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Homenaje a Andrés Carrasco: ciencia sin patrón

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La Facultad de Ciencias Médicas de Rosario homenajeó al Dr. Andrés Carrasco tras su fallecimiento, propuso el Día de la Ciencia Digna y lanzó una de sus propuestas para generar una Red de científicos comprometidos. Además, se leyó uno de los últimos textos de Carrasco. Darío Aranda relata para lavaca experiencias y emociones del acto
rosario
La ciencia no es neutral ni objetiva. La ciencia siempre tiene ideología y un sentido político. La ciencia puede aportar a la liberación o al sometimiento. La ciencia puede ser aliada de las corporaciones o estar al servicio del pueblo. Son algunas de las definiciones de la Declaración Latinoamericana por una Ciencia Digna, un espacio que reúne a medio centenar de científicos de cinco países, críticos al modelo transgénico y al extractivismo. El borrador del escrito fue redactado por Andrés Carrasco, el embriólogo molecular que confirmó en 2009 los efectos devastadores del agroquímico glifosato y que falleció en mayo pasado. Parte de su legado es la conformación de una red de académicos críticos al modelo de ciencia oficial que está al servicio de multinacionales.
La Facultad de Ciencias Médicas de Rosario es un edificio centenario. Una casa de estudios atípica, que por resoluciones del Consejo Superior (mayor órgano colegiado) cuestionó al modelo de agronegocios y a la megaminería. Y el 16 de junio pasado dio otra paso: designó esa fecha como el Día de la Ciencia Digna, en homenaje a Andrés Carrasco, a conmemorarse todos los años.
Damián Verzeñassi es médico, subsecretario académico y docente de la materia Salud Socioambiental. Está en el auditorio de la Facultad y coordina el homenaje a Carrasco. “Hoy es su cumpleaños, 16 de junio, y lo recordamos celebrando su vida, su compromiso, que nos llama a no bajar los brazos”, comienza Verzeñassi, ante los asistentes que no ocultan la tristeza.
Toma la palabra otro Damián, Marino, del Centro de Investigación de Medio Ambiente (CIMA) de la Universidad Nacional de La Plata. Investiga el efecto de plaguicidas y conoció a Carrasco. “Nos forman para ver quién publica el mejor ‘paper’, pero hoy ya no podemos hacer eso, debemos plantearnos qué aportamos a la sociedad”, reclamó. Repasó que en sus estudios confirmó que las plazas de los pueblos agropecuarios tienen más agroquímicos que los propios campos sojeros y sinceró que, al investigar los efectos del modelo agropecuario, muchas veces sus pares le preguntaron lo mismo: “¿No te persigue el Conicet (el mayor órgano oficial de ciencia de Argentina)?”. Remarcó que Carrasco le solía decir que las investigaciones científicas no debían quedar encerradas en el ámbito académico, que debían ser difundidas a la sociedad. Y cuestionó a las cúpulas universitarias: “En la Facultad de La Plata los científicos no supieron del fallecimiento de Andrés, pero sí lo supieron y lamentaron los estudiantes”.
El decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario, Miguel Farroni, afirmó que la premisa de la casa de estudios es el compromiso social de los egresados y que los científicos deben exponerse a la sociedad. Valorizó a Carrasco por animarse a alertar los riesgos en la salud del pueblo y lamentó que muchos otros científicos silencien las consecuencias del modelo transgénico: “Ningún intelectual debe ser asalariado del pensamiento oficial”, chicaneó a quiénes no hablan por temor a perder subsidios o represalias de funcionarios de turno.

