CABA
Mundo Bauen
Recuperaron un edificio gigante y le dieron vida para no quedarse en la calle. Generaron 130 fuentes de trabajo. Soportaron represiones, amenazas de desalojo y tarifazos. Así conquistaron la expropiación del hotel, que fue vetada por el Presidente. ▶ LUCAS PEDULLA
Bauen.
Una película.
Una novela.
Una serie.
Aplican todos.
Federico Tonarelli, hoy vicepresidente del hotel que consiguió la expropiación de la empresa recuperada por sus trabajadoras y trabajadores en 2002, habla con la fuerza de ser una de las 130 personas que hicieron posible este guión que nunca muere, que soportó represiones, amenazas de desalojo, ninguneos políticos y tarifazos a fuerza de convertirse en un símbolo de la gestión cooperativa del trabajo sin patrón en Argentina.
“Vamos por la decimocuarta temporada. Yo entré a fines de 2004, a los 37 años, y todos entramos con la expropiación latente. Si miro para atrás como si fuera Michael Fox en Volver al futuro, diría: ‘Lo lograste. La foto no se borra’. Porque estábamos medio para atrás: si mirábamos la foto como en la película, estábamos sin piernas, casi borrados. Hoy vemos que las siluetas se reconfiguran de nuevo y la foto vuelve a su estado normal”.
Hoy cada trabajador, cada trabajadora, puede ver esa foto y reconocerse.
Son ellas.
Son ellos.
La foto es la de 130 personas creando otro mundo.
Bauen.
Poner las costillas
La foto desdibujada tenía ya catorce años de historia. Tras el cierre del hotel el 28 de diciembre de 2001 y la amenaza real de dejar a 70 trabajadores en la calle y en la mayor crisis económica y social del país, alguien propuso lo inevitable: entrar. Ocurrió en marzo de 2002, y el patrón, Marcelo Iurcovich, les mandó a decir que se quedaran, así no pagaba la seguridad que debía cuidar los 6 salones y las 224 habitaciones del edificio.
Se acercaron para apoyar estudiantes, vecinos, trabajadores de otras empresas recuperadas y la idea de una cooperativa para mantener las fuentes de trabajo se transformó en posible en septiembre de 2003. Iurcovich los denunció entonces por usurpación. Lo que siguió fueron demandas judiciales, civiles y contravencionales que produjeron represiones feroces que partieron costillas a trabajadoras y acumularon hematomas que, lejos de amedrentar, afianzaron un compromiso: el hotel no dejó de trabajar ni un segundo.
Y con un objetivo indiscutible.
La expropiación.
El primer round
La media sanción llegó en el último capítulo de la temporada decimotercera. Fue el jueves 26 de noviembre de 2015 en la última sesión ordinaria del año, ya con el triunfo de la alianza Cambiemos y la derrota del Frente para la Victoria (FpV) en las elecciones.
Fue una tarde calurosa. El Bauen había convocado a una radio abierta a las 14 horas frente al Congreso, porque el día anterior el proyecto de ley había sorteado tres comisiones y había pasado a formar parte del paquete de más de 90 leyes que el FpV buscaba aprobar. La mayoría de los partidos de la oposición no acudieron y, durante los días previos, habían convocado a no sesionar hasta que el 10 de diciembre asumiera la nueva gestión.
El quórum se alcanzó a las 12:30. La Cámara sesionó y tras una votación llamó a un cuarto intermedio hasta las 16, en el que prometieron incorporar rápidamente la expropiación. La espera se extendió porque varios legisladores se retiraron. En los palcos, poblados por rostros tensionados y uñas mordidas, el marcador era mirado como la final de un Mundial: cada diputado en su banca era festejado como un gol. Recién hubo quórum, entre roscas políticas, a las 18:28 y los trabajadores rompieron en aplausos. La media sanción se aprobó con el resto del paquete y la tensión se rompió en abrazos y llantos.
La película seguía.
Cómo dar vuelta un partido
Esa situación de infarto que vivimos ese día se prolongó todo este año -sintetiza Tonarelli-. Arrancamos con un problema edilicio en el hotel que nos obligó a reparar, durante cuatro o cinco meses, las cañerías de gas. La consecuencia directa fue que no había gas, por lo que no había agua caliente, por lo que no había pasajeros. Fue un año difícil porque recién empezamos a trabajar en mayo, mientras en paralelo tratábamos que el Senado pusiera en tratamiento el proyecto. Y no lo hicieron”.
Al combo se sumaron los tarifazos. Síntesis Bauen:
- Luz: de 24 mil pesos a 100 mil.
- Agua: de 65 mil pesos a 218 mil.
- Gas: de 11 mil pesos a 50 mil.
