Nota
En el nombre de las hijas: #AbortoLegalYA
En la quinta sesión de la reunión plenaria de comisiones que debe emitir dictamen para que el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo llegue a ser votado en el recinto de Diputados dominó la voz de Norma Cuevas, madre de Ana María Acevedo, 19 años, madre de tres hijos, quien murió luego de que le negaran un aborto en un hospital público, a pesar de padecer cáncer. Luego de exponer, resumió a lavaca: » A mí me violaron a los 14 años, yo pedí justicia por mí y no me dieron nunca. Y por mi hija tampoco. Hace 11 años y nada. ¿Por qué? Porque soy pobre. Que piensen eso los diputados: quién muere porque ellos no aprueban una ley.» Su testimonio que conmovió hasta a las diputadas opositoras al proyecto y resumió lo que había definido en esta jornada otra de las expositoras, la periodista Luciana Peker: «Este debate es producto de la revolución de las hijas». Lo confirma esta charla que mantuvimos con un inesperado testigo del debate: el periodista Jorge Rial, acompañado por su hija Rocío, quien nos contó cómo logró que su papá haga «click».
Ana María Acevedo tenía 19 años cuando le diagnosticaron un cáncer en la mandíbula. Tiempo después supo que estaba embarazada. Tenía tres hijos. Su caso entraba dentro de las causales que contempla el aborto no punible en Argentina, pero los médicos del Hospital Iturraspe, en Santa Fe, se lo negaron. En abril de 2007, los médicos decidieron adelantar el parto y realizarle una cesárea por su pésimo estado de salud. Llevaba 22 semanas de gestación.
La beba murió a las 24 horas.
Ana María murió el 17 de mayo de 2007.
Ana María era la hija de Norma Cuevas, una de las expositoras a favor de la legalización del aborto durante esta jornada y que hizo llorar a todos, hasta a una de las diputadas que hasta ahora se manifestó contraria al proyecto de legalización. Norma contó cómo los jueces la habían autorizado a hacer una ligadura tubaria y los médicos se negaron: “Mataron a mi hija en Santa Fe, en un hospital”.
La ovacionaron de pie.
¿Qué sensaciones tiene después de hablar?
Me pone contenta por un lado, pero también sé que a mi hija no la consigo más. Vine para que no le pase a otra chica lo que le pasó a mi hija. Que otras mujeres tengan oportunidad de vivir y que no dejen tantos chicos sufriendo: mi hija dejó tres.
¿Qué le parecieron las exposiciones en contra?
Todas mal. No tienen conciencia de lo que hacen. En nombre de un embrión, ¿qué se está haciendo? ¿A quién vas a querer si tu hija está enferma, como la mía? ¿Vas a querer a ese embrión o tu hija, que ya está viva y tiene esos tres nietos? Vas a pelear por quien está viva. Pero le negaron la ligadura, le negaron todo. Si vos estas enferma o te violan, ¿cómo vas a criar una criatura así? ¿Vas a tener hijos para otros? ¿Para darle a otros?
¿Qué le diría a los diputados?
Que aprueben la ley porque es una salvación de vidas. No es que mi hija estaba embaraza de tres o cuatro meses. Ella estaba de 15 días cuando le encontraron el embarazo. Y por eso le negaron la vida a ella. Que los diputados se pongan la mano en el corazón y que aprueben esta ley, porque harían así una cosa muy valiente en favor de la mujer. Mi hija no quería hacerse un aborto por capricho, sino porque quería seguir viviendo. A mí me violaron a los 14 años, yo pedí justicia por mí y no me dieron nunca. Y por mi hija tampoco. Hace 11 años y nada. ¿Por qué? Porque soy pobre. Que piensen eso los diputados: quién muere porque ellos no aprueban una ley.
El click de Rial
Una de las personas que se acercó a la reunión plenaria durante la tarde fue el periodista Jorge Rial. “Me invitaron para sumarme a la lista de oradores, pero el día que cerraba tuve un problema familiar y cuando fui a contestar se había vencido el plazo. Estoy viendo ahora si puedo entrar porque tengo muchas ganas de hablar acá”.