Miguel Farroni

Miguel Farroni, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario


 Madres y pueblos fumigados
Daniel Verzeñassi, del Foro Ecologista de Paraná, recordó que los críticos al modelo agropecuario solían ser chicaneado por no tener “fundamentos científicos” en sus cuestionamientos. Y, en ese mismo sentido, revalorizó la importancia de que un académico como Carrasco haya investigado y hablado. “Sentimos que Andrés va a seguir diciendo y haciendo, porque sembró muchísimo. No pudimos estar con él tods las horas que quisimos, pero vamos a estar muchas más horas de las que imáginamos”, aseguró.
Carlos Manessi, del Centro de Protección de la Naturaleza (Cepronat), rindió el homenaje de los pueblos fumigados de Santa Fe a Carrasco y prometió seguir en la lucha. “Andrés nos inspira, seguiremos caminando junto a él. Nos iluminó”.
Sofía Gatica, de Madres de Ituzaingó Anexo de Córdoba, estaba conmovida. Recordó el día que un hombre golpeó la puerta de su casa, se presentó como científico y le dijo que ellas tenían razón en cuanto al efecto de los agroquímicos en la salud. Corría 2009 y Carrasco se acercaba por primera vez a las inspiradoras de su estudio, las Madres de Ituzaingó. Cuando las denuncias de las Madres llegaron a juicio, en 2012, los jueces le preguntaron a Carrasco por qué no había participado de la comisión creada por la Presidenta y encabezada por el Conicet para dilucidar los efectos del glifosato. Gatica resumió: “El Conicet le hizo la vida imposible a Andrés. Y la Presidenta se reúne con Monsanto. ¿Cómo iban a convocar a un científico que denuncia al modelo agropecuario?”.
Gatica apenas podía hablar. Afirmó que Argentina le debe mucho “al doctor Carrasco”, lamentó que muchos no sean conscientes de todo lo que él hizo, pero también se mostró esperanzada: “Las semillas que sembró Carrasco están germinando en toda la Argentina”. 
 Compañera
Alicia Massarini, doctora en ciencias biológicos, investigadora del Conicet y compañera de Carrasco, leyó una carta. “Quiero destacar de Andrés su apego incondicional a los principios éticos que inspiraron su actividad como científico y al mismo tiempo como ciudadano, como ser político. Y en relación con ello una decisión crucial: elegir entre las normas de legitimación del saber científico que impone la academia y las normas éticas que deberían orientar la responsabilidad social de los científicos. Andrés optó sin dudarlo por su compromiso con la sociedad”.
Detalló que, por esa elección de vida, pasó a ser blanco de agresiones y aprietes de abogados y matones de las empresas, pero sobre todo de una incesante campaña de desprestigio sin precedentes en la historia de la ciencia nacional, que no cesó ni cuando los resultados de sus investigaciones fueron publicados en una prestigiosa revista científica internacional. “Aunque nos llene de indignación este comportamiento de funcionarios, científicos y tecnócratas funcionales al modelo hegemónico, no debe asombrarnos. La desobediencia de Andrés desnudaba el lado oscuro y devastador de un modelo de producción agropecuaria basado en una tecnociencia instrumental, mercantil e irresponsable que se presentaba como virtuosa y progresiva”, denunció.
Reivindicó que que el saber científico no es neutral y destacó que Carrasco mostraba que había dos maneras de hacer ciencia: una “pueblocéntrica” inspirada en las necesidades sociales más acuciantes y otra “empresocéntrica”, funcional a la lógica del sistema, proveedora de insumos  tecnocientíficos y de un discurso legitimador que se reclamaba como universal y objetivo. “Andrés interpeló la lógica de la comunidad científica”, afirmó.
Hizo especial hincapié en que Carrasco no ubicaba su investigación como un verdad absoluta, sino como una contribución que cobraba sentido junto a otros saberes, los de los pueblos que desde hace años padecen, resisten y saben que los agrotóxicos enferman y matan. “Andrés supo que esta era una lucha fundamental en Latinoamérica y no dudó en poner todo su empeño y energía en estrechar lazos, intercambiar experiencias y ofrecer todo su saber al servicio de las causas que los movimientos sociales”, detalló Massarini. Y aseguró que Carrasco reinstaló el debate iniciado en latinoamericanos por Oscar Varsavsky, Amílcar Herrera o Jorge Sábato respecto a la no neutralidad de la ciencia y que reclamaban la necesidad de apostar a un proyecto propio, acorde a las necesidades y prioridades de los pueblos.
Ya con un nudo en la garganta, Massarini leyó las últimas oraciones: “Maestro, médico, científico, militante de la vida, compañero. Andrés, íntegro, único, indispensable. Andrés, siempre presente en nuestras luchas, siempre en nuestros sueños”.
 Científicos comprometidos
Carlos Vicente, de la organización internacional GRAIN, presentó un escrito de Andrés Carrasco, puntapié para el lanzamiento de la la Red de Científicos Comprometidos. Un texto largo, por momento con explicaciones técnicas que detalla por qué los transgénicos han demostrado su fracaso y confirmado su perjuicios a la salud y el ambiente. También, claro, el texto contiene aportes que no se disfraza de falsa neutralidad ni sin ideología (como suele argumentar buena parte del establishment científico):
-“El modelo de agronegocios y el control territorial: la apropiación por despojo de tierras y territorios debe ser vista en el marco de un diseño geopolítico extendido a lo largo y ancho de América Latina y que forma parte de un proyecto de dominación y control de la producción de alimentos mediante la diseminación legal e ilegal, de semillas genéticamente modificadas o transgénicas. Derogando así  la soberanía alimentaria de nuestros pueblos”.
-“El modelo extractivista, es una pieza fundamental del modelo neocolonial de apropiación por despojo. Es imposible entenderlo sino a través de un fuerte protagonismo de una tecnología amañada y con fundamentos científicos frágiles en concepción”.
-“Existe una ciencia cada vez más dependiente de los poderes hegemónicos, violando el derecho a una ciencia autónoma para beneficio directo de la sociedad”.
-“Los cultivos transgénicos son vehículos diseñados no para alimentar al mundo, sino para la apropiación sistemática e instrumental de la naturaleza; y sin duda un instrumento estratégico de control territorial, político y cultural, de una nueva etapa neocolonial”.
-“Los pueblos latinoamericanos tienen el derecho irrenunciable a desarrollar una ciencia transparente, autónoma y que sirva a sus intereses”.
-(Empresas y gobiernos) “Violan procesos biológicos con procedimientos rudimentarios, peligrosos y de consecuencias inciertas que mezclan material genético de las plantas con el de distintas especies (vegetales y animales)”.
-“El círculo se cierra al ocultar el condicionamiento y cooptación de instituciones como las universidades públicas y el sistema científico por las fuerzas económicas y políticas que operan en la sociedad. Logran así el mérito de ser la parte dominada de la hegemonía dominante”.
-“La manipulación genética es solo una tecnología y afirmamos que hoy no tiene una base científica sólida por lo que constituye un peligro para el equilibrio natural y la diversidad biológica y por lo tanto para el proceso evolutivo cuando ésta se aplica en la naturaleza”.
-“Hay grandes negocios y un enorme relato legitimador que los científicos honestos no podrán evitar interpelar, aunque las empresas transnacionales compren todas las editoriales de revistas científicas o bloqueen las publicaciones y voces que interpelan el sentido de la ciencia neoliberal-productivista. La ciencia, su sentido del para qué, para quién y hacia dónde, están en crisis y nosotros en la patria grande no podemos fingir demencia si queremos sobrevivir soberanamente”.
-“Ante el peligro de esta embestida neocolonial es urgente el debate sobre la autonomía en los países periféricos ante la prepotencia de las corporaciones y sus gobiernos en América Latina”.
 
