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La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

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Cada espacio de entrenamiento que abrimos en lavaca es un rincón para pensar qué hacemos, cómo y por qué. Es una pausa activa, que inauguramos con preguntas y cerramos con nuevos interrogantes que nos llevamos en los puños, el corazón y los pies. Este noviembre, bajo la excusa de un nuevo round del taller Fotografiar la época, coordinado por Nacho Yuchark con aportes teóricos de Claudia Acuña, nos propusimos analizar qué miradas está sembrando nuestro tiempo en nuestros cuerpos narrativos. Partimos en ese viaje de la mano de un clásico, John Berger y sus Modos de ver, para impregnar el recorrido con la advertencia “Soy un ojo”. Transitamos así el desafío de traducir en imágenes fragmentos del ensayo La salvación de lo bello, de Byung Hul Chan.
Hul Chang es coreano, vive en Alemania y escribió una serie de ensayos sobre lo que ve en esta época oscura. No hace falta acordar plenamente con su mirada para aprovechar su principal virtud: provocar en quien lee otras formas de ver las cosas y lo que hacemos con ellas en esta época.
Los fragmentos que acompañan aquí las imágenes son recortes que, a manera de ejemplos, exponen su teoría sobre la sensibilidad social actual, pero fundamentalmente sobre su forma de encarnar “ser un ojo”.
La mirada propia nunca es personal, pero sí lo es el ojo afectado por la época.
El cuerpo, no el símbolo, es el que produce esa sensibilidad.
La máquina no siente.
Valorar esa cualidad humana es, finalmente, el objetivo de estos encuentros.
Hacerla presente.
Nombrarla.
Sin vergüenza ni órdenes.
No hay jerarquía en el sentir.
Hay potencias.
Entrenar la potencia del sentir.
¿Es posible?
La ética como estética.
¿Es posible?
La salvación de lo bello en este mundo horrible.
¿Es posible?
Estas fotografías, realizadas por quienes participaron de esta experiencia, no intentaron respuestas sino abrir nuevos interrogantes.
Dialogan entre sí, ojo por ojo, para bordar otras preguntas.
Ojalá las sientan.
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Fernando Ekmekgian

«Lo pulido, pulcro, liso e impecable es la seña de identidad de la época actual. ¿Por qué lo pulido nos resulta hoy hermoso? Más allá de su efecto estético, refleja un imperativo social general: encarna la actual sociedad positiva. Lo pulido e impecable no daña. Tampoco ofrece ninguna resistencia. Sonsaca los “me gusta”. El objeto pulido anula lo que tiene de algo puesto enfrente. Toda negatividad es eliminada».

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Rocío Filippini

  • «Lo pulido no se limita al aspecto externo del aparato digital. También la comunicación que se lleva a cabo con el aparato resulta pulimentada y satinada, pues lo que se intercambia son, sobre todo, deferencias y complacencias, es más, cosas positivas. Compartir y dar “me gusta” representa un medio de pulimentado comunicativo. Los aspectos negativos se eliminan porque representan obstáculos para la comunicación acelerada».
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Antonella Gaudio

«La vista guarda distancia, mientras que el tacto la elimina. Sin distancia no es posible la mística. La desmitificación convierte todo en degustable y consumible. El tacto destruye la negatividad de lo completamente distinto. Seculariza lo que toca. Al contrario que el sentido de la vista, el tacto es incapaz de asombrarse. Por eso la pulida pantalla táctil es un lugar de desmistificación y de consumo total. Engendra lo que a uno “le gusta”.