¿Por qué?
Porque estoy a favor de la despenalización del aborto. Porque me parece que hay que levantar la voz y hay que estar ahí. Porque te empujan tus hijas. Porque uno tiene que mirar hacia adelante.
Es un fenómeno que venimos percibiendo y que hoy lo expuso en la reunión plenaria la periodista y escritora Luciana Peker: la revolución de las hijas. ¿Cuánto están influyendo?
Mi hija Rocío es muy lúcida. Está muy metida en todo lo que tenga que ver con la realidad. Muy empapada. Y cuando me vio por primera vez con el pañuelo verde en el programa, me contó cómo estaban sus amigas discutiendo el tema. Hicieron toda una movida con sus compañeras en el colegio, con sus problemas, porque todavía no es fácil tratar eso en el secundario. Pero es por ellas que esto se está debatiendo. La veo y me sorprende cómo argumentan y pienso: “Qué clara la tienen”. Mucho más clara que nosotros.
Así también lo señaló la escritora Claudia Piñeiro cuando le dijo a los legisladores que seguramente conocen a alguien cercano que pasó por esta situación. ¿Usted lo ve?
Sí, claro. Uno convive con el aborto. Lamentablemente. Por eso acá no se está discutiendo a favor o en contra del aborto. Eso es algo que nos quieren hacer creer. Pero está claro que el eje es otro: el aborto está, más allá de cómo legislen. La cuestión es legalizarlo porque es un tema de salud pública y de igualdad entre las mujeres: tienen mucha más posibilidades de sobrevivir a un aborto clandestino las que tienen más dinero que las que no tienen. Recién vi un cachito de las exposiciones y, la verdad, te digo: no entiendo por qué seguimos discutiendo esto. Es tan fácil.
A su lado está Rocío, su hija. Tiene 18 años. “Yo siempre tuve este pensamiento. Las mujeres tienen sus derechos. Y tienen derecho a elegir. Es importante que cada uno pueda elegir qué hacer. Así como el hombre puede elegir, que la mujer pueda hacer lo mismo. Esto se lo planteaba a él todos los días hasta que le hizo el click”.
¿Cómo fue el click?
Rial: Pensá que venimos de una historia de adopción. Y a nosotros siempre nos ponen como si fuese un opcional abortar o dar en adopción, como si fuera el accesorio de un auto. Y no: son elecciones. No tiene nada que ver. Siempre entraba por ese lado, hasta que me di cuenta que no son accesorios: son elecciones.
Rocio: Algunas de mis amigas están en contra, otras a favor. Es una charla constante. Y si sos una persona pública, que podés dar tu opinión y tenés la oportunidad de hacer entender algo a la gente, no cambiarla de opinión, sino que entienda por qué se está debatiendo esto, es algo muy importante. Lo que estamos planteando es que se pueda elegir.
¿Que le dirías al diputado o la diputada que hoy está indeciso?
Rocío: Que se tiene que poner del lado de la mujer: de la que quiere abortar o de la que no sabe si quiere o no. Mucha gente te dice que si no lo querés, lo das en adopción, pero esos 9 meses tenés que bancarlo. No es que lo das así de fácil. Y adoptar tampoco es fácil. No es que cada chico entra al sistema y al segundo lo adoptan. Es importante darle a la mujer el poder de elegir, de decir: “Yo quiero abortar porque es lo mejor para mí”. Nadie dice “quiero abortar, qué divertido”. No es tomarte una pastilla y listo. Es una decisión y hay que respetarla. Hay que ponerse desde ese lado, del lado de las mujeres, y se entiende todo.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
- Revista MuHace 6 días
Mu 204: Creer o reventar
- Derechos HumanosHace 4 semanas
Memoria, verdad, justicia y Norita
- MúsicasHace 2 semanas
Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad
- #NiUnaMásHace 4 semanas
Caso Lucía Pérez: matar al femicidio
- Mu202Hace 4 semanas
Comunicación, manipulación & poder: política del caos