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Los medios del poder

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Los medios más influyentes del mundo dejan expuestos los intereses que defienden: los de los poderes económicos y políticos que los sostienen. Los casos de El País y The New York Times y la relación con del Estado con los monopolios. «Hay alternativas», dice Raúl Zibechi en este artículo para Brecha, en el que cita el censo de las Revistas Culturales Independientes de Argentina.

“Determinados medios progresistas, como El País, me han dicho que si hubiera habido un acuerdo entre el Psoe y Podemos, lo criticarían e irían en contra.” Cuando Pedro Sánchez, ex secretario general de los socialistas españoles, acusó directamente al diario El País y al ex presidente de Telefónica César Alierta de haber evitado un gobierno de izquierdas, estaba apuntando a uno de los centros de poder intocables en el Estado español. Entrevistado para el programa televisivo Salvados, Sánchez reveló que desde el diario de Juan Luis Cebrián se le hizo llegar que no le iban a dar su respaldo si no llegaba a un acuerdo para que el Partido Popular siguiera siendo gobierno (Público.es, 30-X-16).

Los medios del poder

Protesta del sindicato de periodistas de Madrid contra el grupo Prisa en 2011, con máscaras de Juan Luis Cebrián / Foto: Diagonal


En la entrevista añadió que “el Psoe y Podemos están condenados a entenderse. Y el Psoe debe reconciliarse con el votante de izquierdas”, una afirmación temeraria para los capitostes del poder. Sánchez sostuvo que fue traicionado por el portavoz del Psoe en el Congreso, Antonio Hernando, y atacó a Felipe González, de quien dijo que ya se reconoce en él.
Apenas dos días después El País dedicó su editorial a lanzar un duro ataque contra Sánchez. Recordó que el líder socialista visitó al presidente de Telefónica para pedirle que presionara a su favor en la línea editorial de El País, ya que la empresa de telecomunicaciones posee 13 por ciento de las acciones del matutino. El diario asegura que “confundir el derecho de los medios de comunicación a tener una línea editorial y expresarla libremente, con el ejercicio de una presión inmoral e ilegítima sobre los partidos políticos sólo puede deberse a la ignorancia acerca del papel de los medios de comunicación en una democracia” (El País, 2-XI-16). El editorial concluye que “la única presión visible en esto es la que se deriva de nuestro ejercicio de la libre expresión”.

