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Otro triunfo contra los agrotóxicos

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Hoy por la mañana la justicia de Entre Ríos convalidó el amparo presentado por la Coordinadora Basta es Basta solicitando la nulidad del Decreto 4407 que autorizaba las fumigaciones alrededor de las escuelas rurales. Como resultado, quedan vigentes las distancias de 1.000 metros terrestres y 3.000 aéreos además de la prohibición de toda fumigación con agrotóxicos en horario escolar. Este es el comunicado de la Coordinadora Basta es Basta y compartimos la nota La batalla de las velas, publicada en MU, que explica cómo se desarrolló esta lucha que representa un nuevo triunfo de la comunidad frente a las corporaciones.
“Hace pocos minutos se conoció la sentencia judicial admitiendo el amparo presentado por la Coordinadora Basta es Basta solicitando la nulidad del Decreto 4407 que autorizaba las fumigaciones en cercanías de las escuelas rurales entrerrianas.
El amparo fue concedido dejándose sin efecto los artículos que disminuían las distancias quedando efectivos los demás por lo que persiste la prohibición de aplicaciones en horario escolar. Como resultado, quedan vigentes las distancias de 1000 metros terrestres y 3000 aéreos además de la prohibición de toda fumigación con agrotóxicos en horario escolar.
Desde la Coordinadora por una vida sin agrotóxicos en Entre Ríos: ¡Basta es Basta! festejamos este gran avance en favor de la vida y la salud de nuestrxs gurises y solicitamos al gobierno provincial continuar avanzando en su proclamada política de transición a la agroecología que ponga a nuestra provincia a la vanguardia del verdadero progreso”.
Coordinadora Basta es Basta.

La batalla de las velas

En Entre Ríos todo era normal:
* 760 alumnos de tres escuelas rurales en el departamento de Colón debieron ser evacuados por una masiva fumigación que duró tres días.
* Otra escuela rural fumigada en Santa Anita llevó su caso a juicio y fueron condenadas tres personas (el productor, el dueño de la empresa aplicadora y el aviador) con prisión en suspenso. Las fumigaciones continuaron en toda la provincia, e incluso sobre esa misma escuela.
* Murió Antonella González, de Gualeguaychú, 9 años, leucemia. Su familia pidió por las redes donantes para el trasplante de médula, lo cual difundió su historia con la foto de la niña rapada por la quimioterapia. Ayudó la cercanía del cantante Abel Pintos con esa pequeña fan de sus canciones. Antonella falleció el 6 de noviembre de 2017. Su madre alertó además sobre el gran porcentaje de niños llegados desde Entre Ríos al Hospital Garrahan con enfermedades como la de su hija. Nació en Gualeguaychú un grupo de vecinos autoconvocados llamado Stop Cáncer.
* Hubo más casos de escuelas fumigadas en Maciá y Espinillo, con una docente y dos niños de jardín de infantes internados por reacciones a los venenos. El Ministerio de Salud provincial tuvo que ordenar a la directora del Hospital Falucho que denuncie los casos de intoxicación por agrotóxicos, cuestión que venía omitiendo, por lo cual muchos casos quedaron ocultos.
* La Universidad de Rosario continuó organizando relevamientos sanitarios que descubrieron enfermedades inesperadas en Bovril, Basavilvaso, Gobernador Mansilla, San Salvador y Larroque hasta ahora, surgidas a partir de la aplicación masiva de agrotóxicos. (Mu 77 y 90).
* El Espacio Multidiscipliario de Interacción Socio Ambiental (EMISA) de la Universidad de La Plata detectó la presencia de agrotóxicos en el agua y los barros del río Paraná, de donde se obtiene el agua. La potabilización no elimina esos tóxicos, que llegan a cada canilla de cada hogar.
* En ciudades como San Salvador las propias vecinas y vecinos tuvieron que armar censos y mapas en los que se veían más de 30 cruces concentradas en tres cuadras, señalando muertos y enfermos. (Mu 75).
* El Hospital Italiano de Buenos Aires detectó también casos de cáncer de jóvenes en Villa Elisa, lo que motorizó un proyecto de la institución para investigar y debatir en la zona la posibilidad de producir sin venenos (Mu 118).
* Los senadores del Frente para la Victoria con el apoyo de los de Cambiemos presentaron y aprobaron una Ley de Fitosanitarios que incrementa a niveles metafísicos el uso de agrotóxicos eliminando, por ejemplo, las distancias de aplicación que existían hasta el momento.
En Entre Ríos todo era normal.
Entonces, aparecieron las velas.

