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Bariloche violenta: los encapuchados de siempre

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Policías del Cuerpo de Operaciones Especiales de Río Negro atacaron a golpes a un grupo de doce adolescentes del barrio Unión, según pudo reconstruir lavaca.org. Los obligaron a bajar del colectivo en el que volvían a sus casas, les pegaron y los rociaron con gas pimienta. La foto tomada con celular muestra el estado de las cosas.
 
La Bariloche de ensueño no incluye a los sectores empobrecidos. Un sector geográfico de la ciudad está excluido de folletos, promociones, publicidades y perros San Bernardo. El Alto, la zona en la que se concentran los barrios postergados –sobre la ladera de los cerros, en la periferia del Bariloche turístico– es un conglomerado de exclusión.
La principal presencia del Estado no es, entonces, para garantizar servicios, sino represión. Eso fue lo que sufrieron doce adolescentes del barrio Unión que fueron obligados a bajar de un colectivo en el que volvían a sus casas, para ser brutalmente golpeados, atacados y rociados con gas pimienta por efectivos policiales encapuchados.
Las últimas tres palabras merecen ser escritas –y leídas– otra vez: efectivos policiales encapuchados.
Luego de los golpes fueron detenidos –los jóvenes, no los policías– en la Comisaria 42 del barrio 2 de Abril, en donde estuvieron un par de horas privados de su libertad.
Esto ocurrió en la misma ciudad de ensueño en la que este miércoles 17 Patricia Bullrich -ministra reincidente, ahora de Seguridad- dejó claro quiénes están en la mira de las autodenominadas “fuerzas de seguridad”, al lanzar un protocolo de intervención policial ante las manifestaciones sociales.
Rati horror show
El martes 9 de febrero fue feriado de Carnaval. En Bariloche se habían organizado festejos en el velódromo municipal, con murgas y comparsas, bandas musicales y grupos de danza. Los doce jóvenes atacados habían ido desde el barrio Unión a celebrar al Rey Momo.
Pero la fiesta no fue completa.
Concluida la celebración fueron hasta la calle Onelli –centro de la ciudad– para esperar el colectivo de la línea 81 y volver al barrio. Una vez arriba del ómnibus, cinco policías se subieron a constatar que los pasajeros tuvieran su boleto. La situación generó una discusión con uno de los adolescentes. Luego, los policías descendieron del micro y los chicos continuaron su viaje pensando que el mal momento ya había pasado.
Error.
Cuando el colectivo llegó a la rotonda de entrada del barrio 2 de Abril, en el El Alto y cerca del final del recorrido, fue detenido por policías encapuchados, pertenecientes al Cuerpo de Operaciones Especiales de la Policía de Río Negro (C.O.E.R). Allí obligaron a descender a los adolescentes. Les pegaron, los maltrataron y hasta rociaron con gas pimienta a dos de ellos. Luego los trasladaron a la comisaría del barrio, en donde estuvieron detenidos por unas horas.
El padre de uno de los chicos y el colectivo Al Margen, organización social que promueve los derechos de niños y jóvenes y en el cual participan los chicos a través de un Foro que aborda la problemática, impulsaron la denuncia en la fiscalía. La hipótesis que sostienen es que la policía local dio aviso al grupo comando para que efectuaran la acción.
Tras la denuncia, la difusión y el estado público del caso, esta semana fue suspendido uno de los efectivos involucrados en la agresión (no trascendió su nombre), por “mal desempeño” de sus funciones. Todo parece indicar que es el mismo que los chicos lograron fotografiar con sus celulares –sus armas de defensa–. En la foto que acompaña esta nota, se lo ve tomando del cuello con muchísima violencia a uno de los jóvenes.
El subcomisario de la Regional III, Manuel Poblete, se refirió a la suspensión: “Es una medida provisoria”, dijo, lo que permite vislumbrar que no se intenta aclarar el caso, sino quitarlo de la exposición pública. En sentido inverso, aquí puede verse cómo fue el accionar de los encapuchados con respecto a los adolescentes, foto tomada en el momento a través de un teléfono celular.
Bariloche violenta: los encapuchados de siempre
Al Margen en el centro
Alejandro Palmas es vicepresidente del Consejo Municipal de Protección de Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes e integrante del colectivo Al Margen. Todo el mundo lo conoce como El Duke. A fuerza de trabajo en el territorio, en los barrios juntos a cientos de pibes, se convirtió en uno de los principales referentes patagónicos en la defensa y promoción de derechos de niños, niñas y adolescentes.
Como miembro de Al Margen, fue uno de los impulsores de la denuncia. Dice a lavaca.org: “En Bariloche es habitual que los pibes sean detenidos arbitrariamente, que les peguen, los maltraten, los bajen del colectivo o los manden a su barrio cuando están en el centro. Es una práctica sistemática de maltrato a los pibes de los barrios”. “En general, los casos toman trascendencia cuando los pibes están en una organización, lo que permite que las situaciones pasen a la agenda pública, pero otros muchísimos casos suceden ante la indiferencia absoluta”, agrega sin esconder la bronca.
