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Presas políticas: entrevista a las mapuche detenidas

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En el Centro Mapuche Bariloche, cuatro mujeres mapuche se encuentran detenidas con prisión domiciliaria y enfrentan graves acusaciones. Se trata de Celeste Ardaiz Guenumil, Romina Rosas, Luciana Jaramillo y Betiana Colhuan, la machi de la comunidad. Lavaca se acercó a hablar con ellas, que cuentan: cómo fue el violento desalojo; lo que dijo la jueza Domínguez sobre las balas de plomo; cómo trataron a la mujer embarazada y a los niños, también detenidos; cómo fue el traslado a Buenos Aires de 4 de las 7 mujeres; el maltrato judicial que sigue; lo que no enseñan en la escuela; la diferencia entre “recuperación” y usurpación”; y lo que significa parir resistencia. Sintetiza Débora: “Estuvimos dos días desaparecidas: incomunicadas, sin que nuestras abogadas supieran dónde estábamos. Y que pudieran hacer esto, como si nada, sienta un precedente para aplicar en otras luchas que se están dando”.

Por Francisco Pandolfi desde Bariloche

Un afiche colgado en la pared de un centro cultural. Dos rostros. Dos jóvenes. Dos mapuche. “Mapuche”, en singular, porque la s al final no pluraliza en mapuzugun. Una inscripción: “Elías Cañicol iem y Rafael Nahuel iem viven en los territorios recuperados. AMULEPE TAIN WEICHAN”. “Iem” significa alguien que no está en este plano, el que se fue. Ambos mapuche. Ambos asesinados en Bariloche. Elías, 29 años, por dos hombres armados de civil, el 21 de noviembre de 2021 en lof Quemquemtrew, de Cuesta del Ternero. Rafita, 22 años, el 25 de noviembre de 2017, por el Grupo Albatros de Prefectura, en un desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu, otra vez desalojada hace un mes. “AMULEPE TAIN WEICHAN” significa: “La lucha sigue”.

El 4 de octubre pasado, más de 200 efectivos del Comando Unificado creado por el Ministerio de Seguridad de la Nación ejecutaron la orden de allanamiento de la jueza subrogante Silvana Domínguez, del Juzgado Federal de Bariloche. En el Centro Mapuche Bariloche, de paredes pintadas blancas, con murales y símbolos originarios, no están haciéndose las actividades que solían llevarse a cabo. Hoy funciona una prisión. Una prisión domiciliaria, lindante a una escuela de formación policial, donde permanecen detenidas cuatro de las mujeres mapuche desplazadas de su territorio: Celeste Ardaiz Guenumil, Romina Rosas, Luciana Jaramillo y Betiana Colhuan Nahuel, procesadas por el delito de “usurpación por despojo”.

Presas políticas

Luciana se levanta una, dos, diez veces a calentar el agua para un mate que no deja de girar en las más de tres horas de encuentro. “Acá lo que nos sobra es tiempo para hablar”, comenta. Y lo que sobra también son temas para charlar: la represión reciente; el hostigamiento eterno; la causa judicial; la recuperación territorial; la importancia de la Machi; la complicidad del Gobierno Nacional, provincial, municipal y el Poder Judicial; las infancias encerradas; el silencio gubernamental que sigue reinante, haciendo mucho ruido; el pasado, el presente, el futuro.

Luciana agrega, después de avisar que prefiere el mate dulce, pero que también los toma amargos: “No sabemos cuánto nos vamos a quedar acá”. La jueza federal Domínguez dictaminó el procesamiento y la prisión preventiva, apelados por la Gremial de Abogados que acompaña jurídicamente a la comunidad. Como corresponde, según el Código de Procedimiento Penal de la Nación, pidieron una audiencia Oral y Pública, pero el último miércoles la Cámara Federal de Roca la denegó “por motivos de agenda” y ordenaron a los letrados presentar por escrito los argumentos de apelación, en un lapso de cinco días. “Aunque nos rechacen la audiencia pública para no mostrar lo que son, con esta negativa sí demuestran lo que buscan. Son winka (el blanco invasor), no les creo ni espero nada, porque sé cómo se manejan con nosotros desde siempre, tanto con nuestros antepasados, como ahora; ya es el segundo desalojo que nos sacan de los pelos”, dice Luciana, 35 años, nacida en Cushamen “donde la mayor parte del territorio está en manos de Benetton”.

