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Colony Park rechazado en el Delta: estudian prohibir los barrios privados

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Ocho horas, frío, sesenta oradores, casi trescientas personas y finalmente, la audiencia popular por el proyecto inmobiliario Colony Park obtuvo un rotundo rechazo popular. Vecinos, asambleístas, científicos y hasta los propios funcionarios del municipio dieron cuenta del impacto ambiental que significan las obras en la zona. La empresa estuvo representada por la bióloga firmante del informe ambiental, Laura Janeiro, que relativizó culpas y brilló por lo escueto de sus argumentos. Ahora, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable (OPDS) dará curso a un nuevo estudio y tendrá que  analizar las reflexiones que dejó la audiencia: se habló desde revertir los daños hasta de prohibir los barrios privados en la zona.
Colony Park rechazado en el Delta: estudian prohibir los barrios privados
Des Colony zación

La jornada duró desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la tarde del 1° de julio, tuvo sesenta oradores y una asistencia de cerca de trescientas personas entre vecinos, organizaciones, profesionales y políticos. El rechazo fue unánime. Los vecinos (que a esta altura son ya especialistas) denunciaron fundadamente los impactos del proyecto; los científicos avalaron en estudios estas percepciones; y los funcionarios aceptaron la gravedad del hecho, cosa concordante al resto pero no con sus propias acciones.
Es decir: el Municipio de Tigre intentó tibiamente una serie de cláusulas que no impidieron el desarrollo de las obras. Recién en 2010, avanzado dos años el proyecto, la justicia fue la que paralizó las construcciones. Es por eso que los vecinos consideran esta reciente audiencia como «ilegítima», en el sentido que debiera haberse hecho antes de poner ladrillo alguno. Y si así hubiera sido, sabemos, los impactos no habrían existido.
No hagan olas
Pero no es éste de Colony Park el primer ni el único emprendimiento inmobiliario que atenta contra el equilibrio natural del lugar. La burla legal de las empresas es natural en el Delta, y su regularización se intenta siempre después de denuncias y años de obras. Es decir que intentan avanzar lo antes posible sin que nadie de cuenta (en términos ribereños se trataría de no hacer olas), y cuando son denunciados, acomodan el papelerío, con el daño ya hecho. Estamos hablando de la alteración de la flora y fauna de esas islas, que podría traer desde inundaciones hasta impactos por la deforestación.
El río según Janeiro

