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Las migrantes dominicanas rompen el silencio: un crimen sin justicia

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Yaniris cuenta su historia de dolor sin dolor. Con voz segura, con frases breves, con las manos apoyadas en sus muslos largos y con la mirada fija en quien quiera escucharla. Lo que está diciendo es insoportable, pero ella lo tolera con una dignidad imperturbable. Sin lágrimas, sin quejas. Sabe que está enfrentándose a todo lo que siempre temió y, quizá por eso mismo, transmite esa convicción de quien no tiene otra salida que la de avanzar, desafiante. “Nosotros somos muy cerrados. Sufrimos las cosas por dentro y no las hablamos, que es lo que yo decidí no hacer más. Yo tengo que hablar. No me interesa ni lo que piensen los demás ni el miedo. Ya no. Lo único que me interesa es que se haga justicia y que nos apoyen, porque sola y callada no voy a obtener ningún resultado”. El resultado que busca Yaniris es justicia. Su hermana Santa fue asesinada. Y ese crimen es el que rompe, por primera vez, la mordaza que somete a tantas mujeres migrantes dominicanas.

 

La ruta de la esclavitud

¿Por dónde comenzar a contar esta historia, si la impunidad y la violencia la desgarra completa, sin piedad? Pongamos que todo se inició un 10 de febrero del año 2000, cuando Yaniris llegó a Argentina, desde su Santiago natal. “Mi prima hermana estaba trabajando en Necochea y cuando nos vino a visitar, la vi tan bien que me inspiró. Allá no hay opciones. Hay mucha gente trabajando en la zona franca, haciendo ropa, cosiendo botones. Mi mamá trabajaba en eso. Mi papá era agricultor. Ellos se habían separado. Éramos cinco hermanos, yo soy la mayor y había quedado embarazada. Había noches que nos acostábamos sin comer. Mi madre me apoyó, pero mi padre no quería. Tuvimos que hipotecar la casa para pagarle al hombre que hizo todos los trámites. Acá me estaban esperando en el aeropuerto. Me llevaron directo al boliche y ahí me explicaron lo que tenía que hacer.”

-¿Vos no sabías?

-En el momento, no. Me habían dicho que podía conseguir cualquier tipo de trabajo. De niña trabajé en casa de familia. Pensé que aquí podía hacer lo mismo. Pero era mentira.

-¿No pudiste decir que no?

-Es que tenés miedo, no conocés el país ni el lugar dónde estás. No te dejan sola nunca. Te acompañan hasta al supermercado.

-¿Dónde quedaba el boliche a donde te llevaron?

-En Recoleta. Después, me llevaron a un departamento de la calle Jujuy, muy cerca del Hospital Francés.

-¿Con quién estabas ahí?

-Éramos dos chicas embarazadas y dos nodrizas.

-¿Nodrizas?

-Chicas que estaban amamantando. Nos vigilaba una pareja. La mujer de día y el hombre, de noche. Nunca te dejaban sola.

-¿Cuántas horas tenías que trabajar?

-Las 24. No salíamos del departamento.

-¿Cuánto cobrabas?

-Había servicios de 20, 30 y 50 pesos. Por el de 20, te quedaban 8 pesos. El resto era para la pareja, que te cobraba hasta el aviso que ponía en los diarios.

-¿Cómo pudiste salir de ahí?

-Porque me ayudó otra chica, haitiana ella. La mujer del departamento me había sacado el pasaporte y yo pensaba que sin documentos no podía ir a ningún lado. Pero la chica me dijo que podía hacer la denuncia de que lo había extraviado y así tener otro. Me explicó que yo tenía derecho a andar sola, que me estaban explotando y me ayudó a salir. Me fui con ella, a compartir una habitación en un hotel de la calle Piedras al 900. Ella fue también la que me mostró Constitución.

