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Evo y la nueva Constitución: Cómo fabricar un Estado

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El gobierno boliviano logró un acuerdo con la oposición para materializar la Constitución que, estima, implicará una oportunidad para la construcción de un nuevo Estado. La sola mención del asunto llama a debate: ¿Será así? ¿Una posibilidad de realización más plena para la sociedad, o un emprolijamiento liberal y una nueva máquina de coerción? Alrededor de esos temas lavaca conversó con Jaime Parejas y Carlos Lara en Santa Cruz de la Sierra. Son representantes del gobierno y a la vez no dejan de marcar los límites de lo que ellos mismos están construyendo. Los enigmas entre el liberalismo y el socialismo.

“Sabemos que el Estado es un instrumento de dominación. Y siempre pensé que debe ser destruido para que exista una revolución. Pero ahora nos encontramos con que no podemos salir de ese marco ni construir imaginarios distintos a lo que es –hoy mismo- una relación de poder o jerárquica”.
Carlos Lara explica así a lavaca esta compleja cuestión que dibuja una intriga en esa mezcla boliviana tan típica de estos tiempos: el militante social con el funcionario público. ¿Cuáles son los caminos de la transformación? ¿La política estatal puede ser alguna vez una fórmula de cambio, o en realidad sigue siendo centralmente un modo de controlar a las sociedades? Cada charla en la Bolivia oficialista parece implicar una mezcla de pasión y cálculo, de esperanza y pragmatismo.
Carlos es autor del libro “Construcción Social del Estado”, se ha hecho exactamente tales preguntas, y es a la vez representante departamental del gobierno de Evo Morales a la Asamblea Constituyente. Jaime Parejas integra también la Representación Presidencial a la Asamblea, y la Corriente de Responsabilidad Ciudadana, que se ha planteado la inhóspita tarea de proponer aperturas y rupturas del sectarismo en esa ciudad más bien dominada la cerrazón y el sectarismo.
El poder político y empresario cruceño encaró acciones separatistas, además de simbolizar mecanismos neo feudales de concentración de tierras, control político y mediático, y liso y llano racismo contra los sectores pobres, obreros e indígenas. (El detalle sobre el tema y las respuestas de la sociedad en el barrio obrero e indígena Plan 3000, que proyecta convertirse en Ciudad Igualitaria, está contado en la nota Que se vayan todos, artículo publicado en Mu de octubre).

Para entender el choque
El gobierno de Evo Morales ganó las elecciones en diciembre de 2005 superando el 50% de los votos, cosa inédita en Bolivia. Planteó una Asamblea Constituyente que llevó adelante una propuesta constitucional novedosa, plagada de garantías para los ciudadanos, cargos revocables, reconocimiento de las autonomías de los pueblos originarios, reconociendo derechos y libertades que en Bolivia el poder político ignoró durante décadas.
Cuando los tradicionales sectores de poder, simbolizados en los prefectos (gobernadores) de los departamentos (provincias) más ricos, empezaron a percibir que el triunfo de Morales y su partido MAS (Movimiento al Socialismo) parecía una bisagra electoral en la historia del país comenzaron a plantear su “autonomía”.
Traducción: se dieron cuenta de que no hay mucha chance de que vuelvan a la presidencia con elecciones, y empezaron a promover movimientos separatistas de las provincias ricas.
Morales propuso un referéndum que en agosto lo ratificó con más votos aún, el 64%. Eso hizo crecer el conflicto, los prefectos entraron en crisis con el gobierno, que devolvió las gentilezas auspiciando movilizaciones sociales que bloquearon a las provincias ricas. Finalmente llegaron las negociaciones, acuerdos y cesiones mutuas con respecto a la Constitución, la posibilidad de Morales de ser reelecto una vez (y gobernar hasta el 2014) y la puesta en marcha del referéndum que determinará la entrada en vigencia de la nueva Constitución en 2009.
Los que proponen el No Estado
Lara es un hombre de izquierda: “Me han dicho guevarista, maoista, leninista, aunque la verdad es que lo que más me atrajo siempre es el anarquismo”. Tanto con él como con Jaime cuesta hacerse a la idea de lo que suele conocerse como “funcionario público”.
-¿Por qué cree que no se puede salir del marco de pensamiento estatal, y de las formas de pensamiento y relación de poder y jerárquicas?
-(Carlos Lara) La gente no es crítica todavía. Todo en su cabeza se formó con la concepción de la existencia del Estado. Los teóricos más avanzados aquí quieren imaginar que puede existir un Estado de naturaleza socialista. Pero le digo: ¿Qué Estado socialista podemos tener si la Constitución es netamente liberal?
-¿Liberal?