Es El Duke quien cuenta detalles de las horas posteriores a la agresión que permitieron concretar la denuncia: “Después de lo ocurrido, los jóvenes llegan a su casa y comentan lo que les sucedió, también lo hicieron con los operadores (de la organización). Son pibes que al ser parte del Foro de Niñas, Niños y Adolescentes de Bariloche que promueve Al Margen, los consideramos parte de nuestro colectivo. Los operadores convocan a una reunión de familias para tratar la cuestión e impulsar la denuncia policial y en ese momento los chicos son amedrentados por la policía, que merodea el lugar, con gestos amenazantes. Esta actitud impulsó a que se hiciera la denuncia. Un padre tomó coraje y se animó a ponerle su apellido a la presentación, lo que alentó a las demás familias a seguirlo con la firma de la denuncia en la Fiscalía”.
Así, el caso tomó estado público y, al menos esta vez, la brutalidad policial no quedó en la zona oscura y silenciosa de la impunidad.
Esta vez, el miedo perdió: no logró paralizar a los pibes. De todos modos, aún resta un amplio camino para identificar al resto de los efectivos que participaron de la agresión y de los golpes; y mucha lucha social para que la Policía deje de considerarse con autoridad para aplicar la política de la violencia.
Para muestra, un botón
Según la propia información brindada por la fuerza, “el Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate de la Policía de Río Negro (C.O.E.R) es un grupo preparado física e intelectualmente en forma permanente, táctica y operativamente, para realizar acciones donde la capacidad de respuesta operativa de las unidades de orden público se han visto superada”. “Estos uniformados están preparados para intervenir en allanamientos de alto riesgo por hechos delictivos de distinta gravedad, narcotráfico, secuestros, capturas de evadidos, recupero de víctimas de la trata de personas”, agrega la información institucional.
Es evidente que esa es la apariencia legal detrás del cual realizan otro objetivo: perseguir, amedrentar y reprimir a los jóvenes de los barrios pobres; cuidar la imagen de la Bariloche turística, prohibiéndosela a los propios habitantes de El Alto.
“Los barrios como Unión, que forman parte de El Alto, son los más postergados. Son como las villas de emergencia de Buenos Aires, con más espacio pero con las mismas condiciones de precariedad en viviendas, servicios, gran pobreza, gran vulneración de derechos. En invierno, el frio es atroz porque no tiene gas para calefaccionarse”. Palmas compone en palabras la cartografía del lugar.
El 17 de junio de 2010, Diego Bonefoi, un pibe de 15 años que vivía en El Alto, fue asesinado de un balazo en la cabeza por el cabo Sergio Colombil. El barrio reaccionó contra la comisaría, cuya respuesta fue una brutal represión que se cargó la vida de otros dos jóvenes, Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas.
Ésa es la respuesta estatal para con los pibes de las barriadas: las balas.
Ahora, tras la separación de uno de los violentos efectivos, la Policía se preocupó en aclarar que la medida era “provisoria” y que continuará con la investigación “para esclarecer el polémico hecho”.
Policías “investigándose” a sí mismos: no es imprescindible demasiada imaginación para anticipar el resultado. Para dar una pista, arrancaron con una operación mediática en la que se mostraba un patrullero apedreado con el objetivo de generar la idea de que la policía también era agredida.
La postal
Los jóvenes que fueron víctimas de los encapuchados participan desde hace tres años en los Foros de jóvenes y adolescentes. Al Margen es la organización que impulsa y sostiene estos foros, en cuyo marco todos los años se lleva a cabo la “Semana x los Derechos de Bariloche”. El ítem “violencia institucional” fue unos de los temas que los chicos denunciaron en el último foro, ya que las viven a diario
Dice El Duke: “Nosotros estamos metidos y comprometidos en la defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes, y queríamos acompañar a los chicos en la denuncia. Por eso acompañamos la presentación”.
El trabajo en territorio con jóvenes es una de las patas de Al Margen. Una de las líneas trasversales de la organización es la comunicación popular. La génesis del colectivo fue una revista que venden personas en situación de calle, que comenzó a circular en 2004. Cada número brinda información de interés general, publica notas de actualidad y aborda temas sociales. La revista surgió para brindar una salida laboral concreta a personas desempleadas, que a través de la venta obtienen sus propios ingresos de manera directa. Además, producen contenidos radiales, uno de los cuales es una columna en Radio Nacional Bariloche sobre niños y adolescentes. Tienen miles de horas de trabajo real y kilos de barro en los pies para hablar con autoridad sobre lo que ocurre en estos territorios.
Con el paso de los años, el colectivo comenzó a sumar actividades, según afirman, con el objetivo de “promover derechos y la inclusión, la cultura del trabajo, la solidaridad y la participación ciudadana”. Así incorporaron talleres de formación integral en artes y oficios al que denominan El Semillero, que desarrollan en los barrios de El Alto. También la Cooperativa de Trabajo y Servicios para la construcción LABURAR y la Cooperativa Kata Wain Newen, que junto a otras organizaciones y en articulación con el municipio está abocada al sistema de Estacionamiento Medido y Solidario.
La postal de la Bariloche suiza y alpina debería incluir un reverso: la Bariloche clasista, racista, excluyente y represiva.
Sería una ciudad mucho más real, y sólo así podría empezar a pensarse cómo convertirla en una ciudad mejor.
 

