Nota
El otro Fondo: empresas Recuperadas en la Rosada
El Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas propuso la creación de un fondo de cien millones de pesos para futuras empresas recuperadas por sus trabajadores. En esta semana, las reuniones se sucedieron en diversos ministerios y hasta el momento nadie dijo que no. «El tema central de la sociedad sigue siendo el trabajo y la producción. Si no damos una batalla en ese marco, todo lo demás se irá diluyendo como un intento y buenos gestos» detalla José Abelli, vicepresidente del movimiento.
En el movimiento de empresas recuperadas se percibe una diferencia básica entre la actual gestión de gobierno y las que lo precedieron:
«Antes no nos recibía nadie», sintetiza José Abelli, vicepresidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, después de haber comenzado una ronda de reuniones con funcionarios que, tal vez, culminen con el propio Néstor Kirchner concurriendo a una de esas fábricas que ha pasado a manos de sus obreros.
Falta saber si ese gesto -de producirse- sirve para algo más que sacarse fotos, pronunciar discursos y confirmar que los trabajadores son personas sumamente hospitalarias y productivas. Por ahora, cuenta Abelli:
«El viernes pasado tuvimos una reunión con Oscar Parrilli en la secretaría General de la Presidencia, y después nos encontramos con los ministros de Trabajo y de la Producción (Carlos Tomada y Julio De Vido). No fue sólo una formalidad, porque ellos mismos aclararon que se reunían por indicación del presidente Kirchner».
En la gacetilla emitida por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, figura un párrafo bastante explícito: «Durante el encuentro el ministro Carlos Tomada reafirmó la decisión del presidente Néstor Kirchner de definir políticas de Estado que profundicen la recuperación de aquellas empresas que debieron cerrar sus puertas debido a la crisis de los últimos años».
¿Qué tipo de medidas, más allá del lenguaje gacetillero? Lo que están reclamando es la creación de un fondo de 100 millones de pesos destinado a facilitar el capital de trabajo inicial de las futuras empresas que recuperen las cooperativas obreras. «Y no nos dijeron que no, así que yo paso a considerar que la propuesta les parece viable, hasta que digan lo contrario».
Además del fondo, los visitantes reclamaron la anulación o, al menos, la modificación de la Ley de Quiebras, que mandó a los trabajadores al último lugar en la cola de deudores de las firmas que se hunden. Conclusión: se formará una comisión del ministerio, otras áreas del Estado y el propio movimiento de trabajadores, para que «estudie las distintas modalidades que permitan acentuar las políticas destinadas a recuperar nuevas empresas y puestos de trabajo», reza el comunicado. En el encuentro con el ministro estuvieron los dirigentes Eduardo Murúa (Impa), Marcelo Ruarte (Hotel Bauen), Ernesto Paret (Forja San Martín), Victor Aranda (Foder), Esteban Alomar (Cimetal) y el propio José Abelli (Cooperativa TraVi, de San Lorenzo).
Los visitantes a los salones oficiales plantearon su apoyo a la politica del gobierno con respecto a derechos humanos, fuerzas armadas o relación con el Mercosur, por ejemplo. «Pero dijimos que el tema central de la sociedad sigue siendo el trabajo y la producción. Si no damos una batalla en ese marco, todo lo demás se irá diluyendo como un intento y buenos gestos» detalla Abelli.
El planteo que transmitieron los cooperativistas sería: no sólo se necesita generar fuentes de trabajo, sino que se debe apuntar a resucitar la producción, para mejorar la economía del país y tornarla competitiva. Crear puestos de trabajo con subsidios puede ser comprensible y útil, pero hay que agregar políticas públicas que reorienten la inversión social hacia la producción y el trabajo
«Pero además -reclama Abelli- esto no es una propuesta teórica. Es algo que hemos hecho a pesar del Estado que instaló la Ley de Quiebras y la de Entidades Financieras que fueron herramientas fundamentales de la concentración neoliberal en los 90, que permitió la destrucción del empleo y la producción».
Si pese al Estado se pudieron recuperar unas 150 fábricas, y hay 13 actualmente en esa situación, los integrantes del MNER proyectan qué pasaría con un Estado que deje de funcionar como el enemigo: «Se pueden recuperar 200.000 puestos de trabajo por año, hasta llegar a un millón en cinco años», calcula Abelli. No está pensando en nuevas industrias sino en recuperar las que están actualmente cerradas, con las máquinas adentro y los trabajadores afuera.
A esas empresas les falta el capital de trabajo que funcione como arranque y motorizador. La mayoría está endeudada por una cifra que supera entre 10 y 120 veces su patrimonio.
«Le deben dinero a los trabajadores. Al Estado le deben evasión fiscal. A los bancos oficiales les deben créditos. Si juntamos esas tres partes, es el 80% de la deuda de esas empresas. Si el Estado deja que las sigan rematando a precio vil, la AFIP no cobra un peso, los bancos cobran dos pesos, y los trabajadores nada».
Esta lógica es la que los trabajadores proponen cambiar. En Milhojas de Rosario, por ejemplo, los trabajadores cobraron durante un año y medio 500 pesos en lugar de 800 para ahorrar y comprar la quiebra, cosa que finalmente hicieron en 73.000 pesos. Ahora han pasado a ganar 800. El fondo permitiría lograr lo mismo sin que los trabajadores de empobrezcan, mientras ponen fuerza laboral y además la capacidad empresarial que las patronales no exhibieron. Milhojas ya está tomando a nuevos trabajadoras en su planta.