El texto, escrito por Andrés Carrasco semanas antes de su fallecimiento, esboza conclusiones que también son llamados a la acción: “La activación del principio precautorio ambiental, biológico y alimentario debe ser inmediata. Debido a la debilidad y la falacia de los argumentos de los defensores (de los transgénicos), es urgente la prohibición absoluta de todo OGM en el territorio Latinoamericano” y, por otro lado, remarca la “necesidad urgente” de establecer un red de científicos con concepciones respetuosas de la complejidad y con capacidad de interpelar a las empresas y las comunidades científicas que sostienen y promueven los OGM”.
A la lectura le siguió el aplauso de todos los asistentes. El sueño de Andrés Carrasco, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad de América Latina, comenzaba a andar. A los pocos días, ya había más de 50 reconocidos y respetados académicos de Argentina, México, Ecuador, Costa Rica y Brasil.
Presente
Los hijos de Carrasco (Luciana y Andrés) y el nieto (Lucas, de 12 años) seguían el homenaje desde el fondo del auditorio, emocionados. Se acercaba el cierre del acto y Sofía Gatica, de Madres de Ituzaingó, pidió que sea ellos quienes hablen. Luciana pidió disculpas pero no podía hablar. Andrés Carrasco hijo agradeció el homenaje y pidió no bajar los brazos. Se excusó en que el hablar en público no era lo suyo, pero emocionó a todos.
Cuando el aplauso de cierre daba paso a la despedida, Lucas Vaca, de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida (de Córdoba, donde se oponen a instalación de Monsanto) tomó la palabra y, entre lágrimas y puño en alto, emitió un grito de lucha al que se sumaron todos los asistentes: “¡Andrés Carrasco… presente. Hoy y siempre!”.
Carrasco ya es semilla.
 