Otro triunfo contra los agrotóxicos

Foto: Nacho Yuchark

Serie de terror

Hay leyes que curiosamente se votan siempre a fines de diciembre, con la gente pensando en Papá Noel y acercándose al Día de los Inocentes. La llamada Ley de
Fitosanitarios de los senadores Ángel Giano y Mario Torres (FpV) ganó 14 a 3 el 26 de diciembre de 2017 y pasó a la Cámara de Diputados.
Las noticias sobre esta especie de guerra química sobre la provincia ya habían llevado a crear la Coordinadora por una Vida sin Agrotóxicos en Entre Ríos Basta es basta, con fuerte presencia del Foro Ecológico de Paraná que tiene como referente desde hace dos décadas a un bioquímico ya jubilado: Daniel Verzeñassi. Ante la aprobación de la ley, Basta es Basta convocó a vecinas y vecinos el martes 9 de enero frente a la Casa Gris de Paraná, sede del Ejecutivo y el Legislativo Provincial.
Con las campanadas de la torre, a las 20.15, unas 80 personas con velas comenzaron a caminar alrededor de la Casa Gris. Así nació la Ronda de los Martes. Impresiona ver a esas personas iluminándose solo con las pequeñas llamas en algunos pasajes oscuros de la ronda. Caminan sin consignas ni cantos, porque ya todos saben lo que está ocurrie. Van conversando e intercambiando las novedades de la semana. Llevan una bandera que dice Paren de fumigar mientras el gremio infantil corretea alrededor.
“Si para visibilizar el tema teníamos que seguir esperando muertos y tragedias, es que no estábamos poniendo el énfasis como para que la sociedad esté definitivamente enterada”, explica Daniel Verzeñassi. “Pensamos en la Ronda de las Madres, y nos largamos los martes. Hay una conmoción mucho mayor que hace un año o dos por esa sucesión de noticias tremendas”. Molestó mucho, cuenta Daniel, que el paranaense Luis Etchevehere asumiera como ministro de Agroindustria en noviembre de 2017 declarando: “El glifosato es inocuo. Se desactiva cuando toca el suelo”. La famosa gota que colma el vaso: “Cayó muy mal la ley aprobada en el Senado, que creo que quería cortar la movilización creciente contra la situación escandalosa en la provincia. Pero fue al revés”. En Esquel han planteado estas situaciones como la doctrina del Coyote, que prepara trampas meticulosamente para atrapar al Correcaminos, pero las trampas le explotan en la cara.
Las Rondas no se suspenden por lluvias, truenos, martes 13 (ya les tocaron dos), ni feriados. Ya se replican en 17 ciudades y pueblos de todo Entre Ríos, y tienen noticias de 30 pueblos del país, empezando por Trenque Lauquen (Buenos Aires).
¿Qué quieren lograr? Verzeñassi: “Respirar sin peligro, tomar agua sin veneno, frenar la epidemia de cáncer y que la gente que va a tener un hijo no estén con el temor de saber si el bebé nacerá, y cómo, por la gran cantidad de abortos espontáneos y de bebés nacidos con malformaciones”.
Un recuerdo le nubla de angustia la mirada. Era bioquímico en el hospital de niños San Roque de Paraná. Entre 2002 y 2003 la realidad arrasó sus tubos de ensayo: aparecían labios leporinos, paladares interrumpidos, gastrosquisis (las vísceras totalmente fuera del cuerpo), bebés anencefálicos (sin cerebro) y casos de sirenomelia, que nacen con las piernas unidas como una cola de sirena. “Son inviables, obviamente. Todos, apenas uno hablaba con la familia, venían de estar expuestos a las fumigaciones”. La cantidad de casos obligó a crear un Comité de Malformaciones. De dos camas para enfermos oncológicos se pasó a 17: “Los familiares terminaron construyendo un piso entero, de tantos enfermos que había”. En el laboratorio, de tres tubos de análisis oncológicos por día, pasó a 15 en 2013 (al
jubilarse). ”Pero hubo una cooptación de profesionales para que no se difundiese lo que está sucediendo”.
A esa experiencia de serie de terror, Verzeñassi agrega una positiva: con el Foro Ecológico enfrentó en 1996 la construcción de la represa del Paraná Medio. “El gobernador Jorge Busti la había declarado de interés provincial, y una de las empresas era Halyburton, con George Bush y Dick Cheney. Pero la movilización y los recursos de amparo lograron frenar el proyecto y el propio Busti terminó pronunciándose en contra”.
A los integrantes de Basta es basta se le ocurrió una idea: no sólo dar vueltas alrededor de la Casa Gris sino entrar a ese edificio para ver si es posible encontrarle otros colores, y tratar de dar vuelta la historia.

Mirá quién habla

Daniel Verzeñassi es vecino de Pedro Báez, diputado cercano al ex gobernador y actual presidente de la Cámara de Diputados entrerriana Sergio Urribarri. “Me encontré con Báez, le expliqué la situación general de la provincia en estos temas, le hablé de cómo está en riesgo incluso el Acuífero Guaraní (segunda reserva mundial de agua dulce del planeta) y creo que medio se sorprendió, y habilitó el diálogo con Urribarri. Nos encontramos con él y tres diputados más, vino Mariela Leiva (la directora de la escuela fumigada en Santa Anita). Eran del FpV, pero eso no nos interesaba: queríamos hablar con diputados, como lo había hecho también con la concejal de Villa Elisa Alejandra Barbosa, que es de Cambiemos y me invitó a dar una charla en Chajarí, en el campamento de la Juventud Radical donde también estaba el diputado “Pepo” Artusi. Nuestra actitud es: hablar con todos los que podamos, explicarles y convencerlos”. Basta es basta decidió no fijarse en los carnets partidarios ni en el santoral para decidir con quién reunirse.
La reunión con Urribarri culminó con un pedido: “Que les diéramos nombres para organizar una actividad que permitiera que los diputados conocieran otra mirada diferente a la de los lobistas habituales de la Sociedad Rural, Aapresid y grupos por el estilo”. Se abrió la puerta a una convocatoria inédita. Se llamó Ciclo de Socialización de Saberes – Hacia un nuevo modelo de producción de alimentos. Participaron en diferentes jornadas:
* El doctor en Quimica Damián Marino, inspirador del EMISA, explicó a diputadas y diputados cómo el 80% de las frutas y verduras que comemos están contaminadas de herbicidas e informó sobre los hallazgos de agrotóxicos en los barros y aguas del Paraná, entre otras cosas. Agregó que no se trata de buenas o malas prácticas, sino que con unos 400 millones de litros de herbicidas arrojados cada año en el país, el problema es sistémico.
* El Dr. Damián Verzeñassi (hijo de Daniel, médico) explicó los resultados de los Campamentos Sanitarios de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario en los pueblos fumigados.
* El ingeniero químico Marcos Tomasoni compartió sus investigaciones sobre cómo es imposible controlar el veneno que, además, permanece en suelos, agua y aire, se acumula y no se degrada inocuamente.
* El ingeniero Eduardo Cerdá, asesor de campos e inspirador de la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (RENAMA), explicó de qué modo se puede realizar una transición a modos agroecológicos de producción. Mostró que resultan productivos y rentables (al no utilizar insumos químicos aumenta el margen bruto de ganancia con respecto al productor convencional), además de ser sanos humana y ambientalmente. Explicó que esto no sólo funciona para pequeñas huertas, sino también para producciones extensivas, en campos como La Aurora de Benito Juárez (Mu 79) y La Primavera de Bolívar (Mu 112) entre otros. Otro dato: el modelo masivo de fumigaciones se inauguró en 1996 matando toda maleza conocida. Hoy ya hay 32 malezas resistentes al glifosato, por lo cual los fumigadores tienen que usar cada vez más venenos, en dosis y cócteles cada vez más nocivos.
¿Cuál fue la reacción? El ojo de Daniel Verzeñassi: “Uno los miraba y era visible una aparente sorpresa por lo que estaban escuchando,sobre todo en el caso de la exposición de Cerdá. Porque lo otro más o menos se conocía, pero la apertura a un nuevo modelo era algo que no habían escuchado en términos tan concretos”.
Durante el propio ciclo, Urribarri anunció que votaría en contra de la Ley de Fitosanitarios enviada por el Senado. Ricardo Troncoso (Cambiemos), María Elena Tassistro (PJ), Alejandro Bahler (Frente Renovador) anunciaron también su rechazo. Afuera, continuaba la Ronda de los Martes.
El diputado Gustavo Guzmán (FpV) explica a MU: “El ciclo nos dio argumentos, respaldo científico. No tenía el panorama que tengo ahora. Al rechazo de la Ley hay que agregarle ahora otra Ley con medidas impositivas que premien a los productores que hagan agroecología”.
La Ley de Fitosanitarios fue presentada por el propio FpV: ”Creo que los senadores tuvieron una mirada productivista. Lo primero es la persona, pero si quieren lo productivo, también hagamos agroecología”. Guzmán rescata lo inédito. “Que una comunidad se organice, convoque a científicos e intervenga en la Legislatura tendría que ser recontra natural, pero sin embargo fue inédito”. ¿Se trata también de una tendencia a una democracia más participativa? “Bienvenida la crisis de representatividad, y que la gente no delegue frente a un sistema de producción que ha generado tanto daño. Cuando hay más participación, crece la cultura. Cuando gana la representatividad, caen la participación y la cultura, digo yo”.

