Nota
Un cuento chino: Río Negro vs. la central nuclear
Movilización social, asambleas masivas en la Catedral y PASO frenaron la instalación de una central nuclear china en Río Negro que había sido anunciada por el gobernador junto a Macri. La llegada de los chinos: supersticiones, batucadas y secretos. Mitos y realidades del modelo nuclear en el mundo, y las experiencias que plantean otra matriz energética. Publicada en la edición de octubre de MU ▶ SERGIO CIANCAGLINI
Si esto fuera una película, debería comenzar con la imagen de cuatro personas que entran al hall de un aeropuerto portando cuatro banderas idénticas de un metro por un metro, pintadas con un símbolo incomprensible en negro sobre blanco.
Son: una comerciante de ropa femenina, un maratonista e ingeniero, una empleada de la biblioteca judicial y un sacerdote español con gorro. Muy serios, miran hacia todos lados para ver quiénes están llegando a Viedma, Río Negro, en el vuelo de las 11.50 del 25 de julio.
Atraviesan el hall viajeros y viajantes, turistas, azafatas, pilotos, todos perfumados y deslizándose con sus bolsos y valijas con ruedas.
De pronto, lo esperado. Aparece un grupo fácilmente reconocible: 15 personas chinas. Cuando ven las banderas, la sonrisa milenaria se les transforma en gestos de desagrado y fastidio: una mujer se tapa los ojos, los demás hacen muecas de rechazo y dan la espalda a las banderas; algunos intentan volver por donde venían, mientras reclaman al puñado de argentinos que los acompañan que los saquen inmediatamente de allí.
¿Qué significa ese rectángulo irregular con dos trazos internos que exhiben en las banderas la comerciante, el cura, la bibliotecaria y el maratonista?
Respuesta: el número 4.
¿Y cuál es el problema con el número 4, como para ocasionar tan alta incomodidad en esos visitantes que para colmo –según la jerga de la época- llegan con lluvias de inversiones?
Lo cuenta Fabiana Vega, bibliotecaria judicial: “Me gusta estudiar idiomas, y en una época aprendí algo de chino. Me ayudó el que era cocinero de El Dragón Rojo, un restaurante chino de Viedma. Además trabajé un tiempo en una empresa pesquera taiwanesa. Descubrí que son tremendamente supersticiosos: ese número no lo usan en los edificios, los teléfonos, ni las habitaciones de los hoteles. En los ascensores saltean el 4, pero también el 14, 24, 34 y eliminan del 40 al 49. Es infinitamente peor que el 13 para nosotros”.
La superstición tiene nombre propio: Tetrafobia.
Los chinos, seguidos por las cuatro personas con cuatro banderas con el número cuatro, fueron velozmente introducidos en una traffic.
Filmaban desde adentro con sus celulares, y cerraban las cortinas. La traffic partió rumbo a la costa patagónica donde el grupo debía elegir emplazamientos para instalar algo que hizo nacer
una nueva fobia en Río Negro: una central nuclear. Los diez argentinos que los acompañaban pertenecían a Nucleoeléctrica Argentina y la Comisión Nacional de Energía Atómica. Uno de ellos le preguntó al sacerdote con gorro: “¿Cómo se enteraron?”, demostración del secreto con que intentaban cubrir la llegada.
Fabiana: “Éramos cuatro en el aeropuerto, pero en el centro ya había 400 personas reunidas. Y terminó movilizándose toda la provincia”. Las banderas y consignas frente a la gobernación: “No a la central nuclear”, y “No es No”. Mensajes sencillos, como que dos más dos es cuatro.
Fabiana y Susana Cambareri, la comerciante, volvieron a Viedma. El maratonista e ingeniero Andrés Di Leo se trepó a la lenta pero empecinada kangoo del sacerdote español Luis García para seguir a la delegación china, pero no pudieron alcanzarla. Las traffic del gobierno provincial llegaron al balneario El Cóndor y siguieron por el Camino de la Costa. En La Bajada de Echandi los vecinos fotografiaron a los visitantes: imagen lejana y borrosa, pero suficiente como para que se viralizara por toda la provincia a través de los celulares. “Tocaban el agua, como para conocer la temperatura”, relata Andrés.
La comitiva china se dirigió al Hotel Austral de Viedma al atardecer. Allí empezó a congregarse la Asamblea No Nuclear de Viedma, que resolvió homenajear a los visitantes con una serenata tipo Copa Libertadores: batucada y bombos desde las 5 de la tarde hasta las 5 de la madrugada. Se veía en las ventanas que mujeres y hombres chinos filmaban a los manifestantes y se ocultaban. “Debían estar informando a sus jefes en China”, supone el padre Luis. “La gente del hotel nos contó luego que los chinos estaban muy molestos con lo de las banderas en el aeropuerto y la batucada”.
Otra percepción de Fabiana Vega: “Estuve en muchas movidas ambientales, pero una reacción como la que hubo con el tema nuclear en Viedma, no se había visto nunca”.
A protestar a la iglesia
En mayo de este año había estallado la noticia: Mauricio Macri y el presidente chino Xi Jinping firmaron el convenio para que Nucleoeléctrica Argentina (NASA) y China National Nuclear Corporation (CNNC) construyan dos centrales nucleares: la cuarta (Atucha III) en Lima, Zárate, y la quinta sería –imprevistamente- en Río Negro: 14.000 millones de dólares de inversión, 6.000 para Atucha y 8.000 para Río Negro, de los cuales la financiación china (traducción: endeudamiento argentino) era de 12.500 millones. Formó parte de la comitiva el gobernador Alberto Weretilneck (ex Frente Grande, ex kirchnerista, ex massista, weretilnista y en transición al macrismo).
Los mismos acuerdos con China, por las mismas cifras para dos centrales, habían sido firmados en 2015 por el gobierno kirchnerista, representado entonces por los ministros Julio De Vido, Axel Kicillof y el canciller Héctor Timerman.
O sea que la rúbrica macrista puede haber resultado una ratificación de lo anterior, o no (en la época de la transparencia, todo es opaco), pero muestra que el modelo extractivo no cae en las grietas. La novedad fue la localización en Río Negro, que Weretilneck festejó desde China por Twitter, anunciando que se estaba decidiendo entre ocho posibles emplazamientos.