 

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Mía: Cuando el arte abraza

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Mía es una obra de teatro que podríamos encuadrar dentro del biodrama o autoficción. Y es mucho más: es grito, es abrazo y, también es un espejo. La actriz y médica psquiatra Mercedes Bertuzzi expone en escena su propia historia: una situación de violencia machista que sufrió por parte de una ex pareja. Este sábado 18 de marzo y en el marco del 8M, esta obra testimonial se presenta en MU Trinchera Boutique a las 21 hs, entradas a la gorra.

“Los primeros años, luego de salir, fueron de mucha confusión, angustia y mucha bronca. Escribir me permitía depositar esas emociones en el texto. El primer objetivo fue descargar. Siempre estuvo el deseo de poder denunciar a través de ese texto que iba escribiendo, pero no estaba segura de si iba a encontrarle la forma. En el proceso empecé a entrenar con Marina Otero, ella hace autoficción, y ahí algo se destrabó, la vi, vi la obra”, cuenta Mercedes. Al terminar de escribir el texto, tomó conciencia de que no era exclusivamente autorreferencial sino que involucraba la historia de muchas otras. Así tomó coraje para llevarla a la escena. “En cada función se me acercan decenas de mujeres emocionadas a abrazarme diciéndome ‘somos muchas’. Todas pasaron por una situación de violencia o acompañaron a otra mujer que la pasó. Siempre termino la función con ganas de gritar cada vez más fuerte el texto de esta obra. Siento que estoy entregando mi historia al colectivo y eso hace que ya no me pese, ya no lucho contra ella. Cada mujer que se identifica con la historia se la apropia un poquito y le va dando más cuerpo al personaje de Mía”.

Con sus herramientas artísticas, Mercedes logró una obra poética, sin golpes bajos, con ironía y momentos muy divertidos.

En una escena, dos niñas juegan a ser actrices, prueban vestuario y declaman en nombre del amor. Las palabras son extraídas de las típicas canciones románticas de cantantes famosos, las que hemos aprendido y cantado a lo largo de los años. “Para quienes fueron víctimas, no es fácil hablar. La violencia nos deja mudas, vacías, solas, no hay palabras que alcancen para explicar. El arte nos habilita un lenguaje a través del cual poder decir lo indecible, nos devuelve la voz, en la forma que cada una elija expresarse. Y para quienes son público, adentrarse a la temática desde una propuesta artística creo que les permite hacerlo sin tantas resistencias. Te permite escuchar con otra disponibilidad. El relato atravesado por la dramaturgia, la música, los cuerpos. Mantiene su fuerza y su crudeza, pero es amortiguado de ternura, poesía, risa. Y eso permite que hablemos de violencia con personas que quizás no se acercarían de otras formas”. 