Otro triunfo contra los agrotóxicos

Foto: Nacho Yuchark

El fracaso del éxito

Bajo un retrato de Arturo Illia, Alberto Rotman (médico y diputado de Cambiemos) revela a MU. “Voy a votar en contra de la ley de Fitosanitarios. Se hizo evidente que el beneficio económico que supuestamente trae el modelo redunda en un fracaso si seguimos así. La Comunidad Europea está dejando de lado el glifosato totalmente en 5 años. No les vamos a poder vender nada. Pero el capital más grande de un país es el ser humano. El problema es que los agroquímicos intoxican de modo crónico y acumulativo, no agudo. Entonces parece que no pasa nada, pero más tarde la enfermedad se manifiesta. Si la Organización Mundial de la Salud dice que el glifosato es posiblemente cancerígeno, yo, como médico, digo que ya no hay que usarlo. Hay que prevenir. Para eso está el principio precautorio. Hay un choque de esta idea con
intereses económicos muy grandes. Por eso es importante la movilización constante, las asambleas, la concientización. Cuando fue el intento de privatización menemista de Salto Grande, en Concordia hicimos eso: cortes de ruta, asambleas, y así se frenó el proyecto. Acá pasa lo mismo”.
Miriam Lambert es diputada por el departamento de Colón (FpV): “Yo ya había hecho un proyecto de promoción agroecológica y hay otro proyecto del senador Melchiori. Lo que es seguro es que tiene que cambiar el modelo de producción porque nos está llevando puestos, nos está matando. No se trata de fumigar un poquito más lejos. Verzeñassi habló de las patologías, tumores, diabetes, tiroides hipertensión. Y Cerdá explicó el modo agroecológico. Ya lo invitamos a Colón, para que hable directamente con los productores”.
Lucas Larrarte fue uno de los tres senadores que expuso y votó contra la Ley de Fitosanitarios presentada por sus propios compañeros del FpV. “Argumentamos todos los antecedentes internacionales y en mi caso expliqué que el derecho a la salud, al ambiente y a la producción no están en pie de igualdad. Salud y ambiente son derechos de naturaleza universal, que están por encima. Los recursos de control en la Ley iban a ser de unos 2.500 pesos mensuales por municipio, imagínese. Creo que ahora hay que pensar cómo aplicar una transición al modelo agroecológico como muy bien explicó el ingeniero Cerdá en el ciclo”. En la Casa Gris cunde una sospecha: que el FpV sea oposición a nivel nacional facilita que sus legisladores tengan posiciones más independientes que las que hubieran sostenido hace unos años. El gobernador Gustavo Bordet no se pronunció en este tema, aunque apareció bastante abrazado al ministro Etchevehere.
El presidente de la Cámara de diputados, Sergio Urribarri: “Aquí vamos a intentar que haya un modelo de agroecología para la provincia , y ojalá para el país”. ¿Por qué no lo impulsó durante su mandato como gobernador? “Hubo proyectos como el del senador Melchiori, pero estuvimos muy condicionados por el conflicto con el campo. Nos querían tomar la casa de gobierno. No se establecieron límites del Estado en materia de agricultura con glifosato, pero este ciclo sirvió para que los legisladores tomen conciencia y sepan que hay otros modelos de producción”. Por una denuncia por enriquecimiento ilícito, Urribarri reveló que es productor de soja transtgénica y arroz. Dice: “Soy socio con un amigo porque yo no me dedico. Soja no hacemos más. Y arroz sí, pero con fumigación mínima”. ¿Pensó en hacer agroecología en sus propias producciones? “No, tengo el tiempo muy limitado y uno tiene que dedicarse”. Habrá que ver si legisladores como Urribarri logran convencer a productores como Urribarri.
La diputada Carmen Toller también votará en contra: “No podemos sacrificar al ser humano por motivos economicistas. La sociedad vino a golpear las puertas del Estado, habemos muchos que queremos preservar el ambiente, cuando más del 50% de los chicos con cáncer en el Garrahan son de Entre Ríos”. La enfermera del Garrahan e integrante de la junta interna de ATE Mercedes “Mechi” Méndez dijo a MU que no se pueden establecer datos precisos “y ese es un problema, porque hay cantidad de chicos de Entre Ríos y de otras provincias como Chaco, pero ¿cuáles son las cifras en otros centros de atención? En todo caso es una mirada sobre la enfermedad y no sobre la prevención. Lo crucial es que se hagan trabajos epidemiológicos que asocien
al modelo con las enfermedades. ¿Cómo puede ser que los oncólogos vean esto y no hagan nada? Dicen que no tienen certezas. Nadie se las pide, se les pide que tengan dudas, que se pregunten qué es lo que está pasando”.

Modelos de vida

En este clima, la concejal de Cambiemos en Paraná Claudia Acevedo presentó una ley de prohibición del glifosato que su supuesta pareja, el intendente Sergio Varisco, promulgó aunque vetándole su principal artículo. En cambio en Gualeguaychú se sancionó una ordenanza acaso inédita de prohibición de las fumigaciones que abarca no solo al casco urbano sino a todo el ejido municipal. Rubén “Kika” Kneeteman (maestro rural y acompañante de todas estas historias): “Gualeguaychú ha sido un faro en las luchas ambientales y esta vez, en lugar de reclamarle cosas al Uruguay o a las pasteras, se lo exige a sí mismo. Y la ordenanza es la primera que toca intereses concretos”. También Eduardo Cerdá ha estado por allí, donde el municipio se sumó a la RENAMA.

