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El patrón del mal: perfil político de Jorge Triaca

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Hijo de un ex ministro de Trabajo de Menem, es el rostro de los despidos: 174 por día en 2018. Los entretelones del escándalo con su casera Sandra. Las polémicas designaciones familiares. Y su rol en el tablero político de Cambiemos. POR LUCAS PEDULLA
En los pasillos de la actual Secretaría de Trabajo y Empleo, ex Ministerio, saben que cuando las papas queman, uno de los botones de los ascensores de uso público del edificio de Alem 650 amanece bloqueado. Puede ser por algún reclamo general por los 174 despidos por día que hubo en 2018 según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), alguna marcha de las CTA, movimientos sociales o CGT, o quizá por la presencia de la casera Sandra Heredia, que denunció de forma viral que trabajaba en negro para el ministro de Trabajo de la Nación, quien a su vez la designó interventora de un sindicato marítimo.
Sea como fuere, cuando las papas queman, en los pasillos de la actual secretaría saben que al piso 13 sólo se puede acceder por una puerta de ingreso en la escalera, casualmente siempre cerrada con trabas desde adentro y con custodia policial.
Son los momentos en los que nadie debe molestar a Jorge Triaca.

El heredero

El nombre de Jorge Triaca fue el único que no mencionó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en la conferencia de prensa en la que anunció el “mejor equipo de los 50 años” de Cambiemos luego del triunfo de las elecciones en 2015. Sin embargo, es de los pocos que se mantienen desde entonces en su puesto.
Nacido el 30 de marzo de 1974, ariano, fanático hincha de Vélez, Triaca hizo la carrera académica típica del PRO: licenciado en Economía por la Universidad de San Andrés, con un posgrado en Políticas Públicas en la Universidad Torcuarto Di Tella. Sin embargo, sus verdaderos papiros indican que es uno de los cinco hijos del dirigente gremial Jorge Alberto Triaca, histórico secretario de la Organización de Unión de Obreros y Empleados Plásticos (UOYEP) y secretario general de la CGT Azopardo entre 1985 y 1989.
Pero sobre todo, Triaca padre es recordado por haber dejado de lado la representación sindical para meterse de lleno al inicio del Estado neoliberal: fue ministro de Trabajo entre 1989 y 1992, durante la primera presidencia de Carlos Menem. Su pasado gremial fue la estrategia para sumarlo como un interlocutor conocido con los sindicatos. Eso no le impidió realizar un ajuste sobre sus antiguos colegas, ni tampoco convertirse más tarde en el primer dirigente sindical aceptado como socio en el Jockey Club.
Triaca padre también fue interventor en 1991 de la Sociedad Mixta Metalúrgica Argentina (Somisa), la empresa siderúrgica estatal en proceso de privatización que ofreció entonces retiros voluntarios a los trabajadores, reduciendo una planta que contaba con 12 mil obreros. Su labor y la de su sucesora en la intervención, María Julia Alsogaray, fueron clave para la posterior adquisición por parte de la empresa Techint. El diputado del Frente para la Victoria por Santa Fe (FpV), Marcos Cleri, le recordó a Triaca hijo ese dato en el marco del plenario de comisiones de Presupuesto y Legislación Laboral en Diputados, donde en 2016 se discutió la Ley Antidespidos, luego vetada por el Presidente Mauricio Macri. Cleri dijo: “En San Nicolás no lo recuerdan muy bien, porque terminó entregando a cada trabajador a cambio de entregar un recurso estratégico fundamental”.
Triaca, con la voz quebrada, contestó: “Lamentablemente no está mi padre para responderle. Le correspondería a él hacerlo”. Recordó que él nació en un hospital de la Unión Obrera Metalúrgica y que su padre estuvo detenido durante la dictadura. “Tuvimos tres atentados en mi casa. Yo sé lo que se sufre cuando uno tiene un padre que cumple una función en representación del resto y sé que muchos serán criticados, como seremos criticados los que estemos acá, pero le vuelvo a repetir: uno tiene que respetar la tarea y trayectoria de otros y tampoco de asignarle responsabilidades a sus hijos por la tarea buena y mala que hayan hecho.
Triaca hijo sufrió a los 9 años un accidente automovilístico en el que perdió la movilidad de sus piernas. En una entrevista con La Tecla brindó los pocos detalles que se conocen del hecho: ocurrió en 1983, en un viaje a Bariloche con sus hermanos y su abuela.
El accidente marcaría también su carrera política. Entre 1998 y 2000 coordinó el “Programa de Apoyo Ocupacional para Personas con Discapacidad”, creado por la secretaría de Empleo y Capacitación Laboral del Ministerio de Trabajo, bajo la gestión de Antonio Erman González, quien debió renunciar en 1999 cuando se hizo público que cobraba –además de su sueldo como ministro– una jubilación de privilegio. Desde ese entonces le quedaron viejos conocidos en el Ministerio que al día de hoy lo siguen llamando “Jorgito”.
Triaca hijo formó parte también del gobierno de Eduardo Duhalde entre 2002 y 2003 en la subsecretaría de Coordinación y Evaluación Presupuestaria en la Coordinación de Créditos con Organismos Internacionales, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros.
Luego, entró en el PRO en 2003 y fue una pieza clave como director ejecutivo de la Fundación Pensar, el think-tank del macrismo.
En 2009 se convirtió en legislador. Renovó su banca en 2013.
Cinco años después llegaría al mismo sillón que ocupó su padre en el Estado.

