#NiUnaMás
Femicidio de Estado: Nunca Más
¿Cuántas y cuáles son las mujeres asesinadas el primer mes de 2020? ¿Qué significa Femicidio de Estado? ¿Cuáles son las historias de violencia e impunidad detrás de cada familia destruida? Familias Sobrevivientes de Femicidios es una nueva organización que generó un encuentro conmocionante y conmovedor en plena Plaza de Mayo este miércoles. Las voces que describen el rol de la violencia, de la policía, del poder judicial apostando, pese a todo, a crear un futuro más allá de la impunidad y la muerte.
A las dos de la mañana en la puerta de la Catedral de Mar del Plata cincuenta y cuatro personas se reúnen para esperar un micro que pagaron con lo recaudado en un festival artístico y vendiendo mermeladas caseras que preparó Marta, la mamá de Lucía Pérez.
Lo primero que enseñan así es que a esta lucha la sostiene la autogestión.
Viajarán durante toda la madrugada para estar a las once de la mañana en Plaza de Mayo donde los segundos miércoles de cada mes se reúne el colectivo Familias Sobrevivientes de Femicidios. El encuentro consiste en dos acciones:
- que las familias puedan hablar sobre sus historias, sus experiencias en la justicia, las estrategias que tuvieron que desarrollar, lo que necesitan, lo que falta, lo que duele;
- y que todo el resto de los presentes escuchen, escuchemos.
Los espacios diagramados para la voz y la escucha son claros: las familias están sentadas en semicírculo, en bancos rojos. A sus espaldas una bandera dice “Estado femicida nunca más”, atrás la Casa Rosada; alrededor de ellxs, con banderas, las personas que escuchamos.
Están sentadxs: Marta y Guillermo, mamá y papá de Lucía Pérez; Rosana, mamá de Carla Soggiu, Mónica, mamá de Araceli Fulles; Gustavo, papá de Natalia Melmann; Ana, mamá de Analia Aros; Blanca, mamá de Agustina Fredes; y Jesica, hermana de Nancy Segura.
Tienen algo en común: sus hijas o hermanas fueron víctimas de femicidios. Saben que el femicidio es un tipo de violencia que destroza un cuerpo y, a la vez, a una familia. Saben también que esa violencia afecta a toda la trama social: el colegio, el barrio, la opinión pública.
Conocen qué rol cumplen el aparato policial y judicial para dejar a estos crímenes impunes, sin condenas justas. Y también saben que no hay políticas completas y concretas para contener, acompañar y facilitar el acceso a la justicia ni a programas de asistencia social, psicológica y legal, entre otros derechos negados.
Construyeron ese saber desde sus propios dolores y con su propio cuerpo. Desde ahí hablan, eso escuchamos.
Lo que cuentan
Lucía Pérez, 16 años. El 8 de octubre de 2016 Matías Farías, 23 años, y Juan Pablo Offidani, 41, la llevaron a la sala de salud de Playa Serena: llegó muerta. Los apresaron un día después en una camioneta Fiat Strada gris donde se encontraron 38 gramos de cocaína y 250 de marihuana. Los registraron en su parada habitual: la puerta del colegio a donde concurría Lucía. Hubo un tercer detenido, Alejandro Maciel, 61 años, acusado de encubrimiento agravado por ayudar al lavado del cuerpo muerto. En el juicio oral Farías y Offidani fueron condenados por tenencia de drogas con intención de venta, y Maciel sobreseído.
Nadie fue condenado por el femicidio, los jueces consideraron que a Lucía no la mataron -se murió- y no la violaron: conjeturaron que la actividad sexual comprobada en la autopsia había sido consentida. Todas las partes apelaron el fallo y la audiencia será el próximo 5 de marzo a las 10 horas en La Plata. En paralelo, la familia de Lucía impulsó junto a legisladores de distintos bloques el juicio político a los jueces que dejaron impune el crimen de Lucía: Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale del Tribunal en lo Criminal N°1 de Mar del Plata, aunque ante el juicio político comparecerán solos dos jueces, ya que Carnevale pidió la jubilación anticipada, la cual le fue concedida por la ex gobernadora María Eugenia Vidal.
El Estado y los extraterrestres
Quien habla en la ronda de Plaza de Mayo es Marta Montero, su mamá, enfermera del Hospital Interzonal de Mar del Plata: “De nuevo estamos juntas visibilizando cosas que no ven o no pueden ver. Queremos que nos vean la cara. Después del femicidio de nuestras hijas, esto es como quedamos: familias desmembradas, destruidas. Esto es lo que podemos juntar. ¿Qué venimos a hacer a esta plaza? Venimos a sembrar conciencia. ¿Qué es lo que está pasando que el Estado no está presente? No está con las familias. Es como si fuésemos extraterrestres. Y a todas nos pasa lo mismo. No es casual que a todas nos traten igual. No es casualidad: es causalidad, de no hacerse cargo. Venimos acá para que haya política social. Porque esto nos atraviesa a todos, acá se destruye todo el tejido social. Nos matan en vida a nosotras mismas, porque después de la muerte de una hija quedamos como podemos, quedamos en hilachas. La que puede trabajar, trabaja, la que no, no consigue. Porque hasta eso tenés: la discriminación de ser la hermana de, la madre de, el padre de. Queremos que este Estado ausente empiece a visualizar esto. No sé de qué manera tenemos que hacerlo: si tenemos que traer el cadáver de nuestras hijas o el cadáver nuestro acá a la Plaza. Para todas las que estamos acá es un gran sacrificio: desde las 2 de la mañana estamos levantadas para venir desde Mar del Plata”.