“Nos dejó a todos sorprendidos”, cuenta Andrés Di Leo. “Nunca se había hablado de usinas nucleares, ni siquiera en la campaña. Yo había vuelto en diciembre a la Argentina, después de un tiempo de vivir en Europa. Me enganché mucho con el tema del cuidado del Río Negro, que está muy contaminado. Eso fue tanto en mi condición de ingeniero de recursos hídricos, como de deportista. Y habíamos hecho también una bicicleteada contra el fracking”.
Se conoció con Fabiana Vega, que venía de intervenir en decenas de conflictos. “Si te interesa un tema ambiental, te interesan todos. Soy ecologista pero no de oenegé.
Del mismo modo, creo que lo que hacemos es político aunque no partidario”. Fabiana habló con el cura andaluz Luis García, instalado en Viedma hace 24 años. “Luis ofreció la propia Catedral para convocar a la gente por el tema nuclear”.
Andrés: “Un domingo estábamos en casa tomando mate con Fabiana y con otra chica española, Amanda López, y dijimos: si el padre Luis abre la Catedral, tenemos que llamar a una asamblea”.
Se conoció la Carta Abierta al gobierno de la República Popular China, enviada al embajador Yang Wanming por la Unión de Asambleas Patagónicas (UAP), la de Chubut (UACH) y la de Kurru Leufu (Río Negro). Título: En la Patagonia NO. Algunos párrafos:
· “Las/los abajo firmantes nos oponemos categóricamente a la instalación de cualquier tipo de central nucleoeléctrica en ningún lugar del territorio patagónico. Queremos notificarlos también de nuestra decisión de impedir, bajo todos los medios dentro de la legalidad, la instalación de la antedicha planta de generación eléctrica”.
· “Más allá de la decisión de los gobiernos argentino y rionegrino, los habitantes patagónicos rechazamos dicha acción por inconsulta, arbitraria e ilegítima. Por considerar esta fuente de energía como sucia, peligrosa y costosa”.
· “No solo rechazamos la central nuclear sino el circuito completo del uranio, desde la prospección hasta los residuos, la infraestructura asociada y los usos que se le quiere dar a esa energía, especialmente porque cada uno de esos procesos contradice los objetivos y (sobreactuados) compromisos de atender el cambio climático. Quedan ustedes debidamente notificados”.
El 6 de junio el primer encuentro de la Asamblea No Nuclear reunió a 500 personas en la Catedral, y llegó a mil en algunas reuniones (proporciones: como Viedma tiene 55.000 habitantes, mil personas equivalen a que en Buenos Aires hubiese una asamblea de 60.000 personas).
Plantea el cura: “Me pareció que ofrecer la Catedral es adecuado si estamos hablando de proyectos de vida frente a proyectos de muerte. Y por supuesto vino gente de todas las religiones y de todas las ideas. El gobierno decía que los que se oponían eran ingenuos o no estaban informados. Entonces dijimos: muy bien, vamos a informarnos”.
Prepararon un Power Point sobre el funcionamiento de las centrales nucleares, y abrieron la charla. Fabiana: “Mucha gente jamás había ido a una asamblea. Pedimos que las intervenciones fueran breves para que todos pudieran hablar”. Fabiana ha hecho cursos de coaching con la idea de potenciar las posibilidades de organización grupal. Ese día armaron
comisiones (logística, comunicación, arte, jurídica). Se propuso elaborar un amparo ambiental colectivo. Y confirmaron una teoría: “En el tema nuclear es al revés que con otras cosas: cuanto más te informás, más miedo te da”.
Desde Chubut el gobernador Mario Das Neves rechazó también la instalación de la central cerca de la Península Valdés, patrimonio de la Humanidad. “Nosotros ya demostramos lo contaminante que es, y además es la actividad económica que más ha echado gente en este año y medio. Tiene problemas con el agua en todos lados donde está. Hay que buscar la alternativa. No enloquecerse, porque traen la inversión y nos dejan un desastre ambiental”.
Las asambleas semanales no fueron lo único que creció: “El grupo de WhatsApp enseguida llegó al límite de 256 usuarios, y los seguidores de Facebook se triplicaron de 7.000 a 22.000”.
Video de una mano
Los visitantes chinos zarparon de Viedma al día siguiente de la noche musical, y ya no se supo de ellos. Supuestamente anduvieron por la región un par de días más.
El gobernador Weretilneck emitió un comunicado planteando que como “una gran mayoría de viedmenses rechazan absolutamente el proyecto”, la planta se haría fuera del tejido de la ciudad. O sea: en un lugar sin tanta resistencia.
Pese al comunicado el 9 de agosto hubo una enorme marcha en Viedma de casi 4.000 personas desafiando al invierno. Patricia Llonch, ingeniera y habitante de San Antonio Oeste, explica: “No queremos el proyecto en ningún lugar de la provincia, sea que lo hagan los chinos o cualquier otro”.
El acto incluyó música, murgas, bombos, bailes, disfraces, gente con máscaras y barbijos; presencia de las asambleas contra el fracking, en defensa del agua, de los ríos, contra los desmontes, la palabra NO repetida al infinito, con la O que parece una hélice de tres aspas, pero que representa el “trébol radiactivo”, la señal de alerta en los lugares con contaminación nuclear. Viedma no alcanzó el sueño alfonsinista de ser la capital del país, pero ese día se consagró como capital antinuclear.
En las PASO del 13 de agosto Juntos somos Río Negro, el partido de Weretilneck, quedó tercero a nivel provincial (detrás del FpV -40%- y Cambiemos -19%-). El oficialismo adjudicó la derrota al tema nuclear. Weretilneck dio el paso atrás definitivo difundiendo un video que se inicia con un primer plano de su mano firmando un papel: “Esta firma que acaban de observar es la confirmación oficial, por parte del gobierno de Río Negro al gobierno nacional, en la cual le transmito la posición indeclinable de no autorizar la construcción de una central nuclear en el territorio provincial. Desde que en mayo comenzamos a analizar esta posibilidad ha habido miles de voces que han manifestado por la negativa y muy pocas por la positiva”. Luego dijo también que los gobernantes no pueden hacer los proyectos “a los empujones con medidas coercitivas y autoritarias”. Palabras que él mismo podría haber aplicado antes de sus twits chinos.
El gobierno nacional se enojó con Weretilneck pero dejó trascender que la central nuclear se emplazará en otra provincia. Con un truco obvio: nada se anunciará antes de las elecciones.