Anti movimiento

egún un sondeo de la consultora Ágora, Triaca es el segundo ministro con peor imagen después de Marcos Peña. Sus declaraciones públicas no ayudan a que las cosas se reviertan: “No se registran despidos masivos en el país”, dijo en septiembre, mientras el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) computó 82.445 trabajadores menos sólo en el sector industrial entre noviembre de 2015 y mayo de 2018. La cifra es casi idéntica a la que registró CEPA: unos 81.447. De ese total, surge que:

  • 24.495 son despedidos.
  • 4310 son cierres de empresas.
  • 3179 suspensiones.
  • 580 retiros voluntarios.

A su vez, CEPA calculó que la evolución de los despidos y suspensiones en los primeros siete meses del año ascendió a 32.794 casos, un 30 por ciento superior sobre el 2017.
Triaca fue uno de los funcionarios que se sentó con los movimientos sociales en 2016 para discutir el proyecto de Emergencia Social aprobado luego por el Congreso. Allí también estaba presente la actual ministra de Salud y Desarrollo Social, Carolina Stanley, y el ex vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. Uno de los referentes de las organizaciones sociales describe a Triaca como el ministro “con más postura anti movimiento social”. ¿Qué significa eso? “Era el que menos entendía los reclamos. Consideraba que éramos un problema que debía atender Desarrollo y que su Ministerio tenía que atender el trabajo. Esa idea desactivó cualquier tipo de vínculo, sumado a que no hay ningún programa ni capacitación para cooperativas que implique una mirada desde nuestra perspectiva”. Quien mejor entendió ese juego fue la ministra Stanley (La superministra, en MU 127).