En las cuadras que rodean la estación de trenes de Constitución, Yaniris aprendió los límites de su derecho a andar sola. Pagaba 20 pesos por semana a la policía para que la dejaran trabajar y 900 al hotel donde vivía con su hijo. Cuando las cuentas no le daban, tenía que afrontar los procedimientos contravencionales. “Me tienen fichada y con foto en todas las comisarías de la zona. Un día, incluso, me enjuiciaron. Tuve que enfrentarme a un juez y a los testigos que decían que yo llevaba pantalones llamativos. Fueron tiempos duros, de mucho miedo. Una vez un hombre me golpeó y casi me mata. Quedé aterrada. Por suerte, encontré una familia que me ayudó. Cuidaba a mi hijo, si no tenía plata para la leche, ellos le daban. Siempre se la devolví, porque era lo que correspondía. Pero no es el caso: lo importante es que ellos lo hacían porque me ayudaban.”

 

El crimen de Santa

A fines de 2004 Yaniris recibió a su hermana Santa, que calcó su destino de andar sola por las calles de Constitución. Poco después, las dos conocieron a quienes serían sus parejas. Yaniris dice que por entonces ya estaba pensando en dejar la calle. “Por miedo, pero también porque quería para mi hijo una vida normal y eso no es normal. Yo llegaba a mi casa y no dormía del miedo que traía encima. No fue fácil. Lo intenté varias veces. Empecé a estudiar de noche, pero tuve que dejar porque tuve problemas con los documentos. Fui al psicólogo, dejó de importarme tanto la plata, pude estabilizar una pareja, cortar con todo y, finalmente, salí.”

Santa -a quien Yaniris llama Delinda, su nombre de fantasía- no había podido desarmar esa cadena. Se había enamorado de Alejandro César Rojas, un muchacho de 30 años, que trabajaba de taxista y con el que al poco tiempo empezó a convivir. Muy pronto, él perdió el trabajo y Santa  tuvo que compartir el departamento con Yaniris. Así su hermana descubrió cómo funcionaba la pareja. “Un día los encontré en la cocina, peleando. Él tenía un cuchillo en la mano. Lo eché, pero no quería irse y tuvimos que sacarlo a empujones del departamento. Estuvieron separados un tiempo, pero volvieron. Y ahí le dije a mi hermana que yo sentía en el corazón que ese no era un hombre para ella y que no quería volver a verlo. Entonces, ella decidió irse”. Regresó al tiempo, después de una violenta pelea que terminó con una denuncia en la comisaría 43, donde Alejandro estuvo detenido durante ocho horas. “Después lo soltaron. Y como cuando mi hermana tenía que volver a declarar había mucha gente, le dijeron que volviera otro día. Así que quedó en nada”.

Santa estaba embarazada de tres meses. Aún así, trabajaba para mantener a su pareja, para esperar a su hijo, para sobrevivir. Le había dicho a Yaniris que solo trabajaría uno o dos meses más, hasta juntar el dinero suficiente para pensar más tranquila su futuro. “La última vez que lo contamos, tenía 1.500 pesos.” Por entonces, la pareja se había mudado al hotel Arlequín, de San José 1019, en el barrio de Constitución. En una de sus veinte habitaciones Santa fue asesinada a golpes y puñaladas.

 

La noche impune

La última vez que vieron a Santa con vida fue el domingo 16 de marzo a las 12 de la noche. Había ido a cenar con Alejandro a uno de los restaurantes de la zona de San José y Cochabamba, poblada por la comunidad dominicana. En el barrio cuentan que a las 2 de la mañana lo vieron a Alejandro en la discoteca Bom Bom, a pocas cuadras de allí y luego, en un bar de la zona. En los dos lugares dicen llevaba la camisa ensangrentada y la cara arañada. Los relatos le pierden el rastro a las 5 de la mañana. Desde entonces está prófugo.

Recién dos días después, la encargada del hotel Arlequín llamó a la policía, alertada por el olor que salía del cuarto de la pareja. El amigo que fue convocado a la habitación para reconocer el cadáver cuenta así lo que encontró: “No había mucho desorden. Ella estaba desnuda, tirada en el piso. Tenía la cara desfigurada por los golpes. Tanto, que le dije a la policía que no la podía reconocer. Me pidieron que me concentraran en el cuerpo. Y sí: ella era así de flaquita, pero tirada ahí parecía más nena todavía”. Yaniris no pudo verla. “Me había llamado una amiga para decirme que a mi hermana le había pasado algo. Cuando me estaba cambiando, sonó otra vez el teléfono: era la policía, que me pedía que fuera a identificar un cadáver. Me dio un ataque. Mi marido me encontró en el piso, aullando y como pudo me llevó al hotel. Cuando llegué, vi un montón de gente en la puerta, la policía, las cámaras y me desmayé. Terminé en el hospital, donde estuve dos días internada”.