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Leandro Muñiz

  • «La negatividad es esencial para el arte. Es su herida. Es opuesta a la positividad de lo pulido. En ella hay algo que me conmociona, que me remueve, que me pone en cuestión, de lo que surge la apelación de “tienes que cambiar de vida”.
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Guillermo Vidal

  • «De la obra de arte viene una sacudida que derrumba al espectador. Lo pulido y terso tiene un intervención completamente distinta: se amolda al observador, le sonsaca un “me gusta”. Lo único que quiere es agradar, y no derrumbar.»
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Daniela Delacroix

  • «Hoy, lo bello mismo resulta satinado cuando se le quita toda negatividad, toda forma de conmoción y vulneración. Lo bello se agota en el “me gusta”. Seda la percepción. Donde se impone abriéndose paso el agrado, el “me gusta” se paraliza la experiencia, la cual no es posible sin negatividad».
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Romina Morua

  • «La comunicación visual pulida e impecable se lleva a cabo como un contagio sin distancia estética. La exhaustiva visibilidad del objeto destruye también la mirada. Lo único que mantiene despierta la mirada es la alternancia rítmica de presencia y ausencia, de encubrimiento y desvelamiento. También lo erótico se debe a “la puesta en escena de una aparición-desaparición”, a la “línea de flotación” de lo imaginario. La permanente presencia pornográfica de lo visible destruye lo imaginario. Paradójicamente, no da nada a ver».
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Leandro Muñiz

  • «Hoy no sólo se vuelve pulido lo bello sino también lo feo. También lo feo pierde la negatividad de lo diabólico, de lo siniestro o de lo terrible, y se lo satina conviertiéndolo en una fórmula de consumo y disfrute. Carece por completo de esa mirada de medusa que infunde miedo y terror y que hace que todo se convierta en piedra. Lo feo de lo que hicieron uso los artistas del Fin de ciclo tenía algo de abisal y demoníaco. La política surrealista de lo feo era provocación y emancipación: rompía de forma radical con los modelos tradicionales de percepción».
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Sergio González

  • «Hoy, la industria del entretenimiento explota lo feo y lo asqueroso. Lo hace consumible. En un principio, el asco era un “estado de percepción”, una crisis aguda de autoafirmación frente a una alteridad inasimilable, un espasmo y un combate en el que se decide, literalmente, el ser o no ser. Lo asqueroso es lo inconsumible por excelencia».
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Pachakuti

  • «La información es una forma pornográfica del saber. Carece de esa interioridad que lo caracteriza. Del saber es propia también una negatividad, en la medida en que, no rara vez, tiene que conquistarse luchando contra una resistencia. El saber tiene una estructura temporal por completo distinta. Se tensa entre el pasado y el futuro. La información, por el contrario, habita un tiempo que se ha satinado a partir de puntos de presente indiferenciados. Es un tiempo sin acontecimiento ni destino».
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Corina Figún

  • «Hoy también la comunicación se vuelve lisa. Se la satina convirtiéndola en un intercambio de fricciones de informaciones. La comunicación pulida carece de toda negatividad de lo distinto y lo extraño. La comunicación alcanza su máxima velocidad cuando lo igual reacciona a lo igual. La positividad de lo pulido acelera los circuitos de información, de comunicación y de capital».
La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Carla Daniela Trotta

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Camila Flores

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Christian Acuña

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Jonatan Zain

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Luciana Rolón

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Romina Morua

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Adeline Rognon

 

La salvación de lo bello: ensayo del taller Fotografiar la época

Foto: Fernando Ekmekgian

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]

Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!

De la idea al audio: taller de creación de podcast 

Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.

¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.

Vas a poder evaluar el potencial de tu proyecto, desarrollar tu historia o propuesta, pensar el orden narrativo, trabajar la realización sonora y la gestión de contenidos en plataformas. Te compartiremos recursos y claves para que puedas diseñar tu propio podcast.

¿A quién está dirigido?

A personas que comunican, enseñan o impulsan proyectos desde el formato podcast. Tanto para quienes quieren empezar como para quienes buscan profesionalizar su práctica.

Contenidos:

  • El lenguaje sonoro, sus recursos narrativos y el universo del podcast. De la idea a la forma: cómo pensar contenido y formato en conjunto. Etapas y roles en la producción.
  • Producción periodística, guionado y realización sonora. Estrategias de publicación y difusión.
  • Herramientas prácticas para la creación radiofónica y sonora.

Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.

Docente:

Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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