-(Jaime Parejas) Claro, tiene toda las estructuras liberales, aunque con mucha inclusión de derechos laborales, de salud, culturales, derechos colectivos, que rompen en parte la estructura convencional del derecho liberal, pero no se puede hablar de un esquema socialista.
-(Lara) Tiene aspectos revolucionarios, en el tema de la educación por ejemplo, donde plantea una revolución transformadora y crítica, descolonizadora. Pero el resto es un sustento del Estado, de la construcción de un nuevo Estado yo diría, con una perspectiva social.
-¿En qué se diferenciaría de lo actual?
-(Parejas) Primero, en que esta constitución ya no está hecha por una élite gobernante, de patrones, sino por el campesinado, por los barrios obreros e indígenas, todo discutido, elaborado, reflexionado. Usted, yo, todos. Y eso mismo va generando conciencia de lo que significa ser parte integrante de un Estado.
-(Lara) Y esa construcción estatal no puede negar las relaciones de poder. Pero paralelo a eso, también se ha ido desarrollando una concepción de Nación de los aymaras, chiquitanos, quechuas, que hasta pueden negar al propio Estado.
-¿Pero lo niegan, o lo integran?
-(Lara) No niegan al Estado, aunque pueden hacerlo. Pero no lo hacen porque voluntariamente se están incorporando a ser parte del Estado. Es otro proceso. No sé cómo seguirá. Pero de manera voluntaria estas naciones que podrían haber sido un No Estado, ahora van a ser parte del Estado que van construyendo ellos mismos. La nueva Constitución crea un Estado Plurinacional que incorpora a estas naciones.
Las ideas de los otros
-¿Se puede considerar voluntaria a esa incorporación, o no deja de ser una forma de las que tradicionalmente se conoce como “cooptación”?
-(Lara) El Estado mantiene al fin de cuentas todas sus categorías coercitivas, todo un aparato ideológico con un poder de represión estatal. Esto no va a cambiar mucho. La diferencia es que ahora es incluyente. Empieza a reconocer cosas inexistentes.
-(Parejas) Imagínese que el derecho ciudadano al voto existe recién desde 1952. La idea de democracia deliberativa, con referéndum, recién se ha incorporado. Son formas que tendrán que ir enriqueciéndose, como otro elemento de una democracia comunitaria. Como deberá ir creciendo esa participación de la economía comunitaria, el derecho colectivo, la justicia comunitaria campesino-indígena, que no ha sido normada pero que la Constitución manda normar.
-(Lara) Analizando todo el proceso, el Estado boliviano que se está construyendo tiene más proximidad con el poder del pueblo. El poder constituido (las instituciones) y el poder constituyente (la sociedad) se van acercando.
-Eso dicen todos, Carlos.
-(Lara) Pero aquí el Estado plantea que la soberanía se ejerce de manera directa por el pueblo, no sólo a través de los representantes. La diferencia entre Estado y sociedad puede achicarse ya que se da participación popular y se demanda que la sociedad tenga mayor conciencia, más capacidad de acción, dentro de la vida normada de manera colectiva.
-(Parejas) Las instituciones que hemos tenido son corporativas, antidemocráticas y elitistas. Aquí estamos planteando una nueva institucionalidad que rompa el statu quo y que desarticule la dominación que existe sobre la falsa conciencia de clase, que significa que la gente termina pensando con las ideas de los que la oprimen.
-Pero en esta misma tradición de ideas, ¿eso se puede lograr con un Estado que ustedes mismos califican como liberal?
-(Parejas) Sí, en la medida en que se logre combinar a esta constitución, que reconocemos como liberal, con la participación.
(Lara) Es importante mencionar que las corrientes que plantean la dictadura del proletariado no han entrado al debate de la Constituyente. Esas teorías fueron relegadas, y se le dio espacio al tema de la inclusión de los pueblos originarios indígenas. Eso no ha entroncado con el discurso del Estado Socialista o la dictadura proletaria, ni se ha logrado crear un ambiente de insurrección popular campesino indígena en ese sentido. No se está destruyendo al viejo Estado capitalista mediante la vía armada y revolucionario. No hay argumentos frente a una idea de revolución pacífica y transformación cultural, como plantea Evo. La variante proletaria está desenchufada. Sí está en marcha una idea de colocar en un nivel de menos poder a la burguesía. Sobre todo en Santa Cruz. En La Paz la burguesía ha tenido que empezar a cumplir su rol de clase productiva bajo nuevas reglas de juego. Aquí todavía hay un trabajo asalariado con niveles de sobreexplotación alarmantes y situaciones de servidumbre.

Entre la clase obrera y el progresismo
-Por momentos parece que este proceso es para alejar a Bolivia del feudalismo, por así decir. Una modernización y reconocimiento mínimo de instancias de ciudadanía. ¿Es un proceso de alivio de la pobreza, lo cual es crucial, o va más allá todavía, a una situación de transformación de fondo?
