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Periodismo transgénico

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Por Darío Aranda
Es uno de los mayores aparatos mediáticos del país. Cuenta con suplementos de diarios, sitios web, programas de radio y televisión, y hasta un canal que transmite 24 horas al día. Son cientos de periodistas que difunden las bondades del modelo agropecuario en base a transgénicos y agroquímicos. Pero las empresas van por más: lanzaron una campaña mediática titulada «el campo hace bien» y buscan mejorar su imagen en las ciudades. La última: Monsanto inauguró programa en la TV Pública.
El conflicto por la resolución 125 (2008), las denuncias y pruebas sobre los efectos nocivos del herbicida glifosato, y los cuestionamientos a los transgénicos, entre otros factores, incrementaron las críticas al agronegocios. Las empresas del sector tomaron nota, y además de mantener (y aumentar) la pauta publicitaria para el conglomerado de medios, iniciaron campañas inter-institucionales.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) es el organismo que debe controlar los agroquímicos (organizaciones de pueblos fumigados, médicos que trabajan con poblaciones afectadas e investigadores de universidades públicas cuestionan al Senasa por su complicidad con las empresas). En mayo pasado realizó una charla para periodistas titulada «Jornada sobre glifosato». Abordó los «mitos» que hay sobre el herbicida, hizo eje en la «baja toxicidad» y en lo inofensivo que sería si se lo manipulase según lo sugerido por las compañías.
La charla fue organizada junto a Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes), conformada por Monsanto, Bayer, Syngenta, Basf, Dupont y una decena de empresas productoras de químicos.
Ni siquiera cuidaron las formas: el taller con periodistas se hizo en la misma sede de las empresa de agroquímicos (Reconquista 611).
«Buenas prácticas agrícolas (BPA)», es el término utilizado por las empresas para justificar que con determinados cuidados pueden fumigar con agroquímicos hasta diez metros de las viviendas y no afectar la salud de la población. Esa argumentación es muy cuestionada por las organizaciones de pueblos fumigados, especialistas en derecho ambiental y por los propios ingenieros agrónomos, que sindican como irreal a las BPA.
Las grandes empresas del sector conformaron la «Red BPA». Sobresalen Aapresid y Aacrea (empresarios-productores del agronegocios, hoy dentro del Gobierno y con gran capacidad de lobby), Bolsa de Cereales, CRA, Coninagro, Sociedad Rural, Ministerio de Agroindustria de Nación, Uatre, INTA. Las grandes empresas aparecen camufladas en «cámaras» u ONG: Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes) reúne a todas las grandes empresas empresas de agroquímicos: desde Bayer/Monsanto y Syngenta/ChemChina, para abajo. Idéntica situación es la de ASA (Asociación de Semilleras Argentinas), donde dominan las mismas empresas de agroquímicos, y se suman la «nacionales» Don Mario y Bioceres, entre otras. En las ONG sobresale Barbechando (espacio de lobby del agronegocios en el Congreso Nacional) y Fertilizar (impulsan la venta de insumos químicos para el campo).
«El campo hace bien», fue la campaña mediática que lanzaron. Intentan «acercar el campo a la ciudad»; mejorar su imagen. El domingo 4 de diciembre realizaron su primer maratón, en Palermo, bajo la consiga: «El campo hace bien. Hace bien correr». Impecables remeras blancas, con las tres letras clave («BPA») en color celeste y del lado derecho del pecho; y vivos celestes, verde/amarillos (como pequeñas ramas verticales) del lado izquierdo.
Amplia difusión mediática y dudosa concurrencia (ninguna foto panorámica de los corredores).
El ministro de Agroindustria de Buenos Aires y ex gerente de Monsanto, Leonardo Sarquís, participó del maratón y subió a Twitter una foto, elongando junto a la ex presidenta de Aapresid (y actual funcionaria de Agroindustria de Nación), Beatriz «Pilu» Giraudo. El hashtag fue: «#ElCampoHaceBien»

