Nota
Feminismo sin patrón
(lavaca en Guatemala) En un salón repleto de blusas bordadas con colores bellísimos, sonrisas cómplices y miradas ávidas, la guatemalteca Ana Patricia Castillo abre la primera jornada del encuentro Economía Feminista para la vida definiendo en pocas palabras todo un plan de acción: “Nos preocupa el patriarcado como orden jerárquico y los mitos e interpretaciones que de allí derivan sobre la realidad económica. Nos preocupa el sistema de pensamiento en el cual el machismo y el racismo están imbricados. Nos preocupa la invisibilidad de las mujeres en los modelos macroeconómicos. Nos preocupan los modelos de desarrollo basados en el extractivismo, la contaminación y la pérdida de diversidad. Nos preocupa la ecología y la conservación de recursos. Nos preocupa la discriminación y segregación laboral de las mujeres. Nos preocupa que en las estadísticas no aparecemos: en las cuentas del mundo no aparecemos. Nos preocupa nombrar el trabajo que hacemos las mujeres”. Completa luego Tita Godinez: “Las mujeres somos topía, no utopía. Constituimos la prueba concreta de que se puede producir de otra manera y con otras lógicas”.
A partir de allí esas preocupaciones se convirtieron en ocupaciones que fueron hilvanando la jornada desde las 8 de la mañana hasta las 6 con conversaciones que tuvieron tres capítulos en los cuales quince expositoras compartieron sus investigaciones, experiencias, datos y proyectos. Estos son algunos de los conceptos compartidos en el primer round de intercambio:
Abrir la cancha
Ana Silvia Monzón, de FLACSO, fue la encargada de desplegar qué significa la Economía Feminista como disciplina y como herramienta. Luego, la economista Natalia Quiroga tiró estas primeras piedras:
- “La economía feminista es un campo de reflexión e investigación en el cual señalar la condición racista y patriarcal de la economía occidental que se sostiene, entre otras cosas, a partir de negar el trabajo femenino”.
- “Desde su irrupción, la arena de la economía feminista era la desigualdad, hasta que desde América Latina pateamos ese tablero como único espacio de disputa política y teórica”. En términos menos académicos, lo que plantea Natalia Quiroga es que el gran aporte de América Latina a la teoría económica feminista consiste en agrandar la cancha porque así lo están haciendo nuestras luchas. “Hablar sólo de igualdad en las condiciones de explotación no nos resuelve hoy la batalla principal contra este sistema”. Y esa batalla es nada menos que contra la muerte. “Lo teórico, entonces, se resuelve al poner en el centro a la vida” para responder así a la necesidad urgente de nuestra época, que es la de “garantizar la vida de todes, no solo la humana”.
- Se trata, también, de “no pensar en garantizar la vida en términos individuales, sino en términos territoriales. El feminismo que surge desde esa perspectiva platea que en nuestro continente se está llevando ahora mismo una batalla por las condiciones de reproducción. Eso expresan las protestas en Chile, Honduras o Ecuador: no son manifestaciones contra la explotación laboral, sino para defender condiciones de vida indispensables, que se expresan como defensa de la salud y la educación pública, por ejemplo, pero que implican una disputa central sobre los destinos sociales que dictan el FMI o el Banco Mundial y que los gobiernos garantizan con ocupaciones militares de territorios y represiones cada vez más brutales. Se trata de una batalla por el control de cuerpos y territorios”.
- “Cuando hablamos de feminismo hablamos de un sujeto político que nunca fue reconocido como portador de un proyecto emancipador, al que se le ha negado conocimientos, soberanías y pensamiento crítico. Son las mujeres indígenas y afro las que nos han legado este feminismo sin patrón, alimentado con los proyectos de vida de cada comunidad. No podemos, entonces, decirles a las compañeras mayas cómo deben luchar. Lo que podemos es intercambiar experiencias para así darles fuerzas a nuestras luchas”.
- “El neoliberalismo triunfa cada vez que nos convence que cómo vivimos es un problema privado. Triunfa cada vez que convierte a nuestros Estados en una herramienta de cuidado de los monopolios. Un ejemplo es Argentina, en la cual el Estado dedica sus esfuerzos a pagar el 80% de interés a la renta especulativa -la tasa más alta del mundo- y aumenta en forma sideral las tarifas de gas, luz y agua, servicios indispensables para la vida”.
- “Politizar la producción de las mujeres es la forma de que se caiga este modelo de saqueo porque este modelo solo se puede sostener si se invisibiliza nuestra explotación. Politizar significa decir: las mujeres no vamos a seguir siendo la zona de sacrificio. Politizar significa asumir que vivimos en un continente rico, sin recursos escasos: el extractivismo es el que produce la pobreza que padecemos”.
Nuestro tiempo y nuestra vida
¿Qué es el tiempo? comienza preguntando Karina Peruch, guatemalteca experta en estadísticas. Didácticamente, explica el sentido cultural, sexual y productivo que tiene ese tiempo en nuestra época: “Cualquiera de nosotras puede decir exactamente cuál en su horario de trabajo en una oficina, pero difícilmente podrá decir cuánto tiempo le insume por mes lavar los trastos”.
“El tiempo es un recurso escaso”, dirá Peruch para explicar cómo las mujeres si lo gastan en tareas cotidianas (10 mensuales horas en lavar trastos, precisa) lo pierden de invertir en conocimiento (estudiar, leer, capacitarse), descansar o participar de la vida política. Eso, explica, tiene nombre: se llama desigualdad.