“El plan económico del macrismo lo conocemos bien. Incluso armamos la Multisectorial contra el Tarifazo, que reunió a empresas recuperadas, pymes, clubes de barrio, sociedades de fomento, comercios. El ajuste llegó al hotel, y a las recuperadas nos llegó a partir del retorno de los asociados: no pudimos aumentarnos como en otros momentos porque tuvimos que pagar las tarifas. A eso se sumó la baja de actividad. Fue un año difícil”.
Al contexto económico se agregó la amenaza judicial. “Había sentencia firme. El juzgado tenía que ejecutarla sabiendo que iba camino a generar un conflicto, como mínimo, en pleno Centro de la ciudad: desalojar el Bauen. Hubo una audiencia el 25 de octubre y ahí quedó claro que ya no había más tiempo ni margen para parar esto. La propuesta de la empresa era casi una cargada: cerrar el hotel un año, arreglarlo y luego tomar de nuevo a la planta. Nos juntamos en asamblea y los compañeros se negaron rotundamente. ‘Bueno, muchachos, se viene el desalojo’, pensábamos. No sabíamos cuándo. Pero nunca habíamos perdido la vía del Congreso. La seguíamos militando todo el tiempo. Y al decir que no en la negociación nos quedábamos sin plan B: nos teníamos que jugar todas las cartas a que se sancionara la ley. Fuimos todo el año al Senado, imaginate ese mes: vivíamos ahí. Porque si llegábamos al 30 de noviembre sin nada, quedábamos sin defensa alguna porque ya no había sesiones”.
El proyecto, entonces, moría.
¿Qué ocurrió? ¿Cómo se llegó a una instancia casi idéntica al año anterior? “No conseguimos quórum en el plenario de comisiones porque todos los senadores estaban en la última sesión del año. Nos fuimos con esa derrota, pero el senador Juan Manuel Irrazábal (FpV) propuso tratarlo sobre tablas. Por ende, fue al final de todo el temario previsto. Ese día se trató el Presupuesto. La discusión duró hasta las 10 de la noche. Encima no fue como en Diputados, donde estuvimos haciendo el aguante en las galerías: el Senado es infranqueable. Estuvimos todo el día en la calle y recién a las 11 de la noche nos dejaron entrar a mí y María Eva Lossada (presidenta de la cooperativa), a un salón anexo”.
Al Presupuesto le siguió la aprobación de un proyecto de protección de humedales. “Duró una hora. Se nos terminaba el tiempo: a las 12 de la noche caía la sesión ordinaria y, con eso, todos los proyectos. Nos manteníamos enterados por WhatsApp. Pasadas las 11 pedimos alteración del orden para tratar el proyecto. Se hizo. Ahí pedimos sobre tablas. Y ganamos: 39 votos afirmativos contra 17 negativos. Ahí ya está: fue como Del Potro contra Cilic en la Copa Davis, dando vuelta el partido. Fue tremendo: un infarto de un año exacto”.
El fantasma del veto
Como diría Diego Maradona, fue la mano de Dios”, dice María Eva Lossada, que escribió su propio guión: era mucama en 2001 cuando Iurcovich la amenazó con que debía renunciar a sus derechos laborales para mantener el empleo, y hoy es presidenta de la cooperativa. “Por un lado, estamos muy felices porque es un paso más. Queríamos terminar el año y brindar por haber conseguido finalmente nuestra propia fuente de trabajo. Por otro lado, sabemos que lo pueden vetar. Por eso hicimos la conferencia al día siguiente, porque necesitamos el apoyo de las organizaciones sociales, vecinos, artistas y medios, que siempre estuvieron y que nos dan fuerza. Arrancamos el año con una deuda por un tema del gas. Fue difícil y mucho trabajo, pero hoy ya no tenemos ninguna deuda. Tenemos muchos eventos y el hospedaje funciona bien. Estamos trabajando mucho y bien, pero la jueza ya en las últimas movilizaciones a su despacho nos dijo que sin expropiación no puede aguantar más. Por eso no es por capricho que pedimos la ley: la necesitamos para sostener nuestra fuente de trabajo y dignidad. Fue mucho esfuerzo de día a día, organizarnos, trabajar y ponernos de acuerdo para llegar hasta acá. Ahora tenemos que lograr que no se vete”.
Cuando el Bauen conquistó la media sanción en Diputados, el entonces legislador del Pro, Federico Pinedo, cuestionó la votación ya que significaba “darle una cantidad enorme de plata a un grupo chico de personas, quitarle dinero que podía ir a la gente que puede tener necesidades básicas de alimentación para que 40 personas tengan un hotel en Callao y Corrientes”. Ahora, como presidente provisional del Senado, afirmó: “Regalar una fortuna de plata para unos pocos señores es una cuestión que no podemos apoyar”.
