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El modus operandi: las privatizaciones que supieron conseguir

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Que el FMI haya venido a la Argentina a exigir un aumento de tarifas en nombre de las grandes empresas internacionales es una verdad de la que no dudan los investigadores del Area de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). El reclamo de los funcionarios no hizo más que evidenciar -con descaro- lo que los especialistas habían desarrollado ya La renegociación con las empresas privatizadas, el trabajo que prepararon a pedido de las asambleas populares, que necesitan entender el proceso de concesión de servicios públicos en la Argentina. Publicado por Flacso, la Universidad de Quilmes y Página /12, en esta nota se sintetizan las ideas centrales de este ensayo que -de modo didáctico y claro- ayuda a entender esta primera puja entre el presidente Néstor Kirchner y el FMI. Las tarifas de los servicios privatizados son -justamente- una de las preocupaciones de este equipo de trabajo dirigido por Daniel Azpiazu e integrado por Eduardo Basualdo, Martín Abeles, Camila Arza, Karina Forcinito, Julieta Pesce y Martín Schorr. Sobre esta línea profundiza también un nuevo libro, Crónica de una sumisión anunciada (Azpiazu-Schorr), que editorial siglo XXI presentará la próxima semana.

Que el FMI haya venido a la Argentina a exigir un aumento de tarifas en nombre de las grandes empresas internacionales es una verdad de la que no dudan los investigadores del Area de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). El reclamo de los funcionarios no hizo más que evidenciar -con descaro- lo que los especialistas habían desarrollado ya La renegociación con las empresas privatizadas, el trabajo que prepararon a pedido de las asambleas populares, que necesitan entender el proceso de concesión de servicios públicos en la Argentina. Publicado por Flacso, la Universidad de Quilmes y Página /12, en esta nota se sintetizan las ideas centrales de este ensayo que -de modo didáctico y claro- ayuda a entender esta primera puja entre el presidente Néstor Kirchner y el FMI. Las tarifas de los servicios privatizados son -justamente- una de las preocupaciones de este equipo de trabajo dirigido por Daniel Azpiazu e integrado por Eduardo Basualdo, Martín Abeles, Camila Arza, Karina Forcinito, Julieta Pesce y Martín Schorr. Sobre esta línea profundiza también un nuevo libro, Crónica de una sumisión anunciada (Azpiazu-Schorr), que editorial siglo XXI presentará la próxima semana.

Paradójico. Los funcionarios que se entrevistaron con Kirchner representan a un organismo internacional, los capitales que están en juego corresponden mayoritariamente a empresas internacionales y -sin embargo- la forma peculiar en que se privatizaron los servicios públicos argentinos es prácticamente única en el mundo. Ejecutada entre 1990 y 1994 por el entonces presidente Carlos Menem, en ninguno de los países que integran el FMI, el Banco Mundial o el Grupo de los Ocho una Reforma del Estado se encaró de modo tan acelerado y abarcativo, ni logró una tan rápida profundización de la concentración económica y la exclusión social. Chile conservó al menos su estratégica producción de cobre bajo la órbita estatal y México la de hidrocarburos.

Tal como citan los investigadores de Flacso:

  • Las ganancias son únicas en el mundo.

    Considerando el período 1993-1999, las 200 firmas más grandes del país generaron, en conjunto, una masa acumulada de utilidades superior a los 25.900 millones de dólares. Aproximadamente el 54% de dicho total (cerca de 14.000 millones de dólares) correspondió a apenas 26 firmas privatizadas (es decir, el 13% del total). Esto indica que este conjunto reducido -aunque sumamente privilegiado- de empresas ganó 2.000 millones de dólares por año; casi 6 millones de dólares por día; 227 mil dólares por hora; y cerca de 3.800 dólares por minuto. En otras palabras, durante la década pasada, este núcleo selecto de grandes firmas obtuvo, por minuto, el equivalente a casi diez salarios medios de la economía argentina.

    Por las propias características de muchos de esos servicios (mono u oligopólicos, baja elasticidad de la demanda, la justicia y razonabilidad de las tarifas y de los beneficios que las mismas llevan aparejadas), y tal como lo demuestra la experiencia internacional, las tasas de ganancias -lejos de alcanzar la exorbitancia que lograron- deberían haber sido inferiores a las predominantes en la mayor parte de los restantes sectores de la economía.

    Durante la década de los años noventa, la rentabilidad media del conjunto de las empresas privatizadas fue entre siete u ocho veces superior a las de, incluso, el resto de las mayores firmas del país.

    Las empresas privatizadas se han apropiado de beneficios extraordinarios que han superado, hasta fines de 2000, los 9.000 millones de dólares.

