplinaria, y fundamentalmente apuntando a la prevención, la materia va a proponer cuatro módulos:
- Marco legal vigente en Argentina.
- Aborto seguro, desde donde se propone trabajar la consulta médica: cómo preguntar, cómo hacer la historia clínica, cómo escribir, cómo evaluar los causales.
- Técnicas y procedimientos, tanto farmacológicos como quirúrgicos.
- Atención integral post aborto. Identificar cuestiones de violencia y tratar de resolverlas dentro del sistema de salud. Identificar las posibilidades de infección de transmisión sexual. La anticoncepción. Pensar y preguntarse ¿qué pasó?
En esas aulas, llenas y diversas, se empieza a pensar la primera cursada.
En el primer módulo, dedicado al del marco legal, se utilizaran como disparadores situaciones emblemáticas en las cuales a las mujeres se les negó la interrupción legal del embarazo. “Tenemos ganas de empezar con una situación de la provincia de Santa Fe: el caso de Ana María Acevedo. Pensamos hacerle un homenaje como primera clase y utilizarlo como disparador para pensar qué cosas se hicieron mal, qué cosas habría que hacer, cómo hubiera sido sí…”
Ana María Acevedo tenía 19 años y tres hijos cuando murió. Le habían diagnosticado cáncer en la mandíbula y aunque el aborto es no punible si está en riesgo la vida de la mujer, en el hospital municipal Iturraspe le negaron el derecho de acceder a la interrupción del embarazo. También le negaron el tratamiento oncológico, para preservar el feto.
La materia propone trabajar a través de situaciones reales por un motivo concreto: “Han marcado el camino para que hoy estemos en este lugar”, reconoce Raquel.
La ley que falta
El año pasado se presentó en el Congreso por sexta vez el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. La historia de la búsqueda de la legalización del aborto es larga, el primer proyecto es del año 1937.
La creación de la materia El aborto como un problema de salud en una universidad pública empuja a la necesidad del tratamiento legislativo del tema , que por ahora no fue tratado ni en la primera comisión a la que tuvo giro: Legislación General, presidida por Daniel Andres Lipovetzky de Unión PRO.
“Sacar el tema a la luz, hablarlo abiertamente, informar con argumentos científicos y con datos estadísticos reales, que no sea una cuestión basada en la opinión pública, en el prejuicio y en el miedo, afrontarlo como lo que es: un problema de salud integral, un problema de derecho y un problema de justicia social. Creo que es el camino hacia donde tenemos que ir para que todas las personas gestantes podamos decidir sobre nuestra sexualidad plena. El aborto forma parte de lo que es el derecho reproductivo: poder elegir cuándo tener un hijo, cómo, de qué manera y en qué circunstancia. Es el camino hacia el aborto legal”, sintetiza la doctora Tizziani.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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