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Tiempo de plagas

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Qué está en juego en la crisis económica y social que vive Venezuela. Los recursos y los discursos. La televisión y la calle. El desafío del clásico concepto de crisis y la transición hacia una sociedad distinta: «Quizá mejor, quizá peor. En todo caso, está en curso una profunda mutación, probablemente la más trascendente».
Por Raúl Zibechi para Brecha.
“Aquí se ha desarrollado un complejo proceso revolucionario donde una camarilla terriblemente corrupta y apolítica terminó haciéndose del poder. La cueva de gángsteres que le quitó a la clase obrera venezolana diez veces el valor de su trabajo. Si alguien en el mundo ha podido hacer semejante desmán con la población que lo diga”, escribió la semana pasada Roland Denis, filósofo, militante social y viceministro del gobierno de Hugo Chávez en sus primeros años (Aporrea, 19-V-16).
Es tan sencillo acusar de la situación que vive actualmente Venezuela a enemigos externos e internos del proceso bolivariano, que los hay y muchos, como difícil aceptar los desvaríos que se fueron acumulando con los años. No hay gas. Aunque es monopolio del Estado, que produce y exporta hidrocarburos a granel. No hay cemento. Inexplicable, porque las fábricas, todas estatales, trabajan y producen. Sin duda las mafias desvían la producción para beneficio de viejas y nuevas elites con fuerza suficiente como para hacerlo: tramas de poder que Denis califica como “cueva de ladrones”, en las que participan diversos actores, desde las nuevas y las viejas mafias hasta militares, policías y miembros del oficialismo. Tramas que se reproducen en todos los rincones de la sociedad, arriba y abajo, porque se ha convertido en moneda corriente hacer las cosas para beneficio personal sin mirar al resto, sin tener en cuenta que se vive en algo que –antes– se llamaba sociedad.

Militares

El general retirado Cliver Alcalá integró el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, fue nombrado comandante por Hugo Chávez y fue ministro para la Región Estratégica de Desarrollo Integral Central. En declaraciones a Globovisión (18-V-16) dijo que “votaría por el revocatorio” (el referéndum que podría decidir la continuación o el cese de la gestión de Nicolás Maduro) “para evitar un enfrentamiento entre el pueblo”.
Se trata de un militar fiel a Chávez, de gran audiencia dentro de las fuerzas armadas, que ahora se desmarca del gobierno. “El legado de Chávez está vigente, pero Maduro lo ha administrado muy mal”, dijo. Sobre la llamada guerra económica del imperio, con la que el presidente justifica el desabastecimiento, el general retirado dijo que existe, pero “la genera la cantidad de trámites y la discrecionalidad de los funcionarios en la administración pública, (lo cual) origina un diferencial cambiario que promueve esa corrupción”.
Este tipo de declaraciones, formuladas por un general que se reivindica chavista, deben interpretarse como un misil contra el gobierno, y en particular demuestra la existencia de una sensibilidad chavista contraria a Maduro. Como destaca Denis, “un mesianismo profano pareciera nacer de nuevo teniendo la posibilidad de canalizar un chavismo de­sesperado por la descomposición total del gobierno que dice representarlo”.
Cliver Alcalá se muestra temeroso de un posible “estallido”, por la falta de alimentos y la corrupción. Apuesta a que la salida de Maduro unifique al chavismo, con lo que reconoce la división existente en filas de quienes apoyan el proceso bolivariano.
Lo cierto es que hay dos hechos que parecen incontrovertibles. Uno es que los militares están divididos: no todos apoyan al gobierno, aunque los disidentes no necesariamente estén alineados con la oposición. Lo mismo sucede con parte considerable de los chavistas, lo cual se puede constatar en la calle, en las colas y en cualquier conversación familiar. Los chavistas críticos del actual gobierno no quieren alinearse con un discurso que culpa de todo a la derecha, los medios y el imperialismo, un discurso gastado, que hace agua por todos los costados.
El resultado es que surge una tercera opción entre el gobierno y la oposición y que busca, en palabras de Alcalá, “el reencuentro del chavismo”. Esta corriente parece pensar en el mediano plazo más que en la coyuntura, intentando evitar que el legado de Chávez sea dilapidado y sus fuerzas se dispersen en multitud de corrientes. Ese proyecto pasa por poner distancias con el actual gobierno y, según se desprende de las declaraciones del general, por deponer a Maduro.