Suple miento

Clarín publica los sábados el suplemento «Rural». La Nación sale a la calle con «Campo». Algunos titulares: «El área de soja certificada crecerá 30 por ciento esta campaña (entrevista a gerente de empresa Syngenta)». «Se aprobó un nuevo evento biotecnológico en maíz». «El agro cordobés reclama más obras e infraestructura». «La soja juega su futuro entre América de Sur y Estados Unidos». «Premio INTA: los mejores en calidad alimentaria». «La semilla será protagonista en 2017».
Una antigua frase define al negocio: «Periodismo es aquello que se publica en los espacios libres que deja la publicidad».
En los suplementos campestres es muy notorio: publicidades de Dow AgroSciences, YPF, Rizobacter, Syngenta, Expoagro (feria que organizan ambos diarios en sociedad), Don Mario Semillas, Nissan, Bayer, Amarok, entre otros.
No hace falta ser periodista para confirmar la vinculación entre publicidades y notas. Son parte de un mismo modelo agropecuario. No se lee una crítica a las consecuencias: fumigaciones con agroquímicos, desmontes, afecciones en la salud y, mucho menos, a la irregular manera de aprobación de semillas transgénicas ni la carterización del mercado (tres empresas dominan casi el 90 por ciento del mercado: Bayer-Monsanto, Syngenta-ChemChina y Dow-DuPont).
Simple ejercicio mental: una multinacional tabacalera anuncia el lanzamiento al mercado de un cigarrillo que no afecta la salud. Los periodistas replican la noticia sin siquiera dudar del nuevo producto milagroso.
Monsanto, Syngenta o Dow lanzan una nueva semilla de soja (o maíz). Se utilizará junto a un cóctel de químicos (glifosato, glufosinato de amonio, 2-4D). La publicidad afirma que es más productiva que otras semillas, que no afecta la salud ni el ambiente. Decenas de periodistas reproducen la noticia sin siquiera dudar, mucho menos se preguntan cómo se aprobó esa semillas y, jamás, solicitan los estudios que dan cuenta de la veracidad del discurso empresario.
Por contraposición, cuando aparece algún estudio científico que cuestiona los agroquímicos se les despierta el gen de la mirada crítica y minimizan (o defenestran) al académico en cuestión. En Argentina hay más de cien estudios de universidades públicas (UBA, La Plata, Río Cuarto, Litoral, Rosario) que dan cuenta de las consecuencias de los químicos. Nunca fueron tapa de los suplementos campestres.
El caso más grotesco es Héctor Huergo, jefe del suplemento rural de Clarín. Se autodefine en twitter como «relator militante de la segunda revolución de las pampas» y, como muchos «periodistas agropecuarios», tiene conflicto de intereses entre los temas que escribe y los auspicios personales. Su programa de televisión (jueves a las 22 en Canal Rural) y su sitio web personal (laindustriaverde.com.ar) tiene pauta publicitaria de Pioneer-DuPont, Casafe (Cámara de Sanidad y Fertilizantes, donde están todas las empresas de químicos) y Agrofy (mega-empresa agropecuaria Cresud, del millonario Grupo Irsa).
También es accionista de Bioceres, empresa en la que es socio con referentes de Aapresid (empresario de siembra directa y espacio de lobby político) y con Gustavo Grobocopatel (titular de uno de los mayores pooles del siembra del continente).
Una decena de diarios provinciales tienen suplementos campestres similares y repiten la misma lógica (difusores del discurso empresario) medio centenar de sitio web.