 

Decir basta 

Santa se convirtió en el sumario 805 que tramita el juzgado de Instrucción Nº 16, a cargo de la doctora Bruniard. Yaniris todavía no sabe nada del estado de la causa, porque recién ahora consiguió un abogado. Tampoco sabe porqué aún no le entregaron el cuerpo de su hermana, ni si podrá trasladarlo a su país, como le ruega su madre o tendrá que sepultarlo acá, al menos hasta tanto la justicia haga algo por encontrar a Alejandro, que supone que está escondido en Paraguay. “Fui a la embajada a pedir ayuda, por lo menos para tener un abogado, pero no me dieron nada. Lo que yo pido es que la justicia haga algo y que la embajada también, porque sino el crimen va a quedar en nada”.

Yaniris cuenta que ahora está estudiando computación y que de poco está armando una página para reclamar justicia por su hermana. Que mañana tendrá una reunión con mujeres de su comunidad para organizar una nueva marcha. Y que pasado irá al juzgado con la esperanza de que una jueza mujer entienda que esta vez no, que basta.

Esa es la palabra, dice, que le permitió dejar de llorar, de callar, de aguantar, de temer: basta.

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Octubre con 18 femicidios, 2 travesticidios y 20 intentos de asesinato: datos actualizados del Observatorio Lucía Pérez sobre la violencia patriarcal

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Mientras se celebraba el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en San Salvador de Jujuy, la propia provincia se conmocionó ante la noticia del femicidio de Natividad Cañizares, de 68 años. Fue el 12 de octubre. Cuando la multitud se preparaba para marchar desde las afueras hacia el centro de San Salvador de Jujuy, llegó la noticia de que Natividad había sido apuñalada por su ex pareja, un ex policía que fue detenido por los propios vecinos. Natividad ya había denunciado sin éxito el peligro en el que se encontraba. Ella vivía a cuatro cuadras de Florencia la casa de Florencia Sayes, asesinada en ese mismo barrio el mes anterior por su pareja. Florencia tenía una hija.

El contexto del que el Estado no parece hacerse cargo a fondo: el Observatorio Lucía Pérez registró en lo que va del año 158 huerfanxs por femicidios. 

Octubre con 18 femicidios, 2 travesticidios y 20 intentos de asesinato: datos actualizados del Observatorio Lucía Pérez sobre la violencia patriarcal

En lo que va del año el Observatorio, primer padrón autogestionado y público de violencia patriarcal, registró 254 femicidios y travesticidios en todo el país. Es decir 254 crímenes en los 306 días que lleva este año transcurridos. 

Tomando solamente octubre, en el mes se registraron 18 femicidios en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Chaco, Jujuy, Salta y Tucumán; y 2 travesticidios, ambos en la provincia de Buenos Aires. Y hubo 24 intentos de femicidio, lo que da cuenta de la violencia más que cotidiana que sufren las mujeres.

Pero los crímenes van más más allá: durante 2024 ya fueron asesinadas en el marco de esos femicidios, 20 infancias. En octubre, por ejemplo, fue asesinada Mía Morena Zapata, tenía 16 años, y vivía en González Catán, ciudad bonaerense. El dato eleva la cifra de muertes hasta hoy por estos crímenes a 274.

Octubre con 18 femicidios, 2 travesticidios y 20 intentos de asesinato: datos actualizados del Observatorio Lucía Pérez sobre la violencia patriarcal

Otro dato estremecedor. Contando los 20 intentos de femicidio de octubre, el total anual hasta ahora se eleva a 213 tentativas de asesinato.