Natalia y los policías
Natalia Melmann, 15 años. Desapareció el 4 de febrero de 2001, cuatro días después se encontró su cuerpo en las afueras de Miramar. Fue violada, torturada y luego asesinada. La autopsia reveló presencia de cinco perfiles genéticos distintos en el cuerpo. Los policías bonaerenses Ricardo Suárez, Oscar Echenique y Ricardo Anselmini fueron condenados por “privación ilegítima de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso de dos o más personas” y el policía Gustavo Fernández como entregador. Diecisiete años después fue juzgado y absuelto el ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero, pero a fines del año pasado Casación resolvió revocar la absolución.
Habla en Plaza de Mayo Gustavo, su papá: “Estamos presentes porque queremos impulsar un cambio en la sociedad. Un cambio cultural y un cambio en la justicia. Cada uno de nosotros venimos de marcha en marcha, y principalmente venimos a pedir un freno a los casi 30 femicidios mensuales que tiene la Argentina. Venimos a pedir Ni Una Menos, políticas de Estado que protejan a la mujer. Queremos respuesta rápida e inmediata”.
Nancy Segura, 27 años. Fue asesinada el 19 de junio de 2017 por su ex pareja Rafael Inglera a puñaladas. Su hija de 3 años estaba presente. Nancy tenía también un hijo de 11 años. Ambos están al cuidado de su tía. En agosto del año pasado un jurado popular en el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de Mar del Plata encontró culpable a Inglera por “homicidio agravado por el vínculo mediando circunstancias extraordinarias de atenuación”. La jueza Mariana Irianni estableció 20 años de prisión.
Habla Jesica, su hermana: “A Nancy la mató el exmarido el 19 de junio de 2017. Tuvimos el juicio, le tiraron 20 años. Nada. Estoy criando a mis dos sobrinos. Me hice cargo. Ahora con la nena estoy peleándola porque tiene el apellido de él: él la mató y yo tengo que seguirla peleando para tenerla definitivamente. Para que se queden conmigo. Es lo único que me deja mi hermana. Ellos me dan fuerza para seguir peleando y que lo de mi hermana ni lo de ninguna de las chicas quede en la nada. Muchas gracias”.
Agustina, Analia, Araceli
Agustina Fredes, 19 años. Fue violada y torturada física y psicológicamente por Matías José Acevedo, hechos que fueron denunciados ante la justicia. El 18 de abril de 2017 su familia toma conocimiento de que está embarazada como consecuencia de estas violaciones. Le realizaron una cesárea donde le extrajeron el bebé, también el vaciamiento de su útero y ovarios. El 23 de abril del 2017, su familia la llevó desvanecida al hospital Materno Infantil, pero luego fue trasladada al H.I.G.A. Allí, les informan que por la demora del traslado y la falta de oxígeno Agustina tenía muerte cerebral. El informe de las autoridades establece que Agustina falleció por embarazo ectópico. En junio de 2017 la familia pidió que se realizara una autopsia, que fue negada porque consideraron que no era necesaria. Ocho días después del primer encuentro de Familias Sobrevivientes de Femicidios en el diciembre pasado fue detenido Acevedo.
Habla en Plaza de Mayo Blanca, su mamá: “Cuando estuvimos acá en diciembre, a los ocho días, recién ahí, detuvieron al asesino de mi hija. En abril ella cumple tres años de fallecida. Está detenido con la preventiva, recién el lunes me van a detallar cómo sigue. Espero que sea todo para bien, que sea una condena sin beneficios. Porque van a ser tres años que mi hija está bajo tierra, y ella no tiene beneficios. Quiero y exijo que sea lo mismo para él. Porque nosotros nos quedamos sin las chicas, ellos la siguen disfrutando, se burlan de la familia, porque la Justicia los ampara a ellos. Nosotras pasamos a ser madres descartables. Nos matan a nuestras hijas y tenemos que venir de tan lejos a estar acá sentadas llamando la atención e informando de lo que pasa a la gente. Y no es fácil venir acá. Es muy triste. Gracias”.
Analía Aros, 36 años. El 21 de marzo de 2017 su ex pareja Hugo Orlando Gutiérrez la golpeó en la cabeza y estranguló con un cable de luz. En octubre de 2018 fue condenado a prisión perpetua en el Tribunal Oral en lo Criminal N°2 de Mar del Plata.