El informe ambiental que dio pie a las obras, firmado por la bióloga Laura Janeiro, no contempló nada de esto. Y en la audiencia del viernes no supo argumentar el por qué. «Es llamativo que la empresa haya hecho una presentación tan pobre, vaga, casi insultante. La bióloga no explicó nada del emprendimiento. Incluso dijo que en el Delta ya hay desequilibrios ambientales, como justificando que otros también lo estaban haciendo», dice María Graham, vecina isleña y asambleísta. La bióloga no quiso dar su nombre al preguntársele ante la audiencia. Tampoco dejó claro si fue en nombre de la empresa o de su informe ambiental, que para el caso es lo mismo. Pero al encararla en privado, cuenta Graham, admitió que estaba en representación de Colony Park. «Me despierta desconfianza que la empresa no haya preparado su defensa. Sin duda creen que, pase lo que pase, van a hacer las obras igual», interpreta Graham.
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Los municipios
Los funcionarios de los municipios de Tigre, San Fernando y San Isidro consideraron, todos, la gravedad de la situación y comprometieron su voluntad en revertir los daños. Pero desde abril el Concejo Deliberante no se reúne y concluye el Plan de Manejo (que plantea los límites en las construcciones), hasta ahora en molde de «medida cautelar» de no muy claro alcance. Desde esas fechas que se esperan guiños políticos para dar solución definitiva. La audiencia sí fue convocada por el OPDA en pedido de los vecinos y asambleístas, aunque años después de avanzadas las obras. La jornada del viernes significó un grito contra ese tipo de emprendimientos, mostró su condena social y científica, y ahora se busca sentar legislación para la construcción de obras en la zona. En tanto, el OPDF debe expedir un nuevo informe de impacto ambiental, sin fecha, pero que en caso de avalar los argumentos de la audiencia será suficiente para recurrir a la justicia. Tampoco hay fechas – ni indicios- sobre la reunión del Concejo Deliberante de Tigre donde, recuerda Graham, el oficialismo tiene mayoría absoluta. Entonces depende todo de una sola cosa: voluntad.
TIERRA DE ALGUIEN
Presentamos aquí la nota publicada en la revista mensual Mu, número 43, sobre esta situación en el Delta. Tierra de alguien explica el impacto en la Primera Sección, y cómo Colony Park marcó una frontera: ¿De quién es el Delta?
La lancha es una cáscara de nuez que se agita en la tormenta que desatan los yates a su paso. El tránsito de embarcaciones suntuosas es incesante y expulsivo. Los isleños sólo esperan que el infierno del domingo termine para recuperar el Delta. O al menos lo que queda de él, tras la invasión depredadora de los bárbaros. Aun así, con el estómago revuelto, vale la pena recibir en el cuerpo el impacto de la lección. Sentirse literalmente pasado por arriba por la marejada que levantan vehículos enormes, carísimos e inútiles, que manejan veteranos disfrazados de capitanes que juegan vaya a saber qué juego, sin prestarle atención a sus consecuencias. Esas que dan, literalmente, arcadas.
No supe, por ejemplo, entender lo que decía el cartel que tenía la lancha colectiva con la que recorrí el mismo trayecto el fin de semana anterior hasta que la nuez me enseñó su profundo significado. «El lujo es vulgar», proclamaba. (¿Será tan sabio el conductor del transporte público o sólo se trata de un fan ricotero?)
No supe, tampoco, la importancia de un junco hasta que Martín Nunziata me lo enseñó cuando acercó la nuez a la ribera aún salvaje para amainar la sacudida. «Los juncales amortiguan el oleaje que levantan las embarcaciones. ¿Ves cómo funcionan como una protección al diluir naturalmente el impacto del agua? Contra los vallados que están construyendo las nuevas urbanizaciones, en cambio, el agua no disuelve su fuerza, sino al contrario: choca y se embrava. Eso solo ya cambia toda la condición de navegabilidad de estos ríos y canales y la hace bien difícil para botes y lanchas chicas, que son las que tradicionalmente transitaban por acá». El efecto nuez, entonces, es una de las consecuencias de la brutal transformación de la Primera Sección del Delta.
Apenas una de las tantas.
La tripulación
Martín es uno de los integrantes de la Asamblea del Delta y Río de la Plata que me acompañan en esta aleccionadora travesía. María Graham es otra y lleva una remera naranja que pintó con la leyenda «El Delta no se toca» para lucir en la marcha el 24 de marzo. La lució  para compartir su batalla en Plaza de Mayo, junto a la multitud que rendía homenaje a la resistencia a la impunidad. Pablo Laise es quien tiene el timón de la nuez, atento a las instrucciones de Martín. Hace falta más de un par de manos y ojos baqueanos para sortear el tránsito del domingo y llegar a un destino que se supone custodiado: Colony Park, uno de los tres emprendimientos que se instalaron por la fuerza en la Primera Sección y que fue clausurado siete veces por la intendencia de Tigre y denunciado por los vecinos ante la justicia, que ordenó la paralización total de las obras. Hacia allá vamos.
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La travesía