Un tema que no aparece en las agendas mediáticas, políticas, o judiciales: en 2024 se produjeron 84 desapariciones de mujeres en plena democracia, sin que el Estado, las policías o el poder judicial hayan logrado una respuesta sobre el destino de esas personas.

Octubre con 18 femicidios, 2 travesticidios y 20 intentos de asesinato: datos actualizados del Observatorio Lucía Pérez sobre la violencia patriarcal

En el mes que culminó continuó la movilización social exigiendo justicia y un freno a laviolencia y la impunidad. Se organizaron 19 movilizaciones, lo que implica que durante el año ya hubo 268 marchas y reclamos en la calle contra la violencia patriarcal en todo el país. 

Octubre con 18 femicidios, 2 travesticidios y 20 intentos de asesinato: datos actualizados del Observatorio Lucía Pérez sobre la violencia patriarcal

Por otra parte, el número de funcionarios denunciados por distintas formas de violencia de género asciende a 568.

El Observatorio Lucía Pérez es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca. Toda la información producida es de público y libre acceso en www.observatorioluciaperez.org

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Cierre del Encuentro: la fiesta de la resistencia

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(Desde Jujuy, en el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias, por Anabella Arrascaeta/ Fotos: Lina Etchesuri).

“Hay una lucha ideológica y hay una lucha del sentir que no está solamente en la cabeza, no está solamente en el discurso. Nuestras abuelas dicen: ‘solamente luchamos por lo que amamos, y para amar tenemos que sentir’”, dice Avelina Rogel, autoridad espiritual de los pueblos indígenas del Ecuador, parada frente a la Casa de Gobierno en San Salvador de Jujuy.  Avelina nos regala así una clave que atravesó el 37 Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias: las luchas que se sienten. 

Estas son algunas que se entrelazaron entre las más de 50.000 personas que habitaron el segundo día del Encuentro. 

Cierre del Encuentro: la fiesta de la resistencia

El agua

“Somos agua sagrada y el agua sagrada no se corrompe, las voces de las mujeres no se corrompen, el cuerpo de nuestras mujeres con toda la dignidad se levanta como cuerpo caminante”. Esa voz de mujer originaria irrumpió en la Plaza Belgrano, en el segundo día del Encuentro, cuando llegó la Marcha del Agua, que desde hacía doce días estaba caminando desde la Puna hasta la Casa de Gobierno jujeña.  

Cierre del Encuentro: la fiesta de la resistencia

Las mujeres que vinieron caminando tomaron el micrófono, después lo hicieron también los varones. Dijo una de ellas: “Para mí fue una sorpresa hoy llegar acá y que no se vea ningún policía, porque todos los años que llegamos caminando está plagado de policías, no nos dejan acercarnos a esta casa, que es nuestra casa del pueblo”.

Es que cada 12 de octubre de cada año las comunidades llegan hasta San Salvador de Jujuy para decir lo que debería ser obvio: “Necesitamos defender el agua, decir: abajo las mineras, abajo el litio”. Este año, su llegada se encontró con mujeres de todo el país que se reunieron para poner el cuerpo al espacio de convergencia más masivo de los feminismos. Además, se encontró con que esta misma semana en esta misma ciudad sucedió el “XIII Seminario Internacional: Litio en Sudamérica” con la presencia de los gobernadores del noroeste argentino, autoridades gubernamentales, y empresarios de la industria del litio. 

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Avelina y los abrazos: el encuentro de la vida.

Dice Avelina Rogel: “Además del encuentro de mujeres, es el encuentro de la vida, es el encuentro de la conciencia de entender que es momento de sumarnos, que todos y todas somos corresponsables de sostener la vida. Y me refiero a la vida diversa, porque también el sistema nos ha llevado siempre a pelearnos y a dividirnos. Por ejemplo: hoy entró la Marcha del Agua y nos preguntamos ¿dónde está toda la marea feminista?”. Aunque la plaza Belgrano estaba colmada no todas se acercaron a escuchar, pero Avelina y otras mujeres de distintas comunidades decidieron habitar el Encuentro: fueron a asambleas, sahumaron la Universidad tomada por las y los estudiantes, y marcharon por las calles de San Salvador. Cuando la noche llegó, bailaron en la misma plaza que a la mañana las recibió. 