Se viene el estallido

Desde el Caracazo de febrero de 1989, la posibilidad de que se repitan estallidos sociales en Venezuela es un hecho. Esta semana en Barquisimeto se pudieron apreciar, de primera mano, dos hechos marcantes. Frente a una cooperativa que distribuye alimentos con precios regulados se formó una multitud, en su mayoría de adultos mayores, que exigían cuotas para ellos. Había personas que atizaban el saqueo y que los cooperativistas identificaron con miembros de la oposición.
En las enormes colas que se forman frente a las ferias de Cecosesola hay entre cinco y diez mil personas. Muchas veces se impacientan, ya sea por la prolongada espera o porque los “bachaqueros” se cuelan rompiendo el orden. Alguien gritó: “¡Saqueo!”. Un señor fornido se agarró al portón y dijo en voz muy alta: “No habrá saqueo”. La multitud pareció sentirse aliviada. Sin embargo, todos aseguran que hay pequeños saqueos que no suelen aparecer en los medios, sobre todo en pequeños supermercados de barrio.
Es evidente que la oposición quiere e impulsa levantamientos populares. Pero también parece claro que la población no la acompaña, por lo menos en este tipo de métodos. Uno de los mayores legados del chavismo consiste en que afianzó la autoestima de los sectores populares y su politización. La gente sabe de qué se trata y parece consciente de que debe evitar situaciones de violencia para no dar oportunidad a salidas que no la van a favorecer.
Denis colocó, por fortuna, el escenario sirio como salida posible. Por fortuna, porque es evidente que es el peor escenario para los pueblos de esta región del mundo, pero quizá uno de los más apetecibles para los think tanks del Comando Sur estadounidense. La caída del gobierno sería apenas un paso en busca de algo mayor: “Lo cierto, como en Siria, es que la sangre y la desesperación harán imposible cualquier opción de liberación”, señala Denis.
Lo que no dice la propaganda oficialista es que el imperio está acostumbrado (y en ello basa su poder) a negociar con cúpulas corruptas, pero poco puede hacer ante las multitudes decididas a hacer valer sus derechos. Los poderosos, aun los progresistas, “tomarán sus aviones y dólares expropiados a la riqueza pública para abordar los apartamentos y quintas que ya tienen comprados en Europa y Estados Unidos. Pero los centenares de miles de muertos que vendrán a continuación los pondremos nosotros”.
¿Acaso el dictador Marcos Pérez Jiménez no huyó a República Dominicana para terminar en España protegido por el dictador Francisco Franco, cuando una insurrección popular y un levantamiento militar lo alejaron del poder en 1958?

