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Lo que hay para ver: el teatro y su inextinguible capacidad creadora

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Las Cautivas, Don Gil de las calzas verdes y Arismendi, dos recomendaciones del teatro oficial —una recién estrenada, otra que regresa luego de las restricciones de la pandemia— y otra obra de un colectivo de teatro independiente. Tres historias que refieren a las alianzas urgentes para esquivar las tinieblas, de la fortaleza que brota cuando se derriban los estereotipos y el rol que cumple el arte para quebrar la imposición del silencio y reparar las heridas sociales.

Las Cautivas

Con las magistrales actuaciones de las actrices Laura Paredes y Lorena Vega, esta obra con dirección y dramaturgia de Mariano Tenconi Blanco, instala a sus personajes en el siglo XIX y a la vez, con contundente actualidad, indaga en los matices de esta época. Celine es una joven francesa a punto de casarse cuando un malón irrumpe en plena boda y la secuestra. Así la vemos, vestida de blanco, con gran miriñaque, zapatos blancos y su relato en verso entre gracioso y desesperado. Para socorrerla en un episodio de extremo peligro, aparece Rosalila, una india con la cara pintada y arropada con vistosos colores. Aunque no comparten escenario y en un solo momento las veremos juntas, ambas construyen a través de sus relatos una historia de alianza y supervivencia. El universo masculino que aparece en sus narraciones es hostil, violento, déspota. Ambas son cautivas de esa tragedia. Ante tanta adversidad, se tienen a ellas. Dos mundos antagónicos, se aventuran en la embarcación con el único fin de unir sus orillas y una vez juntas no hay más opción que la fuga.

La compañía Teatro Futuro —integrada por Mariano Tenconi Blanco, el músico Ian Shifres, presente en la obra, responsable de reproducir sonidos de la naturaleza y musicalizar con maestría, y la productora Carolina Castro— realizará como residencia en las salas del Complejo Teatral Buenos Aires durante cuatro años la tetralogía La Saga Europea y Las Cautivas es la primera de esas obras.

Lo que hay para ver: el teatro y su inextinguible capacidad creadora
Foto: Prensa La Cautiva.

Cuenta Mariano Tenconi Blanco sobre la Saga: “Pretende revisitar la relación entre Argentina y Europa mirando al siglo XIX pero no desde la historia sino desde la literatura. Aparece como primera referencia, obviamente, La Cautiva de Echeverría. Sobre este texto me interesó revisitar no tanto los hechos que narra sino más bien un gesto: el gesto francófilo de Echeverría, la idea de construir la literatura argentina mirando al romanticismo francés. Creo que Las Cautivas se trata, sobre todo, de revisitar ese procedimiento. Para ampliar las referencias, o las ´deudas´, Las Cautivas le debe mucho al modo en que Copi reescribe el Martín Fierro en su Cachafaz. A la vez, los nombres de las protagonistas homenajean a las de As you like it de Shakespeare. El ´Atala´ de Chateubriand también es revisitado en nuestra aventura, que le debe todavía mucho más a El Entenado de Saer, a Río de las Congojas de Libertad Demitrópulos y sobre todo al Eisejuaz de Sara Gallardo”.

¿Cómo fue la elección de las actrices? “Con Lorena Vega trabajamos en Todo tendría sentido si no existiera la muerte (2017) y La vida extraordinaria (2018). Yo no tenía dudas de que ella debía ser Rosalila. Con Laura Paredes queremos trabajar juntos desde 2016 y, por determinadas circunstancias, no se había dado. Creí que este era el proyecto y por eso pensé en ella. Además de dos fantásticas actrices son dos creadoras geniales: Lorena Vega con Imprenteros o más recientemente dirigiendo Precoz, en base al texto de Ariana Harwicz, y Laura Paredes también es autora y directora, y además ha creado obras fantásticas con su grupo Piel de Lava. Así que son artistas totales. Es una felicidad trabajar con ellas”.

¿Cómo trabajaron para construir la relación entre las actrices arriba y fuera del escenario? “Tuve la suerte de contar con dos actrices inteligentes y sensibles. Además, conversamos mucho. Creo cada vez menos en el director que tiene todas las respuestas. Escucho a las actrices y a todo el equipo artístico, y luego sí tomo las decisiones, como corresponde a mi rol. Pero creo que haber generado tanto diálogo hace que todo el equipo se sienta identificado especialmente con lo que estamos haciendo. Y con Laura y Lorena (junto a Ian Shifres, el músico) nos llevamos fantástico desde el primer día, y todos los ensayos fueron de una gran felicidad. Verdaderamente, fue un proceso soñado. El día del estreno nos miramos y nos dijimos que, pasara lo que pasara, ya estábamos hechos”.

Teatro de la Ribera, Av. Don Pedro de Mendoza 1821, CABA

Viernes, 19 hs – Sábados y domingos, 17 hs – jueves 9 de octubre función especial, 19 hs

www.complejoteatral.gob.ar

Siglo de Oro Trans. Don Gil de las calzas verdes

A comienzos del 2020 se estrenó Don Gil de las calzas verdes en el Teatro de la Ribera, luego llegó la pandemia y ya sabemos qué pasó. En esta oportunidad, la comedia de enredos escrita por el religioso español Tirso de Molina en el período literario conocido como el Siglo de Oro, se puede ver en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín. Con versión del dramaturgo Gonzalo Demaría y dirección de Pablo Maritano, once actores y actrices dan vida a esta obra en la que Doña Juana —interpretada por la actriz trans Payuca del Pueblo— es abandonada por su prometido Don Martín, quien se fija en la rica madrilena Doña Inés. Para seducirla y provocar la ruptura de la nueva pareja, Doña Juana simula ser un hombre enamorado y sin buscarlo, despierta pasiones a su paso. Con majestuoso vestuario de época y música en vivo, el monólogo inaugural hace alusión al lenguaje inclusivo en clave humorística.

