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Tres semanas de lucha: por qué #SomosTélam en cinco historias y cinco retratos

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La permanencia pacífica de las trabajadoras y los trabajadores de Télam cumple tres semanas en medio del fallo de la Justicia que cuestiona los 357 despidos porque la empresa no cumplió con el procedimiento preventivo de crisis.  “Estamos esperando  a ver si se notifica a la empresa del fallo para saber si apelan o si cumplen con el procedimiento, que implicaría la reincorporación inmediata de los trabajadores”, explican la situación. En ese marco, Lavaca cuenta qué significan estos 21 días a través de cinco historias y cinco retratos. El trabajo que busca ser deslegitimado. Los ataques del Gobierno. El cuidado del archivo como patrimonio histórico de la Nación. Las respuestas a Lombardi. El sostenimiento de la lucha entre ofrecimientos e indemnizaciones.  Y por qué, entre abrazos y cantos, afirman que la lucha la van a ganar.   

1. “No sólo te despiden sino que te ensucian, te tiran y te hacen descartable”

Soy María Aguirre, tengo 47 años y hace 23 que trabajo en Télam. Estuve en varias secciones: Sociedad, Policiales, Portal, Política, y en el último tiempo estuve acreditada en el Congreso. Fui parte del equipo que cubrió el primer juicio del atentado a la AMIA y, en los últimos años, me incorporaron en un grupo de temas de mayor profundidad. Podíamos trabajar temáticas, como el déficit habitacional en la Ciudad de Buenos Aires, personas en situación de calle, adolescentes detenidos en todo el territorio argentino. Podías hablar con mucha gente y sacar seis o siete notas por tema. Era un laburo que no se podía contar en el día a día porque llevaban semanas producir la investigación: por eso es gracioso cuando Lombardi habló en el Congreso sobre la cantidad de notas que hace uno por semana o por mes. No se puede cuantificar todo de la misma manera. Nuestro trabajo no era lo mismo que hacer una gacetilla. El equipo se desarmó cuando renunció uno de los jefes que vino con esta gestión. Luego, a los que siguieron no les interesó continuar. Volví a Política.
Cuando tenés muchos años y pasaste varias gestiones, una es profesional y sabe que en todos los trabajos hay límites y una determinada línea que no te impide hacer profesionalmente tu trabajo. Las ideas de cada uno son de cada uno, pero a la hora de encarar una noticia o una crónica, o de cubrir una sesión, no tiene nada que ver con lo que uno piensa.
Todas las gestiones establecen, más o menos, una línea editorial, pero nunca ocurrió algo como lo que estamos viviendo: esto es un avasallamiento a los trabajadores. No sólo fue nefasto porque te despiden sino que te ensucian, te tiran y hacen descartable lo que uno fue durante muchos años. Te desprestigian. Con categorías que no te pertenecen. Es horrible.
Nosotros, además, tenemos el anonimato porque trabajamos en una agencia de noticias donde los nombres no son importantes. Acá somos letras, somos siglas, y es más difícil defenderte así. Pero nuestros colegas nos conocen e hicieron un aporte muy importante a la pelea. Fue clave la empatía de otros colegas con los que nos hemos encontrado en la calle.

Tres semanas de lucha: por qué #SomosTélam en cinco historias y cinco retratos

María Aguirre fue parte del equipo que cubrió el primer juicio del atentado a la AMIA. Foto: Nacho Yuchark para lavaca.

2. “Buscaban que agarráramos la plata y nos fuéramos, pero consiguieron el efecto contrario”