    Su exitoso desempeño económico funcionó de manera disociada del ciclo económico interno (es decir, se trata de firmas que han crecido tanto en las fases expansivas como en las recesivas). Como resultado de estos patrones de comportamiento se puede inferir un significativo incremento en la concentración económica del conjunto de la economía argentina en torno a este reducido -pero privilegiado- número de grandes empresas prestatarias de servicios públicos. Las empresas privatizadas las que han venido internalizando -sistemáticamente- los mayores márgenes de beneficio, fuera de toda razonabilidad vinculada al riesgo empresario implícito.

    La cuantiosa masa beneficios que internalizaron las firmas privatizadas durante los años noventa no sólo le permitió a estos actores registrar exorbitantes tasas de ganancia, sino que también le brindó a los propietarios de las mismas la posibilidad de recuperar los montos invertidos originalmente en un lapso de tiempo sumamente breve. Algunas de las empresas tardaron menos de cuatro años en recuperar el monto de inversión. Son plazos de recuperación de la inversión original sumamente reducidos, muy difíciles de encontrar en otras actividades económicas de carácter no especulativo.

  • Las posibilidades económico-financieras son únicas en el mundo:

    La licuación de sus pasivos con el sistema financiero local. Entre los 50 mayores deudores que recientemente vieron licuados sus pasivos, pueden reconocerse 25 empresas privatizadas que, por ese medio, obtuvieron un beneficio -2.000 millones de pesos- equivalente al de las ganancias internalizadas por las mismas en el año 2000)

    El Estado se hizo cargo de una parte importante del endeudamiento de las empresas que vendió (alrededor de 20 mil millones de dólares)

  • Las modificaciones y condonaciones de las claúsulas de los contratos de concesión – son únicas en el mundo

    La suspensión y/o la reducción de los ya poco exigentes compromisos de inversión y de expansión y universalización de los servicios, al igual que con respecto a los índices de calidad comprometidos contractualmente. Según ciertas estimaciones, la inversión agregada de las privatizadas equivaldría a poco más del 2% del PBI hasta mediados del decenio de los noventa, para luego estabilizarse en torno del 1,5% hasta fines de la década. Tales montos de inversión representan sólo las dos terceras partes de la formación de capital realizada por las empresas públicas a principios de los años ochenta y poco más de la mitad de la correspondiente al trienio 1986-1988.

    La prórroga de los plazos de concesión;

    El otorgamiento de un seguro de cambio para las deudas empresarias con el exterior

    La instrumentación de mecanismos de subsidio estatal a la creciente cartera de morosos de las empresas (como podría ser una tarifa de interés social pero costeada con recursos fiscales).

    Una parte importante de las compras en el exterior de insumos y/o maquinarias y equipos de las privatizadas se vinculó con transacciones con empresas relacionadas societariamente (lo cual no sólo trajo aparejado el desmantelamiento del entramado local de proveedores, en el marco de una absoluta despreocupación oficial por hacer cumplir las leyes de «compre argentino» y de «contrate nacional», sino que también conllevó la recurrencia a precios de transferencia y a la sobrefacturación de sus importaciones intracorporativas);

    El no cumplimiento de las metas de expansión o de universalización de los servicios que, naturalmente, afectó a los hogares y a las regiones del país de menores ingresos.

    El no cobro del canon, establecido por contrato, por el «uso» privado de servicios públicos.

    Triple Alianza. Casi todos los consorcios empresarios adjudicatarios de estos beneficiosos contratos de concesión están conformados como una suerte de «triple alianza», al decir de los investigadores de Flacso:

  • Los más importantes grupos económicos locales

    Aportaron capacidad gerencial, administrativa y, fundamentalmente, de lobbying doméstico, así como su conocimiento de la infraestructura nacional.

    Muchos de ellos integraron la famosa «patria contratista»: beneficiarios de los cuantiosos sobreprecios pagados por el Estado al adquirir sus bienes y servicios. -Justamente por resultar proveedores del Estado, fueron, en una proporción no despreciable, responsables del creciente desfinanciamiento que aquejó a las firmas de servicios públicos durante la década de los ochenta, deterioro utilizado luego como uno de los argumentos centrales en favor de su privatización.

  • Un número considerable de bancos extranjeros y/o locales (la mayoría de los cuales se encontraba entre los principales acreedores del país)

    Aportaron buena parte de los títulos de la deuda pública argentina -externa y/o interna- que serían capitalizados

  • Ciertas empresas transnacionales

    Aportaron capacidad y experiencia tecnológica y de gestión (se trata, por lo general, de operadoras internacionales de los servicios públicos privatizados)

    Son justamente en nombre de las cuales llegó la misión del FMI

    Ilegal. Los investigadores no tienen dudas: el aumento de las tarifas de los servicios privatizados es ilegal. La afirmación no es arbitraria; se apoya en diversos fallos judiciales, en las consideraciones de la Procuración del Tesoro, enlas cláusulas contractuales y en la propia Ley de Convertibilidad, que pohibe explícitamente la aplicación de ajustes periódicos de precios.