¿Es necesario remarcar que gran parte del elenco es trans o no binarie? ¿Es repetir el etiquetado? El actor, director, bailarín y performer trans Rodrigo Arena responde: “El hecho de que haya que decir que es un elenco trans es como en los 60 que había que decir que se incluía a las personas afrodescendientes y se tuvo que poner una ley para que las personas afrodescendientes pudieran filmar películas. El racismo sigue existiendo, pero nadie pregunta cómo es trabajar con un actor negro, porque se sabe que es algo racista. En el mejor de los casos hay un cambio de paradigma. En algunos años tengo la esperanza de que no se especifique que una obra es de temática trans, ni se especifique que hay actores o actrices trans y que eso no sea una nota de color. Sin embargo ahora tiene importancia política: debe ser la primera vez que en el teatro oficial hay tantas personas trans trabajando”.

Lo que hay para ver: el teatro y su inextinguible capacidad creadora
Foto: Prensa Don Gil de las calzas verdes.

La actriz trans Payuca del Pueblo suma: “Se está marcando un precedente; está bien que se diga y sea visible en esta instancia. A mí particularmente no me gusta etiquetarme, no me considero ni trans, ni hetero, ni gay, simplemente soy”.

¿Por qué una obra del siglo XVII tiene vigencia? La actriz trans y profesora de la Universidad Nacional de las Artes y de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, Maiamar Abrodos, responde: “Pienso que para que el ser sea, necesita de los extremos y lo barroco es extremo. Vamos vibrando, vamos mutando. La obra propone, con esta construcción barroca, hablar del deseo y la libertad”.

Teatro San Martín, Av. Corrientes 1530, CABA

Viernes a domingo a las 20 hs, hasta el 7 de noviembre

www.complejoteatral.gob.ar

Arismendi

Vamos a romper tu pacto de silencio, cantan, gritan, prometen. La obra teatral Arismendi recrea distintas situaciones de la época más oscura del país. Los secuestros —prestar atención a los “barbudos”—, las apropiaciones de niñes, la complicidad eclesiástica, la persecución a los “desviados”, la sociedad de los buenos modales y la prolijidad en la vestimenta, la hipocrecía enceguecida hurgando en otro lado. El canto de “La cigarra” de María Elena Walsh, melodía ahogada por la encarnación de lo nefasto. Con tango, rap, textos significativos proyectados sobre el telón de fondo y simbolismos cargados de memoria, el colectivo de Teatro Performático La Jauría confeccionó una obra partiendo de la historia personal de su director Nicolás Ruarte.

El puntapié inicial para la composición de Arismedi, se dio con la participación de Nicolás como intérprete en otra obra teatral en la que cada une escribió un monólogo inspirado en las propias vivencias. Allí expuso por primera vez su historia familiar: su abuelo materno era parte del Batallón 601 de Inteligencia y su abuelo paterno, del Batallón de Comunicaciones de La Plata, ambos fueron juzgados y estuvieron presos por crímenes de lesa humanidad. Luego Nicolás continuó investigando, así encontró al colectivo Historias Desobedientes, creado en 2017, y se unió a elles. Arismendi está construida con distintos relatos de compañeres de esa agrupación de familiares de genocidas y represores de la dictadura y con fragmentos de los dos libros que publicaron. “El camino de ser desobediente y romper el pacto de silencio implica muchas veces romper con tus vínculos familiares o quedarte con muy pocos”, cuenta. “Historias desobedientes me hizo ver que no estaba solo”. En la función inaugural de esta temporada, Liliana Furio y Analía Kalinec —ambas integrantes de Historias desobedientes— estaban entre el público acompañando a Nicolás.

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Foto: Prensa Arismendi.

El abuelo paterno le afirmaba a un Nicolás adolescente que no eran 30.000 los desaparecidos, sino unos 1400 y le mostró unas listas que tenía guardadas en el placard, que parecían una guía telefónica, según recuerda. Arismendi era el nombre en clave de su abuelo, el alias que usaba, como casi todos los miliares, para resguardarse. Esta información la sacó de la causa, de la que extrajo algunos fragmentos que aparecen en la obra. Hace algunos años, se puso de novio con una chica que tenía un familiar desaparecido y en 2006 fue por primera vez con ella y su familia a la marcha del 24 de marzo. “Para mí fue muy liberador hacer pública esta historia”, asegura. En un país donde era habitual leer carteles que sentenciaban “El silencio es salud”, se vuelve  imprescindibles la práctica de expulsar fantasmas, recibir el abrazo y sanar juntes las heridas.

Donde hay silencio y opresión, el arte es trueno y estampida.

Teatro Empire, Hipólito Yrigoyen 1934, CABA

Viernes de octubre a las 23 hs

@arismendi.2021

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Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld

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Ahora que tenemos la atención de todo el mundo, te pedimos algo: ayudanos a encontrar a las o los nietos de Oesterheld, el creador de El Eternauta: compartí estas placas.

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Cien

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Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día. 

La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán. 

En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.

En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas. 

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En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica. 

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En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

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Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.

En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

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Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.

Más información en www.observatorioluciaperez.org

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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

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Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.

Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

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“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

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Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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