Sandragate

Vení, Sandra, te vamos a hacer conocida -dice Triaca en una entrevista con LN+. Se acaba de bajar del auto en su quinta en Boulogne.
-¿Quién es? -pregunta el periodista.
-Sandra, nuestra casera. Hace todo: tira el centro y cabecea. ¿Cómo andás, Sandrín? ¿Estás preparando el asado?
-¿El asado lo hacés vos? -se sorprende el periodista.
-Todo hace -retruca Triaca.
Corre octubre de 2016 en la quinta de la familia Triaca en Boulogne, en el partido de San Isidro, al norte del conurbano bonaerense. El propio ministro explica que allí vivieron toda su vida y que en 1981, cuando su padre y su madre se separaron, la casa quedó vacía, pero como la quinta da a la Panamericana “no la quiere comprar nadie”. Con sus hermanos encontraron las solución: “Decidimos armar como un club familiar”.
Allí, también, vivió Sandra hasta enero de 2018, cuando la relación de encanto se quebró luego de que se filtrara un audio del entonces ministro, que decía: “Sandra no vengas, eh. No vengas porque te voy a mandar a la concha de tu madre. Sos una pelotuda”. El escándalo fue viral, y cuando el Sandragate estalló por todos los canales de televisión, la “casera” fue invitada a varios programas. Allí contó que comenzó a trabajar en el Club Familiar a fines de 2012, que quien figuraba legalmente como su empleador era Carlos Triaca, uno de los hermanos, pero que trabajaba para toda la familia. Y denunció: “A mí me efectivizaron 20 días antes de que gane la conducción que hoy está (por Cambiemos). Estaba en negro”.
En muchas ocasiones, Triaca trabajaba como ministro desde la quinta en un despacho específico decorado con cuadros con camisetas de Vélez de todas las épocas y fotos con jugadores: “Es muy cholulo”, apunta alguien que trató con el Club Familiar.
Sandra le cogestionaba la agenda junto a su secretaria ministerial Claudia Vélez. “Era su asistente personal”, confiesa la misma persona. Sandra no sólo asistía a las reuniones privadas, sino que era quien las organizaba y las llevaba a cabo. El arduo trabajo empezó a pesar en 2017 y decantó en una decisión peculiar, curioso entretelón del escándalo que llegaría tan solo unos meses después.
Sandra comenzó a pedir a la familia un aumento porque consideraba que el sueldo de casera, con todo el trabajo de la agenda ministerial, le quedaba chico. Le respondieron que no le podían dar un incremento, pero había una solución: ir a trabajar a la delegación del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) de San Fernando. Sandra aceptó, aunque se sorprendió de ver el cargo que figuraba en su recibo de sueldo. La palabra no dejaba dudas: “Delegada interventora”.
La “casera” ya no sólo tiraba centros, cabeceaba, hacía asados y coordinaba la agenda del entonces ministro, sino que además empezó a reunirse con las empresas navieras de la zona, a atender a los empleados representados y a gestionar las libretas de embarque de un gremio que tenía a su titular, Omar “Caballo” Suárez, preso y procesado acusado por los delitos de extorsión y manejo irregular de fondos. La persona que trató con el Club Familiar apunta: “Ella no tiene ni terminado el secundario. Sin perjuicio de ello, es muy inteligente y pudo llevar adelante su trabajo. Se manejaba muy bien”.
Sandra contó por televisión que su horario en el SOMU era de 9 a 17, pero si había algún evento especial en la quinta familiar debía acudir con rapidez. “El famoso audio llega después de un día así. Triaca le había puesto a Sandra un auto del sindicato, pero ella no sabe manejar. Justo en ese momento no tenía chofer, y terminó tomándose el colectivo. Por eso llega tarde y Jorge la putea”.
El final es conocido. Sin perjuicio de que los actores son el ministro de Trabajo de la Nación y una empleada doméstica que tenía en negro, la persona que trató con el Club Familiar sólo puede definir lo que pasó con un concepto serio: “Fue una sitcom”.
En Cambiemos no hubo mucho tiempo para reírse.