Otro triunfo contra los agrotóxicos

Foto: Nacho Yuchark


Verzeñassi tiene una hija, Daniela, arquitecta y docente, que ha sido central en la organización del Basta es Basta. “Hay compañeros que cuestionan que hayamos sumado a determinados políticos: antes los criticábamos porque no apoyaban nuestros reclamos, y ahora los criticamos si los acompañan. Yo no quiero que muera más gente. Para eso necesitamos que cambien el modelo no sólo los pequeños, sino los campos grandes. Por la reflexión o por ley que hagan un giro en su producción, porque si no estamos en el horno. Cerdá planteó cómo hacer una transición, la necesidad incluso de técnicos suficientes para acompañarla y lograr una reconversión productiva”.
Dice Daniela: “Una puede querer una reforma agraria, pero si esperamos eso para cambiar el modelo, no llegamos. ¿Voy a construir el mundo que quiero con Etchevehere? No, pero lo vamos a invitar porque siempre fuimos educados. Él no. Si lo que querés es quedarte con las tierras de Etchevehere, la estás pifiando. No es una cuestión de loquitos fundamentalistas, como nos decían, ahora se entiende que lo que defendemos es la vida y una producción sana. Tuvimos a casi todos los medios en contra, pero ya no pueden tapar lo que ocurre, aunque sea tarde. Los legisladores, no todos, lo entendieron a costa de tener sobre sus espaldas tantas muertes. Estamos hablando de salud pública, de dolor, de enfermedad. Ahora es el momento de lograr ganar en serio esta batalla. La primera revolución hay que darla en los cordones periféricos de las ciudades donde ya no se puede fumigar pero sí hacer agroecología. Y una vez que empezás, como dice Cerdá, la experiencia es contagiosa. Yo creo en ese contagio”.
Daniela cuenta que el Colegio de Ingenieros Agrónomos está organizando jornadas de discusión, se suma el INTA, la Facultad de Agronomía está dictando posgrados en agroecología, y que no dan abasto para las charlas y capacitaciones que incluyen el rubro Soberanía Alimentaria.
¿Hasta cuándo van a sostener las Rondas? Daniela ha hecho el siguiente cálculo: “Hasta que cambie el modelo”.
Hay una serie llamada Endeavour que indaga sofisticados crímenes británicos, un relax frente a la realidad criolla. En un episodio se plantea que la crueldad es como el cáncer, toma primero una célula, se multiplica y avanza. Podría pensarse que es al revés, que el cáncer es como la crueldad, un arma sofisticada para muchos crímenes del presente. Y que frente a eso funciona un viejo saber chino: mejor encender una vela, que maldecir la oscuridad.
En Entre Ríos cada vez son más las velas encendidas. Tal vez son parte de las luces más potentes que nos alumbran en esta época.

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Memoria, verdad, justicia y Norita

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Partidaria de los besos y los abrazos, reivindica la sonrisa como principal bandera de lucha. Cumplió 94 años este 22 de marzo y hace siempre que puede la ronda de Madres de Plaza de Mayo, hoy ya en silla de ruedas. Vida, obra y endorfinas de una mujer que ha acompañado a fábricas recuperadas, pueblos originarios, comunidades afectadas por el extractivismo, jóvenes y mujeres en situaciones de violencia, todo como una continuidad en la defensa de los derechos humanos. El clítoris, el cannabis y las autodefiniciones. Esperando el 24 de marzo, compartimos esta nota y retrato, publicada originalmente en la revista MU 138 (2019, todavía tiempos macristas). El movimiento, la calle, y lo que ella piensa (y hace) frente a la historia y los futuros posibles.

Texto: Sergio Ciancaglini

Nora revisa su cartera en la que lleva el pañuelo blanco, el verde, crema de cannabis medicinal, una lata de sardinas y la agenda en la que anota sus hiperactividades cotidianas, entre otros secretos. Está también su DNI: 0.019.538. Ríe: “Fui de las primeras en la cola para sacarlo. El otro día, por un trámite, los empleados de un banco me dijeron que la máquina no podía interpretar un número tan bajo”.
Estamos en la sede de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Envolvemos las masitas que no alcanzamos a engullir y que se incorporan a la cartera de Nora para llevárselas a una amiga. Luego guarda un par de carpetas, limpia la mesa de papelitos y me pide que cierre las persianas y puertas del balcón que da sobre Piedras al 100, Buenos Aires. Ya tiene el llavero en la mano esta señora que no puede ser interpretada por las máquinas. Chequea que esté todo ordenado. Empieza a apagar las luces que iluminan salones, oficinas y paredes atiborradas de recuerdos de las Madres, homenajes, reconocimientos, diplomas y tres imágenes: Azucena De Vincenti, Mary Bianco y Esther Careaga: sus apellidos de casadas pero sobre todo, el de sus hijos e hijas. Fueron las madres secuestradas en diciembre de 1977 en un operativo organizado por la ESMA, que culminó con 12 desapariciones incluyendo a dos religiosas francesas.

Memoria, verdad, justicia y Norita

El saludo de Nora en una de las marchas actuales, con la foto de su hijo, la bandera de los 30.000 detenidos-desaparecidos, y el acompañamiento de una nueva generación.


Nora se pone el ponchito de barracán, agarra la cartera, el bastón, y cumple con el rito según el cual el último –la última- apaga la luz. Y cierra la puerta con llave.
La escena podría parecer un tanto melancólica, pero es al revés.
Al cerrar esa puerta, da media vuelta y abre un mundo.
Nora se transforma en Norita, que en lugar de ser un diminutivo resulta un aumentativo, una clave, un código de acción.
Sale Nora de Madres y entra Norita a la calle, las plazas, las ciudades, los pueblos, las rutas, las fábricas, la naturaleza, los conflictos.
Entra a sus verdaderos lugares de acción: lo público, los espacios donde ocurren las cosas, o donde las cosas se manifiestan escapando de los encierros y del silencio.
Lo mismo sucede cada vez que sale de su casa en Castelar, llena de muñecas, libros, plantas y recuerdos, se toma un micro hasta la estación (evita los taxis y es ajena a las aplicaciones uberísticas), luego el tren Sarmiento, luego el subte A o lo que haya que abordar para ir a donde quiere ir.
Su estrategia consiste en intentar estar donde haya injusticias, violencias, crímenes, abusos, discriminaciones, psicopatías estatales o privadas y otras desventuras nacionales que son del orden de lo clásico: nunca pasan de moda.
Logra materializar ese acompañamiento con una eficiencia casi incomprensible. Ana María Careaga (desaparecida a los 16 años estando embarazada e hija de aquella madre secuestrada en la iglesia) cuenta que una vez le dijeron al sacerdote pasionista Carlos Sarracini que Nora parece Dios, porque está en todas partes. El cura no se mosqueó con la comparación y subió la apuesta: “Sí, pero a Nora se la ve”.
“Cuando dicen esas cosas me estremecen –corcovea Nora–, me da un poco de vergüenza. Siento que son como abrazos para darme fuerza, pero no me generan soberbia ni nada. Lo que digo es sencillo. Si no es para pelear contra la injusticia, los organismos de derechos humanos, ¿para qué estamos?”.

