Nota
El teatro como espejo: cuando el escenario nos muestra nuestro reflejo

Damos inicio a las recomendaciones teatrales para este año con tres obras imprescindibles y una propuesta de improvisación para entregarse al juego y a la experimentación. Afrontar la pérdida y despedirse de lo que ya no regresa es el desafío ofrecido por “Sería una pena que se marchitaran las plantas” y “Una circunstancia denominada mundo”: un aire nuevo se inmiscuye inevitablemente y hace falta valentía para detenerse a cerrar la puerta. “Clandestino Maracaná” es una invitación a prestar oído y corazón a nueve personajes en un escenario que parecen haber absorbido nuestras propias inquietudes, los rumbos se cruzan y se esfuman los límites entre ficción y realidad. Y, en MU Trinchera Boutique, este viernes será la Jam de Improvisación Teatral, un espacio lúdico para desatar la creatividad grupal.
Sería una pena que se marchitaran las plantas
Julia y Victorio nos cuentan su historia, cómo se conocieron, la convivencia, los planes, los viajes y también nos hablan del final de su relación de pareja. Julia Ferré y Victorio D´Alessandro —actriz catalana y actor argentino— prestan sus nombres a los personajes. La obra tiene la particularidad de que su autor y director —el croata Ivor Martinic— aparece en escena. Esto, lejos de ser un obstáculo para la frescura de la obra, le otorga encanto y fluidez. Ivor mira al público y cuenta algunos detalles, da indicaciones a Julia y a Victorio y este mecanismo activa un clima de complicidad desde el inicio. “Esta idea –cuenta Ivor a lavaca— surgió como un deseo de cambiar radicalmente mi enfoque actual del teatro. También me pareció que los eventos del drama necesitaban un descanso, algún tipo de respiro que creo que da mi presencia. Victorio y Julia están felices de compartir el escenario conmigo y mientras ese sea el caso, me parece que tiene sentido explorar este proceso”.
La obra —creada en colaboración con Julia y Victorio, fue surgiendo de la improvisación en Barcelona donde vive actualmente Ivor—no es una pieza única sino que es diferente cada vez, tiene una estructura abierta y la puesta y los diálogos pueden ser modificados si así lo deciden los intérpretes. “Trabajamos en medio de la pandemia y fue una experiencia especial. Creo que todos queríamos hacer teatro y poder hacer ese intercambio de energía entre los actores y el público. El texto tiene una estructura abierta, lo que significa que los actores dan a los personajes sus propios nombres, años y profesión. Todo el proceso se volvió así muy íntimo. Queríamos limpiar todo lo superficial, queríamos pura verdad en escena y en ese sentido llegó un momento de desnudez que ahora nutrimos”, relata Ivor.


Estrenada en Barcelona y Croacia, la compañía teatral T25 propone el debut en Argentina, donde ya conocemos a Ivor por su obra Mi hijo solo camina un poco más lento. Dirigida por Guillermo Cacace y estrenada en 2014, se convirtió en un fenómeno del teatro independiente. En esta oportunidad, Ivor propone también abrazar la intimidad, ser espectadorxs de una situación que a casi nadie le es ajena. “Después de hacer nuestra primera lectura de la obra supe que había una química de actuación entre Victorio y Julia que resultaría en una pareja convincente. A través de una serie de improvisaciones creamos a esa pareja y buscamos la mejor manera para contar una historia de amor y ruptura. Doy mucha libertad a los actores, me acerco a ellos desde la posición de un dramaturgo, no de un director. Tienen libertad para moverse por el escenario, improvisar, la forma de pronunciar el texto. Mi consentimiento a su interpretación es tanto un riesgo como una bendición”.
Julia anuncia, cuando la ruptura ya es inevitable, cuando el vidrio se quebró y el dolor parece ser irreparable: “Mi cuerpo necesita acostumbrarse a que se está yendo”. Por eso no da el portazo y se va de inmediato, es necesario aceptar la distancia, la soledad, desprenderse de lo que fue y ya no será.
“¿Quiénes fuimos nosotros? ¿Existió un nosotros alguna vez?”. Si una parte de nuestra historia concluye, consuela que sobrevivan las plantas testigos de ese amor. Quizás la información de “un nosotros” permanezca retenida en las raíces, y la tierra y el agua impidan que se marchite lo que alguna vez fue flor.
Teatro Moscú, Ramirez de Velasco 535, CABA
Viernes 11 de marzo a las 21.30 hs y a las 23 hs
Domingo 13 de marzo a las 18 hs
Escenario-40, Calle 40 #1180, La Plata
Jueves 10 de marzo a las 21.30 hs
Sábado 12 de marzo a las 19.30 hs
@seriaunapena_obra
@moscuteatro
@escenario40
@vicdalee
@juliaferrem
Fotos: Grgo Jelavic
Una circunstancia denominada mundo
El recuerdo es un consuelo, el perfume dulce del pasado, el refugio en el que Dalmaro se sumerge para abrazar la fragilidad de la ilusión. Toca el bajo, canta, se filma con el celular exponiendo su rutina, deseos y añoranzas. Advierte que va a cerrar todas las ventanas para retener el aroma de Bruno, quien ha partido a una expedición al centro de la Tierra para buscar al calamar gigante que aparece en sus sueños. Es una obra que hilvana retazos de la vida cotidiana de les protagonistas, de sus formas de concebir el microuniverso que les rodea, de sus esfuerzos por transitar las pérdidas, de su infinita ternura para conquistar la sonrisa y acompañarse.