El gobernador finalmente bajó su lista para octubre –lo que muestra la seriedad de los actuales sistemas electorales- y empezó a recibir a funcionarios nacionales que le prometen lluvias de inversiones si logra que sus votos vayan a Cambiemos contra el kirchnerismo. Fabiana: “El FpV se opuso a la central nuclear. Puede ser que sea porque ahora están en la oposición, pero incluso algunos diputados participan de las asambleas. Y los de Cambiemos es como que no dijeron nada, aunque si el convenio lo firmó Macri, ¿qué van a decir?”.
Paraíso y homicidio
El Camino de la Costa es una maravilla que rodea al golfo San Matías, y que Omar Pocho Lehner recorrerá con pericia manejando su 4×4 incluso por algunas de las playas para que hagamos unos 700 kilómetros de ida y vuelta en el día.
El balneario El Cóndor es el más cercano a Viedma, y desde ahí se va llegando a El Faro, El Espigón, Playa Bonita, La Lobería, Punta Bermeja (nunca vi tantos lobos de mar juntos, y no eran estatuas), Bahía Rosas, Bajada de Echandi, Bahía Creek, Caleta de los Loros, San Antonio Este, San Antonio Oeste, Las Grutas y, cerca de Sierra Grande, otra belleza agreste: Playas Doradas a 340 km de Viedma. A lo largo del Camino hay acantilados increíbles, playas inmensas, penínsulas y bahías, paisajes de cuadro, siempre el mar (y no son fondos de pantalla). La idea de construir una central nuclear en estos lugares tiene un aura psicótica.
Pocho: “Este es el mismo recorrido que hicieron los chinos en las camionetas que les dio la Provincia. Una vergüenza, porque es ilegal incluso que anden mirando dónde instalar algo que la gente nunca quiso. Para mí la decisión de venir a la provincia no fue de Macri ni de Weretilneck: fue un invento de los chinos que ellos aceptaron felices”.
Durante el viaje Pocho y Fabiana recuerdan que China ya había intentado hacer un acuerdo en 2011 por el cual la provincia iba a cederle 320.000 hectáreas para el cultivo de soja transgénica, además de brindarle enormes exenciones impositivas, subsidios, adjudicación del puerto por 100 años, facilidades para remitir dividendos, y todo lo usual en este llamativo sistema extractivo. Aquella vez las asambleas presentaron un amparo colectivo. El decreto del entonces gobernador radical Miguel Saiz fue calificado por el Superior Tribunal de Justicia provincial como “un precario instrumento que ni siquiera tiene el rango de preacuerdo”. Todo iba a ser motorizado por el gobernador kirchnerista electo en 2011 Carlos Soria (ex jefe de la SIDE en tiempos de Eduardo Duhalde) pero su mujer, Susana Freydoz, lo mató 21 días después de haber asumido.
Llegando a Playas Doradas se ven el horizonte, el mar, un muelle en Punta Colorada, y arena con manchones grises.
Peces de 3 ojos
“Mirá la arena. No es dorada”, murmura América, de la asamblea de Playas Doradas, mostrando cómo arena, rocas y plantas han quedado grises por la contaminación que generan los residuos del traslado de hierro desde la mina de Sierra Grande (28 kilómetros tierra adentro) hasta este muelle desde el cual exportaban el material. La mina, propiedad de la empresa china MCC, cerró en enero. En 2016 tenía 540 personas empleadas. Hoy son 40.
“Los que quedaron son todos chinos – cuenta Esthela-. Habían dicho que había que darle la mina a China para que hubiera trabajo. Empezaron a exportar en 2011. Bajó un poco el precio del hierro y echaron a casi todos. Entonces ahora dicen que hay que traer la central nuclear de los chinos para que haya trabajo. Otra mentira más para que el gobierno y las empresas hagan negocios”. La provincia venía aportando 44 millones de pesos para que MCC mantuviera los puestos de trabajo, pero no evitó la guillotina del desempleo.
Sierra Grande había tenido su bomba atómica neoliberal en 1990, cuando fue la primera empresa estatal cerrada por el recordado Carlos Menem, con un resultado de 1.000 despedidos. Efecto en la ciudad: en cinco años la población pasó de 20.000 a 5.000 habitantes, y un número indeterminado de fantasmas. Luego la mina pasó a manos provinciales y finalmente cayó en manos de MCC.
Este año, ante los despidos y la amenaza de cierre de la mina, el intendente de Sierra Grande Nelson Iribarren reclamó que la central nuclear se instale allí. Las vecinas y vecinos autoconvocados le respondieron pintado murales antinucleares que fueron atacados por las famosas manos anónimas.
Griselda Vargas está con un grupo de 20 personas repintando los murales antinucleares atacados: “Lo de la falta de trabajo es una extorsión. La central nuclear se iba a construir desde 2020. ¿Las 500 personas que quedaron sin trabajo se van a quedar esperando tres años? Hay que buscar trabajo inmediato. Ni siquiera tenés que inventar algo nuevo: hay que activar todo lo que pararon. Turismo en Playas Doradas y en la meseta, servicios, pesca; se estaba haciendo un camino y se paró, se construían 40 casas y también se paró. Eso daba más trabajo que la central nuclear pero la estrategia es frenar todo para que nos desesperemos y aceptemos cualquier cosa”.
Olga Medina: “Hemos tenido peleas por el PCB de los transformadores de la mina. Había cáncer por todos lados, se moría la gente. Hicimos las denuncias y en una audiencia los chinos nos decían: ‘ustedes quieren eliminar la fuente laboral porque para cambiar los transformadores hay que cerrar la mina’. Sin embargo hubo una orden judicial, cambiaron los transformadores, y siguieron trabajando. Era todo mentira, pero si no hacíamos esa denuncia acá seguíamos todos contaminándonos”.
Griselda recuerda: “Para convencernos de la central nuclear, trajeron a un técnico que decía que se iba a generar turismo, y que el agua de Playas Doradas iba a quedar más cálida. Yo pensaba: más cálida, y los pescados van a tener tres ojos, si es que queda alguno”. Olga propone otra clave: “Ayer fui a Trelew y vi el parque eólico (43 molinos que abastecen a 100.000 personas). Es energía limpia, da tanto o más trabajo que una central, y no vivís bajo la amenaza nuclear. De última, ¿por qué no llaman a una consulta popular a ver qué quiere la gente?”.
Grutas y poderes
En Las Grutas se reúnen vecinas del lugar y de San Antonio Oeste. Combinan estudio, inteligencia y pasión para meterse en estos temas y no sólo observarlos.