Cada vez que Mía fue presentada en distintos teatros —Mercedes quiere que la obra circule y abra a la reflexión— los comentarios de personas del publico se multiplican: “Presencié ese mismo diálogo”, “sentí exactamente eso”, “estuve en pareja con un tipo igual”. No solo es reparador para ella sino para muchas. “Romper el silencio es imprescindible. Me sigue sorprendiendo la cantidad de mujeres que se acercan después de la función a abrazarme emocionadas por haber ‘contado su historia’, estuvieron ahí mismo o acompañaron a otra. De todas las edades, todas las clases sociales. Es escalofriante, es triste. Pero es también esperanzador encontrarnos. Ya no nos estamos quedando calladas, estamos denunciando y estamos convencidas de cambiar esa realidad. El haber sido víctima de violencia ya no queda solo como una herida que duele y mejor callar y olvidar. Hoy somos víctimas enojadas, creativas y sobre todo, en red. Compartir Mía me abrió los ojos a eso… Es mi historia, es la de muchas otras y, por suerte, es parte de la historia que estamos modificando”.

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143

Sábado 18 de marzo a las 21 hs

Actúan: Mercedes Bertuzzi, Juliana Gotta, Gonzalo Pungitore, María Tibi

Entradas “a la olla”.

Podés reservar en este link:

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Punitivismo y feminismo en el caso de Lucía Pérez: una mirada sobre esa falsa dicotomía

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La abogada trans Cristina Montserrat Hendrickse analiza por qué es falsa la dicotomía que pretenden instalar sectores que siempre trabajan para categorizar las divisiones del movimiento feminista. Así crean grietas sociales que les permiten alentar congresos, investigaciones y polémicas de las cuales viven.

Por Cristina Montserrat Hendrickse

Una corriente muy minoritaria de los feminismos entiende que reclamar la sanción penal del femicidio es una actitud punitivista.

Llegan a tal conclusión partiendo del concepto de que el castigo refuerza la violencia.

Evidentemente la idea de la que se parte es correcta, pero el error de la conclusión reside en asociar pena a castigo. En no distinguir la finalidad de la pena que impone nuestro Derecho de la triste realidad de castigo que significa la ejecución efectiva de las penas privativas de libertad.

Los feminismos en nuestro país se encuentran justificados jurídicamente en la Convención Contra Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) incorporada a nuestra Constitución en 1994; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer (Convención de Belem do Pará) que es un tratado internacional de jerarquía superior a las leyes; y las leyes nacionales y provinciales que reglamentan a estos tratados.

Nótese que la convención de Belem do Pará obliga a los Estados a “sancionar” la violencia de género, además de prevenirla y erradicarla. El marco jurídico “sancionatorio” por excelencia es el Derecho Penal.

De allí que en nuestro sistema de derecho pretender eludir o abolir la punición de la violencia de género resulta jurídicamente anticonvencional, y por tanto anticonstitucional.

No por ello se deja de valorar el aporte del antipunitivismo feminista en cuanto sostiene que el castigo refuerza la violencia. Pero el problema del antipunitivismo reside en cuestionar al sistema (de origen convencional interamericano) de sanción de la violencia de género, y no al sistema de castigo que en los hechos (y apartándose del Derecho) sucede con la aplicación de la pena.

En efecto, la finalidad esencial de las penas privativas de la libertad es la reforma y la readaptación social de los condenados (art. 5.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también incorporada a nuestra Constitución en 1994), sin olvidar el mandato de que “…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…” (artículo 18 de la Constitución Nacional). De ambas reglas de jerarquía superior surge que la finalidad jurídica de las penas no es el castigo, como erradamente lo entiende cierta expresión del feminismo antipunitivista, sino la resocialización.

De allí que se impone una diferenciación entre “antipunitivismo” y “abolicionismo” que permita distinguir: si se pretende que la pena no se constituya en castigo sino como resocialización (antipunitivismo); o si se pretende abolir todo tipo de pena (abolicionismo penal).