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La educación

La Facultad de Humanidades de la Universidad de Jujuy está tomada como respuesta al ahogo presupuestario que se concretó con el veto a la Ley de Financiamiento Educativo. Las estudiantes jujeñas decidieron en una asamblea de más de 200 personas convocar en el marco del Encuentro a una Asamblea Nacional de Estudiantes de todo el país. La respuesta fue masiva. 

También frente a la Casa de Gobierno hicieron una lista con más de 25 oradoras de distintas provincias y organizaciones que compartieron qué pasaba en sus facultades, la mayoría tomadas. “El gobierno nos decretó la guerra y las tomas nos marcaron el camino de cómo hay que seguir y qué tenemos que discutir”, se dijo en el micrófono trazando así un horizonte hacia a dónde ir.

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La asamblea bordó su lucha con su contexto. Pidió, por ejemplo, por una educación antiextractivista, por el sistema de salud público, por los salarios docentes, por las y los jubilados, por quienes se están quedando sin trabajo.  También fue sumamente crítica con los partidos políticos que aportaron los votos para vetar la ley, desde el peronismo, el radicalismo, el PRO, hasta la Libertad Avanza. Hablaron también docentes que reconocieron a las y los estudiantes al frente de una lucha que ya está siendo histórica.

La primera moción que se hizo, y se repitió durante toda la tarde, fue la de convocar a una nueva marcha federal que se votó masivamente a mano alzada. 

Después, cada una se fue con sus compañeras a marchar. 

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La vida

Mónica Cunchila, mamá de Iara Rueda, estaba lista para iniciar la marcha de cierre del Encuentro cuando alertó: “Mataron a otra”. En esta misma ciudad hoy asesinaron a Natividad Cañizares, una mujer de 68 años, apuñalada por su ex pareja, un ex policía que fue detenido por los propios vecinos. El femicidio fue a cuatro cuadras de donde vivía Florencia Sayes, asesinada el 28 de setiembre y cuyo nombre había marcado la ceremonia del primer día de este Encuentro. “Nos siguen matando, por eso seguimos exigiendo que la justicia trabaje, que exista presupuesto”, dijo Mónica entristecida, sosteniendo una foto de su hija. 

Cierre del Encuentro: la fiesta de la resistencia

La marcha, que arrancó desde la autopista hasta adentrarse en la ciudad, tuvo dos paradas simbólicas. La primera fue frente al mural que se realizó en la previa al Encuentro con los nombres de las mujeres asesinadas en la provincia. Ahí se gritó cada uno de esos nombres a los que la multitud acompañó con el grito de “Presente”. 

La segunda fue frente al mural que recuerda a Marina Vilto, detenida-desaparecida durante la última dictadura cívico militar. Otro grito: “30.000 detenidos desaparecidos”. La misma multitudinaria respuesta: “Presentes”. 

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La risa

La marcha con más de 50.000 personas que cerró el 37 Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en Jujuy, llegó a donde todo había arrancado: el lugar exacto donde hace un año reprimieron ferozmente para intentar aplastar el Jujeñazo. Nadie olvida en esta provincia lo que significaron esas jornadas: durante todo el recorrido las organizaciones jujeñas que marcharon con la marea se posicionaron radicalmente contra el gobierno de Javier Milei, contra el ex gobernador de Jujuy ,Gerardo Morales, y contra los funcionarios del actual gobernador, Carlos Sadir.

Cuando finalmente la marcha llegó a la plaza, en el escenario ya esperaban las músicas con sus instrumentos, y donde hubo violencia, se armó una fiesta masiva y a cielo abierto. 

Como respuesta al extractivismo, al vaciamiento, a la violencia, a los asesinatos, a la represión, bailamos.

 Juntas y hermanadas. 

Nuestra venganza es ser felices. 