    Todos los usuarios saben que las modificaciones tarifarias no tienen nada de novedosas. De hecho durante toda la década del 90, las empresas aumentaron el precio de los servicios, con argumentos de todo calibre:

  • Los incrementos en los costos
  • La evolución de los precios internos
  • Las variaciones en los índices de precios de los Estados Unidos

    Como privilegio adicional, los precios estadounidenses han crecido muy por encima de sus similares en el ámbito local. En efecto, por ejemplo, entre el mes de enero de 1995 y junio de 2001, en la Argentina, el Indice de Precios al Consumidor registró una disminución acumulada de 1,1%, al tiempo que los precios mayoristas se incrementaron apenas el 1,6%. En idéntico período, el índice de precios al consumidor (CPI) de los EE.UU. registró un incremento acumulado del 18,4%, al tiempo que los precios mayoristas (PPI) lo hicieron en un 9,8%.

  • La dolarización de las tarifas y la formulación de cláusulas de ajuste sobre la base de la inflación estadounidense

    Pero, incluso antes de las privatizaciones, el gobierno menemista había tomado a su cargo el «trabajo sucio» de dejar la cancha «limpia». Tal como enumeran los autores del trabajo:

  • Se incrementaron considerablemente las tarifas.

    A lo largo de los diez meses previos a la venta de Entel, el valor del pulso telefónico aumentó, medido en dólares estadounidenses, más de siete veces.

    Mientras la demanda de gas natural por redes aumentó, entre 1992 y 1993, un 5%, la facturación agregada de las ocho distribuidoras creció, en 1993, un 23% respecto a la correspondiente a Gas del Estado en el año anterior, al tiempo que el precio promedio se incrementó un 17%,

    En febrero de 1991 Obras Sanitarias dispuso un aumento del 25% en la tarifa promedio; en abril de ese mismo año (ya en el marco de la Ley de Convertibilidad) se aprobó otro aumento del 29%; en abril de 1992 se incluyó la aplicación del IVA (18%) a las tarifas; y, finalmente, poco antes de la transferencia de la empresa se subió otro 8%.

  • Se deterioró la calidad de los servicios prestados.
  • Se redujeron los planteles de empleados.

    Es evidente que, de este modo, los beneficios estaban asegurados desde primer momento. La política era clara. Como en otras áreas de la economía también aquí hubo un corrimiento de los beneficios: de los usuarios residenciales a los no residenciales y de los pequeños y medianos usuarios hacia los grandes consumidores industriales. «En otras palabras -sugieren los autores-, parecería reflejar lo acontecido en la Argentina de los noventa desde una perspectiva más general: la transferencia de recursos, en primer lugar, desde los sectores asalariados y de bajos ingresos a los sectores empresarios, y, en segundo lugar, dentro de estos últimos, de las pequeñas y medianas empresas hacia las grandes».

    De ahí la pulseada: las tarifas son parte de la agenda del mundo.

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    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

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    Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.

    Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar

    25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

    ¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

    Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

          – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

    Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

    –La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

    Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

    La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

    La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

    Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

    El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

    Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

    Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

    La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

    “Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

    Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
    Susana, Daniel y Daniela Pavón

    La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

    Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

     El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

    La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

    Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

    La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

     “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

    Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

    5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

    En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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    Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

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    Jubilados y jubiladas se movilizaron desde el Congreso de la Nación hasta Plaza de Mayo en una nueva jornada de reclamos y denuncia por los ingresos de pobreza que perciben y el fin de la moratoria previsional, cuya prórroga sigue durmiendo en Diputados. Como siempre, los carteles manuscritos fueron una forma de expresión y creatividad. En uno se leía: «Francisco está feliz. Jubilados haciendo lío!!!»

    La marcha comenzó nuevamente con un operativo desproporcionado con las cuatro fuerzas federales -PFA, Gendarmería, Prefectura y PSA- que reprimió la protesta pacífica: la Comisión Provincial por la Memoria contabilizó una persona detenida y 13 heridos por efectos de los gases lacrimógenos, entre ellos jubilados y trabajadores de prensa.

    Frente a la Rosada, realizaron un acto donde distintas agrupaciones de jubilados se manifestaron contra el acuerdo con el FMI y cantaron por la salud de Pablo Grillo.

    «Hasta el próximo miércoles», saludaron los jubilados y jubiladas.

    La próxima semana, la marcha contará con la participación de los gremios de la CGT como previa al Día del Trabajador y la Trabajadora del 1 de mayo.

    Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

    Foto: Juan Valeiro para lavaca

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    Foto: Juan Valeiro para lavaca.

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    Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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    Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

    Por Claudia Acuña

    Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

    Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

    Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

    A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

    Una y otra vez.

    Una y otra vez.

    Una y otra vez.

    Hasta lograrlo.

    Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

    Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

    Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

    Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

    Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

    Quizá.

    Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

    Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

    La presentación

    Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

    Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

    Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

    El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

    Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

    Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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