Algo de esto parece que se ha escuchado en los afrancesados salones del gobierno, ya que los funcionarios dijeron que Kirchner les puso un plazo para que planteen una propuesta de apoyo a las fábricas recuperadas: un mes. La premura tiene un sentido. Con ser mínimamente lógica, la cifra de un millón de puestos de trabajo involucra a unas 3 millones de personas, sin contar el elemento reactivador de la economía, el consumo, y los rubros relacionados con esas fuentes reabiertas, que resultaría de movilizar semejante masa de trabajo, producción y dinero. Abelli es de los que cree que no se trata de una ilusión sino de algo factible.
«Y no es un problema sólo de los trabajadores, sino de la economía, y del conjuto de la sociedad». Pone el caso de los tractores Zanello, que han logrado que el mercado no dependa de las marcas multinacionales ya que los vehículos fabricados en Las Varillas, Córdoba, cuestan un 30% menos. Además, en Las Varillas no se consiguen oficiales mecánicos, soldadores, torneros: están todos ocupados. Se reactivaron otros talleres que trabajan para Zanello, y eso de paso reactivó toda la economía y el comercio de la zona.
¿Esto puede significar un pegoteo del movimiento de cooperativas con el gobierno? Abelli asegura que no: «No vamos a dar ese paso. Nos parece que hay una vocación de salir del modelo neoliberal, pero no cruzamos como movimiento la línea del Estado».
¿Qué ocurriría si finalmente no se consiguen los reclamos? «Nuestra estrategia es la de siempre: ocupar, resistir y producir. Y si el gobierno nos dice que sí, tal vez no haya que resistir. Pero sabemos que todo esto lo conseguimos con lucha. No lo vamos a entregar en ningún escritorio de la burocracia. Si no peleamos, acá nadie te regala nada».
¿Podría ocurrir que el poder económico, el establishment, busque castrar la dinámica de la recuperación de empresas? Abelli analiza el asunto de este modo: «Para nosotros esto es una una crisis estructural del capitalismo. El trabajo como lo conocimos en el Estado de Bienestar es un bien escaso, o no se entendería el 7% de desocupación en Japón o las 35 horas semanales en Francia».
La idea del MNER es que los trabajadores están actuando ante el abandono del sector empresario, mucho más interesado en producir una transferencia de los recursos productivos hacia la renta financiera. A esta decadencia se la ha llamado capitalismo de casino, y es un modelo mundial.
El dilema entonces sería: ¿qué tiene el establishment para ofrecer en esta etapa? Describe Abelli: «Venderle a Petrobrás, entregar el patrimonio nacional. Este establishment argentino es patético. Eran los que bailaban en el Titanic pidiendo flexibilización y reclamando por el costo laboral argentino. Y el único costo acá es el empresario. Se fumaron 135.000 milloes de dólares. Si queremos el desarrollo de un país en serio, nos tocará a nosotros, los trabajadores, una parte».
La perspectiva de Abelli en este punto se basa en la propia historia de la modernización del país: «Los abuelos de estos tipos que hoy son el establisment, eran tipos que bajaron de los barcos, inmigrantes que muchas veces ni la primaria tenían. Y lograron ser los grandes empresarios. Los Rocca, los Pagani. No vinieron siendo empresarios exitosos de España o de Italia. Eran trabajadores corridos por la crisis económica del viejo continente. Entonces que no nos vengan a decir que es indispensable el sector empresario, porque es mentira. Ellos lo hicieron en términos individuales, a nosotros nos tocará reconstruir la Argentina en términos colectivos».
Quiere decir que la recuperación del rol empresario en el país, según este concepto, está en manos de los trabajadores. Enumera Abelli: «Somos el sector social de la eocnomía, somos empresas democráticas, nos quedamos con los medios de producción, y repartimos igualitariamente la riqueza. Nada más y nada menos».
Ese mismo contenido es el que hace que las cooperativas rechacen la idea -defendida por los partidos de izquierda- de la estatización: «Los medios de producción son nuestros y no se los vamos a dar a Solá, a Ibarra ni a Duhalde o Menem. Que el Estado le cobre para los hospitales y las rutas a Macri, o a los que tienen, y no a nuestros excedentes, que los vamos a aplicar en lograr más producción y ocupación».
Abelli considera que así ha sido la verdadera historia del desarrollo captialista argentino, y no la superstición de modernidad de Cavallo y Alemann. «Este país se construyó en base a un modelo industrial e integrador. Nosotros planteamos rescatar ese modelo, pero con otros actores».
La semana próxima continuarán las gestiones y diálogos. Mientras tanto hay 13 empresas en proceso de recuperación en Capital, General Rodríguez, Rosario, General Roca, Santa Fe, Entre Ríos.
El 7 de agosto en Santa Fe habrá además una gran movilización hacia la cámara de Diputados, porque se va a tratar el proyecto de Ley de Expropiación en la provincia donde, dice Abelli «gracias a la última esperanza blanca de la derecha neoliberal, Carlos Reutemann, aún no hemos logrado expropiar una sola empresa.» De todos modos, esperan que en algún momento una aprobación de este tipo de leyes a nivel nacional le permita a los trabajadores eludir a las esperanzas blancas neoliberales, que ahora parecen cambiar de tono. El juego está planteado sin demasiadas medias tintas. En las próximas semanas se conocerá cuál es el color que resulta de la actual química de la esperanza.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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