Memoria, verdad, justicia y Norita

Sobre la magia y el clítoris

Plaza de Mayo, jueves, 15.30.
Las Madres están partidas desde 1986, pero allí están. Girando siempre en sentido inverso al de las agujas del reloj, como para recuperar el tiempo perdido por tanta muerte, cada uno de los dos grupos (Asociación y Línea Fundadora) en el extremo opuesto de ese círculo alrededor de la Pirámide de Mayo que culmina con una estatua que representa a la Libertad. La libertad está inmóvil, mientras la memoria, la verdad y la justicia rondan alrededor.
Bajo una placa descansan las cenizas de Azucena Villaflor de De Vincenti, quien junto a las otras dos madres desaparecidas fue arrojada viva por los militares desde un avión al mar. La marea luego devolvió los cuerpos a la costa de Santa Teresita en enero de 1978.
En Línea Fundadora la única madre que ronda hoy -y sin bastón- es Nora, acompañada por unas 80 personas. El grupo crece de golpe porque se agregan como un borbotón unos 40 guardapolvos blancos de chicas y chicos de una primaria de Lugano que la rodean y marchan junto a ella con la bandera en la que se lee “30.000 detenidos desaparecidos. ¡Presentes!”.
Llora y ríe Norita porque al ver a los chicos se le agitaron la emoción y la alegría, lloran también las maestras y varios que disimulan. Los chicos la miran asombrados. Tres vueltas más tarde, ella se acerca a un micrófono con parlante. Este jueves habla de:
La impunidad estatal y judicial alrededor del atentado a la AMIA.
El proyecto de “servicio cívico voluntario” de Gendarmería para niños (editorializa diciendo: “Qué bestias”).
Recuerda junto a Beverly Keene, de Diálogo 2000, que la solitaria Madre de Ledesma (Jujuy) Olga Arédez, denunció en 2001 la creación de una policía infantil (niños uniformados que eran instruidos con armas de juguete). Y que en 2012 el gobierno de Cristina Kirchner ordenó cerrar 74 cuerpos de Gendarmes Infantiles en 17 provincias, que reunían a más de 6.879 niños.
De paso mencionan que Olga –que reclamó toda la vida por las desapariciones ocurridas durante el apagón en Libertador General San Martín- murió en 2005 por la contaminación de bagazo producida por Ingenio Ledesma. “Para abaratar costos no ponían los filtros en las chimeneas, y eso la intoxicó”, explica Nora.

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Denuncia cómo le prohibieron a su compañera de Madres LF, Vera Jarach, quien además es sobreviviente del Holocausto, dar una charla en el Colegio Nacional de San Isidro (“a lo mejor prefieren que vayan los de Gendarmería a dar clases de derechos humanos”).
Habla sobre una de sus obsesiones, el Hospital Posadas y la situación de sus trabajadores y pacientes (“el Estado achica y achica, es lo único que hace: hay que ir a acompañarlos”).
Informa que trabajadores de la textil Sport Tech, que estuvieron en la ronda y ocuparon durante dos años la fábrica quebrada en defensa de sus puestos de trabajo fueron autorizados como cooperativa, por el juez Horacio Robledo, a hacerse cargo de la empresa.
Presenta a gremialistas de Fabricaciones Militares (“no les tengan miedo, nada que ver con los milicos, son divinos”) movilizados contra los despidos y el achicamiento.
Recibe a Sergio Martínez, uno de los fundadores de El Algarrobo, asamblea de Andalgalá que con su movilización logró frenar la instalación del proyecto megaminero a cielo abierto Agua Rica. Sergio cuenta: “Hace poco cumplimos 500 marchas, cada sábado, reivindicando los derechos humanos, territoriales, a la salud y a la vida”.
Anticipa Norita el lanzamiento de una campaña para denunciar la deuda externa (y eterna) “porque hay gente que se queja en la verdulería, pero no entiende que lo que le pasa es consecuencia de que se están llevando los dólares y las riquezas, y cada dólar se paga con hambre en nuestro país”.

Memoria, verdad, justicia y Norita


Repudia por enésima vez la ilegal detención de Milagro Sala desde enero de 2016 (“no le encuentran nada y la someten a tortura psicológica las 24 horas del día”).
El tono de Nora es tan serio como lo sugieren los temas de los que está hablando; dice que el gobierno es “negacionista, inmoral y ladrón”, y oscila entre esas definiciones y el relato de lo que está sintiendo. “Hoy no hay buenas noticias para dar”, le dice a la gente que la escucha. “La buena noticia fueron esos chiquitos que vinieron de Lugano”.
Agrega: “No nos volvamos locos. Cada día me acuesto pensando ¿qué mal van a hacernos mañana? Es como que con cada acción, con cada decisión, quieren humillar. No lo logran, porque nos tienen que resbalar las cosas que dicen y hacen”.
La mujer y la gente se miran. “Siento que esta Plaza es mágica. Me siento feliz aquí. Me da pudor decirlo, con tantos desastres que pasan, pero es lo que siento viendo que tantas personas vienen, se encuentran, se abrazan, se reconocen”.
En ese momento repite tres veces: “30.000 detenidos desaparecidos y desaparecidas” y todos contestan “¡Presente!”. Y luego: “Ahora y siempre”. Nora, separando bien las sílabas, pronuncia tres veces la siguiente palabra: “Ven-ce-re-mos”.
Caminando hacia su bar favorito sobre Avenida de Mayo, para tomar un café que es parte del ritual de los jueves, quiere decirme algo sobre la magia, pero la detiene un grupo de chicas para saludarla y un joven, uniendo las palmas de las manos, pronuncia: “Gracias por existir”. Dice ella que jamás la cuestionaron ni la increparon por la calle. “Una sola vez, en una marcha por Cromañón, había un tipo muy borracho que me dijo de todo. Pero me había confundido con Estela de Carlotto. Que nos confundiera ya te muestra lo borracho que estaba”.
Otro grupo la reconoce, la saluda y le pide fotos. En los últimos tiempos cuando está en confianza Nora propone sonreír a la cámara diciendo “clítoris” en lugar de “whisky”.
Sigue la caminata y ella no pierde el hilo de lo que quería contar: “La magia no nace porque sí. La tenés que crear con tu espíritu. El espíritu de ver el lado bueno de la vida. Si no hacés magia con lo que te pasa, es imposible sentir que lo que hacés está bien, que te genera alegría. Sentir que no estás entre los mafiosos”.