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Arrancó el Encuentro en Jujuy: acá estamos nosotras

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En la primera jornada del Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias pasó de todo: un fuerte acto frente a la Legislatura, con el recuerdo del Jujeñazo que ocurrió en ese lugar en 2023; una contundente marcha que recorrió el centro de la ciudad; una acción de familias víctimas de femicidios cuyas voces aparecen en esta nota; y un pañuelazo inmenso por el aborto legal. Desde hoy y por tres días habrá actividades, talleres, marchas, conversaciones y acciones en distintos lugares de la capital, donde se esperan más de 50.000 personas. Mientras, la Facultad de Humanidades de la Universidad de Jujuy se encuentra tomada contra el ahogo presupuestario.  Y la Marcha del Agua llegará mañana para confluir en otra gran movilización. 

Crónica y reportaje fotográfico desde San Salvador de Jujuy. 

Por Anabella Arrascaeta.

Fotos Lina Etchesuri

Arrancó el Encuentro en Jujuy: acá estamos nosotras

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

En pleno centro de la ciudad de San Salvador de Jujuy, en un enorme playón que suele ser estacionamiento, frente a la Legislatura local y al borde del río que está seco, arrancó el 37º Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias. Desde hoy y por tres días habrá actividades, talleres, marchas, conversaciones y acciones en distintos lugares de la capital.

Y sobre todo habrá gente, mucha gente, aún cuando la crisis económica se hace sentir, y el dinero que cuesta llegar hasta acá impacta en los bolsillos de las personas y de las organizaciones: el cálculo es que se esperan más de 50.000 personas circulando todo el día en 20 cuadras a la redonda. 

El epicentro es Plaza Belgrano, frente a la Casa de Gobierno, totalmente copada por una feria que no deja espacio vacío. Uno al lado del otro cientos de puestos -con gazebos, con mesas, con mesitas, con mantas, con tablón- venden comida, artesanías típicas, bombachas, corpiños, remeras, peluches, libros, y más. Un flujo constante recorre la plaza, y las calles de alrededor, donde también está la iglesia principal de la ciudad y el Cabildo recién estrenado. Como todo lugar turístico, hay también gente que pasea y se mezcla con la marea.

Arrancó el Encuentro en Jujuy: acá estamos nosotras

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

Desde la plaza la gente va y viene a las escuelas y espacios culturales de alrededor para debatir en cientos de talleres. Y entre el ir y venir, se encuentra. 

Una de las definiciones de la palabra encuentro es justamente “acto de coincidir”. 

Coinciden, entonces, las familias de víctimas de femicidios que se reconocen por las remeras, o los carteles con las fotos de sus hijas, madres, hermanas, sobrinas, y se abrazan y escuchan una a una contar sus historias. 

Coinciden, también, los cientos de pañuelos verdes que estaban anudados en mochilas, carteras y muñecas, y frente a las familias hacen silencio conmovidas y acompañan su ceremonia. Y cuando termina, en un acto no de magia pero sí mágico, se vuelve a formar la marea verde que grita por aborto legal en cualquier lugar. Un grito profundo y urgente con personas de todas las edades y procedencias, porque en casi todos los territorios están faltando las pastillas que garantizan los procedimientos, porque, denuncian, el gobierno nacional dejó de comprarlas y muchas provincias todavía no se hicieron cargo de garantizar ese derecho..     

Arrancó el Encuentro en Jujuy: acá estamos nosotras

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

Es entonces cuando aparece el hit que se repite durante todo el día. La calle canta:

 “Milei basura, vos sos la dictadura”. 

Y así este acto de coincidencia masiva es también una marcada de cancha: acá estamos nosotras. 

Por qué Jujuy

La jornada arrancó con una ceremonia protagonizada por mujeres pertenecientes a pueblos originarios, que sahumó el inicio desde el escenario. Después, la comisión organizadora, conformada por mujeres referenciadas en organizaciones de la provincia, tomó la palabra: Miriam Morales, Secretaria de Género de CTAA, fue la encargada de recordar que el escenario está ubicado en el mismo lugar en donde un año atrás se desató la feroz represión mientras cientos en las calles se manifestaban en contra de la Reforma Constitucional inconsulta que el gobierno conducido por Gerardo Morales impuso a la fuerza. “En el 2023 postulamos esta sede y ustedes nos apoyaron” recordó sobre por qué Jujuy. “En este lugar se desató la represión que fue parte del laboratorio que tenemos hoy en todo el país. En este lugar apresaron a más de 100 personas”. Días antes de que este Encuentro comenzara, fueron reactivadas varias de la causas judiciales abiertas contra personas que se manifestaron ese día, y el próximo lunes el juez definirá si las eleva a juicio. Desde la organización entienden esta provocación como un acto intimidatorio en la previa a la llegada de multitud a la provincia. “Sepan que resistimos y acá estamos”, desafiaron desde el escenario.