Quien habla en Plaza de Mayo es Ana, su mamá: “Yo siempre no puedo hablar, pero trataré. Mi hija Analía fue asesinada por su pareja. Ahora en marzo se van a cumplir tres años. Tiene perpetua, según dicen son 35 años. La perpetua también es para nosotras las madres y para las hijas que quedaron. Él está vivo, y dentro de la cárcel se burla de nosotras. Tiene un celular donde lo vemos. Se casó dentro de la cárcel, tiene un bebé ahora y se saca fotos con los deditos con la V de victoria en Facebook. Lo vemos. Son tres años de sufrimiento. Seguimos sufriendo al ver esas fotos. Mi sufrimiento es perpetuo, mi hija nunca más volverá. Estoy a cargo de su hija más chica, 13 años, que es una preadolescente que estamos con todos los tratamientos habidos y por haber. Y yo con 70 años tengo que volver a empezar de nuevo. Y me está costando muchísimo. Muchísimo. Me está costando pensar que mi hija está muerta. Y esto de llorar es todos los días, porque así nos dejan: emocionalmente destrozadas. Nos dejan hechas pedazos a todas las hermanas, las hijitas. No sé cuánto estaré yo criando una nena de 13 años. Y ese es mi miedo: llegar a que esa nena pueda ser criada lo mejor posible. Trato de hacer lo mejor posible con la fuerza que puedo sacar de mi dolor”.
Araceli Fulles, 22 años. El 1º de abril de 2017 a las 7 de la mañana le envió un audio a su mamá, Mónica, diciéndole que estaba en camino a su casa y que pusiera la pava para tomar juntas unos mates. Nunca llegó. Su cuerpo fue encontrado 23 días después, destrozado, enterrado y cubierto de cal. Al día siguiente del hallazgo Asuntos Internos de la Policía Bonaerense separó de sus cargos al subcomisario Hernán Humbert, el oficial principal José Gabriel Herlein y el numerario Elián Ávalos, hermano de uno de los implicados en el femicidio. Todos pertenecían a la Comisaría 5ª de San Martín, la misma en la que la familia de Araceli presentó la denuncia de su desaparición. El cuerpo de la joven fue encontrado en la casa de la madre de Darío Badaracco. La orden de requisar esa casa fue dada por el juzgado al comienzo de la investigación, pero la policía dijo no haber encontrado nada. Badaracco declaró tres veces ante la fiscal Graciela López Pereyra, la última en la misma mañana del hallazgo del cuerpo, y a pesar de que resultó sospechoso, no fue detenido. Escapó y fue apresado por una mujer embarazada que lo reconoció, lo corrió y alertó a las fuerzas de seguridad. Badaracco estaba detenido en el penal de Sierra Chica cuando, en abril de 2019, lo mataron: le hicieron tragar agua hirviendo. Los otros implicados en el femicidio de Araceli son Carlos Cazals, y sus empleados Marcelo Ezequiel Escobedo y Hugo Martín Cabañas. Badaracco también formaba parte de su plantel. Mónica, mamá de Araceli, fue quien logró que se detenga a Carlos Cazals, pero por otro delito relacionado con el femicidio: había amenazado a una testigo que conocía su participación en el hecho; quedó libre el pasado setiembre. La familia está amenazada y con custodia policial permanente. El juicio oral ya tiene fecha: mediados de mayo de 2020
Habla Plaza de Mayo Mónica, su mamá: “Ella desapareció un 2 de abril. La encontré a los 27 días violada, quebrada. La habían puesto en un freezer. Estuvieron 27 días sin saber dónde meter el cuerpo, hasta que la enterraron en un pozo con cal. Esa carita que ven acá no se veía. Fui a reconocer el cuerpo de mi hija, nada más estaban los dientitos y los ojitos. Cuesta. Yo también estuve donde está la gente afuera, nunca me paré a preguntar por qué estaba reunida la gente, a veces en la plaza o con carteles, porque yo era muy ignorante en ese momento. Ignoraba lo que estaba pasando. Hoy me tocó a mí. Lo de mi nena fue hace 3 años ya. Fue una herida mortal para nosotros. Esa herida es como que se engangrenó. Cada día duele más. Estamos muertos en vida. No hay un día en que una no piense en su hija. Cada vez duele más y más y más, y yo sé que en algún momento nos va a llevar a la muerte. Estamos muertas en vida. Destruyeron a toda una familia. Tengo dos hijos. Mi hija tenía 22 años, hoy mis hijos tienen 23 años, y tengo que seguir luchando por ellos dos. El que encontró el cuerpo de su hermana no hay un día que no se levante y me diga: ´Ma, me duele acá´. Hicimos tratamiento, todo, y no tiene nada. Me dijeron que es psicológico. Y tiene miedo de quedar como quedó su hermana. Él, cuando vio el piecito, pensó que era un chancho, pero era el pie de su hermana: todo comido. El más chico intentó dos veces matarse. Una vez me lo trajeron porque se había tirado a las vías del tren y dijo que no quería vivir, que quería volver con su hermana. Un día llegamos y estaba ahorcado. Ya estaba morado. Le hicimos primeros auxilios y gracias a Dios reaccionó. Y yo lamentablemente estoy sola, porque mi marido cayó en una depresión. No quiere vivir. No hace mucho le preguntaron si se le aparecía la imagen de su hija, qué le diría, él dijo: `Que me lleve con ella. Que no quiero vivir más´. Entonces yo les pregunto a todos: ¿por qué tenemos que estar acá a pesar de nuestro sufrimiento? ¿Por qué no hacen nada? En enero hubo 35 femicidios. Hacen oídos sordos o se hacen los ciegos. No estamos acá porque queremos estar: queremos que haya justicia, que se termine toda esta impunidad, que nos ayuden y que la gente que pasa no ignore nuestro dolor. Estamos acá luchando por nuestras hijas y por los hijos de ustedes. Ayuden a que tengamos justicia”.