Tonarelli evalúa: “Sería una locura pensar en el veto. Primero y principal, somos realistas: no nos extrañaría, ya que el macrismo vetó infinidad de leyes parecidas a esta. Jamás han aportado a la viabilidad de las recuperadas ni a la resolución de sus conflictos, y tenemos en cuenta que esto va en contra de los valores y principios básicos del macrismo. Pero ahora es a nivel nacional y, por otro lado, cae en plena discusión por la Emergencia Social, por Ganancias. Con la infinidad de problemas que hay sería una locura el veto. La política cerró acá un conflicto jurídico de muchos años. Sería borrar de un plumazo una solución concreta para un problema concreto”.
El guión, mientras, se sigue escribiendo.
El norte claro
a ley declara de utilidad pública y sujetas a expropiación las instalaciones del edificio del Bauen y la entrega en comodato a la cooperativa. Pone como condición que los trabajadores y las trabajadoras continúen y amplíen la realización de actividades culturales, artísticas, sociales y educativas. También que dediquen una parte de sus servicios a turismo social y el 30% de las plazas a derivaciones médicas de jubilados y pensionados de todo el país que requieren un tratamiento en la Ciudad de Buenos Aires. “No es nada extraño lo que dice la ley -explica Tonarelli-. Es lo que vinimos haciendo todo este tiempo. Lo que nos da es la legalidad sobre la propiedad del edificio”.
Tonarelli, a su vez, es presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA).
¿Qué significa políticamente una ley así?
Es un triunfazo. La derrota del Bauen también era una derrota para todo el resto. Primero porque era una ley planteada en el Congreso Nacional. Hubo expropiaciones muy valiosas, como Zanón (Neuquén) o Renacer (Tierra del Fuego), pero eran provinciales. Por su tamaño e historia, éramos un caso testigo: si ganábamos, ganaba el movimiento y si perdíamos, también. Iba a ser muy difícil en ese contexto plantear procesos de recuperar empresas. Alguien podía pensar: ‘Si estos con 14 años, con la visibilización y el peso que tienen no lo consiguen, qué nos queda al resto’. Política y emocionalmente, la derrota se transmite. En cambio, si ganás, es más fácil que los demás se animen. Es un momento bisagra para el movimiento. Sobre todo, porque va a haber muchas situaciones de posibles recuperaciones, aunque van a ser en otro contexto. Hace unos años era dentro de un impulso del mercado interno, con consumo. Ahora es más difícil porque hay menos trabajo. Pero el movimiento está firme y ya hay más de 15 años de experiencia.
¿Sorprendió?
Nosotros tenemos una gimnasia de no bajar nunca los brazos. Fuimos, fuimos y fuimos para adelante. Todos te dicen que fue un milagro, en pleno gobierno de Macri. No. Fue producto de haber trabajado de manera consecuente durante todos estos años. De haber pulido acuerdos, de haber ensanchado el arco de apoyos de la cooperativa. Sí hay un componente que tiene que ver con la oportunidad, el momento exacto. El peronismo impuso mayoría en algunos temas y nosotros justo estábamos ahí. Hay una intención de la oposición de marcar la cancha, y nuestro mérito fue estar ahí, no haber bajado los brazos ni pensar que todo estaba perdido. En la última audiencia de octubre le dijimos a Iurcovich que no nos mande la corona antes de tiempo. Se mostraba muy seguro de que se nos había acabado la nafta. Un sesgo de clase que es subestimar a los trabajadores. Ellos no pueden internalizar cómo un grupo de trabajadores, que somos poco y nada, generemos estas cosas.
¿Cómo se sostiene eso?
Uno no puede sostener esta carga emocional durante 14 años de la misma forma. Es inevitable que haya bajones, que haya momentos en los que no pasa absolutamente nada y vos naturalmente aflojes, te desanimes. Pero la gran lección es esa: aunque no pase nada, hay que tener siempre el norte claro, porque la cosa en algún momento se reactiva.
Y con reglamentación, ¿cuál sería el norte?
Hay que reconfigurarlo. Sin pensarlo mucho, tenemos tantas cosas pendientes de esta situación que son nuestras primeras prioridades. Arreglos que tenemos que hacer. El hotel tiene un potencial enorme: tenemos una piscina que nunca usamos porque no queríamos un problema legal más. Todos esos espacios dormidos se van a reactivar. Pero, sobre todas las cosas, pelear para que no exista la posibilidad de un veto.
La foto, como en Volver al futuro, cobra así su real dimensión. Su forma. Toma vida. Se llena de color. Adquiere silueta. Construye memoria y justicia.
Mientras, el Bauen tiene que seguir escribiendo su guión.
CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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