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Glifosato: año nuevo, juicios nuevos

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El pasado 3 de enero el juez federal de distrito de San Francisco, Vince Chhabria, dio lugar al pedido de Monsanto y dividió un cúmulo de juicios en dos partes, un cambio que se lee como una ventaja para la corporación. Sin embargo, uno de los protagonistas del buffet de abogados que representan a quienes demandan a Monsanto por causarles enfermedades, habló con lavaca y asegura: «La Corte quiere centrarse en la ciencia. Y Monsanto cree que centrarse en la ciencia les ayudará a evitar otro gran veredicto. Monsanto se equivoca: La ciencia es y siempre ha sido la parte más fuerte de nuestro caso». Otra nota especial de Anabel Pomar para www.monsantopapers.lavaca.org

Por Anabel Pomar

El año comenzó con importante novedades en el litigio contra el Roundup que se lleva en Estados Unidos, donde más de 9.000 personas acusan a Monsanto por producirles cáncer. El juez a cargo de uno de los procesos unificados concedió a la compañía el pedido de bifurcar los inminentes juicios. Este cambio de modalidad en el proceso judicial (ver abajo La Bifurcada), es entendido como una ventaja para la corporación, pero para el abogado Brent Wisner no hay dudas de que Monsanto volverá ser condenada.
Consultado por monsantopapers.lavaca.org, tras salir del recinto judicial en San Francisco, declaró: “La Corte quiere centrarse en la ciencia. Y Monsanto cree que centrarse en la ciencia les ayudará a evitar otro gran veredicto. Monsanto se equivoca. La ciencia es y siempre ha sido la parte más fuerte de nuestro caso. Y estamos seguros de que no importa cuántos obstáculos intenten poner en nuestro camino la Corte o Monsanto: ganaremos».
Wisner es categórico y basa su opinión en las pruebas que han recopilado para documentar lo que llama “un gran fraude” por parte de Monsanto. El abogado es la cara visible del equipo legal que lleva adelante cientos de juicios contra el Roundup. Miembro del bufete de abogados Baum, Hedlund, Aristei & Goldman cobró notoriedad pública tras liderar la defensa del jardinero Dewayne Johnson, el primer demandante en conseguir que Monsanto sea condenado por provocar cáncer y haber ocultado con malicia la peligrosidad cancerígena del Roundup.
El litigio federal de Monsanto Roundup está conformado por más de 1654 casos presentados en cortes federales en los EE. UU. Bayer, tras comprar Monsanto, es dueña ahora de estas demandas, tanto a nivel estatal como federal, que ascienden a más de  9.000 en el país natal del herbicida más usado en el mundo y declarado probablemente cancerígeno por la OMS en 2015.
Estos casos consolidados en un litigio multidistrital (MDL) en San Francisco, California se llevan ante el Juez del Tribunal de Distrito de EE. UU. Vince Chhabria (In re: Roundup Products Liability Litigation (MDL No. 2741)).
Los casos contra Monsanto se consolidaron en un MDL para reducir la duplicación del descubrimiento de pruebas, evitar sentencias preliminares en conflicto de otros tribunales en todo el país y servir a las partes involucradas en una ubicación conveniente para las mismas. El juicio de Dewayne Johnson forma parte de este proceso.
Vince Chhabria es el mismo juez cuya firma permitió se liberaran públicamente los papeles de Monsanto que lavaca traduce en su sitio especial monsantopapers.lavaca.org, y que han dejado en evidencia el modo en el que la compañía oculta información e interfiere en los estudios científicos para seguir imponiendo el falso discurso de inocuidad del Roundup.
El mismo juez que ahora plantea un nuevo diseño o recorrido para proceder: un juicio bifurcado.

La Bifurcada

El pasado 3 de enero el juez federal de distrito de San Francisco, Vince Chhabria, dio lugar al pedido de Monsanto y dividió los procesos en dos fases o etapas. La medida, que fue apelada por la defensa pero reconfirmada por el juez el pasado 4 de enero, alcanza a los tres juicios de prueba a los que se enfrentará Bayer a partir de febrero.
Inicialmente, la medida favorece a Bayer/Monsanto ya que la orden prohíbe a abogados defensores presentar pruebas de que la compañía intentó influir en los reguladores y manipular la opinión pública desde el inicio del proceso.
Concretamente esta decisión permitiría circunscribir la cantidad de evidencia que los demandados podrán presentar durante sus exposiciones y para muchos de los actores involucrados limitaría algunas pruebas fundamentales para sostener lo alegado por los demandantes. La medida establece que el juicio procederá en dos fases. La primer etapa para determinar si el glifosato es el producto que produjo el cáncer del demandante. En caso de resolver el jurado por la positiva, es decir, encontrar que el Roundup fue sustancial para producir cáncer, recién allí se avanzará a la segunda fase o etapa: la de enjuiciar la responsabilidad de la empresa en cuanto a no advertir adecuadamente de ese peligro.
Esta decisión del juez Chhabria es entendida como un guiño amable para la corporación. La bolsa de valores también lo interpretó así y tras conocerse el veredicto las acciones de Bayer subieron un 6%, cuando desde agosto del año pasado solo conocían de perdidas por la repercusión enorme que tiene en su valor de mercado la condena en el caso Dewayne Johnson y la proyección del monto en daños sobre los juicios futuros.  “La decisión de la Corte de mantener el foco del juicio en la ciencia relevante para la salud humana es alentadora”, afirmó Bayer mediante un comunicado público tras calificar el fallo del juez como un “paso adelante hacia un debate más objetivo”.
Recordemos que la gigantesca corporación ha sostenido y sigue sosteniendo que las pruebas que condenaron al Glifosato son “emocionales” y no “científicas”. Parte de la línea argumental de la defensa es justamente señalar que ha sido la actitud de interferencia de la empresa en el ámbito científico, a través de la escritura fantasma, el lobby, la publicación de estudios “de propaganda” como científicos, los que les han permitido mantener el producto en el mercado aún a sabiendas de la peligrosidad.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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