Mirta Carbajal, bióloga: “El mundo está yendo para atrás con lo nuclear. Alemania ya tiene récords en energías renovables y Francia desmantela 17 usinas bajando su matriz nuclear del 75 al 50%”. Marilina Cardelli, comerciante gastronómica: “El plutonio es la sustancia más peligrosa producida hasta ahora. La millonésima parte de un gramo provoca cáncer, pero además mantiene su poder radiactivo 24.000 años. En el mundo no saben qué hacer. En Finlandia están construyendo un lugar de almacenamiento, que les cuesta 150.000 millones de dólares”.
Patricia Llonch, ingeniera civil: “La central china iba a ser de 3° generación, ensamblando dos tecnologías. No hay ninguna en el mundo, así que el laboratorio del experimento íbamos a ser nosotros”.
Hugo Dujovne, ingeniero: “Todo lo nuclear ha estado rodeado siempre del ocultamiento, del secreto, porque aunque lo nieguen es una cultura asociada a lo bélico”.
El debate es similar en la Catedral de Viedma, donde antes de una asamblea se discuten temas que casi nunca aparecen en los medios. Andrés Di Leo hace un diagnóstico: “Es falso que se necesite más energía para crecer. La están gastando en mineras como Bajo Alumbrera, que consume más que todo lo que produce Atucha y más que toda la provincia de Catamarca, que está cada vez más pobre. Entonces hay que parar de derrochar energía y pensar: ¿Energía para quién? ¿Para la gente o para las corporaciones que están contaminando y degradando el planeta?”.
Andrés cree que el modelo productivo no es lógico: “Es anacrónico. Parece que el consumo es todo. En esa línea, no va a haber central nuclear, eólica, solar ni mareomotriz que sirva. Es como decía Facundo Cabral: cambiamos o desaparecemos. No hay otra”.
Entre las voces, el entusiasmo y las tareas asamblearias, explica el padre Luis García: “La energía nuclear no es limpia, es carísima, y no da trabajo. Si no hubiera otra solución uno diría: es el mal menor. Pero la naturaleza nos está gritando que hay otras opciones. Hoy tenemos un día bien eólico”, ríe sobre la ventolera patagónica.
Sigue: “El progreso no puede ser a costa del ser humano. Fíjate en Neuquén: años y años con miles de millones de dólares petroleros, con Vaca Muerta y demás, y solo crecen los kilómetros de villas miseria. Por eso siento que estamos en una época de crecimiento de la conciencia de lo común y lo comunitario frente al individualismo que propone el liberalismo económico. La asamblea es una experiencia importantísima. Por su seriedad, por su fuerza y porque implica un crecimiento desde nosotros mismos”.
Andrés agrega: “El poder político y empresario no entiende que la gente se organice, los cuestione, que abandone el lugar de resignación”. Fabiana: “Estamos aprendiendo a ejercer de ciudadanos. Está bueno que nos acostumbremos a no delegar lo que más importa, que es la vida, en manos de gente que sólo hace su negociado. Uno tiene el poder de uno. Pero si nos empoderamos entre todos, el poder es infinito”.
¿Hay salida?
La energía nuclear está muerta. Es una condena para la humanidad”, dice Pablo Palicio Lada, referente del Movimiento Antinuclear de Chubut (MACH), quien recorrió Rio Negro informando lo que ocurre y proponiendo un enigma: frente a lo nuclear y a las energías fósiles y contaminantes, ¿cuál es la opción?
“Actualmente lo nuclear produce menos del 10% de la energía eléctrica del país. Los números del gobierno muestran que las dos centrales previstas cuestan 14.000 millones de dólares para producir 1.800 MW (megavatios). Pero se están licitando 59 proyectos eólicos y solares para producir 2.400 MW, por 4.000 millones de dólares. O sea: cuesta casi 8 millones de dólares cada MW nuclear, contra 1,6 millones con energías renovables y limpias. Sin el riesgo de lo nuclear, de los residuos que requieren inversiones de miles de millones de dólares”.
Datos: “Con el dinero de las dos centrales se podrían instalar 8.600 MW de energía eólica, cinco veces de lo que aportarían las nucleares. La petrolera Pan American Energy ha instalado un parque eólico de 50 MW para autoconsumo y Aluar está poniendo uno de 500 MW (lo que consume la ciudad de Córdoba). Si pueden las empresas, ¿por qué no las comunidades? Lo que se necesita es además lograr un modelo energético que sea más democrático. En Uruguay avanzó muchísimo la eólica, pero como la manejan las corporaciones han encarecido el precio en lugar de bajarlo”.
Cálculo: “El Consejo Mundial de Energía Eólica estima la Patagonia puede abastecer hasta siete veces a toda Latinoamérica gracias a sus vientos. Hay trabajos que plantean que esa energía eólica supera 100 veces a Vaca Muerta. La energía solar también está avanzando muchí- simo y la tendencia mundial es generar proyectos comunitarios que permitan que los pueblos, cooperativas y vecinos instalen y gestionen la energía que ellos mismos generan. Aquí se está haciendo en Armstrong, Santa Fe”.
Mar: “Están creciendo las energías mareomotriz y la undimotriz (energía de las olas)”. Ya hay una pyme marplatense (QM) que trabajó con la UTN. Una inversión de 4 millones de pesos dará trabajo a 40 personas generando energía limpia con el oleaje, gracias a 200 boyas que generen 6 MW, suficiente para 5.000 hogares. Pablo suma un detalle: “Argentina tiene 5.000 kilómetros de costa oceánica, imagínate el potencial”.
Más: “La clave no es sólo tener otras fuentes de energía, sino un modelo descentralizado, no monopólico, democrático, de ‘prosumidores’, o sea que podamos ser productores y consumidores de la energía, aportando o vendiendo al sistema interconectado lo que no gastemos”. Agrega: “Lo que ha hecho la gente de Río Negro da esperanzas. Y abre un debate nacional sobre lo nuclear: hasta podría llamarse a una consulta popular. Hay necesidad de una democracia más participativa. Y que no nos sigan tratando como idiotas”.
Son otros conceptos.
Democracia y ciencia genuinas.
Proyectos de vida y no de empobrecimiento y muerte.
Frente a la esterilidad extractivista, la energía social de asambleas y comunidades.
Es esa energía la que permite que en lugares como la Patagonia se descubran respuestas para el presente y el futuro que fluyen alrededor nuestro, pero que no siempre sabemos ver.
Viento, sol y mar.
