Nota
El vaciador: Perfil de Hernán Lombardi
Con los 357 despidos en Télam consagró una política de medios que se basa en el ajuste. De pasado progresista, fue también empresario hotelero y estuvo junto a De La Rúa la tarde del helicóptero. Verborrágico y tuitero, quién es y cómo piensa el Titular de Medios Públicos. Por Franco Ciancaglini.
Mientras los trabajadores de Télam se iban anoticiando de sus despidos mediante telegramas y rumores, y los delegados contaban unos 60 hasta el mediodía de aquel martes mundialista, Hernán Lombardi dio la primicia en el programa radial de Jorge Lanata: los despidos eran 357.
La cruel jugada contra los periodistas, fotógrafos y administrativos de Télam no empezó ni terminó ahí. Lombardi acompañó la cifra con un posteo en sus redes que tildaba de “propagandistas” del gobierno anterior a los trabajadores, y celebraba: “Hoy ganó el periodismo”. Hubo más: a los periodistas que sí seguían en la agencia les llegó un mail dándoles la bienvenida “a la nueva agencia Télam”.
El titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos volvió a estar en el centro de la polémica, en la que se siente cómodo. Verborrágico, discutidor, tuitero, ocupó móviles de tevé para intentar explicar su decisión y hasta discutió con Nelson Castro en su programa de radio Continental sobre la causa del recorte. Sin embargo, el funcionario evitó ir a dar explicaciones al Congreso Nacional en una primera oportunidad por orden del propio gobierno; luego, finalmente, fue. Sin clases de coach y con un impacto creciente sobre la imagen presidencial, Lombardi quedó como perro sin bozal y, otra vez, sus palabras se transformaron en polémicos titulares. Para el gobierno ya daba igual: su tarea ya estaba hecha.
El que no baja las banderas
Hernán Santiago Lombardi es desde el 10 de diciembre de 2015 quien decide el rumbo de la Televisión Pública, las emisoras de AM y FM de Radio Nacional y la agencia de noticias Télam. Además, Macri lo premió dándole el control sobre los canales Encuentro, Paka-Paka y DeporTV, antes dependientes del Ministerio de Educación. Su área, bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete conducida por Marcos Peña, es clave para el gobierno. Como con otros ministros, la frase interna que ilustra el desempeño de Lombardi habla más de su fidelidad que de su capacidad: “Es de confianza del Presidente”.
Êl hubiera preferido instalarse en el ministerio de Cultura de la Nación. No fue a Turismo porque ya había ocupado ese cargo durante la presidencia de Fernando de la Rúa: “Sería una mala coincidencia”, argumentó este ingeniero con un frondoso pasado como empresario hotelero. A diferencia de los CEO´s, hizo carrera política desde la secundaria en el Nacional Buenos Aires y luego en el Centro de Estudiantes de Ingenería, del cual fue presidente con la agrupación radical Franja Morada. Lombardi es cultor del chicaneo sobre la “falta de calle” de los “Cardenal Newman Boys” que ocupan los ministerios. Considera que él sí tiene los dos componentes: calle y cultura. Los Boys piensan que, al contrario, esa mezcla hace que no termine de ser ninguna de las dos cosas. Por las dudas, el ex Franja Morada se diferencia: no usa corbata y. a veces, ni siquiera saco.
Lombardi está afiliado al radicalismo desde los años 80, cuando formó parte de una suerte de ala de izquierda de la UCR llamado “El radicalismo que no baja las banderas”. Compañeras de aquellos años de militancia lo definen como “un cuadro” ya formado, comprometido y generoso para poner a disposición su casa para encuentros y reuniones. “Era de los piolas”, resumen.
Ese sector del radicalismo, crítico hasta con Alfonsín, mantuvo aliados inesperados. Fue en esos años que el documentalista José Luis García hizo un viaje del que Lombardi fue parte: poco antes de que se derribara el Muro de Berlín, la Unión Soviética organizó un Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Pyongyang, la capital de Corea del Norte. En una abultada comitiva argentina viajaron alrededor de 90 personas, la mayoría del Partido Comunista, pero también del Partido Socialista y otros s que el PC consideraba “potenciales aliados”. Así aparecieron varios peronistas, y algunos radicales como Lombardi. En el plantel también estaban el periodista Eduardo Aliverti, y los músicos Juan Carlos Baglietto e Ignacio Copani, entre otros.
En una entrevista brindada a La Nación en 2013, el propio Lombardi resumió su parábola militante: “Yo nunca me desafilié, pero hoy me siento muy parte integrante del PRO. Siento que defiendo hoy la misma escala de valores que defendía en el 83 cuando era presidente del centro de estudiantes de Ingeniería, adaptado a este tiempo, pero con los mismos valores esenciales”.