Soy Jorge Garmendia, redactor especial de la sección Turismo, 55 años. Recibí un telegrama de despido después de estar trabajando 7 años. Arranqué en el gremio en el ´89 en Diario Popular, pasé por Perfil y El Día. Me llegó como a todos un telegrama que no esperaba: el sábado anterior había estado trabajando con el jefe de redacción de la mejor manera. El mismo que después me echó. No vi la liquidación, no me explicaron nada. Ahora estoy luchando para recuperar mi puesto de trabajo. Soy viudo con dos hijos. En Turismo éramos cuatro: quedó uno solo.
Soy Rodrigo Gadano, redactor especial de Deportes, acreditado en Independiente: viajé a cubrir la Recopa, y cuatro meses después me echaron. Entré en 2010. Más allá de todo lo que se dice, no soy ñoqui. Si bien tengo mi ideología, no es la que ellos denuncian o tal vez la que a ellos les gustaría. Ninguno pone la ideología ante el laburo. Yo entré por administración de ventas, después por el área de Publicidad que desguazó este Gobierno y, después, a periodismo. Por eso la descripción que hacen es mentira, es falsa y es injusta. Y no puede pasar esto.
Creo que si hubieran querido hacer otro tipo de ajuste, habría pasado. En Deportes somos 34 y echaron a 16: dejaron en la calle al acreditado en San Lorenzo, en AFA, en River. Dejaron a 18 compañeros: dos se jubilan este año y seis, en los próximos 5 años. Es una sentencia de muerte anticipada. ¿Cómo vas a cubrir los partidos? Laburamos de lunes a lunes de seis de la mañana a una de la mañana: salen 90 cables por día. ¿Cómo los vas a cubrir con 10 personas? Por eso es destacable también la lucha que están haciendo los que quedaron. Muchos están en la calle con nosotros, en la permanencia. Saben que quieren matar a la agencia.
Yo tengo 28 años. Recién, cuando justo nos sacaron la foto, le decía a Jorge: lo más importante es que todo lo que pasó nos cambió el sentimiento. Nos reavivó pasiones y compromisos. No sé qué buscaban, pero consiguieron eso. No creo que lo quisieran: buscaban que agarráramos la plata y nos fuéramos, pero consiguieron el efecto contrario. Con los que están adentro, con los que están afuera, todos y todas, vamos a trabajar por lo que hacemos siempre: no estamos en contra de nadie, pero sí la política se tiene que hacer cargo que se equivocó. ¿Cómo puede ser que haya un montón de argumentos y a todos nos despidan sin causa?

Tres semanas de lucha: por qué #SomosTélam en cinco historias y cinco retratos

Jorge Garmendia y Rodrigo Barano, trabajadores de Télam, abrazados en la marcha a la agencia tras el fallo de la justicia laboral. Foto: Nacho Yuchark para lavaca.

3. “Lombardi no tiene idea de lo que está haciendo”

Me llamo Gabriela Suárez y hace 14 años que trabajo en la web. Cargo notas, le doy formato y también escribo artículos sobre salud. Quiero decir que no entro en ninguna de las categorizaciones de Lombardi: no hago núcleo duro ni operaciones de prensa ni fake news. Es todo mentira, todo calumnia. ¿Y sabés qué? Todavía no recibí telegrama: me di por despedida porque recibí una indemnización. Pedí un aclare de situación laboral pero no recibí nada. Es una injusticia y Lombardi no tiene idea de lo que está haciendo. No hay argumentación válida: somos trabajadores. Nadie sobra en Télam. Nadie es ñoqui. Pero fue un baldazo de agua fría. Nos empezamos a enfermar. Fue catastrófico. Pero te sentís muy acompañada, porque la unión de los compañeros es increíble. No sólo somos los despedidos, sino los que hicieron quedar del lado Disney de la empresa. Por allí iremos logrando cada paso.

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Gabriela Suárez, 14 años en Télam, apoyada en el hombro de su compañera. Foto: Nacho Yuchark para lavaca.

4. “Es un ataque directo al gremio de prensa y a la libertad de expresión”

Soy Matilde Suárez, tengo 30 años, trabajo en el archivo periodístico desde 2015. Entré en el marco de un proyecto de puesta en valor y digitalización del archivo histórico. La idea original, que se vio interrumpida con la gestión de Cambiemos, era poner a disposición del pueblo todas las notas y cables que salieron en Télam, en tanto patrimonio del país. Hablamos de la cobertura de la Guerra de Malvinas, el Juicio a las Juntas, el juicio de María Soledad Morales, de Elisa Muñiz. La idea era ordenar y digitalizar todo ese material. Quisimos tener formaciones específicas para esto pero la gestión la negó. También tuvimos muchos momentos de tensión porque la mayoría de los jefes son hombres y se generaron incomodidades a partir de que empezamos a participar del movimiento sindical de mujeres. El 8M, por ejemplo, hicimos actividades, y después sumariaron a compañeras por agarrar bidones para hacer ruido.
A todos los que entramos entre 2014 y 2015, nos echaron. Somos pibes y pibas de 30 años. Nunca me consideré despedida ni desempleada: siempre como trabajadora de Télam porque entendimos que todo lo que ocurrió es ilegal, una salvajada de este Gobierno. Es un ataque directo al gremio de prensa y a la libertad de expresión, sin ningún tipo de fundamento ni sustento alguno: eso quedó claro en la interpelación de Lombardi en el Congreso.
Pero el fallo de reincorporación sienta un precedente.
Vamos a volver a la agencia.
Y vamos a volver distintos.