Concluyó con una frase que sonó amable, y extraña: “Que tengan buen día. Gracias”.
Almas rotas
Carla Soggiu, 28 años. El 26 de diciembre de 2018, Sergio Nicolás Fuentes, su ex marido, la secuestró, ató, violó y golpeó. Ella tenía hidrocefalia, y los golpes destrozaron la válvula. Hizo la denuncia en la Oficina de Violencia Doméstica: completarla le llevó horas. Le dieron un botón antipánico y una orden de restricción y se abrió una causa por la que en diciembre del año pasado se lo condenó a seis años de prisión. Veinte días después de la violación, el 20 de enero de 2019, Carla activó tres veces en un lapso de noventa minutos el botón antipánico para avisarle a la Policía que estaba perdida y necesitaba ayuda. La lesión por la golpiza en el cráneo, según sus padres, derivó en una desestabilización y desorientación tiempo-espacio. La ayuda no llegó. Los padres de Carla aseguran tener el dato de que, justo por esos días, el GPS del botón antipánico no funcionaba. Sin obtener respuesta adecuada y a tiempo Carla murió. Su cuerpo fue encontrado tres días después. Tenía dos hijos que quedaron a cargo de sus abuelos maternos. La familia pide que, dada la condena por violación que lograron en la causa que precedió a su crimen, se cambie la carátula de la que investiga su muerte por “femicidio”.
Habla en Plaza de Mayo Rosana, su mamá: “Sigo pidiendo justicia por mi hija. Toda mi familia con el alma rota. Ya hay una condena al asesino. Están comprobados los golpes que le dieron en la cabeza, en la válvula. Ahora seguimos por el femicidio, porque a raíz de los golpes que le ocasionó es que está muerta. Vamos a seguir luchando hasta el final, para que paguen los que tengan que pagar. El asesino y el Gobierno de la Ciudad también, ya que no ayudó a Carla”.
La carta
Luego de la ronda Marta, mamá de Lucía, leyó la carta que el colectivo redactó para presentar en Casa Rosada. Luego, todos los familiares presentes la firmaron y quien entró a entregarla fue Mónica, mamá de Araceli. Lo hizo con la remera y la bandera con la foto de su hija.
En la carta, la segunda que entregan tras la que redactaron en diciembre, las Familias Sobrevivientes de Femicidios exigieron “que se reconozca el estado de dolor e indefensión en el que nos deja el asesinato de nuestras hijas, y esa forma de reconocimiento es concreta” y detallaron a continuación lo que necesitan.
Reproducimos el texto:
- Contener y reparar el daño que la violencia produjo en nuestras familias, afectando vital, psicológica y económicamente a huérfánxs, hermanxs, padres. Estamos padeciendo depresiones, intentos de suicidio y exclusiones del mercado laboral por ser “el hermano o hermana de” o “el padre o la madre de”, estigma que muchas veces ayudan a construir la impunidad que produce el Poder Judicial al dejar sin condena ejemplar estos crímenes.
- Hacer justicia en un sistema que favorece la impunidad de los femicidios, lo cual implica para las familias dedicar mucho tiempo, recursos y energía, además de tener que trasladarse cientos de kilómetros para las audiencias de apelaciones, por lo cual debemos abonar pasajes, estadía y comidas; además de hacernos cargo de los honorarios de abogados penales, que como es tradición en ese fuero, deben pagarse antes de iniciarse el trámite judicial, es decir, en plena conmoción familiar y cuando tenemos que pagar hasta el sepelio de nuestras hijas masacradas.
- Reparar el daño en el tejido social que estos femicidios producen, dejando secuelas de las que ninguna autoridad se hace cargo, ya que en ningún barrio o escuela del territorio donde se produjo el femicidio de nuestras hijas se implementó ningún programa ni se aplicó ningún protocolo para elaborar comunitariamente el trauma de estas violencias y, por lo tanto, intentar así prevenirlas.
Agrega el texto: “Son muchos más los factores que podemos enumerar, pero en esta oportunidad nos centramos en estos tres aspectos para reclamar tres medidas:
- Que se implemente un programa para contener a las familias víctimas de violencia machista, que incluya a todos los miembros afectados. Este programa debe proporcionar asistencia psicológica adecuada y de ser necesario, recursos económicos, hasta que ese núcleo familiar este nuevamente en condiciones de insertarse en el mercado laboral.