Negocios & política
Antes y después de su militancia, Lombardi hizo carrera como empresario hotelero, gracias al legado de su padre también ingeniero. Lejos de la cosa pública, Lombardi hijo cursó posgrados en manejo de marketing y economía e hizo carrera en Mar del Plata. A su militancia radical se sumó un trampolín social: el complejo Torres de Manantiales en la ciudad balnearia, negocio familiar que gerenció desde los 80 y del que fue director de 1992 a 1999. Según recuerdan en Página 12 fue ese emprendimiento hotelero el que puso el primer aviso en el diario ícono del progresismo. Lombardi fue el promotor de ese aviso, todo un símbolo. Por años los periodistas se hospedaron en sus torres para cubrir las temporadas de verano como parte del canje.
Allí, en 1989, conoció a la actriz Soledad Silveyra. Al tiempo que avanzaba en los negocios, esa relación lo perfiló en el mapa social, empresario y político de una nueva manera.
Lombardi y Silveyra fueron pareja durante ocho años hasta que, según declaró él, la relación terminó ante la tensión de un embarazo frustrado. Actualmente se encuentra casado con la médica nutricionista Vivian Sanz, amor que floreció también en Mar del Plata, donde ella se desempeñó entre 1993 y 2011 como directora médica del Spa de Mar de Manantiales, del que Lombardi era dueño, y donde se casaron.
Sanz colaboró en hacerle bajar notoriamente de peso a a su pareja hace 3 años, gracias a una dieta que incluía ir al trabajo en bicicleta. Un artículo periodístico que defenestraba su gestión política fue de todos modos elogiado por el funcionario ya que, a la pasada, reconocía que estaba más flaco.
Como empresario hotelero Lombardi fue exitoso, y heredó de su padre cierta tendencia a innovar con los flujos turísticos: Torres de Manantiales fue en su momento el paradigma de los nuevos complejos de un balneario que buscaba alejarse de los hoteles –peronistas- sindicales y para jubilados. Años después, post 2001, promovió el hotel Axel en Monsterrat, Buenos Aires, enfocado en parejas homosexuales.
En el medio, en 1997, había comenzado a colaborar con Fernando de La Rúa, entonces jefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que preparaba su carrera presidencial. Lombardi era el experto en turismo que lo acompañaría en su gestión, y así fue: con de De La Rúa triunfador, Lombardi fue secretario de Turismo de la Nación y, al igual que con Cambiemos, obtuvo yapa como interventor de la Administración de Parques Nacionales, área que puede haberle resultado clave para desembarcar con negocios turísticos en el sur patagónico.
Grupo helicóptero
Los meses antes de la debacle de diciembre de 2001, De La Rúa le dio más poder al unificar las secretarías de Turismo, Cultura y Deportes en un solo Ministerio. Para entonces se sabía que Lombardi era más que un ministro para Chupete. Su perfil cultural y su militancia radical lo llevaron a hacerse íntimo y motor del llamado grupo Sushi, el círculo de confianza y de generación de ideas del presidente, por así decir, que no evitó la recordada partida en helicóptero desde la Casa Rosada.
El grupo Sushi estaba conformado además por el hijo del presidente, Antonio De La Rúa; Darío Lopérfido (el ex secretario de cultura de la Ciudad que terminaría desplazado en 2016 tras su polémica postura sobre los desparecidos); y Darío Richarte, actual vicepresidente 3ª de Boca, y ex Side durante el gobierno de la Alianza. Todos Sushi que siguen vinculados al PRO.
Otros jóvenes Sushi fueron Lautaro García Batallán, hoy asesor de Cristian Ritondo en la provincia de Buenos Aires; y Cecilia Felgueras, ex interventora del PAMI junto a Horacio Rodrìguez Larreta; entre otros.
El otro personaje clave de este grupo era el Enrique “Coti” Nosiglia, siempre silencioso y poderoso radical con quien Lombardi había competido en la militancia universitaria. En este mapa, definen los históricos, Lombardi representa una militancia más progresista que la de Nosigilia, menos outsider que la de Lopérfido y menos conservadora que la de Ernesto Sanz y la de muchos correligionarios provinciales. “Tiene una mirada progresista en unos aspectos culturales, pero conservadora respecto del Estado”, definen quienes lo trataron. “Con los trabajadores siempre tuvo una actitud más bien patronal. Se dice progresista en el ámbito cultural, o incluso hablando sobre los más necesitados, pero en el fondo su concepto del trabajador es el mismo que el de un empresario”, impronta que le viene de su biografía hotelera en Mar del Plata, entre otras cuestiones.
Pero el lugar en el que se ubica Lombardi con mayor comodidad no es estrictamente el de un empresario. Una de las personas que ha trabajado con él desde hace años cuenta: “Se siente cómodo en el poder. La función pública es algo que le da importancia. Él le dijo ‘adiós’ a De La Rúa cuando se iba en helicóptero. Va a acompañar hasta el final la causa. Y la causa es ésta”.
Narrativas de la realidad
Después de 2001 Lombardi reapareció en la arena política de manera testimonial en 2003, como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires con el partido de Ricardo López Murphy, otro ex Alianza, neoliberal y promotor como ministro del recorte del 13% a los jubilados. Lombardi obtuvo casi el 4% de los votos bonaerenses y se volvió a volcar a la actividad privada. Cuatro años más tarde, cuando Macri fue elegido como jefe de gobierno de la Ciudad, fue designado ministro de Cultura.