Factor de poder

El periodista Roberto Montoya analiza en una serie de artículos las relaciones entre El País y el Psoe, centradas en el vínculo personal entre Juan Luis Cebrián y Felipe González.
Recuerda que El País fue fundando en 1976 por Jesús de Polanco, “un hombre que había militado en el Frente de Juventudes del (franquista)Movimiento Nacional y que luego trabajaría para la editorial Escelicer, vinculada a la secretaría del movimiento falangista”, que “llegó a convertirse en la tercera fortuna de España, y apostó por montar un imperio mediático” (Viento Sur, 5-XI-16).
El director de El País desde su fundación fue Juan Luis Cebrián, quien “de joven fue redactor jefe de Pueblo, el diario vespertino del Movimiento Nacional, y terminó siendo nombrado por el último gobierno de la dictadura franquista en 1974 como jefe de los servicios informativos de Radio y Televisión Española (Rtve)”. Según Montoya, ambos siguieron los pasos de muchos franquistas que al estrenarse la democracia de-
sembarcaron en partidos como el Centro Democrático, del ex presidente Adolfo Suárez, y en un Psoe que había estado ausente en la resistencia al franquismo y renació en 1976 con fuerte apoyo de la socialdemocracia alemana, que “se volcaba de lleno económica y políticamente –con la bendición de Washington– para catapultar a los socialistas españoles al poder”. El objetivo era bloquear al poderoso Partido Comunista, sobre el que había recaído la resistencia a la dictadura.
En los 14 años que Felipe González estuvo en La Moncloa, tanto el partido como el diario se convirtieron, de forma ya abierta, en defensores acérrimos de las elites. La composición accionaria del grupo Prisa, propietario de El País, así lo revela: el fondo buitre Amber Capital detenta el 18,3 por ciento, la familia Polanco el 17,5, Telefónica el 13 por ciento del capital del grupo, seguidos por el millonario qatarí Ghanim al Hodaifi al Kuwari, el Hsbc, el grupo Iamsa, Caixabank y el Banco Santander.
Las áreas de negocios del millonario de Qatar, que tiene derecho a dos asientos de los 13 del consejo de administración que preside Cebrián, incluyen empresas de la construcción, petróleo y gas, comercio, ingeniería eléctrica y mecánica, industria, alimentación, agricultura, los sectores de tecnología de la información y la consultoría de proyectos (El Confidencial, 15-XI-16). Es la más reciente incorporación al grupo Prisa, luego de que el balance de 2014 revelara 2.000 millones de euros de pérdidas. Pero muestra también el tipo de alianzas de la prensa “progresista” española.
El grupo Prisa, fundado en 1972 por Polanco, es propietario no sólo de El País sino del diario deportivo AS, Cinco Días y Hu-ffington Post, posee la española Cadena Ser y alrededor de 1.250 emisoras entre propias y asociadas en diversos países de América Latina. Cuenta con canales de televisión, con la editorial Santillana (una red de editoriales en realidad) y con empresas de publicidad. Tiene parte del capital de Le Monde y en Argentina es socio de Papel Prensa junto a Clarín y La Nación, ha hecho inversiones en el grupo Televisa, de México, es propietario de la colombiana Caracol Radio y de Ibero Americana Radio Chile, un consorcio de 11 cadenas que concentran más de la mitad de la programación y que está presente en la mayor parte de los países de la región, incluyendo Estados Unidos.
Cebrián se ha convertido en uno de los hombres más poderosos del mundo. Es miembro del Club de Bilderberg, el grupo de las 130 personas más influyentes del planeta que se reúnen todos los años y en el que participan banqueros, políticos, militares y propietarios de grandes medios de comunicación. En ese selecto grupo figuran junto a Cebrián el estadounidense Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa; Peter Sutherland, presidente de Goldman Sachs y British Petroleum; Paul Wolfowitz, ex presidente del Banco Mundial; David Rockefeller y miembros de la familia Ford, entre otros.
Por todo lo anterior, suena a risa cuando el editorial de El País asegura que “la única presión” que realiza el medio “se deriva de nuestro ejercicio de la libre expresión”. Montoya recuerda que “el diario El País tapó todo lo posible los asesinatos de los Gal durante la posdictadura; protegió a ultranza al ‘Señor X’ y a toda la cúpula de Interior implicada mientras otros medios destapaban todos los días detalles del terrorismo de Estado; intentó minimizar sonados casos de corrupción del gonzalismo, como el de Filesa y otros, y fue cómplice fiel de la neoliberalización acelerada que iba experimentando el aparato del Psoe”.

