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«Febres era el que más torturaba»

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La Fiscal�a y las querellas pidieron que se ampl�en los cargos contra H�ctor Febres, primer represor de la ESMA que es sometido a juicio desde que se reabrieron las causas por las violaciones a los derechos humanos. Cuatro de sus v�ctimas describieron c�mo los torturaron y los sometieron a trabajo esclavo (falsificar documentos para los militares y trabajar para la imprenta del diario Convicci�n, por ejemplo). Lo responsabilizaron por las embarazadas que llegaban al lugar y relataron c�mo el prefecto se encarg� del traslado de los secuestrados a la isla El Silencio, en Tigre, cuando la Comisi�n Interamericana por los Derechos Humanos visit� la Argentina. De c�mo el �Gordo Daniel� se transform� en el �Gordo Cagueta�.
Despu�s de escuchar los testimonios de las cuatro v�ctimas que declararon en la segunda jornada del juicio oral y p�blico contra H�ctor Febres -el primer represor juzgado por su actuaci�n en la ESMA, despu�s del Juicio a las Juntas-, tanto la querella como la fiscal�a solicitaron la ampliaci�n de los delitos por los que se juzga al imputado. El fiscal Jorge Taiana pidi� que se le incorpore el cargo de privaci�n ileg�tima de la libertad, agravada por la duraci�n en el tiempo del cautiverio y por encuadrarse los hechos dentro de la figura de persecuci�n pol�tica . La querella, a su vez, exigi� que al Gordo Daniel �como se lo conoc�a en el campo clandestino- tambi�n se lo juzgue por reducci�n a la servidumbre, ya que los testigos relataron con pormenores c�mo fueron sometidos para realizar trabajo esclavo.
�Qu� es tortura?
En la segunda jornada del juicio a Febres, la sala de audiencias de los tribunales de Comodoro Py fue invadida por un silencio estremecedor. Los relatos de las v�ctimas de Febres fueron interrumpidos en varias oportunidades cuando se notaba que estaban al l�mite de su propia emoci�n. De manera recurrente, el juez Guillermo Gordo ofreci� a los testigos la asistencia de una psic�loga, presente en el recinto, y llam� a cuarto intermedio cada vez que las l�grimas amenazaron el relato de los ex detenidos-desaparecidos.
«En la ESMA �ramos miles. Ah� tom� conciencia de que se trataba de un genocidio», declar� Carlos Lordkipanidse cuando se le quebr� la voz. El Sueco �como le dicen- brind� un pormenorizado relato de su cautiverio y del funcionamiento del campo de detenci�n clandestina m�s emblem�tico de la dictadura. Su sensibilidad aflor� cuando cont� que le fue encomendada por Febres la tarea de realizar tres copias de microfilms que conten�an las fichas de todos los secuestrados que hab�an pasado por la Escuela Superior de Mec�nica de la Armada. �Por eso puedo decir que eran cerca de cinco mil. En un momento, cuando pasaban esas fotos, no aguant� y me puse a llorar�. All�, agreg�, pudo ver las fotos de los detenidos, datos de militancia y el destino final: �Algunos, la mayor�a, estaban marcados con una letra D; otros, la minor�a, con la L y muchos con la sigla MC. Deduje que la D era de deceso o desaparecido, la L de liberado y MC, muerto en combate�.
– �Cu�ntas veces fue torturado? � quiso saber la Fiscal�a en otro tramo de su declaraci�n.
– Hay que definir bien qu� es tortura. A mi me torturaron dos a�os y medio, desde que me detuvieron hasta que me fugu� a Brasil� contest� fastidiado.
– �Qui�n lo tortur�?
– Hay que definir bien qu� es un torturador. No fue una persona, fueron todos los que estaban en la ESMA, desde los cadetes hasta los suboficiales y oficiales de mayor jerarqu�a.
El juez Gordo aclar� que la pregunta iba dirigida a cu�ntas veces fue sometido a la picana el�ctrica. Contest� el testigo:
– Creo que se est� subestimando lo que es la tortura, a la que fui sometido durante los dos a�os y medio que viv� en condiciones infrahumanas.