Ciencia go home

Argenbio es la organización de lobby científico-político fundado por las empresas Syngenta, Monsanto, Bayer, Basf, Bioceres, Dow, Nidera y Pioneer, todas productoras de transgénicos y agroquímicos. Lanzó la campaña «Transgénicos 20 años» (https://www.transgenicos20.argenbio.org). Es un sitio de publicidad transgénicos, aunque con un intento de discurso científico y técnico. Argenbio, junto a la Embajada de Estados Unidos, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Agroindustria organizaron el seminario «El desafío de comunicar lo que hacemos», con el objetivo de fortalecer «el potencial de la agrobiotecnología para el desarrollo sustentable y equitativo de la región».
Según la gacetilla de prensa, «destacados especialistas compartieron su experiencia y brindaron herramientas para optimizar la diseminación de la agrobiotecnología, mejorar la percepción en la opinión pública y contribuir al diálogo fluido entre los distintos actores de la cadena en la región».
La apertura estuvo a cargo del Secretario de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria, Néstor Roulet, quien planteó que la biotecnología aplicada al agro permitirá “aumentar la productividad cuidando el medioambiente”. Pidió «mejorar la comunicación entre sus eslabones y la sociedad”.
   David Mergen, consejero agrícola de Estados Unidos en la Argentina, Paraguay y Uruguay, remarcó que persiste el desafío de “explicar al público los beneficios de la agrobiotecnología para alimentar a una población en crecimiento”.
Participaron los directores de la cámara empresaria Maizar, Martín Fraguío; de la Asociación Semilleros Argentinos (ASA), Martín Rapella; la coordinadora de proyectos especiales del Instituto Nacional de Semillas (Inase), Mónica Pequeño Araujo; funcionarios de la Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria (Conabia –organismo clave en la aprobación de transgénicos) y los equipos de comunicación de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y de la Bolsa de Cereales.

   Locos x la TV

«Locos por el campo», es el nombre del programa que Monsanto, Toyota y Aacrea estrenaron en la TV Pública (en 2015 estaba en América 24). Va los domingos a las 14. Lo conduce Fernando Entín, que se autodefine como «galerista de arte, palermitano». Y propone «visitar diversos establecimientos para conocer cómo se producen la soja, el trigo, la leche, la carne y el vino, entre otras cosas; conocer los desafíos cotidianos».
Monsanto (adquirida este año por la alemana Bayer) es la mayor empresa de semillas transgénicos del mundo y creadora del cuestionado glifosato.
«Una empresa con intereses específicos en un sector estratégico no puede construir imaginarios sobre el campo en un medio público porque estarán dirigidos a sostener esos intereses (individuales y comerciales), y eso lejos está de los intereses ciudadanos. Esto nos llama a reflexionar acerca del rol de los medios públicos y en particular tratar de entender cuál es la época que se está viviendo en esta materia en la Argentina», cuestionó Francisco Godínez Galay, del Centro de Producción Radiofónico (CPR), organización dedicada a la producción y a la investigación en comunicación.
Idéntica crítica le cabe a Aacrea, empresarios del agronegocios que, con un discurso «técnico» e intereses particulares (de ganancia y rentabilidad), establecen desde la televisión qué modelo de campo es el deseable para el país.