- Que se implemente la asistencia jurídica gratuita y, en caso de ser necesario, se proporcionen los pasajes necesarios para seguir el trámite judicial, tal como se corresponde con el pleno ejercicio del acceso a la justicia.
- Que se implemente un protocolo de actuación territorial y especialmente en el ámbito de la educación para aplicar inmediatamente en casos de poblaciones afectadas por femicidios”.
Crímenes 2020
Las familias habían llegado a Plaza de Mayo con una bandera de tela negra en la que se leía: “enero” y 34 carteles con un dato en cada caso: “una menos”.
Cada cartel llevaba un nombre. Son las mujeres asesinadas durante el primer mes de 2020: Inés, 56 años; Sabrina, 35 años; Valentina, 19 años; Analía, 27 años; Florencia, 27 años; Luciana, 24 años; María, 25 años; Claudia, 44 años; Gabriela, 33 años; Silvia, 32 años; Marisa, 44 años; Noelia, 42 años; Alejandra, 28 años; María Mercedes, 46 años; Mariela, 40 años; Bárbara, 20 años; Florencia, 21 años; Ana Beatriz, 52 años; Isabel, 25 años; Francisca, 44 años; Bárbara, 29 años; Natalia, 16 años; Dámaris, 23 años; Romina, 17 años; Olga, 30 años; Natasha, 24 años; Deborah, 26 años; Rita, 27 años; Valeria, 28 años; Ayelén, 15 años; Antonela, 22 años; Gladys, 37 años; Antonella, 30 años y Maria Laura, 35 años.
Marta y Mónica leyeron la lista en voz alta, mientras la bandera giraba en torno a ellas, y sonaba la percusión aportada por artistas que llegaron desde Mar del Plata.
Después se hizo la performance del colectivo chileno Las Tesis que recorre el mundo y grita: “El Estado opresor es un macho violador”. Desde el Colectivo Familias Sobrevivientes de Femicidios plantean “Estado femicida nunca más” llamando Femicidios de Estado a “aquellos crímenes contra mujeres y personas trans cuyas condiciones para que se produzcan, concreten y queden impunes forman parte del escenario previo y garantizado por las políticas de Estado, tanto las que se llevan adelante como las que se dejan de hacer”.
El próximo encuentro será el segundo miércoles de marzo, a las 11 horas, en Plaza de Mayo.
#NiUnaMás
Conmovedora acción contra los femicidios en el estadio Maradona
Todas las luces del Estadio Diego Armando Maradona se apagaron. Minutos antes del partido de Argentinos Juniors contra Barracas Central, solo se encendió un reflector: el que iluminaba las butacas de la platea Francis Cornejo. Cada una de las butacas con un nombre.
Tamara
Vanesa
Sheila
Abril
Rocio
Elena
Ana
Los nombres en las butacas del estadio de Argentinos Juniors. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Aquí se puede ver la imagen de cómo fue ese momento.
Fue el modo que se utilizó para mostrar los 277 nombres de víctimas de femicidios y travesticidios en lo que va de este año hasta hoy: 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer.
En la oscuridad absoluta la voz del estadio dijo desde todos los parlantes: “Esas butacas vacías, cada una con el nombre de una víctima de femicidio, son un recordatorio doloroso: en lo que va del año 277 mujeres han sido asesinadas por el solo hecho de ser mujer. No son solo cifras, son historias, son ausencias”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Y un aplauso conmovedor y sincero inundó todo el estadio.
La acción fue impulsada por Secretaría de Género de Argentinos Juniors junto al Observatorio Lucía Pérez para visibilizar la violencia machista en nuestro país.
Las integrantes de la Secretaría de Géneros de Argentinos Juniors y del Observatorio Lucía Pérez. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
“La idea fue dejar un espacio vacío de la tribuna con los nombres de las mujeres asesinadas durante este año, y mostrar así la falta, que ellas hoy no están pudiendo venir a la cancha. Tomamos el mensaje del Observatorio: no son solo cifras, sino que detrás de cada uno de estos nombres , hay una historia”, dice a lavaca Mariel Alonso en la previa al partido mientras se repartían volantes con la invitación a visitar la web de la Secretaría del club y conocer la acción que se estaba por llevar a cabo.
