Nota
Subtes: el plebiscito le gana a los palos
El plebiscito para la creación de un nuevo sindicato continúa hoy en la Línea B de Subterráneos de Buenos Aires, superando por ahora la situación de violencia se coló en los túneles el jueves pasado. En aquel momento, una patota denunciada como cercana a la burocracia de la UTA agredió a los trabajadores que estaban realizando en paz el plebiscito en la estación Congreso de Tucumán con el que, como había anunciado lavaca , se busca crear un sindicato que los represente genuinamente.
Continúa realizándose el plebiscito convocado por los delegados de Subterráneos de Buenos Aires, hoy lunes en la línea B, con un triunfo hasta ahora por la propuesta de crear un nuevo sindicato que independice a los trabajadores de la conducción de la UTA (Unión Tranviarios Automotor) y les permita continuar un proceso de mejoras salariales y de condiciones de trabajo que bajo esa conducción sindical afín a la empresa Metrovías, serían impensables.
Esta posibilidad de decisión va venciendo, en realidad, a la provocación que sufrió el proceso electoral por parte de una patota que el jueves pasado golpeó a los trabajadores y destruyó una de las urnas. ¿Qué fue lo que ocurrió ese día?
“El plebiscito se estaba haciendo con toda normalidad, en el andén de la estación Congreso de Tucumán. De repente llegó un subte, y bajaron tipos con palos a pegarle a los trabajadores, romper las urnas, y asustar a la gente. Para mi tuvo que ver la UTA, obviamente, para romper otra vez más un proceso democrático. Y también la empresa. Y te digo más: la policía había estado hasta un ratito antes, y justo en ese momento no se habían ido. Esto fue muy pero muy grave, y se notaba que era algo programado”.
Así relató Nora Cortiñas a lavaca su experiencia del jueves 5, cuando participaba como observadora del plebiscito convocado por el cuerpo de delegados de Subterráneos de Buenos Aires para que los trabajadores definan la creación de un nuevo sindicato por fuera de la UTA (Unión Tranviarios Automotor). La violencia de estas burocracias viene creciendo en los últimos años y ya tuvo otros episodios previos.
Nora explicó: “Como los trabajadores convocaron a organismos para que presenciaran la limpieza del plebiscito, yo estuve allí, como estuvo también Fabio Basteiro (de la Central de Trabajadores Argentinos) y Victoria Donda (diputada, hija de desaparecidos). Hubo muchos golpeados, y por lo menos tres lastimados. A uno de los compañeros le rompieron el brazo. Yo me salvé justito porque me había movido para firmar un papelógrafo que habían puesto como un modo de certificar que habíamos estado allí”.
Roberto Pianelli confirmó –mientras corría a una asamblea de trabajadores- que al menos uno de los agredidos tiene una muñeca fracturada y están estudiando al resto de los golpeados. El plebiscito de los trabajadores de subterráneos se había iniciado en la estación Congreso de Tucumán a las 5 de la mañana, y derivó en una provocación y enfrentamiento cerca del mediodía, concretada por una patota que, en lo que ya es un cáncer recurrente en la vida social argentina, buscó interrumpir un proceso sindical democrático.
Aquí reproducimos el texto completo del artítulo publicado por lavaca horas antes, que acaso brinde claves para comprender el fondo de esta agresión.
“Democracia o burocracia sindical
El parto subterráneo”
“Nosotros no dividimos al crear un nuevo sindicato. Al contrario. La burocracia fue la que dividió cuando aceptó que hubiera precarizados y tercerizados, cuando negocia perjudicando nuestros salarios, cuando aceptan que haya dirigentes en componendas y trabajadores tratados como tarados, cuando el sindicato se pone contra los trabajadores y mandan patotas a asustarte y a pegarte”.
Roberto Pianelli explica así el fondo de una decisión que implica la búsqueda de libertad y autonomía sindical para unos 3.500 trabajadores de los subterráneos. Desde el 5 de febrero (empezando por la línea D) hasta el 11, tanto en subtes como en el Premetro se plebiscitará la creación de un nuevo sindicato que los agrupe fuera de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) gremio cuyo grado de agresividad y desinterés hacia los trabajadores ya es un clásico en el sindicalismo argentino. El plebiscito tal vez sea el paso inicial para el nacimiento de la Asociación Gremial de Trabajadores de Subterráneos y Premetro, “aunque todos nos seguirán conociendo como los metrodelegados, o el sindicato del subte”.