El texto de la obra fue escrito por la dramaturga, directora y música Jimena Aguilar en 2018, en un laboratorio de escritura coordinado por el actor, dramaturgo y director Ariel Farace e iba a ser estrenado en junio de 2020. Por supuesto, tuvieron que posponer el debut, que finalmente fue el pasado 14 de febrero. “Trabajé a partir de un eje que no fue premeditado —cuenta Jimena—sino que fue apareciendo en la escritura, que fue el proceso de un duelo amoroso que hace el personaje protagónico, pero que también puede ser entendido de una manera mucho más amplia siendo el concepto del duelo en sí mismo lo que prima, y ese duelo es ubicado en un tiempo presente, que va alternándose a lo largo de la obra con otras escenas en otras temporalidades, así algunas escenas son recuerdos, otra sueño, otra situación imaginada, otra es el futuro”.
Dalmaro cuenta con el apoyo incondicional de dos amigues: La Neta y El Neto, quienes intentaron ser pareja, no funcionó, su relación tomó la forma de la amistad y hasta son felices convivientes. Guido Botto Fiora, Juan Tupac Soler, Camila Peralta, Natalia Casielles y Matías Dinardo son los actores y actrices de esta obra cuyo texto está editado por Libros Drama, ganó el Concurso Internacional de Dramaturgia Invasora en España y también fue editado por Ediciones Invasoras.
Una oda a lo esencial, que casi siempre resulta ser un instante cargado de simpleza, un tesoro que cotiza con el tiempo transcurrido y la magnitud de la pérdida, como un árbol rebosante de flores anclado en el jardín de la memoria.
Espacio Callejón, Humahuaca 3759, CABA
Lunes 21 hs, hasta el 28 de marzo
@circunstanciadenominadamundo
@espacio_callejon
@schimix @guidobot @casiellesnataliacarmen @matidinardo @camilasicamila @juantupacsoler
Fotos: Mora Garzón
Clandestino Maracaná
Este lugar alberga cuerpos cargados de historias. Un bar de esquina, que podría ubicarse en cualquier barrio, es escenario de lo que se dice, lo que se calla y lo que se vive. Nos llama la atención un inusual detalle: las cartas del menú portan el retrato de quien las sostiene mientras elige el plato y la bebida que acompañará sus penas y aciertos. Un poeta hundido en sus cavilaciones que de niño escupía en las iglesias, el mozo de mueca persistente, la dueña del bar y su deseo postergado de boxear, la cocinera de sonrisa triste que cocina desganada y la comida le sale amarga, las amigas con tanto para decir, la señora de negro que arrastra su soledad, el policía perturbado y el chico del delivery obligado a la hiperactividad. Los relatos se entremezclan, el rumor crece, se hace grito y catarsis.
No sabemos si a este bar le queda poco tiempo más en pie, el posible cierre de persiana convive con la posibilidad de que esos personajes no puedan desprenderse de ese ámbito de urgencias y confesiones. Paula Flaks, Soledad Leone, Micaela Minervino, Daniela Colucci, Federico Santisteban, Ignacio Pereyra, Agustín Belloli, María Laura Tarchini y Martín Ojea son las actrices y actores que dieron cuerpo, sentimiento y voz a los personajes que “están regidos por cierta desesperación, incertidumbre, la idea de un aquí y ahora extraño, algo los une y este lugar los reúne”, afirma el actor, dramaturgo y director de Clandestino Maracaná, Marcelo Pérez.

“En este bar se percibe el paso del tiempo, cierta extrañeza, una atmósfera de no tiempo. Los actores y las actrices rápidamente se entregaron a mi lenguaje y a su vez, siempre hubo un intercambio en cuanto a ellos como intérpretes. Eso generó algo muy rico y ese proceso de creación es mi parte favorita”, cuenta Marcelo. “La obra es divertida, singular y a la vez es una piña, queremos que la vean muchas personas y más allá de las dificultades, poder sostenerla en esto que es el teatro independiente” .
Todo lo necesario se funde en este lugar: la nutrición del encuentro, de la amistad, de la comida, los sueños que quedaron en el camino y los que —si nos calzamos los guantes y subimos al ring— todavía aguardan ser conquistados.
El Tinglado, Mario Bravo 948, CABA
Viernes 22 hs
@clandestinomaracana
@eltingladoteatro
Foto: Emmanuel Melgarejo
Jam de Improvisación Teatral
Esta nueva propuesta de MU Trinchera Boutique combina imaginación y diversión. En su primer capítulo, la consigna estrella de la improvisación desató carcajadas y les participantes demostraron gran talento para sacar de la galera infinidad de situaciones desopilantes. Casi todas las personas que concurrieron se anotaron para participar del juego, aunque no es requisito imprescindible, también se puede ser espectador/a y disfrutar del show.
El evento contará con la conducción de La Maura y Lenard, quienes con su encanto y glamour explicarán a les presentes las reglas de juego. Sorteo de equipos, rondas de improvisación siguiendo diferentes consignas, duelo de finalistas, anuncio del equipo ganador y entrega de premios serán los pasos a seguir en esta velada de viernes que promete risas y lip-sync de las anfitrionas.
Te invitamos a participar, a inventar con otres y desarrollar herramientas que exploren la creatividad grupal. Te esperamos este viernes y todos los segundos viernes de mes para jugar juntes.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 11 de marzo, 21.30 hs
@mutrincheraboutique
@soylenard
@mauricarballidx
Foto: Martina Perosa

Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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