Las camisetas de los jugadores adaptadas para el evento programado por la Secretaría de Géneros del club. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Las butacas vacías se iluminaron luego de la entrada en calor de los jugadores, que minutos después salieron a la cancha con un parche en la camiseta oficial que dice 25N, en homenaje a este día. Los suplentes salieron al campo con una remera especialmente diseñada para hoy que en la espalda tenía un dibujo que entre mujeres y banderas dejaba ver dos mensajes: “25N” y “Rompamos el silencio”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
“Hacer estas acciones en un club es fundamental”, explica Vanina Sánchez, secretaria de Géneros de la Asociación Atlética Argentinos Juniors. “Los clubes de fútbol no son solamente de fútbol, son también espacios donde las mujeres y los hombres venimos a pasarla bien, a alentar por nuestros colores, y son lugares donde estas batallas hay que darlas. Es súper importante que como institución deportiva podamos dar un mensaje: el de que es importante involucrarnos, defender nuestros derechos, y pedir también justicia por todas las mujeres que ya no están”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
El Observatorio Lucía Pérez, que lleva el nombre de la joven asesinada en Mar del Plata, es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca con el objetivo de generar el primer padrón autogestionado y público de femicidios y travesticidios de Argentina. Toda la información está disponible y es de libre acceso con el objetivo de que aporte así a encontrar una solución frente a la violencia. Toda la info se puede ver acá: https://observatorioluciaperez.org/
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
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No son cifras
La cifra de violencia contra las mujeres registró un nuevo salto: 277 femicidios y travesticidios se produjeron hasta hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer, según la información del Observatorio Lucía Pérez, primer padrón autogestionado sobre violencia patriarcal. Por esa razón la Secretaría de Género de la Asociación Atlética Argentinos Juniors impulsa junto al Observatorio una acción para visibilizar la violencia machista en nuestro país. Esta noche Argentinos juega a las 21.15 en su estadio Diego Armando Maradona contra Barracas Central.
Se dejarán 277 butacas vacías de una de las tribunas para poner el foco así en todas las mujeres que nos faltan. Además los jugadores saldrán a la cancha con un parche en su camiseta que recuerda la importancia de seguir reclamando por el fin de estos crímenes.
La investigación cotidiana del Observatorio Lucía Pérez elevó el registro de femicidios y travesticidios en lo que va del año a 277 hasta hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer. Además, a raíz de esos crímenes, quedaron 161 huérfanxs. Como respuesta hubo 288 marchas y movilizaciones en búsqueda de justicia.
El Observatorio Lucía Pérez, que lleva el nombre de la joven asesinada en Mar del Plata en 2016, es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca con el objetivo de generar el primer padrón autogestionado y público de femicidios y travesticidios de Argentina.
Mediante una docena de padrones que se actualizan diaria y mensualmente se construye una cartografía de la violencia y la descripción de cómo opera el Poder Judicial, la policía y las pocas medidas de protección con la que cuentan las víctimas antes de ser asesinadas.
De los 277 femicidios y travesticidios:
- 25 habían realizado denuncias previamente.
- 70 de ellas tenían hijxs, lo que provoca la cifra de 161 huérfanxs. En muchos casos sus hijxs presenciaron el crimen, como en el femicidio de Rosa Vanesa Mamani Vargas, asesinada el primer día del año; o el de Ramona Isabel Morínigo, asesinada en febrero frente a su hijo de 15 años; o el de Analía Celeste Oliva, cuyos hijos de 11 y 15 años fueron quienes encontraron el cuerpo.
- Tres de ellas estaban embarazadas.
- 30 estuvieron desaparecidas antes de confirmarse que habían sido asesinadas.
- 24 eran menores de edad.
Cada una de ellas no es una cifra, son madres, hijas, hermanas, vecinas, amigas, compañeras, hinchas por las que pedir justicia.
Por eso que en este día la Secretaría de Género de Argentinos Juniors impulsa junto al Observatorio Lucía Pérez una acción para visibilizar la violencia machista en nuestro país. Esta noche, en el partido contra Barracas Central, se dejarán 277 butacas vacías de una de las plateas para poner el foco así en todas las que nos faltan. Además los jugadores saldrán a la cancha con un parche en su camiseta que recuerda la importancia de seguir reclamando por el fin de estos crímenes.
Toda la información generada por el Observatorio Lucía Pérez está disponible y es de libre acceso con el deseo de que aporte así a encontrar una solución frente a la violencia. Se puede ver acá: https://observatorioluciaperez.org/
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Jury a los jueces Gómez Urso y Viñas: sin culpa y con cargo
Absolvieron a los jueces responsables del fallo del primer juicio (2018) por el femicidio de Lucía Pérez, que fue luego anulado por el Tribunal de Casación por la falta de perspectiva de género y la re victimización de Lucía (16 años) y obligó a un segundo juicio realizado en 2023. Ese nuevo proceso, con otros magistrados, sí condenó por el femicidio ocurrido en octubre de 2016 a Matías Farías y Juan Pablo Offidani, quienes además vendían droga en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía. Detalles de lo ocurrido hoy y la voz de Guillermo Pérez, el padre de la víctima: “Mensaje más mafioso que este no se me ocurre”.
Por Anabella Arrascaeta
Terminó hoy el juicio político a los jueces Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas quienes fueron absueltos de la acusación de “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta” por su actuación en el primer juicio por el femicidio de Lucía Pérez. En esa oportunidad ambos –junto al juez Aldo Carnevale que evitó el proceso al jubilarse anticipadamente– firmaron un fallo vergonzoso en 2018 que, en resumen, victimizó a Lucía de su propio femicidio, y absolvió a los acusados. Esa sentencia fue anulada por el Tribunal de Casación, que ordenó un nuevo juicio realizado en 2023 en el que finalmente se condenó a los autores del femicidio.