La familia unida

Sandra destapó una olla que ya hervía. El escándalo repercutió a nivel político: según las encuestas salpicó directamente al presidente Mauricio Macri. El entonces ministro presentó su renuncia pero Macri le dio “un respaldo total”. En ese momento surgieron otras situaciones y designaciones que exponían al Club Familiar.
A fines de 2017, y a través del decreto 1.005, Macri cristalizó la designación de la hermana de Triaca, Mariana, como directora del Banco Nación. Según La Nación, a partir de “fuentes del sistema financiero”, la hermana de Jorge Triaca tenía un sueldo mensual de 150 mil pesos, es decir, 21 veces una jubilación mínima. Mariana estudió en el colegio Northlands, el mismo al que fue la reina de Holanda Máxima Zorreguieta, asidua visitante de la quinta familiar. Triaca defendió el nombramiento de su hermana y aseguró que no realizó ninguna “sugerencia” para que ocupara el cargo. “Más allá de que es mi hermana, es una profesional y aceptó una propuesta”. Y agregó: “Es una militante de Cambiemos desde hace mucho tiempo, y es una profesional que viene desarrollando esta tarea hace dos años en el banco estatal”.
Mariana, que finalmente renunció, no fue la única que aterrizó en el Estado: su cuñado, Ernesto Martí Reta, pareja de Mariana, fue nombrado en el directorio del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE); Lorena Triaca, otra de sus hermanas, fue directora de la Agencia de Inversiones; y su esposa María Cecilia Loccisano tuvo superpoderes en el Ministerio de Salud como coordinadora del área de Financiamiento Internacional. Todos debieron renunciar.

Premios y castigos

Apenas asumió Triaca despidió a 280 trabajadores del Ministerio de Trabajo. Luego, las cesantías siguieron por goteo. “No fue al estilo Agroindustria: acá fueron más repartidos. Con el decreto, por ejemplo, la secretaría de Seguridad Social, de 70 personas, pasó a Desarrollo. Y la que está paralizada es la secretaría de Empleo”. Esa área fue parte de una interna en 2017: “Acá había dos líneas: o estabas con Triaca o estabas con Sabor”. Ezequiel Sabor era secretario de Empleo -lo que en escala significa ser viceministro-, fue subsecretario de Trabajo durante el segundo mandato de Macri en la Ciudad y era un funcionario de buena relación con Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, quienes presionaron para que fuera el ministro de la gestión a nivel nacional. No sólo no ocurrió, sino que Macri desplazó a Sabor tras la masiva movilización de la CGT en agosto de 2017. Punto para Triaca.
Desde adentro del edificio de la actual secretaria explican su rol en los despidos masivos y la caída de fuentes laborales. “Lo que él hace es dejar hacer, dejar despedir, y promover la baja del costo salarial e imponer mayores niveles de flexibilización. Con la desjerarquización y el pasaje a Producción queda bajo una subordinación total”. Según esa lectura, pasar a depender del Ministerio de Producción implica subyugar el trabajo bajo la órbita del lobby empresarial, sin ningún tipo de mediación. “Están subejecutando presupuestos. Vemos críticamente tres cuestiones: Seguridad Social, Empleo y las áreas transversales, que son las que hacen la misma función ahora que se fusionaron las carteras. Más temprano que tarde llegará otra reducción. A eso se suma un retroceso muy fuerte en líneas de formación profesional: no hay cursos, programas de inserción, capacitaciones, todo el trabajo con empresas autogestionadas, el vínculo con las organizaciones sociales. Todo el paraguas de emergencia que había se fue transfiriendo. No es casual que el gran ganador en el recorte haya sido Desarrollo Social”.
Desde los pasillos de la ahora secretaría los trabajadores cuentan que a Triaca no le importa su mala imagen social; como ejemplo menciona el reconocimiento que le da “la gente” a su propio padre. Quizá se refiera al premio de Turf –carrera de caballos- que transcurre en Maipú y que que tiene una copa bautizada Jorge Triaca. En el blog de turf Campana de Largada escribieron la crónica de la última premiación, a fines del 2017: “En la entrega de distinciones estuvieron Laura Triaca y Jorgito Triaca, el Ministro, dos jovencitos a quienes conocimos de pibes, y ahora están grandes, hermosos”. Al final vuelven, sin embargo, a añorar al padre con un reclamo casi gremial: “Bien podía darse una vuelta por la hípica de nuestro país. Lo estamos necesitando, hoy más que nunca. Estaría bueno que alguien nos de bola”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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