¿Qué es la vida? interroga luego la economista Sonia Escobedo. La respuesta llega de su larga experiencia con mujeres de comunidades originarias guatemaltecas con las que ha reflexionado sobre las consecuencias de los modelos neoliberales, los cuales describe como una “macro opresión con múltiples e imbricados procedimientos extractivos”. Nos recordará Sonia que ya hemos aprendido duramente qué significa para nuestras vidas la reducción del Estado o las privatizaciones de servicios, pero que nos es más difícil reconocer cómo la prédica neoliberal “arrasó con nuestra capacidad de soñar otras formas de producción y de vida y la esperanza de transformación. El despojo incluye no poder imaginar un mundo diferente”.
Para recuperar esos horizontes las comunidades hicieron memoria. Y desde esa memoria comenzaron a analizar las batallas actuales. “el patriarcado nos quiere en casa, pero el capitalismo nos quiere trabajando para otros.” No es una paradoja, porque el resultado es la acumulación de explotaciones. Para escapar a esta encerrona, hay que abrir la postal y mirar nuestras vidas como parte de algo enorme. Sonia lo llama “la red de la vida” y la muestra en una diapositiva que describe el tejido que nos une a todo lo vivo. “Lo que se mueve y lo que no se mueve, lo visible y lo invisible”.
“Como Humanidad no somos ni todo ni lo más importante”, nos recordará Sonia, antes de compartir cómo han trabajado un concepto ancestral y eterno, aquel en que “los tiempos no tienen tiempo ni el orden, orden”. Son los tiempos comunitarios, aquellos que nos crian, nos sacuden y nos mecen.
Palabra clave: autonomía
La mexicana Patricia Rodríguez, integrante del Instituto de Estudios Económicos de la UNAM, señala lo inútil que es hablar de “la brecha salarial” en estos tiempos. Para demostrarlo comparte unos gráficos que demuestran que la pobreza no tiene sexo: los salarios peor pagos son los más igualitarios. “Sabemos, también, que aquellas mujeres que pueden lograr un mejor salario no siempre tienen soberanía sobre el manejo de ese dinero”. Propone entonces que la Economía Feminista proclame la autonomía económica como bandera, porque de esa forma pone el dedo en las llagas a drenar: no solo en la producción, sino en la distribución; no solo en la igualdad, sino en el poder. “Proclamar ´igual trabajo, igual pago´ no es lo mismo que exigir una redistribución de la riqueza social, un concepto que incluye -además de la equidad salarial- el reconocimiento del trabajo de cuidados, por ejemplo”, apunta Rodríguez. Y concluye: “Reconocimiento y retribución: eso es autonomía”. La economista Natalia Quiroga completa: “Estamos hablando de una autonomía comunitaria y territorial porque la autonomía nunca es individual, siempre es colectiva”.
Es la hora de la pausa y de las frutas. Bananas, ciruelas y manzanas.
Luego, el segundo round, que incluye enseñanzas para politizar la olla, entre otras sabrosas recetas.
Masticando resistencia
Gladys Alfaro llega desde Chiapas, México, para compartir su experiencia con la Red de Mujeres, un tejido bordado por trece organizaciones que batallan contra la violencia femicida y el despojo de sus territorios. “Nuestro aporte es cómo vivimos. Tenemos una concepción del tiempo contraria a las manecillas del reloj capitalista. Lo menos importante para el sistema es lo más importante para nosotras. Es vital para nosotras indagar qué pasa con nuestros cuerpos, así como qué pasó con nuestras comunidades antes de nosotras. No somos cuadradas ni verticales. Nuestra tarea es politizar la vida cotidiana de las mujeres. Preguntarnos todos los días: qué queremos hacer y qué no queremos. Y responderla pensando en el bien común. Queremos justicia, paz, democracia, sí. Y comenzamos a construirla en lo concreto: en la olla. Comer sanamente es nuestra resistencia. Producir nuestra comida comunitariamente, procesarla y compartirla todas juntas. No alimentar ni al patriarcado ni al capitalismo es politizar la olla porque eso representa disputar la reproducción de la vida. Comemos sanamente y estamos más sanas. Nos enfermamos menos porque comemos mejor. Eso lo vemos y lo sentimos: es un indicador de que estamos caminando hacia una vida digna”.
Alejandra Bonilla integra una organización de mujeres mayas campesinas. De allí trae una pregunta: “ ¿Por qué a las empresas no les importa fumigarnos con veneno?.”
Comienza entonces a trazar el recorrido de cómo llegamos a este desquicio y también señalando la trinchera para resistirlo: la cocina.
- “El concepto colonial sobre cómo ubicaron nuestros espacios: centro/periferia. En esa concepción nos ha afectado nuestra forma de pensar. Por ejemplo, necesitamos referentes para pensar lo que nos pasa, o nos da temor pensar rompiendo. Asi posicionan nuestros territorios y nuestros pensamientos. Ubicaron nuestros pensamientos en oposición al desarrollo, al progreso. Lo moderno son los otros. Ese centro tiene la verdad, y todo lo que se por fuera es subordinado”.
- “Otro concepto colonial: lo importante, lo válido es una visión del mundo los bienes. Las vidas deben estar al servicio de esos centros. Los territorios deben ser sacrificados para construir una hidroeléctrica: el progreso dice que ahí tiene que vivir una hidroeléctrica y no nosotras”.
- “Desde la gran invasión colonial empezó el gran despojo que tiene hitos o momentos donde el centro absorbe los bienes, cuerpos, vidas. Hay resistencia también. Pero algo está pasando ahora. Las compañeras me preguntan: ¿por qué ahora estamos sufriendo esta avanzada contra nuestros espacios? Esas relaciones se dieron antes, pero no tan agresivas. Se trata de una gran avanzada, muy agresiva, de despojo. Quieren tragrarse todo: nadie puede quedar afuera de la reproducción del capital trasnacional”.
- “Las comunidades son peligrosas por eso: porque no reproducen el capital transnacional. Y el punto es que esa autonomía es resistencia e insubordinación”.
- “Las poblaciones ven destruir sus territorios todos los días, pero el resto lo nota recién cuando es noticia que arde el Amazonas, aunque todos los días en nuestra América se talan árboles, se contaminan las aguas y se envenenan los suelos”.