Su gestión se caracterizó por el cierre de centros culturales barriales, y por distintas situaciones de crisis en el Teatro Colón y el Teatro San Martín. La más recordada fue la toma de la Sala Alberdi del San Martín, que terminó con una represión con balas de plomo en plena Avenida Corrientes. Lombardi mantuvo una actitud confrontativa con los jóvenes hasta el último día y, si bien hasta en el PRO se habló de su mal manejo del tema, terminó festejando la represión como un triunfo personal.
Distintos trabajadores de Radio Ciudad recuerdan una feroz interna entre la cartera de Lombardi y la de Medios, a cargo entonces de Miguel de Godoy, (quien renunció en mayo pasado al ENACOM), y hombre de Larreta. La interna llegaría hasta las batallas poteñas del PRO, donde Lombardi se pondría del lado perdedor, apoyando a Gabriela Michetti. Con la vicepresidenta comparten, entre otras cosas, su simpatía por el papa Francisco.
“La acusación interna que le hacían en el mismo PRO es que juega solo, que es es un loco que se manda por las suyas”, recuerdan quienes compartieron su gestión porteña.
Su turbulento paso como ministro cultural porteño incluyó la entrega al Centro Cultural de España en Buenos Aires del edificio del Ex Padelai, que arrastraba a su vez una historia de desalojos y violencia. En 2003 la represión policial había obligado al desalojo de 40 familias, varias de las cuales volvieron luego ya que no tenían hogar. En agosto de 2009, la Legislatura dio trámite en tiempo récord -6 días -a la ley que cedió el uso gratuito y por 30 años del edificio al CCEBA.
Lombardi impulsó, ya con los españoles en la órbita porteña, diversas movidas culturales europeas y organizó durante su gestión una jornada que se le volvería un boomerang de l conflicto del Padelai.
En las paredes convocó a cooperativas de fotógrafos y movimientos audiovisuales independientes nacidos en 2001 a hablar sobre arte. Y organizó una mesa llamada Narrativas de la realidad con periodistas y editores de revistas, desde Rolling Stone a Barcelona. Fue precisamente uno de los editores de esa revista, Daniel Riera, quien leyó un texto llamado Yo no me sentaría en tu mesa que recordaba los muertos del 2001, las familias desalojadas y la entrega del ex Padelai a los españoles. La cara de todo eso era Hernán Lombardi.
Una de las últimas cosas que se recuerda de su gestión porteña fue un tweet. En la madrugada del 15 de abril de 2014, un personaje fake de polémicos mensajes xenófobos llamado Dra. Piñata, subió a su cuenta una foto de las personas que se convocaron a ver un eclipse lunar en el planetario. Era un mensaje que debía salir en la cuenta oficial del ministro Lombardi. El episodio reveló que Dra. Piñata era el perfil del responsable del manejo de las cuentas de Lombardi , promotor de mensajes discriminatorios. Ante un seguimiento de oficio en el INADI, Lombardi ensayó un descargo sobre la situación que pretendió ser chistoso: “En cuanto a su misión de observar conductas en personajes de ficción les sugiero algunas ideas. La discriminación que sufre el indio Patoruzú por parte de Isidoro Cañones, Micky Vainilla, etc.”. Malos chistes para xenofobias reales. En cualquier caso, todos coinciden en que su estilo de humor calza como guante para ese personaje.
Todos somos Télam
Su última chicana fue para los trabajadores de Télam. Al decir que los 357 trabajadores despedidos de la agencia son “propagandistas disfrazados de periodistas”, violó tres legislaciones que protegen a las y los trabajadores discriminados por razones ideológicas.
Los despidos no sólo afectan a la agencia de noticias, sino al sistema contralor de la pauta oficial, de la cual Télam es responsable. Desde hace años esa agencia es la encargada de ejecutar el trámite de las órdenes de publicidad que en forma arbitraria, discrecional y sin control social, reparte cada gobierno. Es decir, Télam no determina el reparto, sino que es la encargada de controlar el cumplimiento efectivo de lo otorgado por cada administración política del Poder Ejectutivo. Se trata del desmantelamiento de la agencia que controla la ejecución de 2.982.485.735 pesos, tomado como referencia la cifra que alcanzó la pauta oficial en 2017. Los despidos afectan, también, a las delegaciones provinciales, ya que se trata de la única agencia que, tras el cierre de DyN, mantenía un sistema de producción federal.
El desguace de la agencia Télam, además, ocurrió en la misma semana en la que se autorizó la fusión de Telecom y Cablevisión (Grupo Clarín), con lo que se conforma la empresa más grande del país y se consolida la dinámica de concentración y monopolización de los medios. Pero Lombardi siguió cargando contra los trabajadores: “Los propagandistas se quisieron esconder en el noble oficio del periodismo”, dijo. Y, como buen cultor de refranes, agregó: “Los lobos se disfrazan de corderos”.
Quizá esa metáfora lo defina a él, y resuma las vueltas inesperadas que puede tomar el llamado progresismo argentino.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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