Lo que enojaba a Astiz
Lordkipanidse fue secuestrado el 11 de noviembre de 1978 por personal que se identific� como de Toxicoman�a de la Polic�a Federal. �Me metieron en un Peugeot 504. Al �nico que reconoc� de ese grupo fue a Pell�n, que me apunt� con una Itaka en la frente. Lamentablemente ya falleci� y no podr� ser juzgado�, declar� el testigo que aquel d�a fue llevado a la ESMA, donde un rato antes hab�an arribado su mujer, Liliana Pellegrino, y su hijo de 20 d�as. Cuando lleg�, esposado y encapuchado, reconoci� los gritos de su mujer y de su hijo, que estaban siendo sometidos a tormentos. �En ese momento me hice conocer a los gritos para que supiera que yo ya estaba ah�, por si la estaban torturando por m�. En ese momento el imputado, Febres, me hace un tacle, me saca la capucha y me rompe la cara a trompadas: `Callate, monto hijo de puta`, me dec�a pero yo segu� gritando�, record� Lorkipanidse que en otro momento de su declaraci�n subray�: �Las piezas dentales que me faltan no es por falta de cuidado personal, sino por la golpiza que me dio Febres cuando me recibi�.
El testigo se�al� que lo secuestraron por ser el �ltimo sobreviviente del Grupo Especial de Combate de la Organizaci�n Montoneros. Enseguida record� que el primero en aplicarle la picana el�ctrica fue Alfredo Astiz y que lo hac�a con especial sa�a para sacarse la bronca que le generaban las cargadas de Jorge Perr�n, otro represor. �Todo el tiempo lo gastaba y le dec�a: `Te los saqu� yo.` Parece que el encargado de mi secuestro era Astiz, pero se confundi� y se llev� a mi primo Cristian Colombo creyendo que era yo�, explic� el testigo.
Mientras le aplicaban descargas el�ctricas, a Lorkipanidse le preguntaban por nombres, apodos y direcciones. Como se negaba a darlos, en un momento lleg� el prefecto Juan Antonio Azic con su hijo agarrado de los pies mientras gritaba: �Colabor� porque si no le reviento la cabeza contra la pared�. Como el detenido segu�a sin brindar informaci�n, colocaron al ni�o de 20 d�as sobre su abdomen mientras lo somet�an con la picana.
Lordkipanidse relat� que en la ESMA dej� de llamarse Carlos para convertirse en el 255. Fue alojado en el sector denominado Capucha, en el tercer piso, al que describi� con lujo de detalles mientras se�alaba la maqueta que reposaba en el centro de la sala y cuya imagen era proyectada sobre la pantalla gigante que pend�a a espaldas de los jueces.
�Ponete linda que tenemos que salir�
Cada tanto, el Sueco volv�a a ser conducido al s�tano para sufrir nuevas sesiones de picana, a veces manipulada directamente por Febres: �No siempre lo hac�an para averiguar datos sobre mi militancia pol�tica. Una vez fui sometido a tortura para que cantara d�nde hab�a dejado estacionado el Fiat 600 de la empresa en que trabajaba, porque ellos se hab�an quedado con las llaves.�
Como era fotocromista, a Lordkipanidse le pidieron que falsificara un pasaporte uruguayo. Se neg� una y otra vez hasta que otro detenido le dijo que esos documentos no iban a ser utilizados para secuestrar a otros compa�eros sino para �hacer negocios, para venderlos�. �Cuando empiezo a trabajar, unos compa�eros me ponen al tanto de cierto plan de resistencia que consist�a en inventar trabajos para tratar de salvar a otros compa�eros�. El testigo ejemplific� c�mo romp�an m�quinas de escribir para que un secuestrado que sab�a repararlas fuera llevado al sector de trabajo forzoso. �En un momento �prosigui� el testigo- Febres reemplaz� a Ra�l Scheller en el Sector 4 y cuando se present� me dijo: `Ac�, en este lugar, yo soy el torturador`�.
Cuando Liliana Pellegrino sali� en libertad, cont� Lorknipanidse- era obligada a realizar peri�dicas llamadas telef�nicas a la ESMA para reportarse. �Febres tambi�n la llamaba y le dec�a: �Hoy ponete linda que tenemos que salir. Y se la llevaba para darse corte de que andaba con una mujer joven y linda. Los detalles m�s escabrosos no los voy a contar�, advirti�.