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Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

La gente que escuchaba el relato respondió, primero, cantando contra el gobierno nacional. 

Luego: “Paro general”. 

Y por último: “Universidad de las trabajadoras, y al que no le gusta, que se joda”. 

La reforma constitucional inconsulta como símbolo de la antidemocracia, la reivindicación de los pueblos originarios, el cuidado del ambiente, de la vida, el freno a la violencia machista y la defensa de la memoria, la verdad y la justicia: Jujuy es hoy el territorio donde se denuncias a viva voz todas estas  violencias y confluyen sus resistencias. 

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Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

Del dolor a la organización 

Mónica Cunchila cerró el acto frente a la Gobernación. Ella es parte de la organización de este Encuentro y, fundamentalmente, mamá de Iara Rueda, la joven de 16 años asesinada en plena pandemia del coronavirus en Palpalá. Como indica la tradición de derechos humanos, Mónica llevó una foto de su hija en el pecho y relató con voz potente: “En 2020 cambió la provincia de Jujuy: en ese momento asesinaron a 5 mujeres en 40 días. Hace poco se cumplieron cuatro años de cada uno de esos femicidios”. Iara estuvo desaparecida durante una semana y su caso se convirtió en un símbolo de la violencia machista, la inacción judicial y la complicidad policial. La provincia entera compartió su búsqueda, comandada por la familia, mientras policía y justicia  incumplieron los protocolos que se deberían haber activado para encontrarla: por eso hay siete policías que irán a juicio. 

Cuando la encontraron estaba sin vida, con manos y pies atados. Su familia logró que por su femicidio fueran declarados culpables Raúl Cachizumba, Mauricio Abad y Tomas Fernández.

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Mónica Cunchila mamá de Iara Rueda. Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

Desde entonces, Mónica se organizó  junto a las familias de víctimas de toda la provincia y creó una red que se acompaña en los pedidos de justicia. “Le hice un juramento a mi hija: hasta que no se haga justicia, no me voy a cansar, y no me voy a callar. Vamos a luchar por cada una de ellas”, gritó hoy desde el escenario.

Al lado de Mónica, otra mujer sostenía un cartel con la foto de Florencia Sayes, asesinada hace dos semanas en esta misma provincia. Tenía 31 años y una hija de 5. En sus últimos días había publicado en sus redes: “Nací para ser libre, no asesinada”. Su ex pareja, Lucas Fernando Farfán, de 34 años, fue detenido e imputado por el femicidio. 

En lo que va del año, desde el Observatorio Lucía Pérez, se registraron 242 femicidios y travesticidios, cinco en Jujuy. Ese dolor es el que marca el primer día de este encuentro.

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Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

Matilde es docente y llega a la Plaza con su nieta Lara de 11 años. Es la única mamá que no lleva foto de su hija: su nieta se entristece al verla y ella prefiere ahorrarle la amargura a una niña que corre entre los puestos y abraza a quien la saluda. Matilde es la mamá de Camila Peñalva, de 25 años, asesinada en 2020 en la localidad de Huacalera. Tenía dos hijos: Lara y Aaron, que hoy tiene 5 años. Matilde hizo hoy más de 100 kilómetros con su nieta para encontrarse con otras familias. 

La misma distancia recorrió Carlos, que llegó desde Ledesma con la foto de su hermana: Rosa Aliaga, asesinada hace nueve años. Su femicidio sigue impune. 