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Comerse un pasaje

La primera vez de las Madres en Plaza de Mayo fue el sábado 30 de abril de 1977. El 15 había desaparecido Gustavo Cortiñas, el hijo mayor de Nora, secuestrado en la estación Castelar cuando iba a tomar el tren a las 8.45 rumbo a su trabajo en la Comisión de Valores. Militaba en la Juventud Peronista. Flaco, sonriente, bigote setentista, pelo largo.
En la casa de Nora hay una foto en la que se lo ve mirando a los chicos de la Villa 31, en la que militó con el padre Carlos Mugica. “Tiene un gesto que me parece dolorido y comprometido con lo que está viendo. Pero fijate los chiquitos, son iguales a los que ves hoy en las villas”. Se queda pensando: “Nuestros hijos luchaban por la justicia social. Pero hoy la brecha entre ricos y pobres es todavía mayor que cuando se tomó esta foto”.
Para esa mujer que había tenido que amoldarse al rol de ama de casa y profesora de alta costura, la desaparición del hijo representó el fin de muchas cosas. “Fue dejar la casa y salir a buscarlo. Y fue para todas igual. Mujeres comunes que no éramos de la academia, ni de los grupos de pensamiento. Pero hoy entiendo que ahí ya fuimos feministas. Ahí empezamos a romper”.
Aquel sábado inicial había pocos paseantes en Plaza de Mayo. Y 14 mujeres. Azucena propuso entonces ir los viernes. Nora, mientras tanto, buscaba en comisarías, en juzgados, hasta que empezó a ver a otras mujeres haciendo lo mismo, marcadas por la misma desesperación, que le contaron de las reuniones en la Plaza. Nora se sumó a la tercera. “Una madre muy católica y muy supersticiosa dijo que el viernes era mala suerte, día de brujas. Otra dijo que los lunes era día de lavar y limpiar. Quedó el jueves”. Acordaron las 15.30, salida de los bancos, el mayor tránsito de público en la zona. Las Madres nacieron para no ser parte de otros organismos ni partidos políticos. No tenían oficina: la crearon en la Plaza, sin techo ni puertas ni ventanas, para verse, intercambiar información, y hacerse ver. La policía dijo “circulen”, y jamás dejaron de hacerlo. En octubre de ese 1977 nacerían los pañuelos blancos, como modo de reconocerse entre la multitud durante una marcha a Luján: en realidad eran los pañales de tela (no existían los descartables) que guardaban para sus nietos, convertidos en un símbolo histórico de los derechos humanos.
Relata Nora que los varones y esposos no intervenían porque el horario era de trabajo. “Pasaba otra cosa. Al ver a los milicos algunos padres decían ‘yo le dije a mi hijo que no se metiera’ y cosas así. Entonces eso no servía. Las madres no hacíamos esas cosas”. Confrontaban. El lugar común indica que el dolor enceguece, pero Nora es de las que piensan distinto: “El dolor nos hizo ver. Nos fortaleció, y nos ayudó a ser claras”.
Empezó a entender algunas charlas que había tenido con su hijo: “Una vez me dijo: ‘¿Sabés que te pasa, mamá? Te falta calle’. Aprendí, ahora me pasé de calle” reconoce. “Más que en los libros, la concientización está en la calle. Esto significa moverse siempre. Y no pensar dos veces”.
Recuerda que fue varias veces presa con las Madres. “Una vez, los policías pararon un micro, bajaron a toda la gente y nos llevaron. En la comisaría teníamos dos variantes: pagar 30 centavos, o pasar 5 días de cárcel por escándalo en la vía pública. Había madres que decían “métanme presa, así me llevan con mi hijo”. Pero los tipos querían que pagásemos. Cuando me tocó, le di 60 centavos. ‘No señora, le dije 30’ me dijo, y le contesté: cóbrese lo de la semana que viene”.
Otra de esas detenciones ocurrió un día antes de un viaje que Nora debía hacer a Brasil con la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chicha Mariani. “Esa vez nos llevaban en patrulleros. Abrí la puerta y me quise tirar, pero el policía me agarró. Si no, me mataba; era la desesperación por escaparme. De golpe me di cuenta de que tenía el pasaje a Brasil. Yo creía que era algo clandestino, que si descubrían eso no sé qué iba a pasar y entonces lo agarré, lo fui rompiendo en pedacitos, y me lo comí”. El viaje finalmente se hizo, en plena digestión del pasaje, con Nora y Chicha intentando denunciar lo que se vivía y se moría en el país.
Moverse, salir, romper, confrontar, escandalizar, chocaba con la noción de familia tradicional y hogareña, y con su marido Carlos. “Los viajes, las marchas, las búsquedas. Y él tenía una cosa de celos. Hubo algunas veces que pensamos separarnos. Murió en 1994. Creo que no hubiera soportado todo lo que hago ahora. Pero bueno: la desaparición de Gustavo había sido un cambio total. Me largué a hacer lo que tenía que hacer. Y eso fue no volver atrás nunca más”.