En primera persona

Matías Longoni ingresó a Clarín Rural en 1998 (proveniente de Telam). Duró un año y medio bajo las órdenes de Héctor Huergo (mandamás del suplemento Rural y con línea directa al cuarto piso, donde están los gerentes y directores). Pasó al «cuerpo del diario», sus notas sobre temas rurales se publican en la sección política. Es un referente en el periodismo del agronegocios (aunque a él no le gusta ese término para llamar al sector).
Es un caso poco común en el periodismo de diarios porteños. Es una «firma conocida» y al mismo tiempo tiene vida gremial, de asambleas, discusiones paritarias y marchas en la calle junto a trabajadores. En 2012 fue uno de los seis trabajadores del diario que fue elegido delegado gremial. Desde el año 2000, cuando Clarín echó a más de cien trabajadores (incluidos los delegados), la empresa no permitía la organización sindical. Los postulados fueron trabajadores de carrera y con espalda para soportar presiones de la empresa. Longoni denunció públicamente las situaciones laborales en Clarín. Hace pocas semanas aceptó un retiró voluntario de Clarín, luego de 18 años en el diario.
«Yo no veo al periodismo agropecuario como vos», comienza la entrevista que durará 45 minutos.
«Nunca sentí que hubiera temas prohibidos para escribir. Lo que falta es involucrarse con el tema, laburarlo, aunque también es cierto que muchas veces no hay estímulos por parte de jefes para ciertos temas», señala. Y afirma que «entre el 70 y 80 por ciento» de la información agropecuaria la generan «las corporaciones». Y ahí incluye empresas, Estado y universidades. «Los periodistas somos cada vez menos. A muchos les es más fácil copiar y pegar», y replicar la información de esas corporaciones.
Sobre las fumigaciones con agroquímicos, se excusa. Dice no escribir porque él no cubre «ambiente», pero señala que si alguien en la redacción tomara el tema: publicaría, con mayor o menor libertad, pero publicaría.
Afirma que en el suplemento Rural de Clarín sí hay temas vedados. Donde señala que se responde mucho a la pauta publicitaria. «Es totalmente sesgado el suplemento. Además Huergo no es periodista, es un empresario. Tiene negocios en todos lados, muchos son públicos, con los feedlot, con las semilleras».
Reconoce que muchos medios del agro son más «un folletín de las empresas que periodismo», y lo compara con el periodismo automotriz: «Está financiado por publicidad de las empresas, que son las que venden tecnología e insumos. ¿Es criticable? Sí y no. Muchos son medios autogestivos que viven de eso, como los que venden corbatas…». Al instante aclara que sabe que no es lo mismo, pero sostiene el ejemplo: «Son medios que para sobrevivir tienen que subordinarse a la pauta». Destaca que un contrapeso podría ser el estado, pero de inmediato se contesta: «Para que el kirchnerismo te diera pauta debías entregarle el culo».
   -Uatre (sindicato de trabajadores rurales) pauta en muchos medios. ¿Compra silencio?
«Algunos compran silencios. Otros establecen solidaridades. Saben que tenés un medio y ayudan, como cualquier anunciante que ve que le puede servir para difundir lo suyo», grafica y aclara: «Ningún periodista está obligado al silencio».
Reconoce que el periodista agropecuario se siente parte de un sector, por eso tira para ese lado (siempre dentro del agronegocios). Y explica por qué: «El peor de los productores, el más garca, es más rescatable que el mejor de los políticos».
Defiende al periodismo agropecuario, pero también lo cuestiona. Y lo pone en contexto: «Somos mejores que el periodismo político y económico, donde hay cada uno… Pero en líneas generales sufrimos lo mismo que otros periodistas, la pauta pública y privada que marca agenda, y las malas condiciones de trabajo». Refiere a la precarización, bajos salarios, multitrabajo. Y resume: «El problema no es el periodismo agropecuario, el problema es el periodismo».
Longoni sigue en el sector. Conduce (desde hace nueve años), Bichos de Campo (Canal Metro), junto a otros siete periodistas. Se emite los viernes a las 21.30. Entre sus anunciantes están Monsanto, Nitrap (agroquímicos) y Uatre.