Julia, la tía de Alejandra Nahir Alvarez lleva su cara en una remera fluor que resalta la sonrisa. Su ahijada fue asesinada en 2020, dos días atrás se cumplieron cuatro años. Julia se estremece, pero las lágrimas se le caen cuando habla del hijo de Alejandra, que en el momento del crimen tenía 6 meses y hoy cuando ve una foto dice: mamá te amo. 

Como el asesino de Alejandra fue condenado a perpetua, al igual que el de Iara y el de Camila; Julia dice que ahora todos los familiares quieren luchar por que Carlos y su familia puedan conseguir justicia para Rosa. 

Esa frase es la síntesis de lo que este grupo de familias que cuelgan sus banderas en la reja de la gobernación y nombran a cada una de las asesinadas significa: justicia y lucha por y para todas. 

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Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

Facultad tomada

A una cuadra de la Plaza Belgrano está la Facultad de Humanidades de la Universidad de Jujuy, donde suceden una decena de carreras. Al entrar, los bancos y mesas de clases están en el patio. Y alrededor cuelgan banderas que gritan: no al veto. Cuando la Ley de Financiamiento Universitario fue finalmente vetada, quienes estudian en la facultad, junto a docentes y no docentes, decidieron la continuidad de la toma que había arrancado un día atrás. 

Melina tiene 27 años y estudia Trabajo Social. Sintetiza así lo que está pasando: “En la Facultad de Humanidades hace mucho que venimos peleando, es una lucha constante y viene creciendo. Empezamos con el comedor, que estuvo cerrado porque decían que no había presupuesto. Logramos la apertura, pero no alcanza. Luchamos también por el boleto estudiantil gratuito y universal que este gobierno lo quería sacar; y ahora en la asamblea que se armó pedimos por el presupuesto universitario que no alcanza, por el aumento del salario de los docentes y los no docentes, por las aulas en las que no hay ni bancos, y porque cuando llueve, llueve más adentro que afuera”. 

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Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

Bianca, de 27 años, abre el foco: “Acá en la provincia hay un montón de reclamos: el problema habitacional estuvo siempre: muchas personas no pueden acceder a una casa; la inseguridad; también que una mujer va a denunciar un hecho de violencia y no quieren tomar la denuncia; se suma el recorte en salud a nivel provincial; y últimamente, lo que estamos sufriendo, son los desalojos en las comunidades del interior”. 

Este sábado, a las 15 horas en Plaza Belgrano, las Facultades de Jujuy convocan a una asamblea con estudiantes de todo el país que hayan venido al Encuentro. 

En esa misma plaza, a la misma hora, también este sábado, estarán llegando las comunidades de la Marcha del Agua, que desde hace días caminan desde la puna en defensa de los territorios y la vida. 

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Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

La mirada trava

El día terminó con la Marcha contra los Travesticidios, Transfemicidios, Transhomicidios y Lesbicidios que avanzó cantando: 

“Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travas en la cara de la gente”. 

Mientras se avanzaba se pidió justicia por Ana Paula Costas, una mujer trans de 43 años, que volvía a su casa en el barrio Alto Comedero cuando fue atacada a golpes. Estuvo doce días internadas antes de morir, el último 9 de septiembre.

“Es necesario estar acá”, dice la activista y pensadora Marlene Wayar. ¿Por qué?. “Porque es super necesario hacer la red travesti-trans para la reparación histórica y para la junta de todas las luchas en momentos en que nos quieren disgregar, dispersar y mantenernos quietas en casa. Es super importante que afinemos las redes, sepamos bajar algunas diferencias, y pongamos todo el empeño en un enemigo común que se está llevando el país por delante”. 

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

Y sigue: “La violencia hacia la comunidad travesti trans es un continuo siempre, pero lo que está creciendo radicalmente son las violencias pasivas, las que dejan que nuestras viejas sigan paradas en espacios de prostitución sin hacer un peso, que sigan sin comer, que sigan sin asistencia sanitaria, sin ser incluidas en en el PAMI. Esas violencias han crecido exponencialmente, y las otras continúan, son parte de una sociedad que todavía, en ese sentido, no la ve”. 

En este encuentro aún queda mucho por ver. 

Arrancó el Encuentro en Jujuy: acá estamos nosotras

Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

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Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.

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