La primera debería hacer foco en una reforma penitenciaria feminista, que lejos de reforzar el patriarcado lo deconstruya, no aboliendo las penas, sino modificando su ejecución a la finalidad que el impone el Derecho.

La segunda implicaría la abolición de todas las prisiones; y además, el desafío de construir respuestas ante los crímenes o lo que cada sociedad considera crímenes.

Evidentemente el castigo refuerza la violencia. Por lo que el mismo debe ser eliminado del sistema de ejecución penal, pero no el sistema de sanción; salvo que se sostenga el abolicionismo, teoría también respetable, pero que resulta anticonstitucional en nuestro sistema de Derecho, al menos en materia de violencia de género ya que la República Argentina se obligó ante la comunidad interamericana a sancionarla.

Toda decisión que se aparte de ese compromiso violentaría el sistema jurídico argentino y comprometería a nuestra Nación frente a la Comunidad Interamericana exponiéndonos a ser destinatarios de reclamos, cuando no de sentencias condenatorias, ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.

En resumen: debatamos sobre las cárceles, no sobre las penas.

Cristina Montserrat Hendrickse

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Pergamino: sentencia contra los agrotóxicos y triunfo de la comunidad frente a un intendente

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La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos, y de 3.000 metros para las aéreas. De ese modo denegó el recurso de amparo presentado por el intendente pro agronegocio de Pergamino, Javier Martínez. La denuncia original había sido presentada por Sabrina Ortiz (en la foto principal), vecina de Pergamino, que en su reclamo contra el envenenamiento cotidiano que sufrían ella, su familia y sus vecinos, y sin encontrar quien la defendiera legalmente, terminó recibiéndose de abogada para encarar sus propias causas. La sentencia de primera instancia había sido dictada por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.

Frente a la ratificación de la Corte dijo a Sabrina Ortiz a lavaca, entre otras cosas:

  • “Se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa”.
  • “Celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Publicamos además la nota completa realizada en la revista MU.

Por Francisco Pandolfi

Madres fumigadas: Silvana, Erika, Paola, Juana, Natalia. Fotos: Nacho Yuchark.

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia ratificó la distancia de 1.095 metros de prohibición de fumigaciones terrestres y de 3.000 metros para las fumigaciones aéreas, denegando el recurso de amparo que había presentado nada menos que el intendente de Pergamino, Javier Martínez, pretendiendo fumigar en todas partes, pese a las denuncias sobre los efectos de los agrotóxicos en la comunidad, el suelo, el aire y el agua.

El fallo en primera instancia, apelado por Martínez, había sido del Juez Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Penal Número 2 de San Nicolás, en septiembre de 2019, como medida protectoria paliativa urgente frente a las masivas fumigaciones.

Paola, su nieto con sobrepeso, su nieta con déficit de crecimiento, parte de los efectos en la salud de las fumigaciones masivas para cultivos transgénicos. Fotos: Nacho Yuchark.

Quien realizó la denuncia original ante la justicia federal fue la activista ambiental y abogada Sabrina Ortiz, también víctima de los agrotóxicos. Ante este fallo de la Corte Suprema de la Nación, explica a lavaca: “Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo”.

Pedro y Guido, dos de los agricultores que descubrieron que se puede producir de modo sano en las zonas en las que se prohíben los agroquímicos. Fotos Nacho Yuchark

Relata también con asombro: “Me da mucho dolor, que sea el propio municipio el que intenta ir en contra de la salud de las personas. Me da mucha impotencia que el intendente Javier Martínez sea quien quiere que nos fumiguen en la cabeza. Al mismo tiempo, celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.

Aquí, el viaje, la investigación y la nota completa sobre la situación en Pergamino publicada en la revista MU: La capital del veneno.


https://lavaca.org/mu163/mu-en-pergamino-la-capital-del-veneno/

Salud humana y de la naturaleza: lo que está en juego en Pergamino, como caso testigo de tantos lugares del país.
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LA NUEVA MU. Lo que está en juego

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