Viaje a El Silencio
Lordkipanidse remarc� que Febres, por ser de la Prefectura, reforzaba su maldad para ganarse el respeto de los marinos. Pero, se�al� el testigo, su figura comenz� a apagarse en 1979, cuando se neg� a formar parte de una acci�n en el exterior: �Hab�an jugado un partido entre Argentina y Holanda, en Amsterdam, y en las tribunas hab�a aparecido una bandera que preguntaba por el destino de los desaparecidos. Como la Selecci�n iba a jugar otro partido en Austria, le encomendaron que viajara para evitar que vuelvan a colgar la bandera. El prefecto se neg�, dec�a que mandaran a los que no ten�a hijos, que �l ten�a una familia y que all� no iba a estar cubierto como ac�. Desde entonces, su figura cay� en desgracia y en vez de Daniel o Selva comenzaron a llamarlo El Gordo Cagueta�.
El testigo tambi�n se�al� a Febres como responsable del traslado de tres decenas de detenidos en la ESMA a la isla El Silencio, en el Tigre, mientras la Comisi�n Interamericana por los Derechos Humanos visitaba la Argentina para indagar sobre la desaparici�n forzada de personas. �Febres supervisaba todo, por eso lo responsabilizo de lo sucedido con el Topo S�enz, el �nico de todos los secuestrados que estaban en Capucha que no lleg� a El Silencio. Nunca se supo m�s nada de �l. Febres debe dar explicaciones�.
Lordknipanidse tambi�n mencion� a Febres como integrante del grupo que decid�a qu� detenidos iban a ser trasladados, eufemismo que significaba que iban a ser dopados mediante una inyecci�n y arrojados vivos al mar desde aviones en vuelo. El testigo subray� que en cuatro oportunidades su destino fue debatido en ese grupo que integraban miembros de las distintas �reas de la ESMA.
Otro de los testigos que, con voz pausada pero firme, desgran� paso a paso su tr�nsito por la ESMA fue Carlos Alberto Garc�a, otro de los querellantes contra Febres, a quien acus� de haber participado del grupo que lo captur� el 21 de octubre de 1977. �Vos te vas a llamar 028�, cont� la v�ctima que le dijeron cuando arrib� a su lugar de detenci�n. Detall� c�mo le aplicaron la t�cnica de tortura conocida como «submarino», al sumergirle la cabeza en agua y c�mo lo picanearon. «Me torturaban todos, el que empezaba siempre era uno que le dec�an 220, de apellido Weber. Y Selva, Febres, era el que m�s torturaba», dijo convencido y agreg�: �Los verdes, los que estudiaban en la Escuela, todos muy jovencitos, directamente me usaban de cenicero y me quemaban con cigarrillos�.
Las inyecciones, la monja, y el �chico rubio�
Garc�a se�al� que aunque estaba encapuchado pod�a ver, porque cuando lo torturaban �saltaba por el aire� y su capucha se desplazaba. El testigo hablaba con la vista hacia abajo, como si no quisiera perder concentraci�n en el hilo del relato y siempre con sus palmas apoyadas en el escritorio que ten�a delante. Record� que lo hac�an trabajar con esposas y grilletes en el subsuelo del lugar, construyendo un espacio llamado la huevera, por estar aislado con cartones de huevos. �Ah� hab�a tres salas de tortura. Era un infierno, todo el tiempo escuch�bamos los gritos de nuestros compa�eros, era como si nos estuvieran torturando todo el tiempo�, grafic�.
Garc�a relat� que en un momento, mientras lo obligaban a trabajar, pudo ingresar al laboratorio de la ESMA y vio a una de las monjas francesas desaparecidas junto al grupo conocido como Santa Cruz. �Estaba destruida �record�- y me preguntaba si sab�a c�mo estaba el chico rubio (en referencia a Astiz, el represor que se infiltr� entre ellas hasta hacerlas desaparecer)�.