¿Por qué no es una usurpación? “Porque a nosotros se nos arrebató el territorio y estamos volviendo a él, es una recuperación; esta lucha no la empezamos nosotros, la continuamos y la seguirán nuestros hijos”. Opina Romina, 37 años: “No le sacamos ni le usurpamos ni tomamos el territorio de nadie. Acá hubo una guerra, nuestro pueblo es milenario. El Estado argentino se fundó hace muy poco, mientras el Pueblo Mapuche es mucho más antiguo; tuvimos una vida en paz, donde el objetivo era vivir bien. No podemos irnos a otro lado, nuestro nombre lo dice, somos gente de la tierray nuestra tierra es acá”. Suma: “En las escuelas no te enseñan que la Conquista del Desierto fue el genocidio más grande del mundo de todos los tiempos; ni a quienes les sacaron la tierra; ni cómo a las mujeres le cortaban la mama cuando estaban dando el pecho; ni cómo a sus hijos se los daban a los perros; ni cómo había montañas y montañas de cuerpos muertos; ni cómo los ríos eran pura sangre… nuestra sangre”.

Presas políticas: entrevista a las mapuche detenidas
El Centro Mapuche Bariloche, donde se encuentran detenidas en prisión domiciliaria. Fotos: Eugenia Neme para lavaca

Sentires de un desquicio

Las lamien (mujeres) en prisión domiciliaria se ven fuertes, pese a haber sido despojadas de su territorio; que sus ruka (casas) hayan sido derrumbadas; que estén detenidas desde hace un mes; que sus pichiche (infancias) estén con ellas en un encierro que no acostumbraban; fuertes, pese a todo lo que debieron y deben atravesar.

Recuerda Luciana: “Fue como volver el tiempo atrás, sufrir lo que les pasó a nuestros abuelos. A las 7 de la mañana empezamos a escuchar tiros, bombas de estruendo, gases lacrimógenos. Sentimos la misma violencia que en 2017. A la bebé de ella llegaron al punto de pegarle una patada. Quizá creían que era terrorista”. Ella es Celeste, 30 años, tres hijos. La más chica, recién nacida, ese 4 de octubre cumplía un mes. ¿Su regalo? Lo cuenta su mamá: “Me tiraron al suelo, a mí y a mi nena de 5 años. Nos apuntaron con el arma en la cabeza. Me preguntaron qué tenía en la cuna y la patearon. Mi nena se levantó, abrió el cierre y dijo ‘acá está mi hermanita’. Ahí recién se alejaron”. Luciana: “Estaba con mi nene más chiquito que tiene cuatro años, trataba de taparle la carita porque estaban dele tirando tiros. Tenían unos armamentos terribles. Nos tiraron al piso y dijeron ‘las matamos, tírense al piso, al piso’. Estaban re locos, no sé si estaban drogados o qué”. Completa Celeste: “No podían ni hablar. En un momento mi hija Quimey, la más grande, estaba al lado mío y un policía vio que ella salió corriendo y le disparó en su dirección. Después, cuando nos sacaron de nuestro territorio hacia la ruta 40, le dijimos a la jueza Domínguez que nuestros chicos estaban escapando por el monte, entre las balas. Ahí respondió: ‘Bueno, vamos a ordenar que no disparen con plomo’. Fue una cacería”. Romina: “Yo estaba de 40 semanas de embarazo, ya a término. No les importó. Me redujeron con la terrible panza, me arrastraron una cuadra hasta una camioneta, me agarraron efectivos mujeres pero también hombres, grandotes, que me torcieron las manos. Como no me podían entrar, me golpearon con la puerta intentando cerrarla. Les dije que estaba embarazada, que no me podían hacer eso. ‘Ahora mandamos nosotros acá’, dijeron”.

El hostigamiento continuó fuera de la Lafken Winkul Mapu, con siete detenciones. A las 4 mujeres aún detenidas, se le sumaron Andrea Despó Cañuqueo, Débora Vera y Florencia Melo, ya sobreseídas. Ellas tres, junto a Luciana, fueron trasladadas a Buenos Aires, con el argumento de que no hay en Río Negro ningún establecimiento federal para mujeres.

Sintetiza Débora: “Estuvimos dos días desaparecidas. Incomunicadas, sin que nuestras abogadas supieran dónde estábamos. Y que pudieran hacer esto, como si nada, sienta un precedente para aplicar en otras luchas que se están dando”.