Nota
Hospital Bonaparte: agumentos versus fake news para evitar el cierre de una institución modelo
De un día para otro, el gobierno anunció que cerraría el único hospital de salud mental de AMBA, amparándose en la fake news de la supuesta baja tasa de pacientes. Esta medida sería publicada en el Boletín Oficial el día lunes. Mientras tanto, las y los trabajadores de la institución ubicada en Combate de los Pozos 2133 permanecen adentro del edificio, en estado de alerta y asamblea, convocando a distintas actividades de apoyo hoy y mañana, y se preparan para dar una conferencia el lunes.
En diálogo con lavaca desmienten una por una las mentiras del gobierno, y cuentan lo que implica el eventual cierre: dejar sin trabajo a 612 trabajadores y trabajadoras, y también y sobre todo a la deriva a miles de pacientes por casos de salud mental, adicciones y en situación de calle que son atendidas regularmente en el Hospital o en uno de sus tantos dispositivos. Por qué el Bonaparte es un hospital modelo, y el sentido de pertenencia de quienes allí trabajan como un plus en una lucha que recién comienza.
El Hospital Laura Bonaparte -fundado en 1974- se encuentra hoy en peligro tras la decisión administrativa de parar el ingreso de pacientes a la institución, y el trascendido de que el lunes que viene se publicaría un Decreto anunciando su cierre definitivo. Esto fue comunicado por el ¿ex? director del hospital, Christian Baldino, a las y los 612 trabajadores, y no fue desmentido por el Ministerio de Salud que, al contrario, emitió un comunicado plagado de errores.
Gabriel Hagman, psiquiatra con 11 años en la institución, cuenta el estado de situación actual: “Estamos sin novedades desde ayer al mediodía hasta ahora. Estimo que va a ser así de acá al lunes, al menos que haya un problema con la permanencia que estamos sosteniendo en el Hospital. No nos vamos a mover hasta el lunes y hasta que sepamos algo más”, dice mientras preparan una convocatoria a las puertas del edificio, Combate de los Pozos 2133, con diferentes actividades de apoyo:
La última novedad data de ayer: “Lo de ayer es una indicación de cierre de las internaciones: no ingresa ningún paciente más por indicación del Ministerio de Salud, y en consecuencia de eso se cierran los ingresos de pacientes. Eso implica que ni la guardia ni la demanda espontánea cumplan funciones. En esa misma comunicación, pero de manera verbal, no por vía oficial, nos dijeron que se cerrará el hospital”.
La comunicación del cierre de las internaciones llegó primero vía el director Baldino, y luego formalmente mediante el sistema de tramitación digital del Estado, el famoso GDE, sin previo aviso: otro acto de inhumanidad. Luego llegó el trascendido del cierre definitivo: “Eso empezó a cobrar más dimensión en la medida en que todos los medios que dieron cobertura consultaron a fuentes de Ministerio y empezaron a decir que iban a derivar pacientes – cuenta Gabriel–, que el Ministerio se iba a hacer cargo de la cobertura y alguna otra explicación de por qué hacen lo que hacen”.
¿Qué explicaciones dieron? Fake news. Para intentar justificar la decisión de avanzar con el cierre, en el comunicado el Ministerio aduce una “baja tasa” de internaciones –supuestamente, 19– cuando en verdad el Bonaparte se encuentra a tope de internaciones con 37 internados en tratamiento de alta complejidad.
Los números de la verdad: “Respecto a los números, el comunicado de Ministerio es una doble falacia. Una respecto al presupuesto asignado, y otra sobre los pacientes atendidos. Es una tasa rara, no se entiende a qué refiere: las estadísticas son abiertas y son continuamente revisadas por el Ministerio. Los números reales los tienen. Por Ley de Transparencia se sabe cuál es el presupuesto aprobado por este mismo Ministerio”, analiza sobre la jugada. Los supuestos 17 millones destinados al Hospital no serían tales.
¿Cuáles son los verdaderos números? Gabriel: “El número de pacientes en el cálculo que estamos manejando es de 25 mil consultas por año. Esto incluye a los 37 pacientes internados actualmente y una asistencia a la guardia que puede llegar a 7 estaciones diarias, ingresos que pueden llegar hasta 3.000 consultas al mes y 140 personas que retiran medicamentos por día. Y la asistencia en consultorios externos es enorme: hay alrededor de 30 profesionales y de agenda completa hay 300 pacientes diarios. Los números son infinitamente mayores a hablar de 19 personas”.
Hacé clic acá para seguir las redes que crearon las y los trabajadores para difundir el plan de lucha.
El desmantelamiento como política
La única política del Ministerio de Salud es el desmantelamiento. Al nulo manejo del brote histórico de dengue (así como su inacción ante el brote que viene) y por las denuncias a los recortes de medicamentos para pacientes oncológicos, ahora se suma esta decisión que deja a la deriva a los pacientes más vulnerables: aquellos con padecimientos de salud mental.
El Ministro de Salud, Mario Lugones, lleva apenas una semana en su puesto, tras la salida de Mario Russo (quien se fue aduciendo “razones personales”, aunque se supo que su eyección tuvo que ver con internas con Santiago Caputo, además de las inacciones expuestas arriba). Lugones debutó con la idea de cerrar el Bonaparte y también con la de pedirle la renuncia al Consejo de Administración del Hospital Garrahan, cuyos trabajadores se encuentran también en pie de lucha.
El Bonaparte ya venía siendo objeto de distintos tipos de recorte, al igual que otras instituciones de salud y del Estado en general. Entre otras cosas, las contrataciones pasaron a renovarse de manera anual a trimestralmente, lo cual provocó que hubiese la misma cantidad de renuncias que de cesanteos. En la última tanda de renovación se dieron de baja 32 contratos, es decir: el gobierno despidió a 32 personas.
Con menos profesionales en este nuevo trimestre, las paritarias del sector cerraron al 1% en el último mes: las más bajas de la historia. Así y todo, se mantenían las tareas y los puestos de trabajo, y por eso la decisión intempestiva de cerrarlo igualmente sorprende. Aunque la única política del Ministerio de Salud sea el desmantelamiento.
Otra alarma se encendió dos semanas atrás, cuando el vocero presidencial Manuel Adorni anunció el traspaso de hospitales nacionales a las jurisdicciones locales. Al único Hospital que nombró fue al Bonaparte. Hortencia Cáceres, jefa de guardia, ex jefatura de consultorios externos, desde el 2016 en el Hospital, cuenta:“Dentro de los organismos descentralizados somos el más chico, pensamos que nos iban a traspasar a la Ciudad. No había ningún tipo de confirmación ni tampoco desde el Gobierno de la Ciudad sabían nada. Entonces lo que nosotros creemos es que la intención del cierre va en línea del desguace que se está haciendo desde el Estado y el Ministerio de Salud sea solo un rector y esté por fuera del presupuesto los descentralizados. El Bonaparte es el que menos presupuesto tiene, y empezar por acá es uno de los puntos más débiles: se está metiendo con la salud mental”.