En todos los muelles de las coquetas viviendas que cambiaron radicalmente el tradicional paisaje de la Primera Sección hay ahora un cartel que espanta: «Propiedad privada». Algunos incluyen la prohibición explícita de amarrar o bajar, lo que convierte el paseo en una  declaración de principios: ningún extraño es allí bienvenido. El itinerario deja en claro que la privatización por lotes y a mansalva que se llevó a cabo en los últimos tres años redujo los espacios de recreo populares a unas pocas excepciones donde se amontonan cientos de personas. El contraste es fuerte. Kilómetros de residencias exclusivas contra metros superpoblados. El salto, entonces, no es tan abrupto cuando se pasa delante de los complejos privados, especie de country naúticos que adquieren en el Delta una característica especial: no sólo privatizan la tierra, sino que extienden su exclusividad al agua. «Canal privado. Prohibido pasar» proclama entonces el barrio Santa Mónica. Para confirmarlo ha puesto una barrera de metal y garitas de seguridad, que escenifican en un medio acuático los blindados portales de ingresos de los barrios cerrados.
En este contexto, Colony Park es una simple escalada. El problema es que una vez traspasados ciertos límites, no hay más allá: hay acá. Y lo que Colony Park representa es exactamente eso. La frontera de la impunidad. El umbral que puso en debate no un proyecto inmobiliario sino el futuro de un territorio. Quiénes son sus legítimos dueños y a quiénes responden sus autoridades.
El humedal
¿Cómo se forma un humedal? La nuez navega por los juncales que conforman la primera de esa exquisita cadena natural que por convención llamamos Delta. Son los proletarios del río, los primeros en enlazarse y tramar una compleja maquinaria que filtra porquerías y atrapa el lodo que trae la marea hasta preñarse con ceibos y sauces que fecundan otras cosas: así nace una isla. Los términos que usa Martín en su lección son más complejos. Él habla de cómo los humedales retienen y almacenan los excedentes de lluvias, mitigando inundaciones; cómo recargan las napas subterráneas, manteniendo su nivel, cómo la purifican a través de la retención que hacen las plantas y cómo van depositando en su fondo los sedimentos hasta fijarlos. Entiendo entonces que estoy frente a una fábrica de territorio que crea vidas para que, algún día, vivan con ellas los humanos.
Entiendo también la complejidad del destrozo que hizo el proyecto Colony Park cuando barrió con los humedales del arroyo Anguilas hasta desfigurarlo. La primera consecuencia está a la vista: no hay arroyo. Lo que veo, apenas la nuez traspone el cartel que proclama «Canal privado», es un inmenso espejo de agua rodeado de terrenos altos y sin árboles. «Lo que estás viendo es un modelo de travestismo de la naturaleza», me dirá Martín. Otra lección: el Delta es un territorio inundable. Esa es su principal característica, su riqueza y su gracia. Por eso las casas se construyen sobre pilares y sus habitantes aprenden a convivir con las inundaciones de forma tal que, en las últimas décadas, nunca fue necesario evacuarlos. Lo que Colony Park transfiguró, entonces, fue esa esencia. Diseñó un barrio exclusivo de tierras no inundables. En lugar de subir las casas subió el terreno sobre el cual emplazarlas. La tierra que necesitaba la sacó del fondo del arroyo, hasta dejarlo sin entrañas. Martín calcula que la nuez ahora navega sobre una profundidad de 20 metros y las conchillas que encuentro en los terraplenes levantados por Colony le dan la razón: hasta esa profundidad tiene que haber llegado el dragado para perforar la napa de agua dulce y arrastrar el lodo marino con el que rellenaron esas lomas, que en algunos tramos sobrepasan los 3 metros de altura y en otros 4.
Colony Park rechazado en el Delta: estudian prohibir los barrios privados
La ley de la trampa
Se supone que para llevar a cabo semejante proyecto, Colony Park debía contar con la autorización de la Dirección de Obras de Saneamiento y Obras Hidráulicas bonaerense, pero no. Avanzó hasta que atravesó un límite. Fue cuando un puñado de isleños no aceptó abandonar esas tierras y sus casas aparecieron quemadas. La reacción permitió organizar la resistencia a todo el proyecto y abrió un debate sobre el destino general de la Primera Sección. Esa que hasta entonces había sido catalogada como un «territorio sin ley» por el propio intendente Sergio Massa ahora se convirtió en un terreno donde los vecinos lograron imponer el debate de asuntos tan cruciales como cuál es la frontera de la propiedad privada.
El abogado Guillermo Rojas Yenni, vicepresidente de la Fundación Pro Tigre, lo explica en términos legales: «Estamos en tiempos de cambio respecto de hace 40 ó 50 años. El ambiente, después de la reforma constitucional de 1994, es un bien jurídico protegido. La comuna y la provincia han incumplido sus responsabilidades y ante las omisiones de estas dos partes, las organizaciones de la sociedad civil, y hasta cualquier ciudadano, no solamente tienen el derecho a gozar de un ambiente sano, sino el deber de protegerlo, con lo cual quien tenga conocimiento de estas violaciones y se calle la boca, es cómplice de una ilegalidad».
¿Cuál es la ilegalidad de Colony Park?
La ley provincial Nº 11.723 dice que cualquier obra que sea susceptible de degradar el ambiente debe ser sometida a un proceso de evaluación de impacto ambiental. Cualquiera que va a hacer una obra, primero debe presentar un documento donde diga qué es lo que quiere hacer y cuáles son las incidencias sobre el ambiente. A partir de esto, la autoridad estatal debe analizar y rechazar, aprobar o pedir modificaciones. Y antes de la aprobación final del estudio, se debe llamar a una audiencia pública no vinculante. Nada de esto se hizo con este proyecto.