Luciana detalla más de 100 horas de asedio: “Primero nos llevaron a la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria), y desde ahí ya nos comenzaron a filmar, todo el tiempo. Hasta cuando íbamos al baño lo hacíamos con la puerta abierta y nos grababan. Si nos ordenaban que nos saquemos la ropa para revisarnos también nos filmaban desnudas. Empezamos la huelga de hambre y de ahí nos subieron a un avión de Prefectura, institución asesina de Rafita”. Sigue: “Cuando nos trasladaron a Buenos Aires, para ir al baño en el avión debíamos ir esposadas. Cuando bajamos el despliegue era impresionante. Una cantidad de efectivos de todos los colores, con armamentos diferentes, escudos, todo para recibirnos a nosotras cuatro. De ahí nos llevaron a la Montada (Policía Federal, en el barrio porteño de Palermo). Una oficial nos dice que nos saquemos la ropa, hablándonos como la miércoles, porque total ¿quiénes somos? Nos pusieron en un calabozo chiquitito, con una mugre. Y al rato viene un médico y ordena que nos saquemos la ropa de nuevo. Y no es que solo te miraba el médico nomás, había guardias hombres. Todo fue demasiado”. Sigue: “De la Montada nos sacaron a la Unidad 28 (del Servicio Penitenciario Federal), donde también nos hicieron sacar la ropa, ya nos habían requisado como diez veces en total. Luego nos sacaron a un lugar público, donde pasaba gente y nos hicieron sacar otra vez la ropa para pasarnos un detector de metales. Ahí nos esposaron y nos dejaron contra la pared”.

Sigue: “De ahí nos trasladaron al penal de Ezeiza. A las esposas que ya teníamos, nos pusieron una cadena en los pies, que se agarraba con las esposas. Era un móvil de máxima seguridad, lleno de rejas”. Sigue: “En Ezeiza otra vez nos tuvimos que sacar la ropa. Ese día (jueves 6) tuvimos por zoom una audiencia con la jueza a las once de la noche, que al final se suspendió porque querían que me defendiera sin haber hablado previamente con mi abogada. La jueza se quejaba que no había dormido bien y la fiscal de Bariloche (María Cándida) Etchepare se quejaba porque estaba embarazada. Y ahí me tenían a mí, escuchando sus problemas. La abogada que nos acompañó, Andrea Reile, les dijo: ‘lástima que no tuvieron la misma consideración con Romina Rosas, que está con un embarazo en término’. No dijeron nada”.

Parir entre violencias

Romina de a poco va recuperando el semblante que tenía previo al 4 de octubre. En el medio, la represión, la violencia obstétrica, un parto soñado de otra manera, hasta finalmente llegar al 16 de octubre, a las 11 de la mañana, cuando dio a luz a Lluko (agua limpia, en mapuzugun). Mientras le da la teta, rememora el horror: “Cuando me sacaron arrastrada de la comunidad, me llevaron al hospital; ya estaba con contracciones. Me revisaron. Luego me llevaron a la PSA, justo al resto, y de nuevo me desnudaron. Lo querían hacer con la puerta abierta, ante la mirada de varones, hasta que me puse a gritar que cerraran. La celda era muy chiquita, sin luz, estaba toda sucia. Nosotros somos mapuche, nos gustará mucho la tierra, pero eso era mugre. Cuando iba al baño me obligaban a ir con los testigos. Era una locura”.

Sigue: “Ya en el hospital, sufrí mucha violencia obstétrica. Me filmaban las 24 horas, me custodiaban hombres, me decían que me iban a grabar el parto. Me despertaban y requisaban a la madrugada. No descansaba, todo el tiempo era maltrato”. Sigue: “Primero me tuvieron en la sala de maternidad y después me trasladaron a una habitación que compartía sala con enfermos de coronavirus y gente que tiene problemas mentales”. Sigue: “El día de la indagatoria (viernes 7) le digo a la jueza que tenía derecho a hablar con el abogado y ella me dice ‘Ah, no sabía, no estaba al tanto que no habías hablado ’. Le contesté: ‘Cómo que no, si me están filmando las 24 horas’”. Sigue: “Al principio no dejaban que entrara mi partera; además, hubo mucho racismo, se burlaban de la medicina ancestral. Me violentaron hasta el minuto antes que estaba por parir; luego, se terminó el hostigamiento. Hoy pienso lo que fueron esos días y no entiendo por qué tanta maldad. Podrían, en sus leyes, haber hecho las cosas bien, no necesitaban violentarme así”.