Periodismo o propaganda

“El Times se ha convertido en un apologista de los poderosos”, escribe Robert Parry, quien destapó el escándalo Irán-Contras (Consortiumnews.com, 7-XI-16). En un extenso informe, el periodista de investigación repasa varias situaciones en las cuales el célebre The New York Times “ha extraviado su camino periodístico, convirtiéndose en una plataforma de propaganda”, al aceptar siempre los argumentos del poder.
Rememora la invasión a Irak en 2002, cuando el Times avaló las mentiras de la Casa Blanca sobre las inexistentes armas de destrucción masiva del régimen de Saddam Hussein, hasta la guerra en Siria. Un caso ejemplar sucedió el 21 de agosto de 2013, cuando un ataque con gas sarín en las afueras de Damasco mató a varios cientos de personas. Nuevamente “el Times se alineó detrás del gobierno de Estados Unidos para culpar al gobierno del presidente sirio Bashar al Asad”. Según Parry, había razones para dudar de la versión oficial, y poco después quedó demostrado que se trató de una provocación de los yihadistas, aunque el periódico no se disculpó ante sus lectores.
“Eso no es periodismo –enfatiza Parry–, es la sumisión sin sentido a la autoridad.” Los viejos criterios de objetividad e imparcialidad que “se supone deben estar en el centro del periodismo” han desaparecido en aras de la propaganda.
Quien se asome estos días a las páginas del Times observará una virulenta ofensiva contra el presidente electo Donald Trump y una sobreexposición de las manifestaciones en su contra, algo inusual en el diario de la Gran Manzana. Este hecho ha llevado a otros analistas a asegurar que las protestas contra Trump son convocadas y apoyadas por páginas adictas al megaespeculador George Soros, inventor de las “revoluciones de color” que propician “cambios de régimen”.
Más allá de la opinión de cada quien sobre Trump, no parece lícito que los medios se sumen a conspiraciones amparados en la “libertad de expresión”. Algo similar ocurrió cuando diarios como The Washington Post, el Times, El País y The Guardian repitieron el aserto de Hillary Clinton de que Trump es “un títere de Vladimir Putin”. ¿Demasiado? Estos días El País asegura, sin pudor, que Europa “está amenazada” por la victoria de Trump, ataca “la estupidez” de sus votantes y dice que su triunfo fue “una rebelión contra la razón y la decencia”. ¿Acaso la invasión y destrucción de Libia y el obsceno asesinato de Gaddafi, que nunca condenaron, fueron racionales y decentes?
“En los tiempos actuales ya no es el valiente periódico que publicó los papeles del Pentágono y la historia secreta de la guerra de Vietnam”, escribe Parry, en relación con The New York Times. La mutación de los grandes medios en apologistas del poder está íntimamente relacionada con su conversión en grandes empresas monopólicas que engordaron gracias a sus relaciones con el poder político.

¿Alternativas?

Es tan grande el poder del grupo Prisa que consiguió que a la reunión del Club del Bilderberg de 2015 no fuera invitado ningún representante del gobierno español. Ese año el grupo de los “amos del mundo” debía tratar “asuntos como la situación política europea, la deriva de la crisis griega y las relaciones de Occidente con Rusia a propósito del conflicto de Ucrania” (El Confidencial, 10-VI-15). El club apoyaba a la entonces vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría para sustituir a un desgastado Mariano Rajoy. Desde el gobierno no ahorraron críticas a Cebrián, que “ha sido uno de los principales impulsores de la supuesta candidatura de la vicepresidenta”.
El último tic del grupo Prisa consiste en poner en una misma bolsa a Trump y a Podemos, un libreto en el que insisten en cada edición desde que se abrieron las urnas en Estados Unidos. Acusando de “populistas” a todos los que cuestionan el neoliberalismo, pretenden igualar el fascismo de Marine Le Pen con el izquierdismo de Pablo Iglesias. Víctimas y victimarios, opresores y oprimidos, equiparados por el rodillo mediático de la prensa del poder.
Como señalaba Fernand Braudel, lo que caracteriza al capitalismo no es la competencia sino los monopolios. No es posible desmontar o regular los monopolios mediáticos como si fueran algo aislado del resto del sistema. Los escasos intentos han fracasado, y todo indica que seguirán fracasando, porque el capital que los controla está tan diversificado que cuando se le corta una cabeza, como a la hidra mitológica, se reproducen varias más.
Tal vez la política para constreñir a los monopolios mediáticos deba ser complementada por otra, que es tan interesante como poco atendida. El último censo de la Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina revela que en ese país existen casi 200 publicaciones autogestionadas, donde trabajan más de mil personas. Las ediciones en papel tienen un millón de lectores y, si se suman las plataformas digitales, llegan en total a cinco millones, un 15 por ciento de la población del país y un porcentaje mucho mayor de los lectores de medios.
Pese a la crisis económica y al escasísimo aporte estatal, el apoyo a los medios no monopólicos parece ser un camino fértil que, sin embargo, las autoridades uruguayas prácticamente ignoran.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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