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57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez

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Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.

El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores». 

Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11  y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos. 

A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo. 

Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero. 

Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:

Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.

Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa. 

www.observatorioluciaperez.org

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Trabajadores de Morvillo toman la fábrica tras el anuncio del cierre de la planta, que implica 200 despidos

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Una histórica empresa gráfica de Avellaneda -donde se imprimen títulos de la editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias– anunció su cierre dejando a 200 trabajadores en la calle. Se enteraron por un comunicado pasadas las once de la noche del martes y la respuesta fue unánime: ingresaron a la imprenta e iniciaron una permanencia pacífica en defensa de los puestos de trabajo. El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la firma faltó a la audiencia. Los argumentos empresariales de caída de la producción y los argumentos obreros: “Somos las principales víctimas de esta situación”.

Por Lucas Pedulla

El obrero gráfico Enrique Andina terminó su jornada de trabajo en Anselmo Morvillo SRL a las 22 horas y se marchó a su casa, como todos sus compañeros, como todos los días. Muchos estaban llegando a sus hogares cuando pasadas las 23 horas les llegó un comunicado de la histórica imprenta, que terminaba de la siguiente manera:  

“Con una tristeza difícil de describir tenemos que contarles que ya no podemos seguir adelante. Sabemos acerca del impacto, no sólo económico, sino emocional que tiene para cada uno dejar parte de nuestra historia en el recuerdo, y los relatos que hemos compartido siempre con nuestras familias. Le dejamos a cada uno de ustedes, nuestra gratitud por su invaluable esfuerzo y el deseo de que todos puedan superar este trago amargo con la capacidad de levantarse que los caracteriza”.

El texto cerraba con esta firma: “La Dirección”.