El Ministro de Seguridad Aníbal Fernández aseguró que “no hubo agresiones de ninguna característica, ni un rasguño”. Actualiza Luciana sobre la relación con los distintos estamentos estatales: “No llamaron ni vinieron a vernos, nadie, de ninguno de los gobiernos: nacional, provincial ni municipal”.

Presas políticas: entrevista a las mapuche detenidas
Fotos: Eugenia Neme para lavaca

La lucha sigue

Mientras charlamos y sigue girando el mate, las hijas e hijos más grandes de las cuatro lamien detenidas, se meten y salen, una y otra vez, de una muy pequeña pileta, que no llega a los 2×2. Nada se compara a las dimensiones del Lago Mascardi (el Relmu Lafken) donde solían nadar. Ahora corren y juegan por un espacio mucho más acotado a su lof de donde fueron desalojados. Son nueve infancias en total: tres de Celeste, y dos de Luciana, Romina y Betiana. “Está siendo una de las cosas más difíciles de soportar acá adentro. Ellos están acostumbrados al campo, a los árboles, a andar libres. Tenemos que soportar estar al lado de una escuela de policía, que a las 6 de la mañana está cantando el himno acá abajo. Hace un rato, les estaban enseñando a disparar el arma, nuestros chicos ven eso desde acá arriba”, cuenta Celeste, que en sus brazos refugia a Lienkura (piedra de plata), de dos meses recién cumplidos.

Agrega Romina: “El golpe más grande es para nuestros nenes, que están conectados con cada elemento de la naturaleza desde que se levantan. Les piden permiso a las fuerzas del lugar, para poder andar bien. Ellos son autoridades de nuestro territorio, ayudan a repartir y en todo lo que la Machi necesite”.

La Machi es una guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche, que hace cinco años se levantó en la lof Lafken Winkul Mapu la Machi Betiana Colhuan Nahuel, y desde su Rewe (altar) atendía a sus pacientes no solo mapuche, sino quien fuera a curarse.

Betiana tiene 21 años y una fuerza sagrada. Habla bajito, pero profundo. Dice que ahora está mejor de los problemas de estómago que sufrió los últimos días. Dice que todavía no cae de todo lo ocurrido y que necesita volver al Rewe, “sitio para encontrar la espiritualidad y desarrollarla; para lograr un bienestar en la salud, un autoreconocimiento y recibir la fuerza de los antepasados”. Dice también que es hora que la sociedad toda tome una decisión: “Automirarse: reflexionar sobre el propio color de piel, el propio apellido, el propio origen”. Y que se respete al pueblo mapuche: “Una cultura preexistente, viva con la naturaleza”.

Una cultura que ayer quisieron erradicar y que hoy siguen reprimiendo: “A nosotros nos mueve una fuerza más grande, que es espiritual, y no lo decimos de porfiados, sino que nacimos ya asumiendo una lucha”, explica Luciana, en la misma línea que añade Celeste: “Cuando el winka no nos respeta o nos violenta, nos defendemos, porque ya no vamos a callar, no vamos a dejar que suceda lo que le pasó a mi abuelo y a tantos otros, que con su familia debieron hacer silencio para sobrevivir. No, no vamos a seguir callados por miedo a que nos sigan fusilando”. La escucha Florencia, que habla menos y escucha mucho, aprende. Dice que hace dos años salió a buscar su origen mapuche y así se encontró con la comunidad: “De a poco fui conociendo qué es ser mapuche y hoy estoy convencida de que no hay vuelta atrás, porque cuando una se reconoce, te lleva a buscar más y más, ya no se vuelve”. Y ahí retoma Luciana, sobre el ser mapuche: “Se trata de ser parte de la tierra, del aire, del viento, de la piedra, del río, esos somos nosotros. Ahí está nuestra gente antigua. ¿Tan difícil es que entiendan eso? Entonces, aunque nos desaparezcan a todos los mapuche, aunque nos maten a todos, nosotros vamos a seguir viviendo en la Mapu, porque nosotros somos parte de la tierra”. Y sentencia, mirando el futuro: “Nuestro territorio no fue desalojado, siguen los kona, los weichafe (guerrero) protegiendo ese espacio; no nos vencieron. Vamos a seguir pariendo esta resistencia”.