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Matilde Suárez es una de las encargadas del mantenimiento y digitalización de material histórico de Télam. Foto: Nacho Yuchark para lavaca.

5. “Quieren que haya una sola voz, la de Clarín, pero no van a poder”

Soy Rodolfo Luna. 64 años. 14 en Télam. Entré en 2004 convocado para hacer el Reporte Nacional: hace dos meses lo liquidaron, un ratito antes de los despidos. Era un diario de ocho páginas, un tabloide, que salía para todos los pequeños diarios de las provincias de todo el país. Estos medios, que tienen tirajes chiquitos pero están arraigados en su comunidad, tuvieron una voz cuando antes, por sus propias limitaciones económicas, replicaban todo lo de los grandes medios concentrados: Clarín, La Nación, La Voz del Interior, El Tribuno, Los Andes. Logramos tener muchos abonados de diarios de pequeños ciudades, que sumaban decenas de miles de ejemplares. Diseñé suplementos literarios, de deportes, de chicos, agrario, de ciencia y pase hace un año al área que era Infografía.
Fui despedido.
Tengo 47 años en el gremio, la primera redacción la pisé a los 17 y es la primera vez que me despide un resumen de cuenta bancaria. No recibí ningún telegrama a 21 días del conflicto. Me despidieron de La Razón, de Clarín junto con 116 compañeros, el 4 de noviembre de 2000, por el delito de tratar de organizar a los compañeros en una democracia sindical. Estuve cuatro años sin conseguir trabajo. De todos estos lugares me despidieron por un telegrama firmado por el jefe de personal. Acá no, y es simbólico: somos los primeros despidos del FMI. El gobierno acordó la entrega del país en un pacto que determina cuántos empleados públicos debe tener el Estado, cuánto tiene que valer el dólar, la paritaria. Ellos lo manejan todo. Lo decimos porque el jueves que entró el primer tramo de Fondo Monetario nos depositan la plata de supuestas indemnizaciones, porque ni nos dicen qué son.
Hace 21 días permanecemos pacíficamente en las dos plantas de Télam. Estamos, también, resguardando el patrimonio del Estado argentino. Millones de pesos en máquinas, computadores, equipos de filmación, edición, equipos de radio. Y, sobre todo, en la memoria. Télam fue fundada el 14 de abril de 1945 por Perón con una visión continental. Es la primera agencia que tiene América en su nombre: Télam es el acrónimo de Telenoticiosa Americana. La fundó con la intención de contrarrestar a Associated Press y United Press. Y casi 80 años después la quieren liquidar. Por eso es simbólico que hayamos sido despedidos por un banco: ellos abandonaron los edificios como abandonan el estado.
La lucha no es sólo por la reincorporación sino por defender la agencia de bandera. Aquí está la información de los últimos 80 años del Estado argentino. Lo primero que hizo la dictadura fue destruir el archivo. No quedó nada, no hay fotos, y lo poco que se salvó fue porque lo defendieron los trabajadores. Es por el mismo sentido que vienen a vaciarnos la memoria: liquidaron 6 corresponsalías y otras 9 están trabajando con una sola persona.
Quieren que haya una sola voz, la de Clarín, a la que han dado la fusión con Telecom el mismo día que los despidos.
Le traemos una muy mala noticia: no van a poder.
Logramos una pequeña victoria y que el juzgado declare que los despidos son ilegales y nos tengan que reincorporar a todos. Esto significa que no pueden atropellar con todo. Nos da fuerzas para seguir luchando. Seguro la patronal, que actuó de manera violenta y perversa, va a apelar, como apeló la reincorporación de Marcelo Bartolomé, despedido con tratamiento oncológico. De esta gente no se puede esperar más nada salvo lágrimas.
Pero los que se van a tener que ir son ellos, no los trabajadores.

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Rodolfo Luna, 47 años como trabajador de prensa, se enteró de su despido cuando le depositaron la indemnización. Foto: Nacho Yuchark para lavaca.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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