-(Parejas) Es una transformación, hay participación social fuerte, empoderamiento de los movimientos sociales. Mucha gente quiere sumarse porque no está de acuerdo con las políticas de la burguesía. Eso es transformador. Hay una transferencia de poder al pueblo. El elemento represivo del Estado son las Fuerzas Armadas. Pues bien, ahora el elemento de control social serán los movimientos sociales.
-¿Qué elementos son de verdadera transformación?
-(Lara) Por decirlo metafóricamente, el campesino ha levantado la cara. Eso es mucho. En Plan 3000 usted ha podido ver cómo la gente demostró que puede hacer su propia dinámica y cómo puede imponerse la voluntad de la masa. Esas cosas también se abrieron al haber un gobierno diferente.
-¿El gobierno abre a esas situaciones o es al revés: la situación general de rebeldía abrió la posibilidad de que Evo Morales llegue al poder? La gente ya venía levantando la cabeza: El Alto, la Guerra del Agua, la Guerra del gas….
-(Lara) Es cierto, pero hay una transformación que estamos viendo ahora. El kolla ya no es el “kolla de mierda”. Ahora aparece un elemento protagónico del proceso de transformación, aunque no sea una transformación socialista, troskista ni ensamblada en ningún proyecto clásico de la política. El obrero según la nueva Constitución es un ciudadano más, con sus derechos laborales, seguridad, pero no hay ninguna mención ni intención de colocar a la clase obrera como vanguardia o como sujeto o como direción revolucionaria. Nada de eso. por eso no es un proyecto socialista.
-Pero la intención con todo esto, ¿no es la de mantener una estructura vertical, recuperar legitimidad para el Estado y absorber de algún modo el potencial de los movimientos sociales?
-No es tan así. La gente ha influido en la Asamblea Constituyente, pero por la fuerza de abajo. Las propuestas vinieron de abajo, la gente se ha movilizado en torno a una representación que dio. El gobierno lo ha ido manejando porque hay diferentes intereses en juego, pero la gente lo está asumiendo como algo suyo.
(Parejas) Los medios plantean que este es un proceso comunista, de extrema izquierda e indigenista. Atemorizan a la clase media y a la clase trabajadora para que no acepten estos cambios, y en ese punto yo defiendo la idea de que el texto constitucional es netamente liberal, y busca una sociedad que sea progresista. El problema es que tenemos una derecha reaccionaria, fascista, sin un proceso teórico, que simplemente se manejada por el dinero y el racismo.

Maquillaje y más allá
-Eso ya se sabe. La consulta es si la Constituyente representa, según ustedes, a la sociedad, a los movimientos. Porque en realidad, terminó sumergida en la lógica partidista política que la gente rechazaba.
-(Parejas) Eso ocurrió. La asamblea volvió al partidismo como herramienta por encima de los movimientos sociales que fueron los que pusieron el cuerpo.
(Lara) Pero pasaron también cosas más ricas. Hubo partidos que se mantuvieron en su lógica, pero los representantes del MAS tuvieron un seguimiento permanente de los movimientos, que interactúan con sus representantes.
-¿Y cómo garantizar que una nueva Constitución no sea puro maquillaje?
-(Lara) El gobierno no necesita ir más allá del maquillaje. Pero necesariamente el nuevo texto será el que de las pautas para que lo haga. Ahorita mismo no puede hacer políticas de crédito. Pero si se logran instalar las autonomías indígenas, por ejemplo, los recursos irán allá directamente. Y ya vamos a ver qué significa eso en manos de pueblos que administren su propia comunidad y territorialidad.
-¿Cómo juegan en este marco las organizaciones no gubernamentales (oenegés) que se reproducen como conejos en Bolivia?
-(Parejas) Hay muchas oenegés de derecha dura que generan dependencia en las comunidades. Van a un lugar, generan un proyecto, consiguen fondos, y cuando se van todo sigue igual o peor que antes. Muchas fortalecen el imaginario de las clases dominantes.
-(Lara) Hubo un proyecto en San José, financiado con un millón de dólares para el pueblo ayoreo. Al margen de lo que se embolsillaron las autoridades municipales, llegaron 500.000 dólares para cultivar el maíz. Pero los ayoreos no son agricultores, ni siquiera son sedentarios. Son nómades, cazadores, recolectoes, artesanos. Los quisieron volver agricultores: tenían que ir a buscarlos al monte. Los subieron a unos tractores para sacarles fotos. Pero era todo falso. De paso, les querían enseñar español. ¿Quién sacaba rédito? Los técnicos y asesores y la propia oenegé.