Sí se puede

“Ya descubrí por qué a la gente le gusta hacer colas”, dice un chico de pocos años a su madre. En las horas que pasó de pie esperando para comprar hizo amigos, se relacionó con otros que le ofrecieron arepas y jugos, conversaron, compartieron, se lo pasaron en grande. Todos los días, en todas las colas, se pueden ver gestos conmovedores de generosidad.
Así como existen fuertes tendencias hacia la descomposición (véase edición de la semana pasada de Brecha), hay otras ancladas en la solidaridad que se mueven en sentido inverso, manteniendo la cohesión social. En la Venezuela de hoy se producen muchos alimentos, y en algunos rubros, como hortalizas y frutas, son abundantes. Las ferias de la Central Cooperativa de Servicios Sociales de Lara (Cecosesola) son un buen ejemplo. Varios días recorriendo los puestos son suficientes para convencerse de la abundancia de plátanos, papayas, mangos, piñas y otras variedades de frutas tropicales. Tomates no faltan, así como las principales hortalizas. Otra cuestión es el precio. En todo caso, en las tres ferias con 300 cajas hay alimentos en número adecuado.
El problema principal está en los productos con precios regulados. Sobre todo la harina de maíz para elaborar arepas (la comida nacional), y también las pastas, el azúcar, el aceite y, de modo especial, la leche. Escasean a los precios regulados pero se pueden encontrar en el mercado paralelo a precios diez y hasta 50 veces superiores al oficial.
Otra recorrida por pueblos rurales de los estados de Lara y Trujillo permite conocer grupos de campesinos que cultivan y cosechan grandes cantidades de hortalizas y verduras. Desafían no pocos problemas: la falta de semillas, la escasez de insumos, las enormes dificultades para trasladar la producción hasta las ferias, porque los transportes necesitan neumáticos (que no existen o tienen precios abusivos) y porque no hay repuestos para los coches y camiones. En la ciudad hay una enorme cola de coches para comprar baterías. Una fila permanente, de varias cuadras, donde los autos y sus conductores duermen y velan el momento de poder comprar.
Ciertamente, el país aún produce. Aunque las colas consumen una energía social considerable que se le hurta a la producción. Las fábricas nacionalizadas producen cada vez menos, mucho menos que cuando estaban en manos privadas. Es el caso, por ejemplo, de las cementeras mexicanas, como la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) que fue reestatizada en 2008 luego de un largo conflicto sindical. Llegó a producir 4,3 millones de toneladas de acero, pero ya en 2014 bajó a 1,3 millones de toneladas, un 29 por ciento de su capacidad.
Es triste comprobar que cuando Sidor pertenecía al grupo argentino Techint producía 3,5 veces más que en manos del Estado. El propio sindicato reconoció que hay desvíos de fondos, falta de repuestos y materias primas y que no existen auditorías. De algún modo se conjugan la ineficiencia con la corrupción, en todos los niveles, para que el país haya llegado a este extremo.

Tiempo de plagas

Un sencillo recorrido de este a oeste de la ciudad, y viceversa, permite comprobar que toda la propaganda oficial se disuelve en la cruda realidad. Los ricos viven cada vez mejor. Los pobres siguen como siempre, pero además hacen colas muy largas.
La zona este luce elegante, con amplios espacios verdes y arbolados; por sus avenidas circulan coches nuevos y se pueden observar numerosos edificios de reciente construcción. Pero lo que más llama la atención es que en plena crisis y escasez de cemento se siguen construyendo centros comerciales, edificios, hoteles de lujo. Es el mismo estilo de ciudad que conocemos en todas las zonas de clase media alta del continente.
La zona oeste es bien diferente. Calles polvorientas y casas precarias, absoluta falta de alumbrado público en las noches, autos viejos destartalados y un largo etcétera que también conocemos en las ciudades latinoamericanas. Las colas son interminables, no sólo extensas sino permanentes ante cualquier comercio en busca de cualquier producto. En los barrios privilegiados las colas son casi inexistentes.
Es seguro que la geografía urbana esconde detalles que deben ser desvelados. La clase media tradicional está en caída libre y es uno de los sectores más crispados contra el chavismo. La segunda cuestión es que a la antigua elite debe sumarse la nueva, surgida del proceso bolivariano, la llamada “boliburguesía”.
Ante semejante panorama vale preguntarse: ¿por qué los ricos de Venezuela quieren derribar al chavismo, cuando no les ha ido tan mal en estos años? No es fácil enhebrar una respuesta, sobre todo porque entre los antichavistas hay sectores muy diversos, desde las clases medias empobrecidas hasta las viejas y nuevas mafias. La respuesta sería obvia si se considerara que los grandes países occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, desean controlar las mayores reservas de petróleo del mundo.
La respuesta verdadera, la que no se puede pronunciar en alto, la dio un empresario uruguayo radicado hace muchos años en Caracas. “No queremos que nos gobiernen los negros”, dijo en tono mortecino, esbozando una sonrisa, como quien se saca las ganas de expulsar el gargajo atragantado. Cuando las clases se solapan con el color de piel, el racismo debe dar un largo rodeo eludiendo las tranqueras de lo políticamente correcto. Quizás el orgullo y la autoconfianza adquiridos por los sectores populares, que fue creciendo desde el Caracazo de 1989 hasta colorear la sociedad con su estilo bullanguero y desaliñado, rompiendo la monotonía de las salas de espera de los aeropuertos, sea la mejor herencia del chavismo. Esos modales que molestan e irritan a las buenas familias.

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

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Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

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Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
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  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
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  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
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Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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