Pero en febrero hubo llamado a audiencia pública para tratar el tema de Colony que se postergó por pedido de las organizaciones sociales…
Porque era una clara maniobra: primero hago la obra, el daño, y después cumplo con los procedimientos, de manera que formalmente están los trámites, aunque se hayan hecho al revés.
María me lo explica en la nuez de manera más simple: «Es como si nos dijeran que fuésemos al ginecólogo para pedirle anticonceptivos cuando ya estamos embarazados. Así es como han avanzado varios proyectos en el Delta y esto es algo que debemos detener muy firmemente porque si no la ley se termina transformando en parodia».
El debate
El abogado Rojas Yenni resume cuál es la situación hoy: «Lo interesante del caso Colony es que abrió un debate necesario: la planificación es anterior a la obra. Y para planificar hay que pensar en lo sistémico, no en proyecto por proyecto. Eso es lo que ahora estamos reclamando. Si se hace un estudio de impacto para un solo barrio, tal vez sea viable, tal vez no, pero acá estamos hablando de una transformación total de la Primera Sección, sin que nadie se haya propuesto pensar qué efectos tendrá el conjunto sobre un patrimonio que es de propiedad social».
La persistencia de las organizaciones sociales logró su impacto. El intendente Massa reconoció públicamente que «hay 10.500 construcciones sin declarar y con habilitaciones irregulares, entre ellas, un importante barrio náutico, con 27 casas ya construidas, cuyos valores van desde los 300.000 al millón de dólares y que no han pagado los derechos de construcción ni abonan las tasas de recolección de residuos. Hasta tienen un helipuerto sin declarar».
Finalmente, en mayo del año pasado, el municipio contrató a la consultora de la arquitecta Silvia Fajre (ex secretaria de Cultura porteña y esposa del director periodístico del diario Clarín, Ricardo Kirschbaum) para que elabore el Plan Integral de Manejo de la Primera Sección del Delta, un reclamo que habían presentado, incluso con ese nombre, las organizaciones sociales. «Es un plan integral de acciones, nuevas normativas y zonificaciones para la Primera Sección, y un consenso sobre lo que se quiere y se puede hacer en el Delta para que siga siendo Delta», señaló Massa al anunciarlo. El diagnóstico se completó en diciembre pasado y contó con la participación de especialistas de diferentes ciencias. Representa, quizá, el primer estudio integral e interdisciplinario de un territorio en plena y polémica transformación. Pero hasta ahora es secreto. La arquitecta Fajre se mostró entusiasmada por los resultados del trabajo, pero se excusó de revelarlos hasta no contar con la autorización de quienes la habían contratado. Idéntica actitud -amable, entusiasta- mostró el arquitecto Rodolfo Díaz Molina, responsable de la Subsecretaría de Planeamiento de la comuna. Informó que recibió de manos de Farje cuatro originales que entregó al ejecutivo municipal. En esa área quedó retenido «a la espera del análisis político», resume Díaz Molina.
Los resultados del estudio, sin embargo, se pueden intuir en las palabras de este funcionario, que define el territorio en disputa como «frágil» y por lo tanto, excede a la comprensión de un arquitecto,  «Y se lo estoy admitiendo yo, que lo soy. Estamos hablando de uno de los poquísimos deltas del planeta, el único de agua dulce, con una riqueza que lo convierte en un tesoro. Hay que tomar entonces decisiones muy complejas que el Estado no tomó, quizá como resultado de su retiro en la década del 90. Pero hay que entender que ese retiro fue resultado de un consenso social y, a la vez, comprender que hoy la sociedad cambió y le está exigiendo al Estado otra cosa. Es lógico entonces que nos reclamen que nos pongamos a la altura de los desafíos de estos tiempos. En ese sentido estamos en deuda».
-¿Cuál sería, según su mirada, la forma de saldarla?
-Encontrar una forma de equilibrio que sea sustentable y respete las características que tiene el territorio. Hasta ahora, la urbanización del Delta siguió las líneas de comportamiento urbanístico que tuvo el territorio de Tigre, que en los últimos 10 años recibió el impacto de la instalación de casi 50 barrios privados. La urbanización del Delta no puede ser una copia de ese proceso porque se trata de un territorio frágil, que no resiste un crecimiento desequilibrado.
En la cáscara de nuez las tres personas que me acompañan me lo explican con la misma paciencia que lo hicieron ante jueces y funcionarios y con la misma persistencia con la que lograron convencerlos o presionarlos. Me enseñarán, entonces y como moraleja, que no es la falta de diagnóstico lo que permitió el destrozo. «Es muy simple: se trata de grupos a los que no pueden pararlos porque no dan bola. Avanzan con impunidad porque la tienen. El tema entonces es quién les garantiza esa impunidad».
83 pesos la hectárea
Las crónicas periodísticas publicadas sobre el conflictivo proyecto señalan que los dueños de Colony Park son Hugo Damián Schwartz y Mónica Andrea Gramblicka. Error: el abogado de Mónica me informa que jamás pudo probar que Hugo Schwartz tenga a su nombre ni una sola propiedad. «No estoy diciendo que no sea el dueño de nada, sino que no tiene nada a su nombre». El abogado sabe de qué habla porque lidió con el juicio de alimentos que le entabló Mónica: duró más de 10 años y la llevó a la quiebra personal y de la empresa que dirigía, un salón de fiestas en el barrio naútico Marina del Norte, con el que Hugo Schwartz está fuertemente relacionado. La unión con Hugo le había dejado 2 hijas y ese negocio, que la síndica de la quiebra, Ana María Pazos, informa en un escrito  presentado a la justicia que colapsó por la «falta de dedicación de la dirección de la empresa, atento a la separación con su ex pareja y padre de sus hijos». Así de cruenta fue esa batalla.