Cómo trabaja el Bonaparte
Cuenta Hortencia sobre lo que está en juego: “Nosotros tenemos muchísima población que está en situación de calle y nosotros le brindamos la atención, es un grueso muy importante en nuestra población. Pero últimamente también estamos recibiendo también personas que no están pudiendo pagar la prepaga: a esas personas también las estamos absorbiendo nosotros”.
El cierre del Bonaparte no contempla un plan B: no es una reestructuración ni se plantearon instancias intermedias. “Es dejar a la deriva no solo a los 620 trabajadores que somos hoy en día sino también a los miles de pacientes que hacen tratamientos”, remata Hortencia.
Gabriel Hagman relata desde adentro: “Hay que entender que es muy difícil para la población a la que nosotros apuntamos acceder al sistema de salud. La problemáticas de salud mental es una problemática de lazos; son personas que están solas, con niveles altos de vulnerabilidad. Una gran parte son personas con consumo problemático. Lo que se ha construido en todo este tiempo es un hospital abierto, que rompe esas trabas de acceso, y acompaña: hay muchísimas personas y familias para las que el cierre significaría un impacto muy grande”.
El Bonaparte es un hospital modelo en el abordaje de la salud mental. Su universo implica el seguimiento de tratamientos de internación y ambulatorios, de consultorios externos, de hospital de día; los 365 días del año una guardia de lunes de 8 a 20 que atiende con demanda espontánea; y de 20 a 9 una guardia interdisciplinaria que sostiene la posibilidad que cualquier persona que llegue sea atendida o sea derivada.
Además: tiene equipos territoriales que hacen operativos; tiene una casa en el barrio Zavaleta con asistencia a familias; y hasta hace 3 meses también tenía una presencia diaria en Isla Maciel, cerrada tras la decisión de la gestión actual de eliminar el dispositivo y trasladar a los profesionales al Hospital. Esa población difícilmente viaje hoy de la Isla a la sede central.
¿Qué hay detrás de esta jugada perversa? Gabriel lo piensa en relación a otros momentos históricos con decisiones parecidas e intenta avizorar, en medio del shock, qué tipo de modelo insalubre se está planteando desde el gobierno nacional: “Hay un antecedente trunco respecto a la instauración de la cobertura universal de salud que fue muy resistida y que tiene que ver con pensar distinto cómo se financia la salud. Quieren correr al Estado como el prestador, el que genera equilibrio y equidad de que la salud sea pública, igualitaria y de calidad. Seguramente viene más por ahí: por el lado de las tercerizaciones y las privatizaciones encubiertas”.
La fortaleza de la lucha
Hortencia relata que las y los trabajadores se encuentran en “vigilia permanente”, haciendo actividades culturales en la puerta del Hospital, con permanencia adentro en turnos rotativos (el Bonaparte sigue atendiendo) hasta el día lunes en el que, en teoría, saldría el decreto. Ese día se convoca a una conferencia de prensa a las 11 horas en la puerta del edificio.
Hoy la calle de Combate de los Pozos sigue llena. De médicos, psiquiatras, psicólogos, licenciadas en educación, residentes, ex residentes, ex trabajadores de Hospital que sienten que el Bonaparte, por ser un hospital modelo, es un lugar de pertenencia. Eso, dice Hortencia, es una fortaleza en este proceso de lucha que parece recién comenzar: “Es un hospital modelo a nivel de cómo se aplica la Ley Nacional de Salud Mental. Por eso para nosotros es un orgullo enorme el Bonaparte y vamos a demostrar eso: lo mejor que tenemos es seguir organizados para evitar el cierre”.
Gabriel coincide: “Es difícil, es shockeante. Nos cuesta mucho asimilarlo y pensar cómo se puede seguir. Hay algo muy notorio que es el altísimo compromiso de los laburantes del Hospital con el proyecto de salud que representa. Eso se nota mucho y ha posibilitado sostener en instancias muy difíciles que el hospital siga existiendo. Tenemos muy claro por qué estamos acá y qué estamos haciendo. Está claro que se trata para todas y todos de nuestro trabajo, pero a la vez es el hecho de que uno tenga la convicción de que mucho de cada uno está puesto en ese trabajo. Tiene que ver con lo que uno cree, con el tipo de práctica, de garantizar el derecho, que hace que no sólo están tocando un hospital: nos están tocando a todos y a todas. Y eso me parece que es un poco lo que se reflejó ayer y hoy: no tardamos ni un minuto en generar una convocatoria que a la media hora teníamos miles de personas en la puerta de Hospital, con compañeros de otros hospitales, de otros sectores. Hay apoyo. La salud mental es algo importante, serio; nos damos cuenta que se están metiendo con algo muy sensible. El involucramiento personal que cada uno tiene con esto que hacemos es una fuerza que va a hacer que el costo que tengan que pagar será mucho más alto del que imaginaban”.
Nota
Volvió Julian Assange: “Me declaré culpable de haber hecho periodismo”
El fundador de Wikileaks dio hoy su primer discurso público desde que fue liberado tras 14 años de encierro. “Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, comenzó disculpándose ante la audiencia. Acompañado de su esposa y abogada, trazó un detallado racconto de lo que representa su caso hoy, haciendo eje en los peligros de la persecución al periodismo y los límites a la libertad de prensa; señaló a la justicia, a la inteligencia y a los poderes “transnacionales” como parte del esquema de amedrentamiento, a favor del ocultamiento de la verdad: “Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”, sintetizó. Resumimos aquí sus palabras incómodas, que volvieron a ver y echar luz.
Por Bernardina Rosini
Estrasburgo, Francia. En el Consejo de Europa y bajo la mirada atenta de los parlamentarios de 46 estados de la organización de derechos humanos de Europa, habló Julian Assange. Es el primer discurso público que realiza desde su liberación el pasado mes de junio, tras 14 años de encierro —primero en la embajada de Ecuador en Londres, y luego en la prisión de Belmarsh, en el Reino Unido—, enfrentándose a la extradición a Suecia y a Estados Unidos.