Sorpresas desde adentro

Dante Rofi ingresó a La Nación Campo en 1997 y se mantiene en el suplemento. Era el típico periodista agropecuario hasta 2004, cuando estaba en el festival de Cosquín y vio que el folklorista Raly Barrionuevo subía al escenario a doña Ramona Bustamente, abuela campesina que resistía el avance de topadoras de empresarios sojeros. Esa misma noche, León Gieco le dedicó su recital a los campesinos del norte cordobés.
«¿Cómo podía ser que cubría campo y nunca había escuchado de esos campesinos?», se preguntó. Volvió de vacaciones y comenzó a preguntar por esos campesinos. No tardó en dar con Apenoc (Asociación de Productores del Norte de Córdoba), una de las patas de lo que luego sería el Movimiento Campesino de Córdoba (MCC). Comenzó a conocer de otro campo, agricultura familiar, indígenas y también de las consecuencias del modelo de agronegocios: desmontes, desalojos, fumigaciones con agroquímicos.
Ya nada fue igual.
«La mayoría de los periodistas agropecuarios se olvida que son periodistas y pasan a ser representantes de las empresas», resume sobre el sector.
Sobre por qué actúan así, Rofi descarta que sea por ingenuidad.  «Están validando un discurso. Creer que lo hacen por ingenuidad es subestimarlos. Saben muy bien lo que hacen».
Resalta que en La Nación es clara esa línea que se baja, con editoriales sobre las bondades del modelo y apoyo al glifosato. «Si sos empleado, la lógica es ir por esa línea, no plantear otras posturas, no pensar mucho. Repetís el verso de que el mundo tiene hambre, los transgénicos producen alimentos y cierra por todos lados. Te surgen programas de radio, auspiciantes para el programa de TV, en el diario te quieren. Así la vida es hermosa», sentencia.
Rofi es cotidiano usuario de redes sociales. En Twitter dejó siempre claras sus posturas de apoyo al kirchnerismo, su fanatismo por Racing y la crítica a algunos editorialistas del diario en el que trabaja. Discutió mil veces con sus pares y jefes. Cuando eran diez en el suplemento (años 2007) y ahora que son sólo cuatro (tres editores y él). «Se enojan cuando decís algo de los agroquímicos. Te saltan con el discurso de las empresas, que no hay pruebas científicas, pero la verdad es que no quieren ver las pruebas», explica.
Está convencido que muchos periodistas del sector prefieren no conocer. Cita nombres de colegas pero para evitar problemas se pone en primero persona: «Cuando conocés lo que pasa, lo que provoco este modelo de agro, ya no podés volver a ser el mismo. Te cambia la vida».
Rescata la convivencia con su jefe del suplemento. Saben que piensan distinto, se respetan, conviven. Va a cumplir veinte años en La Nación Campo y sumó trabajo (ad-honorem), dos veces por semana tiene una columna radial en la FM Tierra Campesina, de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) de Mendoza. Allí dice todo lo que piensa, del agro y de la política nacional.