El testigo relat� c�mo inyectaban a los detenidos y los sub�an a camiones para ser �trasladados�. Tambi�n cont� que ve�a entrar y salir continuamente a Febres, Scheller y 220 de las salas de torturas. Con el apodo de 220 se conoc�a al comisario Ernesto Weber, padre del comisario hom�nimo acusado de disparar en Plaza de Mayo contra los manifestantes del 19 y 20 de diciembre de 2001. Justamente, mientras la v�ctima nombraba a Weber, entre el p�blico que presenciaba la audiencia comenz� a correr un rumor que se pudo confirmar en el primer cuarto intermedio: el juez Claudio Bonad�o acababa de dictar el procesamiento de Fernando de la R�a y de tres polic�as por los asesinatos ocurridos en las inmediaciones de la Plaza de Mayo durante aquellas jornadas.
Mientras lo llevaban y lo tra�an para que realice el trabajo forzado, Garc�a iba descubriendo el funcionamiento de la ESMA. Un d�a, cont�, se cruz� con una madre que acaba de parir. �Qu� lindo beb�, le dije, y ella me lo dio para que lo tenga a upa unos segundos. Con el tiempo me enter� que ese beb� era Juan Cabandi� (uno de los �ltimos nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo y legislador porte�o electo por el Frente para la Victoria)�.
Facturas falsas y el diario de Massera
Garc�a explic� que despu�s lo destinaron en la imprenta, donde lo obligaban a confeccionar facturas de hoteler�a falsas para que los marinos pudieran pasar vi�ticos extras y hacerse de dinero f�cil. La v�ctima tambi�n record� que lo obligaron a presenciar el saqueo de dos imprentas del norte de la provincia de Buenos Aires, en un operativo que estuvo a cargo de Febres. El episodio es coincidente con la aparici�n del diario Convicci�n, que ten�a como objetivo convertirse en la tribuna del dictador Emilio Eduardo Massera, que hac�a p�blicas a trav�s de esas p�ginas sus aspiraciones a convertirse en presidente de la Argentina.
�Nos llevan a trabajar a Apus gr�fica, donde se imprim�a Convicci�n. Febres es el que nos presenta a los gerentes de la empresa. Todos los d�as nos llevaban desde la ESMA hasta all�. �ramos mano de obra esclava�, defini� Garc�a que en un momento introdujo su mano en su saco y exhibi� la credencial que le hab�an dado en esa empresa y un certificado de trabajo que le hab�an extendido. �En Apus Gr�fica tambi�n trabajaba gente normal -explicit� para contraponer con su propia situaci�n- que no sab�a nada. Qu� le �bamos a decir�.
La jornada laboral de Garc�a no terminaba en Apus Gr�fica, continuaba hasta la madrugada en la imprenta del edificio Libertad, donde lo obligaban a falsificar Documentos de Identidad, C�dulas, Registros de Automotor y Pasaportes, entre otros documentos. Reci�n entonces, lo llevaban de regreso a la ESMA.
Lo que cont� Josefa
Garc�a responsabiliz� a Febres del traslado desde Uruguay de un matrimonio secuestrado que fue alojado en la ESMA.
– �Qu� funciones vio cumplir a Febres en la ESMA �insisti� uno de los abogados querellantes.
– Torturaba, se encargaba de las embarazadas y los beb�s y hac�a inteligencia. Tambi�n daba �rdenes � sintetiz� Garc�a.
En un momento, le concedieron a Garc�a el r�gimen de libertad vigilada. Deb�a llamar a la ESMA y presentarse cuando se lo ordenaban. Quiso casarse con Myriam Lewin, a qui�n hab�a conocido dentro de la ESMA. �Tuvimos que pedir permiso para hacerlo. No �ramos due�os de nuestra vida�, subray�.
Alfredo Margali, otro de los querellantes, relat� de manera casi id�ntica a la de Garc�a como los forzaron a realizar tareas en Apus Gr�fica. La que no pudo construir un relato pormenorizado fue la cuarta v�ctima, Josefa Prada de Olivieri. �Mi compromiso con la memoria dur� hasta el Juicio a los ex comandantes, me parece muy extra�o todo esto a 30 a�os de distancia�, explic� visiblemente nerviosa no bien comenz� su declaraci�n. Prada de Olivieri hab�a sido llevada a la ESMA junto a su pareja. A la testigo le exhibieron una foto de Febres para ver si pod�a identificarlo entre sus agresores, pero no pudo hacerlo. Lo que la v�ctima no puede olvidar, treinta a�os despu�s, es que fue violada en el centro clandestino de detenci�n mientras estaba embarazada de cuatro meses.

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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