La llegada a este jury (más allá de su resultado) sienta un precedente histórico sobre el control social y político al Poder Judicial.
El Tribunal que analizó el caso fue encabezado por el presidente de la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Soria, y conformado por integrantes del Poder Legislativo.
No hubo audiencia sino un comunicado leído por el secretario del jury Ulises Giménez de modo virtual, y en contacto con las partes.
La familia de Lucía Pérez tuvo que ver la lectura de la sentencia por YouTube, al igual que los abogados de la querella. No se difundieron tampoco los fundamentos, que se darán a conocer mañana y se enviarán por mail a las partes.
Solo se informó la decisión unánime de absolver a los jueces y de solicitar a su vez a la Suprema Corte “la posibilidad de optimizar la capacitación en materia de género”.
El voto de absolución incluye al propio Daniel Soria y a los legisladores:
- Senador Gustavo Soos (Unión por la Patria).
- Senadora Gabriela Demaría (Unión por la Patria).
- Diputada Maite Milagros Alvado (Unión por la Patria).
- Senador Ariel Martínez Bordaisco (UCR).
- Diputada Susana Haydee González (Unión por la Patria).
Hacia el final, antes de que desconectaran la transmisión, la ex diputada Araceli Ferreyra, una de las impulsoras del juicio político, hizo oír su voz de repudio: “Lucía Pérez, presente, ahora y siempre”.
La familia: “Mensaje mafioso”
Guillermo Pérez, el padre de Lucía, habló desde Mar del Plata con lavaca:
Su primera reflexión: “Estamos asumiendo el cachetazo. Esto no es un mensaje para nosotros, es para la sociedad. Lo veo así. Ahora vamos a aclarar la cabeza, apagar los celulares, intentar dormir un poco. Todavía no hablamos con nuestro abogado”.
Sobre la absolución: “Pienso que los legisladores tienen que pagar el precio político. Los legisladores tanto como el presidente de la Corte estuvieron cuando a los jueces se los suspendió, ahí también fue por unanimidad, y ahora dicen otra cosa. Todavía no sabemos los fundamentos. Pero mensaje más mafioso que este, no se me ocurre”.
La contradicción: “Los legisladores tienen que pagar un costo. ¿Qué tengo que hacer, ir a verlo a Milei? ¿Qué tenemos que hacer? Es una contradicción este fallo, dice que tienen que hacer capacitación sobre violencia y los absuelven. Todavía no alcanzo a entender, quisiera saber los fundamentos de la sentencia”.
Otra reflexión: “Podemos tomar la sentencia, pero políticamente todo tiene un costo porque traicionaron a una sociedad. No nos traicionaron solo a nosotros. Ahora ¿quién les va a creer?”
El fallo
El fallo se dictó de manera virtual –dado que hoy se conmemora aniversario de la ciudad de La Plata y se dispuso asueto administrativo– y se siguió colectivamente en distintos puntos de Mar del Plata, La Plata, y CABA.
La familia de Lucía escuchó la sentencia rodeada de quienes la acompañan en la búsqueda de justicia en La Casa de Lucía, un espacio de encuentro y aprendizaje destinado a prevenir las violencias.
El fallo se dio a conocer un día antes de que se cumplan 35 años de la Convención sobre los Derechos de los Niños, y a menos de una semana del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
“Narcofemicidio“
El jury había comenzado el pasado lunes 11 de noviembre (https://lavaca.org/ni-una-mas/lucia-perez-asi-comenzo-el-juicio-politico-a-los-jueces-que-buscaron-dejar-impune-el-femicidio/).
Durante dos días hubo audiencias presenciales en el salón “Nunca Más” del Senado bonaerense donde desfilaron testigos convocados tanto por la acusación como por la defensa.
Los primeros argumentaron sobre el mal desempeño de los jueces Gómez Urso y Viñas, detallando momentos del juicio en los que atacaron a la familia y a sus testigos, así como los extractos del fallo que, según el representante del Ministerio Público Fiscal, Marcelo Lapargo, “desobedecieron leyes y normativas nacional e internacionales”.
Expusieron también Guillermo Pérez y Marta Montero, los padres de Lucía, quienes describieron el calvario en el que convirtió su vida tras la muerte de su hija y también tras la primera sentencia: “El primer juicio fue una tortura”, resumió Guillermo. Luego declaró Matías Pérez, hermano de Lucía, quien dijo con lágrimas en los ojos: “Lo único que sigo viendo es como se nos sigue pasando la vida pidiendo justicia”.