- “Hay una relación directa entre las políticas que padecemos y lo que hacen las mineras, petroleras y el agronegocio, que son las prácticas de esa economía de muerte. En esa economía de muerte nos va quitando no solo la tierra o bienes, sino nuestras formas de pensar y de hacer”.
- “Nosotras tenemos otra relación con la naturaleza. En todas las comunidades tuvimos prácticas de producción colectivas. ¿Cuántas quedaron? Pocas. Las actividades colectivas van desaparecieron porque se fomenta la individualización Y así, de poco, se produce la destrucción del conocimiento: el uso medicinal de las plantas, el cultivo de ciertos alimentos, la forma de producir agricultura sana. Hemos visto cómo en zonas dónde hasta hace diez años se producía maíz sano hoy ya no se sabe cómo hacerlo. Son conocimientos que si no se transmiten durante tres generaciones, se pierden. Ese conocimiento, nos dicen, no es ciencia”.
- “Nuestros cuerpos, nuestras vidas, son expresión de conflicto en los territorios. Son cuerpos de campesinas e indígenas enfermas por los niveles de contaminación, por tomar agua contaminada, por haber deteriorado la dieta, por comer en lugar de frijoles, pan de trigo. Son cuerpos que sufrieron la violencia de las avionetas fumigando venenos”.
- “Las políticas y el despojo de recursos hoy tienen una manera agresiva de terminar con lo poco que nos queda. Por ejemplo, el sistema que controla la salud animal (Senasa), persigue nuestra producción de gallinas y cerdos bajo el supuesto de que contamina las producciones agroindustriales. Otra: el Estado promueve una ley de registro de todas las semillas. Significa entregarle a ese Estado protector de monopolios la base de datos genética de todas nuestras comunidades. Es la desaparición de los bienes comunitarios. Las semillas deben ser libres como las mujeres: esa es ahora nuestra consigna.”
- “¿Qué hacemos entonces? Organizamos intercambio de semillas. Altares de semillas. Y en esta batalla, la cocina es nuestra trinchera: todas las personas deben cocinar. La cocina es un espacio muy importante para la vida y hay que darle el valor político que realmente tiene. Cocinamos para fortalecer la siembra en defensa de la biodiversidad”.
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
Nota
Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.
Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.


La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.
El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.
Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.
Pero falta para eso.
Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.
En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.
Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.
Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.
Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.
Fin.


Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.
Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.
Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.
Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.
Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.
Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.


Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.
Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.
Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.
Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.
Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.
¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.
¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.
Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.
¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.
¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.
Fin.

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.
Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.
Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.
De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.
Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.
Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.
Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.
Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.
¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.
Fin.




Otras celebridades que se llevan las miradas:
El Zorro con la bandera de Argentina.
Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.
Lila Lemoine vestida como playera de YPF.
Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:
- Castrá
- Adoptá callejeritos
- Educá
- No compres
- No + piroctenia
Son tatuajes.
En la cara.
Fin.

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?
Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.
La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.
¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.
¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.
Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.
Fin.


Equivalencias y bebidas.
Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.
Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.
Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.
Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.
Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.
Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.
La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.
Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.
Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.
Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.
Le han robado el celular.
Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.
El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.
Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:
-Es que está lleno de negros.
Fin.