Así como llegaron a sus casas, los obreros volvieron a la gráfica, ubicada en Avellaneda, municipio al sur del conurbano bonaerense. Andina contextualiza: “Somos 200 compañeros; yo tengo 17 años de trabajo y muchos tienen más de 30 y 40 años de antigüedad. En la pandemia vivimos una situación similar pero logramos mantener nuestras conquistas. Somos la gráfica que más cobraba dentro del gremio, pero esto fue imprevisto”.

La respuesta fue unánime: los trabajadores votaron la permanencia.

Avon, papel & toma

Anselmo Morvillo SRL inició sus actividades en 1974 desarrollando folletos cosméticos. En su página web cuentan que en 1988 incorporó la primera rotativa de tecnología de punta, “única en el país en esa época”, y sumó la segunda tres años después. Cuentan que crecieron más del 70% en la segunda década de los noventa y que hoy, en su planta de 13500 metros cuadrados de Avellaneda, los folletos comerciales representan un 70% de la producción, mientras que los trabajos editoriales significan el 30% restante. Andina cuenta que, entre las publicaciones, se encuentran títulos de la Editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias.

En el comunicado que “la Dirección” les mandó a los obreros, a quienes se refirió como “queridos compañeros de tantos años”, la empresa expresó su posición:

  • “Hemos atravesado las reiteradas crisis económicas de nuestro país, los cambios en el mercado gráfico con la marcada implosión por el avance tecnológico y el comportamiento poco ético de algunos de nuestros colegas competidores”. 
  • “Fuimos golpeados por la Presentación en Concurso de algunos de nuestros clientes y por la Quiebra de nuestro cliente número dos, ARCA Distribuidores. Luego, a la escalada de precios internacionales de la mayoría de los insumos y repuestos, se le sumó la exigencia de pago anticipado del papel y la desaparición del crédito internacional. Todas situaciones que enfrentamos con mejor éxito que muchos de nuestros colegas”. 
  • “En el año 2014 RR Donelley cerró su planta de Argentina, en enero de 2016 AGR también cerró sus puertas, y en enero de 2020 IPESA cerró la mayor parte de su operación”. Una aclaración: tras el abandono empresarial, Donelley fue recuperada por sus trabajadores y trabajadoras y, hoy, es una cooperativa gestionada sin patrón.

La empresa describe un contexto “tan negativo” en el que inscribió la caída del 63% del volúmen de producción: “Avon, que como bien saben representa más de la mitad de nuestro trabajo, dejó de imprimir catálogos y mudó su comercialización a internet. Esto nos dejó en una situación económica y financiera terminal”.

Los trabajadores respondieron con la permanencia pacífica y otro comunicado que respondía los argumentos de la empresa: “Todos factores ajenos a la responsabilidad de los trabajadores, que somos las principales víctimas de esta situación”.

Gris de espera

Enrique Andina integra la Comisión Interna y explica: “Estamos en permanencia pacífica para preservar las fuentes de laburo. A lo largo del día se hizo presente el sindicato. Exigimos una presentación en el Ministerio de Trabajo y también hicimos un pedido de plenario de delegados para discutir con todos los delegados los pasos a seguir”.

El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la empresa no se presentó a la audiencia. “Está incumpliendo -dice Andina-. Mientras tanto, nosotros seguimos sin tener comunicación de la empresa. Tampoco atienden los teléfonos. La última comunicación oficial fue el comunicado de anoche. Eso deja un gris, porque estamos en la calle sin un mango, pero no hay un telegrama de despido ni nada”.

Los trabajadores tienen sólo rumores, desde un cierre definitivo hasta la posibilidad de la llegada de inversionistas “que reclaman despidos masivos”, según denuncian. “Se olfateaba que la situación venía rara, pero nadie pensó que todo fuera de esta manera -dice-. La convocatoria acá fue masiva, y agradecemos también que se acercaron de otras ramas, como médicos del Garrahan. La intención es difundir el conflicto y rodearlo de solidaridad para lograr lo que necesitamos, que es que la patronal se siente a discutir”.

Mientras esperan, en las próximas asambleas decidirán los pasos a seguir: “Es un golpe fuerte, pero uno tiene que estar fuerte, también, por la familia. La mayoría de los compañeros son sostén de hogar. Estamos dispuestas a lucharla hasta el final y no aflojarle hasta encontrar una solución, que es sostener las fuentes de trabajo con las mismas condiciones que teníamos hasta ayer antes de recibir el comunicado”.