Luego fue el turno de Gustavo Melmann, papá de Natalia, asesinada, violada y torturada cuando era una niña de 14 años; María Elena Naddeo, ex presidenta del Consejo de los Derechos de lxs Niñxs; Laureana Malacalza que en el momento del juicio era Coordinadora del Observatorio de Género de la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires; Natalia Gauna que en el momento del juicio trabajaba en la Defensoría y fue veedora de todas las audiencias; Fernando Fernández y Alejandro Agote, ambos trabajadores judiciales de Mar del Plata.
En esta crónica, la descripción de sus aportes e intervenciones en el jury: https://lavaca.org/ni-una-mas/lucia-perez-asi-comenzo-el-juicio-politico-a-los-jueces-que-buscaron-dejar-impune-el-femicidio/
Flavia Delmas, ex Secretaria de Políticas contra las Violencias por Razones de Género de la Provincia de Buenos Aires, sintetizó en una nota su responsabilidad en el proceso: “Estos jueces, Viñas y Gómez Urso, tuvieron que discernir qué había sucedido entre una niña adolescente de 16 años, estudiante secundaria, y dos personas mayores –uno de 23 años y otro de 41 años– que vendían estupefacientes en la puerta de su escuela. Es decir, dos hombres pertenecientes a una banda criminal que buscaba captar niñas adolescentes para el consumo. La invisibilidad de lo evidente, el afán de extirpar las jerarquías y los estatus que se desplegaron en esas apenas 24 horas previas al femicidio, es una de las principales operaciones de poder que se han producido en el juicio acontecido en Mar del Plata en 2018. Sin lugar a dudas este caso es paradigmático ya que devela un tipo de femicidios que nada tienen que ver con los más extendidos en nuestro país: los de violencia doméstica. Esto implicaba un desafío para los jueces: producir la distinción de un fenómeno creciente, que es el NARCO FEMICIDIO”. Y concluyó: “Ante este desafío, los jueces acusados en el jury tomaron el atajo corto: culpar a la víctima”.
Por su parte, la defensa convocó a tres abogados: al ex abogado de la familia de Lucía, al abogado Esteban Viñas, primo de uno de los jueces imputados e integrante de la Red de Jueces Penales; y a la abogada de Matías Farías, condenado por el femicidio de Lucía Pérez.
El proceso
El jury político que culminó hoy representa un hito de cómo luchar frente a las injusticias. La familia de Lucía Pérez, tras su femicidio, logró la anulación del primer juicio (2018) y realizar un nuevo proceso a cargo de otro Tribunal, en el que Matías Farías fue condenado a cadena perpetua por el femicidio y Juan Pablo Offidani a 15 años de prisión, considerado “partícipe secundario”. Este fallo contrastaba con el primero, que los había condenado solo a 8 años de prisión por la venta de drogas en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía.
En el segundo juicio, llevado a cabo en 2023, los jueces Gustavo Fissore, Alexis Simaz y Roberto Falcone determinaron por unanimidad que estaba acreditado el abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes del que fue víctima Lucía Pérez. Y en el fallo ponderaron a su vez su doble rol de víctima mujer y niña amparado por normativa internacional y nacional y por los parámetros de perspectiva de género.
Nada de esto había sido considerado en el primer juicio. Por eso, el 22 de mayo de 2019 en la Cámara de Diputados de la Nación se anunció la presentación del pedido de destitución a los jueces del Tribunal en lo Criminal N°1 de Mar del Plata: Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale, quien finalmente pidió la jubilación anticipada.
Dos años más tarde, en abril de 2021, la Comisión Bicameral de Normas de Procedimiento para el Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios bonaerenses resolvió acusar a los jueces Viñas y Gómez Urso por “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta”. Desde ese momento fueron preventivamente destituidos y dejaron de cobrar el 40% de sus honorarios.
En paralelo, la Corte Suprema bonaerense aprobó este mismo año una Guía Práctica para que jueces y juezas apliquen la perspectiva de género que justamente cita ese fallo. La guía señala: “La estereotipación debe ser desarticulada” porque “trae como consecuencia la negación de un derecho, la imposición de una carga mayor o degradación, provocando de ese modo la perpetuación de prácticas que entrañan violencia y discriminación desde el Poder Judicial, pudiendo caer en violencia institucional”.
Los argumentos para la destitución de los jueces eran varios. Por parte del Ministerio Público Fiscal, el fiscal Marcelo Lapargo sostuvo en su pedido de destitución: “Si en vez de discriminar por la conducta sexual previa de Lucía, lo hubieran hecho porque Lucía era negra, judía o evangélica, estaría clarísimo, no estaríamos ni discutiendo. El tema es que la conducta sexual parece algo en lo que estamos autorizados a meternos (…) Discriminar no es un hecho menor. Discriminar a una niña, a una menor de edad, no es un hecho menor. Tratar de entender que su valía se ser amparada por las leyes se define por los hallazgos de una autopsia, no es un hecho menor”. Y dijo después a modo de conclusión: “En definitiva los magistrados causaron una grave ofensa a la familia y un grave desprestigio al poder judicial”.
Nada de esto fue tenido en cuenta para la absolución de hoy, que además reintegra a ambos jueces a sus cargos y les restituye la totalidad de sus salarios.
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