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Septiembre en Mu Trinchera Boutique

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Obras de teatro, música, comida rica, dos ceremonias especiales, y una propuesta para las infancias: este septiembre te esperamos en nuestro espacio (Riobamba 143, CABA) con todas estas propuestas. Recordá que si sos suscriptor, tenés descuentos.

Sábado 7 de septiembre, 20.30hs

TERROR DE ARRABAL

Tres barrios porteños, tres leyendas urbanas y la pesadilla de una inquilina en busca de hogar. Terror de Arrabal es un unipersonal de narración oral que recorre leyendas urbanas de la Ciudad de Buenos Aires en el camino de una inquilina que mudanza tras mudanza no para de chocar con lo paranormal.

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Domingo 8 de septiembre, de 13 a 17 hs

PACHA URBANA

Una ceremonia para testimoniar la vida y celebrar el placer del encuentro colectivo. 

Un ritual para nutrir el cuerpo y el alma, con el escenario urbano de fondo, con nuestros pies sobre el territorio que nos cobija.

Empanadas salteñas, bebidas, DJ y fiesta: todo incluído.

Anfitriona y cocinera: Carla Morales Ríos

Musica en vivo y DJ: Big Mama Laboratorio 

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Sábado 14 de septiembre, 20 hs

NENA GORDA

Un biodrama que surge de la convicción de que una herida personal es un interesante y genuino punto de partida para la creación. En éste caso, el foco está anclado en lo más íntimo y a la vez universal: el cuerpo propio y la mirada de los otros sobre él.

Regresar, a través de sus objetos, al cuarto de la infancia; aquel sitio que alberga aún el recuerdo, las memorias, los deseos de otros proyectados sobre nosotros.

Una foto. Una pequeña bailarina clásica llamativamente gorda es el disparador para preguntarnos ¿Qué tiene que cambiar para que el cuerpo de una niña sea suficiente?

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Domingo 15 de septiembre, 18 hs

MARYTA DE HUMAHUACA

KILLA RAYMI (la Fiesta de la Luna)

Maryta de Humahuaca, cantora indígena, jujeña, llega a Buenos Aires para presentar sus nuevas canciones en una ceremonia con artistas invitadas.

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Viernes 20 de septiembre, 21 hs.

Maca Mona Mu

Nos invita a recibir la Primavera

presentando su disco Ruca.

Canciones enhebradas a través del elemento fuego para iluminar, abrigar, cocinar y encender nuestros sentidos.

La voz de Maca Mona Mu narra emociones íntimas que exponen la nueva sensibilidad de esta época.

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Sábado 21 de septiembre, 20.30 hs

SER EVA, por Eva Basterra Seoane

Textos y canciones para no olvidar, el arte para testimoniar y celebrar la vida. 

La Eva artista, la que se rebela, la que se entrega, la lucha, la que grita, la que muerde, la que sueña, la que vive.

Un encuentro mensual, con una invitada especial en cada ocasión. En esta oportunidad: Graciela Daleo, docente, investigadora, sobreviviente de la ESMA.

Eva es escritora, cantora, murguera, feminista, hija de Víctor Basterra y Laura Seoane, sobrevivientes de la ESMA. El testimonio de Victor fue crucial en el Juicio a las Juntas Militares, inmortalizado en un texto de Jorge Luis Borges.

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Domingo 22 de septiembre, 16 hs

FESTIVAL MOSTRES E INFANCIAS

¡Primer Festival para Infancias libres y Todo Tipo de Familias, porque deseamos que crezcan en toda su diversidad!

Habrá:
-Ronda de Lectura con hadas travas madrinas: Susy Shock, Luz Ventura, Eugi
-Juegos participativos y Juegos cooperativos: Amarella y Amarellita.
-Talleres organizados por la Editorial Muchas Nueces.
-Música en vivo: La Banda de les Mostres, Susy Shock, Sofia Dieguez, Lelé Música, Amarella, Mika De Frankfurt, ¡y más amigues!
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Diez años después: comienza el juicio por el femicidio de Nancy Fernández

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Comienza este martes el juicio por el asesinato de Nancy Fernández que se extenderá entre el 3 y el 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Por Anabella Arrascaeta.