El escenario elegido por Assange para su regreso a la vida pública no pudo ser más simbólico. El fundador de WikiLeaks es una figura emblema de la libertad de expresión, y lo expresado esta mañana no fue tanto una declaración personal como una advertencia sobre los peligros que enfrentan el periodismo y las democracias hoy.
Sentado junto a Stella, su esposa, madre de sus hijos y su representante legal, Assange expuso con voz pausada pero firme. Esta aparición fue una excepción dentro de su esquema de recuperación: “La experiencia del aislamiento durante años en una celda pequeña es difícil de transmitir. Te quita el sentido de identidad”, dijo Assange. “Tampoco puedo hablar todavía de las muertes por ahorcamiento, asesinato y negligencia médica de mis compañeros de prisión. Puede que mis palabras fallen o mi presentación carezca de brillo, el aislamiento me ha pasado factura, estoy tratando de aliviarlo y expresarme en este entorno es un desafío”, se disculpó ante la audiencia.
Periodismo en el banquillo
Julian Assange no brindó más detalles que aquella mención sobre su encierro. Su mensaje, claro y directo, apuntó más bien al papel del periodismo en las democracias contemporáneas y al ataque sistemático que éste sufrió en las últimas décadas.
“Finalmente elegí la libertad por sobre una justicia irrealizable”, afirmó Assange al explicar por qué aceptó el acuerdo que lo liberó: “Quiero ser totalmente claro: no soy libre porque haya funcionado el sistema. Soy libre porque me declaré culpable de haber hecho periodismo” y detalló: “Me declaré culpable de buscar información de una fuente. Me declaré culpable de obtener información de una fuente y me declaré culpable de informar al público cuál era esa información. No me he declarado culpable de nada más”.
En sus palabras Assange no solo reflejó su lucha personal, sino que también expuso una verdad más amplia: el sistema judicial, que debiera proteger la verdad y la libertad de prensa, se convirtió en un instrumento para silenciar o inmovilizar oponentes. ¿Nos suena?
“Después de años de encierro y enfrentar una pena de 175 años de prisión sin ninguna solución efectiva, no podré buscar justicia por lo que me hicieron debido a que el gobierno de los Estados Unidos insistió por escrito en su acuerdo de culpabilidad en que no puedo presentar una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o incluso en virtud de la Ley de Libertad de Información”.
La intervención de Assange resaltó las fallas fundamentales del sistema legal internacional, que fue utilizado como arma en su contra. “La persecución transnacional es una amenaza real”, subrayó. Los poderosos, según él, han aprovechado los vacíos y contradicciones en las normativas internacionales para perseguir y reprimir a quienes exponen sus crímenes: “Molestamos a uno de los poderes constitutivos de los EE.UU.: el sector de la inteligencia, quienes tuvieron el suficiente poder para forzar una reinterpretación de la Constitución americana. Mi ingenuidad fue creer en la ley; después de todo, las leyes son solo trozos de papel y pueden reinterpretarse por conveniencia política”.
“La criminalización de las actividades periodísticas es una amenaza para el periodismo de investigación en todas partes”, alertó Assange, llamando la atención sobre el peligro que representa este tipo de persecución para la democracia y esperando que su testimonio sirva para visibilizar las debilidades del sistema de garantías existente. Además de señalar los desafíos por delante, Assange compartió su análisis sobre el periodismo y las noticias desde que está en libertad: “La verdad parece ahora menos discernible y lamento todo el terreno que se ha perdido durante ese período de tiempo. Cómo se ha socavado, atacado, debilitado y disminuido la expresión de la verdad. Veo más impunidad, más secretismo, más represalias por decir la verdad y más autocensura”.
La persecución transnacional y el impacto en la libertad de expresión
Julian Assange es más que una figura en el ojo del huracán. Su caso sienta precedentes peligrosos para la libertad de expresión y para la justicia a nivel global. En su discurso ante el Consejo de Europa, Assange denunció la persecución feroz que ha enfrentado, no solo como individuo, sino como un periodista que expuso verdades incómodas. “Ningún individuo tiene la menor esperanza de defenderse de los vastos recursos que puede desplegar un Estado agresor”, afirmó con dureza, señalando cómo su lucha contra el aparato judicial estadounidense revela la fragilidad de las garantías jurídicas cuando un poder decide imponer su voluntad extraterritorialmente.
Assange también reflexionó sobre la naturaleza del periodismo y el rol de quienes buscan la verdad: “Entiendo el debate que hay a la hora de diferenciar a un activista de un periodista. Para mí, la clave es ser siempre preciso. Todos los periodistas deben ser activistas de la verdad”. Este comentario enfatiza la importancia de no solo informar, sino también de actuar con responsabilidad, profesionalismo y precisión en un mundo donde la información se ha convertido en un campo de batalla.
Lo que comenzó como una acusación de espionaje se transformó en una guerra jurídica que desafía los límites del derecho internacional. Assange dejó en claro que la criminalización del periodismo de investigación, especialmente cuando involucra a potencias mundiales, es una amenaza latente. A través de su caso, se desvelaron las inconsistencias y abusos de los sistemas legales, los cuales se tornan herramientas para reprimir voces disidentes en nombre de la seguridad nacional.
La situación que Assange tiene resonancias directas con los procesos de lawfare que afectaron a figuras políticas América Latina, y la violencia creciente contra periodistas críticos del gobierno de nuestro país. El uso de herramientas legales como mecanismo de persecución política y judicial para silenciar voces críticas interpela nuestra actualidad. En su intervención, Assange también subrayó la necesidad de una respuesta colectiva: “Es vital estar juntos para hacer frente a las amenazas a la libertad de prensa”, en un llamado a la unidad frente a la creciente represión a nivel global.
La advertencia de Assange no debiera diluirse: los derechos de quienes exponen la verdad están bajo ataque, y las democracias que no los protegen se arriesgan a morderse la cola. La criminalización del periodismo no solo pone en peligro la libertad de expresión, sino que erosiona los pilares de sociedades abiertas e informadas.
Lo que está en juego es el futuro del periodismo y su capacidad para desafiar el poder: eso es lo que, una vez más, nos dejó claro Assange hoy.
Gracias.