Aprender a destruir al Estado
-Les quiero consultar por un riesgo teniendo en cuenta la historia y el continente: ¿no tienen ustedes demasiada confianza en la capacidad y en la intención del Estado de generar verdaderas transformaciones?
-(Lara) Bolivia tiene que vivir ese nuevo Estado e ir descubriendo la perversidad del Estado. Porque yo sé que es perverso, tanto para la realización del individuo como de la colectividad. Y para la vida humana. Pero eso aquí nunca se pudo descubrir.
-(Parejas) No se pudo, porque el empresariado, las élites, no quieren que haya Estado para poder así evadir sus responsabilidades y mantener situaciones de impunidad, servidumbre y hacer lo que quieren. Le tienen miedo al Estado y son ellos los que no han permitido que el Estado llegue a las comunidades.
-(Lara) Yo creo que tenemos que conocer al Estado para descubir en él sus sistema, y cómo abollirlo. El individuo tiene que ser constructor de su propia negación como ser estatal. Pero si no somos Estado, lo mejor es construirlo. Y si lo fabricamos nosotros mismos, vamos a conocer cada elemento de ese aparato. Es como un fabricante. Si lo estás construyendo, conoces sus piezas.
-¿Y entonces?
-(Lara) Entonces van a ser más sencillas dos cosas: destruirlo, o manejarlo a tu favor. No como ahora, que tenemos un Estado que nadie sabe de dónde surgió, sacramentado, que está ahí y parece una verdad previa a los seres humanos. En cambio ahora los indígenas están aprendiendo qué es ese Estado. O los pobres y trabajadores del Plan 3000. Saben para qué puede servir. Y empiezan a saber cómo manejarlo.
-¿Pero eso surge de la gente, o del MAS?
-(Parejas) De la gente. Y de una Constitución que no es el final, sino el comienzo de una transformación que hay que pensar a 20 o 30 años.
-Pero con la nueva Constitución, ¿qué sería lo nuevo, concretamente, en Bolivia?
-(Lara) Primero, la construcción de la ley marco para las autonomía. Y la elección de los que van a redactar la ley marco. Elecciones para presidente, para la Asamblea constitucional Plurinacional, la elaboración de leyes.
-Siento que si planteo este tipo de cuestiones en los barrios, me mirarían como a un extraterrestre que habla de cosas raras.
-Bueno, pero todas estas propuestas tendrán que ser refrendadas, sometidas a consultas. Todo se va a debatir. Nos vamos a aburrir de ir a consultas. Pero en todo caso volvemos a que lo principal es que la gente decida y conozca lo que se está haciendo.
-Algunos planteos critican la brecha del gobierno, entre discurso y práctica. Que no se ha tocado ningún resorte genuino de poder económico.
-(Parejas) En la Constitución sí que existen propuestas que apuntan al poder. Y por eso el rechazo que siempre han mostrado las clases dominantes. Ven que ahí el problema es el grado de estatismo que le da a la economía.
Control social o sociedad controlando
-Pero en casos como los hidrocarburos, la nacionalización vuelve a parecer más una declaración que una realidad.
-(Parejas) Tal vez no sea todo lo radical que uno querría, pero tampoco se pueden hacer las cosas muy distintas en estas condiciones, con una burguesía poderosa que puede aliarse con las multinacionales para destruir. Esto era lo tolerable. Pero
-(Lara) Yo siento que el solo hecho de dar derechos y beneficios a los obreros está dando un golpe a las empresas privadas, a los agroindustriales que producen soja que ahora deberán tener asegurada a la gente, pagar indemnizaciones y dejar de lado la servidumbre que sigue existiendo en la práctica.
-(Parejas) Es que yo creo que el propi Estado también tiene un comportamiento feudal, y en todo caso habrá que ir rompiendo esa falsa conciencia de clase que hace creer que el Estado está para representar a la sociedad inexorablemente.
-¿Cómo pensar que no se instaure una nueva burocracia formada por supuestos militantes que una vez en los cargos suelen olvidar el pasado y aferrarse a los sillones?
-(Lara) Va a haber más burocracia.
-¿Y más control social?
-Sí, pero no control del Estado a la sociedad. También se buscará el control social como forma en que el pueblo controle y demande al Estado.
-Las experiencias con fuerte incidencia estatal, como las de los países del Este, ya se saben qué tipo de situación generan.
-Es que se bloqueó la participación social. en lugar de disminuir el poder del Estado se lo aumentó. Si queremos ir como antesala a una sociedad comunista o socialistas, nuestra lógica no tiene que ser la de fortalecer al Estado como aparato ideológico y represivo. Aquí estamos en un momento previo, donde pensamos que hay que fabricar un Estado, tras siglos de no tenerlo, para que la gente pueda vivir. Y luego veremos

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
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Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
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