Del Mundial al cannabis

Nora recuerda que usaban la parte del Café Tortoni que da a Rivadavia, durante el Mundial 78, para encontrarse con jugadores (“creo que eran holandeses, no recuerdo los nombres”) y periodistas extranjeros. O lo que vivió su querida Mirta Baravalle: “El marido estaba muy mal con la desaparición de la hija (Ana) y no podía creer que parecía que no pasaba nada mientras en el país había desaparecidos. El día de la final que ganó Argentina, después del partido se puso peor y se murió de un infarto mientras todo el mundo seguía festejando”.
Las Madres son un símbolo de muchas cosas, empezando por la valentía. Resulta casi de ficción imaginarlas plantadas en la Plaza frente a la Casa Rosada tomada por Videla & afines, infiltradas por Astiz y la ESMA, ignoradas y silenciadas, o en el mejor de los casos tratadas como “madres locas” por los diarios que se atrevían a mencionarlas. Nora agregó algo a su currículum disruptivo: en 1978 fue hasta la Mansión Seré, centro clandestino de detención y torturas, simulando ser una interesada en comprar el lugar para instalar un hogar de ancianos.
“No era que buscaba a mi hijo ahí, pero sabía que había gente. Entré al predio y hablaba en voz alta. No sé qué quería: hacer ruido. Que si había alguien supiera que había gente afuera. Un milico dijo ‘despachen a la señora’ pero yo seguía diciendo que me mandaban de la Municipalidad o cualquier cosa, y vi una canilla con manguera al lado de una ventanita que se ve que daba a un sótano, donde estaban los desaparecidos. Cuando se recuperó como Centro de Memoria, contaron que me habían escuchado, sin saber quién era”.
El alegre caos que es cada conversación con Nora, ahora en su casa, cambia de rumbo porque va a preparar café. Desde que cumplió 82 años le divierte decir que es mínima, vital y móvil.
Mínima: nunca escondió la edad, pero se niega a revelar cuánto mide. “Ni a mis nietos se los digo”. En el jardín hay una pequeña piscina de dos metros de largo y uno de profundidad. Nora guiña un ojo: “Me meto con salvavidas”.
Vital: parece inagotable, aunque no lo es. Sufrió hace dos años un ínfimo ACV. “Hablé dos horas después de eso en un acto, y parada. Ni yo lo puedo creer. Pero es un compromiso con nuestros hijos y nuestras hijas. No es un sacrificio para nada. Cada día es estar donde hay una injusticia”.
Móvil: sus idas y vueltas a Castelar en micros, trenes y subtes son una especie de gesta cotidiana en la cual la casi nonagenaria dama va a veces arrastrada por la multitud. “El otro día bajaba del tren. En el medio del gentío un chico que iba a subir me vio, tenía un chocolate, me dijo ‘gracias por todo lo que hacés’, me lo dio y subió. Me quedé en el andén con el chocolate llorando de emoción. Ni sé el nombre. Solo sé que era un chico del oeste”.
Hace dos años un golpe en el empeine le repercutió en un fuerte dolor de rodilla, y los médicos le dijeron algo fantasmal: tenía que dejar de marchar. Problema de meniscos. “Te imaginás, yo lo que tengo son menisquitos”. Por eso fue al debate en el Senado sobre el aborto seguro legal y gratuito en silla de ruedas. La actual vicepresidenta Gabriela Michetti la saludó educadamente al verla, y más tarde ordenó que le prohibieran el ingreso al recinto, por lo que Nora vio el debate por televisión en el despacho de Pino Solanas.
“El año pasado me regalaron la crema de cannabis y me la empecé a poner en la pierna. De a poquito, te diría que en un mes o dos, dejó de dolerme totalmente, y pude volver a caminar con bastón primero, y cada vez mejor”. Del pronóstico de inmovilidad Nora pasó a abandonar la silla de ruedas, el bastón parece cada vez más un adorno, y no deja de estar en todas partes. “Ahora en vez de bombones me regalan cannabis”. En el jardín, además de la santa rita, las azaleas y los potus, crecen dos robustas plantas de marihuana.

Feminismo, grieta y hambre

Tiene docenas de muñecas que le han regalado, varias son Noritas con pañuelo blanco y hay una con pañuelo verde. Muestra una remera con una frase que ha hecho célebre: “Ser feminista es una cosa bárbara”. El lema forma parte del Norita Fútbol Club (Las Noritas) equipo femenino que participa en la Liga Nosotras Jugamos. En la delantera de Las Noritas juega su nieta Lucía. “Y yo pedí que me den la 10”, explica la abuela, que además está asombrada porque ha sido llamada a dar una charla por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
¿Qué es lo peor que vivió, además de la desaparición de Gustavo? “La desaparición de las tres madres. Veías que los militares no se saciaban ni con los miles que se habían llevado”.
¿Lo mejor? “La resistencia de la gente, de los pueblos. Si no fuera por la resistencia pacífica y prudente que tiene este pueblo ya estaríamos con las patas de los norteamericanos acá adentro. Hay espacios que parecen pequeños pero que van frenando, sin saberlo, los avances de la derecha”.
Reconoce que fue un dolor también la separación de Madres, en 1986. “Algunas nunca dejamos de sentir que no tendría que haber ocurrido. Pero había mucha diferencia sobre las metodologías y nosotras, en Línea Fundadora, queríamos ser horizontales e independientes”. No quiere hablar demasiado sobre las diferencias en la propia Línea Fundadora. “Lo que reivindico es esa independencia, la mirada crítica. En el anterior gobierno creían que la crítica era mala leche, y eso no es cierto. Yo reconozco que lo que se hizo con el tema de derechos humanos fue histórico. No pensábamos que íbamos a ver a los genocidas juzgados. Pero eso no quiere decir que una se calle cuando hay cosas como el apoyo al modelo extractivo, o poner a (César) Milani al frente del Ejército”, explica, críticas que hizo extensivas a la Ley Antiterrorista, el pago de deuda externa, la tragedia de Once, el INDEC, el Proyecto X, y toda área atacada por políticas oficiales, el modelo científico con Lino Barañao al frente, el modelo sojero, la minería a cielo abierto, la violencia institucional, la discriminación a los pueblos originarios, entre muchos etcéteras que hicieron que no fuera ella de las participantes en los actos emitidos por cadena nacional. “Nuestra función es otra desde siempre: es ser independientes de los partidos y del Estado”.
Cuenta que su nieto Damián, el hijo de Gustavo, fue siempre partidario de la gestión kirchnerista. “Pero yo decidí que no voy a perder amigos, familiares ni ideales por la política partidista. Entonces hablábamos de cualquier otra cosa. Pero desde que está este gobierno sí que volvimos a hablar de política”, dice riéndose.
Sobre lo electoral: “Estoy mirando. No decidí qué hacer”. Una pista: en una de las últimas elecciones Nora fue con un marcador. Tomó una boleta y escribió: 30.000 detenidos desaparecidos. No al extractivismo. No a la persecución a las comunidades indígenas. No a la deuda externa impagable, inmoral y odiosa. “Lo puse en el sobre y voté. Me lo habrán anulado. No importa, saben que estuve ahí”, cuenta. “Y digo sí a la justicia, a la verdad, a la memoria, a la resistencia, a los juicios hasta que se condene al último genocida y a la recuperación de la identidad de todos los jóvenes que fueron niños apropiados por el terrorismo de Estado”.
En el área de derechos humanos cree que la gran cuenta pendiente es que se conozcan los archivos militares. “Es una burla que no los entreguen. Registraban todo, hay pruebas, y eso permitiría saber qué ocurrió con cada persona desaparecida. Pero es una decisión política que ningún gobierno quiso tomar”.
¿Cuál es su principal preocupación hoy? “El hambre. Estamos cada vez peor. Más hambre, pobreza, desocupación. Es una época de destrucción. Pero no tenemos que dejar que nos llegue el odio. Hay que resistir, pero no tenemos que perder la sonrisa, que nos hace fuertes: es lo mejor que podemos tener”.
Está perpleja Norita porque su biznieta Camila, 9 años, le dijo que los besos y los abrazos contagian gérmenes. “Pero el abrazo y las caricias estimulan las endorfinas que son lo que dan ganas de vivir. Cuando alguien está enfermo, lo acariciás, le das la mano y eso es terapéutico por las endorfinas. Así que en eso sí que tengo partido: soy partidaria de los besos y los abrazos”.