Nota
Crónica de una causa armada: condenaron por “usurpación” a 7 integrantes de una comunidad mapuche
Después de agradecer a la Gendarmería, “que nos facilitó las instalaciones” (ya que las audiencias se realizaron dentro de un Escuadrón de esa fuerza), la Justicia Federal condenó a 7 mujeres de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por una supuesta “usurpación” de hectáreas pertenecientes al Parque Nacional Nahuel Huapi. La comunidad plantea que se trató de una recuperación que incluso fue homologada por el propio juez Hugo Greca que ahora firmó la condena (y agradeció a Gendarmería). La síntesis de la ausencia de justicia según una de las abogadas: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”. Pese a la condena, la prisión de las mujeres queda en suspenso. Lo que molesta en el sur, la postura de las condenadas y una causa armada que tiene en el medio otro crimen impune: el de Rafael Nahuel. La voz de una de las acusadas tras la sentencia: “Nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo”.
Por Francisco Pandolfi
Unos segundos antes del veredicto, se obsequiaron algunos agradecimientos, verbales y sin pudor.
“Primero a Gendarmería Nacional, que nos facilitó estas instalaciones. También al Comandante Principal García, jefe del escuadrón, y al Comandante Mayor Morales. Nos dieron comodidad, café, agua, nos mantuvieron bien”.
Ahora sí, después de las palabras de juez Hugo Greca (titular del Juzgado Federal de Coronel Roca), las condiciones parecían dadas para la lectura de una sentencia sobre un juicio exprés, que sólo tuvo tres audiencias. Exprés XXL. Exprés al cuadrado. Un juicio oral que arrancó el jueves pasado.
Que continuó el viernes y que finalizó hoy, con los últimos testimonios, los alegatos y con un fallo que se pronunció en un ámbito inapropiado: el escuadrón 34 de Gendarmería, en la ciudad rionegrina de Bariloche. Un salón que estuvo revestido para la ocasión: rodeado de un desmedido despliegue de efectivos de seguridad.
La causa (armada)
Este lunes se juzgó a siete integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, por la usurpación de un predio de siete hectáreas del Parque Nacional Nahuel Huapi, en septiembre de 2017. Una rectificación a la palabra “usurpación” la hace la comunidad, porque plantea el quid de la cuestión: no lo llaman usurpación, sino recuperación. “Nos acusan de usurpar nuestro territorio”. Y explican: “Fue parte de una reivindicación ancestral con el objetivo principal de estar en el territorio donde está nuestro Rewe (sitio sagrado de conexión con otras energías) en donde la Machi (guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche), se levantó hace siete años en la lof Lafken Winkul Mapu”.
En ese proceso de recuperación, el 25 de noviembre de 2017 fue asesinado uno de los integrantes de la comunidad: Rafael Nahuel recibió un disparo por la espalda, del grupo Albatros de la Prefectura Naval. Por ese crimen fueron condenados cinco prefectos a 4 y 5 años de prisión.
Antes de comenzar el juicio, desde la defensa que llevó adelante la Gremial de Abogados y Abogadas, habían anticipado: “La sentencia ya está redactada y firmada, de antemano. Vamos seguramente a una condena porque todo esto forma parte de una ofensiva instrumentada hacia el pueblo mapuche”. La presunción tenía un basamento evidente: la causa judicial la reactivó el actual gobierno nacional al erradicar un pacto preexistente que reconocía al Rewe como sitio sagrado. El juez Hugo Greca –el mismo que hoy dictó el veredicto– había homologado el acuerdo conciliatorio firmado en junio de 2023 entre Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos de la Nación en ese entonces, y Alejandro Marmoni, expresidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
El fallo
En los alegatos, desde la Gremial exigieron la absolución, apoyándose en los tratados internacionales y las leyes nacionales que amparan los derechos mapuche. Y expresaron que el juez tenía “la oportunidad de aportar al proceso histórico”, así como abonar a “una solución dialogada y pacífica. Si hay condena, el conflicto territorial y de cosmovisión va a seguir”.
Sin embargo, luego de los agradecimientos a Gendarmería se escuchó “la condena de dos años de prisión cuya ejecución se dejará en suspenso” a Martha Luciana Jaramillo, María Isabel Nahuel, Yéssica Fernanda Bonnefoi, Romina Rosas, Mayra Aylén Tapia, Joana Micaela Colhuan y Gonzalo Fabián Coña, por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de usurpación.
La farsa actual
Gustavo Franquet es uno de los abogados defensores. Desde Bariloche le dice a lavaca: “Esta condena compromete internacionalmente al Estado, por violar todo tipo de tratados y convenciones nacionales e internacionales, inclusive la Constitución Nacional. Que los condenen por usurpación es negar su realidad de pueblo originario, es negar su propia existencia, es negar sus derechos particulares. Con esta resolución se ponen del lado colonialista, así que por supuesto que vamos a apelar, y si es necesario iremos hasta la Corte Suprema”.
Una de sus compañeras, Laura Taffetani, agrega sobre la resolución del juez Hugo Greca: “El juicio fue una farsa y forma parte de esta nueva versión de la Campaña del Desierto que venimos denunciando hace años. En las audiencias quedó claro el desequilibrio que hubo entre la querella de Parques Nacionales y la Fiscalía en comparación a nosotros. Todo lo que pidieron ellos fue todo lo que el juez condenó, excepto el tema del Rewe. El fiscal había pedido que los miembros de la comunidad no pudieran ir al lugar sagrado, y eso el juez no lo aceptó”.
En relación a lo que muestra la condena: “Tenemos una Justicia armada a medida del poder, que no tiene que ver con los gobiernos sino con los grandes intereses turísticos y de la megaminería”.
Después de la sentencia, en la puerta del cuartel de Gendarmería se improvisó una ronda donde hablaron las mujeres mapuche, en medio de un viento bien patagónico –de esos que no entienden de primaveras: “Aunque nos hayan condenado en suspenso, esta lucha no se termina acá, hay que seguir por el Rewe, por todos nosotros y por nuestros pichis (pequeños)”, dice María Nahuel. La Machi Betiana Colhuan Nahuel –que era una de las acusadas pero en la primera audiencia fue absuelta porque era menor en 2017–, continúa, con énfasis: “Esta lucha viene de nuestros ancestros y la continuaremos. No nos vamos a rendir, seguiremos firmes hasta que dejemos esta tierra. Otras comunidades se levantarán y vamos a resistir desde los distintos territorios”.
Romina Rosas fue la última en tomar la voz y en dar su propia sentencia: “No tenemos que bajar los brazos pese a que el winka (blanco invasor) nos quiere cortar la vida y viene por todo. Acá estamos y acá estaremos nosotras, mujeres y niños, porque eso es lo que más les molesta: que sigamos resistiendo, con nuestra verdad y con nuestras palabras”.
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