La hora de la verdad

Sábado. 6 de la mañana. «La hora del campo». Conducido por Alejandro Cánepa, se extiende durante tres horas. Comienza con la clásica «Zamba de mi esperanza» y antes del minuto es interrumpida por el auspicio del programa: «Dow AgroSciences».
Cánepa arranca con buenas noticias: «En su gran mayoría, el campo está arrancando». Precisa datos del Indec de mayor venta de maquinaria agrícola. Agrega: «Hay pueblos donde la industria metalmecánica toma 30 o 40 personas y es muy importante».
Picado de noticias breves. Gobierno de Entre Ríos «asistirá» a productores de arroz, Chaco pidió devolución de fondos de tabaco a Nación, Buenos Aires aprobó ley de «feedlots» (engorde de corral –muy cuestionados por el impacto en el ambiente, alimentarlos con transgénicos y abuso de antibióticos–).
«La gente en el mostrador quiere cada vez más alimentos de feedlots», afirma Cánepa en base a ninguna prueba. Paso siguiente, anuncia que hoy hablarán con el presidente de la cámara de empresas de feedlot.
La producción del programa es Gastón Ibañez, columnista Marcelo Pinto y César Tapia (conduce también en Canal Rural el programa de Coninagro, una de las entidades de la Mesa de Enlace).
Cánepa insiste en la mayor venta de maquinaria agrícola. Recuerda que viajó con el presidente de esa cámara de empresas a Estados Unidos, invitado por Aapresid.
Las publicidades a lo largo del programa son de Banco Galicia, Chevrolet, Cooperativa de Seguros La Dulce, Dow AgroSciences, Biogénesis Bagó y una decena de agroquímicos que intercalan frases como «la soja no se mancha» o «estimulante para el campo», «sabemos cómo proteger tu soja», y siempre finaliza con un locutor que lee a toda velocidad (como si fuera la letra chica de un contrato) «cuidado, puede afectar la salud y el ambiente».
El próximo 9 de febrero cumplirá quince años al aire. Cánepa agradece especialmente a Dow AgroSciences y Biogénesis Bago porque lo «acompañan desde el inicio». Y señala que Biogénesis fue parte de la creación misma del programa.
Mensajes grabados de oyentes. Productor de Chaco pide que se le baje impuestos a las empresas del agro que dan trabajo. Cánepa lo secunda: «Es buena la idea».
Otro mensaje, sobre la buena producción de trigo y la apertura de mercados internacionales. El conductor comenta: «Macri cumplió con el campo (por baja de retenciones). El campo cumplió con Macri». Pinto cuestiona que Macri haya calificado su primer año de gestión con un 8. Cánepa replica: «Fue lamentable lo de los últimos diez años. Ahora hay diálogo». Pinto retruca: el ministro Alfonso Prat-Gay había anunciado 25 por ciento de inflación anual y fueron 40.
Cambio de tema. Agradecen a la empresa de ropa Cardón, que envió tres mates de regalo y viste a Cánepa desde 1990. Informan la apertura de cuatro locales en Paraguay. Pie justo para, con la excusa del día nacional del mate, entrevistar a «la primera sommelier de mate». Más de 25 minutos sobre los «secretos» del mate y la yerba (tipo de mate, temperatura de agua ideal). Ni una mención a la explotación histórica del primer eslabón de la cadena, los tareferos (cosechadores de yerba). Es una regla en los programas agropecuarios invisibilizar la situación de los trabajadores del agro y mucho menos se cuestiona al sindicato Uatre (Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores), donde Gerónimo «Momo» Venegas se maneja como patrón de estancia. Causalidad, o no, la Uatre coloca mucha pauta publicitaria es los programas del sector.
Música de Abel Pintos, Dúo Coplanacu, José Larralde, Horacio Guaraní. Canciones que hablan de aspectos sociales y que podrían sonar en cualquier peña con público de izquierda.
Cánepa relata que estuvo con las cuatro cadenas de granos (las empresas de soja, maíz, girasol y trigo se reúnen por sector) y el denominador común fue el pedido de una nueva ley de semillas, que saldría en abril/mayo de 2017. No explica que es impulsada por grandes empresas (nucleadas en la Asociación de Semilleros de Argentina, entre ellas Monsanto).
Entrevistan a Dardo Chiesa, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que quiere una nueva ley, pero «no la lay talibán que quieren ASA y Monsanto» (los productores quieren pagar una sola vez, cuando compran la semilla. Las empresas quieren que sigan pagando por varias cosechas luego de la compra).
Explica que, como «gesto de buena voluntad», las cuatro entidades (Sociedad Rural, CRA, Coninagro y Federación Agraria) viajarán con Aapresid y Aacrea a la sede de la empresa Pioneer en Estados Unidos. Que seguramente se hablará del tema. Celebra que Macri le haya «devuelto la normalidad al sector».
Cánepa, que también tiene programa en Canal Metro, avisa que son «plurales» y llamarán a ASA y a Monsanto.
La hora del campo tiene competencia. En radio La Red (AM 910, «La Red Rural»), en Rivadavia (AM 630, «Bichos de Campo»), en Mitre (AM 790, «Mitre y el Campo»), entre otros.
También hay tiempo para un médico veterinario que recomienda doble vacunación y antibióticos para los rodeos. Promete que (drogas mediante) no se enfermarán y darán buena producción. El veterinario es de Biogénesis Bagó.
El programa se acerca al fin. Aún hay espacio para dar cuenta de los premios «a la excelencia agropecuaria», que otorgan el diario La Nación y Banco Galicia. Uno de los premiados, la empresa Red Surcos (de Santa Fe). Entrevista con su presidente, Carlos Calvo. Explica que ganó en la categoría «innovación y desarrollo» porque lograron que el herbicida 2-4D tenga «menor impacto, se volatilice menos y sea más sustentable».
Cánepa complementa: «¡Qué bueno, hace que no se vuele, cae en el lugar y queda ahí. Qué buena invención. Bien merecido el premio!».
El directivo de Red Surcos se despide y señala que es un honor ser auspiciante del programa de Cánepa.
Dos minutos para las 9 y el fin del programa. Alejandro Cánepa termina con una oración: «Nuestra señera, virgen de Luján, ayúdanos en nuestras tareas diarios y proyecciones, ahora y en la hora de nuestra muerte. Virgen de Luján, en vos confiamos». Silencio y las últimas tres palabras: «Auspició, Dow Agrosciences».

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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

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A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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