No sólo no se trata de dividir, sino de poner en práctica elementos de la legislación vigente (como la ley 23.551 de Asociaciones sindicales), o el fallo de la Corte Suprema y el convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo sobre el derecho de sindicación y negociación colectiva, que avalan, dicen los trabajadores en un comunicado “la posibilidad de crear por parte de los trabajadores su propia organización sindical”.
En cierto modo, ya lo habían hecho.
Pianelli es uno de los 24 integrantes del cuerpo de delegados de Subterráneos de Buenos Aires. Ese cuerpo es la forma organizativa que en los últimos años logró una serie de mejoras (antes se las llamaba “conquistas”) impensables en tiempos de menemismo, neoliberalismo, privatizaciones, fin de la historia, crisis 2001 y otras recordadas guillotinas.
Los trabajadores del subte, en preservación de sus cabezas, tomaron la defensa gremial en sus propias manos durante estos años, mientras la conducción de la UTA (Unión Tranviarios Automotor, que congrega principalmente a los choferes de colectivos) engrosaba sus arcas y sus cinturas dedicándose a tareas menos inhóspitas, tales como mejorar su relación con la empresa Metrovías, y financiar patotas para amedrentar, en el subte, a los díscolos.
Resultados
Los subterráneos se privatizaron a mediados de los 90, la concesión fue a parar a Metrovìas, empresa del grupo Roggio y –respetando los aires de esos tiempos, de casi 5.000 trabajadores se pasó a una planta de menos de 2.000. Muchas de las tareas, con anuencia del gremio, se “tercerizaron”. Traducción: en lugar de contratar trabajadores para limpiar, por ejemplo, se contrataba a empresas de limpieza, que a su vez pagaban miseria para trabajos precarios y sin protección sindical. Lo mismo con la “seguridad”. Esto además implicaba asociaciones y negocios extras entre la empresa, el sindicato y esas “empresas” cuyos propietarios solían ser un misterio.
Los trabajadores crearon su propio cuerpo de delegados, que con los años se hizo cargo no sólo de sus reivindicaciones, sino también de romper esos sistemas precarios de trabajo.
Resultados:
- Estabilidad laboral: hace diez años que no hay despidos en el subte.
- Recuperación de la jornada de 6 horas por trabajo insalubre, que se había perdido con la privatización.
- Fin del fraude laboral que implicaba la tercerización de tareas.
- La creación, por lo tanto, de unos 1.500 puestos de trabajo genuinos y no precarizados.
- Sensible mejora de las condiciones de trabajo.
- Lo mismo con los sueldos (hoy los básicos, sin contar antigüedad, van del mínimo de 2.170 hasta 3.785, según categorías). En el caso de un peón de limpieza, su paso de “tercerizado” a trabajador formal de subtes implicó triplicar su ingreso, y reducir a 6 horas la jornada laboral.
¿Qué es la “normalidad”?
Sostiene Pianelli: “Nosotros conseguimos cantidad de mejoras, en medio de una crisis de 2001 que afectó la capacidad de las privatizadas y de la superestructura política
de imponer condiciones a los trabajadores. Cuando se empezó a normalizar todo, se normaliza también la situación de los sindicatos,q ue son denunciados desde hace años como un régimen autoritario que hay que acatar como en un ejército. Esto se hizo patético en esta coyuntura con tipos qu hace 6 o 7 años no podían salir en público y hoy aparecen fotografiados con los funcionarios del Estado como representantes del movimiento obrero. Pienso en José Rodríguez (SMATA), en Pedrazza (ferroviarios) y tantos impresentables, que si alguna vez trabajaron fue hace 50 años”.
Pianelli considera que el nivel de vida de estos dirigentes “es el de empresarios multinacionales. Están encima de cualquier empresario nacional o de una PYME. Ni te digo de un trabajador. Vos ves los autos, las mansiones, la ostentación, y te das cuenta. Además las de ellos han sido las prácticas históricas de las que han surgido la Triple A y más recientemente los enfrentamientos por la torta sindical, con muertos y batallas. La normalidad empieza a ser esa”.