La ley

Las Madres son cada vez menos. “El año pasado murieron cuatro. Las sentimos mucho”. ¿Cómo imaginar las cosas cuando ya no queden Madres? “Yo no me imagino nada. Nunca digo que esto va a ser así o asá Lo que creo es que siempre hubo etapas con determinadas personas que vivieron y luego murieron. Es la ley de la historia, y de la vida. Ojalá nunca más tenga que haber Madres porque hay genocidios y represiones. Pero en nuestro caso, de algún modo estaremos en la Plaza. Y entonces habrá que ver qué es lo que nace” dice sin miedo y sin nostalgia, haciendo bailar esa sonrisa alimentada en la calle con abrazos y resistencia, besos y valentía, magia y endorfinas.

Memoria, verdad, justicia y Norita
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La Ronda, en la mirada de Nora Lezano

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Sexta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo. Esta cobertura, realizada por Nora Lezano, corresponde al ritual del jueves 14 de marzo.

La Ronda es una iniciativa autogestiva coordinada por la editora Claudia Acuña y la fotógrafa Alejandra López. Todas las semanas, unx fotografx registra la ceremonia de circular alrededor de la Pirámide de Mayo, que se sostiene hace más de 40 años.

Todo el material colaborativo será entregado a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos.

“Nunca había estado en una Ronda.

Le pedí a una amiga que me acompañara. Sentí que se jugaba por un lado algo emotivo inmenso y por el otro el miedo a lo incontrolable. Jamás hago fotos en la calle justamente porque adentro de un estudio puedo controlar todo. Antes de salir para la Plaza dejé en mi casa un llanto espeso. El día estaba nublado. Ese llanto tenía la exigencia de haberme comprometido a resolver algo desde un lugar del que no estoy acostumbrada pero también el nerviosismo de saber que iba a vivir una experiencia de la que iba a salir profundamente atravesada”.

“Y así fue que me hice parte de esa ceremonia, fluyendo en círculos con mi cámara, acompañando esa fuerza indestructible del sostener. Donde nada importaba más que SER esa RONDA”.

Sobre Nora Lezano

Fotógrafa y artista visual.

Comienza a desarrollar su trabajo en la década de los 90. Sus retratos de músicos constituyen una parte representativa de su obra.

De 1992 a 2008 trabajó como fotógrafa institucional del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En los años 2000 y 2001 la Secretaría de Cultura y Comunicación de la Nación le encargó las coberturas de los ciclos “Argentina en vivo 1 y 2”, el “Festival Internacional de Jazz”,  la “1era. Semana Argentina en Madrid”, “La historia en su lugar” y “Música clásica en los caminos del vino”.

Trabajó como fotógrafa, directora, iluminadora y videasta para proyectos performáticos, de artes visuales y cinematográficos.

Publicó en forma independiente el libro Sin sueño se duerme también y Communitas (Planeta) -en coautoría con E. García Wehbi-.

FAN, la retrospectiva de sus años en el rock, se presentó desde el 2015 a la actualidad, en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta, el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, el Museo de Arte Contemporáneo de Mar del Plata, el Museo Boggio de Chivilcoy, la Biblioteca del Congreso Nacional, la Casa de la Cultura de Entre Ríos; el Centro Cultural San José, de Olavarría,  el Museo de Bellas Artes de La Plata, el Espacio Contemporáneo de Arte Eliana Molinelli de Mendoza, la Planta Alta de la Estación Belgrano, en Santa Fe y en la Universidad Nacional de Quilmes.

Junto a las fotógrafas Andy Cherniavsky e Hilda Lizarazu, en el Palais de Glace, presentó la muestra LOS ÁNGELES DE CHARLY, una celebración a la obra de Charly García.

INVENTARIO, que incluyó una serie de objetos, fotografías y material fílmico y sonoro del archivo personal de la artista, además de una performance, se presentó en la Bienal de Performance 2019.

Desde 1996 sus fotos ilustran el suplemento RADAR del diario Página/12 y desde el año 2015 realiza las fotos de los calendarios de la Fundación Viva la Vida por el Bienestar Animal.

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Nota

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

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Quinta entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que se propone transmitir el valor de la constancia, de los pies en el espacio público, de la gota a gota que horada la piedra, la no violencia contra la violencia, su valor social, su peso histórico, sus 40 años de coreográfico diseño: media hora, todos los jueves. Esta cobertura fue realizada por la fotógrafa y artista visual Martina Perosa.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

“Desde hace tiempo me interesa la relación entre fotografía y movimiento. Hay un trabajo que me parece muy interesante, que me inspiró en esta búsqueda, que es la serie fotográfica de Muybridge que logra documentar el rápido trote de un caballo en el aire. Mediante esta serie intentaba demostrar, frente a la teoría opuesta de algunos periodistas deportivos, que hay un momento de la carrera en el que los cuatro cascos del equino están en el aire. Esas series en movimiento abrieron una nueva discusión en la historia de la fotografía, que incluso dieron comienzo al cine”.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

“Siempre me interesaron estos cruces interdisciplinarios entre las diferentes ramas artísticas como el cine, la fotografía y la danza. Pensando la ronda de Plaza de Mayo, me punzaba mucho la idea de coreografía. Una repetición constante todos los jueves, durante cuarenta años, por media hora. Una serialidad. Una duración y tiempo concreta. En un espacio determinado. Unos cuerpos, y una relación entre ellos, con una calidad de movimiento que a lo largo de los años fue mutando según el contexto: explosivo, suave, sutil. Y una música que hilvana el movimiento, los sonidos de la calle y el grito popular”.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa

Sobre Martina Perosa

Artista visual, nacida en la ciudad de Buenos aires. Su formación se centró en distintas disciplinas artísticas, que hoy confluyen en su obra. Estudió cine, indagó en el teatro, la performance y danza contemporánea y luego se especializó en talleres de fotografía y  clínicas de obra. Esta multiplicidad de intereses le permitió construir una mirada interdisciplinaria sobre la fotografía con un principal interés en el movimiento, y en la potencia de la imagen para construir ficción y contar historias. En 2019 editó su primer fotolibro “Shinsekai”, finalista del Premio Publicación Latinoamericano en el FELIFA 2021 y en diciembre 2023 editó su segundo fotolibro Proyecto Dallas.

La Ronda, en la mirada de Martina Perosa
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LA NUEVA MU. La vanguardia

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