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Preso por un tuit

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Nicolás Lucero tiene 20 años y el jueves se encontró con más de diez policías de civil allanando su casa, en la localidad bonaerense de José León Suárez. Lo que sucedió después lo cuenta a lavaca en primera persona. Una pesadilla que todavía no terminó y que se originó por un tweet que envió hace más de un año.
Preso por un tuit
“Llegaba de una entrevista para empezar a trabajar en una fábrica de plástico. Yo trabajaba en otra fábrica, pero me echaron porque me habían tomado por un contrato de seis meses. Como solo tenía experiencia en eso, fui y hasta me tomaron el talle de la ropa para empezar a trabajar ya esta semana. Llego y veo que en mi casa había más de diez policías de la Federal de civil. Me asusté porque me buscaban a mí, no sabía por qué motivo. Me leyeron la orden de allanamiento. No entendía qué pasaba hasta que lograron explicarlo, pero no me dijeron nada de un tweet: me dijeron que era por una amenaza que había salido de mi casa, porque se fijaron en el router del WiFi. Pensé que podía ser un amigo o alguien que se colgó de mi señal hasta que, el día después, el diario Clarín levantó una nota de la ministra Patricia Bullrich que decía que no iban a permitir que nadie generara miedo o cometiera amenazas. Ahí vi que publicaron mi tweet. Empezaron a insultarme, pensando que era kirchnerista, diciendo que no iba a volver más. Ayer recién me prestaron una tablet y salí a hablar: era sólo una canción de cancha. Una simple canción”.
¿Qué decía el tweet?
“Macri te vamos a matar, no te va a salvar ni la Federal (la 12)”.
El tweet es del 17 de agosto del 2016. “Tiene más de un año. Había tenido un retweet nomás, de un amigo mío que viene a la cancha conmigo. No era algo trascendente, nunca tuvo mucha actividad. Pero me llevaron detenido: me tuvieron entre seis y siete horas en la comisaría federal de San Martín. Me largaron a la noche. Me dijeron que esta semana me iban a citar a declarar, que me consiguiera un abogado porque podía llegar a quedar detenido. Me acusan de intimidación pública. Me dijeron que tuve suerte porque a los que llevan como a mí los suelen dejar detenidos hasta que declaren”.
Nicolás cuenta que la policía secuestró durante el allanamiento su celular, el de su papá, el de su mamá y el de su hermana. Un amigo le prestó una tablet. Y tuiteó:
» Yo no soy k ni nada. No me interesa la política. No puedo creer que por tuitear una canción me lleven preso. Hay tanto delincuentes sueltos y yo por tuitear una canción tengo una causa penal. Esas cosas me pasan a mi sólo. No pego una. Gracias a todos los que se preocuparon. Ahora a pagar un abogado y a ver cómo sigue esta mierda.»
La jueza federal de San Martín, Alicia Vence, dijo a Infobae que realizó el procedimiento a pedido del fiscal Paulo Starc. Según publicó el portal, la División Investigación de Amenazas e Intimidaciones Públicas de la Policía Federal pidió a Chacarita que informara los datos del socio que había emitido el tweet.
¿Por qué pensás que pasó todo esto?
-Es un problema político. Me quieren usar para que nadie lo vuelva a hacer. Quieren implementar algo a través de mí, como si hubiera querido sembrar terror. Y lo que menos quise hacer es eso. Me están usando de ejemplo.
Hoy Nicolás no tiene abogado. “Soy un chico laburador, que ahora está buscando trabajo. Terminé el colegio y me dediqué a trabajar porque somos una familia grande. Tengo dos hermanas y con el sueldo de mi papá no alcanzaba. Ahora hace un mes que está sin trabajo porque lo echaron. Yo salí a buscar un trabajo en blanco para tener obra social para mis hermanas. Lamentablemente, ahora voy a tener que seguir buscando: con todo lo que pasó, perdí el trabajo”.

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]

Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!

De la idea al audio: taller de creación de podcast 

Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.

¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.

Vas a poder evaluar el potencial de tu proyecto, desarrollar tu historia o propuesta, pensar el orden narrativo, trabajar la realización sonora y la gestión de contenidos en plataformas. Te compartiremos recursos y claves para que puedas diseñar tu propio podcast.

¿A quién está dirigido?

A personas que comunican, enseñan o impulsan proyectos desde el formato podcast. Tanto para quienes quieren empezar como para quienes buscan profesionalizar su práctica.

Contenidos:

  • El lenguaje sonoro, sus recursos narrativos y el universo del podcast. De la idea a la forma: cómo pensar contenido y formato en conjunto. Etapas y roles en la producción.
  • Producción periodística, guionado y realización sonora. Estrategias de publicación y difusión.
  • Herramientas prácticas para la creación radiofónica y sonora.

Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.

Docente:

Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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