Apóstoles y terroristas
“En los últimos años” narra Pianelli, “hicieron lo posible por echarnos del sindicato, consiguieron bajar el poder adquisitivo de nuestros sueldos, trataron de imponer nuevas condiciones de precarización. Empezó a verse una patota de 50 o 60 tipos que no trabajan pero andan dando vuelas por los lugares de trabajo amedrentando a la gente, mientras concertan todo con la empresa”. La revista Mu, número 5, se revela de qué modo la oficina de eso que llaman “Recursos Humanos” en Metrovías, se imprimió un manual interno en el que se divide a los trabajadores en “apóstoles” (los 50 o 60 que menciona Pianelli), “indiferentes”, y a los que reclaman por sus condiciones de trabajo y salarios se los encuadraba como “terroristas” (queda como tema a tratar el grado de profesionalismo y salud mental de los “expertos” que realizan tales “diagnósticos” en el mundo actual).
La acción y el olfato
Pianelli cree que terminó de hartar a los trabajadores la intención de expulsar a los delegados de la UTA, que no tuvo convalidación por parte del Ministerio de Trabajo. “Ya en 2007 un grupo entró al hotel Bauen, a pegarnos mientras hacíamos una conferencia de prensa, y el año pasado esa patota se instaló frente al Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) para impedir un encuentro. Andaban en micros, buscándonos por la ciudad. Volvieron a entrar al Bauen, todo un papelón frente a los turistas”.
El cuerpo de delegados, preventivamete, inscribió un sindicato ante el Ministerio de Trabajo. “Todavía no nos dieron el reconocimiento formal, pero queremos que el plebiscito deje claro hacia afuera y hacia adentro cuál es la voluntad de los trabajadores. Luego veremos si iniciamos una desafiliación masiva de la UTA exigiendo que se nos reconozca”.
El nuevo sindicato aspira no sólo a tener mayor autonomía, sino a crear un tipo de relación abierto con los trabajadores. “Ya hay casos como el de FOETRA donde no hay Consejo Directivo sino Consejo Administrativo” ubica Pianelli como ejemplo. “Son señales de la intención de hacer las cosas de un modo distinto”. Los metrodelegados se enorgullecen de haber rotado en sus cargos: “De lo que fue el primer cuerpo de delegados, quedamos tres, y siempre con la idea de lograr esa rotación y ese estilo compartido y participativo que haga que no te la creas”.
A ese estilo abierto no le faltó olfato. Pianelli cree que una clave de sobrevivencia fue haber sabido esperar. “Hubo momentos en que nos atacaron que fueron muy duros, pero tuvimos cierta claridad de saber esperar y actuar cuando más nos convenía. No nos apuramos. Hubo casos de compañeros buenísimos, como los del Casino, que no pudieron hacer eso, y esa lucha terminó mal”.
Si el plebiscito resulta favorable, el nuevo sindicato parece tener un borrador de principios que no suelen ser moda: “Total transparencia en el manejo de los fondos, decisión colectiva para cada reclamo que se emprenda, y trabajar en mejorar las posibilidades de recreación y de salud de los compañeros. Hay una cantidad de patologías por las condiciones laborales de las que nadie se ocupa y si ves lo que es hoy la obra social de UTA, creo que no resistiría una auditoría en serio”.
Mientras se termina de preparar todo para el plebiscito, los trabajadores proponen mandar a los mails que aquí se copian, el texto que se reproduce más abajo.
Enviar a:
[email protected];
Ministro de Trabajo ;
Jefatura de Gabinete ;
Defensor del Pueblo
El siguiente texto:
Me solidarizo con los trabajadores del Subterráneo y el Premetro de la Ciudad de Buenos Aires, quienes realizaran un plebiscito para decidir su futuro sindical, en una muestra de espíritu democrático.-
Asimismo, solicitamos al Ministerio de Trabajo dar cumplimiento a la ley de Asociaciones Sindicales, al Fallo de la Corte Suprema de Justicia acerca de la Libertad de Afiliación sindical y al Convenio Nro. 98 de la Organización Internacional del Trabajo.-
Nota
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
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