Nancy tenía 36 años cuando el 2 de mayo de 2014 fue encontrada en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Venía reclamando justicia por su hija, Micaela Fernández (14), que un año antes había sido secuestrada, violada y asesinada (ambas en la foto de portada). Sin embargo, se caratuló el caso de Micaela como suicidio. El acusado es Juan Carlos Corvalán, conocido narco de la zona. Nancy y Micaela eran parte de la comunidad qom Yecthakay, de Tigre.

Esta historia, situada en el Municipio de Tigre, se teje entre muertes e impunidades. El crimen de Micaela Fernández fue caratulado como suicidio, y sigue impune. Este martes comienza entonces el juicio por el asesinato de su madre, Nancy Fernández, que se extenderá hasta el viernes 6 de septiembre en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 7 de San Isidro. Hay un solo imputado por el femicidio: Juan Carlos Corvalán, narco de la zona.

El entramado detrás de estas muertes sigue aún sin visibilizarse. 

Diez años después: comienza el juicio por el femicidio de Nancy Fernández

Nancy Fernández, de la comunidad qom del Tigre. La asesinaron porque seguía denunciando que el caso de su hija Micaela no había sido un suicidio, sino un asesinato (Foto de Canal Abierto)

Los crímenes

En 2013, cuando Micaela Fernández desapareció, su madre Nancy fue a la Comisaría 6ª de Talar pero no le quisieron tomar la denuncia; había sido secuestrada y violada por varios hombres. Cuando su hija apareció días después, con golpes, cortes en la cara y el pelo cortado, Nancy insistió en denunciar lo sucedido y otra vez volvieron a negarle ese derecho. En una entrevista con la TV Pública, Nancy reveló que la policía la llevó a la comisaria, donde la ataron y golpearon. Cuenta Nancy en el video: “India de mierda, me dijeron, te callás la boca, no vas a hablar vos”. 

El 17 de febrero de 2013 Micaela apareció asesinada en la casa de Dante “Pato” Cenizo. Tenía un tiro en la cabeza. La investigación de su muerte estuvo a cargo del fiscal Diego Molina Pico, de la Fiscalía de El Talar, que a los pocos meses archivó la causa caratulada como suicidio. Dante “Pato” Cenizo solo estuvo preso por venta de drogas. 

Un año después, mientras Nancy, reclamaba justicia y denunciaba la complicidad policial en la trama, la encontraron en su casa semidesnuda, violada y asfixiada. Ahora, diez años después, su muerte llega a Tribunales. 

El reclamo de justicia

Nancy y su familia son parte de la comunidad Qom Yecthakay del partido de Tigre. Micaela tenía una hermana: Lisette Fernández, que tenía 12 años cuando asesinaron a su hermana, y 13 cuando asesinaron a su mamá. Cuando cumplió la mayoría de edad tomó el reclamo de justicia y se rodeó de las organizaciones que desde el territorio acompañan los reclamos por los femicidios locales. 

La misma red que acompaña por ejemplo el reclamo de justicia por Luna Ortiz (asesinada en 2017 cuando tenía 19 años) estará presente en los Tribunales acompañando a Lisette. 

“Es importante el acompañamiento porque es una causa fuerte. Esta red de mafia territorial se creía que al matar a Nancy y al morir su abuelo Eugenio de tristeza, Lisette no iba a hacer nada por su corta edad, pero cuando cumplió los 19 años decidió salir como particular damnificada, y es importante levantar junto a ella el pedido de justicia”, dice a lavaca Marisa Rodríguez, mamá de Luna Ortiz y miembro de la red que acompaña el pedido de justicia por Nancy y Micaela.

Marisa Rodríguez, la mamá de Luna Ortiz, junto a Lisette, hija de Nancy y hermana de Micaela que retomó el reclamo de justicia ante la audiencia que comenzará este martes 3.

Esa red garantiza por ejemplo que durante esta semana Lisette tenga cómo trasladarse al juicio, y se quede a dormir cerca de Tribunales. También organiza que la joven tenga la comida para la semana y las actividades de acompañamiento que sucederán en la calle mientras el proceso transcurre, además del claro apoyo y contención. 