Quien aparece formalmente a cargo de la empresa Colony es su hermano, Adrián Schwartz. Sí: el mismo nombre de Suar (aunque es otro) y el mismo nombre que figura en el Capítulo 9 del Informe de Lavado de Dinero dedicado al tema. «Los modos de constitución de empresas en el exterior», que en su presentación define de qué se trata: «A partir de fines de los años 80 las sociedades comerciales uruguayas se han hecho crecientemente presentes en la agenda de los delitos comerciales. Particularmente esto se ha incrementado en lo que tiene que ver con lavado de activos producto de la evasión impositiva, del narcolavado y del fruto de la corrupción política».
Precisamente en la lista de sociedades comerciales que cita este informe figura Better S.A., el mismo nombre de la empresa que vendió las 360 hectáreas de Colony a la familia Schwartz por el fabuloso precio de 30.000 pesos  Es decir, a razón de 83 pesos la hectárea. Ahora mismo Oscar, el vendedor de la inmobiliaria Salaya Romera, me las está ofreciendo por 2.500 dólares. Le pregunto entonces si las obras no están paralizadas, tal como ordenó la resolución de la jueza de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, y el propio municipio de Tigre. Me responde con rotunda convicción: «Las obras no están detenidas. Quédese tranquila: se lo digo yo. A esto nadie lo para».
Hasta aquí la nota publicada en Mu. Antes y después, los vecinos siguen las acciones tratando de cambiar las teorías inmobiliarias sobre esta historia.

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

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La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

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La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.

Por Francisco Pandolfi

Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.

La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”. 

Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».

Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.

En la conferencia de prensa convocada por la familia de Pablo Grillo, fotógrafo que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno lanzada por las Fuerzas comandadas por Patricia Bullrich, Fabián, su papá, habló sobre la salud de su hijo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:35:39.538Z

Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.

Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”. 

En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.

La causa, sin avances

Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.

Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”. 

La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.

Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.

Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.

Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, es junto a Paula Litvachky, del CELS, la abogada que representa a la familia jurídicamente. En este video cuenta los avances de la causa judicial:

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:54:48.310Z

Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.

Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.

Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.

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La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

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Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.

Por Franco Ciancaglini.

La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo. 

En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso. 

“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.

La que habla es una de sus hijas, Paula.

El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10. 

Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.

El arma y la palabra

Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.

Es jubilada.

Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.

Tiene tres hijas.

Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.

Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.

Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.

La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.

Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.

El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.

Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.

Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.

Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.

“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.

Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.

Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.

Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.

Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.

La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”. 

¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.

La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.

¿Necesitan algo? “Sí: paz”.

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