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Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas

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Empezó el segundo proceso judicial a integrantes de la lof mapuche, a quienes se les endilga el delito de usurpación en la localidad de Villa Mascardi, en Bariloche, Río Negro. 

El juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal de General Roca y que se realizará de manera virtual, tendrá 132 testigos que serán llamados a declarar y como mínimo, se espera que dure hasta abril. Expresan desde la comunidad: “Somos sometidos injustamente, acusados de usurpar nuestro propio territorio, el mismo que libremente caminaron nuestros kuifikecheiem (antepasados) cuando aún no existían alambrados, ni parques nacionales, ni ningún winka que con su ambición destructora mirara nuestra tierra”.

Para entender el conflicto hay que retroceder a 2017, cuando la lof inició la recuperación de su territorio a partir del levantamiento de una machi –guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche–, y la construcción del rewe –un sitio sagrado de conexión con otras energías del espacio en donde la machi atendía a quien fuera a curarse–. La respuesta del Estado fue de terror: un operativo de desalojo comandado por la vigente ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que terminó con el asesinato de Rafael Nahuel, a manos del grupo Albatros de Prefectura, el 25 de noviembre de aquel 2017. Todo ese proceso derivó en el primer juicio contra la comunidad, donde fueron condenados siete mapuche.

Tiempo después del crimen de Rafita, la comunidad volvió al territorio hasta que en 2022, ya en el gobierno de Alberto Fernández, se ejecutó otro desalojo represivo.

En el juicio que arrancó hoy y continúa mañana, se juzga de la usurpación de distintos terrenos a Luciana Jaramillo, Yéssica Bonnefoi, Romina Rosas, Betiana Colhuan, Celeste Ardaiz Guenumil y Matías Santana. Se defienden desde la comunidad: “Nos encontramos frente a un contexto muy difícil alimentado por un sistema político y judicial perverso, que agudizó la persecución hacia el Mapuche con más violencia y encarcelamientos, con el fin de debilitarnos y quitarnos nuestro territorio”. 

El juez a cargo se llama Alejandro Silva y es el mismo que presidió el proceso por el fusilamiento de Rafael Nahuel y que condenó a sus responsables con penas ínfimas. 

Ataques

El contexto al que hacen referencia refiere a un gobierno que agudizó el hostigamiento preexistente hacia el pueblo mapuche, además de un avasallamiento de derechos a las 40 naciones originarias que habitan lo que hoy es Argentina. Algunos ejes de esa persecución: el desguace del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI); el decreto que barrió a la Ley de Emergencia Territorial Indígena (26.160) que mantenía la suspensión de los desalojos sobre tierras comunitarias de los pueblos originarios y que allanó el terreno para el desarraigo de la comunidad Paillako a principio de este año; y el señalamiento sin pruebas como causantes de los incendios en la Patagonia. Por citar un caso, Victoria Heredia Núñez, integrante de Lof Pillan Mahuiza, cumple arresto domiciliario desde el 12 de febrero acusada del incendio en la Estancia Amancay, en la localidad chubutense de Trevelin, pese a demostrar mediante georreferenciación que al iniciarse el fuego estaba a más de 90 kilómetros.

La gente de la comunidad frente a la policía durante una inspección ocular en octubre de 2023. Fotos: Jaime Carriqueo

Absurdos

La defensa de la comunidad está a cargo de la Gremial de Abogadas y Abogados. Uno de ellos, Gustavo Franquet, le dice a lavaca ni bien concluida la primera audiencia: “Esto comenzó en 2017 y estamos en 2025; llevamos más de 7 años donde se supone que juzgados de instrucción federal, fiscalías federales, fuerzas federales de investigación como Gendarmería, la Policía Federal y Prefectura investigaron a la comunidad y no pudieron conseguir elementos para acusarlos de otra cosa que no fuera usurpación, motivo por el que ni tendrían que estar en el banquillo. El Estado argentino, desde la Constitución de 1994, reconoce los derechos preexistentes de los pueblos originarios, por lo que no puede ni debe criminalizar el conflicto territorial; en una recuperación, no hay delito. Si esto fuera juzgado como corresponde, no pueden de ninguna manera condenar a nadie”.