El juicio marca la posibilidad de empezar a desarmar el entramado de impunidad. Un primer paso en un largo camino que se inicia por juzgar como femicidio el crimen de Nancy, y que después pueda dar lugar a lo que todavía no se hizo increíblemente: vincular la muerte de Nancy con el crimen de su hija Micaela, y poder poner luz en la trama de responsabilidades y complicidades que mantuvieron durante 10 años sus femicidios sin justicia. 

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Talento eterno

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Ricardo Talento –actor, director, dramaturgo y docente, fundador del Circuito Cultural Barracas y uno de los principales impulsores del teatro comunitario–  se “mudó de casa”, como dicen las Madres de Plaza de Mayo cuando alguna de ellas parte hacia otras dimensiones. El recuerdo de Luis Zarranz, periodista, escritor y autor de del libro Actores Sociales, de Lavaca Editora: una investigación, descripción y guía sobre una experiencia de una profundidad única en el mundo, con Ricardo Talento como uno de sus emblemas. En esa obra Luis explica el rol del teatro comunitario en la reconstrucción del tejido social tras la dictadura, hasta el presente. Y en esta nota cuenta sus batallas, sus conceptos, lo que fue capaz de crear con la mirada siempre puesta en lo grupal. Su debate tanto con el liberalismo como con el progresismo sobre lo que significa el arte como producción social y autogestiva. La definición de la palabra “talento” que le falta a los diccionarios. El retrato de un imprescindible que supo combinar alegría, entusiasmo y comunidad.

Por Luis Zarranz

(foto de portada publicada por la Asociación Argentina de Actores y Actrices)

Ricardo Talento tuvo un apellido que le calzaba justo. Su virtud no estaba solo en su capacidad actoral o dramaturga sino en algo más trascendental y difícil de hallar: la potencia para generar proyectos artísticos comunitarios a lo largo y ancho del país.

En ningún lugar de eso que llamamos mundo existe algo similar –en términos de extensión, recorrido, articulación, transformación y hecho cultural– como el teatro comunitario argentino. ¿Qué es? Teatro de y para vecinos y vecinas. En nuestro país, más de sesenta grupos conforman una red nacional de enorme vitalidad en la que se fusionan conceptos tales como comunidad, arte, identidad, celebración, autogestión y juego: todo como parte de una unidad teatral.

Sin embargo, lo que hace más interesante aún al teatro comunitario es la generosidad fundacional con la que creció. Y es precisamente ahí donde emerge la figura de Talento junto con la de Adhemar Bianchi como directores de los dos primeros grupos del país: fueron ellos quienes durante los días aciagos del 2001 salieron por los barrios a propalar el encuentro de vecinos a través del arte, lo que permitió que surgieran diversos grupos hasta en los lugares más inimaginables del país.

Eso es Talento.

A partir de ese impulso, en pueblos de no más de seiscientos habitantes, por ejemplo, comenzaron a surgir grupos de teatro comunitario en los que participaba buena parte de la comunidad: la vieja estación de tren abandonada pasaba ser un escenario para una función, lxs vecinxs contaban ellxs mismxs la historia del lugar, es decir su historia.

Talento vio allí el hecho cultural en toda su dimensión transformadora.

Antes, mucho antes, en la década del setenta había participado en el Centro de Cultura Nacional José Podestá, en el grupo La Podestá y en el Grupo de Teatro Cumpa. En 1987 comenzó a dirigir al grupo de teatreros Los Calandracas. Finalmente, en 1996, en plena sobredosis menemista, fundó el Circuito Cultural Barracas y, junto a Adhemar, creó “El Fulgor Argentino Club Social y Deportivo”, la gran obra del primer grupo de teatro comunitario, Catalinas Sur de La Boca, hermano mayor del Circuito de Barracas.

Talento eterno

Imagen de la actual versión de El fulgor argentino, espectáculo organizado y creado en1996 por Ricardo Talento y Adhemar Bianchi, cuyo éxito lo renueva año año. Foto Lina Etchesuri

Pero todo el párrafo anterior engendra un error: nada de lo que haya hecho Talento podría conjugarse en singular. Sus iniciativas siempre propiciaron el encuentro con el/la otro/a para, a partir de allí, crear proyectos de índole grupal.

Su nombre y apellido nunca fueron un nombre propio sino sustantivos colectivos. Por eso le preocupaba tanto combatir la aparente capacidad individual de un artista. Ese fue su verdadero arte: dialogar con la época para transformarla en comunidad: “Creemos que el arte es un derecho de todos. El mundo liberal creó la figura del artista como para decir que están los que se permiten desarrollar su actividad y tienen un don. Están diciendo que otros no lo tienen. Y, además, que se trata exclusivamente de una producción personal. Es un nefasto concepto liberal y hay otro del progresismo: la idea del arte como herramienta, como una utilidad. Nosotros creemos que en sí es transformador”.

Eso es Talento.

Así, en 2001, bajo su dirección, el Circuito Cultural Barracas parió una de sus emblemáticas obras: El casamiento de Anita y Mirko. Un casamiento como una excusa para generar un espacio de encuentro, intercambio y diversión que amortiguara la crisis neoliberal que, como un tsunami, arrasaba con todo. La fórmula que crearon lxs vecinxs fue medicina para curar el agobio, la desesperación y el desencuentro. Y fue también un éxito teatral que lleva veinte años ininterrumpidos de funciones agotadas sábado tras sábado, con más de 70 vecinxs actores en escena.

Talento eterno

El Casamiento de Anita y Mirco, obra y experiencia emblemática del Circuito Cultural Barracas desde 2001, otra muestra de la capacidad de Ricardo para reunir lo social y lo artístico y hacer una fiesta (literal y divertidísima) que comparten y actúan con el público más de 70 vecinas y vecinos del barrio. Foto Lina Etchesuri para lavaca .

Hace un tiempo, en una charla para una nota de lavaca, Talento me dijo: “En todo estos años cambió el clima político y el social, pero sigue esa necesidad de jugar, aunque sea por dos horas, a que no tenemos paranoia el uno del otro. En el fondo, el Casamiento es una ficción: ficcionamos que nos conocemos, que nos podemos divertir juntos, que podemos compartir una mesa sin que nos conozcamos. No es poca cosa”.

Eso es Talento.

Más Talento: “El teatro es la última ceremonia humana que le queda al ser humano. Cuando la comunidad la toma, vuelve a darle encarnadura, sentido. Porque a veces el teatro se vuelve una ceremonia hueca, no de comunicación sino de exhibición: de habilidades, de construcciones artísticas. Una de las cosas por la cual el teatro comunitario tiene tanta repercusión en el público es porque al tomarlo la comunidad vuelve a tener sentido esta ceremonia celebrativa. El vecino produce con otro vecino, que es el espectador: hay empatía y todos juntos estamos participando de un hecho colectivo”.

Así, con esas pócimas, Talento supo dialogar y protagonizar su tiempo: con otros/as: “Creatividad significa cómo puede imaginarse uno de otra manera, cómo puede modificar el entorno y puede construir política. Estás desarrollando prácticas a nivel comunitario, de construcción política, partiendo de la posibilidad de imaginar de otra manera. Y ejercerla, además, porque no es que lo decís teóricamente y después te vas a tu casa solo. No, lo estás ejerciendo todo el día en la práctica, con otros”.

Talento eterno

Cómplices y compinches. Adhemar Bianchi y Ricardo Talento, creadores de espacios de encuentro, intercambio y diversión para escaparle a la desesperación y los desencuentros. Foto LAVACA

Pocas veces palabra y acción se sintieron tan a gusto: eso sí es Talento.

Otra vez, cuando participó del Foro Social de Porto Alegre puso en discusión la frase “Otro mundo es posible”, leiv motiv de esos encuentros. Talento planteó dos cosas: primero que nada iba a ser posible si no éramos capaces de imaginarlo. Y, segundo, que no había que plantear otro mundo posible sino este, el de aquí y ahora, el que se manifiesta en el más político de los ámbitos: el cotidiano.

Eso es Talento.

Hay personas que dejan una huella tan imborrable de su paso por el mundo que resulta imposible mencionarlos en pasado, su tiempo es tan actual que siempre están en presente: eso es también es Talento. Y, por eso mismo, siempre están y estarán vivas: cada vez que un grupo de teatro comunitario se junte, cada vez que empiece una función, cada vez que surja otro grupo más, Ricardo Talento estará ahí, como parte inescindible de esa acción.

La Real Academia Española, que poco sabe del mundo real, admite tres definiciones de “talento”: “1) inteligencia (capacidad de entender). 2) aptitud (capacidad para el desempeño de algo). 3) Persona inteligente o apta para determinada ocupación”.

Le falta la más trascendental de las definiciones: “Talento: sustantivo colectivo teatral y comunitario”.

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