En cuanto a cómo abrió el juicio, cuenta: “Sólo en un par de horas que duró, ya se cometieron varios despropósitos jurídicos, aunque estamos seguros que lo más horroroso de este juicio está por venir; vamos a escuchar cosas muchísimos más jodidas, hoy fue un precalentamiento”.

¿Qué despropósitos?

Entre las barbaridades que dijeron, hubo tres que no se pueden creer. 

A una de las mujeres, Yéssica Bonefoi, la quisieron acusar de la usurpación de una cabaña, que cuando la fiscalía pidió la elevación a juicio, ni se mencionó. Fue algo insólito, porque no pueden inventar elementos nuevos. Pidieron un cuarto intermedio y cuando volvimos retiraron ese planteo porque obviamente estaba fuera de lugar. Es tanta la voluntad de persecución, de acusación gratuita, que ni se fijaron en eso.

Un segundo despropósito es que cuando se produce lo que llaman la usurpación del ex Hotel Mascardi, una de las acusadas (la machi Betiana) seguía siendo menor. Por ley de minoridad, hay todo un proceso que en este caso no se cumplió cuando se acusa a menores de entre 16 y 18 años y que ahora imposibilita al juez a dictar sentencia contra ella. Como una cuestión lógica le exigimos al juez que no la someta al juicio, y en vez de aceptarlo, dijo que lo va a decidir al final del proceso. Algo totalmente absurdo y re victimizante para la machi.

Y un tercer punto que es la pretensión de la fiscalía y de las querellas de que consideren a la usurpación como un delito continuado. Se denomina con esta tipificación a delitos como la desaparición forzada, o un secuestro, pero no a una usurpación, que es un tipo específico de hurto o de robo, en este caso de un inmueble. Si alguien comete un robo, el delito es en ese momento, no continúa en el tiempo. Ahí hay otro absurdo.

Truchos

En 2022, antes del segundo desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu, se incendió un trailer y un remolque de Gendarmería. Desde los gobiernos provinciales y nacionales se acusó al pueblo mapuche, al igual que de usurpar una cabaña. Recuerda Gustavo: “Ahí empezó toda esta farsa. Esa zona está protegida por fuerzas federales, pero señalaron a la lof y así allanaron el camino para desalojarlos”. 

Ese desalojo fue brutal, con más de 250 efectivos del Comando Unificado que irrumpieron en el territorio. Romina Rosas, una de las mapuche detenidas, estaba embarazada de ocho meses y fue golpeada y arrastrada por el piso; días después, parió a su bebé rodeada de policías. Celeste, decía esto de aquel 4 de octubre de 2022: “Me tiraron al suelo, a mí y a mi nena de 5 años. Nos apuntaron con el arma en la cabeza. Fue una cacería”.

Retoma Gustavo Franquet: “A las seis personas que están enfrentando el juicio jueces federales les dictaron su falta de mérito, porque no hay ningún elemento que los ligue a lo que se los acusa. Toda esta causa es trucha porque fue creada para criminalizar, para desalojar y para allanar a la comunidad. Y por ende, todo este juicio es trucho”.

Lafken, en mapudungún, significa espejo de agua. Winkul, espíritu guardián de la montaña. Y Mapu, tierra. Desde la lof Lafken Winkul Mapu, concluyen: “Seguimos llamando a la unión, a mantenernos fortalecidos en nuestro feientun (creencia) y esencia mapuche. A enfrentar al winka con nuestra verdad, por más que el aparato estatal utilice todos los medios a su alcance para difamarnos pretendiendo poner a la opinión pública en nuestra contra, con falsas acusaciones. Pero tenemos total confianza en la fortaleza de nuestro pueblo milenario que ha resistido y preservado el territorio a pesar de los atropellos”.

Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas

Matías Santana, la Machi Betiana, Luciana Jaramillo y Romina Rosas son cuatro de los seis acusados, durante la primera audiencia del juicio en su contra.

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